Relato 59- Doña Mercedes y Don Lorenzo son únicos.

Un fin de semana en el mar con Doña Mercedes, una madura impresionante, hija de Doña Manuela y esposa de D. Lorenzo, me llevaron a vivir una experiencia única y fue la base de los comienzos de mi bisexualidad. Ella es impresionante, me encantaba follarla cada dia por delante y por detrás. Gozaba.

Era 1.999, ese verano estaba siendo muy especial para mí, conocí a una familia muy especial gracias a la defensa de un crio joven de un intento de agresión por parte de tres chicos.

La familia estaba compuesta por Luis, un crio de 18 años, con un leve síndrome de Down, sus padres Dº Lorenzo y Dª Mercedes, sus abuelos Dº José Antonio y Dª Manuela y otra hija que no conocía porque estaba en un curso de dos meses en Inglaterra, volvería a mediados de agosto por lo que me informaron.

Doña Manuela y yo, manteníamos relaciones casi diarias desde la mitad del mes de Julio, que fui a pasar un fin de semana con Luis, mientras sus padres fueron a casa de una hermana de él.

Estaba llevando muy bien el verano, mejor que bien diría yo, de hecho, estaba haciendo gozar a una hembraza de 62 años, potente, guapa y con un pechugón increíble y me ponía a cien. Aquel primer viernes de agosto de 1.999, pude desvirgar el trasero de la abuela, me encantó, fue espectacular y creerme, cuando tienes 19 años esos recuerdos no se olvidan, es más creo que me aficioné mucho a las maduras y sobre todo a buscar como hacerles el culo, una obsesión, que conservo.

Aquel viernes, pasé el día con Doña Manuela, le ayudé con la compra y disfrutamos de unos buenos polvos, que hicieron gozar mucho a la señora, increíble las veces que se corrió. Me fui a cama temprano, saldría de pesca a las ocho con los padres de Luis, D. Lorenzo y Dª Mercedes, y mi madre había preparado dos tortillas, una empanada y milanesas, jajaja, a pesar de que le dije que en el barco había de todo.

Llegué faltando quince minutos, pero ya estaban a bordo los propietarios, subí y me explicaron que habían venido antes porque al no estar Narciso su marinero, tenia que encargarse el de preparar todo el zafarrancho, cañas, sedales, etc.

En diez minutos salíamos del puerto, para llenar el depósito de combustible, D. Lorenzo me dijo, que como estaríamos solos, nos iríamos a pescar y luego pasar la noche en una cala de una isla con una playa preciosa, está sin habitar y para acampar hay que tener autorización, por lo tanto, casi siempre está vacía.

Me mandó subir a pagar el combustible y cogí una coca colas frescas para llevar, en un plis estábamos saliendo ya del puerto.

El viaje hasta los puntos de pesca fue tranquilo, estábamos hablando los tres en el puente, yo llevaba el timón siguiendo el plotter y ellos sentados en una mesa tomando un café.

Me hicieron un montón de preguntas, sobre mis estudios, sobre mi vida familiar y en un momento que Dª Mercedes bajó al baño a cambiarse, él me preguntó por mis relaciones con chicas. Le comenté que no salía con nadie y que antes de nada quería preparar mi ingreso en la armada y luego hacer una carrera universitaria. Le pareció bien la idea, pero volvió a insistir en las chicas, si había estado con muchas, si eran amigas, si las conocía de antes, si eran jóvenes, si eran mayores, etc, etc, etc. No solté prenda, es más le dije:

Me cuesta mucho hablar de mis cosas intimas, soy muy parlanchín para otros temas, pero eso no me gusta comentarlo, además no tengo mucha suerte.

Vaya, pues con tu físico, no deberías tener problemas para ligar, jajaja, ya quisiera yo, ¿Por qué dices que no tienes suerte? Preguntó.

Y solté la bomba, os aseguro que intencionada y con una maldad manifiesta, quería ver su reacción, porque uno puede ser joven pero no tiene porque ser tonto. Y si sigues los consejos de quien ya erró, adelantas una barbaridad porque no cometes sus mismos errores.

Es que me gustan las mujeres más mayores que yo. Que sean muy señoras, jajajaj. Dije poniéndome un poco colorado.

Jajaja, o sea que te gustan maduritas, jajaja. Que bueno, eres un chico muy listo, me pareces inteligente y muy hábil. Dijo. Imagine que pilló la indirecta, de que me gustaban las mujeres como la suya.

Doña Mercedes era una mujer en los cuarenta, similar a su madre, pero mas delgada y con un pecho descomunal para su cuerpo. Una hembra potente, de un metro setenta y ocho, una piernas largas y torneadas, una cadera de 110, unas nalgas preciosas y salientes que quitaban el hipo, una cintura estrecha con un pelín de tripa coronada por dos tetas enormes de 140 mínimo. Morena, con melena larga y siempre bronceada, con unos ojos negros y una cara muy bonita.

D. Lorenzo tenia como 12 a 15 años más que ella, alto, fuerte y con la barriga de un hombre de despacho, currante, pero de despacho, no pisaba un gimnasio fijo y le gustaban las buenas sentadas delante de una buena mariscada. Pero era muy simpático y abierto, un hombre admirable cuando tienes pocos años.

Estábamos en plena charla, cuando subió Dª Mercedes, con el bikini y el pareo y preguntó:

¿Lorenzo falta mucho para llegar?

No, Mercedes, en tres minutos fondeamos, vamos a pescar en esta zona, es ideal tiene muchas rocas en el fondo y hace tiempo que no probamos aquí. Respondió. Mientras yo seguía al timón.

Perfecto, porque voy a tomar el sol, esta un día estupendo y aún no quema, después de las doce va a ser imposible tomarlo, porque se va a quemar uno. Dijo.

Bueno, en un momento, fondeamos. Juan, un poco para estribor, que está aquí la marca y apaga el motor para ver cómo nos lleva la marea. Me dijo.

Obedecí y esperé un poco, estaba muy atento a la maniobra y no me fije bien en Dª Mercedes, que estaba justo detrás de mí, Justo cuando me voy a dar la vuelta para salir a echar el ancla, golpee de frente mi pecho con el suyo, pedí perdón y salí corriendo a terminar la maniobra que desde el puente me indicaba D. Lorenzo. Esperé y amarré el cabo a la cornamusa dejando largo para caer sobre las piedras de la marca.

Volví al puente y los escuché, solo la frase final.

Si, me parece bien pues hacemos así, te encargas tú. Dijo doña Mercedes.

Si, tranquila, vete para la proa y descansa, Juan y yo, vamos a ver si pescamos para comer, jajajaj. Dijo.

Traje algo para comer, no creo que pasemos hambre D. Lorenzo, jajajaj. Dije.

Juan, mientras haya gasoil y restaurantes no hay problema, vamos a cualquier puerto cerca y listo, pero mejor comemos a bordo, jajaja. Dijo.

Doña Mercedes, se colocó de espaldas en la colchoneta de proa, la mire furtivamente, cuando se agachaba colgaron los enormes tetones, dios que pasada. Me empalme al instante.

Nos pusimos a pescar, yo llevaba puesto un pantalón corto y una camiseta con unas sandalias cangrejeras muy bonitas y me preguntó de donde las había sacado, le dije que las trajo mi tío de Holanda y que tengo varios pares. Me preguntó el número y coincidíamos en pie, le ofrecí unas para el siguiente día, que fuésemos de pesca.

Y me dijo:

Si todo sale bien este fin de semana, volvemos el próximo, tenemos un matrimonio amigo, bueno ella es mua amiga de mi mujer, son compañeras de la universidad, también es filóloga como Mercedes, y su marido es un buen paisano, es ingeniero técnico industrial, tiene una empresa de calderería, trabaja mucho con piezas para el sector naval.

Bueno, como quiera, pero yo no quiero molestarles, además si van a pasar varios días a bordo, imagino que irá Narciso. Dije.

No, Narciso el mes de agosto no lo llamo, prefiero salir sin nadie, el viene a partir de septiembre, así aguanta y a mi suegro y a su cuñado Luis y yo estoy más tranquilo, bueno eso hasta la hora de la partida que pelamos como perros, jajaja.

Jajaja, bueno, es normal, la partida siempre es reñida porque todos quieren ganar, jajaja. Dije.

Pues sí, jugamos al mus y al poker, jajaja, con billetes de monopoly, pero los que pierden pagan la comida del viernes siguiente, jajaja. Dijo.

Estábamos subiendo piezas medianas, hasta que mi caña, dio un trallazo y enganché un buen pinto que tuve que subir muy despacio para que no se soltase. Don Lorenzo, pescó otro mas o menos igual y progresábamos adecuadamente. Limpié las vísceras de los peces y los puse en agua fresca, le encantó mi conocimiento, le expliqué que mi primo político me lo había enseñado.

Eran las doce más o menos y el sol, ya golpeaba fuerte. D. Lorenzo me dice:

Voy a preparar unos martinis y le llevas uno a Mercedes. ¿Tú quieres?

No, traje coca colas frescas y las metí en la nevera de la comida, estarán aun para tomar. Dije.

Preparó los martinis y me dijo:

Lleva uno a Mercedes, mientras yo, preparo algo para picar.

Salí hacia la proa con el vaso en la mano.

Doña Mercedes, le traigo un Martini, fresquito, aquí hace calor y le apetece seguro.

Si, me apetece algo fresco, pero si me tomo un Martini, luego me tiemblan las piernas, jajaja, Dijo.

Bueno, si es uno solo no pasa nada, no es peligroso. Dije.

Ufff, no sabes cómo me pone el alcohol, Juan, me pone a cien. Dijo tomando el vaso en su mano derecha.

¿Quiere unas aceitunas o un trozo de empanada? Tenemos ahí comida suficiente. Dije.

No, después comemos algo y descanso una siesta mientras juegas la partida con Lorenzo, ¿sabrás jugar a cartas? Jajaja.

Bueno no soy un experto, pero se jugar a algunos juegos. Dije.

Perfecto, pues jugamos los tres, nos jugamos la herencia, jajaja. Dijo.

En ese momento, estaba embobado con las tetas de Dª Mercedes y sus piernas, increíbles redondeadas, juntos sus muslos, impresionante, que mujer pensé, y D. Lorenzo me llamó.

Juan, ven. Dijo.

Llegué en un plis y me dice:

Lleva estas aceitunas a Mercedes y pregúntale si quiere que le des crema en la espalda y los hombros. Mirándome.

Mi cara se puso colorada, me dio corte y me vuelve a decir:

Coño, si quiere que le des crema, se la das, tienes mi permiso y veras como no dice que no. Anda lleva las aceitunas.

Llegué al lado de Dª Mercedes y le dije:

Le traigo unas aceitunas y me dijo su marido si quería que le ponga crema en la espalda para no quemarse.

Si, que bien, me cuata mucho darme en la espalda y los hombros a veces debo tener cuidado para no quemarme. Ven que me coloco. Dijo.

Se dejó caer de lado, quedando su espalda hacia mí, cogí el spray de la crema y comencé a rociar su espalda desde los hombros hasta la parte baja de la espalda, pero no puse mis manos. Estaba cortado.

Ella me dice:

Unta bien la crema, espera que me suelto el biquini y me das por la zona de la cinta que la tengo blanca. Soltó el sostén del biquini y flipe al apoyar el cuerpo las tetas salían por los lados, ella abrió los brazos.

Cuando comencé a frotar suavemente la crema en la espalda, miré hacia el puente y vi a D. Lorenzo observando todo y me hizo un gesto de OK, elevando el dedo y animándome.

Eso me tranquilizó y poco a poco, fui recorriendo el cuerpo de su esposa ante la atenta mirada de él. En la posición que estaba él, no podía ver sus manos.

Me dedique a frotar los tetones por el lateral y las axilas, volvía a la espalda, una y otra vez, hasta que doña Mercedes me dice:

Dame también en las nalgas y en las piernas. Elevando su culo, metió todo el bañador en su raja, dejando ver unas nalgas impresionantes y con una parte blanca de no darle el sol.

Me apliqué muy delicadamente a rociar todo su cuerpo, llegué a los pies después de aplicar la crema en las nalgas, los muslos, etc.  Estaba empalmado como un toro, el pantalón corto no disimula mi polla ni de coña, pensé.

Di la crema en sus plantas de los pies y le dije:

Creo que di bastante crema, no se va a quemar.

Jajaja, quemarme no, pero estoy ardiendo de lo bien que lo hiciste, gracias, me encantó. Dijo.

No daba crédito al juego, pero veríamos como se desarrollaba el día y la noche juntos en los camarotes.

Me levanté y le dije:

Voy a darme un chapuzón.

Cuando llegué al puente, estaba don Lorenzo sentado en el asiento del piloto, y sin mirarme me dice:

Creo que le gusto mucho el masaje a Mercedes. Me encantó ver lo delicado que fuiste poniendo la crema. Gracias por todo Juan.

Yo tratando de disimular mi empalme le dije:

De nada, no es problema, no le importa que me dé un chapuzón, ¿verdad?

No, hombre, no. Ahora si cambió de posición y me miró, bajó su vista y vio el bulto enorme que era imposible de disimular. Se hecho a reír.

Venga date un chapuzón que te hace falta, jajaja.

Estaba cortadísimo, me fui a popa, saqué el pantalón corto y me quedé con el bañador slip blanco que llevo siempre cuando voy a pescar. Abrí la puerta de la plataforma de popa, bajé la escalera y me tiré al agua. Estaba fría, pero di unos largos y volví al barco, imagine que mi calentura estaría ya sofocada.

Subí al barco y Don Lorenzo me dice:

Juan, debías tomar un poco el sol, en la colchoneta de proa y después de que te seques comemos, ya son casi las dos.

Vale, voy a acostarme allí un rato. Dije.

La colchoneta es enorme, me quede en el lado de babor, dejando casi un metro entre mi cuerpo y el de Doña Mercedes. Primero me coloqué de espaldas, el calor apretaba y no tardé mucho en darme la vuelta.

Estaba D. Lorenzo acariciando a su esposa mientras yo estaba a un metro de ellos y me pregunta sin más Don Lorenzo.

¿verdad que es preciosa mi esposa, Juan?

Si, de verdad que lo es, es una mujer muy guapa y muy interesante. Dije, ya sin cortarme.

Me alegro que te guste, no lo imaginaba. Dijo Dª Mercedes.

Pues sí, me gusta y mucho, es una señora preciosa y ojalá pueda tener una mujer así cuando sea mayor, jajaja. Dije con confianza.

Doña Mercedes se incorporó y me le dijo al marido:

Lorenzo este chico, puede tener a la mujer que quiera, tú ves que físico tiene y además no debe estar mal de lo demás, jajaja.

Jajaja, te garantizo que no, Cuando volvió de poner crema en tu cuerpo tuvo que aliviarse en el mar de inmediato, jajaja. Ser joven es una bendición. Dijo.

Jajaja, bueno, vamos a comer algo, ahora es imposible tomar el sol, se quema uno. Dijo Doña Mercedes, levantándose y fijándose bien en mi paquete.

Cuando volvimos para el puente iba a poner el pantalón, me cortaron:

Es una tontería, estamos en confianza y así con el bañador estas cómodo, no vamos a estar todo el día pendiente de una cosa y la otra, tu como en tu casa. Dijo D. Lorenzo.

Ayudé a Doña Mercedes a poner la mesa y en nada estábamos disfrutando de una buena comida a bordo, ensalada mixta, tortilla, empanada, conservas riquísimas, filetes empanados, etc. Genial para una comida informal. Hablamos de todo, lo bueno que había sido la pesca, la tranquilidad del mar, etc. Cuando terminamos abrieron un bote de macedonia fresca, estaba estupenda y bajaba sola. Ellos comieron con vino blanco fresco. Luego, D. Lorenzo colocó una cafetera en la cocina del barco y en nada hirvió el café. Tomamos el café tranquilamente y Doña Mercedes dijo:

Creo que lo mejor es tomar una siesta, hace calor y ahora no vais a pescar nada, hasta las siete o así es inútil que estéis al sol. Todavía quedan horas para pescar y al anochecer pesco con vosotros veréis como os gano, jajaja. Dijo.

Si, es verdad, son las tres y media y a mi me apetece una siesta. Juan, mira, aquí esta el cojín que forma la cama al bajar esta mesa, de todos modos, si no quieres descansar puedes pescar. Mercedes y yo vamos a acostarnos un rato.

Sin problema, yo me tumbo un rato y sobre las cinco veo si pica algo. Ahora voy a leer un poco.

Ellos bajaron al camarote y cerraron la cortina con los velcros. Yo estaba en el saloncito estirado sobre los sofás con un cojín detrás de la nuca y el libro.

No pasaron quince minutos y escuche como estaban follando los dos como salidos, ella gemía a cada embestida de su marido y estuvieron como veinte minutos con la fiesta hasta que ella comenzó a jadear fuerte y se escuchaba sigue, sigue, sigue, aggg, ahhh, ahhh. Se estaban corriendo, joder que subidón me dio al escucharlos, estaba empalmadísimo.

Me frote el rabo por encima del bañador, pero era incontrolable y salió la cabeza fuera al estar tan erecto. Me froté el rabo un buen rato y ni lo escuché, en las escaleras del camarote hacia el salón, estaba D. Lorenzo mirando como me hacia la paja.

Cuando lo vi quede cortadísimo y le dije:

Don Lorenzo perdone, es que no podía aguantar más. Perdóneme. Volví a repetir.

Con voz baja, me dijo:

No hay nada que perdonar, yo también fui joven y por supuesto debes aliviarte. No te preocupes. Tranquilo que no digo nada.

Gracias, es que me da mucho corte, estar con Uds aquí y sentirme mal. Dije.

No te preocupes, es normal, cuando se es joven se pone uno a cien y cuando escucha a una pareja más, te lo digo porque siendo adolescente en casa de mis abuelos, escuchaba a una prima y a su novio y me ponía a cien. Es normal.

Gracias por su comprensión D. Lorenzo. Dije.

Voy a tomar un whisky, ¿te apetece uno? Preguntó.

No gracias, no bebo alcohol, Dije.

Así debe ser, no bebas ni fumes, es muy malo para la salud. Fíjate que me voy a fumar yo, este puro es más sano que un cigarro normal. Pero no fumar es mejor.

Si lo sé, pero además no me gusta el sabor. Dije.

Perfecto, venga vamos a jugar una partida. Dijo.

Colocamos la mesa, sacó las cartas, puso hielo en el vaso y no tardó en echar el whisky Chivas Regal 25. La botella era inconfundible, igual que la caja.

Jugamos un buen rato y me ganó todas las partidas. Estábamos pasando un buen rato y subió Doña Mercedes.

Lorenzo, ¿al final no dormiste la siesta? Eche una cabezada de media hora y me desperté cuando os escuche, me levanto porque si no se me abomba la cabeza. Dijo.

No dormí, que iba a dormir, vine a jugar una partida con Juan y fumar un puro.

Jajaja, eres incorregible, whisky y puro en el mar, siempre, menos mal que te contienes toda la semana. Dijo.

Jajaja, teniendo una mujer joven no quiero dejarte viuda, jajaja. Dijo bromeando.

Jajaja, no te preocupes, me quedaré viuda igual, jajaja, ¿te imaginas aquí solo sin mí? Venga hombre, me sacrifico yo y te llevo flores cada semana, jajaja.

Jajaja, fijo quedas viuda, porque aguantáis lo que no está escrito, hago mil testamentos y mil viudas en breve, es la leche Juan. Jajajaj. Dijo.

Jajaja, me rei y dije:

La verdad que todas las mujeres mayores que conozco están viudas, jajaj.

Juan, es la vida, somos más duras y listas, jajaja. Aunque trabajemos más somos mas resistentes a los avatares de la vida. Jajaj. Dijo Doña Mercedes.

Juan, ¿puedo hacerte una pregunta?

No, Don Lorenzo. Contesté

Te importa que le diga a Mercedes, lo que vi, no pasa nada verás. Dijo.

¿Qué viste? dijo Doña Mercedes apoyando su mano en el hombro del marido.

Si me autoriza te lo digo, sino no diré ni mu, soy notario, jajaja. Dijo.

Me puse colorado y doña Mercedes lo pilló de inmediato.

Bueno Juan, no creo que sea nada grave, dime tu lo que pasó. Dijo.

Prefiero que se lo diga su marido, pero de verdad me da mucho corte. Dije.

Qué coño de corte, todos fuimos jóvenes, ¿verdad Mercedes? Dijo él.

Jajaj, Lorenzo, somos jóvenes aún, pero ¿qué pasó? Volvió a preguntar ella.

Jajaj, Juan se lo voy a decir, mira cómo nos escuchó mientras estábamos al tema se puso palote y se estaba dando un masaje en la polla, por cierto, enorme y dura como un tronco, jajajaj. Pero lo corté y no terminó.

Jajaja, te lo dije, en el barco se escucha todo, no hay puerta, pero tu cuando te pones palote hay que hacerlo sí o sí. Jajaja. Dijo ella.

De verdad Mercedes, este crio tiene una polla descomunal, me gustaría que te la enseñase, es digna de ver, si él quiere. Dijo.

Juan, si vi que tienes un bulto enorme, lo vi cuando me dabas la crema y me masajeabas con delicadeza, de hecho, me puse caliente y me alivió un poco Lorenzo ahora, pero fue un alivio ligero, verdad cariño. Dijo.

Juan, no te escandalices, nosotros somos liberales, solo una o dos veces al año, estamos siempre con la misma pareja, pasamos unos días juntos y hacemos intercambio, no nos asusta nada, pero nunca estuvimos con nadie más. Dijo.

Yo no decía ni palabra, estaba bloqueado, porque la situación era increíble.

Me preguntó él:

Juan, no te cortes, deja que vea tu tranca Mercedes, veras como le gusta. Dijo.

Si Juan, de verdad, esto queda aquí jamás diremos nada y tú tampoco, ¿verdad?

Preguntó.

Jamás hablo de mis cosas, no tengo nada que contar mi vida es solo mía y punto. Dije seguro de mis convicciones.

Así debe ser un hombre. Dijo Don Lorenzo, Ponte de pie. Ordenó.

Me levanté y cerré los ojos, bajé el slip y salió el rabo disparado dando impulsos hacia arriba como un resorte.

¿Qué dices Mercedes? Preguntó D. Lorenzo.

Abrí los ojos y ella con los suyos enormes abiertos de par en par, tapó la boca y se hizo el silencio.

No sabía cómo reaccionar, pero en ese momento pensé, esta mujer no sabe que ayer su madre la trago toda entera por sus tres agujeros y gozo como una loba.

No me moví con la polla erecta fuera y entonces dice D. Lorenzo.

Es una polla increíble, además se ve gorda, estas delgado y destaca más, es grande de verdad. Eso debe dar un gusto infinito.

Dios mío, Lorenzo, jamás vi una cosa así, es enorme y desde luego no me imagino lo que tiene que sentir una al tener eso dentro, dios mío, enorme. Dijo.

Ya te dije: Hace el doble de la mía y de la de gustavo, esto es una verdadera polla para hacer gozar a cualquier mujer. Ya decía mi abuelo: “Con buena polla folla cualquiera”, jajaja, este es tremendo.

Subí el bañador y me senté, pero la polla iba a su bola y estaba enorme. Me fije en las tetas de Doña Mercedes y se notaban los pezones en su biquini blando, se calentó.

Se calmó un poco la cosa y ella dijo:

Os pongo otros cafés. ¿verdad?

Si contestamos al unísono.

Se sentó a nuestro lado y comenzamos a charlar y ella me hacía preguntas relativas a mi vida con las chicas y no solté prenda, no di un dato, ni presumí de nada, solo decía que como cualquier chico. No se imaginaba ella que llevaba un mes casi, dando mandanga a su madre y que gozaba cada día de buenas corridas.

Me preguntó si me gustaban las chicas jovencitas y le dije que si, pero más las señoras más maduras, me encantan. Don Lorenzo asintió a las preguntas de ella y fueron subiendo de tono, hasta que:

Estaba sentada a nuestro lado, sus piernas tocaban las mía, noté que don Lorenzo asintió de nuevo, no sabía a qué cuestión, pero con su cabeza hizo el gesto afirmativo.

Juan ¿Puedo tocar la polla, aunque sea a través del bañador? Preguntó.

Miré al marido y este asintió.

Si claro, que puede: Dije.

La mano llegó como un cohete y la agarró con fuerza apretando, con el bañador entre la mano y la tranca. Sabía que era en momento. Tire del slip un poco hacia abajo y quedaba mi tranca a su disposición. Estaba enorme, empalmado como un toro, mi polla largaba los jugos pre-seminales del empalme de toda la mañana.

Ella me miró a los ojos y me pregunta:

¿Juan te gusta, aunque este un poco gordita?

Me encanta, Ud no esta gordita, es más esta perfecta, ¿verdad D. Lorenzo?

Jajaja, así me gusta, vaya si esta buenorra, esta lo que necesita es que la hagas gozar bien con ese pollote, quiero verla clavada en una tranca como la tuya, dijo mirándola.

Mercedes, le dio unos masajes y sin más se echo sobre mis piernas para poder comer la tranca sin molestias del cojín. No veáis como le entró a la polla, con intensidad y sobre todo con una calentura tremenda. Se había puesto muy cachonda desde que vio mi bulto y sintió mis manos sobre su piel.

No os imagináis lo que continuó. D. Lorenzo, se levantó, soltó el sostén del biquini y salieron los tetones de su esposa, grandes, redondos, enormes, con unos pezones grandes y duros sobre una aureola oscura como el carbón. No aguante la calentura y le dije:

Doña Mercedes voy a correrme. Miré y vi a Don Lorenzo cascándose una paja con una polla gorda pero corta, llena de pelo oscuro. Se dedicó a dar duro a la tranca y dijo:

Mercedes, aprovecha y trágate la corrida, te gusta y la vas a disfrutar, venga.

No tardé dos minutos en convulsionar y gemir con intensidad, mi corrida llenaba la boca de la esposa mientras el marido se cascaba una paja monumental viendo a ella tragar.

Aggg, ahhh, ahhh, asiii, mis chorreones llenaban la garganta de Doña Mercedes y ella tragaba una y otra vez hasta que el último chorro no pudo aguantarlo y le golpeó la cara y goteo por las tetas enormes al incorporarse.

Dios mío, que gustazo me dio la corrida y el morbo de la situación, increíble.

Ella besó mi polla y me miró, su cara estaba llena de lefa de mi corrida, era una cosa especial para un crio, pero mejoró cuando dijo don Lorenzo:

Mercedes, chúpame la polla, que te lleno yo de leche todita.

Ella se levantó y me quede prendado de aquella hembra, sus tetones caian muy poco, enormes, con un cuerpo para pecar y en su punto para darle duro, seguro que aguantaba más que su madre, o por lo menos igual.

Don Lorenzo dejó a su esposa Dª Mercedes que tragase su polla y en nada estaba soltando la leche en la boca de ella. Se ponía rojo al correrse y agarraba con fuerza la cabeza, y le dijo:

Traga, traga, que te encanta, hoy te vas a acordar del día, veras como vas a llevar caña toda la noche y vas a gozar.

Ella tragaba lo que quedaba de la leche del marido. Mientras con sus manos frotaba mi leche sobre las tetonas de ella.

Se relajo el asunto y dice:

Bueno, os doy un rato, pero yo quiero sentir esa polla dentro sí o sí, quiero que me haga gozar y correrme bien, estoy como una brasa de caliente, me pone la situación.

Bebimos algo y D. Lorenzo me dice:

¿Imagino que tu te pones pronto verdad?

Si, en media hora estoy otra vez puesto y duro. Dije.

Pues venga, bajamos al camarote y le comes viene el coño a Mercedes, quiero que se corra bien y que goce de unas buenas sesiones de placer. Dijo dándole una palmada en el culo a ella, que seguía con las tetas al aire y la braga del biquini puesta.

Jajaj, aquí placer para todos, ya sabes lo que me gusta lorenzo, jaajja. Dijo.

Tranquila que hoy tienes buena barra para gozar a tope. Dijo, ya bajando al camarote, les seguí sin más. Eran las cinco y media de la tarde y el calor era mucho. Encendieron el aire acondicionado esto hizo arrancara el generador. Se escuchaba perfectamente.

Nada más estar abajo, Don Lorenzo me dijo:

Poneros a ello, como si yo no estuviese, venga Mercedes, disfruta que quiero verte clavada con esa tranca dentro.

Tranquilo que hasta mañana a las nueve de la noche que nos vamos, no voy a dejar de aprovecharla, jajajaj. Y seguro que por la semana te pido que lo invites a cenar a casa, jajaja, ya sabes como soy. Dijo ella.

No hubo más palabras, se acercó a mí, me dio un beso en la boca y comenzamos a enrollarnos, dios mío que gusto, que señora, esos tetones, su cara tan bonita, sus ojos grandes y aquellas piernas prefectas que juntaban los muslos como a mi me gustan aun hoy.

Me empujo para tumbarme sobre la cama del camarote y pude ver como D. Lorenzo te tumbaba de lado para no perder detalle.

Ella se fue abrazando más a mí, me ponía loco de placer. Y sin más eche la mano a su entrepierna, cuando estaba sobando el coño, las manos de D. Lorenzo me ayudaron a sacar la braga del biquini. Eche a ella de lado y comencé a besar su cara, su boca, baje a su cuello, noté que eso la volvía loca y me aplique hasta que consideré ir a por sus tetas, ahí estuve diez minutos lamiendo, chupando, apretando mordiendo pezón, en una palabra, calentando a la buenorra de la señora como nunca la habían calentado, yo intentaba que mi polla comenzase a ponerse de nuevo pletórica, pero faltaba un rato. Bajé por su barriguita para llegar al monte de venus, separar aquellas piernas era una delicia, dos muslos torneados, preciosos, fuertes y formando un valle profundo y maravilloso.

Cuando abrió las piernas, un coño depilado, con labios abiertos, abultados por su calentura y mucha humedad en su entrada. No lo dudé y me fui a por el coño con mi boca para lamer como un perro salido.

Cuando comencé a comer, con dos dedos abría el coño y metía la lengua, eso la ponía a cien y cuando frotaba y lamia el clítoris se retorcía. Le encantaba y dijo:

Dios mío Lorenzo, me la esta comiendo como los ángeles, que gusto su lengua y como me trabaja el interior, me encanta, ufff, ufff, uffff.

Estaba comiendo el coño en una posición en la que mi polla salía hacia un lado, estaba morcillona y me apetecía que se pusiese dura, bajé la mano y comencé el meneo. En ese momento, se acercaba la corrida de Doña Mercedes y subí ambas manos para trabajar bien con los dedos el coño y sacarle la corrida intensa y larga. Lo comenzaba a sentir porque ella elevaba la pelvis, gemía, respiraba más intensamente y jadeaba de placer.

Estaba en esa postura aplicándome bien, para lograr llevar al éxtasis a esa mujer divina y cachonda delante de su marido. (Recordar un marido que ve que respetas a su mujer y la haces gozar intensamente, quiere que repitas, siempre). Y sin darme cuenta comienza una mano a frotar mi tranca y la hacerme una paja, si solo estábamos tres, esa mano era de D. Lorenzo. No me separé para nada, es más moví el cuerpo para facilitar la acción, lo que el entendió como una invitación y dejé que me pusiese palote con su mano.

Doña Mercedes estaba a punto de correrse y cuando noté que aquello se acercaba, clave otro dedo más en el coño y aceleré entrar, tirar hacia el punto G y lamer y chupar el clítoris, se corrió como una loba.

Aggg, aggg, ahhh, ahhh, siiiii, ahhhh, siii, aggg, me encanta, siii, siii, Lorenzo, que gusto, que gusto, siii ahhh. Mientras se corría informaba a su esposo, que seguía aplicado a mi tranca, ya más morcillona.

El le dijo:

Córrete, cariño, córrete, quiero que goces y que te meta esta tranca dentro. Dijo.

Si la quiero dentro, aggg, ahh, si muy dentro, ufff me muero de gusto, ufff, eran sus últimos espasmos. Dijo ella bien abierta de piernas y agarrando las tetas con las dos manos. Aun me pongo ahora pensando en aquello.

De repente, noto una lengua o algo suave pasar por mi polla, no me moví, dejé hacer y la boca de D. Lorenzo hizo el resto, me lamió, comía el capullo, apretó mis huevos, lamio el tronco una y otra vez. Me encantaba y mi tranca respondió al momento, era la primera mamada en condiciones que me hacia un señor maduro y me encantó, de hecho, creo que es en esa etapa cuando dejo de tener complejo y me hago bisexual totalmente, sin ninguna duda.

La cuestión es que me encantaba la mamada de D. Lorenzo y de repente dice Dª Mercedes:

Me la metes, por favor.

Si cariño, te la va a meter bien que esta ya preparada. Dijo él.

Me subí al misionero y mi mano y la de D. Lorenzo llevaban mi rabo al centro del coño de Dª Mercedes, que pasada, era increíble sentir eso, un morbo total.

Una vez que hizo sitio y la tranca se ensarto un poco, ella coloco bien el culo para recibirla mejor, eso fue perfecto porque entró hasta el fondo y ella apretando su cuerpo contra el mío, dijo.

Dios mío, cariño, gracias por este regalo, dios mío, que gusto que polla, es inmensa me tiene abierta y es durísima y caliente.

Don Lorenzo empujando mi culo hacia abajo para clavar mas a su mujer dice:

Cariño, así que te llene bien y te haga correr, te va a gustar un buen polvo con esa tranca, veras como te hace correr como una perra, me encanta que estes tan caliente. Y no me des las gracias porque yo también deseaba probar esta tranca, jjjajaja. Disfruta cariño.

Comencé a empujar tranca hasta el fondo, ella cerraba y abría los ojos, así como estaba debajo le lamí sus tetones, eso me pone a mil, me encantaba. Estaba recibiendo una estocada de un crio joven, fuerte y con una polla para llevarla al climax. De repente noté la mano de D. Lorenzo apretar los huevos y unos segundos después me los lamia una y otra vez, que pasada, eso me hizo adicto, de verdad a los tríos.

Estuve 15 minutos clavando el coño hasta el fondo, entonces ella se agarro fuerte de mi cuello y comenzó a elevar la pelvis para clavarse más, no paré, comenzó a jadear, a gozar de lo lindo y su respiración se aceleraba de una forma increíble, la besé intensamente y ella ponía los ojos en blanco a cada clavada mía que buscaba lo más profundo de su ser, para hacerla gozar. No aguantó y se corrio como una loca:

Aggg, ahhh, aggg, ahhh, ahhh, ahh siiii, dios mio, que gustazo, dios como me corro, Lorenzo, me encanta, estoy ardiendo, me corroooo, ahhh, aggg, siiii. No paraba de gozar el orgasmo, yo seguía empujando y notando las lamidas de D. Lorenzo, que no dijo nada, solo lamia los huevos.

Dejamos que se relajase y yo salí de encima. Don Lorenzo, se acercó, la beso y le dijo:

Cariño, te quiero muchísimos, deseo que goces cuanto quieras y nunca te falte placer, esta polla te va a llenar las veces que quieras.

Dios mio, que gusto, dios…te quiero con locura y gracias por estos momentos increíbles que vivimos juntos, es una pasada. Dijo ella, y se fundieron en un beso enorme.

Estaba como espectador del morreo que se estaban dando y me di cuenta que era increíble la generosidad de un marido que quiere hacer gozar tan intensamente a su esposa y luego con la mayor naturalidad se besan, se aman y refuerzan los lazos de su pareja, que gran lección para un crio, de verdad, me encanta esa sensación incluso a día de hoy, como sabéis por otros relatos.

Ya relajados D. Lorenzo, propone que nos demos un baño, estábamos sudando y un agua fría no vendría mal, para luego ducharnos en la popa del barco. Estábamos en el agua los dos hombres y ella abordo, nunca se deja el barco solo a pesar de estar fondeado y una vez que el dejó de nadar y se fue al barco, se tiró ella, estábamos todos desnudos, que gozada.

Nadamos un rato y cuando íbamos hacia la plataforma de popa, se acercó de lado y se colgó de mi cuello, me apretó con fuerza y me dijo al oído:

Me encantó la corrida, quiero más de esas, hoy quiero disfrutar mucho, estoy muy caliente al tener esa polla en el barco.

Tranquila, estoy bien y hasta mañana por la noche, podemos pasarlo bien. Dije.

Subió primero ella, un espectáculo ver a esa hembra subir por las escaleras de la mano de su marido, sus nalgas, sus piernas, su cuerpo, ufff, espectacular.

Don Lorenzo, dice:

Hace mucho calor, podemos quedar desnudos, si vemos acercase algún barco nos ponemos algo y punto, ¿que os parece?

Si, contestó ella. No tuve nada que decir, porque estaba disfrutando del cuerpo de aquella mujer de una forma increíble.

Eran las nueve de la tarde y nos pusimos a pescar, como siempre, la primera pieza para la novata y no era mal pinto, jajaj, nos reímos porque nos llamaba principiantes, jajajaj.  Y de repente, siento una picada increíble y subí un sargo increíble, casi de dos kilos y dije una frase que era de un gran amigo que me enseño todo sobre la pesca:

Por favor, cuando abráis la enciclopedia Larousse, si buscáis la palabra pescador, tendréis la explicación y una foto mía, jajajajaja.

Todavía ahora, cuando voy a comer con Doña Mercedes y D. Lorenzo, nos reímos con el detalle. Son encantadores, para mí, son como mi familia. De hecho, si faltasen seré el albacea de Luis y le cuidaré mientras viva. De hecho, Lola, cada dos días me da las novedades de como esta el chico a pesar de vivir sus padres. Me gusta hablar con él.

Sobre las diez de la noche, preparamos unos sargos en el horno y le pusimos una salsa de aceite y ajos con un chorro de vinagre, estaban increíbles. Cenamos genial y de poste de nuevo macedonia fresca. Luego D. Lorenzo, café, whisky y puro. Yo tomé un café solo, estaba rico y repetí, no sabia las consecuencias de eso, hasta el día siguiente, por eso os cuento que dos cafés solos y noche de guerra, sin dormir y a cien.

A las doce de la noche estábamos sentados en la popa, desnudos, la noche genial, estaba la luna preciosa y no se veía ni un solo barco por la zona. Don Lorenzo dijo:

No vamos a mover el barco, estamos cerca de la isla y no veo que vaya hacer mucho viento, si la noche queda así, es un sitio estupendo para dormir.

Lorenzo, para que vamos a movernos, no hay barcos en la zona y tampoco hace mal tiempo, va a ser una noche de calma total. Dijo Doña Mercedes.

Jajaja, espero que no sea de calma para ti y goces de verdad de una noche autentica. Jajaja. Dijo su marido.

Me miró y me dice.

Porque no os vais a la proa y le echas un buen polvo en las colchonetas, yo voy al baño un momento y me uno al volver.

Miré a Doña Mercedes y esta dice.

Vamos, ya estamos tardando, jajaja. Tirando de mi mano.

Llegamos a las colchonetas de proa, aun estaban calientes del sol de todo el dia, nos acostamos sobre ellas y comenzamos a besarnos y a magrearnos mutuamente.

No os imagináis lo que supone tener entre manos a una mujerona potente, con unos tetones grandes, caderas fuertes y unas piernas como pilares redondeados y duros.

No tardé en comenzar a comerle el coño, bien comido, con ella esturada hacia el puente y sus piernas hacia la proa. No tardó don Lorenzo en llegar y nada más subirse a la colchoneta, agarra su polla y se la mete en la boca.

Venga chupa que hoy te vamos a follar bien duro, te hacia falta, te vamos a hacer gozar como una perra toda la noche, veras que bueno. Dijo.

Al rato, estaba Don Lorenzo jadeando por el placer de la mamada de su mujer, pero dijo:

Para que no quiero correrme. Sacando la polla de la boca.

Estaba Doña Mercedes a punto de otra corrida y metí bien profundo y rápido dos dedos y lamí con fuerza. Mientras su marido le decía guarradas y le amasaba los tetones, yo podía ver como ella ponía cara de zorrilla cuando estaba cerca del orgasmo y llegó.

Aggg, ahhh, ahhh, aggg, ahhh, me encanta, aggg, ahh, ahhh. Gozaba de gusto.

Don Lorenzo me dice:

Prepárate que no la vamos a dejar descansar, la subes sobre tu polla y me coloco por detrás y vemos. Dijo.

Terminó y un minuto después yo me estiré en la colchoneta y el la ayudo a montar mi polla. Estaba espectacular, clavada encima mía y con las piernas bien abiertas, para recibir el rabo en lo más profundo.

Cuando ya estaba galopando mi polla D. Lorenzo le pregunto:

Te gusta como te folla Juan, ¿verdad?

Si, uff, me encanta, dios mío, me encanta, dios, Me gusta mucho. Respondió.

¿Lo recomendarías? Ehh. ¿lo recomendarías? Le preguntó.

Si, claro, mucho lo recomiendo de verdad, esto es para probar de verdad. Dijo.

Pues ya sabes lo que hay que hacer, ¿lo sabes verdad?

Si lo sé, tranquilo lo sé. Dijo.

Perfecto, ahora échate adelante y que te coma las tetas Juan, déjalo disfrutar esos tetones. Entro yo ahora.  Dijo D. Lorenzo.

Cuando ella estaba echada hacia delante, el marido comenzó a pasar la lengua desde mis huevos hasta su culo, le salivó en la entrada y metió un dedo para adaptarlo, pero por lo visto ya había probado polla de la buena ese pandero.

No tardó D. Lorenzo en intentar clavar el culo de su esposa mientras yo la sujetaba y le clavaba mi tranca al fondo. Paramos un rato y el entró en el esfínter con fuerza. Ella se quejó, pero el agarró bien las caderas y comenzó a bombearla. Dijo:

Asi, te gusta ehh, perra, me encanta que folles duro, que goces de gusto. Ella solo jadeaba.

Tenía unos huevos enormes, Don Lorenzo a cada vaivén, me los frotaba en los míos, me estaba poniendo caliente y a pesar de haberme corrido el riesgo de otra corrida era real, pero yo quería follar a esa mujer muchas horas.

Ensartada por las dos trancas se corrió tres veces seguidas, era espectacular como a cada corrida abría más sus piernas, que pasada de gusto verla correrse como una loba. Lo recuerdo y me empalmo.

Don Lorenzo una vez que ella termino y notó mis fuertes empujones dentro del coño, no aguantó y soltó toda la lefa en el trasero de su mujer. Gimiendo y jadeando con bufidos potentes.

Aggg, aggg, oooooo, asii, toma, toma, te encanta perra, así, ohhh.

Ella sé quedó sobre mi pecho, mientras no aflojó su polla de su marido. Cuando el salió, ella me besó intensamente y se abrazó muy fuerte a mí. Dijo:

Me encantas, que placer sentir esto dentro, dios mío. Mi polla seguía dentro de ella sin bajar la tensión.

Cuando se relajaron, tanto ella como D. Lorenzo, ella dijo:

Juan vamos a comerte la polla a dos bocas y queremos que sueltes una corrida de las buenas. No tardé en notar las dos bocas en mi rabo, me gustaba.

Estuvieron un buen rato intercambiando tragadas, hasta que Doña Mercedes saliva en mi capullo y comienza a darme caña con su mano a un buen ritmo, él me comía los huevos, y eso me puso a mil. Después de unos minutos mi cuerpo pidió descarga y no hubo tiempo a avisar.

La primera leche entro en la boca de ella, pero él se unió de inmediato y me ordeñaban entre los dos, solté leche para llenar medio vaso, joder que gusto. Cuando termine de correrme ellos lamieron mi capullo y se besaron, que pasada de polvo me acababa de hacer gozar esta pareja.

Nos fuimos para la popa del barco, ellos prepararon unos combinados y yo tome coca cola. Estábamos muy relajados hablando de lo bien que nos compenetrábamos y lo mucho que le gustaba a Doña Mercedes estar clavada por los dos, hasta que me pregunta:

¿Juan, comiste alguna vez la polla de un chico?

Pues no lo hice nunca. Respondí.

Y preguntó:

¿Te gustaría probar?

Bueno, no lo sé, pero seguro que en el fragor de la batalla estando los tres a cien, no me importaría probar. Dije.

Bueno, eso está bien, hay que tener la mente abierta y a lo largo de tu vida disfrutaras mucho más, sobre todo si te gustan los tríos. Un marido que quiere que disfrute su mujer a veces no le importa participar al cien por cien, eso es muy interesante, veras. Dijo D. Lorenzo.

Estuvimos como dos horas a la luz de la luna y ellos tomaron varios combinados cada uno, D. Lorenzo ya estaba un poco puesto y le dijo a Doña Mercedes, ¿Qué opinas de que pase el próximo fin de semana con nosotros y nuestros amigos?

Yo hablo con Nora y veremos que dice, pero por mi encantada. Dijo.

Mira Juan, el sábado 14, Domingo y lunes son festivos locales, por las putas fiestas y nosotros pasamos de hacer estar rodeados de tropa, en estas fechas solemos invitar a una pareja de amigos y pasamos tres o cuatro días en el barco y cada día vamos a comer a un restaurante distinto en los puertos en los que atracamos. Lo pasamos bien, porque ellos son como nosotros muy buena gente, pero tenemos que hablar con ellos.

Por mí, no tienen que preocuparse, yo estoy libre, pero tampoco me importa quedar con Luis. Dije.

Bueno Lorenzo, yo hablo con ella y ya te diremos. Dijo Doña Mercedes.

Bueno, encárgate tu de convencerla y listo. Dijo D. Lorenzo, levantándose y se fue al baño.

Nosotros quedamos arriba, yo miraba el cuerpo de Dª Mercedes, estaba espectacular, dios mío que mujerona, creo que eso hizo que me gusten ese tipo de mujeres, tan potentes y macizas.

El nos llamó desde abajo y dijo:

Ehh, venir, que hacemos otra fiesta pequeña, después me duermo seguro.

Vamos, Dijo ella.

Cuando llegamos estaba estirado en la cama con la polla morcillona y las piernas abiertas, le hizo un gesto a ella y se puso a comérsela sin más.

Estuvo un rato poniendo la polla a punto y me dice:

Ven Juan, pon la boca al lado de la mía.

Obedecí y lamí el tronco de la polla de D. Lorenzo, joder mis primeros pasos para saborear una polla madura. No me costo mucho comerle el rabo, ya que también morreaba a ella de vez en cuando. Le dimos una mamada muy buena y se corrió a borbotones, en nuestras caras y después, por primera vez probaba el semen de otro hombre, cuando Doña Mercedes me beso, era agridulce pero no me disgustó.

Esperamos un rato y ella le dijo a D. Lorenzo:

Creo que te vas a dormir, ¿verdad?

Si voy a dormir, tu aprovecha y mañana por la mañana volvemos a follarte los dos. Dijo.

Nosotros nos fuimos al baño a lavarnos y subimos al saloncito. Preparamos la cama y nos acostamos, se veía el mar, la luz de la luna reflejaba colores preciosos sobre el agua y solo un pequeño ruido de las olas alteraba el momento.

Doña Mercedes se acostó pegada al puente y yo hacia el pasillo, al rato estábamos comiéndonos los morros y disfrutando de nuestros cuerpos, que pasada, poder disfrutar de aquella hembra con el permiso de su marido, que gozada que delicada como señora y que fiera follando, dios que pasada.

Follamos a la cucharilla, luego ella se estiró de espaldas y yo la clavaba por detrás, luego a cuatro patas, luego ella sobre mí. Todo un repertorio de posturas que nos hicieron gozar hasta las siete de la mañana que comenzó a amanecer.

Ella se corrió varias veces y yo una dentro de su coño, una corrida bien profunda que me encanto, lo hicimos al misionero y de verdad me encantaba tanto esa señora que se transformó en mi musa, durante años.

Por la mañana, al despertar, D. Lorenzo estaba pescando, yo me fui a su lado y le dí los buenos días. Me preguntó:

¿Qué tal la noche?

Muy bien, lo pasamos muy bien y dormimos solo dos horas, pero nos gustó mucho, de verdad.

Me alegro. Dijo. En ese momento, llegó doña Mercedes con la cafetera y dijo:

Chicos, café para despertar, venga.

Los dos dejamos las cañas y nos fuimos a la mesa que ya estaba recogida. Nos sentamos y don Lorenzo le preguntó a su esposa:

Cariño, ¿qué tal la noche?

Genial, me corrí seis o siete veces más, debo llevar veinticinco orgasmos, es mi récord, me encantó, ahora a descansar y después de comer nos organizamos, nos vamos sobre las ocho, ¿verdad?

Mira, no es necesario irnos esta noche, mañana llamo a la notaria y que se organicen, estamos bajo mínimos de hecho pensé en centrar escrituras y todo en dos días de la semana. Dijo él.

Pues llama a casa Juan que nos quedamos. Dijo ella.

Avisé en casa y todo organizado.

Disfrutamos de una pesca mejor que el día anterior, de hecho, llenamos una nevera de pescado, lo limpiamos para que no se estropease y estuvimos muy bien hasta que vino la hora de comer.

Comimos salpicón de pescado y marisco y unos pescados fritos pequeños de los que habíamos pescado, la verdad que me encanto comer así improvisando. Luego café con unas pastas y D. Lorenzo café, puro y whisky.

Doña Mercedes tomó licor café y un vino dulce portugués.

Estábamos hablando de cosas relativas a las noticias que ponían en la tele y Don Lorenzo dijo:

Este mundo no lo arreglamos nosotros, porque no bajamos a dormir una siesta.

Voy al baño, dijo Doña Mercedes.

En ese momento me dice D. Lorenzo.

Me encantaría que le clavaras ese pollón en el culo y la hiciese correr, mientras yo le como el coño, ¿Qué te parece?

Me encantaría, pero no depende de nosotros, dije.

Bueno veremos como lo hago y cuando te indique lo organizamos.

Ella llegó recién peinada y con la cara lavada. Yo fui al baño y ellos se metieron en el camarote.

Cuando llegué Don Lorenzo estaba intentando taladrar el culo de su esposa y me dijo.

Juan cómele el coño mientras yo follo este culazo.

Me metí debajo y empujé las piernas para meterme en el coño de ella, cuando estuve debajo comencé a comerlo con ganas. Veía los huevos colgados de D. Lorenzo ir y venir a cada embestida que le metía en el trasero.

Doña Mercedes no aguanto mucho, estaba comiendo mi polla, el culo lleno por su marido y yo aplicándome bien en el coño, al final infalible, corrida total.

Comenzó a gemir, saco la polla de la boca y dijo:

Dios mio, vais a matarme a corridas, me encanta, dios me encanta, ufff, aggg, ahhh, ahhh, ahh. Se corría abriendo bien las piernas para que mi boca trabajase el coño más profundo.

Nada más relajarse, D. Lorenzo, dijo:

Juan ven a hacerle el culo a esta preciosidad, te lo tengo listo para que lo empotres hasta el fondo, quiero que le follemos el coño y el culo bien.

Despacio, Juan, despacio, tu polla no es como la de Lorenzo. Dijo ella.

Tranquila lo haré despacio. Dije.

D.Lorenzo estaba empalmado, la mandó sentar sobre el y yo quede de pie en el suelo, es una posición perfecta para clavar bien el culo de esa hembra.

No tardé en tener media tranca dentro, estaba el culo ya abierto y logre meter pronto el capullo, pero quería llegar más profundo y en dos embestidas llegue con mi estomago a las nalgas de esa mujerona. Comencé a bombear como un toro, me encantaba lo rico de su agujero, el placer de follar el culo de una madura siendo un crio es insuperable. Que, gozada de polvo, estoy escribiendo y me empalmo recordando el placer.

Agarré bien las caderas de la mujer de D. Lorenzo y ambos comenzamos un vaivén, que la hacia gemir y jadear, nos llamaba cabrones, nos insultaba, pero ella con su cadera acompañaba las embestidas de los dos, que pasada de polvo, yo no tardaría mucho en correrme y de repente el marido dice.

Dios, voy a llenarte el coño de leche hasta el útero, eres caliente como el fuego, me encanta que seas así de puta con nosotros, te vamos a follar siempre bien duro. Estaba hablando y comenzó a descargar lefa.

Aggg, ahhh, ahhhh, aggg, ahhh. Notaba su polla embestir el coño a través de la fina piel de separación.

No tardé en decir.

Doña Mercedes, me voy a correr, me voy a correr.

Córrete, hijo, lléname bien el culo de leche caliente, menuda polla me estas reventado de gusto, dios mío que pasada de polvos me estáis dando, cada cual mejor.  Dijo.

No tarde en arquearme para descargar la leche de nuevo, estaba llenando el culo de la mujer de D. Lorenzo, con su permiso, dios que gozada.

Aggg, ahhh, ahhh, siiii, me encanta, aggg, ahhh, ahhh, dios, que corrida. Dije.

Ella al notar el coño y el culo lleno de lefa caliente, dijo:

No pareis que me corro, no pareis que me corrroooo, ahhhh, aggg, ahhh, aggg.

Termino entre convulsiones y soltando un squirt tremendo sobre la tripa de su marido, reventarle el culo era mi deseo y le produjo un placer brutal.

Al relajarnos, nos separamos y dijo Doña Mercedes:

Esta es una de las mejores corridas de estos días, quiero repetirla muchas veces y aun nos quedan horas en el mar.

Juan, esta mujer es insaciable, me encantó desde joven por lo fogosa que es en la cama y lo seria y pulcra que es en la calle, una señora muy puta, jajajaj.

Es una maravilla estar con Uds. Fue increíble. Gracias. Dije.

Hijo, esto comienza, la próxima semana vamos a pasar tres o cuatro días en el mar, vamos a ver como organizamos, pero deseo que vengas con nosotros. Dijo D. Lorenzo.

Por mi no se preocupe, se que van con amigos y no pasa nada. Dije.

Juan, de verdad, que deseamos que estés a bordo, deja que yo organice y voy hacer lo posible por que vengas a pasar el finde al barco. Dijo ella, acariciando mi cara.

Estuvimos tranquilamente pasando las horas y aún volvimos a follar tres o cuatro veces más. Al llegar a puerto ella dijo:

Me escuece el coño, pero de verdad vale la pena tener a dos machos para atenderme bien. Miro a su marido y le dijo: Te quiero amor.

Nos despedimos y quedaron de avisarme.

Por supuesto pase con ellos y los amigos los días sábado 14, domingo 15 y lunes 16 de agosto. Lo pasamos genial, ya os escribiré el relato.

PD.

De Doña Mercedes tengo fotografías de la noche de fin de año de 2.000, comenzamos el siglo XXI en un motel, después de la cena familiar, porque cené en su casa, pero querían pasar una noche de locura para comenzar el siglo follando los tres como locos. Ellos, fueron los que de verdad hicieron que diese el salto a la bisexualidad y no me arrepiento.

Las fotos no tienen la calidad perfecta, pero se ve perfectamente a la hembra que os describí y mi físico a los 20 años. Ya sabéis, pedid y se os concederá. Jajajaj.

Este relato estaba también escrito desde hace tiempo, aún tengo unos cuantos, por retocar, los iré cargando.

Cuando estéis leyendo esto, debéis saber, que logré meterme entre dos parejas swinger, que habitualmente vienen a pasar unos días a la casa rural. El trabajo, lo hice tomando el sol en la piscina y comenzando a charlar con uno de los novios. Vamos a ver que da de sí el tema.

ME GUSTA QUE COMENTEIS LOS RELATOS Y ESPERO QUE OS GUSTE.