Relajarse

Nada hay más relajante que llegar a casa después de un duro día de trabajo (muy duro, para ser sinceros) e intentar sacarse el estrés del día a día como a cada uno le parezca mejor.

Nada hay más relajante que llegar a casa después de un duro día de trabajo (muy duro, para ser sinceros) e intentar sacarse el estrés del día a día como a cada uno le parezca mejor.

En el caso que cuento, había sido un día duro, sobre todo en las primeras horas de la mañana, ya sabéis, mucho sueño, un par de cafés rápidos y comienza la ensalada de marrones: que si esto no está listo, que si lo otro tiene que salir "antes de ayer", que si la madre que parió a X proveedor porque se retrasa, etc. En fin nada nuevo para cualquiera que vaya cada día a trabajar.

En fin, todo se fue solucionando más o menos pero a la hora de volver a casa aun me encontraba tenso, nervioso, qué se yo. El caso es que entré en casa, me desvestí y me fui a la ducha, no sin antes pasar a encender el ordenador para sentarme allí a navegar un rato tras la ducha que pensaba regalarme como relax. Una ducha relajante ayudó a sentirme un poco mejor. Salí de la ducha con el cuerpo desnudo y aun levemente húmedo y me senté delante del ordenador a navegar un poco. Entré en distintas páginas buscando algo relacionado con técnicas o formas de masturbarse, ya que después de la relajante ducha me apetecía "relajarme" un poquito más.

El caso es que navegando, navegando fui encontrando diferentes páginas en las que se podían ver videos de chicos masturbándose, chicas masturbándose, algunos que daba pautas de cómo relajarse, incluso con unos vídeos en los que además de mostrar la masturbación masculina, hablaban de la masturbación femenina y de diferentes posturas para el acto sexual, etc., todo en un tono aparentemente muy serio y "científico". La verdad es que ver todo esto me estaba poniendo cada vez más y más caliente, y cuando quise darme cuenta ya me estaba sobando el cuerpo poco a poco, con suavidad, al ritmo que el video explicaba, con lentitud, acariciándome y acercándome cada vez mas a mi pene, pero sin tocarme, lo cual hacía que mi erección fuera subiendo sola y poco a poco. Fue una situación bastante caliente, pero no quería que fuera como otras veces, en las que cuando me excito me desnudo y me masturbo durante un rato relativamente breve hasta que eyaculo. No, esta vez quería que durara, que fuera más placentero, más relajante. Así que, decidido así, dejé que el tipo que salía en el vídeo eyaculara, y pasé a buscar otras cosas: videos porno de distinta índole, y lo que se me fuera ocurriendo.

Fui entrando en páginas, con la mano libre aún sobándome mi pene, mis testículos y acariciando toda la zona de forma estimulante y placentera, y abriendo vídeos, algunos realmente buenos y que me excitaron mucho, hasta el punto de llegar cerca del orgasmo; pero no, quería que aún durara más y disfrutar de tanto placer y relax, así que comencé a buscar paginas con relatos de masturbación, o experiencias que cuenta la gente acerca de sus métodos masturbatorios. Encontré varias historias que me pusieron como una moto, todas ellas con algo en común: relax, sin prisas, sin tabúes y a disfrutar, sobre todo disfrutar de un buen rato con uno mismo, conociendo su cuerpo.

Estaba a punto de reventar, con ganas de llegar al glorioso y explosivo final, cuando me pasó una idea por la cabeza: salir a la terraza de mi casa (un ático con vistas a la ciudad y sin vecinos que te puedan ver…) y desnudo acabar allí la faena. Aquello me pareció excitante, y salí a la terraza, me recosté en una de las tumbonas que tengo para tomar el sol, y allí comencé a masturbarme despacio, tocándome los testículos y pasando con caricias los dedos por el resto de mi cuerpo.

Aquello fue brutal, después de un rato de auto caricias y el constante vaivén me corrí de una forma que hacía tiempo no me ocurría.

Fue un orgasmo largo e intenso, y eyaculé con más fuerza y en mayor cantidad de lo que hacía habitualmente. Quedé tumbado allí desnudo un buen rato, disfrutando del momento y de la agradable brisa que corría pasando por todo mi cuerpo, lo que aún me arrancó algún pequeño estremecimiento al darme la brisa en mis testículos y en mi sensible pene en aquel instante. Cuando me hube repuesto volví dentro de la casa para continuar con mis cosas, pero prometiéndome a mi mismo que en otra situación similar en la que necesitara algo de relax, repetiría la experiencia, y si la imaginación me dejaba introduciría nuevas ideas a ese momento

sí, creo que repetiré… casi seguro que sí