Relato de terror

Sobre gustos no hay nada escrito, pero no hay que pasarse.

RELATO DE TERROR

La veo deleitarse golosa con el helado, lamiendo la punta para luego introducírselo en la boca hasta casi la mitad y volver a sacarlo lentamente. Tras eso, rechupetea la punta de nuevo y vuelve a engullirlo. Ese helado parece otra cosa en sus manos. Hace tanto calor que ha de comérselo con rapidez antes de que se derrita. Sus finos dedos ya están pegajosos por el líquido que gotea de la base.

Viste exiguamente, con unos pantaloncitos que apenas bajan un par de centímetros desde su ingle. Son tan ajustados que casi puedo vislumbrar su sexo. Lleva un top que deja ver su ombligo. Las jovencitas de hoy en día son tan provocadoras

Mira a un lado y a otro, buscando con sus ojos a alguien. Lleva un buen rato parada ahí. De vez en cuando, camina un par de pasos hacia este lado o a aquel, pero regresa al punto desde el cual me brinda el espectáculo de su cuerpo. Parece desconcertada.

Cuando a pasado el tiempo prudencial que me asegura que no aparecerá a quien busca, me acerco hasta ella.

  • Niñita, ¿estás perdida? Ven conmigo, vamos a buscar a tu mamá.