Relato Todo 8 (toma de conciencia)

"El problema es que te enamoraste de mis hojas no de mis raíces y cuando llegó el otoño no supiste que hacer" Dicho popular

Nota de autor: Lamento no haber publicado estos meses, he estado bastante mal de salud, y debido a la medicación el proceso de recordar y escribir se me esta haciendo difícil, este es un pequeño escrito que espero sirva de nexo entre el cuerpo principal y el final de la historia, mi mas sinceras disculpas hacia los/as que han seguido la serie, debido a mi situación no puedo poner una fecha para la continuación, pero intentare que sea lo mas pronta posible.


En aquel curso conocí a aquellas dos chicas de forma casual, los meses posteriores a la marcha de Ángeles, que se llevó prácticamente todo lo que había en la casa salvo los libros la cama y la cocina y baño, me dejó hasta sin tenedores, cuando le dije que le daba dos días para recoger lo que considerase, no esperaba eso, pero su madre también se había divorciado recientemente y supongo que quería volver a amueblar su casa, el tema acabó con una amenaza de denunciarme por violencia de genero si no facilitaba un trato ”favorable” en el divorcio, y decidí dejarlo estar, bastante tenía ya y solo quería pasar página, yo me quede las deudas y ella lo que tenía algo de valor. Me centre en recuperarme físicamente y mentalmente, me puse a trabajar y volque mis energías en el curro.

Ellas estaban en el borde de la piscina mientras yo nadaba hablando tranquilamente y en uno de los pases me pareció notar que hablaban del curso que tendríamos a fin de semana, salí y les pregunte si venían al mismo y me dijeron que si, eran compañeras de piso, primas, y vivían en Madrid, cuando salí de la piscina impulsándome con los brazos, se sorprendieron por mi altura y corpulencia, y por las cicatrices que adornaban mi estómago, una cirugía exploratoria de años atrás, bastante llamativa, eran jóvenes Raquel tenía 29 y Pam 23, unas tetas imponentes la primera y un culo para infartarse la segunda, yo había recuperado mi físico y a pesar de tener ya 41 años, estaba mejor que nunca.

Raquel expresó sorpresa hacia las cicatrices, “vaya cicatrices ¿no?”, las internas son peores créeme y ahí quedo la cosa, les pregunte quien era su maestro y pasamos las siguientes horas conversando después de comer, sentía que había algo de química entre Raquel y yo, aunque Pam me miraba de forma algo rara. De todas maneras en principio no les di importancia, en los siguientes días nos fuimos haciendo amigos, jugando en la piscina y en los diferentes elementos de ocio del hotel y el pueblo donde estábamos y comimos juntos en varias ocasión, ellas como yo, también habían aprovechado el viaje para pillar unos días de vacaciones, el viernes empezaron a llegar los integrantes del curso y nos distanciamos algo, aunque quedamos para comer y para la fiesta de cierre del curso.

Recuerdo vagamente a uno de los chicos de un grupo de los asistentes, que intento sobrarse con ellas y le dije algo que le paró los pies, era el típico rubio cachas pagado de sí mismo, ni recuerdo de que fue el comentario, sé que se fue a sobrar y cuando trato de intimidarme con su aspecto, me reí y le dije : “cuando quieras” mirándole a los ojos, deseaba tanto que diera un pasito hacia adelante para estamparle el careto contra el suelo, seguía enfadado, y algo debió notar porque con el rabo entre las piernas, salió de allí ligerito.

Las chicas me dieron la gracias y cambiaron su actitud.

Antes de la fiesta fui a darme un spa a las piscinas del hotel, para relajar la musculatura castigada del curso, ellas aparecieron por allí, que estaba casi vacío por la hora y que el hotel estaba casi lleno por los que entrenábamos y todos estarían preparándose para la fiesta, estuvimos hablando sobre lo sucedido, parece ser que Raquel era una chica del ambiente Swinger y el Rubito, había coincidido en alguna fiesta, divulgando este hecho después en el ambiente en que se movían, por lo que Raquel había tenido que dejar algunas amistades femeninas y algunos lugares por ese hecho, les dije que mientras una pareja sea sincera y se respeten, que más da el tiempo de relación que tengan, mientras ellos se gestionen solos, a Raquel le brillaron los ojos y antes de irnos para prepararnos para la cena, nos dimos los números de teléfono y fuimos a las habitaciones.

Cené con ellas, eran divertidas y muy vitales (con mi edad la diferencia era más que apreciable) y me lo pase bien, después en el baile posterior, estuvimos bailando, hacía acercamientos pero Raquel me ponía trabas, me cansé de jugar al gato y al ratón y después de ir al baño, comprobando que estaban de bailoteo con otro grupo de hicos más jóvenes, y ni se percataron de mi ausencia, decidí salir a tomar el aire y fumarme un puro, no fumaba más que un par de ellos al año, acompañe este con un coñac y mirando hacia dentro de la fiesta, decidí irme a dormir, todo el pescado vendido pensé, estoy hecho un viejales y ellas seguro que esperan otra cosa, mejor dejarlo así.

Dormí bien aunque antes de cerrar los ojos, algunos demonios personales enseñaron las orejas, te vas a quedar solo, nadie quiere estar contigo, les contesté “no deseo otra cosa” y caí redondo.

En la mañana me toco lidiar con algún desplante, parece ser que las chicas se fueron con dos de aquellos chicos a pasar la noche, las excusas para no hacerlo conmigo (que no querían que socialmente las señalaran) parece que con ellos no importaban, en fin más de lo mismo pensé. Uno de los maestros de aquellos chavales me intento picar  “parece que mis alumnos han pillado antes que tu con las madrileñas”, me soltó mientras me dirigía a una mesa a desayunar, lo mire tranquilo y le dije a bocajarro, “mira tienen la misma suerte que tu mujer” y sin importarme como se lo tomara me di la vuelta y seguí caminando, note barullo a mi espalda, alguien le dijo “déjalo, fuiste a sobrarte y te lo ha devuelto, déjate de historias que te destroza, estúpido”.

Aquella tarde en el aeropuerto coincidí con ellas, mi actitud fue fría y distante, Raquel se despidió de mi con un beso en los labios suave y Pam me aseguró que mantendría el contacto.

Esto daría para más, fueron meses intensos, acabe teniendo una relación “swinger” algo desequilibrada con Raquel, con infidelidades que no aguanté y que corté de forma tajante, con Pam  después de unos meses estuve follando como un loco los siguientes dos años, sin relación, y cuando ella empezó a conocer a alguien con quien acabó de pareja, terminó nuestra locura sexual y ha quedado una buena amistad, ha sido una de las pocas relaciones sexuales sanas que he tenido, aprendí mucho sobre satisfacer a una mujer y sobre mi propio disfrute, aun nos tenemos ganas, aunque jamás haría nada ahora que tiene pareja, algunos de sus consejos, aun forman parte de mi vida.

Disfrute del sexo sin amor, descubriendo en el camino el cariño y amor, el respeto que me merezco hacia mí en un proceso, sin terminar, de maduración.

Nada quedaba de la conducta de aquel chico tímido, aunque internamente seguía siendo el mismo gilipollas, había ganado experiencia con las mujeres, mala idea para protegerme y perdido gran parte de mi inocencia. Los tiempos que siguieron fue un vacío lleno de sexo ocasional, trabajo y relaciones superficiales de amistad, todo aquello que te hace bajar la guardia.

Poco a poco me fui aburriendo de esa forma de relacionarme, ya no era un problema conseguir algo de sexo, había aprendido a manejar los códigos sociales que establecen los límites y son la llave para ello, empecé a actuar de forma más habitual con la confianza y solvencia que mi aspecto y cualidades me daban, anhelaba una relación más profunda o intima con alguien, pero la piedra en que se habían trocado los restos de mi corazón parecía inmune a cualquier tipo amor.

Así pasaron un par de años, tan vacíos que casi no puedo poner nada sobre ellos aquí, curioso de mis malos tiempos tengo tanto por expresar que tengo que resumir para no extenderme en lo que parecería una queja eterna o un listado de desagravios, en cambio, lo que deberían ser “Good Times” es en realidad un enorme hueco en mi historia, pues la satisfacción efímera viene acompañada de una ausencia de huella que permita seguir su trazo en el relato de una vida

Hasta que la conocí a ella, María y como en 10 días mi vida cambió por completo.