Relato terminado
Una anécdota de un autor de esta página; ¡hay gente que no puede esperar a que TR te publique un relato!,
Ya casi termino; afortunadamente hoy no he tenido nada de trabajo hoy y las ideas vuelan en mi mente. Veo las bocanadas de huno que lanzo hacia el techo de mi oficina, disfrutando de cada atrevida y morbosa secuencia de ideas que se crean en segundos en mi cabeza, y las cuales dicto a ella que, sonriente y excitada, teclea para mí en su computadora: si pudiese dedicarme solo a esto, sería muuuy feliz haciéndolo.
" Alberto me bombeaba golpeando su pelvis contra mis nalgas insistentemente, mientras yo luchaba por sacarme de la boca el pene de mi novio. Su amigo me tenía firmemente cogida de la cintura, machacándome sin parar. Mi raja abierta estaba mojada como nunca antes; me sentía la más puta del mundo, mientras mi novio y su amigo me tenían así ensartada. Todo mi cuerpo vibraba de placer insano, al estar en cierto modo, siendo infiel a mi novio en sus propias narices: a Renato esto no le importaba, ya que podía ver cómo gozaba con la escena. Mientras sentía las bolas de Alberto golpeteándome, totalmente mojadas por mis jugos, mi novio me bajó el cierre del vestido, " le digo de un tirón, casi engolando la voz, sintiendo cómo cada una de esas palabras hace que ella entrecorte cada vez más su respiración".
Una pausa: hum, ¿cómo seguirlo?, . mi secretaria espera ansiosa que prosiga; por suerte, no me es nada difícil: estoy muy excitado hoy.
" Alberto seguía clavándome su pieza sin parar, haciendo que mis tetas se bamboleasen al ritmo de sus embestidas, pero al poco Pedro se apoderó de ellas, manoseándomelas a sus anchas " -, ¿está bien así?,
¡Mmmmh!!, ¡claro que está bien!, -, me dice ella, riéndose y frotando sus piernas bajo su escritorio.
¿Te gusta?,
¡Por supuesto que me gusta: me encanta que la hagas parecer a ella como una sucia puta, mmm!,
Siii, no solo es fanática de mis relatos: ella tiene mis mismos gustos y preferencias; goza imaginándose (supongo que a sí misma) como una jovencita, siendo humillada, degradada, forzada por todos sus agujeros, y luego gozando del ser violada por varios hombres rudos y asquerosos, como una loca enferma, gritando a la vez, de gozo y de sufrimiento.
Me levanto de mi escritorio y sigo dictándole, oyendo con infinita satisfacción sus gemiditos entrecortados mientras teclea a toda velocidad; es delicioso para mi, ver desde arriba, sus pechos apretados dentro de su blusa blanca, subiendo y bajando conforme llegamos juntos al clímax de mi nuevo relato. Sus suspiros continuos y sus pezones erectándose por debajo de su camisita abotonada hasta el cuello hacen que mi pieza se endurezca cada vez más bajo mis pantalones.
" .Me puse de pie atontada, chorreantes mi labios de semen, sintiéndome sacudida por el potente orgasmo que había tenido. Apenas me había parado cuando el resto de los chicos casi me arrancaron el vestido, dejándome en un tris desnuda, solo con las pantyes y los zapatos encima. Como en un sueño escuché la voz de Alex, casi ordenándome que me ponga en cuatro sobre el sofá: él ya estaba completamente desnudo y me aguardaba sentado, con su verga tiesa y lista para mí. Deseosa yo de recibir más, me la metí en la boca, chupándosela hasta la base. Renato estaba atrás mío, abriéndome las nalgas e introduciéndome su lengua en el ano, "
Apenas siente que yo estoy a sus espaldas, desliza su culito apretado por encima de su silla, levantándolo apenas un poco, como dándome espacio. Ella lo hace para permitirme meter mi mano por debajo suyo; mi secretaria ríe quedamente, mientras yo le sigo dictando, y a la vez le arremango la falda, buscando tener total acceso a sus nalgas golosas, suculentas.
"Abriéndome las nalgas e introduciéndome su lengua en el ano", ¡ohhh!, sí: ¡qué biennn!,
No para ni un instante de teclear, mientras aprieta ambas rodillas, comprimiendo más que frotando, su entrepierna que sé que está hirviente y mojada. Deslizo mi mano bajo ella y casi de inmediato siento el calor abrasador que ya emana de su concha húmeda:
" ¡No por favor, mi amor, nooo!!! comencé a sollozar sin control, sintiendo la cabeza de su pene forzando la estrechez de mi agujerito-, ¡la tienes muy grande, me va a doler, nooo!, ¡NOOOO!!!, ."
"La tienes muy grande, me va a doler, nooo!, ¡NOOOO!!!, .", ¡wow: qué rico relato, mi cielo!!, ¡OHHHH!!!, ¡AAAAH!!!,
No le meto la mano en la concha: agarro con fuerza su ropa interior y, tirando de ella con fuerza, hago que se le meta entre sus labios vaginales y la raja de su culo; jalando, hago que la prenda le friccione rudamente con fuerza el clítoris, sus labios rojos y carnosos, su ano entreabierto e insaciable: eso es lo que a ella la enloquece. Sigo dictando el final de mi relato y sin parar de jalar con fuerza, de adelante para atrás, sin cesar, sus bragas húmedas casi por completo con sus jugos. Ella gritaría de gozo si no fuese que estamos en horas de oficina y desde afuera, alguien nos puede oír.
¡Sigue papi, Ahhh!!, ¡Mmmhmmm!!!, Aaah!!!, ¡assií, hazme corrermeeee!!!, .
A pesar de todo, mi secretaria llega a tener un potentísimo orgasmo, tras el cual se queda jadeante, pero gozosa, frente al monitor de la compu, respirando agitadamente, casi sin fuerzas, y tecleando el final del relato. Saco mi mano de debajo de su culo y huelo con insistencia mis dedos. Están mojados y olorosos por los abundantes jugos que mi zorrita asistente ha descargado; tengo la verga a mil por hora, pero prefiero esperar a la tarde, después del trabajo, para gozar los dos a solas, jugar a recrear, paso a paso, este último capítulo, cogiendo con salvajismo, haciendo volar la imaginación, para que ella, mi secretaria y ardiente asistente, sienta como si yo y cuatro más, casi le rompiésemos todos sus agujeros, todo, al igual que lo describo en este, mi último relato.
¡Me encantó este episodio!, -, me dice entonces emocionada, y mirándome con sus ojos de mirada, a la vez tierna e impaciente, deseosa de más placer.
Gracias, -le replico con dulzura, mientras acaricio con mi mano su barbilla; pícaramente, ella trata de morderme y a la vez, de chuparme los dedos-, dale por favor los retoques de siempre,
Para que no te lo censuren, jiji, lo sé, - me dice mi secre, casi leyéndome el pensamiento.
Y luego súbelo a la página, -agrego-, ¿recuerdas mi password de Todorelatos, no?,
Sí, cielo. Ya no me lo olvido.
Sabiendo que lo hará todo muy diligentemente (como siempre), me dirijo a la puerta, mientras me abotono el saco y busco un cigarrillo en mi bolsillo: escribir relatos eróticos y fumar, son dos placeres que, afortunadamente, me puedo permitir en mi trabajo. Apenas acabo de abrir la puerta, el teléfono suena. Ella contesta.
Sí; acaba de salir, un momento, por favor, miente primero y luego me dice-, Padre Esteban, el Arzobispo está impaciente; desea leer su último escrito ya,
Suelto una bocanada de humo; afuera me esperan, me miran sonrientes, las viejitas de siempre, ¡qué fastidio!,
No haga esperar a Su Eminencia entonces, Sor Inés: por favor, envíeselo de inmediato a su correo electrónico,
(¡Hay gente que no puede esperar a que Todorelatos te publique un relato!, )