Relato 31- Dos socias maduras que gozaron mi polla
Marta y Ana disfrutaron de una velada increible el pasado jueves, gozaron como lobas y fueron llenitas de mi leche, recibieron por delante y por detrás, me encantó hacerlas gozar, menda follada.
Semana de la moda en Madrid, dos viejas amigas que asistieron, no dejaron pasar la oportunidad de follar duro.
Hoy es lunes 29, acabo de levantarme, menos mal que había dejado el día libre, mañana toca trabajar y duro, esta tarde la dedico a escribir lo sucedido el jueves noche, fe un fin de semana terrible, no salí de casa salvo para comer, tuve visitas todos los días y aprovechamos bien el tiempo.
Desde el jueves por la tarde fue un no parar, tengo amigas y parejas que están en el mundo de la moda, son además clientes algunos de ellos y estos días mi casa fue su lugar de alojamiento. Para atenderles bien, decidimos cenar en casa todas las noches, para ello, contrato una persona de confianza que dedica estos días a mis necesidades.
El jueves noche, llegaron a casa, Ana y Marta, son socias de un negocio de importación de textil e países asiáticos, las acompañe muchas veces en viajes a ver a sus proveedores, ambas casadas y conozco a sus maridos, claro está.
Esto no impidió que en el segundo viaje, estuviese una noche en la habitación de una y la siguiente con la otra. Desde entonces, ambas saben lo que hay, pero también conocen mi comportamiento y mi discreción, saben que jamás hablaría.
Ana, tiene unos 45 años, es bastante guapa, buen cuerpo, piernas y cadera redondeada, pecho medio y melena rubia con mechas. Marta es un poco más joven, morena, melena larga, exuberante, tiene caderas, tetas, culo, está muy buena, es lo que decimos una maciza, fue la primera de las dos que probó mi polla y nunca se corta cuando nos encontramos con la frase, ¿Cómo está mi cosita?. Como os imagináis, suelo ser bastante directo y le suelto. Deseando complacerte…
Estuvieron haciendo cosas con sus clientes por Madrid y vieron unos pases de moda, sobre las 21.00 del jueves, estaban en casa, subieron maletas y les adjudique una habitación a cada una, ambas al lado de la mía.
Estaba muy tranquilo, puesto que Cobi, la chica que me ayuda estos días en casa, ya me había hecho una señora mamada y terminé fallándola duro en la cocina mientras el horno hacia su trabajo.
Sobre las diez, ambas bajaron al salón, la cena estaba lista y seria cosa mía servirlas, Cobi se había ido media hora antes. Los entrantes estaban en la mesa, una crema de zanahorias seria el primero y para continuar teníamos un magnifico pescado a la sal.
La cena fue extraordinaria, ocupaba la cabecera y ambas estaban a los lados, me descalcé varias veces durante la cena y acaricie con mi pie su tobillo y gemelo. Ninguna hizo ascos al roce. Pero me había propuesto follarlas a las dos juntas, aun sabiendo que sería difícil que aceptasen, ambas sabían mi aventura con la otra.
Durante la cena, bebieron vino, para el postre, puse vino dulce de Oporto, luego el resto de la noche licor café. No tardaron en darnos las doce y media. Era el momento de echar el resto, quería a las dos en mi habitación y esto requería mucho tiento y habilidad, si fallaba mi estrategia se iría todo al traste. Preparé un brebaje exquisito que conocí en las montañas de Perú, aparte de elevar el espíritu, te pone como un perro con ganas de montar todo lo que se mueve, lo mezcle a un chupito de licor café y de un trago lo liquidamos, no me quedó otra, bebí un poco.
Estábamos los tres sentados en los sofás, hablando de la situación económica y del sector en el que se mueven, y como en todos la clave es comprar barato, disponer de precio y reducir margen es clave.
-Juan, ¿cuándo coño vamos a conocerte un ligue? Preguntó Marta.
-Si eso, nunca te vemos con nadie, pareces un maniquí, en el escaparate, ¿qué pasa las tías no te atrapan? Refrendó Ana.
-Jajajaj, lo intentan pero soy más rápido… Está la cosa muy mal como para tener algo serio, ya cuando este en los cincuenta decidiré.
-Joder tío, luego serás un abuelo. Dijo Ana.
- No se trata de eso, tal como están las cosas, es mejor adoptar dos chiquillos que comprometerte con una relación estable para luego terminar a tiros y qe otro ocupe mi lugar y no pueda disfrutar de lo que trabaje. Respondí.
-Eres más listo que el hambre, y como no te faltan tías, sigues disfrutando aquí y allí sin problemas. Comentó Marta.
-Marta, el sexo está demasiado sobrevalorado, me gusta hacer disfrutar a la mujer, mi experiencia dice que sois vosotras las que mandáis en el tema, por lo tanto no me esfuerzo. Dije.
-Cabrón, claro con ese físico y esa labia, no tienes que esforzarte, caen rendidas, jajaja. Dijo Ana.
-Ana, no te creas nada, vivo con la presión del trabajo, de hacer bien las cosas y sabes que para mi los clientes son lo primero, lo demás si surge no lo desprecio.Dije.
-Si surge, hay que joderse, llevas toda la cena como el pavo real y dices si surge, Juan, que nos conocemos, jajajaja. Dijo Marta.
-No da puntada sin hilo, jajajaj, esté si bajamos la guardia nos mete en su catre, jajaja. Dijo Ana.
-Jajajaja, vaya, ¿me lees el pensamiento o qué? Estaba pensando en daros caña a las dos, porque dársela a una y la otra a barbecho sería poco solidario por mi parte, pero sabes, estoy dispuesto a sacrificarme, jajajaj.
-Jajajaja, no lo verán tus ojos, jajaja. Respondió Ana.
-Ehhhh, habla por ti, yo estoy a cien y me importa un huevo lo que pienses, pero me apetece darme un homenaje con una buena polla y el cabrón la tiene. Comentó Marta, la más salida, además se notaba que en esos momentos el remedio hacia su labor, ambas estaban rojas ya, entre alcohol y brebaje.
-Marta, que soy tu socia, estamos bien casadas las dos, ya sabes…Dijo Ana.
-¿Y acaso no seguiríais casadas si disfrutamos de una noche única? Pregunté.
-Si que pasa nuestros maridos van por ahí, echan un polvo y vuelven como campeones, nosotras tenemos que jodernos y si algo nos apetece pensamos en ellos y los respetamos, venga ya, somos idiotas…definitivamente, somos idiotas. Dijo Marta.
-Marta, ya sabes lo que opino, depende con quien, donde y como…pero nunca poner en riesgo la familia y la pareja. Respondió Ana, más comedida, pero se veía caliente.
-Bueno, para que discutís, si sois dos contra mí, por lo tanto, tranquilidad. Dije.
-Hoy acabamos contigo en un pis-pas, fijo yo estoy como un volcán. Dijo Marta.
-Jajaja, eres como un libro abierto Marta, este se mete en tu habitación fijo. Dijo Ana.
-Jamás invado el espacio de nadie, mirar, voy a poner música, mañana es viernes no hay que madrugar, vosotras hasta la tarde no os vais…Comenté.
Sonó música de balada, Sergio Dalma y su bailar pegados. Fui en busca de Ana, estaba más alerta y quería calentarla como una perra, la dejaría hirviendo, no forzaría más.
-Ana, ven, bailamos. Dije tomándola de la mano y levantándola, mientras Marta observaba mi paquete ya empalmado que había puesto muy cerca, apretó su labio inferior, como signo de temperatura. Nos observó, mientras abrazaba a su socia Ana y recorria cada centímetro de su espalda hasta el culo. No tarde en notar su aceleración en la respiración y frotar su cadera sin importarle mi empalme. Estuve bailando con ambas una y otra vez, Marta, tenía el coño como un bebedero de patos, se lo toquetee mientras Ana fue al baño, porque su coño también debía estar escurriendo por sus piernas los jugos. Le dí un morreo a Marta y le dije:
-Marta, me encantaría qe pasarais la noche las dos conmigo y qe os vieseis gozar, e incluso si os apetece tocaros entre vosotras.
-Eres un cabrón, nos calientas como perras y ahora quieres que te meta a Ana en la cama, manda huevos. Ya sabes que yo voy a meterme en t dormitorio, no se te ocurra cerrar la puerta, quiero gozar de unas buenas corridas. Y si Ana, escucha y viene ya miramos si me voy o quedo. Dijo Marta.
La besé en la boca, mientras metía mi mano de nuevo en su coño, estaba empapado, el tanga estaba como si saliese de la lavadora. Nos cortamos al escuchar la puerta y los tacones de Ana, caminando hacia el salón.
Eran las dos y media más o menos y la fiesta estaba a tope de temperatura, estaba dispuesto a hacerme un pajote delante de las dos, a ambas le encanta ver como mi leche, sale disparada de la polla. Lo vieron por separado, ambas.
Cuando consideré, dije:
-Bueno subimos, si os parece, la puerta de mi habitación queda abierta y la luz apagada, no me violeis, ¿vale?, jajajajaja. Dije, mientras daba unos cachetes a las dos.
Está buenas, duras, macizas, como me gustan las tias, para follar duro y que se corran sin parar, cosa que por otra parta garantiza mi polla, están acostumbradas a pollas tirando a pequeñas según me dijeron y les encanta estar ensartadas por mi polla y tenerla bien metida dentro. Por separado las vi gozar, gritar, jadear y correrse como perras. Una vez comienzan no tienen fin, eso me pone a mil, por eso deseaba tenerlas a las dos en cama y que se conociesen también en la intimidad y disfrutasen viendo a la otra socia como goza.
En el distribuidor, nos despedimos, pasé al baño, me desnudé, me pase un agua rápida, lave los dientes y como dios me trajo al mundo me metí en la cama. Pensé, coño, no dejé la puerta entreabierta, para que si alguna pase, no se escuche, aunque luego escuche los jadeos, no quería que ninguna tuviese que abrir, alertando a la otra.
Apagué las luces, y me relajé, pasó como media hora y casi me quedo dormido, cuando veo abrir la puerta y entrar unos rayos de luz de la lámpara de la escalera. Por la melena deduje que era Marta. Se metió en la cama sin más. Comenzamos a besarnos, metí mi mano entre sus piernas, estaba el coño como un bebedero de patos, empapado. La puse de espaldas sin decir ni palabra, ella jadeaba a mis caricias y besos en el cuello, la comí enterita, agarré la polla empalmada como un toro con mi mano derecha y se la enchufe entre las piernas, busque la entrada del coño, ella separó las piernas, dio un suspiro y continué con mi juego, frotar y frotar el capullo en la entrada del coño de Marta que deseaba le aplacara su calentura. Tomé su pierna izquierda con mi mano derecha y metí un empujón para abrir los labios del coño y meter mi capullo dentro. No tardó en buscar más, jadeando y clavándose hacia atrás.
La agarré de las caderas y empecé a empujar a entrar y salir, ella estaba a cien, la luz apagada ocultaba s rostro pero sus gemidos no podía disimularlos, de repente escucho como se vuelve a ver más luz, la puerta volvía a abrirse, no tardó Ana en colocarse a mis espaldas. Mi mano izquierda, fue a por su coño mientras ella besaba mi cuello y acariciaba mis espaldas, mi cadera empujaba la polla para que Marta sintiese bien la clavada. No deje de empujar y magrear sus tetas, mientras que con la otra mano, metía dedos en el coño de Ana, que se cambió de posición me dejaba el coño totalmente abierto a mi disposición, después de un rato no dejaban de gemir las dos y se confundían sus jadeos. Quería hacer correr a Marta como una perra, su coño a mis empujones se lubricaba aún más y no tardaría en correrse como una loba. En un ejercicio de contorsión conseguí besar a Ana mientras clavaba a Marta, ahora si sabía que ambas deseaban vivir esa experiencia, juntas, cornear a sus maridos sin sentirse mal, dado que la confianza de todos es grande conmigo y nadie desconfiaría, pero a las dos ese morbo las ponía a cien, querían polla y fijo que se la iba a dar.
Marta, estaba clavada hasta el fondo, gemía y sabía que se iba a correr porque su respiración ya me lo advertía, agarré su cintura y empecé a hablarle:
-Marta, goza, que te escuche tu socia, como te corres como una perra, como gozas de mi clavada y como disfrutas poniendo los cuernos a tu marido, así, asiii, asiii.
-Siiii, me encanta, sigue, me gusta, Ana, me muero de gusto, ahhh, aggg, que buena follada, estoy caliente como una perra, me encanta esta polla. Ahhh, aggg. Eran las palabras de marta entrecortadas con sus jadeos.
-Goza, goza, Marta, quiero saber que te correr como una loba, disfruta, lo mereces, eres un encanto y mereces lo mejor. Fóllala bien Juan, fóllala. Dijo Ana.
No se podía ver nada, solo la poca luz que entraba por la puerta, dejaba ver mis empujones en el coño de Marta, cuando en ese momento, noto una mano que acaricia mis huevos, ufff, que placer, una pasada, masajeaba los huevos mientras empotraba a su socia, que no tardó en correrse con alaridos exagerados.
-Agggg, ahhhh, ahhh, aggg, me corroo, ahhh, ahhh, me corroooo, uffff, que gustoooo, dios, que gustooo, agggg, ahhhh, aggg, siiiii, siiii, aggg,
Mientras ella jadeaba yo empujaba como un toro para que lograse una corrida como una loba. Cuando se relajó, muy despacio saque la polla y comencé a centrarme en Ana. La quería encima, quería sentir esos pedazo tetas saltar arriba y abajo con cada clavada. Le ayudé a subir encima de mi polla, pero una mano la agarró y dijo:
-Quiero que la folles bien, que se corra muchas veces, que goce, que el picha floja del marido no le da caña a esta hembraza, necesita follar cada día y que la empotren con una polla como la tuya, venga Ana sube. Ordenó Marta, enfocando luego la polla al coño mojado de Ana.
Estaba empapado pero es estrechito, está muy cerrada, me da un gustazo follarla increíble, además sus jadeos son como música celestial para mis oídos, no imagináis lo buena que esta esta tía, es un cañón y su marido no la folla, hay que joderse, hasta el ibérico aburre.
Una vez estaba clavada, agarre los tetones, tire de ella hacia mí y los comí una y otra vez, sin dejar de lamer los pezones, ella estaba salida como una perra. Cuando estaba centrado en follar bien a Ana, cambiaron las tornas, ahora era Marta, la que desde atrás acariciaba mis huevos una y otra vez. Mi cintura aceleraba la clavada en el coño de Ana, que ya se dejaba caer entregada sobre mi rabo tieso y duro como una columna del olimpo. Estaba gozando de lo lindo, con las dos hembras en la cama, se daba una situación especial, las dos están muy buenas, ambas casadas con dos pollas flojas y socias en el negocio que ambas compraron a su jefe jubilado.
Mi polla, estallaba con una ganas locas de correrme ante la situación, pero quería que se fuese Ana con una señora corrida de las que estaba acostumbrado a sacarle, y no tardó.
Según me contaron al terminar ese polvo, Marta le metió el dedo en el culo a su socia mientras se clavaba en mi polla y no aguantó, jadeo, balbuceó:
-Aggg, que bien, que bien, seguir, me corro, cabrones, me corrooooo, ahhh, agggg, ahhh siiiii, ahhh, me corrooo, como una perraaaaaca..aggg. Se convulsionaba mientras su socia acariciaba sus tetas con la mano derecha. Joder que morbo, a pesar de la poca luz se apreciaba todo muy bien, era una pasada.
Cuando la cosa se relajó deseaba largar mi leche en la boca de ambas, quería incitar el morreo entre ellas, que se entregaran al placer como si estuviesen en la Isla de Lebos, que perdiesen el control, ese era mi deseo.
Levanté lentamente a Ana, quería sacar mi polla de dentro de su coño recién corrido, les dije:
-Chicas tengo los huevos llenos de leche, voy a hacerme un pajote en vuestra cara, una me come los huevos y la otra lame el capullo, cuando me vaya a correr os aviso y si queréis la tragáis, me encantaría verlo.
-Tranquilo, ven ponte de rodillas y pajeate, no se perderá ni una gota. Dijo Marta.
-Podemos encender una luz suave, me encantará ver como sueltas la leche. Dijo Ana.
-Ok, esperar. Dije mientras estiraba mi cuerpo para que mi mano buscase el interruptor de la lámpara de pie de la esquina de mi dormitorio, es una luz ideal y muy suave, no molesta.
-Dios, como estas, esto es de caballo, joder menuda polla. Dijo Marta, agarrándola con las dos manos y dando unos lametazos al capullo.
-Joder, esto lo debíamos tener todos los días en casa, entonces iba a estar empapada todo el dia, bueno más empapada y luego darme una folladas estupendas. Joder con cuarenta años y unas ganas locas paso más hambre que un pigmeo. Dijo Ana.
-Pues tranquilas que os voy a follar toda la noche, bien folladas, y quiero veros comiendo el coño la una a la otra y no es discutible, ¿vale?
-Jjajaja, que cerdo, el cabrón ¿esto era lo que tramabas? Que le coma el coño a mi socia, menudo cabrón. Dijo Marta.
-Conmigo no cuentes. Dijo Ana.
-Venga ya, sacarme la leche y tragarla toda que luego ya diré que debéis hacer, venga… Ordené agarrando mi polla y llevándola hacia la cara de las dos.
Cuando estaban las dos gozando de la polla, comencé a darles cachetes en el pandero, estaban mojadas, disfrutando de mi aparato, lamian, apretaban, comían los huevos, estaban con un festín que yo no deseaba que acabara. Ahora si veía a las cuarentonas de rodillas tragando polla y lamiendo como dos perras en celo. No aguante y les dije:
-Voy a soltar el embalse, va a salir leche como para mover una turbina eléctrica, me teneis a cien, os voy a llenar la cara, la boca y las tetas. Aggg, ahhhhh, ahhh, siiiii, perras lamer la leche, ahhhh, agggg, ahhhh, siiiiii, ummmmm…
Mi polla largaba leche a borbotones y ellas intercambiaban las bocas y no perdían ni gota, estaba corriéndome en las esposas de dos conocidos que las mataban de hambre, joder que pena no tenerlas más cerca, las follaría todos los días.
Cuando dejé de correrme, las bocas, las caras y las tetas tenían leche de mi corrida porque la presión no les permitió retener toda. Me vino a la mente una maldad:
-Venga besaros y lameros toditas para que no quede una gota de leche. Ordené.
-Siiii, quiero comerle la boca a esta perra, llevo tiempo deseándolo. Dijo Marta, sin dar opción a Ana a separarse.
Le debió gustar porque se enzarzaron en una lucha de lenguas y lametazos que dejaron eliminada hasta la última gota de mi corrida. Era un espectáculo tener a mi disposición aquellas hembras que por primera vez dieron un paso, que se que muchas veces habían deseado pero les faltaba el empujón.
Fue un momento inolvidable, mientras ellas se comían a besos, fui a por el coño de Ana, la levante sobre la cama, entre Marta y yo la hicimos gozar como jamás se había imaginado. Comí su coño con delicadeza y ritmo, metí dos dedos, mientras Marta, le lamia las tetas, subía a comer su boca, su cuello, se besaban con unas ganas increíbles. Tomé la mano de Ana y se la metí en el coño de Marta, que no tardó en sentir los dedos y frotarse para ponerse a cien.
Ana no tardó en correrse de nuevo, estaba salida como una perra en celo, no imagináis como estaba la hembra, entre la calentura del alcohol, el brebaje que es diabólico y la fiesta que le dabamos su socia y yo, se fue como una niña en su primer dedo:
-Ahhhh, aggg, ahhhh, me matais, me matais, diooss, que gusto, me corroooo, aggg, ahhhh, ahhhh, me voy a mear, asiiii, asiii, ahhhh, agggg.
Mi lengua lamia el clítoris mientras mis dedos largos y gordos frotaban a toda velocidad el coño de Ana, quería que se fuese como una loba y entre Los dos lo logramos.
-Agggg, ahhhh, ahhh, aggg, dioosss, diosss, que corridaaaaa, ahhh, aggg, ahhh. Jadeaba y gemia Ana, mientras Marta le comia las tetas y le hablaba:
-Córrete, puta, correte, me encanta verte así salida y follada, quiero que te meta la polla hasta el fondo y te haga correr mil veces, te hace falta perra, que te follen bien, veras que tranquila quedas…asiii, daleeeee, siii, asiiii.
No quería que la fiesta descendiese y sin más agarré a Marta por detrás y comencé a comerle el culo y el coño, mi polla empezaba de nuevo a estar en pie de guerra y no tardaría en ensartarlas de nuevo.
Marta, abría las piernas para dejar acceso a mi lengua, mientras seguía morreando con su socia, se masajeaban las tetas, se comían entre ellas, era un placer verlas salidas y sin control, estaban muy calientes, aquello empezaba aún.
Cuando tenía a Marta a punto le dije:
-Ábrete de patas, que te quiero comer bien y follarte con los dedos, ven. Y tu Ana, pon tu coño sobre su boca y que te coma todo el juguito de la corrida.
Sin decir palabra, se montó en castillo, mi lengua escudriñaba cada rincón del coño de Marta, lamia con potencia y chupaba el clítoris como si estuviese haciendo una mamada a un pollón tremendo. Gemia, mientras Ana frotaba el coño mojado sobre su cara, estaba viendo lo buenas que están las dos y mi polla se puso de nuevo como una barra. Sin embargo preferí hacerla correr a Marta con mi lengua y lo logre, aceleré la velocidad de mis dedos y lengüetazos y se fue como una perra:
-Ahhhh, agggg, ahhhh, agggg, ahhh, agggg, que bueno, que bueno. Entrecortaba los gemidos y las palabras con la frotación del coño de Ana sobre su boca.
Sudábamos como si jugásemos la final del Mundial, estábamos salidos y con unas ganas locas de gozar, seguro que ellas en su agenda mental traían ese momento tan especial programado, pero jamás se imaginaron que las follaría juntas en mi cama.
Deje que se relajase un poco Marta y me fui a por Ana, le dije al oído:
_Vais a poneros en un 69 y os la meto a las dos, voy cambiando y quiero que os corráis como lobas, que sea una corrida brutal y recuerda meleros uno o dos dedos en el culo, ¿Vale?
-Vale…Marta, túmbate sobre la cama. Le dijo Ana, obedeció al momento.
Se colocaron sobre la cama a lo largo, eso me daba margen para moverme y follar a ambas sin necesidad de que ellas se moviesen. Me coloque detrás de Ana, que estaba por encima y sin titubeos le metí el vástago de un empujón, se quejo:
-Joder, no seas animal, me gusta pero asi me rompes, joderrr, siii, uffff, quemaaa.
-Tranquila enseguida gozas. Dije mientras le daba unos cachetes.
Agarre su cadera con fuerza y me puse a bombear polla como un animal, me encantaba ver a esta mujer casada, gozando de una señora polla y lamiendo el coño de su socia. No tardé en notar la lengua de Marta lamer mis huevos, cuando estoy follando, es ua sensación que me puede me da igual hombre o mujer que me coma la polla no ando con bobadas, si traga, me encanta.
Empitoné bien profundo el coño de Ana que se movía a ritmo, mientras lamia el coño de Ana, estaba viendo e el espejo del armario toda la escena, flipante, estaba follando dos cuarentonas macizas y calientes, le apagaría el fuego por esa noche.
Me centré en hacer correr primero a una que no tardo mucho, se corrió soltando jugos a mogollón sobre la boca de su socia.
-Aggg, ahhhh, ahhh, que gustazo cabron, cómeme Ana, asiii, asiii, me encanta, me encanta, dios, me corro como una loca, aggg, que gustooooo, siiiii, siiiii. Gemia y jadeaba Ana mientras mi polla seguía taladrando su coño y su socia lamia el clítoris como una perra.
Dejé que Ana se quedase relajada y sin dejar que se moviesen, me fui a por el coño de Marta, me coloque entre sus piernas, metí los brazos debajo de su cuerpo y levante el coño y culo para ponerlos a la altura de mi polla estando de rodillas. Quería hacerla gozar como nunca, su socia le comería el coño y yo le follaría el coño en profundidad.
Encaré el capullo entre los labios del coño y no me fue difícil entrar, nada más paso el capullo, la lubricación inmensa me permitió llegar al fondo, bajé un poco mi cadera y comencé un entra y sale rítmico, buscaba frotar su clítoris interno, las paredes vaginales y el útero, quería una corrida total.
Marta cuendo sintió todo el rabo en su interior, abandonó el coño de Ana y comenzó a jadear y a decirme:
-Follame cabrón, reviéntame el coño y tu puta cómeme el coño, quiero que me comas el coño, veras como me voy a correr, cómeme el coño, perra.
Su socia Ana no dejaba de lamer, mientras mi rabo taladraba el coño una y otra vez entre los jadeos y gemidos de la hembra casada. No tardamos en conseguir que se corriese, cuando le metí dos dedos en el culo.
-Aggg, seguirrrr, seguirrr, cabronessss, siiii, me corroooo, aggg, ahhh, ahhhh , ahhhh, dioosss que gusto….Gemidos y jadeos a mogollón, aquello era música para mis oídos, casi me corro…
Aguanté como pude mientras ella se relajaba, quería hacer una cosa que en solo una ocasión me había dejado hacer, follarle el culo.
Cuando ellas estaban tranquilas, me levanté y mi polla seguía en pie de guerra, estaba como un poste, duro y vertical, quería follarme un culo y aunque tardase se lo follaría a Marta, seguro.
Me fui a la mesilla pillé un condón, lubricante y volví a su lado.
-Marta quiero reventarte ese culazo impresionante que tienes, lo quiero todo, te voy a llenar de leche. Venga, colócate…Ordené.
-Dios estoy muy caliente, pero me va a doler, eres un cabrón ya sabía que lo ibas a intentar….dios me va a doler, joder no seas animal, que me partes. Dijo Marta.
Miraba la cara de pena que ponía Marta ante lo que se le venía encima pero no di tregua, esta tan maciza que me encanta hacerla gozar y clavarla por todos los lados.
-Ana por favor ¿puedes pillar dos toallas en el baño? De las grandes porfi, y al volver pilla un consolador que hay en ese cajón. Indique la mesilla.
No tardó Ana en volver con las cosas, mientras yo lubricaba la polla ensartada en el condón, quería clavar a Marta sin hacerle daño pero duro, al fondo.
-Marta ponte a cuatro patas…Ordené, nada más se colocó me subí a la cama y le dije a Ana:
-Ana separa las nalgas de tu socia, quiero que abras el camino y que metas mi polla en su culo, y fíjate bien porque eso te lo haré a ti, pronto. Venga.
-No seas animal , por dios…Se quejaba Marta.
Verla a cuatro patas es un espectáculo, tiene un cuerpo increíble, unos tetones colgando y un coño muy prominente, está muy pero que muy buena. Cuando Ana obedeció la orden, se puso justo a mi lado y con ambas manos abria el culo que iba a sodomizar en un instante.
Pusé más lubricante en su agujero, enfoque el capullo, que en aquel instante estaba rojo, dilatado, lleno a reventar y sabía que debía usarlo con cuidado o la reventaría. No es una broma que te enchufen un vaso de tubo en el culo, entero…
Cuando estaba bien lubricado, agarre mi rabo con la mano derecha y acerque el glande a la entrada del esfínter de Marta, desde arriba es un espectáculo ver a una hembra así, abierta y receptiva para clavarla duro.
-Ana no deje de abrir el culo, mójale el coño, quiero que goce como una perra, luego cando te diga le enchufas el consolador y metes las toallas debajo porque se va a mear como una loca que pierde los papeles, qiero que se desmaye de gusto. Ordené.
-No seas animal, despacio, despacio, dios, esta enorme. Se quejaba Marta, llevó unos cachetes de mi mano derecha, mientras mi polla enfocaba la cueva del su trasero.
Dios, que apretado estaba, empuje, jugué con la polla adentro y afuera para dilatar y se me ocurrió,
-Ana métele el consolador ahora que entró la polla. Dije, mientras seguían las quejas de Marta.
-Te gusta ehhh, te gusta cómo te clava el culo con ese pollón, dios como lo mete. Decia Ana observando de cerca la clavada,
-aggggggg, ahhhh, dios, dueleeeeeeeee, nooooo. Se quejaba Marta cuando mi capullo logro abrir de todo el camino,ahora solo faltaba qe dilatase eterle polvazo en el culo que la llevase al Nirvana de Kurk Cobain. Quería su saliese la puta que lleva dentro, se que le gusta, pero se corta a veces y este no era el dia.
-No te quejes y goza, ¿sabes cuantas tías desearían que las follasen así? No tienes ni idea, están muchas mal folladas y esto es la gloria, goza, goza, coño. Dije.
Ana ya empujaba el consolador y cuando Marta empujo hacia arriba deje caer el peso de mi cuerpo, con lo cual mi polla no tuvo más remedio que ensartarse hasta el fondo en el coño, 22/23 cmts de rabo duro reventando el culo de Marta mientras su socia le follaba el coño con un consolador y yo agarraba de tal modo a la tia que podía llegar a su clítoris, quería verla desmadrada.
Entré y salí una y otra vez, Marta paso de quejarse a dar alaridos, de 100 decibelios, dios como estaba la perra, gozando de placer ensartado, coño y culo al tiempo, y precisamente con dos buenos rabos. Estuve veinte minutos clavando el culo a ritmo, mientras morreaba a Ana que seguía en el enchufe del consolador en el coño de Marta. No tardó en explotar en la corrida más imponente que tuvo esta tia, reconocido por ella, se juntó todo y que su socia le follase el coño la desató por completo.
-agggg, me matas, agggg, ahhhh, ahhhh, me corroooo, me corrooooo, siiiii, siiii, siiii, dios, que pasada, agggg, ahhh, agggg, dios miooooo, siiiiii, agggg. Sus jadeos increíbles. Mientras su coño rompia en espasmos soltando un squirt de campeonato, posiblemente junto con el de una amiga asturiana que le logre cuatro squirt, el más abundante.
Poco a poco, saque la polla del culo y sorprenderos no me corrí, deseaba echarle en el coño de Ana, dicho y hecho. Saque el condón, le pedí que se abriese de patas y no dude en largarle un polvo al misionero que nos hizo corrernos a los dos, llene su coño de leche que salía por los lados a cada empujón de mi cipote dentro de la cueva de la cuarentona.
Nos besamos, nos dimos un morreo monumental los tres y sin más nos quedamos sopa los tres, en la misma cama. Pero el viernes antes de irse, todavía llevaron una buena sesión, la verdad fue genial, hoy me llamaron las dos para recordarme lo bien que lo pasaron…
Espero que os guste y por favor comentar mis relatos con capacidad crítica, quiero mejorar cada día y todos me podéis ayudar, seguro que hay personas de letras que me pueden asesorar, soy de ciencias….Gracias a tod@s.