Relato 50/1- Estrategia para follar a Maribel

Monto una estrategia para follar a Maribel, llevaba seis meses detrás de esta hembra y resultó que el follado fui yo y bien follado. De hecho ahora cuando llama tengo que complacerla de inmediato, pero me prometió cosas ricas y alguna amiga intima para que le diese caña.

Quiero agradecer a tod@s los ánimos que me dan y las valoraciones positivas de mis relatos, recordar solo que uno de vosotros disfrute leyendo mis relatos habré logrado el objetivo.

Envié fotos a tod@s los que me las pedisteis y pudisteis comprobar que lo que indico de mi físico es real como la vida misma. Podía inventar historias, pero no necesito inventar, con contar las movidas que organizo para poder estar con una mujer creo que es más que suficiente para ponerle picante a un relato.

Es día 15 de Julio, son las dos de mediodía y como sabéis había organizado una tarde especial con Gloria y Ana, en casa de los padres de esta, estuvimos desde las cuatro de la tarde hasta las once que tuvieron que irse. Fue especialmente movida la fiesta y ya están enganchadas de verdad a disfrutar con frecuencia de mi rabo.  Por otra parte, Oti, me pidió que quedase con ella el miércoles por la mañana, tenía libre de once a dos del mediodía, porque aprovechando que su madre atendía el negocio, ella vino a mi casa a seguir gozando de otro polvazo bien clavada por el trasero y los dedos en el coño, gozó de nuevo mucho de la movida. Ya la estoy convenciendo de hacer un trio y seguro que si puedo invito a Jesús para follarla bien entre los dos, veremos si hay oportunidad.

Pero como a veces no puedes planificar las cosas, Gloria, me llamó a las siete de la tarde del miércoles para pasar la noche conmigo, justificó la ausencia, comentando a sus padres que cenaría con Santi y Ana y que dormía en su casa.

Fue una noche especial, quería vivir una noche entera de sexo y no dormir en toda la velada, la verdad, que a las once de la mañana se fue de mi casa sin dormir, seguro que durmió la siesta a pierna suelta, porque os garantizo que me apliqué y la hice gozar como jamás se imaginó y consiguió 11 orgasmos brutales. Es una hembra monumental y quedamos que esto se repetirá muchas veces.

Comienzo del relato:

Comenzaba octubre de 2020 y las cosas en el trabajo me absorbían bastante tiempo, si quedaba con mis amigas ya consolidadas, pero no tenia tiempo para nada nuevo, de hecho, me quedaba pendiente Maribel, que se hacia de rogar y no tenía ni un rato en el que pudiese estar cerca de ella. Como os comenté es un poco distante y Jesús me dijo que estaba pasando de él, también.

Quería tener una oportunidad y poder pillarla a solas y entrarle como fuese, incluso si fuese preciso comentarle lo que sabia de su perro Moro.

Estaba pensando en eso y se me ocurrió una maldad de las de verdad. Era miércoles y los días de Octubre no daban tregua con la lluvia, es más venia un fin de semana largo con el día del Pilar en lunes y no se divisaba mejoría climatológica. Los días se hacían más cortos y la verdad que tenia tiempo para barrenar como organizar una estrategia. Me puse a ello:

El viernes 9 de octubre del 2020, a las doce de la mañana, tomé el coche en el parking de la cooperativa para comenzar una autentica golfería.

En unos minutos, estaba delante de la casa de Rosa, llovía a mares, sabia que ella estaba en el trabajo, pero aún así, golpeé la puerta por si estuviese alguien que yo no controlase. Solo ladró Moro.

Me metí por el lateral que lleva al taller, abrí la puerta y estaba moro, atento a quien entraba, me conocía perfectamente y comenzó a mover el rabo.

Lo acaricié y sin más tomándolo por el collar, lo hice seguirme, encargándome de dejar la puerta del local entreabierta y lo llevé al coche. Llovía a mares, no había nadie en la calle.

Me fui rápidamente con el perro a casa de la madre de Adolfo, acerqué el coche al alpendre y bajé al perro, lo acaricié y lo metí en una antigua bodega que usan como leñera. Pensé: Luego le traeré comida y le pongo agua.

Como un avión me fui a la cooperativa y continué con mis obligaciones, comí en el comedor con los trabajadores y estuve charlando con Jesús padre, que estaba cabreado porque pensaba pasar el puente en casa de unos amigos y eso lo chafaba.

Sobre las cinco de la tarde, me fui a la casa rural, me puse un chandal y me largué a buscar algo para darle de comer a moro. Fui a una `pequeña tienda que esta cerca de casa de la madre de Adolfo y compré dos latas de comida para perros, solo necesitaba unas horas el perro y esa comida llegaba.

Comida y un cubo de agua al perro, Cerré la bodega y cuando voy a sentarme en el coche suena el teléfono:

Hola Jesús ¿dime?  (Era Jesús hijo).

Juan, el moro desapareció, me llamó mi tia Rosa y parece ser que pilló la puerta mal cerrada y no está en casa. Rosa esta que no respira y Maribel, cabreadísima y estaba disgustada porque se había largado el perro y con el tiempo que hace estaría empapado por algún sitio. Dijo.

No me jodas, ¿se escapó el perro? Pregunté como extrañado.

Si, están que trinan, voy a dar una vuelta por la zona a ver si lo veo. Comentó.

Jesús el perro vuelve a casa, seguro, saldría a dar un voltio y vuelve, no creo que nadie robe ese perrazo. Dije.

Eso les dije, ese perro no se deja atrapar tan fácil si te mete la boca te arranca un brazo, esta cuadrado. Comentó.

No quise llamar a Rosa ni a Maribel. Pero quería el número particular de ella, no lo tenía. Y le dije a Jesús:

Pásame por whatsapp el número de Maribel, porque en un rato también salgo a buscar por si lo veo, aunque con la que está cayendo no se donde coño podrá estar.

Vale, te lo paso, yo voy hacia la zona del cementerio, por allí siempre hay algún perro vagando. Veré si lo veo.

Gracias Jesús, a ver si tenemos suerte y aparece Moro. Dije.

Nos despedimos y ya se hacia noche. Mi estrategia era alargar la agonía y sobre las nueve de la noche poner en marcha mi plan.

Me fui a la casa rural y dejé que pasasen tres horas. Sobre las nueve y cuarto de la noche, salí al coche, caiga agua como si en el cielo su hubiese roto una presa hidráulica.

Fui a casa donde tenia a Moro, era noche total. Estaba acostado en una esquina, lo llamé y le dije:

Ven moro, te vas a casa. Lo metí en el coche.

Fui hacia la zona del cementerio, saqué mi cinturón y puse en marcha mi plan, sufrido plan, pero era una oportunidad, la única forma.

Pasé el cinturón por el collar del perro, lo bajamos del coche, cerré con llave y andando bajo aquel chaparrón intenso, fui caminando hacia la casa de Maribel. Cjns como llovía, Moro y yo estábamos atrapando toda el agua del mundo mundial, el casi kilometro que nos faltaba seria un baño completo para ambos.

Llegué a casa de Maribel, después de un rato de exponer mi cuerpo a una climatología adversa no, lo siguiente. Ambos estábamos empapados.

Llamamos al pulsador y apareció Maribel con una bata de casa y pantuflas puestas.

Maribel, encontré el perro, estaba en la zona del cementerio, pero no quería arriesgarme a que se largase y como estaba empapado lo traje andando.

Dios mío, menos mal que apareció este cabrito, ya sabía que se había ído pero no muy lejos. Pasar. Ordenó.

No Maribel, abre por el garaje, estamos empapados y es mejor que no mojemos la casa, de hecho, te ayudo a secar el perro y ya me voy, también estoy empapado. Dije.

Como te vas a ir, estas empapado y te das una ducha y luego te acerco yo. Dijo.

Entramos al garaje, me saqué el chaleco empapado, la camisa, zapatos y el pantalón, mientras Maribel fue a por toallas.

Vino enseguida y dijo:

Ayúdame a secar un poco Moro, creo que lo mejor es darle un baño, no se donde estuvo metido y la limpieza es fundamental.

Bueno, de todos modos, no estuvo mucho tiempo fuera, pero es verdad esta empapado.

En calzoncillos, con una toalla enrollada, estaba secando al perro con otras toallas, hasta que Maribel dijo:

Ven pasar por aquí, vamos al baño grande y también te das una ducha y te dejo un batín, esta tu ropa empapada y hay que meterla en la lavadora y luego pasarla por la secadora.

En un plis, Moro se metió en el baño, conocía el camino, jajaja, los viernes recibía el baño previo a la fiesta. Mi polla se puso morcillona.

Lo enjabonó bien y luego le dio un duchazo. Dentro de la bañera, lo secó con toallas y luego aplicó el secador. Mientras yo de pie, observaba a Maribel, de vez en cuando podía ver una de sus piernas al abrirse el pliegue de la bata. Por debajo tenia puesto una camiseta finita y se notaban las tetas, pero no se veía el canalillo.

Estaba Maribel, con el secador y le dije:

Mira, me doy una ducha y me colocas la ropa en una bolsa y me voy. Si me llevas genial, sino llamo a Jesús.

Tu espera y dúchate, yo termino ahora y ya te queda el baño para ti.

Salió unos minutos después, disfrute del agua caliente y estuve un buen rato dejando que mi cuerpo recuperase la temperatura.

Al terminar, me sequé y coloqué una toalla alrededor de mi cuerpo. Abrí la puerta y le dije:

Maribel, si tienes un batín y unas chanclas, genial.

Si espera que subo y las bajo ahora mismo. Comentó.

Me entregó el batín y aparte de mirarnos envió una preciosa sonrisa y me dijo:

No sabes el favor que hiciste, si me falta moro, me muero, lo adoro.

No dije nada, pensé, claro que sí, lo adoras porque el animal sabe como hacerte gozar como una perra.

Salí del baño con el batín, sin nada debajo y le dije:

Maribel, dame una bolsa que pillo la ropa en el garaje y me voy en un rato, no quiero molestarte.

No molestas y ahora no te vas, primero coloco la ropa en la lavadora y después tomamos una buena sopa que tengo hecha de mediodía resucita a un muerto y te hace falta calentarte con el frio que pasasteis. Sentenció.

Bueno, tu verás, pero no quiero molestar y además eres una señora casada y no quiero malos entendidos. Dije.

Jajaja, ¿casada? Estoy divorciada desde hace tres años, no lo sabe nadie y espero que no comentes nada, pero llevo tres años sin compromiso, separada ocho ya. Comentó.

No lo sabía. Dije.

Ven, ayúdame con la ropa. Dijo.

Entramos al garaje y sin perder un momento comprobé que no había nada en los bolsillos y metimos la ropa. Como no tenia nada más que la bata, cuando ella se agacho, hice un gesto de despiste y separé un poco la bata, se tuvo que ver un trozo de tranca si o sí. Ella agachada, lo vio fijo. Pero no hubo ni palabra.

Fuimos a la cocina, estaba genial la temperatura allí y se lo hice saber, lo agradable que era el calor de leña de la cocina calefactora. Me mandó sentar pegado a la pared y ella se fue a por platos, no me dejó ayudarla a poner la mesa.

Me preguntó que quería beber y le dije:

Nada, lo que me apetece es entrar en calor, el frio es inmenso cuando estas empapado.

No me digas, más, debiste llamarme para ir a por el perro. Dijo.

Mentí diciendo:  No tengo tu número de teléfono.

¿No tienes mi número? Preguntó.

Pues no. Dije. Mientras ella colocaba la sopera sobre la mesa. Me sirvió, la sopa olía que alimentaba y estaba caliente.

Se sentó enfrente a mí y cenamos dos platos de sopa cada uno y charlamos de lo que representaba el perro para ella, la compañía que le hace, etc. y de repente dice:

Tengo que llamar a Rosa y decirle que encontraste al perro junto al cementerio.

La llamó y hablaron unos minutos, ambas se felicitaban y Maribel le dijo a Rosa como despedida:

Rosa duerme tranquila que el perro queda a buen recaudo, jajajaj.

Me ofreció algo más de cena y se lo agradecí, pero no acepte.

Cuando me dijo:

Voy a preparar unos cafés ¿Cómo tomas el café?

Descafeinado. El café solo me pone eléctrico y no duermo entres días. Respondí.

Que suerte, o sea cuando alguna chica quiera tenerte de da un café solo y estás activo sin dormir. Jajajaj. Se reía.

Estaba de pie, de espalda y el moro, nada más verla en esa posición metió el morro entre las piernas sobre la bata.

Lo mandó salir, pero el perro insitia, ella no se dio la vuelta, lo apartó con su mano.

Cuando trajo el café a la mesa se sentó y creí que era el momento. Dije.

Maribel, no echas de menos una pareja, porque una mujer como tú, puede estar con cualquier hombre.

Jajaja, Juan, tengo 46 años, una hija de 22 terminando la universidad y un exmarido que sigue pasando la pensión mientras no me case, por lo tanto, como ese fue el acuerdo, va apagar hasta el último día de su vida. No tengo interés en complicarme la vida con una relación. Dijo.

Pero el hecho de que tengas 46 años, no quiere decir que no puedas tener pareja, aunque no te cases, por lo que comentas. Pero tu eres una mujer preciosa y desde luego cualquier hombre se pirraría por ti. Dije.

Jajaja, gracias por el piropo, me cuido mucho y se que estoy muy bien, pero no voy a caer en las redes de nadie, además me encuentro en un momento profesional muy bueno. Cuando se jubile el presidente, será Jesús quien ocupe el cargo, aunque el presidente siga siendo el verdadero poder, él le dio a esto una dimensión distinta cuando volvió de Francia y ya me comentaron que debo prepararme porque en dos o tres años ocupo el puesto de Jesús. Dijo.

Genial, como me alegro, que se hagan los cambios sin suponer traumas en la empresa y así continuar la labor con acierto. Dije.

La verdad que sí. Y una cosa ¿Tu tampoco tienes novia por lo que escuche en la cooperativa? Preguntó.

No, no tengo novia, tuve varias relaciones cortas, pero llevo 4 años sin compromiso, como tú. Dije.

Jajaja, pues tú si que tienes a las chicas loquitas, se parten de risa cuando hablan de ti, en contabilidad están como gallinas cuando te ven. Además, jajaja, se comentaron cosas jajajaja. Dijo:

¿Cómo que se comentaron cosas? ¿Qué se comentó? Pregunté.

¿No lo sabes?, jajajaj, ¿no sabes lo que se comenta entre las chicas?, jajajaj. Preguntó entre risas.

Pues la verdad es que no lo sé. Dije.

Ella dijo:

¿tomas otro café? Yo voy a poner más. Se levantó y cuando estaba de espaldas me dice:

Mira tu ya sabes lo que se comenta, pero eres un cabroncete y yo lo sé, se que tienes algún rollo en la cooperativa, pero me gusta que lo llevas muy discreto y eso en un pueblo pequeño es importante. Dijo.

De verdad Maribel, respeto mucho a las compañeras de trabajo y nadie puede decir que me vio con nadie porque no vio nadie nada. Dije.

El que no lo veamos es diferente a que nos lo imaginemos, jajajaj. Dijo.

Vaya, o sea que la imaginación esta vez es mas calenturienta que la realidad y no me como un rosco. Jajajaja. Solté.

Ya, jajaja, eso a mi no me convence, ya se lo que hay y me alegro por ti y por ella. Jajajaj. Dijo.

Joder Maribel, estoy en ascuas, no se de quien hablas. Dije.

Jajajaja, pero yo sí. Dijo.

Bueno, pues me quedo en ascuas y ¿Qué es lo que se comenta?

Jajajaj, tu sabes que se comenta que tienes un pene enorme, jajajaj. Lo sabe todo el mundo, jajaja. Dijo.

Vaya, también en contabilidad se comentan estas cosas, creí que erais mas seria, jajaja, pero ya veo que juntas se transforma en un gallinero. Dije.

Jajaja, no lo sabes tu bien, a veces, hasta hacemos apuestas entre nosotras cuando viene algún comercial, les hacemos caer la baba. Jajaja. Dijo.

Pues no me lo imaginaba, sois unas golfillas. Dije.

No encontraba la manera de entrarle a pesar de la conversación en esa línea y no quise arriesgar, era peligroso, es un peso pesado en el trabajo.

Se sentó de nuevo y como mis pies estaban fuera de las chanclas, tropecé con los suyos, pedí perdón, pero no los separé, ella tampoco. Se hizo el silencio y le dije:

Mira Maribel, se lo que significa el Moro para ti, Es tu compañía y un apoyo total a tu vida, lo tendrías todos los días, pero el trabajo solo te deja disfrutar de él los fines de semana. Yo también se cosas y me imagino otras.

Se puso seria y me dijo:

Juan, pude cometer algún error en el pasado, pero ya es pasado, ahora estoy sola y paso de rollos, no quiero historias ya te dije que hay gente que habla mucho y a mi eso no me conviene.

Ya Maribel, lo sé, pero el que te estás beneficiando no lo cuenta porque no habla. Me lancé en un órdago brutal, podía ser el final.

Se hizo el silencio, muy largo silencio. Me levanté y me coloqué detrás de ella, la abracé y le dije:

Maribel, es normal que una mujer como tú, le dé alegrías a este cuerpazo, estás buenísima, la pena es que yo no sea moro. Dije.

Dejó caer su cabeza hacia delante y sin cortarme la tranquilicé y le dije:

No me importa lo que hagas, me gustaría que me tuvieses a mi cuando desees, se que ya viste mi polla y no te inmutaste, cuando estabas en la lavadora. Mé encantaría darte placer y que gozases de buenos ratos. Soy más mudo que el perro, de verdad.

Me impresionó lo que dijo:

Mira, se que ya estuviste con Rosa y que lo pasa genial contigo, para ella eres un premio que jamás se imaginó, ella me contó todo. De hecho, después de esto también le confesé que disfruto al perro, es nuestro secreto.

Me alegro que ambas os hayáis sincerado y que no os importe compartir a moro, me gustaría que también me compartieseis a mí, lo estoy deseando. Dije.

Me lancé a por su boca como un loco y ella aceptó mi invitación a un beso profundo y húmedo, como hacia tiempo que no recibía.

Nos besamos un cuarto de hora, acaricié su pelo, su cara, sus hombros, pero quería que ella diese el paso. Comenzó a jadear a pesar de no hacer nada en sus partes íntimas, hasta que noto como con su mano, tímidamente busca mi rabo.

Lo apretó y se puso a cien, estaba agarrando mi tranca la tía que llevaba seis meses deseando, joder que suerte.

Me dijo:

Mira, esto no va a repetirse nunca más, pero hoy voy a follarte duro. Soy dominante y voy hacerte mi esclavo.

Haz lo que te guste y disfrutes con ello, Respondí.

Ven. Ordeno, mientras tiraba de mi mano. Subimos las escaleras hasta un gran dormitorio con un espejo y una alfombra enorme.

No te muevas, me dijo.

Estaba de pie en el centro de la alfombra y ella se fue a otro dormitorio, tardó como quince minutos, me volví a levantar, mientras tardaba me senté en la cama.

Me dijo:

Ya empiezas desobedeciendo, te dije que no te movieses. Y me dio un cachete con una fusta pequeña. No podéis imaginar como vestía Maribel. Un corpiño apretado, media con ligueros y unas botas de puntilla preciosas hasta la rodilla, con unos tacones altísimos y afilados. Traía en la mano varios objetos que no me pasaron desapercibidos, pensé esta tía es una dominatrix.

Me ordenó atarme el collar, ponerme a cuatro patas totalmente desnudos y me obligo a lamer sus zapatos. Hay tenéis al que decís macho alfa a cuatro patas obedeciendo como un corderito degollado.

Una vez que le lamí las botas me colocó por detrás y fue metiendo un dildo en mu culo y dijo:

Este culo lo voy a reventar hoy a pollazos, ya verás como gozas perro.

No dije nada, estaba mudo.

Me siguió metiendo el dildo hasta que llamó al perro con intensidad.

Este subío como un avión y le dijo:

Moro, cómele el culo bien, veras como te gusta perro.

Ella sacó el dildo y el perro empezó a lamer una y otra vez mi agujero mientras ella me hacia un pajote y decía:

Te vamos a sacar leche para un queso veras perro.

El perro lamia mi trasero como un condenado, cuando lo tenia bien lubricado, imagine que la muy cabrona lo iba hacer subirse, eso me partiría en dos, pero no, lo separó, lo mandó sentarse y ella se puso un dildo a la cintura con correa y me lo clavó sin pedir permiso, joder que dolor.

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhh, despacio. Grite

Cállate, que sino es peor. Dijo mientras me cabalgaba, estuvo así un rabo enorme hasta que se dejo apoyar en mi espalda y sin dejar de empujar en mi trasero, la muy cabrona, apretó bien mis huevos y comenzó a hacerme una señora paja.

No dejé de gemir en todo momento mientras ella me pajeaba, tenía lleno el culo de consolador y ahora sentía su mano masajeando mi rabo de arriba abajo. Lo que ya me llevó a la perdición fue cuando dijo:

Moro, chupa.

Entregándole mi rabo con su mano, para que el perro me lamiese el rabo bien lamido. No pude contenerme y comencé a jadear.

Aggg, ahh, me voy a correr, dije.

Córrete como un perro, que hoy te vamos a dejar sin leche. Y me fui un fustazo de nuevo.

Mi leche salía a borbotones y el perro no dejaba de lamer con fuerza mis flujos. Me corría entre gemidos, jadeos y un placer increíble por las lamidas de la lengua de moro y las envestidas de Maribel, que me tenía empotrado desde arriba.

No pude más y quedé exhausto estirado en la alfombra y sin moverme, con ella sobre mi, clavado hasta el final del consolador.

No quería moverme, es más vino a mi mente aquello de:

Venias a follar y vas a salir follado.

CONTINUARA en el relato 50/2