Relato 35 - Los padres de mi compañero de piso.
Por razones de salud, los padres de mi compañero de piso, pasaban una semana al mes con nosotros, era magnífico, aparte de disfrutar, teníamos la casa como los chorros del oro.
Todo sucedió de una forma imprevista y sucedió lo inesperado, aseguro que jamás me había planteado nada con esta señora.
Era 2.003 y compartía apartamento con un compañero de trabajo, de nombre Ton, con 23 años y recién terminada su carrera, residíamos en la misma ciudad y eso hizo que sus padres hablasen con mi madre, para que les aconsejase un lugar para vivir en Madrid.
La solución de mi medre fue magnifica porque me ayudaba a compartir los gastos del piso y podía cuidar la casa en mis largas ausencias.
Llevaba un año como compañero de piso y por razones de un problema médico de su padre, tuvieron un largo tratamiento en nuestra ciudad y como nos sobraba un dormitorio, lo utilizaban cuando era preciso. Traían todo lo necesario para comer y disponíamos constantemente de una nevera llena.
Cesar y Bego, son un matrimonio con más de 28 años de relación a pesar de llevar 25 casados, se conocen de toda la vida y comenzaron a salir en el instituto.
Mi relación con ellos es magnífica y he de reconocer que Bego, me pone, es una mujer de 175, buenas caderas, buen pecho y un culo impresionante. Cesar es muy delgado y estaba pasando una mala racha.
Una noche después de cenar, salimos Cesar y yo a dar un paso y me contó los problemas que ocasionaba su enfermedad y cuanto le preocupaba lo mal que lo estaba pasando su esposa.
-Cesar, es una buena mujer y te entiende, te apoya en todo. Dije.
-Juan, si pero llevamos casi dos años sin poder tener relaciones y me preocupa lo que puede pasar, por nada del mundo quiero perderla. Respondió.
-Te entiendo y como ves que se puede solucionar esa situación? Pregunté.
-Mira Juan, lo hablamos muchas veces y ella se niega a tener una aventura, porque no quiere líos y además le parece poco respetuoso conmigo. Respondió.
-Lógico, lleváis toda la vida juntos, es un momento difícil pero pasará. Y cuando estés bien todo volverá a su cauce. Dije.
-No Juan, este problema de próstata, no es fácil de solucionar y me produce disfunción eréctil y creo que no me voy a recuperar y estoy preocupado por ella. Dijo.
-Vaya eso es más complicado, te entiendo. Aseguré.
-Llevamos ya un mes en Madrid y los médicos que me tratan lo dejaron claro. ¿Te puedo hacer una pregunta de hombre a hombre? Preguntó.
-Desde luego Cesar. Contesté.
-Hace unos días estaba hablando con Ton y me dijo que eres una persona muy especial, discreto, le apoyas y nunca tienes malos consejos para él, eso me gustó mucho y pensé en que eres la persona que nos podía ayudar en nuestra relación, de hecho Bego sabe que te voy a comentar esto. ¿Qué respondes?
-Vaya, no puedo creer que hayas pensado en mí para este tema, me enorgullece las estima que me tienes pero no quiero ser un problema en vuestra relación, ya sabes esto es muy delicado. Dije.
-Lo hemos hablado muchas veces ella y yo, pero la verdad pensamos en ir a un club liberal pero ella no quiere saber nada de eso y mi respuesta siempre es la misma, hacerlo en Madrid marca la diferencia y no tiene por qué saberlo nadie ni siquiera Ton. Comentó.
-Cesar, gracias pero deja que lo piense con calma y vemos cómo se desarrollan las cosas. Respondí.
-Te lo preparo yo, tranquilo y veras como sale bien. Una vez que empecéis los dos en otros momentos estaré presente yo, si no te importa. Dijo.
-Bueno hablamos, tranquilo. Respondí.
Ya volvíamos a casa, era viernes y no muy tarde, al subir vimos una película en el salón y hablamos un poco de todo.
Cuando nos íbamos a cama, Cesar, dijo:
-Bego, mañana me lleva Ton al hospital y así descansas tú, es sábado y sabes que tardamos sobre tres horas, por lo tanto preparas algo para la comida.
-Bueno si quieres voy con vosotros, pero si queréis tener la comida preparada para mediodía, prefiero, bajar a comprar algo y la preparo. Respondió.
Todos nos despedimos y nos fuimos a dormir, mi habitación es la más lejana al fondo del pasillo, esta genial porque es interior y no hay bullicio por las noches duermo como un lirón.
Por la mañana sobre las 8.00 escuche que se levantaban y se iban, porque al cerrar la puerta, el golpeo fue potente.
Me acurruque en la cama, pensando que hasta las 9.30 o 10 no bajaría a correr por lo tanto disfrutaría de un momento más en cama.
Pasaron como veinte minutos y escuche la ducha del baño principal, supuse que Bego, estaría preparándose para bajar a comprar.
De repente se hizo el silencio y escuche unos nudillos golpear la puerta de la habitación.
-Pasa. Dije.
-Buenos días Juan, dentro de un rato voy a bajar a realizar una compra, que quieres para comer, Cesar, me dijo que te preguntase. Dijo, mientras asomaba solo la cara entre el marco y la puerta.
-Nada en especial, pero si quieres te acompaño a la compra y vemos. Dije.
-Bueno como quieras, ¿puedo hacerte una pregunta?
-Si claro, respondí.
-Puedo saber cómo te tomaste lo que te comento Cesar por la noche durante el paseo?.
-Bien no me molesto, al contrario me encantó que pensara en mí, Respondí.
-Y que decides? Pregunto de nuevo.
-Ya sabes que no tengo problema, es una decisión de tres y si lo tenéis claro vosotros por mi vale, tu eres la que decides. Comenté.
-Vas a pensar que estamos locos, pero él insiste en que yo no puedo estar así.
Dijo. Mientras mi polla se ponía morcillona, a pesar de ver solo la cara de Bego.
-Pasa, por favor y siéntate que estamos solos y podemos hablar con tranquilidad. Dije.
Vale. Comentó mientras entraba. Estaba espectacular con una bata blanca de seda y el pelo un poco húmedo, me gusta, pensé.
Se sentó en la cama y nos miramos a los ojos, no puede contenerme, tire de ella hacia mí y nos dimos un beso intenso, largo y húmedo mientras mi mano acariciaba su espalda y la atraía hacia mí.
Continuamos besándonos hasta que unos 15 minutos después, separé las abanas y dejé mi rabo al aire, empalmado total con el capullo como una seta y mirando al techo.
Ella lo tomo con su mano derecha y me bajo la piel para dejar el capullo descubierto. Aprovecho, se inclinó sobre la polla y la beso.
Vaya polla tienes, hace dos de la de Cesar, nunca vi algo semejante ni siquiera en los videos. Dijo.
-Pues es toda tuya. Respondí.
Comenzó con una mamada monumental de 15 minutos que me puso a cien, mientras yo magreaba sus tetas sin sacarlas del sostén con una mano y con la otra frotaba el coño por fuera de su braga.
Al rato, metí la mano por dentro de la braga y me encontré un chocho depilado, estrecho y muy mojado, estaba perfecto. No paré de meter los dedos, mientras ella chupaba y a ratos jadeaba. Su melena húmeda, la hacía muy sexi.
-Me encanta como la comes Bero, ufff, es una gozada como tragas. Dije.
-Es enorme y está muy dura, me encanta, quiero gozar mucho y correrme con ella dentro, lo necesito. Comentó.
- Pues levanta, quiero que pongas el coño sobre mi boca. La colocaba sobre mi cara para que su coño quedase sobre mi boca y poderlo comer todo desde abajo mientras magreaba sus tetas.
Comencé con una lamidas externas, hasta que con las dos manos abrí el coño y comencé a lamer por dentro su agujero y lamiendo el clítoris.
Ella jadeaba echaba la cabeza hacia atrás y con una mano masajeaba mi polla, gemía intensamente y frotaba su pelvis contra mi cara, por los movimientos, noté que no tardaría en correrse.
-Ufff me encanta como me comes, jo, qué bueno, que lengua, tienes uffff, que gozada, si sigues así, me corro como una perra. Dijo.
No respondí, solo mamaba el clítoris y metía mi lengua hasta el fondo del coño estrecho de Bego para tratar de lograr su primera corrida.
Pasaron unos minutos jadeando y gimiendo hasta que dijo:
Me corro, no pares, me corroooo, ahhhh, siiii, me corroooo, ahhh, aggg, agggg. Se convulsionaba mientras su corrida la hacía generar espasmos que notaba al lamer su vagina, lleno mi cara con sus jugos vaginales, menuda pasada.
Se quedó quiera sobre mi cara y solo dijo:
-Joder que ganas tenia de una corrida así, ya me había olvidado, estoy cansada del consolador, joder…
Aproveché para sacar mi cuerpo de debajo del suyo, eche la mano a la mesilla y fui a por los condones directo. Abrí uno y me lo puse, no quería que aquello terminase sin perforar el coño de Bego, que aun siendo una madurita, estaba buenísima y sabe lo que es el placer, eso me pone a mil. Sabía que tenían esto preparado y por supuesto el consentimiento de su marido.
-Colócate a cuatro patas, le pedí.
-Con cuidado por favor. Dijo mientras se ponía con el enorme culazo hacia mí.
Pase mis dedos por el coño, seguía lubricado y le di dos cachetes buenos en las nalgotas, menudo culazo tiene la tía, aguanta lo que le echen, es una hembra caderona y deliciosa.
Desde el suelo, comencé a frotar mi polla contra el coño preparándola para la clavada que deseaba darle a la madre de mi amigo, con permiso de su padre.
Estaba estrecha, pero agarré las caderas empujé mientras tirada hacia mí, entró el capullo, con un pequeño gemido de ella, por el dolor del tamaño de la tranca, paré un instante y sin dar tiempo a nada, volví a dar un empujón, mientras tiraba de ella con fuerza, entró la polla hasta la mitad y me puse a bombear.
-Me revientas, ufff, despacio que me duele, ufff, despacio, es enorme, me duele. Se quejaba, mientras yo empezaba a coger ritmo para follarla con toda la intensidad de un joven debe darle a una milf cachonda y con necesidad de buenos polvos.
Seguía bombeando hasta que me acompaño con su cadera, aprovechaba para darle cachetes en las nalgas y decirle:
Te gusta ehhh, te gusta que te folle bien, verdad? Luego se lo cuentas a Cesar, sé que quiere detalles, recuerda cómo te follo y se lo dices todo.
-Ufff me encanta como me clavas, es inmensa, Cesar quiere saberlo todo, si gozo y como me follas, le dire que es genial, que quiero repetir..aggg, siiii. Dijo.
No deje de bombear hasta que note el fondo de la vagina, cuando salía mi polla arrastraba los labios de la vagina de lo estrecha que estaba, me ponía a cien, estaba follando a capricho y no quise olvidarme de las tetas, metí la mano por debajo de sus brazos y saque los dos tetones fuera, redondos, bien formados y duros, la agarre con las dos manos una en cada teta y la follaba tirado hacia atrás, era un buen polvo, estábamos gozando los dos.
No quería correrme así, cuando llevaba 20 minutos, le dije.
-Súbete encima y clávate la polla mientras te magreo las tetas y morreamos.
No tardó en obedecer y pude ver como su cuerpo se ponía de pie sobre mí y bajaba para ensartarse en mi polla que estaba que reventaba, dura, venosa y potente.
Cuando acercó el capullo a su coño, se dejó caer, entrando la mitad dentro sin problema, eche mano a sus caderas empuje para meterla más y comenzó a montarme una y otra vez a ritmo, mientras yo me encargaba de sus tetas, la acerque hacia mi cara, le comí los pezones y la boca, mil veces, mientras con mi pelvis empujaba en su coño mi polla dura y ella dejaba su peso muerto para que entrase hasta el fondo.
Me encantaba como ponía caritas de placer, jadeaba y a lo largo de otros 20 minutos estuvo montando mi polla, pero sabía que ni ella ni yo tardaríamos en corrernos como animales, porque el polvo estaba siendo de órdago.
Le pellizque sus pezones, le hablaba de lo buena que estaba, mientras daba cachetes sonoros en sus nalgonas, estaba desbocado follando a Bego y disfrutando de una hembra más que incorporaría a mi grupito de esposas apetecibles y consentidas.
Comenzó a acelerar los empujones y me dijo:
-Cabrón, cabrón, me vas a sacar una corrida monumental, sigueee, sigue, asiii, dios que polvazo, me voy a correr, joder, me voy a correrrrrrrrr.
Ante sus alaridos y forma de correrse y gozar logro que mi polla quisiese largar unos chorros de leche que llenaron el condón de una manera increíble, me corrí, arqueando la pelvis clavando más profunda la polla, quería llegar al más profundo del ser de Bego.
Nos relajamos un poco, nos besamos, fuimos a la ducha y decidimos bajar al supermercado.
Se puso un vestido de licra negro apretado y antes de salir por la puerta le dije:
-Ven, saca el tanga que quiero que lleves el coño al aire, me pone. Mientras levantaba su vestido y le sacaba el tanga.
Eres un golfo, pero me encanta, me estoy calentando de nuevo. Dijo
El supermercado estaba a 400 metros de la casa y con un paseo mañanero, llegamos enseguida.
-Hacemos una paella de mariscos? Preguntó Rosa.
-Parece estupendo y antes preparamos una ensalada con salmón ahumado, te parece?. Respondí y pregunté.
Claro genial, completamos la comida y por la noche salimos a cenar un picoteo en algún bar cercano. Comentó Rosa.
Durante la compra la estuve calentando diciéndole piropos, acercando mi cuerpo al suyo, tocando el culo de manera sutil, etc. No tardamos en subir al piso, eran las 11.30 y Ton y Cesar no llegarían hasta las 14.00 horas más o menos.
En el ascensor, le metí un morreo y la mano en el coño, se colgó de mi cuello y se rozaba conmigo. Le solté:
-Me encantaría follar ese culito, tan precioso que tienes y llenarlo de leche:
-Estás loco, no lo hice nunca y tu polla es inmensa, me reventaría. Dijo.
-Lo veremos, eso dilata un montón y te duele un rato pero luego es una gozada que te hará correr una y otra vez. Respondí.
-El coño lo que quieras eso, noooo. Dijo contundente.
Estaba abriendo la puerta, la agarre al pasar y le dije:
-Harás lo que te diga y veras como disfrutas.
-Vaya eres un chulito, pero me gusta ser tu esclava. Comentó.
Fuimos a la cocina con las bolsas y nada más colocarlas sobre la encimera, la tome rodeándola con mis brazos, la senté sobre mesa y dándole un morreo, saque mi polla fuera, ya estaba a cien, puse condón, no pedí permiso, su coño quedaba justo a la altura de mi barra dura y no hizo falta más que empujar y clavarla bien en su coño.
Estuve follándola sobre la mesa un buen rato, hasta que se colgó de mi cuello, la levante soportando el peso y dejándola caer sobre mi rabo bien duro. Si se hace bien la tia se corre en tres minutos y asi fue:
Dios me corro, me corroo, aggg, ahhhh, agggg, ahhhh, siiiii , siiii, uffff me corrooooo ahhh, siiii diosss…Se corrió de una manera desenfrenada.
La deje descansar un minuto y saliendo de su coño, le dije:
Me voy a sacar el condón y te voy a follar el culo bien follado y te lo llenare de leche. Obedece, le dije mientras la empujaba sobre la encimera de espaldas hacia mí, con su vestido elevado por la cintura.
No por favor, nooo, Juan no por favor, protestaba,
Mi dedo ya estaba en su culo buscando la entrada y no tarde en dilatarlo un poco, con la saliva y unos lengüetazos a los que no le hizo ascos.
Me incorpore, baje del todo mi pantalón y coloque mi potente rabo en el esfínter virgen de Rosa, se lo iba a desvirgar y la llenaría de leche, lo deseaba.
Unos minutos después haciendo caso omiso de sus protestas, coloque mi polla en la entrada y la presioné contra la encimera, no tenía escapatoria, mi capullo, estaba duro, es enorme pero se abría paso a base de reventar lo que sea.
Empuje, mientas le decía:
Te voy a llenar el culo de leche y te va a gustar.
No por favor, me va a doler. Dijo.
Di un empujón y entro la punta, dio un grito y apretó, nada más se relajó, di otro empujón y le clave el capullo. Ese agujero estaba apretado no, lo siguiente apretadísimo, pero se lo iba a reventar, era para mí un premio.
Tranquila dije, mientras intentaba dar otro empujón.
Entro unos centímetros y volvió a chillar, pero ni caso, la agarre bien las caderas y empuje como un animal, sabía que en nada le pasaría el dolor y con media polla dentro deje que se relajase.
Dios, que dolor, me revientas, eres un animal. Se quejó.
En ese momento comienza a sonar su móvil, eche la mano hacia la mesa para agarrarlo y se lo pase. Dijo:
-Mi marido, tengo que coger.
Hola Cesar, dime? Preguntó al teléfono, mientras mi polla estaba dentro, no me movía por si acaso.
O sea que no venís hasta las seis, bueno es que me iba a poner con la comida, pero dejo esto mara mañana y como una ensalada, así descanso un poco para el viaje de vuelta. Comentó.
Bueno tranquilos aquí todo bien, baje a la compra y ya estoy en casa. Un beso.
Colgó. Me puso a mil escucharla tranquilamente hablar con Cesar y aguantar mi polla clavada y sobre la encimera con las tetas fuera, un morbazo.
Le dije: Eres una zorrilla, luego quiero que le cuentes a Cesar como te estaba follando mientras hablabas, veras como le gusta.
Despacio, dijo. Con cuidado que me revientas, ufff, ya me está gustando más.
No deje de bombear su culo, mientras metía mano a sus tetas y frotaba el clítoris una y otra vez. Cada vez se relajaba más y mi polla entraba más holgada, podía bombear bien el culo precioso de Bego, mientras le daba cachetes.
Ella apretaba el culo y no tardo en ordeñarme, le dije:
Te voy a llenar el culo, todito de leche, me esta llegando y no voy a aguantar mucho. Mientras no dejaba de salir y entrar, cosa que cada vez era mas fácil, note además que de sus gritos, pasó a gemidos suaves de placer, mi mano sobre el clítoris estaba funcionando, mejoro cuando metí dos dedos en el coño, estaba empapado y no tardaría en correrse como una loba.
Así fue, no aguante y le dije:
-Bego, me encanta tu culo, te l,o voy a llenar todo, asiii, aggg, ahhhh, asiiii. Mi leche salía a borbotones y llenaba el tremendo culo de la mujer de Cesar.
Cuando sintió los calores de mi corrida sin más, abrió un poco las nalgas con sus manos y comenzó a correrse como una perra.
-Siiii, agggg, me corroooo, siiii, me corrooo, ahhh, ahhhh, dios como me estoy corriendo, uffff que gozada, siiii, dios, aggggg.
Deje que se relajase un poco y saque la polla ya flácida de su culo, salió sin mucho esfuerzo.
Nos dimos un morreo y me dijo:
Nos vamos a dar una ducha y como ellos no vienen a comer tenemos hasta las seis para seguir follando, quiero correrme mil veces con esta polla. Mientras la sujetaba.
Así fue como aquel sábado que comenzó a las 8,30 de la mañana con un polvo, terminó a las 18.00 de la tarde con 12 corridas de Bego y 4 mías.
La última mía fue pajeandome sobre su cara, salió lefa por todas partes, trago, le inundó la cara y caía sobre sus tetas, fue la mejor corrida del día para mí.
Ella estaba rendida y se fue a acostar mientras ellos no llegaba, en mi caso me duche y me fui a una terraza a tomar algo, para que cuando entrasen en casa no me encontrasen en mala postura.
Fue una etapa magnifica con esta pareja, por la confianza, llegó a estar presente Cesar mientras fallábamos Bego y yo, un triangulo perfecto.