Relato 29- Buscando un amante para su mujer.

Oscar bscaba un amante para su joven esposa, mientras el pasa largas temporadas en el mar, queria que se la follase bien y el estar al tanto de todo. Llevamos cuatro años y Sonia goza de mi polla cuando lo desea e incluso Oscar lo ve por la cam.

La llamada a última hora, demuestra que la fé nunca hay que perderla, un minuto es suficiente para que cambie la suerte.

Eran las 12.30 de la noche de un sábado de Mayo, acababa de llegar a casa, había cenado en el chino con un par de amigos, pero no quise salir de marcha, pretendía estar fresco el domingo, ya que debía repasar unos informes, el lunes sería un día importante, la posibilidad de establecer un acuerdo con un gran cliente, eso me permitiría dar un paso más, en mi nueva vida.

Una llamada a mi móvil privado, era curioso, ese número no estaba en mi agenda, pensé si coger o no, pero imaginé que alguien se había equivocado.

-Sí, ¿diga? Dije al descolgar.

-Buenas noches, perdona que te llame a estas horas, ¿eres Juan?, tenemos tú teléfono en un mail, hace varios meses, quería saber si eres tú.

-Si soy Juan, si tienen mi móvil, será por algún anuncio imagino. Comenté.

-Si es por un anuncio creo que debió ser el pasado año, pero la verdad por estar siempre ocupados nunca tuve un rato para llamarte. ¿Puedes hablar ahora? Preguntó.

-Si claro, estoy solo en casa. Respondí.

-Genial, ponías en el anuncio que eres soltero y tengo una foto de su herramienta, ¿es verdad? Preguntó.

-Mi anuncio tenía una foto de mi herramienta como dices, y por supuesto soy soltero y vivo solo. Respondí.

-Interesante, te cuento, esta tarde, estuvimos hablando mi mujer y yo de hacer algo especial, pero no lo tenemos muy claro, nos gustaría tomar un café contigo y hablar de hacer un trio, en este momento, estoy fumando un pito en la calle, estamos cenando con unos amigos y quería darle una sorpresa a Sonia.

-Bueno depende a la hora que estéis libres. Dije.

-Mira sobre la una y media podemos tomar un café cerca de tu casa, ¿puedes?

-Si claro, como si quieres lo tomamos en casa, por mí no hay problema, todo se hará como deseéis. Dije.

-Ahhh, pues bien, vamos a tu casa, perfecto, te llamo cuando salga del restaurante y me indicas. Comentó.

-Perfecto, como si quieres quedamos en otro sitio por si ella se siente incómoda. Dije.

-No, tranquilo, en tu casa, un café y si podemos quedar bien, en caso contrario nos vamos como amigos y listo. ¿te parece? Preguntó.

-Si por supuesto. Fue mi respuesta.

-Bueno te llamo en una hora o así. Chao. Se despidió.

-Gracias, cuando quieras. Chao, fue mi despedida.

Ante estas situaciones tan apresuradas pongo la antena, suelen ser calenturas del momento y luego se echan atrás, no serán los primeros ni los últimos. Pero estando en casa me daba igual no perdería el tiempo. Me desnudé, fui a la ducha y me puse un pijama corto. Encendí la tele y estaban con la discusión típica de qué pasa si se repiten los resultados de las elecciones, un rollo, al final siempre igual, tertulianos que lo mismo saben de perfiles psicópatas, de derecho como de viajes a Marte, unos fieras, increíble.

Me fui a por un descafeinado, ni había visto el reloj, cuando de nuevo suena el móvil. Era el número de la pareja de nuevo.

-Hola, ¿dime?

-Hola Juan, acabamos de salir, si me indicas la zona de tu casa, nos acercamos, ya lo hablé con Sonia, por cierto me llamo Oscar.

-Encantado Oscar. Le dije y le indique exactamente como llegar a mi casa.

-Más o menos se llegar, si tengo algún problema te llamo cuando esté por la zona. Chao.

-Ok. Avisas y te indico. Chao.

No tenía ni idea de su edad, ni de su físico, pero estas citas a ciegas me ponen, además me encanta que un tío me traiga a su hembra para que la folle bien, me pone a cien, sobre todo cuando ve a ella gozar como nunca y correrse una y otra vez. Me encanta y sobre todo al final cuando se despiden y te dan las gracias, es increíble la sensación.

Cuando entró en la urbanización, le indique como llegar a la calle y le indique que esperaba en la acera, me verían fácil. Puse un vaquero, un polo y unos náuticos, bajé en dos saltos.

Al rato se acercó un BMW azul oscuro, me dio un cambio de luces y levanté la mano, para indicarles que les esperaba. No me equivoque eran Oscar y Sonia.

Aparcaron y bajó él, me acerqué y dije:

-Buenas noches Oscar, gracias por confiar en mí, estaís en vuestra casa y con total libertad decidís lo que os apetece, sin más.

-Gracias Juan, gracias a ti por esperar a estas horas. Espera que le diga a Sonia que baje. Dijo mientras se iba a la zona del pasajero, abrió la puerta.

Cuando vi a Oscar, unos 40 años, bien vestido, elegante, alto y delgado, bien parecido, imaginé a Sonia como una mujer de su edad más o menos, pero me equivocaba, Sonia, no superaba los 28 años, un cañón de tía, elegante, preciosa, 1.70 cmts. Con un cuerpo de escándalo, vestía minifalda negra y un jersey muy apretado, que marcaba sus pechos y cintura, sobre aquellos taconazos, era una auténtica diosa.

Nos presentamos, mirándonos a los ojos, fue increíble, tenía una voz preciosa, y una mirada demoledora, a pesar de sentir su nerviosismo.

Les invité a pasar, les acompañé al salón, indique que tomasen asiento, mientras me iba a la cocina a preparar unos cafés, para Sonia y para mí, para Oscar gin-tonic. Mientras estaba en la cocina me pregunté que movía a esta pareja a dar un paso en la vida liberal, pero no podía imaginarme lo que me iban a comentar.

Cuando volví con los cafés y la copa, me senté con ellos para romper un poco el hielo comencé la conversación.

-Me alegro mucho de que vinieseis, a veces la gente llama y después no aparece. Dije

-Nosotros no llamaríamos si no fuese para quedar, yo llegué estos días y queríamos conocerte. Lo hablamos varia veces pero al no estar siempre aquí era difícil quedar. Dijo Oscar.

-Vaya, entonces ¿estas fuera mucho? Pregunté.

-Si casi once meses al año. Respondió.

-Vaya eso es mucho. Es mucho tiempo,¿ imagino que ella estará contigo fuera? Pregunté de nuevo.

-No ella se queda, tenemos una niña de 3 años, yo soy capitán de la mercante y estoy en el Pacifico, en una compañía en la que ya estuvo mi padre muchos años. Respondió.

-Vaya, Sonia y ¿tu como llevas esas largas temporadas? Pregunté, tratando de que se sintiese cómoda y hablase.

-Bueno, a veces mal, pero como estoy mucho en casa de mis padres con la niña me pasa el tiempo, aunque lo echo de menos mucho. Respondió.

-Lógico, es difícil, estar separados tanto tiempo. De hecho deje mis relaciones por estar fuera mucho y no poder organizar mi vida como el que trabaja en una oficina. Dije.

-Si es difícil, nuestra vida, pero en tierra no hay nada y por lo menos en el mar tengo un buen salario y llevo ya 12 años en la empresa, estoy bien. Dijo Oscar

-Es lógico, si se elige esa profesión se sabe que estarás en el barco el 90 % de tu tiempo. Dije.

-Si pero sobre todo para la niña seria bueno criarla juntos. Dijo Sonia.

-Ya cariño, pero ahora es lo que me queda, mar, mar y mar, por lo menos hasta los 55, no hay otra salida. Dijo él.

-Si además te gusta lo entiendo. Dije.

Mantuvimos la conversación buen rato, pero no veía muy decidida a Sonia para hacer un trio, es más la veía muy distante, la situación la superaba.

Pregunté:

-¿Estáis cómodos? No me gustaría que estuvieseis aquí por compromiso. Perdonar voy al baño. Me levanté.

-Estamos bien, ¿tu como estas Sonia? Preguntó.

-Muy bien, un poco cortada, jajajaj. Respondió.

-Vuelvo enseguida. Dije, mientras me iba al baño, quería lavar los dientes y dejarles un rato a solas, fundamental para que decidiesen lo que querían.

Cuando volví, estaban sentados uno al lado del otro, Oscar, abrazaba a Sonia y la besó varias veces. Yo me senté enfrente, en el mismo sitio que estaba antes. Pude ver las piernas tan esbeltas y bellas de la esposa de Oscar.

-Juan, nosotros quisiéramos probar hoy, ¿si quieres?, pero no sabemos cómo empezar, no tenemos ni idea. Dijo Oscar mirándome muy inquieto.

-Tranquilo es fácil, subis vosotros para la habitación de invitados y cuando consideréis me avisas, pero hacerlo porque os apetezca no por cumplir, como si no participo, vosotros no pensar en mi…¿vale?.

-La verdad que estamos como flanes. Dijo Sonia.

-Pues tranquila, vosotros con calma y si queréis bien, si no queréis que pase no pasa nada, es así no podemos forzar nada y menos cuando empezáis. Dije.

Subimos y les indique la habitación, dejarían la puerta entreabierta y yo podría acercarme pasado un rato, mientras me iba al baño.

Cuando volví estaba haciendo un 69, el culo de Sonia hacia la puerta, veía como la lengua de Oscar recorría el coño, subiendo al ojete con lamidas largas e intensas. Ante la vista de las caderas  culo de ella me puse a cien, empecé a acariciar mi polla, estaba en pelotas y preparado para envestir.

Dejé que ella comenzase a dar síntomas de estar caliente y bien mojada, a indicaciones de Oscar que e invitaba a meterla, pse el condón, lo lubrique con un poco de gel,  me fui despacio hacia ellos, nada más acercar la polla, él la tomó con las dos manos, sin dejar de lamer el coño,  la acercó a la vulva de su esposa, comenzó a frotar arriba y abajo la polla contra la entrada, mientras el lamia igual el coño.

Mi polla estaba a cien, los jadeos de la hembra estaban ya acelerándose de la comida de coño de su marido, te repente, Oscar, saco la mano derecha de la polla y la pasó detrás de mis piernas, me indicaba con presión que hacía, que le clavase el coño de su mujer. Levante mi pie sobre la cama mientras la otra pierna quedaba en el suelo, con mi mano, enfoque la polla a la entrada y comencé a empujar, mientras la mano de Oscar, acariciaba mis huevos.

-Despacio, despacio, me duele. Se quejó Sonia mientras entraba el capullo.

-Tranquila, relájate que te va a gustar. Respondí.

No deje de empujar mientras las manos de Oscar abrían el coño de s mujer para que mi polla lo llenase hasta el útero y entre los dos la hiciésemos correr como una loba. Y no tardaría en suceder.

La polla entró hasta la mitad, estaba enorme, dilatada a tope, las venas hinchadas como globos y pidiendo guerra, volví a sentir la mano de Oscar acariciado mis huevos, me gustaba mucho.

Comencé a bombear buscando más clavada, quería llegarle al fondo, ese coño merecía sentir la polla completa y aceleré las envestidas. En ese momento ella saco la polla de la boca y comenzó a jadear.

-Siiii, me gusta, siii, ahhh, ahhh, ahhh, ahhh, sigue, sigueee. Decia.

-Te gusta que te folle bien el coño, ¿verdad? Te vamos a follar hasta reventar, toma polla, así, así. Dije mientras envestía el coño, que estaba abierto a tope, con los labios rodeando mi polla dilatadísimos.

La agarré por las caderas, para enchufarla más, mientras noto que la lengua de Oscar lame mis huevos una y otra vez. Sus lamidas iban del coño de su esposa a mis huevos, genial, la situación. Eso me calentó más y empecé a hablarle a ella.

-¿Te gusta cómo te follo verdad? Asi, asiii, asiii.

-Siiii, me gusta, me gusta, dile a mi marido que me coma el coño, asíii, asiiii, asiii, ahhh, me gusta, me gusta. Siii. Estaba desatada, caliente como una perra y respondía a mis clavadas con empujones del culo hacia atrás, esta hembra quería guerra.

Empujé con fuerza la polla, hasta llenar todo el coño, quedaba fuera un trozo, pero sabía que ella sentiría todo el poder de mis envestidas y del tamaño del nabo que le estaba enchufando, más grande e igual de gordo que un vaso de tubo.

No os puedo transmitir los jadeos y gemidos, eran inmensos, ante tal calentura, escuchamos.

-Chupamela que me corrooo . Dijo Oscar.

Se escuchaban las chupadas de Sonia en la polla de su marido, mientras me quedaba parado pero con la polla en el fondo, apretando contra mis las caderas de su esposa.

-Agggg, ahhhh, me corro, puta, me corroooo, ahhh, ahhh, me encanta puta como tragas la leche, asíiii, asiii. Toda…toma, tomaaa, traga perra…siii.

Le di unos cachetes a la hembra y comencé a bombear, sabía que eso la haría correr, aceleré el ritmo y dije:

-Ahora te lleno el coño, te lleno, el coño de polla para que te correr como una puta como dice tu marido, que escondido lo tenías, eres una folladora, te vamos a reventar a pollazos.

Se escuchaban las ultimas lamidas, cuando sacó la boca y dijo:

-Si follarme bien lo necesito, siiiii, soy una puta, soy una puta, me gusta, siiii, así asiiii, clavame fuerte, asíiiii.

-Te gusta perra como te entra la polla, te gusta cómo te folla Juan, quiero que te folle siempre, que te haga correr mil veces. Decía el marido. Mientras yo aceleraba los empujones y clavaba hasta el fondo la polla.

-Si me gusta, me gusta que me folle asiiii, asiiii, me gusta..siii, ummmm, ahhh. Respondía su mujer.

Estaba viendo el cuerpo tan bonito de Sonia, su melena, su cintura y la redondez de sus tetas que se veían por los lados de su espalda al tener los brazos tan abiertos. Agarré con mi mano derecha su melena y tire de ella, mi otra mano agarraba su cadera para no perder la clavada al fondo, empujando como un loco, sabía que esta hembra no tardaría en soltar la primera corrida, entre mi polla y la lengua del marido, harían el trabajo. Solo se escuchaban los gemidos y jadeos de Sonia a cada clavada de mi polla, hasta que dijo:

-Siiii, sigue, sigue…me corro, me corroooo, aggg, ahhh, ahhh, agggg, ahhh. Notaba los lametazos de Oscar en mis huevos y me daba un gustazo.

Sabia que no iba a aguantar mucho, pero seguí empujando hasta que la hembra dejó de jadear y convulsionarse. Estaba a punto de llenar el condón cuando Oscar me dijo:

-Espera que salgo. Perdonar…Saliendo de entre las piernas, con lo cual mi polla también la retiré. Me cortó la corrida de cuajo, cuando ocurre, luego soy incapaz de concentrarme y correrme como me gusta. Pero él era el esposo y yo estaba para darles placer a ellos, no era el protagonista.

Se besaron, se acariciaron y ambos me miraron, el dijo:

-Gracias por lo bien que te portaste, genial, eres un caballero.

En ese momento, pensé, coño, me dejan sin terminar, vaya. Me senté en la cama, le pregunté a Sonia:

-¿Te gustó?

-Uffff, me encantó, me gustó mucho, dios tienes una polla enorme, la notaba bien dentro. Respondió.

-Pues Oscar, también está bien dotado. Dije, mientras miraba la polla oscura de su marido, morcillona y gordota, con unos huevos grandes vacios.

-Jajaja, nada que ver con la tuya, se pone como una tranca de dura, y es mucho más grande y gorda que la mia, me encanta para mi mujer. Dijo Oscar.

-Me alegro, que os guste, por mi parte cuando estes por aquí y quieras quedamos. Le dije.

-Mira te quería proponer una cosa, ¿espero que no te moleste? Dijo Oscar, mientras miraba a su joven mujer.

-No por favor, pregunta lo que quieras. Dije.

-Sabes que paso mucho tiempo fuera y aunque tenemos internet a bordo, no es lo mismo, Sonia y yo estamos buscando una persona de confianza que pueda quedar con ella varias veces al mes, bueno cuando a ella le apetezca, y cuando estuvimos a solas se lo pregunté y me dijo que le gustabas, verdad Sonia.

-La verdad que sí. Dijo ella, bajando la mirada, un poco cortada.

-Pues por mi parte sin problema, pero si vive con sus padres, la cosa estará complicada. Dije.

-No, tenemos nuestra casa y mis padres se quedan con la niña muchas veces, por las noches no puedo quedar, pero muchas tardes sin problema, con decirles que tengo algo que resolver. Dijo Sonia.

Era una demostración de que ella pasaba muchas horas solas y necesitaba un macho para aliviar su calentura.

-Bueno, ella y yo, tenemos sexo por la cam, le traje juguetes, pero no es lo mismo, me gustaría verla bien clavada cuando estamos conectados. Dijo.

-Bueno, sabes que eso tiene un riesgo, se puede grabar, pero no hay problema si nos ponemos antifaz o algo que no deje ver la cara. Contesté.

-Genial, eso me pone. Dijo Sonia, que se soltaba más a cada comentario.

Mi polla estaba mirando al cielo, ella miraba de reojo una y otra vez, hasta que sin cortarme, tomé su mano y la llevé al nabo.

-¿te gusta? Pregunté.

-Me encanta, esta dura y es enorme, enorme, gorda, joooo, menudo pedazo pollón, nunca vi nada así. Dijo Sonia.

-Pues cuando te apetezca quedamos o lo que mandéis. Dije, mirando a Oscar, mientras su mujer acariciaba mi polla.

-Me encantaría comerla, ¿te importa? Mi mujer sabe que a bordo a veces hago alguna locura con un compañero, jajaja. Dijo Oscar.

-Si incluso un día los vi por la cam, me puso a cien, jajaajaj.

-Vaya, me alegro que te guste, yo soy bisex activo y no me importa que lo haga como si desea que le penetre. Respondí.

-Oye Juan, me encantaría ver a Sonia con una chica, ¿no tendrás una amiga que le guste el tema?. Preguntó.

La mano de Sonia seguía dándole masajes a mi polla y bajaba la piel para contemplar la grandeza y brillantez del capullo.

-Si conozco alguna chica e incluso alguna pareja, solo abria que comentarlo. Respondí.

-Me encantaría, lo probé en primero de carrera con una compañera de curso y me gusto, pero ella se fue a otra universidad y no seguimos. Dijo.

-A mi me pone imaginarla con otra tia, uffff, sería un puntazo. Dijo Oscar.

-Pues déjame nos días y te cuento lo que consigo. Dije.

-Gracias, eres cojonudo. Dijo Oscar.

-Por cierto, Sonia, no besaste a Juan, venga enrollaros que quiero verlo, me pone.

-Vale, Dijo Su esposa, acercando su cabeza hacia mí.

Mientras morreábamos noté además de la mano de Sonia una lengua recorrer mi polla y lenguetear el capullo, ya deduje que Oscar no perdía el tiempo. Me deje caer sobre la cama, para facilitar la labor y al mismo tiempo poder morrear a gusto a su esposa y comerle las tetas, por cierto preciosas, duras y redondas, sin ser grandes, perfectas.

Fundíamos nuestras bocas, entrelazamos nuestras lenguas, mientras el marido intentaba tragar el capullo, para ello, debería abrir bien la boca, en caso contrario no entraría. Aguantamos un rato así, me encanto una tierna mirada de Sonia, mientras nuestros ojos azul verdosos se enfocaba. Volvimos a besarnos, aquella mirada me advirtió: Juan, esta va a ser una maravilla de historia, le gustas a esta tía y su marido está en la pomada, genial. Tener a una hembra con ganas, joven y con mucho aguante, me pone siempre.

Estábamos en esa posición cuando Oscar, colocó su polla en mi mano, apreté y comencé a masajearla, no tardó en ponerse de nuevo. Separé la boca de La chica y mirándola a los ojos,

-¿Sonia quieres una doble penetración? ¿Te apetece? Pregunté.

-Nunca probé pero Oscar me la mete por el culo, seria probar. Dijo.

Oscar que escucho, se levantó y dijo:

-Es que de eso no te libra nadie hoy quiero que tengas las dos pollas dentro y te corras como una puta, me encantará verte clavada.

-¿Pues si quieres pongo un condón y lo hacemos? Dije.

-Espera, te lo pongo yó. Dijo Sonia, abrió el condón, lo metió entre los labios e intentó ponerlo, jajaja, imposible, esta polla no es fácil de comer. Tuve que ayudarla para bajar el condón y eso que son XXL Magnun.

-Joder, menuda polla, es inmensa, enorme. Dijo Sonia, mientras la tomaba en la mano.

-Súbete encima quiero ver cómo te la metes hasta los huevos. Dijo Oscar.

-Jajajaj, querías ver otra polla dentro, mira bien. Dijo su mujer, mientras montaba las piernas y enfocaba la polla al coño. Nada más enfocarlo se dejó caer.

La cara de Oscar, estaba sobre mi estómago para no perder detalle de como mi polla entraba en el coño de s mujer, ella lo abria con las dos manos, para que sus labios no se pegasen al condón.

La tenía en la entrada, en eso se levantó Oscar y me dejó ver como su mujer se empalaba en mi rabo, estaba viendo un espectáculo, una hembra guapa, joven con un cuerpazo y a su marido disfrutando de la visión de mi polla taladrando el coño de su mujer. Cojonudo.

Su cuerpo delicado se dejaba caer sobre mi rabo duro y mirando al techo. Abria los labios del coño y logró que entrase mcho más de lo que podía imaginar, mientras su marido morreaba con ella, le pellizcaba los pezones y le metia el dedo en el culo. Fue un buen rato el tiempo necesario para ponernos a tono. Quería que gozase como una perra, bien clavada por coño y culo.

Una vez que estaba sobre mí, le dije:

-Oscar aprovecha, intenta metérsela, ahí hay gel.

-Tranquilo, ya me coloco, se la voy a meter hasta los huevos. Dijo.

-Despacio no seas animal, vale…Dijo Sonia, ya empalada y llenito su coño.

Se dejó caer hacia delante ofreciéndole el culo a su marido mientras nuestras bocas se fundían en un morreo intenso y mis manos estrujaban sus tetas. Que buena esta la tía, joder, pensaba en ese momento. Es la amante perfecta y además con permiso del marido. Genial.

Al rato, separó su boca y dijo:

-Despacio, despacio. Sonia ya sentía la polla de su marido buscando las profundidades de sus entrañas, quería dos pollas y las tendría.

-Sii, relájate, siii, asíii. Contestaba Oscar, mientras yo acariciaba la cara de su mujer y apretaba ss tetas con la otra mano. Era muy excitante la situación porque además follar a Sonia tiene mucho morbo, es increíble.

Un rato después de varias quejas Oscar, metía y sacaba despacio su polla en el culo de s mujer y le apretaba las tetas desde atrás. Empecé a empujar hacia arriba para meter más polla y hacer que se sintiese llena. No tardé en sentir la polla de su marido rozando la mía, a través de la fina membrana que separa los dos agujeros, sus huevos y los míos danzaban como en bailar pegados, estaba produciendo un gustazo la suavidad de los roces. Estaba haciendo gozar a la hembra, mientras su marido disfrutaba haciendo realidad su fantasia.

No paramos ni siquiera cuando se quejó, la follabamos duro y eso no tardó en tener resultado.

-Me voy a correr, sois unos animales, me voy a correr, me reventais, dios. Decia Sonia.

-Te gusta, puta, te gusta, verdad, te gusta como te follamos, eres un putón y hoy te dejamos satisfecha, veras, veras. Siii. Eran las palabras de su esposo, mientras seguía clavando el culo.

-Siii, quiero que me folléis toda la noche, que caiga de culo, siii, me gusta me gusta tener dos pollas para mí, siiii, siii, me gusta cómo me folláis. Respondía Sonia a los comentarios de su hombre.

-Pues toma, goza, goza que tienes polla hasta reventar. Dije, consciente de que no me correría o sería muy difícil lograrlo.

-Si quiero polla, siiiii, siiii, siii, asiii, no parar, no parar que me corrooooo aggg, ahhhh, aggg, ahhh. Sonia se corria como una perra, soltaba jugo blanquecino, empapó mi estómago mientras su marido le tiraba de la melena, le daba tremendos cachetes, le llamaba puta, perra, y le decía guarradas cada vez más fuertes. Eso era síntoma de que se correría de nuevo.

-Perra, me encanta follarte el culo, puta, asiiii, asii, te lo voy a llenar de leche, te saldrá por la boca, me encanta lo bien clavada que estas perra, quiero que vuelvas a correrte. Decía Oscar mientras seguía empujando, los huevos hacían ruido contra los míos a cada envestida.

Sonia en un sanwichd perfecto, estaba gozando y jadeando, parecía que la corrida seria la primera de muchas, empalada por los dos lados y así fue.

-Agggg, ahhhh, ahhh, me corroooo, no parararrrr, ahhh, agggg, me corroooo, ahhh. Jadeaba y gemia fuerte.

-Si goza, goza y agradece a tu marido lo generoso que es..goza. Dije.

-Si, siii, te vamos a reventar y qiero verte bien clavada cuando esté en el barco, serás la puta de Juan, no me falles, quiero verte clavada en su polla cuando tengas ganas, nada de quejas, clavada hasta el fondo, puta, te gusta ser puta, ehhh, siiii.

-Me gusta, me gusta me gusta, seguir, me corro de nuevo, no se que me pasa, me corrooooo, otra vez…..agggg, ahhhh, ahhhhh, ahhhh.

No dejaba de tener orgasmos consecutivos, estaba llena por delante y por detrás y por lo que se deducía los dos tardaríamos en corrernos, Oscar aguantaba la segunda corrida muy bien.

-Ahhhh, ahhhh, ahhhh ahhhh, ahhh. Su esposa no dejaba de jadear. Y Oscar me pregunta:

-¿Quieres clavarle el culo a esta puta? Le va a gustar seguro.

-Si quiero la polla enorme en el culo, siiiii, siii. Dijo Sonia sin dejar que yo hablase. Dicho y hecho, su marido sacó la polla y me dijo.

-Follale el culo a cuatro patas y mientras traga la mia.

-Vale. Dije, sacando el condón para colocar otro.

-Despacio por dios que me rompes. Dijo Sonia.

-Tranquila lo haré despacio. Respondí.

Con el condón colocado, enfoque la polla al agujero del culo de Sonia la mujer de Oscar, que con las dos manos, separaba las nalgas de su joven esposa y miraba como mi capullo entraba en el agujero, que aunque dilatado, tuve que trabajarlo para ensartarla.

Cuando lo tuve metido, agarré las caderas de la hembra y empuje poco a poco, sin hacer caso de sus quejas, cuando se quejaba el marido le daba un cachete y le decía:

-Calla puta esto es lo que quería, hay tienes polla grande para que te reviente el culo, perra.

-Voy a metérsela hasta los huevos, para que goce. Dije.

-Si metele todo hasta el fondo, llenale el culo, llenale el culo a esta viciosa, a esta puta, le encanta follar, es una caliente, tiene fuego en el coño…decía Oscar.

Cuando pasó un buen trozo, comencé a bombear polla dentro y fuera, mientras apretaba mi esfínter para que la sintiese más dura y le vibrase dentro.

No paré, la envestía como un caballo, metiendo y sacando duro, pasó de quejarse a gemir, mientras veía la mano de s marido frotando el coño y con la otra le llevaba la polla a la boca. Llenaríamos los tres agujeros de Sonia por primera vez en su vida. Mi corrida no asomaba, a pesar de empujar como un animal y llevar casi dos horas follando, la cosa no apuntaba a fácil, pero había una ventaja, le dejaría bien follada a su mujer y se irían contentos.

Estaba empujando mientras Oscar me decía.

-Fóllale bien el culo, reviéntaselo, venga, empuja. Seguía con dedos dentro del coño y apretando con la otra mano la cabeza para follarle la boca.

Estabamos en esa postura hasta que el viendo el panorama no aguantó y dijo:

-Te largo la lefa en la boca, traga todo perra, traga la leche de tu macho, asiii, ahhhh, ahhh , agggg,

Se notaban los espasmos de Oscar descargando en la boca de su mujer que no tardó en sentir que su coño iba a reventar de nuevo con el masajeo de los dedos del marido.

Cuando dejó de tragar, sacó la polla y dijo:

-Cabrones, cabrones, me corroooo, ahhhh, agggg, ahhh, aggggg, ahhhh, agggg, No paraba de correrse y jadear como una loca, estaba transformada, aquella chica tan modosita era ahora un terremoto, dios que cambio.

-Si correrte, correrte…Se mezclaban las palabras mías y de su marido.

Dejamos que se relajase. Muy despacio desensarte el culo de Sonia, saque el condón y mi polla seguía igual de potente. Era el momento de dejarle solos.

-¿Os apetece beber? Pregunté.

-Si por favor. Dijo Sonia.

-Trae coca cola o algo frio por favor ¿tienes?. Preguntó Oscar.

-Si por supuesto. Dije mientras bajaba a la cocina.

Hice un poco de tiempo, subí las bebidos y me fui a dar una ducha rápida, estaba sudando. Cuando volví, Oscar estaba sentado en el sofá sobre una toalla y su esposa de lado en la cama.

-¿Qué tal estas Sonia? Pregunté.

-Reventadita, dios me corri más veces hoy que en toda mi vida, jajajaja. Respondió.

-Me alegro, que estés satisfecha. Respondí mientras Oscar bebía, terminó y dijo:

-Ahora quiero veros follar como dos amantes, como si no estuviese delante, con cariño y suave, a Sonia, también le gusta sí después de follar como una loba.

-Si me encanta, es el polvo suave que me hace trasladar al cielo, jajajaja.

-¿Y cómo quieres hacerlo? Pregunté.

-Me gusta al misionero, sentirme apretada y poseída, me encanta. Respondió.

-Genial pues descansa un poco y lo hacemos. Dije.

-Ven, acuéstate aquí. Dijo señalando la cama.

Me deje caer y comenzó un besazo intenso, profundo y largo, como de dos amantes que quieren agradecer el placer disfrutado hace un rato. En ese momento éramos nosotros, su marido no existía, no imagine que ese momento intimo era el primero de muchos que vivimos en los últimos cuatro años, en este tiempo somos amantes consentidos y disfrutamos mucho.

No dejamos de besarnos y mi polla se puso de nuevo a cien. Le dije:

-Perdona, me pongo un condón espera. Me levanté y puse el condón volado.

Volví a su lado, se abrió las piernas, me coloque y lamí una y otra vez el coño, me paré en su clítoris, grande, muy formado como una minúscula polla, excitante, lo lamí lo chupe como si chupase el rabo de su marido.

Cuando comenzó el gemido y agarrarme la cabeza, pensé que era el momento, subí, nos fundimos en un beso y con mi mano derecha enfoque el pitón al coño de Sonia mientras su marido observaba, he de decir que ni pensaba en él.

Cuando encaré el capullo al chocho, me dejé caer sobre su cuerpo con todo mi peso, la metí hasta la mitad y apoyándome en punta de pies y manos, comencé a bajar y subir, quería que Sonia viese mi poder entrando y saliendo de su coño dilatado. En ese momento, Oscar movió el sofá, quería ser testigo directo de como mi polla entraba en su mujer para hacerla correr de nuevo.

Como si hiciese flexiones, una y otra vez clavaba el coño, mientras Sonia cerraba y abría los ojos, estaba gozando como una perra.

-¿Te gusta? ¿Te gusta cómo te follo?  Pregunté.

-Me encanta, esta enorme y durísima, ufff, es enorme. Dios que gusto. Dijo.

-Le vas a decir a tu marido que quieres que te folle yo siempre, ¿verdad? Pregunté.

-Siiiii, siiii, quiero que me folles, no quiero juguetes quiero tu polla, quiero follar duro, siiii, asiiii, siii. Ahhh. Respondió mientras jadeaba. En ese momento busque con mi mirada a Oscar, se estaba tocando y me guiño el ojo en plan complice.

No dejé de follar a Sonia mientras su marido era testigo de como mi polla profanaba el coño de su mujer.

Antes de correrme, ella lo hizo dos veces y cuando ya no podía más, me dijo:

-Dios estoy reventada, si no te corres, tengo que parar me escuece. Dijo.

-Tranquila, salgo. Dije, retirándome despacio. Miré el coño de Sonia y estaba rojo de tanta caña que le habíamos dado, estaba abierto y dilatado.

-Dios nunca me follaron así, estoy muerta. Y tu eres increíble aun no te corriste. Dijo.

-Estuve a punto al principio pero se cortó y ahora costará. Dije.

Oscar se acercó besó a su mujer y dijo:

-Cariño, me encantó que disfrutes así, hoy no pediste más, jajajaj

-Ufff, me matasteis, estoy reventada.uffff, dios que noche, jamas vivi algo así.

-Me alegro, para eso vinisteis, para disfrutar. Respondí.

-Si claro, pero que tu también disfrutes, dijo Oscar.

-Podemos comérsela entre los dos a ver si se corre. Dijo Sonia.

-Es posible. Respondí.

Las bocas rápido vinieron a lamer la polla, que ya me dolía de tanto tiempo empalmado sin descargar. Les explique cómo debían hacerlo, Oscar lamería mis huevos y su mujer con la lengua rozaría el capullo mientras yo me pajeaba.

Hice volar mi imaginación, pensé en la pareja que me estaba dando placer y no tardé en descargar una corrida monumental, tragaron y lamieron ambos hasta que no quedó una gota…

Nos abrazamos los tres y Oscar dijo:

-Nos alegramos de encontrarte, fue un placer.

Después de una pequeña charla, dormimos como benditos hasta las doce del mediodía. Desde ese día son una pareja muy especial para mí y con Sonia he realizado tríos con otras chicas, y siempre informamos a Oscar de que vamos a quedar, está al tanto e incluso nos vio por la cam alguna vez.

Espero que os guste.