Relaciones vecinales (2)

Os recomiendo que leáis primero el capitulo anterior Relaciones vecinales (1), para llegar a disfrutar de todos los acontecimientos y matices que aparecen en este nuevo relato de la madura Anna. Espero vuestros útiles comentarios y sugerencias para ir mejorando, gracias a tod@s.

Relaciones vecinales (2)

Habían pasado varios días desde el encuentro que tuve con mi apuesto vecino.

Por la mañana me había levantado pronto para ir al mercado a comprar verdura y fruta fresca, algo de pescado y carne. Me gusta que mi familia coma variado, y es importante llevar una dieta equilibrada.

A eso de las 11:00 de la mañana había terminado con las compras y me disponía a volver a casa, estábamos en pleno verano y lo cierto es que el calor apretaba a esa hora de la mañana, llegué al portal de mi casa bastante agotada y me paré delante de la entrada a tomar aire antes de continuar y subir las cosas al ático.

Llevaba puesto un vestido muy veraniego, con motivos florales, de estos de una sola pieza que van abrochados por delante con botoncitos desde el cuello hasta el final, la falda me quedaba por encima de las rodillas. Como complemento llevaba un fino cinturón de piel, en color verde manzana, que hacia que se me ciñese el vestido a la cintura y marcaba mis caderas.

Debajo solo llevaba puesto un sujetador de tul semitransparente y unas braguitas brasileñas también de tul con una florecita en la parte superior, en color verde pálido con bordados calados que dejaban ver alguna porción de piel por entre los dibujos que las decoraban.

Mientras sacaba un abanico para refrescarme y darme aire en la zona de los pechos, le vi llegar por la acera de enfrente a nuestro edificio. Supongo que se dirigía a su portal. Guarde rápidamente el abanico en el bolso y me desabroche uno de los botones superiores del vestido para dejar pasar el aire fresco y mostrar el canalillo de mis senos, brillantes por el sudor.

Él desde la otra acera me miró un instante, mientras guardaba su móbil en el bolsillo y sacaba las llaves. Se detuvo un instante y pareció pensar que debía hacer. Cruzar la calle y abordarme o hacer como que no me había reconocido.

Hizo lo primero y mi cuerpo se ruborizo de los pies a la cabeza. Me estaba poniendo colorada, lo notaba.

  • Buenos días. Que placer encontrarte a estas horas. ¿Sabes quien soy verdad?

Por supuesto que sabía quien era, como para no saberlo. Le sonreí, confirmando con un ligero movimiento de la cabeza y agachando la mirada.

  • Buenos días.

-

Respondí acariciándome la nuca por debajo del pelo.

Que calor más insoportable empieza a hacer ha estas horas, ¿verdad? * Si es cierto, a estas horas ya aprieta el calor. ¿ Quieres que te ayude con las bolsas de la compra? * Gracias ...creo que me he excedido comprando esta mañana. Voy demasiado cargada, ¿verdad? * Tranquila ...yo llevo estas que son más pesadas. * Muchas gracias , eres muy amable.

Recogió las bolsas del suelo frente a mi, y pude ver como su mirada me recorrió el cuerpo de los pies hasta los pechos.

Nuestras miradas se quedaron fijas un instante, mirándonos el uno al otro. Y sin reparo ninguno volvió a echarle una nueva mirada a la parte visible de mis pechos, y luego volvió a mirarme a los ojos, mientras yo no dejaba de mirarle a él.

  • ¿ Te gusta lo que vees ?

-Le dije con una entonación picara. * Ya lo creo ...y lo que oculta tu precioso vestido, también.

Entonces apoyando la palma de mi mano en su musculado brazo y poniéndome un poco de puntillas acerque mis labios a su oreja y le susurré.

  • Eso tiene fácil solución , ¿ porque no pasas a visitarme esta tarde y charlamos tomando un café, mientras mi marido está en el trabajo?
  • Esa es una propuesta que no voy a rechazar. No sabes como tengo la polla solo de verte con este vestido que llevas.

Le dí un beso en la mejilla y me agache a recoger mis bolsas de la compra, cosa que estoy convencida que aprovechó para poder ver mejor mis senos, debido a la caída de la tela del vestido.

Cuando me levanté aproveche para observar el bulto que se marcaba bajo sus pantalones. Mi excitación fue en aumento imaginando su pene hinchado, y lleno de venas gruesas, queriendo atravesar la tela de los calzoncillos.

Cuando entramos en el portal, ambos estábamos muy excitados. había sido una agradable sorpresa encontrarnos casualmente esa mañana. Cruzábamos miradas con mucha carga sexual y mientras me abría la puerta del ascensor para que pasará al interior, su brazo rozó mi pecho...un calambre me recorrió la piel y no pude aguantar mi deseo.

Sentí como mis pezones se erizaban y de forma instintiva como un reflejo incontrolable, me observe frente al espejo del ascensor mordiéndome el labio inferior, signo inequívoco de mi excitación.

Entonces él entró detrás mio y yo, con perversa malicia, me quede en medio parada, de esa forma le obligué a que tu cuerpo se pegase al mio y su sexo hinchado se acomodase entre mis nalgas.

Al sentir ese contacto los dos nos quedamos un instante quietos, como si las manecillas de los relojes se hubiesen detenido en todo el planeta al mismo tiempo.

Me deleitaba sentir su pene palpitando y haciendo morse como un telégrafo entre mis nalgas, unicamente separados por la fina tela de nuestras ropas.

Sentía el calor de tu sexo y su rigidez palpitar en mi. Nuestras miradas cómplices y cargadas de deseo se cruzaron de nuevo a través del reflejo de ambos en el espejo. Te deseaba ahora, y con la mirada te lo estaba pidiendo. Tu miraste mi cuerpo con deseo y bajando la cabeza hacia mi cuello me besaste y lamiste, clavando suavemente tus dientes en mi clavícula como hacen los gatos con las hembras mientras se aparean.

Dejaste caer las bolsas al suelo al tiempo que me agarrabas los pechos por debajo de mis brazos.

Me empujaste contra el cristal del espejo apretando tu polla en mi trasero. Yo también deje caer las bolsas al suelo. Y apoye las palmas de las manos en alto por encima de mi cabeza, contra el cristal.

Estaba excitadísima, tu sexo ...me volvía loca, deseaba tenerlo entre mis dedos. Me besabas y sobabas el vientre, ahora ya, por dentro del vestido.

Habías desabrochado los botones de la cintura y me acariciabas la piel con tus hábiles dedos. Haciéndome sentir un sinfín de cosquillas que me erizaban el vello.

Me diste la vuelta hacia ti, agarrando mi cintura. Ahora tus manos recorrían mis pechos por encima del sujetador, mientras yo rodeaba tu cuello con mis brazos y te acariciaba el cabello.

Nos fundimos en un profundo beso, con nuestras lenguas desbocadas recorriendonos el uno al otro. Jadeaba...yo jadeaba, mi respiración cada vez era más profunda.

Dentro del pequeño espacio del cubículo donde nos encontrábamos, el aire cada vez era mas denso y húmedo, nuestros cuerpos empezaban a perlarse de sudor. Sin mirar, con los ojos cerrados, mientras no dejabas de manosear mis nalgas, alcancé a palpar los botones del panel y torpemente con las yemas de los dedos fui tocando los botones contando mentalmente, no sin cierta dificultad, pero me detuve.

La causa fue un dedo hurgando por debajo de mis bragas intentando profanar mi sexo.

!! Dios ¡¡...que placer al sentir su mano rozando mi clítoris. Otra oleada de electricidad me recorrió, paralizándome el cuerpo entero...un gemido se escapó de mis labios. Y mi boca busco su boca con locura. Me temblaban las piernas, las apreté aprisionando sus dedos que se abrían paso por mi coño, mojado ya y repleto de flujos por la excitación.

Continué contando mentalmente y al llegar al botón número diez , apoyó su dedo sobre el mio y empujó, lo pulsamos...juntos. El ascensor empezó a subir y con él, nuestros cuerpos que se revolcaban por las paredes de cristal de ese artilugio mecánico, acariciándonos y besándonos. Tocándonos mientras nos desabrochábamos el uno al otro las ropas.

Cogí su polla por encima del pantalón acariciándola desde la base hasta el glande.

Sentía toda su longitud enhiesta, ...dura y recta como un mástil, en su extremo notaba la forma de una gorda seta, y me lo imaginaba como la noche en que lo vi masturbarse...y correrse soltando su leche al oscuro vacío de la calle.

No aguantaba más, sentir sus dedos hurgar en mi sexo ...su lengua recorriendo mi tetas...y sus labios chupando mis pezones. Mientras yo buscaba con mis dedos su pene a través de la bragueta ya bajada de su pantalón.

La saqué de su encierro, y la empecé a masturbar. Justo en el instante en que el ascensor se detuvo en el décimo piso. Le empuje contra la puerta y el peso e ímpetu de nuestros cuerpos hicieron que la puerta se abriera de golpe.

Se quedó de espaldas apoyado contra ella. Yo sin poder aguantar un solo instante, me puse de cuclillas con el vestido medio abierto y los pechos por fuera del sujetador. Tenía las bragas a un lado de mi sexo y con la tela arrugada, formando un cordel metidas entre mis nalgas. Mi sexo chorreaba.

Agarré su polla con la mano y la masturbé llevándomela a los labios. Besé la punta del glande y metí la lengua entre la piel del prepucio y la brillante y suave piel del capullo. Era una polla grande, mucho más de lo que me imaginaba cuando la pude observar desde mi ventana. Ahora comprendía la tos y las arcadas de aquella mujer cuando él se la metía entera en su boca.

Estaba hermosa, con su cabeza rosada y su tallo lleno de gruesas venas que la rodeaban. La lamí empezando por los huevos manteniéndola levantada apuntando a su ombligo.

Intenté meterla en la boca, cuando llegue al final de sus 20 ó 22 cms. Pero era bastante gruesa y me costó.

La de mi esposo tenía unos dieciocho centímetros, pues es lo que mide mi palma de la mano estirada. Y la de mi esposo la tengo bien apamada. También la tiene más delgada.

Entonces me agarré con ambas manos a los laterales de sus piernas. Y la engullí, solo me cabía el glande y un poco más de carne.

  • Joder....como salgan los vecinos y nos pillen así, lo vas a tener complicado para dar una explicación.
  • No temas, estamos en el último piso y mis vecinos no llegan hasta la noche. Nadie más va a subir hasta aquí.
  • Perfecto...vamos sigue así zorra...me gusta como la chupas.

No me hice rogar más y continué con mi mamada. Mi amante estaba en la gloria, lo sabía por como jadeaba y me agarraba del cabello, haciendo que aumentara mi ritmo y cada vez con más ímpetu acentuaba su fuerza sobre mi cabeza, obligándome a engullir su rabo más profundamente en mi garganta.

Solo se oían jadeos y los chapoteos de su polla dentro de mi boca, llena de babas que me colgaban por la barbilla y por su escroto. Pronto se formo un charco de saliva en el suelo del rellano.

Su polla había aumentado a un tamaño muy considerable y estaba muy hinchada. Tirando de mi pelo hacia atrás hizo que mi boca se separase de su polla y nuestras miradas se desafiaran el uno al otro. Se agacho un poco y si dejar de mirarme, me soltó una contundente bofetada que no me esperaba.

  • Ahhh...!!! cabrón ¡¡¡

  • Vamos perra...déjate de mamadas y ponte a cuatro patas. Quiero joderte ese culo de madura viciosa que tienes.

  • !!! Nooo ¡¡¡...estás loco...me vas a partir, si intentas meterme eso.

Aunque me hacía la reacia, estaba muy excitada y necesitaba sentir esa barra de carne llenándome el recto. Hacia días que me masturbaba pensando en él...en su polla ...en como me follaría.

Creo que se cabreó al ver mi reacción.... que le decepcione un poco...y por eso me empujó y volteó contra la barandilla de las escaleras que subían a la azotea.

Me agarré a ellas y sentí como me pegaba unos fuertes cachetes en las nalgas mientras me decía cosas guarras e insultos que hacían que me excitase mucho más.

Me mantenía cogida del pelo, mientras desgarraba mis bragas a tirones y las lanzaba al suelo.

  • !!! Abrete de piernas puta ¡¡¡...es lo que andabas buscando todos estos días cabrona, pues lo has encontrado ...te voy a follar el culo....!!! preparate ¡¡¡
  • Aaaaggg...joder ... estas loco.
  • Es culpa tuya puta... a partir de ahora....te voy a joder por donde quiera y cuando quiera...!!! levanta la pierna ¡¡¡

Hice lo que el hombre me ordenaba, puse un pie dos escalones más arriba y me agarre con fuerza a la barandilla, mientras sentía como con su polla dura, hurgaba en la entrada de mi coño ayudándose de su mano.

Me metió el rabo hasta el fondo de un golpe de pelvis, mis pechos chocaron contra los barrotes de acero de la barandilla. Y empezó a follarme sin compasión. Sentía el chapoteo de mi coño contra sus gordos huevos. Mi coño manaba flujo como una fuente y su polla resbalaba dentro de mi con suma facilidad. Después de un par de minutos de intenso folleteo en los que me fue cacheteando las nalgas con dureza y metiendo los dedos de su mano en la boca para que los chupara y babeara.

Redujo el ritmo de sus embestidas y empezó a meter un par de dedos en mi culo mientras continuaba bombeando su polla en mi coño con mucha más delicadeza.

  • Vamos cielo, te voy a sodomizar este culo que me esta volviendo loco estos días y no me deja dormir por las noches. Solo pienso en ti, zorra. Te deseo.
  • Aaaa.... joder como te deseo, deseo tu polla desde el primer día en que te vi....mi culo es tuyo, hazme sentir muy perra ...quiero ser tu puta. !!! Follame ¡¡¡

Mi vecino no se hizo esperar , metió otro dedo en mi culo y empujo con fuerza retorciendo su muñeca para conseguir llegar un poco más lejos.

Me folló el culo un rato con sus tres dedos metidos ahí, mientras su polla seguía llenándome el coño. No tardó en sacarla de ahí, para meterla en mi ano después de escupir en él.

La hizo entrar despacio para que pudiera sentirla y disfrutarla .... centímetro a centímetro. Muy despacio. La introducía unos centímetros para luego sacarla un poco y volver a empujar.

  • Joder que preciosidad de culo tienes...puta. Que hermosa se ve mi polla en este maravilloso agujerito....mmm
  • Buuuufff...vamos dámela toda ...vamos no pares ….dámela toda, la quiero sentir hasta el fondo.
  • Así me gusta mi puta, vamos pídeme más polla....pídeme que te la meta entera.
  • Siiii,,ssiiiii...!!! dámela toda, cabrón ¡¡¡....!!! fóllame el culo con tu bate ¡¡¡¡

Y la sentí, sentí como iba entrando hasta que noté su vello púbico en mis nalgas ...se detuvo y aprovechó para estrujarme los pechos y susurrarme al oído unas palabras.

  • !!! Agarrate fuerte a esa barandilla puta, que empieza la fiesta ¡¡¡¡

Y vaya si empezó, lo primero que sentí fue un fuerte latigazo en mis nalgas , que hizo que se me escapara un grito de dolor que él acalló tapándome la boca con su mano.

  • !!! Calla marrana ¡¡¡...quieres que te oiga todo el vecindario como te están partiendo el culo....
  • !!! perra ¡¡¡ ...aprende a disfrutar en silencio
  • aaa... aaa ...aaaahhhhhyyyyyyy...mmmm
  • !!! guarra ¡¡¡... te va a quedar el ano como si tuvieras almorranas, durante unos cuantos días.

Me estuvo azotado con el cinturón un rato mientras continuaba con mi sodomización, cuando en un momento me rodeo el cuello con él. Y lo ciño fuerte pero sin ahogarme.

Agarrándome por el cinturón, tiraba de mí hacia atrás,como si estuviese agarrando a una perra que intenta salir zumbada a correr por el parque.

Me seguía follando el culo con rudeza. Mis pechos danzaban de un lado a otro sin control como dos globos llenos de agua.

Me follaba e insultaba como un jinete, cabalgando una yegua que no hace lo que le piden y la azotan en la grupa mientras le dan más fuerte con las espuelas para que acelere y galope con más intensidad.

Yo era esa yegua y el vecino, mi jinete. Y cuanto más fuerte me follaba ...más me excitaba y quería ser sodomizada.

A través del hueco de la escalera, resonaban mis jadeos. Se podían escuchar por todo el bloque. No eran exageradamente fuertes, pero si audibles con facilidad si alguien estuviera en algún rellano. Y esa vulnerabilidad a ser descubierta por un vecino, hacia que mi placer aumentase. Estaba a punto de correrme, de sentir un tremendo orgasmo que estaba convencida que me haría gritar como una loba. Así que llevé mi mano a la boca y me mordí.

Con mi otra mano alcance el glúteo de la nalga derecha de mi amante y la arañé con fuerza. El hombre tiró de la correa, y se me escapó un grito al tiempo que le decía.

  • Cabrón... aahhhh …... !!!! meee....mmmee corrooooooo ¡¡¡¡
  • !!! Correte perra ¡¡¡.... !!! correte ¡¡¡¡.....!!! vamos ¡¡¡¡

Me agarró con ambas manos por el cuello y el mentón , y llevando mi boca hacia la suya me beso mientras yo me corría con su polla en mi culo y su lengua en la mía.

Estaba sudando y unos espasmos me partían el vientre, mientras él empezó a descargar copiosos chorros de leche caliente en mis entrañas. Empezó a correrse y descargarse dentro de mí al sentir como una oleada de orgasmos me azotaban entera. Y hacían que mi ano se estremeciese, palpitando como si tuviese metido el corazón en el culo.

Cuando terminó de correrse más allá de mi esfinter, me acarició el cabello y me beso las mejillas perladas de sudor.

Me quitó el cinturón del cuello y me abrazó. Nos besamos como dos enamorados al encontrarse a la salida del colegio.

Me agache y le chupe el pene semi erecto. Lo limpié de toda sustancia. Y lo acaricié como si fuera de porcelana y temiese romperlo.

Nos arreglamos las ropas y recogimos las bolsas que estaban tiradas en el suelo del rellano.

Nos miramos y sonreímos cuando fuimos a recoger una naranja los dos a la vez, y nuestras manos chocaron torpemente.

Nos levantamos y él me dijo.

  • ¿Te duele?
  • Si....pero, me ha encantado, joder tengo el ojete ardiendo.
  • Jajaja, pues cuando te lo veas....anda recoge tus bragas de ahí, a ver si las va a encontrar la vecina.

Entramos en mi casa, y nos tomamos unos refrescos. Me cogió de la cintura y me levanto el vestido hasta los riñones, dejando a la vista mis nalgas.

  • Anda sepáratelas un poco voy a enseñarte el boquete que tienes en el culo...jajaja.

Cogí una nalga en cada mano y las separé, entonces él sacó su iphone del bolsillo y se puso a grabar.

  • Anda, mira que agujero tienes, parece la entrada del metro.

Cuando vi la pantalla me asusté, lo tenia completamente abierto, había un agujero del tamaño del dedo indice. Que no acababa de cerrarse y que se abría un poco más y luego volvía a ese tamaño. Parecía la boca de un pez. Y todo el contorno estaba enrojecido. Lo cierto es que empezaba a sentir un ligero escozor.

Con una dulce voz, me dijo:

  • No te asustes, esto en par de días volverá a la normalidad. ¿Tienes crema hidratante?

Luego me acompaño al aseo se sentó en la taza del inodoro, y me puso semi agachada enseñando el culo en pompa y haciéndome separar las nalgas de nuevo, esparció un chorro de crema por mi trasero y lo masajeo, dando movimientos circulares al rededor de mi maltrecho ano. El frescor de la crema me daba un alivio muy agradable que empezó a transformarse en un delicado placer cada vez que estirando más los dedos empezaba a llegar a los pliegues de mi sexo. Introduciendo descaradamente en ellos algún que otro dedo.

Me estaba excitando de nuevo, y de mis labios salian tenues gemidos que me delataban.

  • Que zorra eres, no has tenido suficiente...jajaja...aún quieres más.
  • Eres un cabronazo, me has follado como has querido, llevo unas semanas loca deseandote....¿ y pretendes irte dejandome así ?
  • Quien ha dicho que me voy a ir... !!¿¿tu marido a que hora llega??¡¡
  • A la una y media.
  • Pues aún nos queda un buen rato...y aún tienes que aprender a tragar una buena polla como la mía. La chupas de pena...pero eso tiene solución, y acabarás aprendiendo....todas mis zorras acaban tragándosela hasta el fondo, sino es que no se la merecen.

Me agarró del cabello, y casi me hace tropezar cuando intentó meterme en la bañera. Con dificultad levanté la pierna y entre en ella, con el vestido puesto.

  • Ahora empieza a chuparme los huevos, y luego sigue con la polla hasta que este bien tiesa.
  • Espera que me quito el vestido...
  • Dejatelo puesto perra, cuando me corra parecerá que te haya caído un baso de horchata en él. Quiero que lo olfatees y pienses en mí, cuando lo pongas a lavar.

Con un ligero movimiento con la cabeza, asentí. Y entonces, mi vecino dio un paso hacia mi y su polla me rozó la cara. Sentí un latigazo que me recorrió el cuerpo por completo, estaba excitada. Como era posible sentirme así, tan sumisa y entregada a la voluntad de un extraño. Se me escapó un suspiro. Ni siquiera sabía su nombre. En ningún momento se nos había ocurrido preguntarnos el uno al otro nuestros respectivos nombres. Eso no importaba demasiado, ciertamente tanto a él como a mí nos motivaban otras causas en ese momento.

Me agarró con suavidad por la cabeza y empezó a pasarme la polla por la cara. sentía la dureza y suavidad de esa polla. Era distinta a la de mi marido, bien es cierto que la suavidad y el tacto no eran lo que las hacía diferentes. Era el hecho de ese hombre me estaba restregando su polla por la cara y me gustaba, el hecho de que lo hiciera de esa forma como si le perteneciera, con esa seguridad en si mismo. Eso era lo uqe lo hacia distinto y excitante. Eso era lo que me volvía loca de deseo. Esa era la diferencia entre esa polla y la de mi marido. Él me estaba usando, y me gustaba. Mi marido nunca me hubiese tratado así, mi esposo era respetuoso.

Él me estaba enseñando como tenia que ser una perra para poder ser digna de su polla. En cambio la de mi esposo, era mía por contrato, por derecho y eso hacía que perdiera ese grado de morbo que tanto me gustaba.

Por mi frente, por mis mejillas, por los labios. Incluso sobre los parpados. Sentía el roce de esa polla.

La polla de mi amante era cálida. A pesar del calor de mis mejillas sentía el calor que su polla. Fueron largos segundos, más de un minuto, durante los cuales mis ojos estuvieron fijos en los ojos de él. Nunca había mirado tanto tiempo a los ojos de nadie. Con tanta lujuria.

Oía el bum...bum... de mi corazón, golpeándome con fuerza el pecho. Sentía placer. Un agradable placer al ser acariciada así por su miembro. Más que el que había sentido nunca con mi marido, acariciaba con sus dedos mis pezones mientras dejaba reposar su pene sobre mi rostro y me decia.

  • Vamos chúpame los cojones... déjamelos brillantes, chúpalos hasta que sientas cosquillas en la garganta con mis pelos.

Con sus manos estrujando mis tetas. Empezé a chupar como cuando era una niña y me comía un chupa-chups.

  • Mmmm, siente mi polla en tu cara, zorra. Siente su calor, su dureza. Veo en tu mirada que te gusta. Sabía que eras así. Que en ti se escondía una zorra sumisa. Cómo voy a disfrutar puliéndote, sacando tu verdadera personalidad. Nunca es tarde para aprender.

Mi amante me sujetó la cabeza con la mano izquierda, mientras con la derecha se cogió la polla y empezó a masturbase lentamente, pasando de vez en cuando la punta de la polla sobre mi nariz y labios.

  • Ya verás que hermosa te vas a ver con la cara llena de mi leche.

No dejaba de mirarle a los ojos, viendo como me trataba, como a una simple puta.

Jamás imaginé algo así, tan... intenso. Me tenía completamente subyugada y entregada. Estaba hipnotizada por ese hombre y su miembro. Hacía que todo mi cuerpo vibrase, que sintiese placer por el simple hecho de hacer lo que él me decía. Por tener delante de mí aquella dura polla, que se iba a correr sobre mi cara y me cubriría de semen caliente, espeso.

  • ¿Quieres ser mi zorra, verdad?

Yo asentí sin parpadear.

  • Dilo. Di que vas a ser mi zorra.

Me estremecí de nuevo, tenía la piel vuelta del revés. Mi mente luchaba en dos direcciones distintas. Aceptar mi sumisión incondicional hacia ese desconocido, o levantarme y gritar que se fuera de allí. Gritarle... NO, que no voy a ser tu zorra ni la zorra de nadie.

Pero el deseo, el placer que estaba sintiendo, no lo había experimentado nunca. Nunca me había sentido tan feliz como lo estaba siendo en ese momento. Mis labios se movieron para decir.

  • Voy...a...ser...tu zorra.
  • mmm, así me gusta.

Como premio, me pasó la polla otra vez por toda la cara, antes de seguir masturbándose cada vez más rápido.

  • Cómo me gusta tenerte así, zorra. Pero no estás en la postura adecuada. Aún te duele el culito...¿verdad? Tranquila todas mis zorras acaban teniendo el culo perfectamente preparado para que las sodomice sin problemas. Acabaras estando orgullosa de tu culito y no querrás que te folle por ningún otro sitio. Acabarás pidiéndome tu misma que te encule.
  • Si...pero me duele, no se si podré soportar más enculadas.
  • Por supuesto que podrás, todas decís los mismo la primera vez. Venga arrodíllate las perras tienen que estar arrodilladas para recibir la meada de sus machos.
  • ¡¡¡ no por Dios, eso es una guarrada !!!
  • !!!! Plaass ¡¡¡¡ Venga, arrodíllate ante mí. Si quiero que te tragues mi meada, lo harás. Esto es parte de tu adiestramiento. Si aguantas las arcadas y tragas...también podrás tragar sin problemas mi polla.

Incrédula ante mi misma...obedecí, y abrí la boca. No me lo podía creer, un guantazo y su orden, me habían doblegado por completo. Era cierto, o solo pretendía engañarme a mí misma. Nunca me había tragado una meada de nadie. Y ahora estaba dispuesta a dejar que aquel hombre se meara en mi boca. Y lo realmente cierto es que estaba deseando intentarlo. No podía hacer otra cosa. En ese momento, todo mi ser pertenecía a aquel hombre.

Levanté la mirada, buscando la suya. Abrí la boca y saqué la lengua. Mi dueño, me empujó por el hombro, obligándome a que me agachase más, hasta que mi culo quedó sentado sobre mis talones y tirando de mi barbilla, me levantó la cara.

  • Perfecto, esa es la postura perfecta, puta. Esa es la postura adecuada para recibir tu primera meada. Porque es la primera, ¿Verdad? Nadie se ha meado en tu cara hasta ahora.
  • No... nadie...nunca.
  • Bien. Va a ser tu bautizo de miel. Recuerda lo que te he dicho, aguanta las arcadas y trágate todo lo que entre.¿Lo has entendido?
  • Sí.
  • Pues dilo.
  • Me...meate en mi boca, quiero tragarme tu miel. - dije, entrecortadamente, sintiendo un escalofrío de placer que me recorrió todo el cuerpo.
  • Mmmmm, eso es. Sigue así. Ya ves que no es tan difícil, putita. Vamos a empezar...abre bien esa boquita.
  • Llena mi...boc....aaaagf.
  • Eso voy a hacer, zorrita. Voy a llenarte la boquita...dí, AAA

Noté como ese liquido dorado, caliente y amargo que me llenaba la garganta. Mi excitación estaba al limite, temía porque no sabía que hora era, si mi esposo estaba o no a punto de llegar...todo hacia que en mí existiera un grado de excitación tan alto que no me importaba lo que en ese momento me estaban haciendo...las arcadas del primer chorro, me obligaron a toser. Mi amante detuvo su micción, eso me sorprendió pues requería un enorme control sobre si mismo. Pero esperó a que terminara de toser y me incorporara de nuevo con la boca abierta, esperando la siguiente ración de pis.

  • ¿Estas lista, zorra?...quiero que aguantes, no tosas... trágatelo sin pensar. Todo está en la mente, no pienses y traga.
  • Me da ...asco...no puedo hacerlo...
  • Todas decís lo mismo, pero todas acabáis igual...locas de gusto disfrutando conmigo. Vamos abre la boca preciosa, lo vas a hacer muy bien, veo en ti grandes cualidades.

Es muy extraño pero sus palabras me calmaron, su convicción y su seguridad en si mismo, eran un bálsamo para mi, que me subyugaba y me hacía completamente receptiva y dependiente de su voz, de su voluntad. Mis miedos se desvanecieron. Me sentía a punto de estallar. Escuchar aquellas palabras me estaban llevando al límite.

  • Méate. Llena mi boca de zorra con tus orines, quiero ser tuya quiero que me hagas todo lo que has hecho a las otras, quiero sentir... como hiciste con ella, la mujer de tu apartamento. Hazme a mí lo que le hiciste a ella. Hazme tu puta.
  • Así me gusta...sabía que eras toda una guarra, desde la noche que te masturbaste para mí. Vas a ser la mejor de todas, ya lo creo.

Creo que mi amante quedó maravillado del enorme cambio que había dado en un instante. Creo que ese momento, en la bañera fue el punto de inflexión donde toda mi vida cambió, a partir de este momento ya nada sería igual en mi vida de ama de casa. Me autoconvencí, ¿porque no podía yo ser tan zorra como la que más? ...¿no era una mujer igual que las demás?

Me dije que iba a ser una gran zorra, y nadie tenía porque saberlo. La mejor de todas. Mis años de matrimonio y mi personalidad algo tímida escondían en mí a una gran sumisa. Había estado en letargo durante demasiado tiempo, pero mis mejores años habían pasado cuidando de mi esposo e hijos, los años que me quedaban, ahora que mis hijos ya empezaban a ser algo mayores quería disfrutarlos intensamente.

Mi marido es imposible que pueda darme el placer que este hombre me ofrece, y otra oportunidad como esta no se me va a presentar en la vida. Se fuerte y trágatelo todo sin protestar,zorra. Me dije a mi misma.

Y así fue como me convertí en la vecina sumisa de mi vecino de enfrente. El hombre continuó su meada, por mi boca ...por mi rostro, por mi vestido, me lleno el cabello de orines, mientras yo abría la boca y tragaba todo lo que entraba sin hacer ningún asco a nada. Me gustaba sentir ese liquido caliente y fluido resbalar por mi piel, con las manos me frotaba las mejillas y los pechos echando el cuello hacia atrás y mirándole a los ojos mientras se sacudía la polla en mi frente.

  • Muy bien zorra,joder...no esperaba menos de ti. Eres muy obediente, no todas dan este paso. Tu has pasado con buena nota.
  • A sido difícil....pero al final me ha gustado.
  • Bien, muy bien ...pues ahora vamos por la segunda lección. Venga empieza a chuparla y ahora abre bien la boca porque tiene que entrarte entera...¿podrás hacerlo?
  • Buff, no lo sé, es muy gruesa y …
  • ¿quieres hacerlo?
  • si...
  • Pues si quieres lo conseguirás ….vamos empieza a chupar.

Empecé a chupar con ansia. Hasta entonces aquel hombre tenía la polla asomando por la bragueta mientras había estado meándose sobre mi cuerpo.

Le bajé el pantalón que llevaba y su pollón quedó a la vista, sobresaliendo por encima del slip. Los ojos casi se me salen de las órbitas, cuando vi como empezaba a crecer aquello y las dimensiones colosales que adquiría semejante aparato. Aquello no podía ser real. Un pene no podía ser tan...grande.

Las piernas me empezaron a temblar y tuve que agarrarme al borde de la bañera. Con la boca abierta, no dejaba de mirar aquella cosa enorme que había liberado. Ahora me quedaba a la altura de la cara, completamente hinchada y tiesa.

El hombre se acercó más, dejando la polla a escasos centímetros de mi atónita mirada. No tenía palabras, me faltaba el habla. No podía. Sólo podía mirar a aquella culebra rosada.

  • Vamos ...a que esperas, no te va a morder. Agárrala con las dos manos y empieza a tragar.

Vi como el hombre cogió su pene con una mano y empezó a masturbárlo en toda su longitud.

  • A Mery le encanta esta polla. Anoche se le metí toda en la boca. Toda. Ninguna mujer se la traga tan bien como ella. Es la mejor de mis zorras.

Mary, era la zorra rubia que había visto días atrás en el apartamento de mi vecino, la mañana que estaba ejerciendo de voyeur, les observé follando desde mi habitación.

¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué no salía corriendo? ¿Por qué seguía mirando como el macho acariciaba su miembro? ¿Y por qué tenía los pezones erectos?

  • Cuando me la follé fue delicioso. No sabes que placer más exquisito, es sentir tu polla alojada en la garganta de esa zorra y ver su cara, sus ojos mirarte, y ver como te pide que te corras mientras le saltan las lágrimas por las mejillas, porque le falta el aire. Y ella se lo traga ...todo, hasta la última gota de tu leche. Es maravilloso, es el acto de amor y sumisión más hermoso que una mujer puede darte.

Parecía estar en babia. Estaba como hipnotizada, mirando fijamente su polla. Se acercó un poco más. La punta de su pollón me tocó en la nariz.

Empecé a respirar más agitádamente. Mis pechos subían y bajaban al ritmo de mi respiración, con la tela mojada del vestido pegada a mi piel y los pezones bien marcados a través de la tela casi translúcida.

El cabronazo de mi vecino continuaba pajeándose frente a mí cara. Estaba muy cachondo, y de la punta de su polla empezó a salir un líquido transparente.

  • Mira como me la estas poniendo, eres mejor que una puta, Dios Santo como me ponen tus pechos. ¿Tu marido se han corrido alguna vez en tu cara?

Me quede algo sorprendida por la pregunta, que estúpida ¿verdad?...¿como podía sorprenderme a esas alturas en las que nos encontrábamos, una pregunta así?....no contesté, me quede en blanco.

  • Que si se ha corrido alguna vez en tu cara.
  • Nnn...no, a él le gusta correrse en mis pechos o vientre.
  • Es una pena, vaya cornudo infeliz de mierda. Tienes una cara preciosa. Creo que hoy me correrme en tu cara, lo de aprender a tragarte mi polla, nos llevaría demasiado tiempo. Lo dejaremos para otro día. Hoy te voy a dar un baño de leche. Tú cornudo esposo llegará pronto, no me gustaría que te encontrará así, por lo menos por ahora...jajaja
  • Vamos a darte tiempo para que puedas ducharte y preparar la comida.

Usó la palabra cornudo a posta. Le ponía mucho humillar a mi marido, eso le otorgaba el poder de macho dominante, y él lo sabía...sabía que desde ese momento era mi macho.

  • Por favor..tu leche. Por Dios dame toda tu leche. La estoy deseando, mira como están mis pezones, tú me pones así. El cornudo de Juan nunca me ha excitado tanto.

¿Cómo es posible que este hombre me excite así?... Joder, ¿tan puta soy?...no podía creerme las palabras que salían de mi boca.

Mi cabeza no paraba de dar vueltas, me sentía culpable...me sentía feliz... me sentía sumisa...me sentía mujer, esa era la palabra. Me sentía mujer, con todas sus letras y sin reproches.

Mi amante aceleró la paja. Se iba a correr en pocos segundos en mi cara. Me puso la mano en la barbilla y me levantó el mentón.

  • Levanta la carita, zorra.

Hice el intento de levantarme y ponerme en una postura más cómoda. Pero mi nuevo hombre me lo impidió. Me agarró por el pelo y me obligó a sentarme. Me hacía algo de daño en el pelo, pero al tocar mi culo con el esmalte frio de la bañera, alivió mi maltrecho ano, y eso me gusto.

  • Ahora no te muevas, preciosa...Estoy a punto de correrme....Ahh.

Aquella preciosa polla empezó a lanzar chorretones de semen espeso. Sentí en mi cara potentes y calientes chorros de leche, que me cubrían la piel. Y mi vecino no dejaba de decirme cosas..

  • Toma puta...Aaaaahhh toma leche en tu cara de mamá zorrona.

Mi amante dirigió sus lechadas sobre mi frente y boca, algunos chorros caían sobre mis cabellos, me manchó la frente, las mejillas, la nariz, los labios, y sobre todo las tetas que se empezaron a llenar del semen que se escurría de mi rostro y caía sobre ellas. Tuve que cerrar los ojos porque el semen de mi frente se resbalaba hacia mis parpados. Un placer muy inmenso se apoderó de mí. Todo mi cuerpo empezó a temblar. Era increíble, por primera vez en mi vida me estaba corriendo al sentir el semen de un hombre por todo mi cuerpo.

Cuando mi vecino me miró. Yo tenía los ojos entornados, aunque apenas le veía tras las pestañas llenas de semen. Me encontraba excitadísima y respiraba agitadamente.

Me pasó la polla por la cara, acabando de esparcir toda su corrida.

  • !!! Mierda ¡¡¡...joder, !!! me corrrrró ¡¡¡

-

grité yo

Grité sin ningún pudor ni vergüenza, mientras con una mano permanecía agarrada a la bañera y con la otra me estaba masturbando.

  • Jajajaja....!!! anda mirate ¡¡¡..menuda guarra eres, te estás corriendo como una perra...jajaja...

Me tiró una toalla a la cara.

  • Anda,límpiate zorra. ¿no querrás que tu maridito te vea de esta guisa?

Agarre la toalla y me limpié la cara. Tenía ganas de llorar. ¿Por qué había tenido un orgasmo tan fuerte al sentir la corrida en mi cara de aquel hombre? Eso era cosa de animales. Yo no era así. O eso creía de mí hasta ese día, estaba empezando a descubrir como era realmente.

  • ¿que hora es?

-

pregunte asustada. * Es la una y cuarto, ¿a que hora dijiste que llegaba? * A y media * pues espabila o nos va a pillar....por cierto me llamo Andrés.¿cuál es tu nombre preciosa? * Anna...mi nombre es Anna. * Es todo un placer Anna, ¿tienes teléfono móvil zorra?...bueno no hace falta voy a apuntarme tu fijo, ¿está en el salón? * ss...siii, junto al sofá. * Bueno preciosa te llamaré, cuando lo haga no quiero ningún reproche

vas a ir donde te diga, cuando te lo diga, ¿ok? * Ppp...pero * ni peros, ni ostias...harás lo que te ordene o ya puedes olvidarte de mi. Vamos límpiate, por mi podrías estar toda la tarde así...pero no creo que le des una buena impresión al cornudo de tu marido.

Aquel hombre se subió los pantalones y salió del baño, oí como se dirigía al comedor y descolgaba el teléfono, al rato oí la puerta del piso cerrarse de golpe, se marchó.

Mientras me desnudaba cogí el vestido lleno de semen de Andrés y me lo acerqué a la nariz, lo olfateé como una perra en celo y mi coño se volvió a mojar. Lo deje en el fondo de la bañera y abrí el grifo, dirigí la piña de la ducha a mi rostro y dejé correr el agua limpia y tibia. Me frotaba el cuerpo, sentía entre mis dedos el espeso semen de Andrés y mientras lo recogía con mis dedos, me lo iba llevando a la boca.

Era una verdadera perra, una zorra sin alma que solo deseaba volver a sentir la leche de su macho en su cuerpo. Al cabo de unos minutos, oí un portazo, había llegado mi marido. Me di prisa, agarré el champú y me lo puse en el pelo y empecé a frotar. Al rato entro en el baño.

  • Hola cariño, que haces...¿te estás duchando?
  • Hola...si, tenía mucha calor, estaba toda pringosa de sudor, no se puede ir de compras en verano, es un asco...que bochorno. Ahora acabo y preparo la comida.
  • ok...voy a echar una meada, llevo toda la mañana que no he podido ir al baño, estoy hasta los cojones del jefe...menudo imbécil. Joder este baño huele un poco fuerte ...¿no lo hueles?
  • Si, si que huele fuerte.
  • Eso son tus hijos, que nunca tiran de la cadena...
  • Muy bonito...digo yo que también serán tuyos ¿no?
  • Bueno, si...joder, échale lejía luego...me voy a ver las tele.

Juan salió del baño, estaba super excitada. Llevé mi mano al húmedo sexo y me froté como hacía cuando era una chiquilla, antes de que las monjas me dijeran que eso era pecado. Mis dedos recorrían a toda velocidad mi raja caliente. Tocándome el clítoris. En mi mente apareció aquel enorme pene delante de mi cara, otra vez. Cerré los ojos y la imagen se hizo más intensa.

No pude contenerme y me masturbe hasta que me corrí de nuevo...joder ¿cuantas veces me había corrido hoy? No podía soportar esa sensación. Tenía que hacer algo.

El sexo me ardía y tuve que echarme el chorro de agua directo al coño, un chorro de agua bien fría. Mis dedos frotaban cada vez más fuerte mi sexo.

Aquel olor a semen, no se me iba de la cabeza. Tuve varias réplicas, como orgasmos menos intensos pero seguidos, hasta que me quedé sin fuerzas para seguir.

Mientras me secaba, me miré en el espejo, vi a una mujer hermosa y fresca, una mujer nueva. Me sentía muy bien, a gusto conmigo misma, pero extraña a la vez, era una sensación que nunca había experimentado.

Ya no podía quitarme de la mente, la visión de la polla de Andrés.

Eran las 13:50, debía darme prisa, para preparar la comida. Entre en mi habitación y de mi mesita saque unas braguitas limpias, me las puse y luego me puse una camiseta blanca sin nada debajo, mis pezones continuaban duros como piedras de rio, y se marcaban descaradamente bajo la tela. Me puse la toalla en la cabeza recogiéndome el pelo mojado. Y antes de salir hacia la cocina no pude evitar mirar por mi ventana hacia el piso de Andrés. Estaba desnudo, su ropa sobre la cama, se dió la vuelta y me miró, sabía que yo estaría ahí esperando verle. Se acarició la polla y desapareció.

La voz de Juan desde el comedor, me volvió a la realidad.

  • Voy poniendo la mesa, date prisa o no me va a dar tiempo para comer y volver al curro.
  • Voy cariño....

Recogí el vestido del baño y lo puse en la lavadora. Dios mio, si esto va a ser así de intenso a partir de ahora, voy a acabar loca.