Relato 3
Me citas en tu casa, solo fue una llamada, una oración, ven a mi casa de inmediato, tienes 30 minutos , solo eso, la interrogativa se creaba en mi cabeza...
Me citas en tu casa, solo fue una llamada, una oración, “ven a mi casa de inmediato, tienes 30 minutos…”, solo eso, la interrogativa se creaba en mi cabeza, solo tenía media hora para llegar, tomo el coche y logro llegar a la hora. Una vez adentro de tu hogar solo reina la oscuridad, no se ve ni un ápice de luz, solo siento tu llamada desde la habitación. Como ya conozco el recorrido sigo firme sin encontrarme con nada en el camino, una vez que he llegado al cuarto dices que me desnude pero solo es tu voz no te veo. Esto me pone en un estado de excitación y de expectación pero como nunca sigo tus ordenes y detrás de esta orden se escuchan otras dos “no hables y no me toques” esto es totalmente nuevo en nosotros o por lo menos para mí. Una vez desnudo me dices “siéntate en aquella silla” la luz aparece de forma muy tenue con lo que solo logro distinguir tu figura, la que esta desnuda al otro lado de la habitación una vez sentado en aquella silla siento el cambio de temperatura por lo frío de aquel mueble y el calor que comienza a desprender mi piel. Entre cerrando los ojos logro ver que te acercas y te pones detrás de mí tomas mis manos y siento que me las atas con algo suave pero firme ¿Qué es?, ¿Una corbata?, ¿Un lazo?… trato de decir algunas palabras pero pones un dedo sobre mi boca haciendo que no logre decir nada. Esto hace aumentar mi excitación y lo denota mi apéndice inferior que se desarrolla de manera progresiva pero sin pausa, en estos momentos agradezco tu orden de desnudarme sino el dolor hubiera sido mayor del que tengo ahora por la notable erección. Desde atrás comienzas a besarme por el cuello, sabes que eso me pone a cien, mi respiración de acelera y doy un pequeño salto al sentir que me rasguñas suavemente pero con fuerza sobre mi pecho. Trato de liberarme de mis ataduras pero es imposible, intento besarte pero te escapas, por primera vez en la vida me siento totalmente vulnerable y tú te transformas en mi dueña. Ahora tus besos y lamidas bajan por mi pecho y estomago acelerando aún mas mi respiración y si cabe más la excitación, trato de verte y me es imposible solo logro ver tu silueta, pero mis sensaciones y recuerdos son los que dibujan tu cuerpo en mi mente y hacen posible ver lo que haces, tu manos pasan suavemente por mis costados subiendo y bajando lentamente, mientras tu boca pasa por el costado la representación de mi estado, realizando pequeñas lamidas por el vientre, el interior de mis muslos, entre los que ya te encuentras tu de rodillas, estas lamidas hacen que me mueva desesperadamente pero no me es posible desatarme y tú en un momento de piedad me regalas un beso en mi boca, este beso es profundo e intenso con el que logro sentir que el grado de tu excitación no es menor que el mío. Te sientas sobre mí, el calor de tu hendidura llega a mí, te mueves lentamente haciendo rozar nuestro cuerpos en aquellas partes que juegan el rol principal en el arte amatorio tus pechos hacen contacto con mi piel y siento las puntas de tus suaves pechos erectos, al parecer lo haces intencionalmente para aumentar mas y mas nuestras sensaciones, te levantas y los pones frente a mi boca, al fin logro poder probar algo de tu piel que ahora desprende un calor desmesurado, el sabor de tu piel que tan buenos momentos me ha hecho sentir vuelve a repetirse en mi paladar, te mueves en círculos, de arriba a abajo, en distintas direcciones, algunas veces nuestros sexo se rozan y mojan la zona de contacto y alternas tus pechos para que cada una reciba un poco de las lamidas que yo con todo el placer te entrego. No sé cuanto más podré permanecer así, me resulta totalmente insoportable sentirme tan vulnerable, mientras tu juegas con tu cuerpo sobre el mío, logro zafarme y al fin puedo tocarte completamente, apretándote con un abrazo y un beso fuerte y profundo, me pongo de pie y tú me rodeas con tus brazos y piernas te levanto un poco mas y lentamente te dejo caer sobre mi duro instrumento, la entrada se hace de forma suave y lenta sin ningún impedimento dado el grado de humedad o mejor dicho por lo mojada que se encuentra tu vulva, esta introducción es realmente placentera para ambos, podemos sentir el deseo que teníamos por completar la unión. Mis manos se posan sobre la suave piel de tus nalgas, y toman el control de la situación, son estas las que ahora manejan el ritmo de nuestros movimientos ascendentes y descendentes, los alientos se convierten en gemidos cada vez más fuertes al igual que los movimientos, te llevo sobre mí sin salir de ti, te apoyo sobre la pared salgo un momento de ti y te giro separando tus piernas y apoyando las palmas de tus manos sobre la fría superficie de cemento, me pongo de rodillas detrás de ti para iniciar una lamida que comienza desde tu cuello y baja lentamente por tu espalda siguiendo por tu columna hasta llegar al final donde separo tus montes traseros y continuo con estas pasando por la línea que las separa, en este punto hago más lentas las lamidas concentrándome en ese pequeño orificio, en algunas ocasiones la lengua se mueve ágilmente en otras se vuelve dura como una daga tratando de atravesar esa barrera, continuo con el proceso hasta llegar a tu entrada delantera y nuevamente siento el calor y la excesiva humedad que tienes en tu entrepierna, y sin más que dar unos toques con mi herramienta bucal siento como tus piernas se debilitan, a la vez que desde tu interior emana un potente chorro de te dulce miel es el orgasmo más intenso que has tenido en mucho tiempo, con lo cual yo me siento mucho mas excitado y satisfecho al sentir este regalo que me entregas, quizás fue mucho para nosotros, pero el deseo no nos permite detenernos, ahora me empujas sobre la cama y es tu boca la que se hace dueña de mi erecta arma, una vez mas lo haces de la manera que más me gusta con aquellas lamidas que comienzan desde la base hasta el inicio, por un lado y por el otro como si de un helado se tratara, en ocasiones lo pones dentro de tu boca unas veces solo la punta, en otras completamente y en otras solamente me masturbas pero de una forma totalmente deliciosa, ya no se cuanto tiempo llevamos lo único que sé que mi final se acerca, siento que mi liquido blanquecino en el interior comienza a hervir y que pronto esta fuera de mi, como sigas así será más pronto de lo que deseo, te lo digo y tú en vez de detenerte aceleras e impones un ritmo que me deja sin palabras solo se me escapan gemidos y exclamaciones de placer, hasta que no lo soporto mas y todo mi néctar sale expulsado en grandes chorros algunos caen sobre mi vientre otras en tu boca y cara y los últimos se quedan en aquella fusión que complementa tus mano con mi miembro, es la primera vez que lo recibes de tal manera, siempre te habías resistido a que acabara en tu bello rostro pero la verdad es que ha sido espectacularmente delicioso y por tus comentarios y lamidas sobre mi estomago veo que para ti también lo ha sido. Te levantas para ponerte frente a mi cara besarme y decirme al oído “esto no ha terminado”…