Relato casi erótico [Alba_longa]
La joven María, como muchos otros estaba acuciada por la crisis económica.
La joven María, como muchos otros estaba acuciada por la crisis económica. Ella como muchos otros, no tenia trabajo, y sus estudios que tanto le habían constado obtener, no servía de nada. Pero ella, la animosa María, había madurado un plan, después de mucho pensar, y decidir la moral de su propósito, pensó, influenciado por la teoría del mal menor, dedicarse a la profesión mas antigua del mundo, ya no podía vivir mas de sus padres, y el sexo, no le disgustaba del todo.
La ingenua María era consciente que no conocía casi nada de ese ambiente, se había dedicado a sus estudios de geología, y en el fondo había abandonado el mundo, más o menos.
Bueno, se dijo a sí misma, no hay problema que una buena enciclopedia no pueda solucionar.
Al ser la prostitución un negocio no exactamente legal, no fue fácil localizar los lupanares de los alrededores para mandarles un currículo con su carta de presentación, no olvido mencionar nada, sus excelentes notas en la universidad, sus trabajos de investigación como becaria, y sus publicaciones en revistas extranjeras, pero sus desvelos no tuvieron éxito. Casi ningún local de alterne contestaron a su solicitud laboral y las escasas respuestas que recibió no eran para nada ventajosas; no la incluirían en la seguridad social, trabajaría doce horas diarias y a comisión, con unos gastos fijos que tendría que pagar, generara o no, ingresos, cedería su pasaporte a la madame y no podría quejarse. A pesar de lo insatisfactorio de las propuesta la animosa María decidió seguir sus planes, y no era por cuenta ajena seria por cuenta propia. En sus trayectos a la universidad, había observado, que en una zona industrial, había unas cuantas señoritas que se dedicaban a vender su cuerpo. Pensó que allí ejercería la profesión que había elegido.
Y se preparó, se preparó bien, basándose en alguna película de genero, eligió cuidadosamente su vestuario, una faldita de cuando iba al colegio en la purísima, y una blusa blanca, que lavó con agua caliente, y había encogido, pero para el propósito era ideal, pero unos zapatos, busco en su zapatero, y no los halló adecuado. Bien es verdad, que los zapatos eran una de las pocas debilidades consumista de la austera María, así que fue a un centro comercial y los encontró adecuados; tacón fino, descubiertos, el hecho de que costaran 170 euros no la desanimó, pensaba amortizarlos en un solo día.
Y fue al dichoso polígono, al llegar allí, eligió una esquina que le pareció adecuada, y recibió la visita de sus compañeras de profesión, la visita no fue tan cortes como ella esperaba y ante su negativa a abandonar el lugar, la cortesana amenazó con avisar a su representante.
La instruida María pensó para si, que quizás un representante le vendría bien, al menos en los primeros momentos de su singladura; ella desconocía el negocio, y si era bueno, se ganaría su comisión. Así que cuando vio acercarse al representante, se dispuso a negociar.
El representante hablaba un extraño dialecto, mezcla de algún idioma eslavo y la jerga cheli madrileña, casi no lo entendió, pero traducido su propuesta consistía en esto:
María seria sodomizada, y le practicaría una felación al comisionista, en días alternos, de vez en cuando una paliza, daría la mayor parte de los ingresos a este y pediría un mínimo a cumplir por día, y al final debería a él más de lo que ganaba.
A la calculadora María, no le convenció la propuesta, y la declinó, lo peor fue que la abandonaran precipitadamente el lugar, perdió sus caros zapatos, que no volvió a ver.
No por ello María se desanimó, y decidió buscar otra solución, de un curso del INEM de búsqueda activa de empleo había sacado la idea de utilizar a amigos y conocidos como posibles empleadores. Recordó a Paco, era amigo, o medio amigo, siempre la había mirado bien, incluso un día se le insinuó.
Pero cómo abordar el tema, era bastante espinoso, y en otras circunstancias una insinuación de tal tipo, por parte del muchacho hubiera obtenido por respuesta una sonora bofetada. Se dirigió a la literatura clásica.
– Marinero, quieres divertirte.
– Hiii -Paco estaba sorprendido y no entendía nada, pero la insistente María, continuó.
– Quieres pasar un buen rato, tengo muchos servicios para ti.
María le mostró la lista de precios, que había elaborado, a lo que Paco le hizo notar, que quizás estuvieran un poco altos en relación con la actual coyuntura económica, así que acudiendo a la sección de contactos de Las Provincias acordaron los honorarios correspondientes. Sexo oral sin eyaculación, y penetración vaginal. 150 Euros.
Pero Paco se fue animando, y pidió platos que no estaban en la carta. Al final, oral con eyaculación, dos penetraciones vaginales y una anal, total 470 euros.
Paco a pesar de su plena satisfacción con el trabajo de María, le confesó que también estaba en el paro, y solo cobraba el subsidio, y se acordó un plan de financiación, treinta euros semanales hasta saldar la deuda.
Paco marchó apesadumbrado, no solo por la sensación de haber timado a una buena amiga, sino por las ganas de repetir, que sin lugar a dudas hubiera hecho si dispusiera de liquidez.
A pesar del relativo fracaso de su experiencia la animosa María, no cedió, Paco le había descubierto la posibilidad de los anuncios por palabras, serían un buen lugar donde promocionarse. Estudió atentamente dichos anuncios, y descubrió algunas cosas curiosas; la mayoría, eran no profesionales, se anunciaban como amateur, ella no lo haría así, mentiría, y exageraría su profesionalidad, pensaba que eso le daría una ventaja competitiva, también, se hacia mención a dos idiomas; el francés y el griego. Lo del francés lo podía entender a fin del cuenta Francia era el país del adulterio, pero el griego, y además griego profundo, lo ignoraba, no daban mas información, griego moderno o el antiguo idioma de Jenofonte. Daba igual, ambos idiomas no eran dominados por la políglota María, podría lo que sabia, el mitjà y el first certificate, bueno algo es algo. Y añadiría, ella era una chica limpia y aseada, eso siempre se valora, o no.
Así quedo el anuncio que apareció en el levante.
Profesional.
Mitjà, y first certificate
limpia y aseada
Luego añadía un número de móvil, se acababa de comprar y era de tarjeta, que no añadiremos aquí.
Sin embargo nadie llamo.
Y paso un día más.
Y no llamaban.
La desconsolada María estaba apunto de abandonar su propósito cuando el teléfono sonó.
– Hola, he leído tu anuncio en el periódico, y bueno, tenia curiosidad ¿Puedo hacerte una pregunta? ¿Tú que vendes?
– La sorprendida María no sabia que decir, así que no se fue por las ramas, fue directa- soy prostituta.
– Anda ya, pues en el anuncio es una cosa que no queda muy claro.
– Bueno, al ser la prostitución una actividad básicamente ilegal, aunque reconozco que hay cierta permisividad social, no quería dejarlo todo claro, sino dar un margen, como en el resto de los anuncios que he visto.
– Bueno, te lo tendrás que currar más, ¿cuanta gente ha contestado a tu anuncio?
– Eres el primero.
– Y llevas mucho en el oficio.
– En realidad, bueno, no, solo he tenido otro cliente, y la cosa no fue muy bien.
– Ya veo. ¿Y cuantos años tienes?
– 23.
– No me jodas, 23, bues vente al Castillo del Jubilado de Torrente, y
– Antes de nada, y esto lo digo pues ya he tendido malas experiencias, les diré los precios de los servicios, y elegís lo que queráis, aviso, cobraré por adelantado.
– Bueno pues entonces te llamaré.
– Al final, el cliente llamó, por lo visto era un jubilado que estaba en una residencia de ancianos, y que quería divertirse, estuvo eligiendo el menú media hora, cambiando los platos de la carta, y preguntando repetidamente los precios pero al final se quedó con una penetración vaginal, precedida de una felación, la hora convenida era las cinco y media de la tarde. No muy adecuada para estos menesteres pero cuando se podía visitar a los ancianos.
Quedaba otro problema, el vestuario, el traje de colegiala traviesa había quedado inservible tras la fogosidad de Paco, así que buscaría otro. En los chinos, era una suerte, los chinos tienen de todo, hasta trajes de fulana. Consiguió al increíble precio de 6 euros un disfraz de enfermera buscona ¡que encima le quedaba pequeño, perfecto! El jubileta, le había dicho que cuando llegara al Castillo del Jubilado de Torrente se presentara como su nieta, así lo hizo y subió a la habitación convenida. Llevaba naturalmente un abrigo que cubría su disfraz.
Cuando entró se llevo una sorpresa, había cuatro migueletes y el que debía ser un nieto de uno de ellos.
La resabiada María advirtió que si había más de un cliente tendrían que pagar aparte, pero en seguida se le aclaró el entuerto. Eran demasiado viejos y demasiado pobres para poder pagar por sus fantasías sexuales, así que juntaron su dinero, y encargaron al sobrino de uno de ellos que lo realizara, el resto solo miraría. A la suspicaz María no acababa de cuadrarle el asunto, pero bueno, estaban dispuestos a pagar por adelantado y ya había cogido el metro, así que accedió.
La felación fue rápida, el chaval, que afirmaba tener ya dieciocho, por el acné parecía dos menos, no aguanto, y la esperanzada María, creía que la penetración también lo seria. De hecho lo fue, en muy pocos minutos el chico perdió su doncellez, aunque, afirmaba haber tenido múltiples
Y variadas relaciones anteriormente.
La satisfecha María, se disponía a marchar de allí, tras un trabajo bien hecho, y que carajo, fácil.
Los vejete estaban contentos, pero les supo a poco.
– Espera.
Se reunieron, acusaron al chaval de falta de profesionalidad, y utilizado un vocabulario propio del oficio, que la ingenua María desconocía, le solicitaron nuevos servicios.
La curiosa María, exigió que le explicaran en términos más científicos sus peticiones, y les mostró sus precios. Además supo que en Internet, encontraría ejemplos de tales prácticas, e incluso en la calipedia una definición detallada de cada uno de ellos.
Los jubiletas no disponían de demasiados recursos, y con todo lo que pudieron reunir únicamente dio para otro servicio. Y descubrió al fin, por que en los anuncios ponía griego profundo. El ya no púber, estaba cansado, y fue más lento, y más doloroso, pero bueno habían pagado por adelantado.
Al marcharse por fin, de despidió de todos ellos. Al volver a Valencia, se sintió incomoda al sentarse en los asientos del metro.
La desilusionada María, hizo balance, y no podía ser muy positivo, un chulo que la persiguió, un servicio a pagar a plazos, y una sesión con unos vejetes y un crió, poco dinero y degradante, nada de la prostitución de lujo, que ella se imaginaba, con ejecutivos y jeques que te ponían un piso, pensó dejarlo, y ponerse a fregar escaleras, es mas ya lo tenia decidido, cuando, sonó el teléfono.
– Hoy Omero el del castillo del jubilado de Torrente, ¿que precio nos arias por una Big Band?
– No se que es eso, lo miro en la Wikipedia y ahora te digo.
Y el resto, eso ya es otra instoria.
Relato procedente del XX Ejercicio de Autores de TodoRelatos: "Erotismo en tiempos de crisis económica".