Relato 52- Como disfrutaron las chicas de la casa

Al final los meses fueron pasando y no dejé de buscar poder estar a solas con las mujeres de la casa rural, que cada día hacen mas agradable mi estancia en el pueblo. No dejo la casa rural por nada del mundo.

Es lunes 19 de Julio y hoy fue mi primer día después de vacaciones, fue un mañana ajetreada, porque se va Jesús hasta la primera semana de Agosto y por lo tanto tengo que apoyar a Maribel que se queda al cargo de gerencia.

Comí con Adolfo, Aurora y dos compañeros más de la cooperativa, cuando salimos de la comida, sobre las tres y media, había aparcado un super coche enfrente al super. Pregunté a Adolfo de quien es el coche y me dijo:

Es de Cati, jajaja, es la hija de una compañera de la cooperativa, es periodista y muy famosa, está en la tele de vez en cuando, jajaja. Eres mas curioso que el carajo.

¿Cómo que una compañera tiene una hija en la tele? Pregunté.

Claro, lleva ya años en TV y es conocida por todos, aunque se fue de aquí con 18 años y solo viene de vacaciones unos días al año. Estaba casada con un tipo importante, pero creo que lleva separada ya cuatro o cinco años. Dijo.

Coño, no sabía que había gente famosa en el pueblo, jajaja. Dije.

Pues hay muchos más de lo que crees, sobre todo abogados y jueces hay un montón en Madrid. Dijo.

Nos despedimos y me fui a la casa rural, no había tenido la oportunidad de saludar a toda la familia. Es genial el horario de trabajo, terminamos a las tres y media o cuatro en función de si comemos o no en el trabajo, aunque como sabéis yo no cumplo horario, pero me gusta estar siempre pendiente de algo que precise el personal.

Relato.

Os quiero relatar lo sucedido el pasado mes de Noviembre en la casa rural y como fui engatusando a las chicas y señoras de la casa, la verdad que llevaba ya seis meses allí y la confianza era mucha.

Una tarde, sobre las cuatro de la tarde y estaba leyendo un informe de gestión de la cooperativa, para perfilar ajustes de gasto. Estaba en la esquina de un salón que usan solo la familia de la casa rural y yo, porque habilite un pequeño espacio para el ordenador al lado de la ventana, es un sitio estupendo con una vista increíble a la montaña.

Escuché abrir la puerta y sin mirar si había alguien, subió por las escaleras hacia la zona donde están las lavadoras y secadoras de la ropa, Marta, increíble, subía con un jersey gris amplio sin nada por debajo, vi sus nalgas en plenitud porque no llevaba ni siquiera bragas, vi perfectamente todo su trasero y las piernas sin nada mas que unas pantuflas puestas. No aguante y subí sin hacer ruido. Ella ni se enteró, estaba agachada de espalda, buscando una ropa en unos barreños, al agacharse, se veía todo su coñito perfectamente. Siguió un rato y por lo que deduje, no encontraba lo que buscaba y me estaba dando un espectáculo magnifico del culo y coño.

Mi audacia no tiene límites, además de tener mucha confianza con todos los de la casa, con ella especialmente me metía muchas veces. Sin hacer ruido, di dos pasos y pasé la mano de abajo arriba por su coño y trasero. Dio un salto increíble.

Dios, ¿Qué haces? Me dijo cuando vio mi cara, se dio la vuelta y tapo el quiqui con la mano.

¿Cómo que hago? ¿Qué haces tú desnuda por ahí? Jajaja. Dije.

No sabía que había nadie. La verdad que subí tan rápido que no me enteré que estabas. Jo, que corte. Dijo.

Marta eso es como si yo voy por ahí así. Dije, sacando mi polla del pantalón sin más, ya estaba derecha como una vara. Pero no iba a cortarme un pelo.

Dios, guarda, eso y yo me pongo unas bragas ahora mismo. Dijo.

No dejé que continuase hablando, me fui a por ella, la agarré fuerte con ambos brazos alrededor de su cuerpo y le di un beso, que rechazó, pero no dejé de intentar, cuando aflojó un poco su negativa, agarré el cipote empalmado como estaba y se lo rocé en todo el coño. Dio un salto y dijo.

Dios mío saca eso de ahí, es enorme, no me hagas daño. Dijo.

Vaya, ya no sabía si el hecho era hacerle daño por como la apretaba o como mi porra masajeaba la entre pierna de Marta. Y seguí frotando con presión para que sintiese mi rabo duro como el acero.

Ella se revolvía y balbuceaba, pero yo no daba tregua mi boca buscaba su boca un brazo la rodeaba y con el otro frotaba el coño y estaba dispuesto a meterle la punta de la polla si se abría un poco. Aquellos minutos eran eternos y desconocía como iba a resolverse la situación. Pensé, nadie va a venir porque los viejos duermen la siesta o ven la tele en el otro lado y Conchi y Mar salieron hace un rato en el coche, imagino que a compra.

Ella se resistió como quince minutos hasta que mis caricias y mis besos en toda su cara la ablandaron, le decía que estuviese tranquila, que no iba a pasar nada y que además podía disfrutar un buen rato.

Ella se movía y en un momento bajó su mano a sujetar mi rabo, que trataba de hacerse sitio entre sus piernas y taladrar el coño de esa cría. Cuando lo sujeto, lo apretó y lucho por separarlo mientras yo hacia lo contrario, imagino que el contacto con el rabo la hizo calentar mucho y poco a poco bajo la resistencia, hasta que me dijo:

Juan eso es enorme, no quiero que me la metas, es inmenso, hace el doble de la polla se mí novio, es enorme dios mío.

Tranquila te la rozo por fuera y veras como te gusta, luego tu decides una vez que te caliente bien el clítoris, veras como te pone a cien. La tranquilicé.

Ella como yo, sabía que no vendría nadie en ese momento y esa era mi baza para atacar, otro momento hubiese sido un intento fallido, pero ese instante o ahora o nunca, después de lo que había pasado.

Seguí besándola y ya abrió la boca, esa fue su perdición porque unos minutos después de abrir la boca comenzó a separar las piernas, iba por el camino adecuado, ya mi polla entraba entre sus piernas y podía sentir los labios del coño sobre la piel de mi tranca, se estaba mojando y no dejaría de aprovechar calentándola hasta que pidiese ella.

Marta, es una chica de 24 años, guapa, con buen cuerpo, alrededor de 168 cmts de altura y unas medidas de 95-65-100, con un buen culo, preciosas nalgas y con una melena larga color marrón.

Mi amo, sujetaba la polla, buscando meter la punta en el coño, pero creí conveniente cambiar la polla por un dedo y dejando la polla entre sus piernas, logré meter un dedo casi la mitad, seguí besándola y ella comenzó a jadear y a arquear la cintura y ya estaba lista para comenzar a gozar después de una oposición importante. No dejé de meter el dedo hasta el fondo, frotando su punto G y mientras mi boca no daba tregua con un morreo que nos dejaba sin respiración, ella acelero la respiración y se apretó fuerte contra mí, era mi oportunidad, le subí el jersey y ya la tenía en sostén color blanco, para poder comer sus tetas duras y puntiagudas.

Ella se relajó un poco y mientras la besaba bajé mi pantalón y saqué el jersey en un plis. Me acordé que no tenia condones, joder que putada.

Estábamos de pie ambos y le dije:

Ven hacia aquí, Tirando de ella.

La tenia aplacer, ella jadeaba a cada beso y a cada caricia de mi polla entre las piernas y sin más la levanté como una pluma y la coloqué sobre la secadora, abrí sus piernas y sin pedir permiso, comencé a comer el coño de Marta. Un coño rosado, apretado y con los labios muy juntos, pero ¡!OHHH, SORPRESA¡¡ su clítoris es enorme un micropene inflamado y saliendo entre los labios del coño, mi lengua fue a por el después de unas lamidas del coño de abajo arriba.

Cuando me centré en el clítoris, ya estaba derrotada, gemía como una loba caliente y desde luego lo que fue oposición al principio ahora era placer y mucho.

Comencé agarrando con mis labios el clítoris y comencé a descapullarlo para con la lengua darle lametones en su interior. Joder como apretaba mi cabeza, me costaba respirar, pero iba si o si a lograr su corrida, quería abrirle las piernas bien y darme espacio.

Ella comenzó a frotar el coño contra mi cara, tiene fuerza en su cadera y yo no dejé de seguir chupando el glande de su clítoris, así estuve cinco minutos mientras ella gemía contantemente.

Era tanto su placer que se dejaba caer hacia atrás y sujetaba fuerte mi cabeza, quería sentir mi lengua en su punto erógeno y desde luego pronto vendría la corrida.

No tardó en decir:

No pares, chupa fuerte, me gusta, me gusta, aggg, ahhh, siii, aggg, no pares, aggg, ahhh, ahhh.

Se estaba corriendo mientras unos jugos agridulces llegaban a mi lengua, no dejé que se relajase, seguí con el chupeteo del prepucio del clítoris y no tardó en volver a arquearse ( si se logra esto, la tía goza lo que no está escrito, pero no todas resisten las mamadas de clítoris continuas).

Se arqueó y comenzó a convulsionar dejando caer su cuerpo hacia atrás, y explotó:

Aggg, agg, me corro otra vez, dios me corro, no pares, aggg, ahhh, ahhh.

No dejé que se relajase y sabia que ese era el momento que tendría la dguardia baja para clavar lo que entrase de cipote bien duro.

Estaba empalmado, viendo como gozaba aquella preciosidad de cuerpo espectacular y deseaba hacer mío su coño.

La altura de su coño quedaba más o menos a la de mi rabo, lo enfoqué y metí como cinco centímetros dentro, sabia que se iba quejar por follarla sin condón y así fue.

Sin condón, no por dios, sin condón no, decía.

Tranquila, no voy a correrme dentro. Dije mientras daba un golpe de cadera y entró otro trozo.

Se incorporó y se colgó de mi cuello, estaba disfrutando del capullo de mi polla que ya buscaba llenar el coño, estaba apretado el agujero y era difícil que pasase tan fácil.

La sujete por el culo y volviendo a besarla una y otra vez, la hice subirse sobre mi colgada y dejando que su propio peso la hiciese clavar el mi ariete.

Joder que placer colgada de mí, ensartada y besándola, ufff que maravilla.

Aguanté un rato su peso y la apreté conta la lavadora que estaba a la derecha de la secadora y fue mano de santo, porque ella echo el culo hacia delante y empuje justo en ese momento y parecía que se abría la tierra con un terremoto, entro un buen trozo de mi rabo y comencé a bombear.

La follé bien, acariciando sus tetas y comiendo su boca, hasta que aceleró de nuevo la respiración y separando su boca de la mía, dice.

Dios, es enorme, me arde el coño, me arde el coño, voy a volver acorrerme, ahhh, me encanta, me gusta, si sigue, me gusta, ahhhh. Se corría y estaba gozando del polvo es más pedía empujones mientras descargaba la tensión de su tercera corrida.

Me gustaba ensartar ese cuerpo joven, quería que gozase, porque era fundamental tenerla para mí, las veces que me apeteciese, ya que entraba y salía de mi habitación cuando hacia las camas o traía toallas, tenerla para gozar era un punto a mi favor.

Aguanté su corrida empalándola y la verdad que me apetecía correrme. Como no podía ser dentro le dije:

Ahora me comes la polla que quiero correrme, Te gustará, verás.

Esta enorme, no se si me entrara en la boca. Dijo.

Tranquila voy despacio. Dije.

La coloqué de rodillas y me senté en una silla ocupada con ropa, pero no me importó.  Agarré su cabeza, le di un beso y le ordené:

Venga chupa y traga la leche.

No eso no, por favor, tragar no. Dijo.

Venga chupa y hablamos. Dije.

Metió un poco el capullo y empuje su cabeza para meter otro trozo y se puso a chupar y yo a empujar como follándole la boca, estaba en la gloria, y me apetecía correrme y llenarle la boca sin tiempo y así fue.

Había pensado tantas veces en como seria follar a Marta que en ese pensamiento estaba el detonante.

Agarré fuerte su cabeza y solté mi leche a borbotones. Ella intentaba salir, pero no dejé que se fuese hacia atrás, es más cuando buscaba aire le empujaba más la polla y sin dejar de hacer ese movimiento tragó porque no quedaba más remedio, tragó y trago mucha leche, por lo visto no soportaba el semen de su novio, pero el mío lo tragó porque no di tregua y quería saber cómo iba a reaccionar.

Salió congestionada y dejé que con la mano sacase la leche que le salía de los labios, y le di un beso.

Los sabores encontrados y se separó un poco y dijo:

Esto no estuvo bien te aprovechaste de mí.

Es verdad, que me aproveche, pero tu disfrutaste como nunca disfrutaste un polvo. Le dije.

Ya, pero esto no está bien. Dijo.

Tranquila piensa tranquilamente en lo que hicimos y veras como en unos días quieres repetir, nadie te come el coño como yo y mi polla te pone a cien. Dije.

Si, pero no debo repetirlo, tengo novio y no está bien. Respondió.

Venga, nos vestimos que pueden venir por ahí ellas y debo bajar para que no desconfíen.

Me vestí, la besé de nuevo y le dije:

De verdad cuando te apetezca, entras en mi dormitorio y vas a disfrutar de nuevo y mucho más que hoy.

Bajé como un cohete y ella quedo vistiéndose y recogiendo la ropa que necesitaba.

Por supuesto, pasaron cinco días y vino a mi dormitorio a pasar una noche que llovía lo que no está escrito. Así se acostumbró a mi tranca y dejó al novio para no sentirse culpable, justo antes de navidades, cosa que aproveche para que disfrutase cada día conmigo, ya sea en la casa de La madre de Adolfo o en el coche, le encanta el riesgo exhibicionista, espero poder llevarla a un sitio donde hagan dogging algunas parejas, creo que en un área de autopista hay algo, pero no está contrastado. Ya os contaré.

ASI COMENCÉ CON MARTA.


¿Y CON CONCHI? Seguro que os apetece conocer el comienzo.

Para llegar a Conchi sería más difícil, está casada, es una mujer de 35 años más o menos, estrecha de cadera y cintura con un pecho de 120, con unas tetas redondas y bien puestas. Siempre lleva el pelo recogido en un moño y viste con el uniforme negro de la casa rural, jamás la vi con su propia ropa.

Era diciembre y la casa rural se preparaba para acoger a las familias que venian a pasar los días allí. Me sorprendió que las diez habitaciones libres las iba a ocupar una familia que son dueños de una cadena importante de supermercados.

Resulta que uno de los grifos perdía agua en una habitación. Eran las siete de la tarde y me extrañó verla por allí. La vi con una llave inglesa en la mano y le dije.

Conchi, ¿está de fontanera?

Juan aquí hay que hacer de todo, llamamos a un fontanero y no viene hasta lunes próximo. Pero bueno, veré si soy capaz de arreglarlo. Y hoy no esta Marga para ayudarme y me tienes a mí cargando con todo.

Se me encendió la lampara y dije.

Te ayudo venga, no tengo nada que hacer ahora y lo arreglamos seguro.

Entramos en la habitación y tuve que agacharme para ver la zona de la perdida, enseguida me di cuenta que el latiguillo estaba mal instalado o no tenía teflón para comprimir la tuerca.

Le dije: Sujeta el grifo para que pueda comprobar si es rotura o falta teflón.

Si perfecto. Dijo.

Al agacharme podía ver sus piernas y parte de sus muslos, porque la falda sobre la rodilla es holgada. Me deleité viendo la blancura de sus piernas y sin poder controlar me empalmé.

Ella tenía mi cuerpo delante, tumbado y por supuesto veía perfectamente como mi bulto se ampliaba e hinchaba por el calentón.

Ella no se movía y yo hacía como que comprobaba sin más que pasar la mano alrededor de la tuerca de empalme.

Estuve como tres minutos así hasta que me incorporé levantándome, pero como el sitio es estrecho, quedamos encajados entre la pared y el mueble lavamanos.

Notó mi polla, si o si, es más eché mi cadera para que la notase bien en su culo. Ella se sonrojo, porque la cara la traiciono, el espejo reflejó la realidad de su calentura.

Sin moverme le dije:

Conchi, eres una mujer espectacular y quiero que sepas que te deseo desde que te vi por primera vez. Uff, me tienes loquito.

Juan soy una mujer casada, agradezco tus palabras, pero sabes que no es posible. Dijo.

Pasé mis brazos por detrás y le dije:

Mira, Conchi, sé que también te gusto, y más de una vez, miraste con maldad mi polla, entre ellas hace un rato, me empalme como un toro.

Juan, me gustas de verdad, pero estoy casada y no quiero problemas. Dijo.

No di tregua, aparté su pelo y comencé a besar su cuello, ella se quejaba, pero no se movía, estaba petrificada y dejaba que mi lengua repasase su cuello. Seguí acariciándola y fui a por sus tetas. Sujeté los dos tetones por detrás y a pesar de tener el sostén y la bata de trabajo, sus pezones estaban duros. Miré su cara en el espejo y tenia los ojos cerrados, apoyaba las manos sobre el mueble de baño y no se movía, estaba paralizada.

No quería perder la oportunidad, no tenia condones, pero en esos casos no puedes parar e ir a por ellos al coche, cuando vuelvas la paloma voló.

Seguí abrazando por detrás a Conchi, no la soltaba y cuando consideré baje la mano, levanté la bata y fui buscando entre sus piernas, la braga estaba empapada, la separé y aquello era un embalse de jugos listos para sorber.

Froté varias veces el coño metiendo y sacando la palma de la mano y abrí un poco los labios de su coño y metí un dedo, mano de santo, separó las piernas, joder lo estaba deseando su cuerpo y su cabeza decía que no, pero era ahora o nunca.

Seguí con el dedo dentro y cuando comenzó a empujar el culo hacia atrás era el momento, metí la mano, abrí los botones de su bata y saqué aquel pedazo de tetones enormes, con pezones medianos y aureolas oscuras. Joder que espectáculo, por favor, para un minuto cerrar los ojos e imaginar: Una hembra delgada, con 170 más o menos de altura, con cintura y caderas estrechas y aquel par de tetones, se reflejaban en el espejo, su cara ya era otra, sus ojos cerrados y se mordía el labio de abajo a mis empujones de los dedos, el trabajo estaba dando su resultado.

Dejé de apretar las tetas y saqué el rabo que reventaba dentro de mis pantalones. Ella seguía empujando hacia atrás sin decir ni palabra, es más sobraban las palabras y quería más pero no lo iba a pedir la primera vez. (ahora quiere polla siempre, le gusta más correrse y estar enrabada que a un crio un chupa y cuando le como el coño, es un rio, uuuf, como le gusta follar, es más tiene fuego en el coño, joder que pasada).

Una vez que saqué el rabo, levanté su bata y sin sacar las bragas, le froté bien el pollón, en estos casos meto la mano por debajo y le acerco en su plenitud la parte superior de la tranca, si el coño esta receptivo y es amplio, en el empujón hacia delante el capullo entra sin más. Así fue, en nada mi tranca había entrado en aquel coño húmedo, solo tenía como seis centímetros dentro y ahí ella colaboró, se echo un poco hacia delante y mi polla entro hasta la mitad.

Primer paso dado, ahora le dije:

Quiero que te relajes y folles hasta correrte, yo aguanto mucho y no debes preocuparte por mi corrida.

No contestó nada, estaba muda, solo jadeaba y gemía, Seguí empujando tranca y frotando los tetones qué reflejados en el espejo, son una verdadera delicia.

No iba a ceder, comencé a bajar mi cadera para que mi polla ocupase el coño de Conchi, es amplio, húmedo y profundo, es el coño que traga mejor mi polla a pesar de ser ella una hembra estrecha, de hecho, me encanta follarla.

Cuando llegó al fondo, la mano izquierda frotaba sus tetones y de vez en cuando le pellizcaba los pezones, la otra mano, la metí por debajo y fui a por su clítoris, estaba abultado y comencé a frotarlo. No tardó en echar mas el culo para tras y dijo sus primeras palabras.

Dame, dame, fuerte, me gusta, agg, agg. No dijo más, comenzó a descargar una corrida brutal.

Agg, ahhh, ahhh, ahhh. Su culo empujaba para clavarse más. El rabo frotaba su punto G, golpeaba su cabeza del útero y además al ser gordo y duro le abría los labios del coño como nunca se había sentido, joder que corridon se estaba dando Conchi, y era el primero, aquello prometía y desde luego hoy doy fe que si acertamos los dos.

No salí den coño, esperé mientras besaba su cuello y con las dos manos ya amasabas sus tetas, una piel increíble tiene en las tetas, única de verdad.

Cuando se relajó, echo su cara hacia el lado izquierdo y nos fundimos en un beso, no es muy cómoda la postura, pero no quería sacar mi rabo de dentro del coño. Sabia que otra corrida la engancharía a mi tranca como una cacatúa a las pipas de girasol.

Comencé a moverme lentamente y ella separándose de mi boca me dijo:

Me encanta como me llena el coño, deseo que me des fuerte y rápido, así me corro mil veces, soy muy orgásmica y muy caliente.

Tranquila que vas a gozar. Dije.

Seguiamos apoyados en el mueble del lavamanos y no iba a moverme de allí sin darle otra corrida. Me salí un poco hacia atrás, bajé su espalda y su culo se puso perfecto para clavarlo, elevé la bata que me molestaba y agarrándola por las caderas estrechas que tiene, no perdoné, clave como un animal, porque en vez de quejarse jadeaba. Me encantan los coños que puedo llenar con todo mi rabo y que gocen ellas mucho, cuando saco 15 cmts. fuera y de una clavada la vuelvo a meter, me chifla, joder soy un caso.

No decíamos ni una palabra, ella empujaba hacia atrás mientras yo ensartaba rabo hasta el fondo bien trincada de las caderas.

No podía ver su cara en el espejo, pero si escuchaba sus jadeos, no tardó cinco minutos encomenzar a acelerar la respiración y me dijo:

Rápido, rápido, que me corro, y cuando esté corriéndome no pares, sigue empujando, eso me encanta.

Perfecto, hago como me digas, tu relájate y córrete como te guste.

Ahí salto su segunda corrida sin esperarlo.

Aggg, aggg, ahhh, ahhh, aggg, aggg, ahhh, me corro, dios me corro, me gustaaa, me corroro, ahhhh, no pares no pares cabrón, no pares.

Estaba desbocada y eso me pone a mil, no perdone, no sabeis lo que debe suponer para un coño que le metan una tranca mas larga que un vaso de tubo y mas gorda, para derretirse si el coño traga bien.

No paré un minuto y empujaba bien y a ritmo, para que sintiese rabo bien dentro y rápidamente, me dice:

No pares, que ahora van encadenados, como cuando me meto el consolador enorme que tengo, jamás fui capaz de hacerlo con mi marido, pero esta polla es enorme y me tiene ensartada. Uffff.

Tranquila tu concéntrate en tus corridas, que yo aguanto y no voy a correrme tan pronto. Dije

No paré y es verdad empezó a encadenar corridas sin parar, gemía, jadeaba, se retorcía de gusto, pero quería volver a correrse en nada, estaba en la gloria y yo gozando como un perro viendo ensartada a Conchi y logrando que se corriese sin parar y continuamente.

Subí las manos y apreté los tetones y tirando de ellos hacia atrás pegaba empujones de rabo para que ella gozase como nunca.

Se corrió siete u ocho veces así hasta que dijo:

Dios, que pasada, no puedo más si me sueltas me desmayo, joder como me tiemblan las piernas, que pasada, jamás me imagine este polvo, dios que pasada.

Tranquila Conchi, este es el primero, pero tendrás los que quieras y cuando quieras. Dije.

Me salí aun con el rabo empalmado y mojado con espuma de las corridas de su coño. Nos besamos, la apreté contra el mueble de baño y después de la boca besé sus tetones, enormes, redondos y en su sitio, el tener el hijo no le hizo caer el pecho.

Nos besamos mucho rato y sujeté su cara con cariño y le dije:

No sabes cuanto te deseaba, pero no sabía cómo iba a salir o si seria posible alguna vez.

Pues te confieso, que yo también lo deseaba y te diré que una tarde, te vi desnudo cuando ibas del dormitorio a la ducha, porque estaba en la ventana y la tuya estaba abierta y desde arriba vi ese pedazo de tranca que luego cuando estabas en bañador me lo imaginaba dentro, dios me encantó. Comentó con tranquilidad, es una señora.

Pues me alegro, te repito, me tienes cuando quieras y se que llegas antes que nadie y que los sábados nadie madruga, pues te vienes a mi dormitorio y disfrutas de un buen polvazo.  Le solté, quería continuidad, es la mejor manera de tener algo fijo y disfrutar los dos a medida que hay más confianza.

Bueno, no será todos los sábados, pero veré como hago. Dijo (Pasado un tiempo os garantizo que se justificaba, estando aquí nunca falló un sábado y estando de regla le follé el culo muchas ves, pero después de las reglas necesita cuatro o cinco días de folladas bien potentes y me dice que las de casa, ya no le hacen ilusión pero que cumple).

Estaba empalmado y necesitaba correrme, quería una mamada de esta hembra y llenarle la boca, ya habría tiempo para llenarle el coño y el culo, sabia que era cuestión de tiempo y así fue.

Le dije:

Mira quiero que me chupes la polla hasta correrme, lo vamos hacer de una forma distinta. La separé del lavabo.

¿Como quieres? Preguntó.

Pues mira, yo me apoyo en el mueble y tú por detrás tiras de mi polla y chupas desde atrás. ¿Vale? Le dije.

Eso no lo hice nunca, en esa postura. Dijo.

Es que se necesita una polla grande para hacerlo, veras como puedes. Dije.

Me apoyé de espaldas a ella y abrí bien las piernas elevando un poco la derecha para dejar mi rabo a su disposición y le dije:

Mira ahora tira de la polla hacia atrás, se agachas y ya la tienes a tu disposición.

Vale. Dijo.

En un segundo noté su mano frotando mis huevos y no paso otro y sentí como su saliva mojaba mi tranca. Joder, que gustazo.

Empezó a mamar con ritmo y cada vez metía más polla en la boca, parecía una garganta profunda de verdad, estaba chupando toda la tranca con intensidad y apretaba mis huevos una y otra vez. En esa postura es difícil aguantar y le dije.

Me voy a correr, no aguanto, me corrrooo, aggg, siii, ahhh. La leche salía a chorreones como un grifo abierto, iba a coño libre y soltaba leche como un toro, mis corridas son muy abundantes y a las mujeres que les gusta mucho ver soltar leche al tío, les encantan mis abundancias.

No dejó una gota, tragó como un becerro recién nacido con ansia por leche materna, que pasada de corrida y que placer a la mamada me estaba dando Conchi, fue una pasada, una verdadera pasada, me empalmo cuando pienso en ese placer tan especial.

Pasaron unos minutos, nos besamos, nos pusimos presentables y le dije.

Tengo teflón en la cooperativa, mañana lo traigo y quedamos aquí a la misma hora para arreglar el grifo, jajaja. Es sencilla la avería.

No faltes, en tres días están los clientes y el grifo debe quedar perfecto. Dijo.

Bueno, los clientes tendrán el gripo arreglado y espero que tú disfrutes de otra buena sesión, ¿quieres?

Jajaja, lo sabía, pero si, acepto y vemos como logro de nuevo quedar sola, para que no aparezcan moscones.

Nos dimos un beso y salimos con la llave de tuercas en la mano, con la mayor naturalidad del mundo.

Ese fue el comienzo de las relaciones con Marta y Conchi, las ayudo en cuanto necesitan y la verdad que ya soy uno más de casa, no voy a vivir a ningún otro sitio aun teniendo la casa de la madre de Adolfo. Paso, aquí tengo todo lo que necesito y además al ser uno mas de casa, me cuentan todas las interioridades de la familia y eso me abrió puertas para las otras dos mujeres de la casa rural.

Dará para otros capítulos.

Espero que os guste, y gracias a los que me leen y me felicita. Gracias a todos y ya sabéis que las fotos están a vuestra disposición