Relato 58- El culo de la abuela, cayó después

Llevaba un mes acostándome con Dª Manuela, la abuela de Luis y para mi sorpresa una tarde me dio su culo, lo desvirgue y la hice adicta a disfrutar de orgasmos diferentes y así comenzaron diez años de placer para los dos

Llevaba casi un mes follando todos los días a Dª Manuela, quedábamos por la tarde en casa de su hija la madre de Luis.

Buscábamos cualquier oportunidad para quedar solos, o incluso la llevaba yo a su casa y lo hacíamos en el coche. La señora estaba disfrutando de un verano increíble según decía por poder disfrutar de una tranca grande, potente y de vitalidad de un joven que la hacía gozar como jamás se imaginó.

Una mañana recibo una llamada de D. José Antonio, después de saludarme me dice:

Juan, ya sabes cómo estoy estos días, tengo que preparar la semana grande de fiestas de San Roque y no tengo un minuto para nada. Esta mañana tengo que ir a una reunión por asuntos municipales y llegaré tarde, por la noche. Pero le había prometido a mi mujer que a primera hora de la tarde la llevaría a hacer unas compras urgentes para la comida del fin de semana, tenemos 15 invitados y te pediría si pudieses tu echarle una mano.

Bueno, no se preocupe, esta tarde, voy a por ella y le ayudo. Respondí.

Muchas gracias, es que no se a quien mandar con ella, son cosas delicadas, te lo pagaré bien, gracias de verdad. Bueno de todos modos Manuela te tratará bien, ya le aviso ahora que vas tu a por ella.

Nos despedimos y diez minutos después serian como las doce de la mañana, de aquella primera semana de Agosto y recibo una llamada de Dª Manuela.

Nos saludamos y me dice:

Hijo, ya me dijo Antonio, que me llevas a la compra tú. Ya ves, no tiene tiempo ni para comprar para los invitados, es un caso.

Tranquila, yo no tengo que hacer y le ayudo. Contesté.

¿Qué estas haciendo ahora, hijo? Preguntó.

Ahora estaba leyendo un libro, Los pilares de la tierra. Dije.

¿Te apetece venir a casa y comes aquí conmigo y luego vamos a comprar a primera hora que hay menos gente? Preguntó.

Bueno, pues en media hora estoy en su casa, salgo ahora. Dije.

Perfecto, ven despacio. Un beso hijo.

Nos despedimos.

Me di una ducha y salí pitando a casa de la abuela de Luis.

Tarde como 20 minutos en hacer los 16 kilómetros que separan las dos casas y cuando llamé al timbré me dice:

Pasa hijo, está todo abierto, cierra al pasar.

Era la primera vez, que estaría a solas con Doña Manuela en su casa, había estado comiendo con toda la familia dos veces, pero todo muy socialmente correcto. No me había hecho idea de nada en especial, porque como dije, estaba follando casi a diario a la abuela. Un día más, pensé.

Cuando entré no la vi en la puerta, pero escuché:

Cierra con llave.

Nada más se escucho la cerradura, SORPRESA, del despacho de su marido, salió doña Manuela como jamás podía imaginarme:

El pelo recogido en un moño, elevado, vestía conjunto de lencería negro, sujetador pequeño para aquellos tetones enormes, ligueros, una tanga negra, media de rejilla negras y zapatos de charol, sobre sus hombros una cinta de flecos negra, preciosa, que pasaba por detrás del cuello una y otra vez.

Cuando se dio la vuelta, me empalmé en el acto, menudo trasero, que patas, que buena estaba esta señora a pesar de sus años y de tener dos hijas.

Dios mío que empalme, se regocijo luciendo el conjunto y me dijo:

Te gusta, hijo, te gusta como me puse para ti. Hace años que no me ponía un conjunto sexy, este ya debe tener 20 años.

Esta preciosa, me encanta como le queda y desde luego, tiene un cuerpo espectacular. Dije.

No hubo más palabras, tiró de mí se pegó a la pared y comenzamos a besarnos intensamente, durante un buen rato, sujetaba con sus manos mi cara y me comía todito. Que pasada. Cuando lo consideró echo la mano a mi pantalón y lo abrió, salió mi tranca nada mas la sujeto, estaba como un ariete dispuesto a clavar cualquier cosa que se pusiese por delante. Seguimos besándonos y yo eché la mano a su entrepierna, una vez que separé el tanga, aquello estaba empapado, estaba muy caliente la abuela, que ganas tenia de rabo, era insaciable.

Se agacho y apoyada en la pared me hizo una buena mamada, estaba en la gloria, tragada rabo como si fuese su última vez, lo metía hasta la campanilla. Cuando notó el rabo bien duro, sacó la boca y levantándose me dice:

Por favor empótrame bien aquí de pie, me encanta esta posición, veras que rápido me corro. Tomó la punta de mi capullo y lo acercó a la entrada del coño.

Así contra la pared, hice fuerza y entró la tranca dura, potente y lista para darle caña a Dª Manuela. Yo estaba salidísimo, era la primera vez que ella se ponía sexy para mí, era una novedad y un verdadero placer.

Al rato, mi polla entró hasta el fondo, le levantaba un apierna para poder llegar mas profundo y ella me besaba como una posesa. Dios menudo polvazo, estaba gozando, con 19 años, eso es morirse, que una hembra de 60 años, potente y caliente te haga suyo, dios que pasada, me empalmo aun ahora pensando en aquella etapa.

Al rato mis embestidas iban en aumento y se escuchaba, ploff, ploff, ploff, ploff, la humedad de esa hembra en celo no podía ser disimulada, su coño estaba empapado de jugos de la calentura que tenía. Pensé, esta si no vengo se hace un pajote, seguro, ¿tendrá un juguete?

Seguía empujando el rabo dentro de aquella hembra y aceleré mis embestidas para ver que sucedía, ella seguía besándome y yo la sujetaba por los caderones para poder entrar más profundo. De repente, noto como separa la boca y me dice:

Rápido, hijo, así, así, sigue, me vas a sacar una buena corrida, sigue, estoy muy caliente, uff, sigue, dame fuerte.

Si, quiero hacerla correr como nunca, así, así, siii, así. Eran mis palabras a las clavadas que le estaba dando, la pared me servía de apoyo y ella en esa posición sentía la tranca bien dentro al tener la pierna elevada.

No tardó en acelerar su respiración y me dijo:

Hijo, ahora no pares, sigue, tu no pares, aunque notes que me corro, venga dame fuerte, siiii, más, más.

Sus palabras me encendían como una brasa.

Agggg, aggg, ahhh, ahhh, ahhh. Comenzó a correrse y por primera vez disfruté de un squirt de una abuela y os garantizo que no fueron muchas las que lo disfrutaron como ella.

Chorreaba a cada clavada, salía líquido a presión y ella se convulsionaba una y otra vez, pero la orden había que cumplirla y lo hice, no parar era el trato.

Estuve diez minutos más logrando las corridas de la abuela una y otra vez. Mi pantalón que estaba en el suelo, quedó lleno de jugo de las entrañas de la abuela.

Cuando se había corrido varias veces, no sé cuántas, se relajó, me miró me dio un beso intenso y profundo, cuando consideró, separo la boca y me dijo:

Hijo, tuve buenas corridas contigo, pero esta me traslada a mi juventud, cuando mi primer novio me follaba duro y me llevaba al cielo, joder como me gusto este polvo, dios mío que placer.

Mi polla seguí dentro de ella, no me moví.

Hasta que dijo, separándome:

Venga, desnúdate que tengo que limpiar el pantalón y el suelo.

La vi ir a por una fregona a la cocina, dios mío que cuerpazo acababa de hacer gozar, es un tanque y esta para follar duro una y otra vez, a pesar de su edad era tremendamente fogosa y por supuesto su libido la levantaba un crio con un buen pollón.

Limpió el suelo y se fue a la zona de la lavadora, la seguí.

Cuando se agachó para meter el pantalón para lavar, quedó a mi vista un culazo tremendo, ella se dio cuenta de la visión que ofrecía su trasero y movió la cadera incitándome.

No lo dude. Enfoqué la tranca y agarré las caderas y la metí hasta el fondo, ella se apoyaba en la lavadora y yo empujaba para clavarla bien.

Era tanta mi calentura, que en pocas embestidas mi tranca se dilato y le dije:

Me voy a correr, me voy a correr.

Córrete, hijo, córrete que tenemos mucho día. Dijo.

No aguanté: aggg, ahhh, ahhh, aggg, aggg. Jadeaba mientras empujaba y llenaba el coño bien profundo, que gozada.

Estaba largando semen a tope y ella dice.

No pares, no pares, me voy a correr, que caliente esta tu leche, dios, dios me corroooo, ahhh, aggg, ahhhh, agggg,

Se corría mientras la empotraba contra la lavadora, dios que gozada y que caliente estaba el coño, joder que placer, todavía lo recuerdo.

Cuando mi polla se relajó, salí despacio y ella dándose la vuelta me dice:

Me encantó, estoy muy salida hoy, de verdad, no se que me pasa, estoy a cien y si en vez de comer aquí en casa, tomamos algo en el centro comercial, compramos rápido y te dejo que desvirgues mi culo.

No daba crédito a la que escuchaba, ella notó mi extrañeza.

Hijo, te lo has ganado, de verdad, estoy gozando más que cuando era una chica, estoy en la gloria, de hecho, mi hija Mercedes, me dice el otro día:

Mamá, se te ve muy contenta.

Si hija, estoy bien, veo muy bien al niño y este muchacho le ayuda mucho a relacionarse con los demás y me encanta cuando los veo juntos hablando como dos viejos. Me dijo que le contestó eso.

Su hija le dijo, es muy buen chico, no sé cómo se lo vamos a pagar, no quiere nada y es muy discreto, de verdad ya le dije a papa y a Lorenzo que hay que ayudarle en lo que precisé. Por lo que sé no quiere estudiar una carrera, pero va a ingresar en la Armada. Papa, debe echarle una mano, es un buen muchacho. Y como mujer te digo es precioso y por lo que noté en al salir de la piscina no debe estar muy mal de asunto.

Jajaja, como eres, aun es un chico. Dijo la abuela.

Un chico sí, pero es una maravilla, jajaja. Respondió Mercedes.

Esa era la explicación que me dio doña Manuela de lo que su hija opinaba.

Nos fuimos a duchar, ella seguía con el moño colocado sobre su cabeza, lo cubrió y en nada estábamos los dos enjabonándonos en la ducha, una pasada, mi polla estaba vacía de la corrida, pero ella le dio dos besos y me dice.

No sigo porque sino no vamos a ir a la compra.

Terminamos la ducha y ella se vistió, tuvo que bajar a mi coche, detrás, estaba una bolsa de deportes que tiene una bermuda azul, muy bonita que llevo siempre allí. Trajo el bolso y me vestí.

Eran las dos más o menos, fuimos a su garaje y subimos a su Ranger Rover para dirigirnos al centro comercial. Comimos en un restaurante sencillo, pedimos una ensalada, ella pescado y yo una milanesa. No me dejó pagar.

Con una lista fuimos a por dos carros y comenzamos a realizar la compra. Tardamos como cuarenta minutos, los carros a tope. Pasamos por las cajas, le dio la tarjeta y salimos al parking.

Unos diez minutos después llegamos a su casa. Entramos en el garaje y me dice espera.

Marco un número de teléfono y dice.

Antonio, ya hice la compra, ahora Juan me ayuda a colocarla y se va. ¿Tú a qué hora vuelves? Preguntó.

Bueno, en una palabra, no cuento contigo, yo cuando vea me acuesto, como siempre no te dejo cena, porque tomaras algo por ahí. Dijo.

Escuche a la otra parte hablando y de repente me dice Dª Manuela.

Coge con el alcalde, quiere hablar contigo.

Diga, Dije.

Juan, gracias por todo, eres muy servicial, no se como vamos a pagarte, de verdad estamos muy contentos contigo y te ayudaré en cuanto necesites. Si necesitas algo pídeselo a Manuela ella te dará lo que precises, de verdad, no tengas vergüenza y pide lo que quieras. Dijo.

Gracias, no necesito nada, solo quiero que Luis esté bien y nada más, bueno sí que pueda ir de pesca con Uds. algún día, jajaja.

Tranquilo, a partir de septiembre estaremos todos los fines de semana, tranquilo que te llevamos. Venga cuídate mucho.

Gracias. Dije y nos despedimos.

Cuando bajé del coche y comencé a cargar bolsa, pensé.

Como es la vida, el buen hombre animándome a que pida, no se imagina lo que pedí, que cosas tiene la vida.

Una vez colocada toda la compra, dejé un saco de patatas pequeño en una zona del garaje y fue cuando Dª Manuela me dice.

Déjalo ahí, que cuando venga esta semana Lola, ya coloca las cosas de su mano. Era la primera vez que hablaba de la persona que le ayudaba en casa.

Me dijo:

Lola, está conmigo siempre que tenemos cosas especiales y viene dos veces por semana a limpiar.

Ahh, no lo sabía. Dije.

Si, la casa es grande y hace falta una mano, es buena chica y de confianza. También le ayuda a Mercedes. Dijo.

En esas estábamos y me dice:

Bueno hijo, ¿tomamos un café, aun son las cuatro y media?

Si, acepto.

Se fue hacia la cafetera y la seguí con la vista. Menuda jaca pensé, llevaba puesto un vestido tipo blusón azul oscuro, y unas sandalias de alpargata de medio tacón, pero detrás es un barco, volví a pensar.

Se agacho a coger el café y dejó en pompa el superculazo y cuando menos lo pensaba, por detrás la agarré y empecé a frotar mi rabo. Y dice.

Dios mío, eterna juventud, esto es lo que desea una mujer, sentirse deseada cada minuto, nos gusta gustar, jaajja.

Me encanta, me encanta. Dije Mientras levantaba el vestido y metía la mano, joder seguía mojado el coño.

No paramos hasta que la empotré contra la encimera y espatarrada dándole por detrás la hice correr otra vez entre gemidos potentes.

Ya relajados, nos sentamos y sirvió el café. Y me dice:

Sabes una cosa, me siento como cuando era una joven que estaba muy caliente y en cada momento nos poníamos a follar, pero jamás con la intensidad que lo hacemos tu y yo.

Me alegro, me gusta mucho hacerla gozar una y otra vez, además me encanta que esté siempre mojada, ufff, me pone a cien. Dije.

Si soy muy calientes, ya sabes eso es genético, jajaja. Por lo visto mis hijas también son muy fogosas, jajaja. Dijo.

Me alegro hay que disfrutar. Dije.

Y que lo digas, venga tomamos el café.

Unos diez minutos de charla sobre Luis y sobre la pesca del día siguiente, me invitó D. Lorenzo y Mercedes a pescar y como Narciso no podía ir por un asunto familiar me invitaban a pasar el sábado y domingo con ellos.

Un rato después me dice:

Espera un rato, subo y cuando te llame acudes.

Saló de la cocina, yo quedé en la silla sentado y saqué la polla un rato, estaba a cien me apretaba la bermuda y tuve que colocarla bien. Le di un buen masaje y me puse a cien.

Tardó como diez o quince minutos en llamar.

Juan sube, te espero.

Voy, dije.

Cuando llegué a la parte de arriba estaba apoyada en el marco de la puerta de un dormitorio y era un espectáculo, si antes con la lencería negra estaba preciosa, ahora era blanca con ribetes azul claro, una pasada, llevaba puesto un corpiño blanco apretado, que elevaba sus tetas como dos campañas y aquellos muslos enormes juntos redondos eran un auténtico manjar para un crio.

Me fui a por ella y nos besamos. De pie durante un rato hasta que me dice:

Ven quiero que me folles en la cama de matrimonio, me pone, es para mí, un placer luego cuando no estés hacerme un dedo pensando en lo que vamos hacer ahora.

Me tumbó en la cama y comenzó a hacerme una mamada magistral, ella llevaba la dirección absoluta. No tardó en subirse sobre mi tranca y no os imagináis lo que es una hembra de 85 kilos con unos tetones enormes, unas caderas y unas piernas potentes galopar un crio de 71 kilos, una pasada como se clavaba era espectacular. Fui a por sus tetas y las saqué de las cazoletas del corsé, los pezones duros y grandes como los cuernos de un toro bravo.

Estuvo como diez minutos galopando y se corrió mucho más suave que antes.

Aggg, ahhh, ahhh, aggg. Siiii. Gemía sin dejar de moverse.

Cuando se relajó se dejó caer sobre mí nos besamos y me dijo:

Juan estas corridas también me gustan mucho, porque conozco mi cuerpo y busco el punto y con la polla tan dura la corrida viene enseguida.

Me alegro, solo deseo que disfrute. Dije.

Pero yo quiero que también te corras tú, de verdad, es placer para los dos, no solo para mí. Dijo.

Tranquila, a mi me va a costar correrme, No va a ser fácil. Dije.

Bueno, yo lo que quiero es que te corras bien tu también. ¿hay algo que te guste mucho para correrte pronto? Preguntó.

Recordé que con la primera madura que estuve, siempre lograba correrme cuando le follaba el culo y sentía como ella me ordeñaba.

Bueno si, pero eso depende de Ud. Dije.

Hijo, pídeme lo que te gusta, pide de verdad. Dijo.

Bueno me corro bien cuando me ordeña el culo, eso al apretar mi tranca me saca la leche. Dije.

Jajajaj, pájaro, eres muy listo. ¿Quieres desvirgarme el culo verdad?

Me encantaría, pero depende de Ud. eso me dijo, que lo pensaría.

Jajajaj, se reía y se levantó de la cama.

Mira mi juguete, quiero que me abras el culo con él antes de meter tu polla, porque debe dilatar, también tengo lubricante, pero antes quiero que me folles a cuatro patas y me des duro. Cuando estés dando caña, coloca el consolador en mi recto y empuja un poco y vemos como entra.

Bueno, espero que le guste, Dije.

Vamos a probar. Comentó y se colocó a cuatro patas.

Me subí sobre ella enfoqué la tranca y se la clave en todo el coño hasta el fondo, se quejó un poco, pero seguí. Cuando ya le había dado unas cachetadas en las nalgas, elevé mi cuerpo un poco y con metí un dedo en el culo. Cogí con dificultad el juguete, lo lubriqué y comencé a taladrar sustituyendo en dedo por el dildo, era normal de unos 20 centímetros de largo y como 4 de diámetro.

Entró un poco y se quejó, le pedí que se relajase y en nada logre meter los primeros centímetros, iba y venía consolador y tranca a ritmo hasta que ella comenzó a acompañar las embestidas.

Qué bueno la abuela por primera vez tenía el coño y el culo lleno, en ese momento pensé en un video donde dos negros se follaban a una abuela madura y gritaba de gusto la loba.

No dejé de empujar y así en unos minutos ella me dijo:

Ufff, uuuu, mmmm, esto me encanta, dios que gustazo, es distinto a todo, dios que gusto y yo sin probarlos, ahhh, que bueno, me gusta, ufff, me gusta que bueno. Hablaba sola y yo a lo mío, buscando su corrida.

No tardó en sentir la vibración del consolador que puse en marcha, estaba golpeando polla y dildo los interiores de la abuela y no aguantó. Se abrió más las piernas para recibir mejor y sin contemplaciones metí más tranca y consolador casi hasta el final.

No hubo una queja, solo:

Agggg, aggg, dios mio, me muero, aggg, ahhh, que gusto, que gusto, aggg, agggg. Gozaba como una loba bien clavada y soltaba sobre la cama nuevamente un squirt inmenso del gustazo que le daba la doble penetración.

Cuando se corrió dedicí que era mi momento:

Saque rápido el consolador, se quejó, pero ya mi polla saltaba del coño a esfínter sin dar tiempo a nada más.

Dios mío, que gustazo hacer el culo de la abuela, costo un poco y se quejó, pero a los tres minutos ya quería más tranca dentro, se la clavé todita.

Fue el primer culo que se trago toda mi tranca y además era una cosa especial porque lo estaba desvirgando, me confeso pasado unos años que nunca jamás nadie lo todo ni antes ni después.

Con la tranca clavada le dije:

Coja el consolador en la mano y frótese el coño, verá que gustazo.

¿Dónde está? Dijo.

Se lo pasé a su mano. Estaba abierta con la tranca clavada y comenzó a hacerse un masaje de clítoris que la puso de nuevo a mil.

Me matas, me matas, dios que gusto, dios que gusto, esto es maravilloso, que gustazo, dios mío, que gustazo, ufff.

Disfrute, eso es lo que quiero, yo no voy a aguantar mucho y creo que voy a correrme enseguida.

Di como tres minutos de embestidas cargando mi peso para que ella sintiese bien clavado el trasero y comencé a correrme.

Dios, me corroooo, aggg, ahhh, ahhh, seguía m i tranca largando lefa en el culo de la abuela y no paraba, estaba tan caliente por follarme a esa madura preciosa y salida como una loba, de verdad como le gustaba follar, creerme, fueron diez años de relación furtiva y como visteis siempre tratándola de Ud, jajajaj.

Mi leche llenaba el agujero que con mis embestidas iba como una bomba de presión, que culo precioso, grande blando acababa de sacar toda mi leche y en ese momento supe que me la sacaría más veces.

Ella notó los chorreones y metió un poco el dildo en el coño y no aguanto las vibraciones y el calor de mi lefa.

Me coorrrroo, me cooorrrrooo, aggg, ahh, ahhhh, ahhh,ahh, ahhh. Se corría como si no hubiese mañana, era su primer orgasmo logrado a través del culo y me confesó que le encantó.

Se dejó caer hacia delante y no salí hasta que mi polla aflojó de todo.

Me puse a su lado, nos besamos intensamente y me dijo:

Dios mío, ahora me puedo morir, menudas sensaciones de placer, que mal educadas estamos las generaciones pasadas, la iglesia es una lacra, de verdad, ¿en que hemos pecado? En que nos encantó, que coño al infierno y punto, jajajaj.

Bueno, solo deseo que le guste y que disfrute de verdad. Dije.

En mi vida gocé tanto y tantas corridas juntas, eso ni recién casada, de verdad esto es diferente a todo y me alegro de vivirlo así y contigo.

Estuvimos un rato relajados y vimos el reloj eran las siete.

Nos duchamos, me vestí y recoji el pantalón mojado para secarlo en casa.

Nos despedimos y me dijo.

Ya sabes descansa que mañana y pasado lo pasas en el mar con Mercedes y Lorenzo, que pesquéis mucho y que disfrutéis.

Gracias Dª Manuela.

Me metí en el coche y noté algo diferente en mi bolsillo, me había metido dos billetes de 5.000 pesetas, no podía imaginarlo jamás.

Me fui a casa y a las once después de cenar me acosté, tendría un fin de semana completo y mi madre quería que llevase cosas para la comida y no fuese de gorrón.

Así fue como hice el culo de la abuela Manuela, fue magnifica aquella etapa, diez años de gozar con una abuela que disfrutaba de corridas más placenteras cuantos más años cumplía. Es la realidad.

PD.

Los dos relatos de la abuela los tenía escritos desde hace tiempo. Los retoqué para enviarlos, pero se ajustan perfectamente a lo vivido y a unos recuerdos maravillosos con aquella familia.

No dormí casi nada esta noche y me dio tiempo a escribir uno y retocar otro. Lo envió desde le despacho, esta tarde de lunes 2 de Agosto quedé con Patricia y Jesús en casa de la madre de Adolfo. Jesús me dijo esta mañana que me tiene una buena sorpresa pero que debemos ser muy agudos para poder acceder al objetivo.

De verdad, es un buen verano y como sabéis la pandemia deja poco que hacer por lo tanto disfrutemos.

Gracias a tod@s por vuestros comentarios y deseo que os guste este relato.