Relato 61- El cumpleaños de una madura caliente.
Pablo quiso regalar una gran polla a su esposa en su 45 cumpleaños y desde luego el regalo a ella le gusto mucho. lo pasamos muy bien y prometimos repetir a la vuelta de vacaciones.
GRACIAS A TOD@S LOS QUE SE INTERESAN POR MIS RELATOS Y ADEMAS ME ESCRIBEN POR PRIVADO. ESTOY ENCANTADO DE QUE GRACIAS A ESTOS RELATOS ME CONTACTEN PAREJAS (43 INTERESADAS EN QUEDAR Y CONOCERNOS ) Y 17 CHICAS QUE QUIEREN VIVIR MOMENTOS INCREIBLES COMO REFLEJO DE LOS RELATOS QUE ESCRIBO.
POR SUPUESTO SIGO ENVIANDO FOTOS A TOD@S Y AGRADEZCO QUE COMENTEIS EN LA WEB LO QUE OPINAIS DE LO QUE ESCRIBO.
El pasado lunes recibí un mail de un caballero que me pidió fotografías y si le podía dar mi teléfono, ya que quería proponerme un tema interesante.
Remití las fotografías y el viernes recibí la llamada esperada al mediodía como habíamos quedado.
Diga. Respondí al número oculto.
Hola Juan, soy Pablo, gracias por tu amabilidad. Dijo.
Nada, hombre, ¿tu dirás que precisas? Pregunté.
Juan, mira, mi esposa Rosario, esta de cumpleaños el jueves 12 de agosto y tenemos organizado una comida familiar, después de eso, nuestro hijo se irá con mis cuñados y nosotros nos quedamos solos, empezamos las vacaciones este fin de semana y nos gustaría poder disfrutar un buen momento en tu compañía. Comentó.
Bueno, por mi parte no hay problema, yo de hecho, estaré libre porque me tomo unos días hasta fin de mes y puedo organizar para no tener que pasar a trabajar el viernes y así podemos quedar tranquilamente. Dije.
Bueno, sabes que como te escribí en el mail, estamos a 150 kilometros de distancia de tu trabajo, espero que no sea un problema. Dijo.
Para nada, es más, después de quedar con vosotros desde hay me voy al pueblo de vacaciones, la distancia desde aquí o desde ahí, prácticamente es igual, por lo tanto, cuenta conmigo. Dije.
Perfecto, si pudieses estar sobre las cinco por aquí seria genial. Dijo.
Si, claro, salgo sobre las dos de trabajar, me doy una ducha recojo ropa y me voy, llegó perfectamente. Dije, pensando en que si tomaba la autopista en una hora más o menos estaría allí.
Genial, bueno ya viste las fotos de Rosario, ¿Qué te pareció? Preguntó.
Una señora preciosa, a pesar de no ver su cara, ya me la imagino. Dije.
Jajaja, esta muy buena y es muy fogosa, le encanta follar duro y no se cansa nunca, es una loba, jajajaj. Es multiorgásmica, el primero le cuesta, pero luego goza como una perra. Comentó.
Me alegro, siempre está bien que les guste disfrutar, eso es bueno para ti. Dije.
Jajaja, a veces acaba conmigo, jajaja. Ya te dije, llevamos 18 años juntos, es mi segunda esposa y le llevo 14 años, ya no es lo mismo, ella cumple 45 el jueves y sabes que a esa edad necesitan gozar mucho y bien, yo quiero que la trates como una señora, pero le des duro y la hagas gozar y pedir, basta. Comentó.
Bueno, pero a mí me gusta que participes, Pablo, que estemos los dos con ella y que viva cosas únicas. Dije.
Bueno primero vosotros y luego ya me incorporo, tengo unas fantasías que te contaré al verte. ¿Te parece bien que quedemos el jueves en la cafetería DDDDDD?.
Si tranquilo, estaré allí a las cinco como me indicas.
Nos despedimos y cada uno a lo suyo.
El jueves día 12 por la mañana, mi queridísima Conchi, me despertó a las ocho de la mañana con una buena mamada y cabalgándome como una loba, gozó de un buen polvazo, pero yo me quedé sin correrme.
Me fui al trabajo y rápidamente puse todo en orden y sobre las once bajé a tomar un café, en la zona de comedor, estaba Aurora y me dijo.
¿Te vas unos días por lo que me dijo Maribel?
Si, vendré un par de veces en estos quince días, pero me apetece desconectar un poco, llevó muy mal la puñetera pandemia y me apetece disfrutar de tranquilidad. Me voy al pueblo, ya avisé a mi tía que pasaría el fin de semana allí.
Y me dice.
Igual, vamos a verte algún día, ¿si quieres?
Claro, que sí, por supuesto y pasáis unos días si puedes. Dije.
Bueno, veremos como me organizo, el lunes viene Jesús y veré como planificamos, no podemos estar tu y yo fuera, pero tranquilo. Dijo.
Perfecto. Dije mirándola de arriba abajo, estaba espectacular, preciosa. Y no perdí oportunidad, no había nadie próximo y le solté.
Estas buenísima, estoy empalmado como un toro, tus efluvios me ponen a cien. jajajaj.
Eres un listo, jajaja, pero no te diría que no, jajaaj. Dijo.
Jo Aurora, porque no echamos un buen polvo en el baño de mi despacho, no creo que nadie venga a dar por saco. Dije.
Bueno, bueno, estás loco y si entra alguien. Dijo.
Jo, cierro el despacho y luego sales por el altillo, nadie va a desconfiar que vayas al almacén. Dije.
Bueno, tu sube y veo lo que hago. Dijo.
Unos veinte minutos después estaba de rodillas chupando mi tranca en el baño y estuvimos cuarenta minutos follando hasta que nos corrimos los dos. Lo pasamos genial y a mi me salió la calentura de la mamada y el polvo de Conchi que no me llevó a descargar.
A las dos me fui a la casa rural, comida, ducha y salir de viaje para conocer a Pablo y Rosario.
Como había calculado, llegué casi media hora antes, mandé un whatsapp y me escribió Pablo diciéndome que acababan de llegar.
Aparqué a cien metros y fui caminando hacia la terraza de la cafetería. No tardó Pablo en mirarme y preguntar:
Eres Juan, ¿verdad?
Si, tú eres Pablo, encantado. Le di la mano. El giro y dijo:
Rosario, este chico es Juan.
Encantada, Juan. Me hablo de ti mi marido. Dijo.
Un placer conoceros, perdonar que llegase un poco antes de lo previsto. Dije.
Para nada, acabamos de llegar. Dijo ella.
Comenzamos a charlar y no tardó el camarero en traerme un café solo doble, eso sabéis que me pone a cien y no me deja bajar la guardia, jajajaj.
Charlamos un buen rato, sobre todo del buen tiempo y de la comida del cumpleaños y ya habían pasado como 45 minutos y dice Pablo:
Porque no vamos a casa y nos damos un chapuzón en la piscina y tomamos algo tranquilos.
Si, Pablo, estaremos más tranquilos allí. Dijo Rosario.
La miré, estábamos sin mascarilla, tiene una cara preciosa, unos ojos claros entre verde y azul, un cabello con mechas rubias, llevaba puesto un vestido de flores fucsias enormes y un fondo blanco, marcaba las caderas y se notaba un buen pecho, porque el sostén le juntaba el canalillo delante. Una autentica jaca, en la cuarentena, estas mujeres son divinas de la muerte para follar. Pero no era solo su físico lo que impacta, es la cara de folladora y como todo en ella transmite sexualidad y una erótica brutal. Es una hembra que dice sin hablar estoy para follar, como una loca.
Quise pagar, pero Pablo, dijo:
Está pagado.
¿Como es eso, si no te moviste de la mesa? Pregunté.
Jajaja, la cafetería es nuestra, la atiende mi hijo mayor, se la monté para él, no le gusta la fabrica y le encanta la hostelería, tenemos esta cafetería y cuatro pubs para la noche, solo abre los fines de semana.
Vaya, interesante. ¿Te puedo preguntar que fabricas?
Si, claro, fabrico perfil de aluminio en una de las fabricas y en la otra hago ventanas, puertas y mamparas de aluminio y pvc. Dijo.
Vaya, muy buen negocio. Dije.
Lo fue ahora llevamos unos años un poco más parados, pero tengo aún 130 trabajadores. Dijo.
Genial es un buen grupo, tienes bastante gente y eso exige esfuerzo y estar centrado para no desviarse de los objetivos. Dije.
Hablaremos de eso, ya se que asesoras empresas, pero ahora es mejor que nos vayamos y pasamos la tarde en la piscina. Dijo.
Salimos y dejamos pasar a Rosario delante, miré por detrás el culazo de la hembra, esta buenísima, pensé.
Juan, mira. Dijo Pablo bajando la voz, entregándome una cosa en la mano.
¿Qué es? Pregunté.
Es el mando del consolador que tiene puesto Rosario, es una mariposa para el coño, la pone muy perra. Dijo.
Ahh, perfecto. Dije, en ese momento pensé si va con él para que me lo da.
Rosario, tu vas con Juan, yo paro un segundo en la fabrica y cambio el coche, así me cambian aceite y lo dejan listo. Dijo.
Vale, pero no tardes. Dijo ella.
Solo dejar el coche en mantenimiento y coger el otro. Voy volando. Dijo.
Abrí la puerta del coche para que entrase Rosario, me dio las gracias y arrancamos una vez que encendí.
Notaba que ella unos minutos después de sentarse, abría y cerraba las piernas, inconscientemente. No desaproveche la oportunidad, le dí al mando y se asustó.
Ehhh, ¿cómo tienes el mando? Preguntó.
Me lo dio tu marido, me dijo que te pusiese muy perra para que goces esta tarde todo lo que quieras. Dije.
Jajaja, eres muy directo, jajaj, ya leí varios relatos tuyos, no te imaginas como me mojé. Dijo, mientras el consolador le trabajaba el coño.
Me alegro, trato de escribir lo que vivo sin adornos. Dije.
¿Vas a escribir sobre nosotros? Preguntó.
Eso, como quieras, no tengo problema. Dije.
Me encantaría leer lo que sientes estando con nosotros y bueno, mi segundo nombre es Rosario, jajaja, puedes llamarme así y el suyo es Pablo, jajaja. Por lo tanto, ya tienes nombres, son reales, pero no los usamos cotidianamente. Dijo.
Bueno, espero que lo pasemos bien y luego decidimos como lo escribimos. Dije.
Genial. Dijo. Esta es nuestra casa, espera que abro el portón.
Esperamos mientras abría el portal de acceso y aceleré el consolador, lo notó y dio un gemido, estaba caliente como una nutria en celo, apretó las piernas y me dijo:
Estoy empapada, dios mío, jamás imaginé esto, estoy supercaliente.
Tranquila, que tenemos toda la tarde para aliviarte, ¿si quieres? Dije.
Lo estoy deseando, ya está tardando Pablo. Dijo.
Aparcamos, entramos en la casa, preciosa, de planta baja en forma de L, cruzamos hacia la cocina y el salón y vi la piscina, desde las cristaleras.
Me dijo.
Juan, preparamos unos gin-tonics para nosotros, ¿a ti te apetece?
No, prefiero coca cola, pero espera que te ayudo. Dije, acercándome a ella para coger la ginebra y las tónicas. Nuestros cuerpos se tocaron y no hice nada por separarme, es más cambié un poco mi cadera para que notase mi tranca ya empalmada como una vara. Ella si movió un poco y sin más se dio la vuelta, dejo las cosas sobre la encimera y me plantó un morreo, sujetando mi cuello rodeado por sus brazos, que pasada de besos, esta a cien y no dejaba de clavar la lengua hasta el fondo de mi garganta, no me había equivocado, esta es una salida de verdad y necesita tranca de la buena.
Estuvimos un buen rato besándonos y abrazándonos, hasta que separó la boca y dijo:
Esperamos que venga Pablo, estará a llegar.
Vale, voy sacando las cosas fuera, dije.
No tardó ni un minuto en abrirse el portón, entraba Pablo en su coche al garaje.
Cuando llegó dijo:
¿Pero aún estáis así? vamos a ponernos el bañador, venga.
Pablo tranquilo aun no son las seis, Dijo ella.
Bueno, pero hay que aprovechar. Dijo. Entrando en casa, para cambiarse.
Yo fui al coche y recogí la bolsa de la ropa para cambiarme en el baño de la piscina. En un plis estaba con el slip puesto, mi tranca imposible disimularla.
Cuando Rosario, vino con su bikini para cambiarse, miró la tranca y se mordió el labio de abajo, cuando pasó a mi lado, su mano recorrió mi tranca con delicadeza.
Cuando salió vi que no me equivocaba, menuda hembra, que tetones, que caderas, que piernas y que cara de cachonda tiene la mujer de Pablo, pensé.
En unos minutos estábamos los tres en la zona de la piscina, imposible que nadie pudiese ver lo que allí iba a pasar, salvo que viniese un dron, la casa esta en una pequeña colina y tiene un seto alto en todo su perímetro trasero.
Se metió primero Pablo al agua, luego, me tiré yo. Estaba genial de temperatura, mientras Rosario se hacia un moño con el pelo. Pero no tardó en meterse bajando por las escaleras.
Al rato de nadar, Pablo se acercó a su esposa y comenzó a besarla apoyándola contra la pared y comenzaron a calentar el tema de verdad. Yo observaba tranquilo a unos metros, hasta que él dijo:
Ven, ayúdame, que no puedo con ella, es tremenda y esta ardiendo.
Voy. Dije dando dos brazas.
Entré y ella me beso, nos abrazamos los tres, Pablo la sujetaba por un lado y le metía mano, mientras ella y yo nos morreábamos de lo lindo. Él decía.
Quiero que goce, eres el regalo de cumple para ella y quiero que pruebe tranca dentro y le llegue al fondo, es muy caliente y me encanta cuando esta salida como una perra.
No pude contestar, y de repente veo que Pablo sale del agua por las escaleras y toma una colchoneta, nos dice.
Venir hacia aquí, estaremos mejor. Cariño, túmbate aquí. Dijo el señalando la colchoneta.
Rosario obedeció y quedó tumbada sobre la madera del perímetro de la piscina sobre la colchoneta. Y Pablo me dice:
Cómele bien el coño.
Levanté sus piernas para retirar la braga del bikini y mi lengua comenzó un trabajo desde los pies hasta el monte de venus, con delicadeza, recorría las piernas y acariciaba con mis manos su coño, esta mujer estaba ardiendo.
No podéis imaginar cuando llegué al coño, impresionante, un coño, precioso, con labios negritos pequeños y rosado dentro, precioso coño, pensé. Levanté la mirada para ver que hacia Pablo y estaba haciendo una paja para poner la polla a punto, gordita, pero increíblemente pequeña, dios mío unos 8 o 9 centímetros de polla oscura con los huevos negros y colgando. Pero no imagine que su polla fuese tan pequeña.
Seguí a lo mío y en nada esta hembra estaba jadeando y Pablo le metió la polla en la boca, estuve un rato chupando el clítoris, metiendo dedos y no tardó en soltar la primera corrida, aceleró la respiración y se soltó:
Aggg, aggg, aggg, me corro, ahhh, aggg, ame coorrro, me gusta, así así, sigue, agggg, ahhh, ahhh.
Ella se convulsionaba y de repente Pablo dice:
Me voy a correr, ahhh, aggg, ahhh, aggg, ahhh. Estaba soltando leche en toda la cara de Rosario que pasaba la lengua por sus labios cuando el descargaba, y soltó leche en abundancia, dejó la cara de su mujer llena de lefa hasta el pelo.
Una vez que se tranquilizaron, ella se levantó pasó por la ducha de la piscina y el me dijo:
Mira Juan, ahora te toca a ti, yo tardo bastante en ponerme, pero me apetece verla clavada en esa tranca, es enorme y ya ves lo que tengo yo, quiero eso dentro de ella y que la revientes de gusto.
Tranquilo, que te garantizo que va a gozar y mucho. Es muy caliente, tenias razón. Dije.
No lo sabes tu bien, me encanta cuando se pone muy puta y se mete el juguete delante mía y se corre unas cuantas veces y luego la follo, me encanta. Dijo.
Llegó Rosario, mojada y dice:
Juan, ven a la hamaca, vamos a pasarlo bien.
Fui detrás de ella y sin más me dijo:
Tumbate en esta.
Obedecí y ella fue a por la polla sin más. Comenzó una mamada magistral, de autentica profesional, sabia chupar polla de verdad, con delicadeza unas veces, apretando otras, lamiendo el delta del capullo con maestría y estaba llevándome al limbo.
Sabia que iba aguantar y quería dedicarle una tarde a follar a esta hembra potente y caliente, necesitada de una gran tranca dentro, deseaba que la llenasen de verdad.
Hicimos un 69 y volvió a correrse, como una loca, estaba a cien.
Cuando se relajó tomé las riendas y le dije:
Ven súbete encima.
Voy. Dijo.
Cuando abrió las piernas para salvar la hamaca y quedo su cuerpo a mi disposición flipe, menuda hembra, que pasada, que tetas, que coño para clavar profundo.
Fue bajando, rozó con fuerza la tranca contra los labios del coño, estaba caliente, mojada y deseando clavarse en ella. Cuando creyó conveniente, después de hacerse una paja con el capullo, los acercó a los labios del coño, poco a poco dejó caer su peso, ante la mirada cómplice de su marido que estaba sentado en la hamaca del lado. Cuando se enfocó el coño en el capullo, agarré las caderas de Rosario y tiré de ella hacia abajo.
Entró con dificultad, pero logre meter el capullo.
Entonces dijo Pablo.
Esa es la tranca que te hace falta, ehhh, te va a llenar toda, esa si es una polla para gozarla, veras como te corres bien, veras.
No entra, joder pablo, me llena el coño y aun tengo solo un poco dentro. Dijo ella.
Déjate caer y clávala, veras como gozas, perra, eres muy puta y se que vas a gozar como nunca, esto es mejor que el juguete, ¿verdad? Dijo él.
Dios mío, esto esta duro y caliente, me encanta como me atraviesa el coño. Dijo.
Di un empujón hacia arriba y si ya notó entrar. Unos 12 centímetros se clavaron y ella se quejó un poco que hizo fuerza para meter más. Se clavó hasta el fondo y no se movió, quedó jadeando y cerrando los ojos y le dijo al marido.
Dios mío, que polla, es inmensa, no me cave toda, es una pasada, esta enorme me ocupa todo el coño hasta el fondo, lo siento lleno. Dijo.
Mientras hablaba, agarré sus tetas y comencé a magrearlas y a empujar mi pelvis hacia arriba, iba poco a poco comenzando el mete saca que la llevaría a correrse como una perra.
Estuvo unos minutos enrabada, notaba que mi tranca llegaba bien al fondo y aun faltaba un buen trozo por meter. Ella con las piernas abiertas para salvar la hamaca, apoyaba sus manos sobre mi pecho. No podéis imaginar el espectáculo, impresionante. Su marido, con un gin tonic en la mano, animaba.
Folla bien esa polla, ehh, perra te gusta como te llena, eres una caliente de cjns, me encanta que ahora tengas esa tranca dentro y te haga gozar. Dale, Juan, esta necesita que la follen bien.
Esas palabras a mi me ponen eléctrico, no os imagináis lo buena que está la jaca y su marido queriendo que la ensarte bien y la lleve al cielo del placer.
Ella le dijo:
Dios mio, no queda ni un milímetro de mi coño que no sienta esta tranca, dios que gusto, me encanta, esta tan apretado todo que no voy a tardar en correrme.
Goza, es toda tuya, disfruta que te voy a dar caña toda la tarde. Dije.
Pasaron unos minutos y el trabajo de la tranca bien metida y tener las piernas abiertas la llevó a un orgasmo que la hizo temblar desde los dedos de los pies al final del último pelo.
Agggg, agggg, ahhh, me muero, dios, que gusto, agggg, ahhhh, ahhh, ahhh, se corría y temblaba como la cuerda de un violín al ritmo de mis clavadas constantes, quería que gozase como nunca, eso es un punto a favor, si el marido está presente y es un manso generoso con una yegua siempre caliente, te dará las gracias cuando se esté despidiendo. Esta sensación la viví muchas veces, es impresionante, que traigan a su hembra para que la hagas gozar como nunca.
Se dejó caer sobre mi cuerpo y nos besamos, estaba a cien la tia.
Estuvimos follando toda la tarde bien duro, de hecho, Pablo nos sacó una foto, cuando ella estaba apoyada en una hamaca y yo le estaba dando caña por detrás.
La hice gozar un montón de veces, incluso cuando fuimos a la ducha, la follamos los dos, su marido se corrió y yo sin trazas de que lo lograse.
Pablo me dijo:
Juan, porque no te quedas y te vas mañana, así vamos a ver Las Perseidas, en un mirador muy alto que es precioso, se ve todo el valle.
Si Juan, quédate, vamos a cenar algo y te quedas, veras que lo pasamos bien, yo estoy para gozar toda la noche. Dijo Rosario.
Vale, perfecto, os invito a cenar y luego hacemos lo que decis. Contesté.
Marchamos a cenar en el coche de Pablo, la mandó sentarse detrás conmigo, ella, llevaba puesta una minifalda negra, un body corse de color granate, que dejaba ver los tetones y sobre él, una camisa abierta también granate.
Durante la cena, no me pasó desapercibida la chica que nos sirvió, es un restaurante sencillo, de comida casera. La chica llevaba un pantalón blanco, una blusa de flores azules y se veían muy verdes sus ojos, menuda putada la mascarilla, no poder ver su cara. Visitaré ese restaurante o intentaré lograr el número de móvil de esta chica. Impresionante y maciza.
Durante la cena, manejé el mando, Rosario iba sin bragas y yo no me había corrido era un peligro. Estábamos sentados en una zona del fondo hacia la derecha del local, Pablo tenia el control de todos los movimientos en el local, pero ella y yo no. Estuvimos calentándola durante la cena, volvía a estar como una perra en celo, de no ser un sitio publico la follamos allí, que buena esta la tía y que morbo.
Se fue al baño y Pablo me dijo.
Mira Juan, ahora vamos a ir a un sitio muy bonito, seguro que no hay nadie, es jueves noche y la gente trabaja mañana, quiero que la trates como si fuese tu mujer, yo me separo de vosotros y solo observo como la calientas y la follas al aire libre.
Vale tranquilo, iré poco a poco, para que ella disfrute. Dije.
Bueno y tu córrete, joder como aguantas, tu llénale el coño cuando lo consideres. Me indicó.
Tranquilo, estoy bien y lo que quiero es que ella goce mucho. Dije.
Rosario, venia hacia nosotros y dijo:
Venga nos vamos, os parece, son las once y media, vamos.
En esta ocasión, salí y pagué yo, pedí una tarjeta del bar y estaba escrito un numero de móvil, pensé, seria una lotería que fuese el numero de la chica.
Al subir al coche, volvimos a sentarnos detrás y como había un buen tramo de distancia al sitio, comenzamos a follar como locos mientras su esposo hacia de taxista. Disfrutó comiendo tranca hasta que se subió la minifalda y me galopó como una loba, la ponía la situación y desde luego el tamaño de la tranca hacia el resto. Se corrió antes de llegar al sitio.
Bajamos del coche y estuvimos un rato pendientes de si había alguna persona en la zona, ni un solo ruido humano y si grillos, unos murciélagos revoloteando y algún vuelo de búho.
Cuando estábamos mirando el cielo, Pablo se acercó por detrás a su esposa, le levantó la minifalda y se puso a clavarla como un perro en celo, ella enseguida hecho el culo hacia atrás para facilitarle la clavada. No dudé, saqué mi tranca y se la puse en la boca a ella, lamió mientras su marido la animaba.
Así perra, chupa tranca, me encanta que sean tan perra, me gusta como gozas, así, así, así. Me voy a correr. Dijo.
Agg, ahhh, ahhh, aggg, Gemia mientras llenaba el coño de su mujer de lefa y cuando la sacó calló un chorro al suelo.
No dejé que ella quedase sin otra corrida y ensarté mi tranca en el coño de Rosario, llena de la leche que había dejado Pablo, estaba caliente y mojado y no dude en agarrarla con fuerza y darle una clavada brutal, estaba muy perro y la situación era increíble. En ese momento vi caer una estrella fugaz, que preciosa, pensé, mientras seguía tirando de las caderas de la hembra de Pablo para hacerla correr de nuevo.
No hizo falta mucho rato, volvió a acelerar la respiración y descargó otra corrida.
Aggg, aggg, ahhh, ahhh, siiii, siii, aggg. Gemia mientras temblaba con las convulsiones del orgasmo, se corría intensamente en cada orgasmo, no bajaba el umbral a pesar de haberse corrido unas cuantas veces.
Descansamos un rato y fuimos andando hasta otra parte del mirado, ella con las nalgas al aire, se veía una jaca potente y con un cuerpo para darle duro.
Pasamos media hora, ella y yo besándonos, mientras su marido observaba desde la distancia, cuando la tenia bien a punto de nuevo, le dije.
Me voy a tumbar en el suelo y te subes encima. Luego que Pablo te meta la polla en la boca. No lo dudaron, en nada estaba otra vez ensartada y galopando.
Le dije al marido:
Pablo, a esta le hace falta una doble penetración, ¿Qué dices?
Joder y tanto, esta noche le ensartamos las pollas por delante y por detrás, la muy zorra aguanta lo que le echen, le encanta follar, no se cansa nunca, joder con la tía, clávala bien y que se corra otra vez. Contestó.
Uff, me encanta como estoy clavada, que gusto, dame la polla Pablo. Dijo ella.
Desde abajo, veía a Rosario con las tetas botando, la polla pequeña de Pablo entrando en su boca y ella galopando mi tranca, espectáculo del bueno.
No tardó en volver a moverse con fuerza Rosario, para sentir más la clavada y en nada estaba respirando fuerte con la polla en la boca hasta que se echó para atrás y la polla de Pablo quedaba enfrente de su cara, mientras se pajeaba, no tardó en saltar la leche sobre la cara de su esposa, era tanta que le cayó sobre las tetas, el pelo y los ojos.
Aggg, ahhh, ahhh, ahhh. Siii, jadeaba Pablo mientras se corría y veía como su leche inundaba la cara y las tetonas de su esposa.
Rosario segua galopando mi tranca con una fuerza brutal, quería sentir mi polla bien dura dentro, hasta el fondo la estaba llenando bien.
Joder cariño, cuenta leche, dios que gustazo, como me encanta esta polla, estoy llenita y no voy a tarde en irme como una loca, agg, agg, aggg.
Seguía clavada y ya no resistí más cuando veo a Pablo, con sus manos amasar las tetas de su esposa y extender la leche por ellas. No aguantamos ni ella ni yo.
Agggg, aggg, ahhh, ahhh aggg, siii, aggg, ahhh.
Se confundían nuestros jadeos y gritos para mi con una descarga que entraba a presión dentro del coño estrecho de Rosario e imagino que ella al notar el calor de mis chorreones de leche, potentes que le estaban llenando el coño en su totalidad, esa leche caliente impulsada con fuerza por la descarga de mis huevos la tenia que sentir y no ocultaba que la llevaba al nirvana.
Se segua corriendo a pesar de mis últimos chorreones, estaba tumbada sobre mi cuerpo y notaba sus convulsiones y sus apretones del coño, que ordeñaban la ultima lefa de mi tranca, que aún estaba erecta.
Joder como se corría, como gozaba, gemía, se quejaba, volvía a jadear, dios estaba desatada con una corrida distinta a las anteriores. Respiraba fuerte y estaba como mareada del gustazo que se había dado.
Tardo como cinco minutos en recomponerse y estando sobre mi pecho, me beso y le dijo a su marido:
Cariño, este es el mejor regalo que jamás recibí y créeme, quiero vivir esto muchas veces, si te parece, es increíble, esta es una de las corridas más intensas que tuve en mi vida.
Pablo, se acercó a su boca, la beso y le dijo:
Cariño, esto lo vives cuando quieras, si Juan quiere estar con nosotros por mi tranquila, incluso me gustaría que estuvieses a solas con él y me lo contases.
Por mi parte, sabéis que no hay problema. Contesté.
Ambos al unísono dijeron, gracias.
Y ella me besó intensamente. Pablo le dice:
Rosario, levántate de la polla, quiero comerte el coño y dejarte limpia de nuevo.
Cariño, me encanta que comas mis jugos y la leche de Juan, ummmm, es un vicio para ti, ¿verdad?
Si, me encanta comerte el coño y sentir la leche en mi boca, me pone.
En nada ella estaba estirada en el suelo y el comiendo el coño, saboreaba mi lefa, la comía con devoción y a ella no le disgustaba las lamidas.
Mi polla se ablandaba y aproveche para metérsela en la boca a ella y limpiase los últimos chorrillos de mi tranca.
Fue un polvo magnifico al aire libre, incluso después le hicimos unas fotos a ella de espaldas en plena noche, como esta de buena.
A las dos y media de la madrugada estábamos en su casa, fuimos directos a la habitación y mientras ella iba al baño, Pablo me dice:
Tengo unas ganas locas de follarle coño y culo, que se sienta llena por los dos agujeros y la follemos bien para dejarla llena. Te cuento Juan, en mi vida me sentí tan bien follando, me empalmo en nada y aunque como ves tengo una polla pequeña, es gorda y hace gozar a mi mujer, pero de verdad verla clavada en tu polla me pone a cien, dios como goza la loba.
Cuando Rosario, volvió del baño, venia espectacular con un body integral con medias de malla, si esta buena y tiene una cara de vicio increíble, no deja de querer follar y eso es una pasada, una hembra tan salida es maravillosa.
Nos pusimos a follar en su dormitorio, desde el minuto uno, comenzó comiéndonos la polla a los dos una y otra vez, hasta que las puso a tope. Luego nos sorprendió:
Me encantaría tener las dos pollas en el coño, luego os dejo follar el culo, que ¿aceptáis?
Si, dijo Pablo. Juan túmbate en la cama y que se suba encima mirando para mí.
En nada, al sentarse sobre mí de espaldas, con la mano derecha dirigió la polla al coño y no tardó en entrar. Su marido se colocó de frente a ella y con la mano estaba intentando metérsela al mismo tiempo que la mía, ella ayudaba abriendo los labios y a pesar del esfuerzo, entró el capullo dentro. Tenia las dos pollas en su vagina y comenzó a moverse despacio, quería gozar esa experiencia.
En esa posición en diez minutos logramos los dos clavarla bien, ella se abría y se dejaba caer sobre mi pecho para que su marido tirase de su cadera y que se la metiese más. Estaba gozando de verdad, hasta que se corrió de nuevo.
Estaban las dos pollas abriendo bien el coño y no aguantó.
Aggg, aggg, ahhh, ahhh, aggg, me corro, me corro, ahhh, aggg, aggg.
Se corría de manera distinta, estaba gozando una corrida con tranquilidad y disfrutándola con intensidad.
Cuando se relajó nos dijo:
Pablo, Juan, quiero que me folléis en una doble penetración bien hecha, quiero una corrida única.
Tranquila, primero te follo el culo yo y luego Juan, va a clavártela toda y veras como te corres. Dijo el marido.
Tranquila que lo hacemos despacio. Dije.
Se subió en mi polla y se clavó bien profunda, se dejó caer hacia delante fundiéndose en un beso conmigo mientras el marido lubricaba el culo de esa hembraza que nos íbamos a follar juntos, que maravilla.
No tardó en quejarse de que le dolía, pero el marido quería empotrarla y la teníamos bien abierta, porque yo agarré sus nalgas una en cada mano y le abría bien el ojete. Noté llegar los huevos del marido, enormes que rozaban los míos, que pasada de gustazo.
Comenzamos a amoldar el ritmo, de verdad que no deseaba que se corriese Pablo, ya que yo quería ocupar su sitio y follarle el culo bien a su mujer y llenarle el culo de leche.
En unos minutos, ella le preguntó al marido:
No te vas a correr ¿verdad?
Tranquila, tardo seguro, me deslechaste y ahora como a Juan nos va a costar soltar leche de nuevo, pero nunca se sabe, estoy clavando tu culo y me encanta, noto la tranca de Juan dentro, que gozada.
No tardo en dejar de besarme para acelerar la respiración y dijo:
Me matais, me voy a correr otra vez, joder cariño que gusto, me derrito, dios que gusto. Y sin más comenzó a correrse y de nuevo convulsionaba y se retorcía como una loca, como gozaba.
Aggg, ahhh, ahhh, aggg, ahhh, ahhh, siiiiiii, ahhhh, agggg.
Imagino que será un placer inmenso, tener las dos trancas dentro, debió gozar porque no dejaba de correrse. (ME ENCANTARIA QUE UNA MUJER QUE HAYA PROBADO Y DISFRUTE LA DOBLE PENETRACIÓN ME CUENTE SU EXPERIENCIA Y COMO LO GOZA. Mi mail acerotemplado17@gmail.com )
Nosotros paramos hasta que ella se relajó y Pablo dijo:
Nena, menudo corridón te diste, ehhh, como cerrabas el culo, que pasada de corrida, estabas desatada, me encanta verte así, como gozas, así me gusta disfruta.
Dios mío, jamás imagine vivir esto, ni en las pelis porno se aplican tan bien los chicos para hacer gozar a ella, joder, estáis como lobos, me pone a cien. Dijo.
Hoy vas a quedar llena, jajajaj, espero que te quedes satisfecha, jajaja. Dijo Pablo.
Jajaja, quiero que me llenéis el culo y el coño de leche, no me voy a quedar sin esa experiencia. De verdad, venga, cambiar de sitio, dijo ella. Se salió de mi polla que estaba a tope aún.
Seguí ocupando mi sitio sobre la cama y le dije:
Si quieres probar algo distinto, te sientas en mi polla y miras a él, así marcas tu el ritmo y te clavas lo que te apetece. Le dejas el coño a placer a tu esposo.
Si, perfecto dijo.
Se sentó sobre mi polla, entró un trozo porque el culo estaba ya abierto y aunque tardamos en ensartarla lo logramos. Quiero que os imaginéis lo que viví en esa clavada. La mano de Pablo sujetaba mi tranca derecha, su esposa Rosario abria el culo con ambas manos y yo sujetaba su peso para que se fuese enrabando bien. Dependía de mí lo que entrase, ya que si la dejaba bajar la enchufaba hasta el fondo.
Ella se quejó, pero yo notaba mucho lubricante que había puesto su esposo, dejé que bajase lentamente y en tres minutos tenia toda la tranca dentro, 23 centímetros de polla dura con el diámetro de un vaso de tubo, empalmado como un toro estaba eufórico de clavar semejante culazo, que pasada.
No tardó su marido en frotar el coño de ella y mis huevos y de repente ella le dice:
Me encantaría verte con la polla de Juan en la boca, cariño, me pone a cien pensarlo.
Tranquila todo llegará. Dijo. En ese momento noté su lengua pasando por mis huevos y comiendo el coño de ella. Que estaba en la gloria, con el culo lleno, las piernas abiertas y la cara de su esposo entre sus piernas con la lengua trabajando el coño, que pasada.
Cuando ella estaba ya lista comenzó a moverse encima de mi tranca, una pasada, el sé levantó y le dijo:
Te la voy a clavar hasta los huevos, me encanta verte clavada con ese pollón, dios que pasada de tranca.
No tardó un segundo en clavarle la polla y agarrarla de las caderas, eso me ayudaba a mi al compensar el peso y podía empujar más libremente hacia arriba. Que bueno estaba siendo el polvazo de doble penetración a Rosalía y su marido estaba eufórico, lamiéndole las tetas, besándola y desatado por hacer que ella gozase como una perra.
Aguantamos bien ambos follando a ella, pero ella no estaba dispuesta a quedar sin correrse en aquella posición tan especial para ella y dijo:
Chicos quiero que me llenéis los agujeros de leche al mismo tiempo, lo deseo, ufff, me encanta como me falláis.
Nosotros seguíamos dándole caña, y creerme, estuvimos como 20 minutos haciéndola gozar, se notaba que nos iba a costar a los tres corrernos.
Cuando ella comenzó a apretar más mi rabo con su culo, noté que seria yo el que soltase la leche y dije.
Dios mío, Rosalía, que pasada de ordeño me estas dando, te voy a llenar el culo a tope. Ummm, me encanta clavarte así.
Juan córrete, llénale el culo a mi esposa, que yo le lleno el coño, esta deseando leche y se la vamos a dar. Dijo Pablo.
Si darme leche, me gusta, darme leche, que me hacéis correr como una perra, veras como me corro. Dijo la esposa.
Ella no dejó de jadear durante todas las clavadas que le fuimos metiendo, goza de verdad y se entrega, es puro fuego.
No aguante y sin más saltó mi primer chorro.
Me corro, me corro, ahhh, aggg, aggg, aggg, ahhhh. Que placer llenar el culo de Rosario, si antes me había gustado llenar su coño, ahora estaba disfrutando de lo lindo clavando y descargando en el trasero, que pasada de placer.
Ella notó el calor y dijo:
Dios me corro, me corro, aggg, ahhh, ahhh, agggg. Estaba convulsionando agarrada al cuello de su esposo y clavada en mi tranca.
Pablo no es de piedra y dijo, dios me corro como un perro, joder que pasada, aggg, ahhh, ahhh, aggg. Empujaba para llegar profundo.
Agarraba las caderas de su esposa y se clavaba duro, para llenar el coño de su esposa.
Nos estábamos corriendo los tres en una secuencia perfecta que arranco a partir de mi primer disparo de leche en el coño de esa hembra monumental.
Jo, que buena corrida, fue lo que comentamos los tres, ya un poco más relajados. Cuando ella se levantó de mi tranca después de aflojarse, fue al baño y trajo una toallita de papel húmeda, limpió mi tranca ya morcillona y le dice al marido.
Cómele un poco la tranca a Juan y límpiale los jugos, veras como te gusta.
El me miró y asentí.
No hubo palabras, noté como su boca tragaba mi polla morcillona después de la inmensa corrida que había descargado en el culo de su mujer, dios que pasada de gusto sentir como masajeaba mis huevos y lamia con delicadeza.
Relajados, nos fuimos a dormir los tres juntos a la misma cama y por la mañana del viernes, desperté, con una comida de polla que estaban haciéndome a dos bocas Rosalía y Pablo, me encantó tanto que disparé leche en la cara de ambos.
A las diez y media después de desayunar, Pablo nos dice:
Voy un momento a la fábrica, si os apetece disfrutar otro rato, te quedas a comer con nosotros.
Cumplimos lo que nos indicó, cuando llegó estaba ensartando a su esposa a cuatro patas en el sofá, estaba a tope Rosalía, en ningún momento dijo basta.
Aun follamos otras dos veces y a las cuatro y media me fui para mi pueblo, deslechado, pero con ganas de follar, porque lo mío no tiene arreglo, de hecho, me puse otra vez tonto a lo largo del viaje pensando en el cuerpazo de la chica del bar, joder no tengo arreglo.
NOTA IMPORTANTE:
Deseo que analicéis como soy, jajaja. Son las cuatro y veinticinco de la tarde del 16 de Agosto, es festivo en el pueblo, se celebra San Roque, y voy a mandar este relato ahora mismo, pero quiero contaros algo.
Fue un fin de semana intenso, follé a una nueva pareja el sábado tarde después de la playa nudista, los conocí allí. Por la mañana había follado bien a Oti, que dará para un relato, fijo. Fui a casa de Roberto y Charo y a las tres de la madrugada, me esperaba en mi casa Gloria que quería gozar un buen polvo.
Pero en este momento, repito cuatro y veintiocho estoy cerrando el relato y tengo debajo de la mesa de su cocina a mi tia Ruth, comiendo mi polla, para prepararla ya que quiere que la folle bien duro toda la tarde.
NO TENGO ARREGLO…..
AGRADEZCO COMENTARIOS Y YA SABEIS POR PRIVADO TODO LO QUE DESEEIS.