Relato de Dunia
Una fiesta de cumpleaños se convierte en una gran follada.
Este relato lo voy a contar tal como me lo conto su protagonista, Dunia.
Hacia unos días que habia celebrado mi 18 cumpleaños, ahora tocaba celebrar el de mi amiga, Carmela, la había conocido hacia unos 6 meses. Lo celebraríamos pasando el fin de semana en su casa, estaba deseando que llegase el día, no era precisamente por estar con Carmela, sino por ver a su padre, Ramiro, de cuarenta y tantos, se había quedado viudo al poco de nacer Carmela, era un madurito interesante. Había soñado muchas veces con él, y no de forma platónica, hacía ya tiempo que había perdido la virginidad, por entre mis piernas habían pasado más de una docena de hombres, de edades muy diversas, y alguna que otra mujer, entre ellas Carmela, porque lo iba a negar me gustaba follar.
Y por fin llego, el viernes por la tarde me fui a casa de Carmela, que desilusión su padre estaba fuera, había salido a cenar con unos amigos, bueno al menos tenia a Carmela, pedimos unas pizzas para cenar, tras la cena nos cambiamos, nos pusimos el traje de noche, yo escogí camisón corto, deje el sujetador en la habitación, Carmela un pijama de pantalón corto también dejo el sujetador en la habitación.
Pusimos unas películas de video que tenía el padre, todas eran muy antiguas, pero una que estaba escondida era de sexo duro, mientras la veíamos nos fuimos calentando, Carmela metió su mano por debajo de mi camisón y me acaricio los pezones, y la correspondí metiendo mi mano bajo su pantalón, acariciando su coño, nuestras bocas se buscaron, nuestras lenguas se enredaron. Era impresionante el calentón que tenia, me habría gustado tener una polla, delante de mí, para poder comérmela; pero me debía conformar con el coño de Carmela.
- “Vamos a la cama, y allí seguimos” le dije.
- “Si vamos” dijo Carmela.
Apagamos la televisión y nos fuimos a la habitación, le quite la camiseta de del pijama, sus pechos quedaron en libertad. Carmela tenía las tetas pequeñas, pero muy firmes con unos pezones puntiagudos, incitaban a ser mordidos y así lo hice. Ella gimió de placer al sentir mis mordiscos, me quite el camisón, mis pechos quedaron al descubierto, eran mucho más grandes que los de Carmela, comenzó a manosearlos y a lamerlos. Mes sentía muy excitada, muy caliente, metí mi mano bajo mis bragas y comencé a acariciarme el clítoris y los labios vaginales, también Carmela tuvo la misma idea y sentí su mano junto a la mía, como introducía dos dedos en mi vagina, creía que iba a estallar de placer. Cuando se sintió un ruido en la puerta.
- “Debe ser mi padre” dijo, separándose de mí.
- “¿Donde vas?” le pregunte.
- “A decirle a mi padre que estamos aquí, para que no se le ocurra entrar” dijo, cogiendo la camiseta y poniéndosela.
Pensé para mi ojala se le ocurriera entrar, con la polla en la mano. Sentí ruido, y como hablaban, de pronto se abrió la puerta y apareció Ramiro, mi sorpresa fue mayúscula, no supe reaccionar y no me tape, cuando me di cuenta el ya me había visto las tetas, me tape con el mismo camisón. El silencio se podía cortar, fue roto por unos gritos ahogados de Carmela.
- “¿Qué le sucede a Carmela?” pregunte.
- “No te preocupes, está recibiendo su regalo” dijo sonriendo.
- “¿De cumpleaños?” dije inocentemente.
- “Si, y tu hace poco también los cumpliste ¿No?” dijo Ramiro.
- “Si” dije
Sentí nuevos gritos de Carmela, y voces de hombres.
- “Yo tengo un regalo para ti” dijo.
Ramiro se bajo la cremallera y se desbrocho el botón del pantalón, se saco la polla. Me quede pasma, incrédula, frente a mi esta Ramiro como había imaginado muchas veces con la polla en la mano. Se acerco a mí.
- “Ven, veras como te gusta” dijo pelándosela una y otra vez.
Aquella polla me tenia hipnotizado, deje caer el camisón y me acerque a ella, la cogí con mis manos, bese la punta de la polla, con la lengua recorrí el tronco hasta llegas a sus peludos testículos, su polla se fue hinchando, volví hacia atrás la tenía ya tiesa y me introduje la polla en la boca, lentamente me la fui comiendo, chupándosela y con la lengua acariciando la puntita, sentí como su cuerpo se estremecía de placer.
- “Para, ten paciencia” dijo, haciéndome levantarme.
Me agarro las tetas y comenzó a chupármelas y mordisquear los pezones, primero el derecho y después el izquierdo, sentí en la habitación de al lado los gemidos de placer de Carmela, me imagine que algún amigo de su padre se la estaría follando, como su padre lo estaba haciendo conmigo. Me empujo a la cama, se desnudo, me quito las bragas, y se las llevo a la nariz, para olerlas.
- “Ummm, huelen a coño caliente, ábrete de piernas, quiero saber a qué sabe ese coño” dijo agarrándome las piernas y abriéndolas.
Metió su cabeza entremedio, sentí como su boca se posaba sobre mi coño, su lengua acariciaba mi clítoris, mis labios, y como intentaba entrar en mi vagina, me sentía tan excitada, que sabía que en cualquier momento me correría, fue cuando sentí que su polla se abría paso en mi vagina, fue como una corriente eléctricas una sacudida que hizo que se pusieran mis piernas rígidas, pensé que me desmayaba, pero no fue así, pues él seguía y seguía, el placer fue en aumento, yo quería mas, el acelero el ritmo y de pronto sentí como su cuerpo se estremecía se ponía rígido, y sentía su leche entrando en mi ser.
No había quedado del todo satisfecha, yo hubiera querido más, se puso encima de mí, se puso sobre mi pecho, de rodillas sobre la cama, la polla la acerco a mi boca, tenia líquido seminal en ella.
- “Chúpamela, déjamela limpia” me dijo.
No lo pensé dos veces comencé a chupársela, su leche estaba rica muy rica. En eso en la puerta sentí una voz.
- “¿Qué tal esta?” dijo, yo no podía verlo.
- “Bien, ya me corrió, pero que se ha quedado con ganas. ¿Cómo se ha portado mi hija?” dijo Ramiro.
- “Bien, ahora Manuel se la está metiendo por el culo, mientras se la chupa a Luis” dijo la voz, que la sentí más cerca.
Como imaginaba a Carmela se la estaban follando como a mí. Sentí como me cogían las piernas y me las abrían, sentí que algo rozaba mi clítoris, pensé que sería los dedos del visitante.
- “¿Qué va ha hacer?” pregunte tontamente, puse era fácil que lo que haría sería follarme.
- “Relájate, veras como te gusta” dijo.
En ese momento comprendí que no era con los dedos con lo que me acariciaba sino con su propia polla, sentí como entraba en mi vagina, no podía verla pero era mucho más gruesa que la de Ramiro, con la follada de Ramiro me quede con ganas, al sentir aquel pedazo de carne dentro de mi sentí que volvía la excitación, y volver a ser follada. No tarde mucho en sentir que llegaba al orgasmo, intente gritar pero la polla de Ramiro que la tenía en la boca no me dejaba.
Ramiro se levanto.
- “Voy a ver a mi hija” dijo.
Por primera vez pude ver al amigo de Ramiro, tendría la misma edad de Ramiro, pero era más corpulento, me agarro los pechos y siguió bombeando, sentí que me iba a correr otra vez cuando en la puerta apareció otro amigo de Ramiro.
- “Carlos, ¿Que tal esta niñita?” dijo el nuevo.
- “Se ha corrió un vez, y creo que está a punto para otra vez” dijo.
En ese momento sentí que me corría, el tal Carlos la saco de mi vagina.
- “Date la vuelta, que Luis quiere darte por el culo, y me la chupas” dijo Carlos.
No supe oponerme, el tal Carlos se sentó en la cabecera de la cama abriéndose de piernas, yo me puse de rodillas sobre la cama, agache la cabeza por primera vez vi la polla de Carlos, era impresionante debía superar los 20 centímetros y su grosor era bestial, me costó metérmela en la boca.
El tal Luis, se puso detrás de mí, comenzó a acariciarme el coño con su lengua, y utilizando su saliva y mi fluido vaginal fue lubricando mi ano, y lentamente introduciendo sus dedos en el ano, era muy placentero, el cabrón sabia hacerlo muy bien, era increíble mi excitación iba en aumento mucho mas de lo que nunca había tenido.
De pronto sentí como Luis me agarraba por la cintura y lentamente me metía su polla por el culo, sentí algo de dolor, pero era mitigado por el placer que sentía. Unos segundos después mi boca se inundaba de la leche de Carlos, nunca había tenido tanta leche en mi boca.
- “Putita, no me dejes ni una gota” dijo Carlos
Cogiéndome la cabeza y haciendo que me tragara por completo la polla, no sé hasta dónde llego, pero tuvo que ser muy a dentro, me dieron arcadas, y posiblemente habría vomitado, pero Carlos sabía muy bien lo que hacía, la saco rápidamente.
En la puerta apareció Ramiro.
- “¿Estas satisfecha?” dijo Ramiro.
Tras el apareció el otro amigo de Ramiro, Manuel, iba desnudo, no escuchaba a Carmela, imagine que estaría exhausta. Carlos se separo y se acerco a Ramiro, le dijo algo al oído. En ese momento sentí como Luis se corría y sacaba su polla de mi culo, sentí su leche resbalar por mi trasero, me deje caer sobre la cama.
También Luis se separo de mí, pero vi como se acercaba Manuel el tercer amigo de Ramiro, era el más robusto de todos, su polla no era tan grande como la de Carlos pero no era pequeña.
- “No estoy cansada” dije.
Manuel me giro, y me abrió las piernas, puso su polla en la entrada de mi vagina, intente resistirme, pero Ramiro se acerco a mi me ato las manos a la cabecera de la cama, iba a gritar cuando en la puerta apareció Carmela, seguía con el pijama puesto.
- “No te resistas, es peor” dijo Carmela.
Había algo que no era capaz de comprender, Carmela debería estar cansada. Sentí como la polla de Manuel entraba por primera vez en mi vagina, para seguidamente salir y volver a metérmela. No sabía cómo era posible que siguiera excitada, y me gustase seguir siendo follada aunque mi mente se opusiera.
- “Ves lo que te dije, Dunia es una buena, hembra para ser follada” dijo Carmela.
Se acerco a mí, y me mordisqueo los pezones.
- “Te dije que no olvidarías esta fin de semana” me dijo al oído Carmela.
Con lo cansada que estaba alcance un nuevo orgasmo, que me dejo totalmente inerte, pero Manuel no dejo de penetrarme hasta que eyaculo, simplemente me desmaye.
Cuando me desperté, nos sabia el tiempo que estuve dormida, seguía en la cama totalmente desnuda, quise buscar mi ropa pero no la encontré, mire el reloj y eran las cinco. Me tape con la sabana, y salí al salón allí estaba Carmela.
- “Ya despertaste, ¿Como te encuentras?” dijo Carmela.
- “Bien creo, pero explícame lo sucedido, ¿Dónde está mi ropa?” dije.
- “Veo que aun no lo has comprendido” dijo.
- “¿Qué tengo que comprender?” pregunte.
- “Que el objetivo del fin de semana no era mi cumpleaños, sino tu” dijo.
- “¿Qué?” dije.
- “Que todo se planeo para que mi padre y sus amigos te follasen, creímos que no te opondrías si pensabas que a mí también me follaban, ¿Acertamos?” dijo.
Me senté, mi celebro debía procesar lo que acababa de escuchar.
- “Ósea, que a ti no te han follado, eres una puta” dije.
- “Puede, pero la que ha disfrutado siendo follada has sido tú” dijo.
Realmente tenía razón, había disfrutado siendo follada.
- “¿Y ahora qué?” dije.
- “Eso depende de ti, descansa y mañana eres libre de irte” dijo.
- “¿Y si decido quedarme?” pregunte.
- “Simplemente serás follada una y otra vez, donde, cuando y como queramos” dijo.
- “¿Te incluyes tu también?” dije.
- “Por supuesto” dijo pasándose la lengua por los labios “Ahora descansa, cuando despiertes lo veras todo más claro”
Me marche a la habitación, en la puerta me gire.
- “¿Has follado con alguno de ellos?” le pregunte.
- “Tú que crees” dijo sonriendo.
Me acosté, tarde en quedarme dormida; pero al final lo hice. Cuando desperté era ya tarde, el reloj marcaba las doce. Vi mi ropa encima de una silla. Me la puse y salí. En el salón estaban los cinco, Carmela, su padre Ramiro y sus tres amigos.
- “¿Qué has decidido?” pregunto Carmela.
Hasta aquí me conto Dunia, cuando yo la conocí, once años después, como ella misma decía era una mujer casada, amante de su marido, libre de escoger sus relaciones sexuales.