Relato de mi apartamento (9)
Fin de la historia. "-Lo siento, pero no voy a durar mucho más, la presión es deliciosa-."
Se puso a cuatro patas y se separó las nalgas.
Me quedé perplejo, no me esperaba eso, lo tenía depiladito. Comencé a lamerle el ano, primero noté que se tensaba. Poco a poco se fue relajando, me gustó su sabor, me gusta todo de ella, si probara sus mocos se que me gustarían, lo que siento por ella debe ser realmente amor. Con mis dedos acariciaba los labios de su sexo provocándola, introduje mi lengua en su ano. Luego probé con un dedo, dos, poco a poco se iba abriendo. Vamelia no se quejaba, al contrario, se hundía más los dedos moviendo las caderas. Me atreví a acercar mi pene a su ano pero resbaló y entró en su coño. Después de lubrificarlo bien lo saqué a disgusto del lugar tan calentito y húmedo que es mi perdición. Su ano se abría y cerraba por la excitación. Hice presión y metí la punta, un pequeño gemido de ella:
-¿Estás bien?-
-Sí-
Seguí excitándola con besos por la espalda y caricias en su pecho, se fue relajando e intenté entrar suavemente.
-Sigue- gimió- ya casi no duele.
Le hice caso y comencé a meter y sacar viendo que se dilataba, la presión era extrema sobre mi pene. Sentía que le obligaban a correrse, como si mil manos le apretasen pajeándole. Hice mi metida y sacada más rápida temiendo correrme de un momento a otro. Mientras acariciaba su sexo y le introducía unos dedos.
-Lo siento, pero no voy a durar mucho más, la presión es deliciosa-.
-Córrete, córrete dentro- me gimió.
Oírle suplicar me encantó, y se la introduje de golpe, mientras la masturbaba bestialmente, sus pechos se balanceaban como locos, la saqué y volví a meter de golpe hasta el fondo corriéndome dentro, el cuerpo de ella comenzó a estremecerse y noté como se corría en mi mano con 3 dedos dentro. De estar a gatas sobre la cama pasamos a caer tumbados uno sobre el otro, yo aun metía y sacaba juguetonamente mi pene de su trasero aprovechando mis últimos espasmos y los suyos. Notaba su corazón a cien como el mío, me puse a su lado tumbado sobre un costado:
-¿Te ha gustado?-
-Prefiero cuando hacemos el amor y me la metes por el coño- dijo sinceramente mirándome con ojos lascivos.
-Te quiero- le dije sin poder evitarlo.
Ella me beso sin poder contenerse:
-Yo también te quiero-
Pasaron las semanas, y sabíamos que después de tener el niño Vamelia tendría que buscarse un trabajo. Estuvimos mirando las posibilidades, podía recuperar su antiguo empleo y mientras buscar uno como traductora o guía turística en la gran variedad de hoteles que hay por la zona, ya que tenía la carrera de traducción e interpretación.
Se que no se puede ser más feliz, no temo que el nacimiento de nuestro hijo nos separe y nos haga tener menos momentos románticos. Mi pelirroja es muy especial y se que vamos a pasárnoslo muy bien en la cama. Y seguramente moriremos de viejos, follando como conejos, nos encontraran en el lecho con mi miembro dentro de ella. ¿Qué mejor forma de morir hay? Le he contado esto a Vamelia varias veces y se ríe, pero por el brillo de sus ojos veo que también le agrada la idea.
Espero que no sea esto el fin. Se que esto no es el fin. Hace una semana que ha desaparecido, y me sorprendo de seguir cuerdo. Lágrimas ya no me quedan, pero mi voluntad sigue en pie. Dentro de un mes dará a luz, los desaprensivos que la tengan, la secta o lo que sea no la retendrán. No puedo decirle a nadie lo que pienso en realidad.
La noche que desapareció el sueño se completó; vi como Vamelia era seguida por la mujer rubia, como la seducía, Vamelia llevaba sola demasiado tiempo y solo deseaba morir, por eso la rubia la conquistó tan pronto. La sedujo y la tuvo con ella en varios días de cacería, la tenía hechizada, vinculada a ella con algún ritual, vi como la llevaba a la masía detrás de la discoteca abandonada. Allí la seducía carnalmente con extraños vínculos de sangre. Como conseguía huir, gracias a mi llamada. Y como esa noche ella había llorado sobre mi, la noche que se marchó de mi lado, la noche que yo soñé lo que Vamelia no se atrevió a decirme, la mujer rubia la llamaba, y vi como el día del nacimiento ella la abrazaría y mi Vamelia y mi hijo sufrirían por toda la eternidad. Noté la llamada de la sangrienta mujer, pidiéndome ser ganado fresco o unirme a ella y mi Vamelia. Me negué, mi corazón no dormía y se negó a obedecer a mi cuerpo. Vamelia se resistió, no se mató por amor a su hijo, pero dudó de hacer lo mejor para él, si vivir era lo mejor para él en esa situación. Deseó que la ayudase, se que no se mató porque estaba segura de que yo la encontraría y la sacaría, no permitiré que se convierta en una chupa-sangre, ni mi hijo, y ella lo sabe. Esta noche la iré a buscar a la masía, estoy preparado, y la vampira rubia lo sabe, sabe que puedo ganarla.
Por que, ¿Qué es más fuerte que el amor?
FIN