Relato todo (carta a un padre)

"El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices." Friedrich Wilhelm Nietzsche

Los días siguientes estuvieron llenos de aparente normalidad, iba al trabajo, de regreso a casa preparaba la comida y realizaba las tareas del hogar, tenia un trabajo a jornada completa en turno corrido, así que salia de casa cuando ella aún no se había levantado y volvía cuando estaba en su curro sobre las 15:00, ella trabajaba en un comedor infantil y hasta las 19:00 no volvía, a esa hora solía ir a entrenar y los martes y viernes a casa de mi madre para cuidar de ella y mi abuela que tampoco estaba muy fina de salud. Entre una cosa y otra de lunes a sábado por la mañana casi no nos veíamos.

Cuando volví de la comida con los amigos aquel domingo no habíamos podido hablar, ella se fue a dormir y ya no la vi hasta el lunes por la noche al ir a la cama, un “te quiero, buenas noches” fueron las palabras que oí de su boca después de la conversación del domingo.

Llegó el primer sábado tras el evento del cumpleaños, realmente no me apetecía salir y menos con sus amigas, así que le comente de alquilar un película y cenar en casa algo que le gustara, soy muy buen cocinero y a ella le gustaba mucho como cocinaba, me comento que le apetecía ir a bailar, después de todo yo entrenaba casi a diario y ella es el único “ejercicio” que hacía (cínicamente pensé que también le encantaba saltar sobre las pollas de mis amigos, el veneno ya estaba en mi mente). Le pedí que no la liara otra vez, que teníamos que hablarlo antes, ella me dijo que de acuerdo, que no iba a estar follándose cada finde a alguien distinto y que lo hablaríamos antes de repetir (ergo vas a repetir ¿no?, mi mente mantenía a estas alturas una conversación paralela conmigo).

Se preparó, cogió una de sus faldas cortas y una blusa que marcaba sus preciosos pechos, se maquilló, haciendo que su hermoso rostro fuera aun mas espectacular y salio con el coche al encuentro de sus niñas.

Yo llevaba casi sin dormir desde el domingo, dos o tres horas diarias era el único reposo que le daba a mi mente, por algún motivo, mi cabeza empezó a recordar los hecho de un año atrás, mi padre, antes de morir me pidió que cuidara de mis hermanos y de mi madre, me hizo prometer que cuidaría de mi familia y que no lloraría tras su muerte, que contra todo tiraría para adelante, que confiaba en mi y que estaba orgulloso del hombre en que me había convertido, que cuidara de mi esposa que sería la madre de mis hijos, pasara lo que pasara, él profundamente cristiano y huérfano, quería ser abuelo y ninguno tuvimos descendencia antes de su óbito, así que le pedía a su hijo mas formal que cumpliera una promesa, que diera mi palabra para cumplir esos términos, se la dí (¿que otra cosa podía hacer?).

Exactamente 5 semanas después de aquella conversación ingresó en cuidados paliativos, pues el dolor ya era incontrolable y pocos días después se le inducia un coma, el médico nos comento que su cerebro fallaría antes que su corazón, por la metástasis y los niveles tóxicos de la medicación y que sus funciones vitales seguirían mientras el sistema aportara recursos al corazón, una noche, mientras mi madre salia a comer algo, fui testigo de como su cuerpo, aun en coma, de repente se relajaba, abandonando su tensión y comprendí que su mente ya no estaba allí, que lo único que quedaba era su corazón impulsando sus funciones hasta que el agotamiento lo hiciera fallar.

Cuando volvió mi madre, se recostó en el pequeño sofá de dos plazas para los acompañantes y yo salí comer algo, mientras, algunas lagrimas intentaban escapar e iniciaba la compleja tarea de cumplir con lo prometido, una tarea que iba a ser mas dura de lo que pensaba.

Durante la exigua cena en la cafetería del hospital, prácticamente sólo, escribí una carta de despedida a mi padre, que leí en su funeral y que como un autómata, esta primera noche de soledad buscaba entre mis papeles.

Comencé a leerla, conteniendo una vez mas las lágrimas, en un esfuerzo demencial de no dejar salir la tensión acumulada, que sabía que seria imposible de parar si abría la espita.

La leí una y otra vez, intentando comprender como había pasado, que había hecho mal y de que manera iba a sobrevivir a todo esto.

Las palabras de esa carta, esa pequeña despedida garabateada en una servilleta, un trozo de mi corazón, de mi alma estaba en aquellas palabras, eran y son, una declaración de amor, tal vez la mas sincera que hice nunca y espero aún que mi padre, de alguna manera pudiera llegar a escucharla.

Hoy me he mirado en el espejo y te he visto, tanto tiempo tratando de ser distinto, de separarme de tu imagen y resulta que siempre has estado ahí. Nunca me he sentido tan orgulloso como este día en que he descubierto tu cara en la mía, padre.

Me siento tan estúpido escribiendo sobre el amor que siento por ti, sobre todo, cuando pienso que tú has pasado una vida demostrándolo a cada instante, con tu ejemplo, que creo que no seguiré haciéndolo. Después de todo, no son más que palabras, pequeñas hormigas de tinta que de forma inútil tratan de describir a un gigante.

Tú has escrito la más bella metáfora del amor, con tu vida, sacrificando tus sueños e ilusiones para que yo pudiera tener los míos y después los hiciste tuyos para ayudarme a alcanzarlos.

Gracias, te quiero padre.”

Guardé el escrito y salir a tomar el aire, caminé sin rumbo por mi barrio las siguientes dos o tres horas, solo quería notar la brisa en mi rostro, apagar el sufrimiento por un rato, intentar no pensar en el dolor que se había fijado en mis entrañas y que como una mano de hielo me retorcía las tripas.

Volví a mi hogar (¿seguía existiendo un hogar?) y me recibió la oscuridad, fiel y vieja amiga, testigo desde muy pequeño de mi angustia, mi aliada en todo momento de mi vida, fue madre cuando ella me falló y protección cuando acudí a ella huyendo de mis demonios, siempre estuvo allí dispuesta a acogerme, nunca le tuve miedo, para mi el terror habitaba en la luz, las pesadillas comenzaban cuando me despertaba. Caminé a oscuras por la casa, conociendo a la perfección su organización y disposición, me recosté en mi cuarto y dormí, serenamente, hasta que escuche la puerta abrirse, había vuelto, con un nudo en la garganta la llamé, ¿Ángeles?, si soy yo, en su titubeante voz reconocí el efecto del alcohol, busqué cualquier pista que me permitiera saber algo más.

Mi particular visita al infierno había comenzado, la duda empezaba su trabajo descomponiendo cada ápice de seguridad que aún quedara en mi, afectando de forma invisible cada faceta de mi vida, uniéndose a los monstruos que me seguían hace mucho, un ejercito al que me enfrentaba a diario y que ahora tenia otro soldado mas en sus filas.

Se cambio y desmaquillo, se acostó a mi lado y llevada por las copas, se quedo dormida, su respiración lenta y algo sonora por la postura y la bebida, resonaba como un motor en el silencio de la noche, me levanté y fui a la cocina, eran las seis y media de la madrugada, preparé un café y releí unos fragmentos de “los libros de Terramar “ de Ursula K. Le Guin. La vida es el Dragón de los reinos de fantasía, pensé, ¿como derrotar a la vida, al devenir, como cambiar la esencia de lo que somos para que la vida nos permita un nuevo destino? El amargo café, me dio su respuesta, como hacia mucho tiempo la propia naturaleza me la gritaba, sólo que no estaba preparado aún para escuchar.

Me puse a hacer la comida un rato después, uno de los platos preferidos de mi mujer, una ensalada que creé durante nuestro noviazgo y que le solía hacer, cuando debido a su trabajo, quedábamos para comer en casa de mis padres, pues se encontraba cerca de donde ella trabajaba, unos cogollos de lechuga, tomates cherry, con trocitos de manzana y jamón serrano, con unos berberechos y aliñada con un vinagre de frambuesa y un aceite de arbequina, sal rosa del Himalaya y un toque de pimienta rosa también. Un solomillo de cerdo con una salsa de manzana, seria el segundo plato, de postre, llegarían unos creppes (receta de mi padre, que era chef) con nutella.

En mi candidez, pensé que podría reconquistar su aprecio preparándole sus comidas preferidas, mostrándole aquello que solo yo podía darle, esa combinación única de talentos, capacidades y habilidades que era yo mismo.

Y por fin hablamos, durante la comida, de lo que había sucedido la semana pasada:

Me explicó que sentía nostalgia del tiempo de soltera, que siempre había tenido éxito con los chicos y disfrutaba de su reciente libertad cuando me conoció y que se había entregado a la relación demasiado pronto, y que aquella libertad y necesidad de experimentar se había mantenido despierta tras aquella conversación que tuvimos, que entendía que aquel dialogo era una autorización tacita para llegado el caso, probar algo diferente.

Mi ira crecía intensa en mis sienes, casi no podía hablar cuando le dije el origen de aquella conversación y ella bajo los ojos, me reconoció que Sergio era un amante y amigo que fue con el que primero tuvo sexo y que con el había engañado a todos sus anteriores novios, que nunca me había engañado con él y que no lo haría, porque no podría parar si volvía a estar con él, estaba bien dotado y tenia experiencia sobrada con las mujeres y hacia con ella lo que quería.

Me quede de piedra y ese día, decidí dejar la conversación aparcada, no sabia si iba a poder controlar lo que sentía, le dije que volveríamos a hablar, y ella afirmo con su cabeza, puso la tele y yo me quede solo, una vez más, con mis pensamientos, la abrace y ella recostó su cabeza en mi costado y se quedo adormilada, sentía su respiración y el calor de su cuerpo, se lo decía cada día, la quería muchísimo, incluso a pesar de lo sucedido, ese amor iba a ser puesto a prueba como nunca imaginé.

Los días fueron pasando, se convirtieron en semanas y estas en meses, aparentemente habíamos vuelto a una normalidad y todo fluía sin problemas, me había alejado de mis amigos, preguntaban demasiado, evitaba tener que mentir, nunca lo vi bien y tener que hacerlo me hacia sentir fatal, ademas me obligaba a recordar lo sucedido, con David y Susana ya vería mas adelante que hacer...Después de todo yo sabia algo sobre David que podía usar cuando mejor considerase, algo que podía acabar con él a muchos niveles...

Y llegaron las vacaciones de verano, había reservado un hotel en la vecina isla de Tenerife, con unas piscinas naturales y un entorno genial, quería llevarla por el lugar donde residí 7 años hasta que la conocí a ella. Con todo ya resuelto y a falta de pocos días, un compañero de trabajo tuvo un accidente y me vi obligado a cancelar mis vacaciones, perderíamos el dinero y el tiempo, pues ella lo tenia difícil por no decir imposible el cambiar las vacaciones, así que le dije que fuera ella sola o que invitara a alguna amiga, que ya veríamos como recuperar el tiempo.

Escogía a su amiga, Eva, y mis alarmas saltaron, no tenia pudor ninguno en engañar a su novio, por que según decía hasta casarse no le debía fidelidad a nadie, eso si en otras ocasiones si le comentabas que el podía hacer lo mismo, ella decía que lo capaba, tal vez por eso su pareja era un crio 12 años menor que ella, una manipuladora de manual. Pues con esta prenda se iba a ir de vacaciones, me juro que no haría nada mas que divertirse y que no se iría con ningún chico, y decidí darle un voto de confianza, pensaba que todo había pasado y que debía perdonar de corazón y volver a confiar en ella.

Dos días después salían hacia las vacaciones, le hice prometer que me llamaría cada día antes de dormir, sin importar la hora, que no me dormiría hasta escuchar su voz.

Legaron bien alli y el primer dia lo dedicaron a deshacer las maletas conocer el hotel y acercarse a las piscinas naturales, me llamó cansada y me comento que al día siguiente harían una excursión al Teide e irían a tomar el sol después, todo normal me dije, respiré aliviado, me dediqeu a trabajar y descansar en casa, oír música y ponerme al día con mis lecturas, por la noche esperaba su llamada y hablaba con ella un rato, todo bastante “normal” y tranquilo, la tercera noche me llamo algo mas temprano y me comento que iba a ir a la discoteca del hotel a bailar un rato, que Eva habia quedado con dos italianos y que la iba a acompañar para que no fuera sola.

Trate de tranquilizarme y le comente que no bebiera mucho y que controlase algo, me dijo que no me preocupase y que no iba a pasar nada, que como mucho les dejarían con los dientes largos, que ya habían visto suficiente en las piscinas (ella suele hacer top less, algo muy normal aquí de todas maneras). Le pedi por favor para quedarme tranquilo que me llamara cuando volviera a la habitacion, la camisa no me llegaba al cuerpo.

Me llamo tres horas mas tarde, que estaban bien y que los chicos las acompañaron a la habitacion, pero los largaron a sus habitaciones, entonces oi algo que me helo la sangre:

E – Vente ya para aquí que me has dejado cachonda perdida en la bañera y esto tendrá que arreglrlo alguien

A- Estoy hablando con Chema por teléfono....- Joder (la oí decir por lo bajini)

E- Perdona...yo...perdona

C -¿Que ha sido eso, a que se refiere?

A – Estuvimos bailando con los italianos y al subir estábamos muy sudadas y me metí a darme un baño , como la bañera era tan grande Eva se metió conmigo y bueno entre las bromas y lo cachondas que nos habían dejado los italianos, ella me dijo que se había quedado a dos velas por mi culpa y que tenia los pezones a reventar, se los toque y casi se corre al rozarlos, es hipersensible, claro con la tontería una cosa llevo a la otra y nos lo montamos en la bañera.

.

A- ¿Chema esta ahí? ¿Chema?...

A- Dime algo, cariño, estoy preocupada, que pasa, lo siento en serio, no se que pasó...

C- Ángeles vuelves en 4 días, hablamos cuando vuelvas, ahora no quiero saber nada – colgué.

Me puse algo encima y salí con una playeras a caminar, acabe llegando a la zona portuaria, donde trabajaba, saludé a la seguridad y les comenté que tenia que ir a ver un barco que tenia un problema de despacho, no pusieron objeciones y me adentré en una de las zonas menos seguras de mi ciudad en aquella época, alguien iba a recibir una tunda esa noche y no era yo.

Volví a casa con algún golpe en la cara y los nudillos algo descamados e hinchados, resonaban las palabras de mi padre, “cuida de tu familia” te doy mi palabra le respondí, pero ¿cómo?.

¿A donde me conducía esta relación? Estábamos casados, para lo bueno y lo malo, pero por otro lado, hasta donde iba a tener que soportar las humillaciones y vergüenza?. Las cosas a veces no son tan sencillas, y lo iba a averiguar en los siguientes meses.

Por la mañana un dolor agudo en la zona derecha de mi abdomen unido a una debilidad extrema me llevo hasta el hospital, una hepatitis, me ingresaron de urgencia, estaba bastante grave y pase los siguientes días en cuidados intensivos, no pudieron avisar a nadie y yo estaba inconsciente casi todo el tiempo e incoherente cuando estaba algo despierto, a los ocho días desperté en una habitación, mi mujer estaba a mi lado, así como mi madre, pese a su enfermedad y dos de mis hermanos, mi higado se había inflamado muchísimo, desarrollando una hepatomegalia, y aunque no era de origen vírico, desconocían el motivo de mi enfermedad, lo único que sabían es que llevaba tiempo avanzando hasta que colapse.

Miraba a mi mujer, que con cara de preocupación me observaba, hable algo con mi familia y cuando se marcharon, le pregunte si esto iba a seguir así, que que le pasaba, si no me quería y lo que era mas importante si no me respetaba lo mas mínimo...

Su respuesta fue brutalmente tajante, eramos una pareja liberal, así habíamos quedado delante de nuestras amistades asi que si todos suponían que yo follaba con otras tías ella no podía ser menos...

Su hipocresía me desarmó, se me disparo la presión arterial y el pulso, hasta el punto que acudió la enfermera, ella se marchó. No volvió hasta el día siguiente.

Pase un mes más en el hospital y necesite ayuda hasta para orinar los siguientes 7 meses, literalmente no podía mantenerme en pié, mi mujer me ayudo en todo momento y sabiendo el estado de mi madre y de mis hermanos cuidando de ella, era la única ayuda que tuve. No tengo queja, me cuido con cariño y dedicación esos meses y a pesar de mi mal humor por lo pasado, que no le hablaba prácticamente nada más que cuando necesitaba algo, no me abandonó ni un instante y salvo para ir al trabajo, estuvo siempre conmigo.

Cuando me conseguí levantar de la cama, no era la misma persona, la enfermedad, el estress de lo sucedido, la vergüenza y el enfado permanente con el que luchaba cada día para no explotar, me habían transformado.

Nada quedaba de aquel hombre fuerte y aficionado al deporte, débil hasta el punto de casi no poder caminar, había engordado casi 50 kilos, plantándome por encima de los 150, y con una imagen patética de mi mismo por los dos episodios vividos, tuve que afrontar la vuelta al mundo lejos de la cama que me había mantenido de rehén esos meses.

La primera cosa que hizo Ángeles cunado ya podía gestionarme solo en casa, fue quedar con las amigas para ir de fiesta.

Se puso su ropa mas sexy y salio (ya era verano otra vez) a comerse el mundo, al rato de irse lloraba desconsolado en el sofá, incumpliendo la promesa a mi padre. Sabia que no volvería esa noche y pude leer en su mirada que se iba a desquitar de todos esos meses atada a mi...