Relato 6

¡Déjame! ¡Suéltame! ¡¿Cómo pudiste hacerlo?!Recuerdo claramente esas palabras, veía el enojo en tu mirada y yo no tenía más que disculpas por la infidelidad que había cometido, te tenía tomada por las manos para que no siguieras golpeándome....

¡Déjame! ¡Suéltame! ¡¿Cómo pudiste hacerlo?!Recuerdo claramente esas palabras, veía el enojo en tu mirada y yo no tenía más que disculpas por la infidelidad que había cometido, te tenía tomada por las manos para que no siguieras golpeándome."Discúlpame mi amor, lo siento", era lo que te decía mientras te miraba directamente a los ojos para que vieras la sinceridad con la que te hablaba.

Tus lágrimas bajaban lentamente por tus mejillas, ya no ponías resistencia, lo que me permitió poder abrazarte fuertemente mientras te decía suavemente al oído cuanto lo sentía y cuanto te amaba. Ya no llorabas, pero no querías mirarme, mis besos los entregaba sobre tu cabeza, bajando poco a poco por tu rostro para borrar las ultimas huellas de las lagrimas, tu respiración se agitaba cada vez más lento mientras me pedias una explicación y solo te decía que cuanto lo sentía y que no había nada que explicar solo fue un error, que jamás volverá a ocurrir. Cuando al fin borre el ultimo rastro de esas lagrimas el cual quedo justamente a un costado de tus entreabiertos labios, mis manos rodeaban tu cara a la vez que mi boca se acercaba lentamente a la tuya sintiendo tu tibia respiración, hasta el punto que hicieron contacto, en un primer momento me rechazaste pero luego fuiste cediendo de forma tímida hasta que al fin tus manos se aferraron a mi cara en un fiel reflejo de que no querías que nos separáramos.

Aquellas muestras de cariño que en un primer momento fueron tímidas, con el correr de los minutos, fueron aumentando en intensidad, lo que en un primer momento fueron tiernas caricias ahora eran descaradas muestras de pasión. Sin darnos cuenta las ropas que nos vestían ahora caían al suelo, y con ellas todas las muestras de rencor, la paz había comenzado, pero dio paso a una nueva batalla, en la que sin duda los dos resultaríamos vencedores, nuestras bocas tenían un papel fundamental en esta confrontación y se repartían por todo el campo de batalla procurando que el “enemigo”  fuese totalmente rodeado, mientras mi boca bajaba por tu cara hacia tu cuello, la tuya trababa de imitar el recorrido, hasta que llegue tan abajo que ya fue imposible seguirme, ya besaba tus hombros y seguía bajando pasando por tus brazos hasta llegar al nivel de tus senos, donde me divierto besándolos y lamiéndolos, a ratos mordiéndolos , apretándolos con las manos , haciéndote dar pequeños gemidos y largos suspiros , no sé qué tipo de imán es el que poseen tus deliciosos pechos, pero me cuesta una eternidad poder escapar de ellos, y por lo visto a ti no te molesta nada que me mantenga en esa posición.

Pero nada es eterno, por mucho que lo deseemos, si que continuo mi recorrido en busca de ese tesoro que se oculta más abajo, tú sigues de pie y el que baja poco a poco es mi cuerpo siguiendo a mi boca, que es quien manda en los dos en estos momento, a uno lo guía por el camino ya conocido y al otro manejando los tiempo de los placeres carnales, paso lentamente por tu ombligo y sientes cosquillas o algo más que no puedes explicar, y bajo ahora dando pequeño besos sobre tu vientre mientras mis manos se encuentra en la parte baja de tu delgada espalda y poco a poco acarician tus nalgas, apretándolas y cerrándolas, recorriéndolas completamente, en momento llegando a lugares que se asemejan a una cueva y mis dedos se convierten en unos nuevos exploradores adelantándose a mi lengua, la cual llega con minutos de retraso y el resto de tu cuerpo es el testigo mudo de esta aproximación, me lo dicen tus pechos que se mueven con el respirar más profundo, me lo dicen tus temblores de tus piernas que se incrementa cada vez que me acerco a tu vagina, me lo dicen tus manos que se agarran a mi cabeza presionándome sobre tu sexo, al principio fue algo suave pero con cada lamida que te regalo me presionas mas y mas. Abres ligeramente tus piernas para facilitarme la entrada, la cual aprovecho para colocar una de mis manos sobre tus labios abriéndolos y dejándome tu clítoris totalmente expuesto, no sé quien salió ganando con este movimiento porque la verdad me siento totalmente agradecido el poder saborear esta miel que sale desde tu interior, este sabor que jamás me cansare de disfrutar, y para demostrártelo ahora mi lengua da pequeños golpecitos sobre él, y a ratos lamidas que nacen desde más abajo arrastrando conmigo todo eso que me entrega tu interior, en otras mi lengua se entierra en lo  más profundo de ti, dejándome a mi sin respiración y a ti sin aliento.

Estuvimos así durante un tiempo que fue, largo, corto, que más da? Lo importante es que los dos estamos disfrutando como locos, tus piernas ya empiezan a desfallecer por los constantes temblores, esto lo noto pero lo único que decido es cambiarte de posición, manteniéndote de pie , apoyando tus manos sobre la pared e inclinando  el cuerpo para dejarme todo el camino abierto para seguir lamiéndote, tanto sea por delante como por detrás, y con esta nueva posición no solo mi lengua es la que tiene participación, ahora además se suman mis dedos que acompañan los movimientos, en ocasiones entrando y saliendo y en otras simplemente abriéndote. Es una tarea en conjunto que tiene sus beneficios al poco tiempo, ya que desde tu interior explota un orgasmo como si fuese una represa, recibo este regalo con una gran sorpresa dejando toda mi cara mojada y mi boca llena, fue algo increíble, pocas veces te he visto acabar de esta manera y tu grito ahogado me lo confirma, fue algo sensacional.

Pero esto no acaba más que comenzar, porque después de terminar de rodillas en el suelo por no poder aguantarte mas de pie me das una mirada que dice que aparte de estar satisfecha me quieres devolver el favor, me recuestas sobre el suelo, mientras me vas besando profundamente, tomando mi cara entre tus manos, cuando ya me tienes totalmente recostado tus manos abandonan mi cara e inician su recorrido por mi cuerpo llegando rápidamente a mi pene, que desde ningún momento ha bajado su erección, pero al ponerlo entre tus manos pareciera que creciera mas y mas , cada ves que lo recorres desde la base hasta la punta, tu ya tienes tu propio ritmo, lo aplicas sin complejo, lo tomas con decisión, moviendo tu mano alrededor, sabes cuánto me gusta que lo hagas y por eso pones más énfasis en ello, cuando ves que falta algo y sabes que es, comienzas a bajar mientras me besas el cuello, el pecho, el abdomen, mi vientre y finalmente llegas a mi pene, suavemente lo besas, lo acaricias, y poco a poco lo introduces en tu boca. Como si de un helado se tratara, primero la puntita, luego la mitad y hasta que después de un momento te lo llevas completamente dentro. Todo esto lo hace mientras me miras directamente a los ojos, el placer que siento no lo puedo describir, cada vez que lo haces es como si me transportaras a las nubes, al paraíso pero en la tierra, y tu pareces ser consciente de ello al repetirlo una y otra ves, en momentos dejas caer mas saliva de lo habitual y lo aprovechas para usar tus manos, deslizándolas por todo el miembro, no se cuanto mas podría estar asi, cada ves que lo introduces en tu boca siento que ya falta menos y siempre haces algo que lo incrementa.

Después de unos momentos decides cambiar de estrategia y te sientas sobre mi, esta entrada fue demasiado fácil, demasiado placentera como para no repetirla y asi lo haces, sales completamente y vuelves a entrar pero esta vez llegas hasta el fondo, quizás se deba a tu excitación o a lo bien lubricado que lo dejaste con tu boca pero el hecho es que cada entrada roza la perfección, ya no sales pero si te mueves en círculos, hacia delante y atrás, te contorneas con mi sexo dentro del tuyo, mis manos que hasta ese momento habían permanecido quietas, toman posesión de tus pechos. Ahora me siento y tu cruzas tus piernas detrás de mí, esto es nuevo para los dos y nos movemos frenéticamente para intentar de encontrar el punto justo en donde los dos disfrutemos y nos damos cuenta que esta posición es la que nos da eso que buscamos con cada movimiento, llega a ser maravilloso lo que se siente al estar sentado el uno sobre el otro y a la ves estar dentro de ti, cualquiera que nos viera diría que estamos fusionados en este cruce de piernas, brazos y lenguas.

Volvemos a cambiar de posición y ahora te encuentras de espaldas sobre el suelo, con las piernas apoyadas en mis hombros y yo sobre ti, realizando un ejercicio de entrada y salida, los sonidos de nuestros cuerpos se confunden en un sinfín, los gemidos, los suspiros, el chocar de nuestros sexos, las exclamaciones de placer . ya se intuye el final, sabemos que esto no puede ser eterno por mucho que lo deseemos, te lo hago saber y tu sorprendiéndome me dices que quieres sentirlo en tus pechos, esto para mi es el detonante para salir y entregarte todo esto por lo cual me has hecho sentir, acabo sobre ti con una cantidad que me es sorprendente , y lo expulso con tal fuerza que riego parte de tu abdomen, tus senos, parte de tu cara y en tu boca y aquí es donde ya no puedo creer lo que haces y esas grandes gotas que llegaron a tus labios, sacas la lengua y lo tragas mostrándome cuanto has disfrutado de lo que hemos hecho. Después de unos abrazos y besos, nos repetimos innumerables veces lo que nos amamos.