Relato corto de oficina (Marisela)

Un día de trabajo en fin de semana se torna entretenido entre mi subordinada y yo

Marisela es una chica por demás normal, de estatura baja, muy delgada casi sin curvas, pechos pequeños y poca cadera… eso si sus nalguitas son bien redonditas, morena de cabello negro… en definitiva no es de esas chicas que te pueden atraer del trabajo y menos si tomamos en cuenta que es mi más reciente subordinada y que procuro no relacionarme de ninguna forma con mi gente de trabajo… por mi parte tampoco hay nada que envidiar ni desear, soy un chico un poco pasado de quilos sin llegar a ser gordo, más bien bajo y sin nada que presumir (ni mi virilidad si es que alguien se lo preguntó).

A qué viene el párrafo anterior??, pues simplemente que he querido resaltar lo meramente casual que fue lo que a continuación les relato.

Era un domingo de diciembre, como ya se había vuelto casi costumbre las últimas semanas, le pedí a Marisela que acudiera para apoyarme ya que seguíamos con acumulación de trabajo, ella como ya era habitual, aceptó de buen agrado.

Llevábamos algunas horas trabajando, cuando tuve que poner a correr un proceso que tardaría cuando menos media hora, así que al igual que ahora decidí ponerme a escribir uno de mis relatos que por cierto no he terminado; cuando tuve la necesidad de ir al baño donde tarde un poco mientras meditaba la posibilidad de masturbarme (si, suena pervertido… pero también la realidad es que estaba aburrido y tras estar pensando en los relatos la idea sonaba bien), al volver encontré a Marisela en mi lugar (ella cuenta con mis contraseñas, así que no es raro que hubiera desbloqueado mi computadora), ella no se dio cuenta de que me aproximaba desde atrás hasta que me tuvo cerca y no pudo ocultar el hecho de que se encontraba leyendo lo que tenía abierto.

Marisela: me asustaste!! –dijo apresuradamente mientras trataba de cerrar la ventana.

Yo: Mari, de verdad que pena, deja te explico…

Marisela: No hay nada que explicar, yo no tengo porque estar leyendo lo que haya en tu computadora.

Yo: no, no… no es eso… te voy a ser honesto…en mis ratos de ocio escribo relatos eróticos… digamos que es uno de mis secretos –traté de decir calmadamente como para quitarle importancia al tema.

Marisela: y son reales?

Yo: Claro que no!!, es más cuando quieras puedes leerlos y me das tu opinión.

Marisela: Cómo crees?

Yo: El proceso va a tardar, por que no lees uno??, eso si, te advierto que son muy explícitos. –quizá la excitación del momento me ayudó a ser un poco más osado de lo que normalmente hubiera sido.

Marisela: Va!

Marisela tomó mi lugar y comenzó a leer uno que yo previamente elegí, yo estaba sentado al frente de ella, tras un momento de lectura pude notar un ligero rubor en sus mejillas, por momentos sonreía y se removía en su lugar… hasta que finalmente terminó.

Marisela: Uff!!, que imaginación.

Yo: No todo es imaginación… --durante los siguientes 15 o 20 minutos estuve platicando un poco de mi experiencias y de cómo había dado origen a mis relatos.

Definitivamente la temperatura había subido y nos notábamos más desinhibidos haciéndonos preguntas y respondiendo temas y situaciones que en circunstancias normales ni siquiera hubiéramos abordado.

Yo: situaciones y aventuras están en cada esquina o detrás de cada puerta… todo se trata de atreverse… te atreverías?? –la pregunta salió casi sola de mi boca, si bien llevaba rato dando vueltas en mi cabeza, tampoco significaba que planeara hacerla.

Marisela: queee!!!???, aquí!!!???, contigo!!!??? –se notaba ligeramente escandalizada, pero al mismo tiempo sus ojos denotaban cierto interés.

Yo: creo que nunca volvería a insinuarte algo así, así que es tu decisión… voy a ir a los baños, si decides hacerlo te espero en el de hombres, en este momento no hay nadie más que nosotros, así que no debiera de haber problema y si decides no ir regresaré en un rato y podemos hacer que nunca sucedió ésta plática. –sin dar oportunidad a mas palabras me levanté de mi lugar y caminé hacía los baños que se encontraban en las escaleras de servicio y me metí al de hombres a esperar.

Habrán pasado quizá 3 o 4 minutos que obviamente se me hicieron eternos… estaba pensando que aquello había sido mala idea, después de todo Marisela es mi subordinada y aquello incluso podía ser llamado acoso laboral… me lavé las manos y me mojé un poco la cara con la intención de salir; me estaba secando la cara cuando la puerta se abrió… Marisela entró y cerró la puerta tras de sí.

Marisela: esto no debe de salir de éste lugar por el bien de los dos.

Yo no podía dejar de verla sorprendido y excitado a la vez.

Marisela: no creo que tengamos mucho tiempo… me vas a quitar la ropa o me la quito yo?? –sus últimas palabras llevaban impregnado un tono de humor y timidez.

Yo quería hacerle preguntas sobre si estaba segura o como es que prefería ella que lo hiciéramos… pero supe que aquello rompería la atmosfera que se había formado.

Me acerqué a ella tomé su suéter y blusa al mismo tiempo, ella subió sus brazos y lentamente saque ambas prendas que deposité sobre los lavabos; ella respondió desabotonando mi camisa mientras yo trataba de desabotonar sus jeans… saco mi camisa deslizándola hacia tras de mi para ser depositada con su ropa, ella me ayudó sacando sus jean que finalmente cayeron... yo hice lo propio y tras ayudarle a quitar su sujetador ambos quedamos desnudos uno frente a l otro.. todo llevaba un ritmo fluido, no es que se requiriera un preámbulo largo, al final se trataba de sexo casual y si bien casi no había riesgo de que alguien fuera a buscarnos tampoco se trataba de tardar toda la mañana.

No puede dejar de observarla un poco… como lo dije, Mari no tenía un gran cuerpo y sin embargo estar los dos ahí desnudos era algo muy excitante… mi miembro podía dar fe de ello que ya se mostraba erguido… por su parte igual parecía estudiarme de forma discreta… ante tal escrutinio ambos tuvimos la intención de cubrirnos con nuestras manos, sin embargo decidí avanzar a ella y tomándola por los hombros la giré para que quedara de espaldas a mi y abrazándola por la cintura mis manos encontraron camino para posesionarme de sus pechos que tomé con firmeza provocando un primer suspiro y el levantamiento de sus pezones que me indicaba que su cuerpo aceptaba aquella incursión.

Comencé a besar su cuello y sus manos se posaron sobre las mías para indicarme el ritmo que debía seguir para luego dirigir una de ellas a su entrepierna donde pude notar que empezaba a estar húmeda, me dedique por un momento a frotar superficialmente para luego poco a poco deslizar mi dedo medio por su hendidura y hasta encontrar el camino que me permitió introducirlo.

Marisela se retorcía entre mis brazos hasta que en un momento me detuvo.

Marisela: Para!!, para!! –me dijo con la respiración entrecortada y girándose hacia mi.

Marisela: Tienes condones??

La pregunta casi hace que se me baje la calentura… en definitiva no soy una persona que guarde condones en su trabajo para lo que se ofrezca (o al menos no lo era en ese momento).

Yo: temo que no.—pensé que aquello marcaba el fin de la aventura.

Marisela: ok, yo tomo pastillas, pero me sentiría más segura si no terminas dentro, está bien –me dijo más recompuesta y de pronto dueña de la situación.

Con un brazo rodeo mi cuello y con su otra mano tomó mi miembro masajeándolo de arriba abajo… me miraba directamente a los ojos, como estudiando mis reacciones.

Marisela: te molesta si no te hago sexo oral?? No es algo a lo que me acostumbre?? –me dijo casi sonriendo.

Yo: no te preocupes, estas lista? –le pregunté con el fin de poseerla ya en ese momento.

Marisela: si!.

Como si hubiera sido un mutuo acuerdo (o quizá más bien porque no había muchas opciones), me dio la espalda se inclinó sobre el lavabo del baño, abrió un poco las piernas y me ofreció su trasero… desde mi posición podía ver su sexo húmedo… no esperé más, me acomodé detrás de ella y comencé a penetrarla poco a poco.

Marisela: no tienes que ser tan suave conmigo, déjate llevar.

Me detuve, acaricie su espalda, tomé su coleta de caballo que tenía y jalando asía mi le enterré toda mi virilidad en una sola estocada.

Marisela: aaaahhh!!!.

No es que hubiera sido doloroso o forzado, más bien sorpresivo… mi miembro se deslizó en su interior sin mucha dificultad… salí de ella y repetí la operación  tres veces más de forma pausada.

Marisela: aajjj!!!

Yo: estas bien??

Marisela: sigue!!.....aahhh!! –si es que Marisela iba a decir algo más fue interrumpida cuando volví a envestir.

Esta vez tomé un vaivén rítmico, podía ver su rostro en los espejos… reflejaba placer, ese placer extrañamente prohibido, no había palabras ni caricias tiernas, solo el primitivo acto de “coger”, continué por un par de minutos más, cambiando por momentos el ritmo y ángulo de la penetración… durante ese momento si ella tuvo o no un orgasmo, tengo que admitir que no me di cuenta (ni pregunte después) aunque en un momento si pude ver como sus manos se cerraban con fuerza sobre el borde del tocador, sus ojos y sus labios se apretaban.

Yo: uff… cambiemos, te parece??

Ella se incorporó girando y observando cómo pensando de qué forma podríamos acomodarnos, volvió a observar el tocador.

Marisela: espero no esté muy frio –y se sentó sobre el tocador abriendo la piernas para esperarme; hasta ese día me di cuenta que ese tocador tenía una altura ideal para ésta práctica… me acomodé entre sus piernas y volví a penetrarla… primero despacio como midiendo los movimientos… cuando finalmente nos sentimos cómodos, retomé el ritmo.

Marisela: aaaahhh!,…. Mmmmhhh!... –gemía quedamente en mi oído abrazada a mi.

Podía sentir sus pezones duros contra mi pecho, su vagina casi escurriendo… yo estaba por estallar no aguantaba más.

Marisela: no pares!!... sigue así, sigue…aaahh!!... si!!!

Yo: Mary!!... no puedo más… me voy a venir!!

Marisela: Vente!!... vente dentro no importa… ventehhh!!!... –la palabra quedó  suspendida en el aire, sus músculos se tensaron, su frente se clavó en mi hombro mientras sus manos aferraron fuertemente a mis brazos al tiempo que yo seguí moviéndome, podía sentir las contracciones de su paredes vaginales.

Ella aún no terminaba su orgasmo cuando en una descarga eléctrica empecé a venirme (dentro de ella tal y como me había dado permiso lo cual volvió más intenso el momento).

Yo: Mary!!!... aaaahhh!!!... aaaaahhh… aaaaaaaaahhh!!! –en un último empuje fuerte me quedé rígido esperando que pararan las ultimas contracciones derramándome por completo dentro de ella

Ambos respirábamos profundamente recuperando el aliento… cuando finalmente recobramos el control empezamos a reír… yo seguí dentro de ella así que en un movimiento suave y lento retrocedí… mi miembro salió y tras de si escurrió un poco de semen y fluidos.

Yo: espera! quédate ahí –le dije cuando hizo ademan de bajar.

Tomé un poco de papel de uno de los sanitarios y me aproximé para limpiarla.

Marisela: Que haces???!!! –me dijo entre avergonzada y sorprendida.

Yo: tranquila no es nada.

Una vez concluido mi trabajo (lo mejor que pude) tiré el papel a la basura y la contemple un momento mientras bajaba del tocador.

Marisela: que??

Yo: lo disfruté… espero tu también…

Marisela: Creo que ya no tendremos que preocuparnos por aburrirnos en la oficina.

A partir de aquel día tuvimos algunos encuentros más antes de decidir ya no hacerlo por múltiples temas que no vienen al caso.

Espero haya sido de su agrado ya que en esencia éste es mi primer relato de la vida real (claro que está un poco ensalzado pero no dista mucho de la verdad).