Relato de una obsesión

Agónica reflexión de un amante al pensar de su amado.

Una gota de esperanza ve el futuro mejor que espera de un amor prohibido, el suelo se agrieta, una triste comparación con lo que es ahora mi corazón...

Dulces palabras salían de tus labios al cometer la ceremonia del pecado que tanto nos hizo gozar, esas palabras con el tiempo, perderán su brillar, tal y como una estrella se quiebra en la oscuridad del firmamento...

Besos, caricias, ... ¿hasta donde va a llegar nuestra historia?

Hoy más que nunca deseo verte, ¿eso es malo? Nada ni nadie va a impedir que te desee.

Tu fuerte pecho, es ahora mi consuelo de vivir en un mundo tan despreciable, ¿por qué no puedo estar junto al hombre al que amo por ser otro hombre?

La ley de Dios no me puede prohibir que ame a quien amo, eso es injusto...

La situación de riesgo a la que me he enfrentado, ¿ahora no sirve para nada?

El deseo es irremediable, y, la carne es débil... pero, eso, ¿no es bueno?...

Que más da la opinión de un millón de personas mientras te tenga a ti, una tenue voz me acoge hasta la respiración cansada de nuestros cuerpos cansados de un sobreesfuerzo superior al de cualquier trabajo pesado: Nuestra ceremonia del Pecado...

Mis labios nunca cesarán de besarte, tu cuerpo nunca cesará de hacerme suyo, nuestras almas arderán en el Infierno, en nuestro Infierno...

Esas sábanas revueltas por el jadeo y la pasión, ¿cuando dejarán de ser revueltas?¿ Hoy, mañana? respiro...

Mi ofrenda: mi cuerpo.

Las velas: tus ojos.

Una rosa sin espinas no es nada, yo no tengo protección, tu siempre me proteges, y eso me conforta; soy una puerta abierta a tus anhelos, me gusta sentir tu presencia, eso me hace feliz, pero, la felicidad no es eterna...

Nunca desee un cuento de hadas, la vida nos da sus puertas para que abramos la que queramos, pero, ¿elegí bien mi camino al lanzarme al vacío por ti?

Cuando me miras, aún me sonrojo, mi inocencia me la robaste, y te lo agradezco, me hiciste ver que la vida no es tan fácil si lo miras bien, pero de ese dolor, nació el placer...

Nunca reprimiré mis emociones, ellas son mi libertad, pero solo tu, eres la fuerza que hace que pueda volar y alcanzarte...

Tu me prometiste que me harías feliz, te lo di todo, cuerpo y alma, y, te creo, nunca me has fallado, y yo no quiero decepcionarte, me siento útil por ti, siempre he sido escoria de un mundo injusto, pero, mi pena cambió, ...¿cambió?....

La atracción de mi ser hacia ti es el pecado que he cometido, ¿por qué tengo que ser como dicen ellos, normal? Esa palabra que desde niño arrastro en mi cabeza diciendo que soy una vergüenza para la humanidad; me educaron en un mundo de injusticias, y pagarán por el daño que me han hecho, una revolución llegará de la mano de un ángel, que elevará nuestra esencia al brillar eterno hacia un Apocalipsis no muy lejano...

Profundas y sinceras son mis plegarias, que ese amor no deje nunca de avivar la llama de tu felicidad...

Relato de una obsesión.

Por: Dani B. Miralles.