Relató lésbico.

Mi nombre es Paola y actualmente tengo 26 años; mi carácter como toda mujer latina es alegre y vivaracha. Estoy soltera y con un compromiso que me ata sentimentalmente.

Mi nombre es Paola y actualmente tengo 26 años; mi carácter como toda mujer latina es alegre y vivaracha. Estoy soltera y con un compromiso que me ata sentimentalmente. En cuanto a mi físico, aunque el caso no importe, mido 1.69 cm., tengo el cabello castaño claro y bastante largo, me llega hasta la mitad de la espalda. Mi contextura es mediana, 65 Kg., de peso y soy dueña de un cuerpo nada espectacular, pero si atractivo por las miradas que siento cuando ando por la calle. Debo decir que hasta antes de ocurrirme lo que relataré, mi vida sentimental fue muy poca y en lo sexual tuve sólo dos experiencias heterosexuales que no fueron gran cosa, pero no me desagradaron.

La historia comienza cuando tuve que emigrar a la Capital para postular a una universidad particular, ya que en la universidad de mi ciudad no había la carrera de Ciencias de la Comunicación que yo quería seguir. En esa época tenía 17 años. Mi ingreso fue al primer intento, debido a la preparación que tuve y que agradezco a mi padrastro que me dedicó mucho de su tiempo en prepararme.

Como no tenía familia en esta ciudad tuve que buscar una pensión para estudiantes y encontré una en que tenía que compartir con una chica de nacionalidad chilena, que se encontraba en mi país gracias a un intercambio estudiantil. Su nombre era Mirella y tenía 18 años (uno más que yo). Desde que nos conocimos congeniamos inmediatamente, tenía un carácter bastante extrovertido, coqueto y alegre.

Nuestros horarios de clase eran distintos y nos veíamos muy poco; generalmente era yo la que llegaba primero a la pensión. Recuerdo claramente aquel día en que llegué temprano a la pensión y me disponía a darme una ducha fría, ya que el calor era insoportable. Al momento de desnudarme para entrar a la ducha siento que abren la puerta del departamento -Mirella? - pregunté. - Si, soy yo - Ah... no te esperaba tan temprano - dije al mismo tiempo que salía para saludarla, con el cuerpo totalmente desnudo pero tapando mis partes intimas con mi toalla.

Ella al verme me saludó como siempre, con un beso en las mejillas y me dijo -Mmmm.... que rico, ¿vas a bañarte?- - Si, estaba por hacerlo- dije - Que lástima, por que venía con muchas ganas de hacerlo yo también.- respondió - Pero Mire... eso no es problema, total no tengo apuro. Si quieres báñate primero y yo espero. - Gracias, pero me da pena....... y si nos bañamos juntas? - me preguntó de la manera más normal; haciéndome tragar saliva por la inesperada propuesta y por los prejuicios inculcados en mi formación familiar.

Ella al notar mi perturbación, cambió el tema y empezamos a conversar sobre temas de estudios, al tiempo que se comenzó a desnudar . Al acabar me dijo sonriendo y dándose un giro: -Pao, es que las chilenas tenemos cuerpos u órganos diferentes? - ¿Por qué lo dices? - Por que me pareció que te incomodé cuando te propuse bañarnos juntas; mírame, tengo dos tetitas, un coñito depiladito y como todas, no crees? ... además el baño es lo bastante amplio y cabemos las dos. Que opinas?

Al decirme esto mis objeciones se fueron por los suelos y dejando caer mi toalla, le dije: - Mire...disculpa mi tonta reacción, es que me sorprendiste. Pero, al carajo con las ideas retrógradas que me metieron en la cabeza.... vamos a bañarnos!!! Durante el baño, no podía dejar de mirar los bellos senos que tenía mi amiga y esa conchita limpia, sin pelitos y ella me increpó: -tú también los tienes bonitos...jaja- rió

Me sonrojé y bajé la vista, es que en verdad eran bonitos y una debe saber apreciar no sólo los atributos masculinos y se lo dije: - Es que me gusta como se te ven, están bien puestos y la proporción es perfecta. Hasta parecen duros. No? - No lo dudes, dame tu mano- me la agarró y con toda naturalidad la llevó hasta tocar uno de sus senos, que respondió inmediatamente a mi contacto, erectándosele y los pezones.

Continuará...