Relato de un Sueño de Sumisa 3

El Principio de todo...Relato revisado...el anterior tenía un error, favor de disculparme...gracias por vuestra comprensión...En breve será publicado el cuatro y el cinco...esperadlos...

Relato de un Sueño de Sumisa 3

De cómo una sumisa le cuenta a su Amo sus más viciosos sueños.

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Bueno, quiero contarles como llegué a mi posición de esclava y como llegué a tener sueños tan vívidos… Este es el comienzo. Mi nombre es Inés, pero mi nombre de perra es puca, simplemente para que pueda ser confundido con puta.  Claro, también me llama  perra, cerda, guarra, furcia, comecoños, chupapollas, princesa, hermosa, mi niña, etc.

En mi vida cotidiana soy restauradora, y tengo un restaurante muy bonito en el centro de Madrid, pequeñito pero con muy buena atención y comida.  Mi Amo es financiero y le conocí una tarde que  fue a mi restaurante acompañado de una hermosa mujer.  Yo, que había tenido que suplir a la encargada ese día por un problema familiar, estaba trabajando.

Ellos entraron y no pude evitar mirar el llavero que llevaba el caballero.  Debido a las películas que había visto y  a varias amigas que practicaban el bdsm, pude reconocer fácilmente el símbolo bdsm en el llavero que El llevaba. El hombre que había entrado no era guapo, pero si resultón. No pude evitar ponerme colorada cuando me di cuenta que me había pillado mirándole descaradamente. El vestía un Armani y ella un vestidito de verano mono pero simple. Tan simple que se transparentaba, podía ver sus oscuros pezones y al sentarse pude comprobar que no llevaba bragas.

Yo, que soy bisexual y tengo una amiga sumisa que dice que apunto maneras de Ama, inmediatamente imaginé a la chica de rodillas comiéndome el coño en el mismo restaurante y delante de todos.  Me quedé en el limbo unos instantes.  Me sacó de ese limbo, la potente voz del caballero que la acompañaba. -Mesa para dos por favor.

Yo le miré roja como un tomate y rápidamente les acomodé en la mejor mesa.  Pensé, y no me equivocaba, que la mujer era sumisa o aprendiz de sumisa pues era muy torpe en sus movimientos y estaba muy nerviosa.  Decidí inmediatamente sentarla a ella mirando hacia el puesto de camareros para poder verle el coño empapado que debía tener y a El de lado para que no me siguiera pillando...

Educadamente pero estableciendo diferencias, les pregunté  qué deseaban para beber y El Señor preguntó si tenía champagne Cristal.  Yo le dije que si, a lo que el sorprendido ordenó una botella. Dándomelas de marisabidilla pregunté, -¿Y para la Señorita?

El me miró intrigado, como diciendo, esta sabe el rollo que nos traemos… Ella bajó la vista y El contestó…ejem…para la señorita…agua del grifo por favor.  Me retiré a cumplir sus órdenes y a El le llevé, todo con mucha ceremonia, y a ella creo que le llevé la jarra de agua más fea y el vaso más rayado que teníamos.

Oye, que tampoco estaba mal, que yo me encargaba personalmente de que la cristalería estuviera a punto.  Por mala suerte para la "señorita" hacía seis mese que no la revisaba.  El ordenó la comida de los dos, y el postre para llevar.  Yo estaba que saltaba por las paredes porque la escena no podía ser más erótica.

Por mala o buena suerte para mi, yo  ese día llevaba un pantalón pegadito blanco y en un momento que se me levantó el delantal, pudo ver El Señor la mancha que estaba dejando mi coño mojado sobre mi pantalón además de mi coño a reventar.

Cuando preparaba el postre para llevar de ellos, El Señor se levantó y se acercó a donde yo estaba.

-Si te gusta, la podemos compartir.  Es una perrita nueva que me han dejado para que la pruebe y estaría encantado de que la sometiéramos juntos.

-¿Perdón? Le contesté  medio asombrada.

-Vamos, no te vas a hacer la  ingenua ahora que me he dado cuenta cómo has mirado mi llavero, cómo la has tratado a ella y cómo me has tratado a mi y la mancha en tu pantalón justo a la altura de tu coño. Además tienes una pinta de Domina….aunque eso puede cambiar, me dijo.

-¡Ostias! Me ha pillado!

-No sé de qué me habla caballero, le dije.

El esbozó una media sonrisa, me dio una tarjeta y me dijo.

-La tendré todo el fin de semana, anímate.

Yo cogí la tarjeta excitadísima y cuando pagó la cuenta se fue…no sin antes decirme

-Venga, anímate princesa.

El otro camarero que es muy cotilla me dijo,

-Nena ¿Qué rollo más sexual os traíais en esa mesa? Ella muy sumisita y vosotros dos muy Señores…Ahí hay tomate… ¿Y te ha dejado su tarjeta? ¡Qué fuerte! Irás. ¿No?

No sé de qué me hablas, contesté y me guardé la tarjeta.

Era casi la hora de cerrar la mañana y dije

-¡Me voy! Por la tarde vendrá Estela.  Nos vemos mañana...

-Anda fieraaaaaa, ve y comete ese León

Dijo el camarero cotilla, a lo que yo sonreí y contesté

-Francis, por menos de lo que tu has dicho te habría colgado mi padre de los huevos…Métete en tus asuntos

-Au revoir Garçons!

El tonto de Francis se quedó con la boca abierta tocándose los huevos con cara de dolor.  Yo corrí al coche y ya dentro me metí un huevo vibrador en el coño y lo encendí.  Me corrí siete veces antes de llegar a casa.  Seguí masturbándome al llegar a casa.  Estaba sola, mi hija estaba en casa de una amiga y en el sofá de cuero del salón,

me metí la mano hasta el puño.  Me corrí unas cuantas veces más y luego me levanté a darme una ducha, pero antes me arrodillé frente al pozo de mis jugos que había dejado en el sofá y lo chupé todo dejando el mueble seco.  Y me dije

-¿Por qué no?

Poco sabía que esa decisión cambiaría mi vida

Me metí en el jacuzzi y me di un baño  relajante con aromaterapia incluida.  Soy una forofa de los aromas y tengo mi fragancia particular de diseño y ecológica. Las diseña y elabora una amiga para mi y me encantan…Tengo todo, desde las cremas hasta los geles de baño, agua de colonia, perfume…etc. Verbena, esa es mi fragancia.  Salí del baño y desnuda por la casa comencé a vestirme…medias a media pierna, liguero, corsette que me dejaba los pechos fuera, blusa blanca de botones, cinturón ancho negro y falda pegada negra con un abierto en un lado que quitaba el sentido y para completar zapatos negros súper altos.  Había dejado el coche fuera del estacionamiento para poder chinchar un poco a mis vecinos que siempre estaban fuera cotilleando. Vivía en un barrio tranquilo y familiar, tengo una hija. Tengo que decir que tanto mi hija como yo éramos las putas, finas eso si, del barrio. Las vecinas nos odiaban y los maridos, hijos, hermanos y tíos babeaban. Siempre que salía de casa era un espectáculo y hoy no iba a ser la excepción.  Más de una se fue indignada casi arrastrando al marido…Yo sonreí…misión cumplida pensé…Me subí al coche y salí a toda prisa.

Estaba un poco nerviosa porque no sabía lo que me esperaba.  Fui a la dirección en la tarjeta y llamé  a la puerta.  Era un chalet adosado en las afueras de Madrid.  Ella, la chica de esa tarde, abrió la puerta.  Estaba desnuda y con cara de haber llorado.

-Vaya, si es nuestra amiga, la camarera que no se entera de nada, dijo El burlón.

-Le corregí y dije, camarera no, soy la dueña del restaurante.

-¡Ohhh perdone usted señora dueña, mi atrevimiento!  ¿Gusta usted pasar a mi humilde choza? Dijo, mirándome de arriba abajo. Entré, me tomó de la mano y me dice

-¿Pero qué tenemos aquí? ¿Una Ama puta o una puta Ama? Jajajajajajaja… Yo le miré con desprecio y le espeté.

-Si me invitaste para  humillarme como a esta perra, me lo dices y me voy. No me hace falta esto.

-Vale vale, me he pasado.  Discúlpame.  Pasa y toma asiento donde gustes.

-Tu, perra atiende a la Señora.

Miré a una cubitera que tenía al lado del sofá a lo que el dijo

-Como ves sigo bebiendo Cristal, ¿Te apetece una copa o quieres algo más fuerte?

Yo escogí el champagne y el y yo brindamos mientras la perrita de rodillas nos miraba. Yo había llevado mi propia fusta y miraba a la perrita mientras acariciaba mi fusta. El me dice

-A ver qué logras tú de esta furcia, lleva toda la tarde gimoteando y aún no la he tocado. La miré con una mezcla de deseo y maldad viciosa y le dije

-Ven aquí perrita

Ella obedeció y se acercó dócilmente. Yo la examiné como me había dicho mi amiga que se hacía y luego la aparté. Con desdén y mucha prepotencia dije..

-No es la gran cosa y está muerta de miedo.

-A ver guarrita, ¿Has comido coño alguna vez? Le dije. Ella negó con la cabeza.

-Bien, ponte de rodillas delante de mi y cómeme el coño.

El Señor se divertía, porque yo estaba cometiendo muchos errores. Se daba cuenta que no tenía ni puta idea de lo que estaba haciendo, aunque apuntaba maneras.

La chica hizo lo que le dije y me corrí como una perra delante del Señor. Luego me levanté e hice que la perrita se pusiera de pié y le toqué el coño. Estaba empapada y le di diez azotes por ello…no tenía derecho…jajajajajajaja. Luego la empujé para que cayera de culo en el suelo. Cogí una vela de las muchas que habían encendidas por todo el salón y vertí cera caliente en sus marcas, la perrita gritaba de dolor. Luego la acosté sobre una mesa y le quité toda la cera seca y con aceite esencial, le di un buen masaje y la follé con los dedos. Ella se corrió y yo lamí sus jugos de mi mano.

El Señor comenzó a aplaudir y me dijo

-Fenomenal! Acabo de presenciar el primer capítulo de la peli porno que justo ahora he decidido producir y dirigir. Yo me quedé de una pieza y vi como se me acercaba con temor. Me cogió del pelo y me dijo

-No eres más que una vulgar puta con ínfulas de domina. Una cerda viciosa que no tiene ni idea de lo que haces.

Con mi pelo todavía agarrado y haciéndome daño, miró a la chica y le dijo

-Anda nena, piérdete. Ya te has corrido hoy y has comido coño. Tienes más de lo que yo te iba a dar.

Volteó la cara hacia mí y me dijo

-Y tu puta, zorra, vas a aprender lo que se hace con las furcias como tu.

-Vete! Le gritó a la otra que recogió sus ropitas y salió a la calle desnuda.

-¿Tienes ganas de ser Ama, sucia? Primero has de saber lo que es una buena puta.

Yo temblaba de miedo aunque no lo demostraba. Seguía con la mirada desafiante y cabeza alta.

-Recoge todo el desastre que has hecho!

-Yo no soy tu sirvienta! A esa la has echado hace unos instantes

PLAFFFFF!!!! Cayó su mano sobre mi cara

-Esta es mi casa y las putas hacen lo que yo diga. Recoge! Y quítate esa ropa, que en mi casa las putas van desnudas!

Yo seguí desafiándole sin moverme y el tomó mi propia fusta y me pegó con fuerza sujetándome del pelo hasta que dije, -basta! El siguió con más fuerza aún y yo comencé a llorar

-Por favor, déme el honor de recoger su casa, dije llorando desconsoladamente.

En ese mismo momento paró de azotarme.

–Vas aprendiendo cerda. Mueve ese culazo y quítate la ropa anda.

Me acarició y limpió las lágrimas de mi cara. Le odié y le amé al mismo tiempo. Me quité la ropa, recogí todo y me quedé de pié en medio del salón como esperando ordenes. El me miraba y me ordenó que me pusiera en posición de espera y así lo hice.

-Abre más las piernas de zorra, quiero ver el coño de puta que tienes. Mmm, eres una puta con pasta. Coñito bien cuidado y hasta bonito. -Mírame puta, me dijo, y pudo ver como ardía en deseo

-Eres una sucia viciosa que sólo le gusta comer coños y pollas. ¿A que no me equivoco?

-No

-¿No que? Fustazo en mis tetas

-No Señor, no se equivoca

-Así está mejor.

-Quiero que sepas que con esta perrita has dado un espectáculo lamentable y estoy seguro de que no tienes experiencia en este mundo. Yo te puedo enseñar…Tienes a tu favor ser muy viciosa y eso abre las posibilidades de uso y abuso. Pero para eso tendrías que aceptar ser mi perra. No me contestes ahora, piénsatelo y el viernes próximo, a la misma hora que viniste hoy llegas aquí. Y ya no habrá vuelta atrás, serás mi perra. Ahora vete, no me apetece follarte. Entre todas las veces que te habrás masturbado antes de venir y el numerito lesbico que os habéis montado estarás servida y muy tocada. Si es que tienes ovarios de venir el viernes, aquí te espero. Te prefiero fresquita, así que nada de tocarte ni masturbarte esta semana. Vendrás vestida como hoy y te maquillarás como lo que eres, una puta…Del resto yo me encargo.

Me puse la ropa y me fui un poco decepcionada, humillada y avergonzada. Ese desconocido me había calado. No tenía ni puta idea de lo que estaba haciendo con esa chica. A lo único que fui allí fue a divertirme un poco a costa de la chica y poco más. Sentía un miedo profundo de convertirme en la puta de ese hombre, pero no podía evitar el deseo que me ardía por servirle. O eso creía yo, no sabía lo que me esperaba, no sabía lo que significaba servir a un Amo, ya me daría cuenta.

Llegué a mi casa y después de darme otro baño me dormí profundamente. Pasé una semana de perros, nunca mejor dicho, cachonda perdida y cagada del miedo a la vez. El jueves llegó a mi restaurante un ramo de Lirios Cala Blancos precioso.

-Son para ti, me dijo el camarero

Extrañada miré la tarjeta y con un nudo en el estómago me senté a leerla. La tarjeta decía lo siguiente.

-Acepta estas flores, tus preferidas, ya lo sé, como símbolo de aceptación y perdón por el numerito que te marcaste el otro día. Me gustaría mucho que tu decisión fuera positiva.

Amo Oscar._

-¿Pero este tío qué se cree? ¿Dios para perdonarme? Anda ya y que le den pensé.

Esa noche no pude dormir y cada vez que me daba la vuelta en la cama, veía las flores. Finalmente me levanté y me puse un whisky, luego otro

-Ala, a tomar por culo, voy a ir. ¿Qué me puede hacer? ¿Darme azotes, gritarme y follarme salvajemente? Me encanta la idea, decidido…Voy…Pobre de mí

Me quedé dormida con una sonrisa. Al día siguiente llamé a Estela para decirle que no me esperara en todo el fin de semana. Que si necesitaba algo llamara a mi madre. A mi madre le dije que estaría todo el fin de semana fuera en plan relax y que mi hija se quedaría con ella, que se pusieran de acuerdo. Después de comer comencé una rutina de belleza intensa, quería estar a tope cuando me encontrara con mi nuevo "Amo" no sabía realmente lo que me esperaba.

Antes de continuar con el relato, tengo que decir que yo soy latina, caribeña, con todo lo que eso implica. Mulata, pelo ondulado largo, mucho culo, muchas tetas, pezones muy oscuros y grandes, etc.… En fin, que estoy buena y lo sé. Además soy muy creída y presumo de ello y de mi limpieza…casi todo me da asco

Me presenté en la casa del Amo a la hora convenida. El me estaba esperando y abrió la puerta con las llaves en la mano. Ven, me alegro que te decidieras y me plantó tremendo beso en la boca. Me agarró de la cintura y me metió mano por todas partes. Su lengua hurgaba en mi boca como un pene en busca del punto G femenino. Introdujo su mano en mi escote para darse cuenta de que mis pezones ya estaban duros respondiendo a su tacto lascivo. Luego separó mis piernas y buscó con deseo mi clítoris, se dio cuenta de que estaba empapada.

-No puedes negar lo puta que eres. Me soltó, -Arréglate el maquillaje, nos esperan para cenar.

Miré su entrepierna para saber si le había excitado, era mi mayor deseo…Nada.

-¿Qué miras? ¿Quieres ver si una guarrilla como tu me pone? Que tonta eres…Tu eres un juguete…una puta…a mi me ponen las señoras…no una perra esclava como tu.

Bajé la cabeza a punto de llorar y humillada. Para disipar el momento pregunté.

-¿A dónde vamos a cenar?

-Plaffff! Me cruzó la cara de una cachetada. Acostúmbrate a pedir permiso para hacer preguntas y para hablar. Además, aquí el que hace las preguntas y el que habla soy yo.

-Si Señor, respondí

-¿Ves? No estás tan mal educada después de todo

-Vamos perrita

-Bajé la cabeza y me fui con el.

Fuimos a un restaurante latino donde además de comer, se podía bailar. Según entramos en ese lugar, cambió totalmente conmigo, estuvo dulce, cariñoso atento, amable y yo ardía en deseo por El. A mis ojos era tan guapo, impecablemente vestido y formal, era perfecto!

Bailamos toda la noche, comimos del plato del otro, bebimos, reímos, nos besamos, todo perfecto. Luego salimos de ahí a eso de las dos de la madrugada ya que según el se nos hacía tarde para ir a otro lugar. El lugar al que llegamos, era completamente diferente al primero. Un garito con puerta de hierro negra, portero blanco con la cabeza rapada que de paso me miró con muy mala leche.

-Tío, la dejo entrar porque se trata de ti, que si no, esta cerda negra estuviera siendo la cena de mis perros.

Yo me asusté mucho y el me dio una mirada tranquilizadora. Entramos, y el lugar era aún más sórdido y oscuro si se podía. El comenzó a saludar a todos los hombres que se encontraban allí, y a mí ni me miraban. Al fondo del local se estaba preparando algo. Se veían chicas desnudas con collares, correas, esposas, grilletes y separadores de piernas. Vino una chica hacia nosotros blanca como un papel y sin mirarme se dirigió directamente a el.

-Buenas noches Amo Oscar.

-No nos dijo que era negra, va a ser difícil por no decir imposible colocarla aquí, dijo ella con cara de circunstancia.

-Llévatela y mira a ver lo que se puede hacer.

La chica me puso collar y correa y tiró de mí. Íbamos pasando entre filas de hombres blancos y algunos simplemente no me miraban, pero otros me escupían la cara. Yo no entendía nada. Al llegar a un pequeño cuarto con taquillas, la chica que me había llevado ahí me desvestía como si le diera asco tocarme y luego me explicó que iban a tratar de colocarme en la subasta de esclavas que tendría lugar en unos minutos y que yo al ser negra iba a ser difícil colocarme porque la mayoría de hombres que iban ahí eran nazis o simples racistas. Y que era la primera perra negra que se subastaba en el local. Que lo estaban haciendo porque el dueño del local le debía unos cuantos favores al Amo Oscar y no le quedaba otro remedio.

Pero que el tenerme allí podría arruinar su reputación por meter perras de inferior calidad en la subasta. Yo la miraba como no entendiendo nada y ella al ver mi asombro me preguntó.

-¿No pensarás que eres igual a mi? Tú eres negra, raza de esclavos, basura, escoria, merecedores de la muerte más cruel.

Yo no salía de mi asombro, pero no dije nada. Me sentía pequeñita y humillada. No me atrevía a decir nada, no fuera que me mataran por hacerlo. Me recriminaba una y mil veces por haber sido tan estupida en acceder a ser esclava de ese monstruo. La chica tiró de mí hasta el escenario, ya estaban todas las esclavas acomodadas en sus lugares y al verme llegar todos los hombres comenzaron a abuchearme y a lanzarme escupitajos. El dueño del lugar se subió a la tarima y calmó los ánimos de los hombres mientras se disponía a hablar.

-Señores, sé que este local se ha caracterizado por tener mercancía de buena calidad, pero tenía que ayudar a un amigo que necesita sacarse algo de dinero y no tenía nada más que esta cerda negra para subastar. Compréndanme y perdónenme.

Comenzaron las pujas por las esclavas y a todas las habían colocado. Yo quedaba de último y al comenzar la puja por mi, nadie dijo nada y comenzaron a retirarse. A mi se me salieron dos lagrimas y entonces vino el Amo Oscar y me dijo cortante.

-Ponte a cuatro patas y ven a vestirte. Después de semejante deshonra ni la chica que te quitó la ropa quiere tocarte.

Yo bajé la cabeza llorando humillada y me puse a cuatro patas. Estaba mi enorme ego hecho polvo.

-Creí que podría resolver un problema contigo esta noche, pero ni para eso sirves. Me estoy pensando el aceptarte como esclava. No sé si llevarte a tu casa o usarte para lo único que sirves…de agujero para descargar mis fluidos

Llegamos a su casa y me dijo que subiera. Me quité la ropa al entrar y me agarró del pelo y me acercó a su cara.

-Puta, eres una inútil, no sirves para nada. Veremos si follarte vale la pena, me dio una patada que me tiró al suelo y se quitó la ropa y se me acercó. Su cuerpo era perfecto, su polla hermosa…Comenzó a olerme de arriba abajo hasta que llegó a mi coño, al olerlo dijo

-Wow! Que olor a cloaca tienes en ese coño cerda! ¿No te lavas o que?

Bajé la cabeza y dije, si Señor, si me lavo.

-Pues hueles que apestas! Ni loco meto mi polla ahí…Ponte la ropa y vete…no sé si aceptarte como sumisa. Es que si te acepto tendré que comenzar de menos cero contigo, y enseñarte a duchar…que cerda asquerosa eres…vete….

Me puse la ropa con el ego hecho añicos y me fui a casa cabizbaja. Entré en casa y me eché a llorar en la cama desconsolada por tanta humillación…así llorando me quedé dormida hasta el día siguiente.

Al otro día por la mañana, recibo un sobre certificado y con acuse de recibo de un mensajero. Cuando lo abrí, vi que era un contrato de sumisión firmado por Amo Oscar en el que se especificaban las condiciones de la entrega. Me puse muy contenta, porque a pesar de todo quería decir que me aceptaba. Lo leí, lo firmé y entonces el mensajero me dijo que debía ir con el y entregarlo yo misma. Me puse el vestido y cerré la puerta de mi casa y di el primer paso a una nueva vida.

Gracias por leerme

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