Relación 24/7 (4)

El castigo. Como un Amo comienza a aleccionar a su sumisa.

Yo me arrojaré al mismo infierno

te seguiré hasta la muerte

mi cuerpo entero en sacrificio

y atesorar, este final, por la eternidad

sólo por poder besarte una vez más, por ti.

El dolor, que consume mis entrañas

me guía hacia la destrucción

la agonía de pensar que aún estas lejos

propaga la devastación.

Entre azufre distingo tu olor

entre llamas siento tu mirada...

Infierno – Dragonfly

Es lunes y estoy cansada después de un largo día de trabajo. Son las 7 de la tarde y tengo que conducir una hora hasta nuestra casa donde me espera mi Amo. Veo el sol ponerse tras las montañas donde vivimos en la lejanía. Hoy no se porqué pero estoy muy excitada. Desde que estoy con mi Amo me he vuelto desinhibida y caliente, y así llevo todo el día, y no he encontrado ninguna razón para ello. Únicamente se que necesito tocarme y liberarme.

Mientras voy saliendo de la carretera para dirigirme a la autovía que lleva a casa, voy pensando en como sería masturbarme mientras conduzco. Sólo podría apretar mi clítoris, pero con eso valdría. Aunque ahora no, ahora es muy arriesgado a 120 kms por hora. ¿Qué puedo hacer mientras?.

Ya lo sé, quiero sentirme expuesta, estar en tal punto de excitación que cuando roce mi clítoris explote sin dilación. Así que desabrocho los botones de mi blusa y bajo mi camiseta de lycra por debajo del sujetador. Voy conduciendo en sujetador a la luz del crepúsculo. Pero no me basta, cuando salgo de la autopista, entro en varios pueblos con semáforos y me armo de valor. Ya se ha puesto el sol pero si alguien pasa cerca del coche me ven y si paso por debajo de las farolas me ve quien quiera. Saco mis grandes tetas por encima del sujetador, mientras muevo cuanto puedo mis caderas sobre el asiento.

Me paro en un semáforo y cruzan una señora y un anciano, no me miran, pero si lo hicieran verían que llevo las tetas al aire. Sigo conduciendo y se cruza conmigo la guardia civil.  Sigo armándome de valor y no escondo las tetas. Ya las ocultaré si me hacen parar.

Ya no me aguanto más, en un tramo de 80 kms/h, en que todo el mundo va a 100kms/h, yo voy a 60 kms/h como mucho. Me voy masturbando con las tetas fuera y presionando mi clítoris por encima del pantalón, moviendo las caderas. No tardo mucho, estoy a mil y consigo un orgasmo monumental.

Pienso en seguir en esta situación un rato más para provocarme otro orgasmo pero ya no queda tiempo y estoy a 5 minutos de casa.

Se lo contaré a mi Amo ¿me castigará o me premiará?

Me encuentro de pie, desnuda, con mi collar de perra, mirando al suelo y con las manos cruzadas a la espalda, esperando la respuesta de mi Amo. Pensaba que le iba a gustar que fuera tan audaz como para atreverme a hacerlo, pero por su silencio y su orden de no mirarle ahora estoy segura de que no es así.

-          Te mereces un castigo de verdad, así aprenderás a no desobedecerme. Cuando digo que no te corras sin mi permiso, tienes que saber perfectamente que no puedes correrte sin él. Para empezar, únicamente, lo que hoy recibirás serán azotes. Y no de los que te gustan sino de los que te acordarás de ellos unos días. Ahora, entrecruza las manos detrás de la cabeza.

Lo hago sin dudar. Estoy muerta de miedo. Mi Amo siempre me trata bien, a menudo me hace sentirme muy vulnerable y humillada pero a cambio siempre encuentro un placer supremo en saber que a él le gusta, y ese placer me hace sentirme completa, llena. Pero hoy no es así. Hoy noto que esta enfadado de verdad. Creo que hoy es un castigo que él realmente no va a disfrutar, pero que es necesario para mi disciplina.

Sale de la habitación y me deja en esa postura esperándole. Tarda en regresar lo que me parecen horas. Sabe que lo estoy pasando mal y quiere prolongar ese sufrimiento de no saber que me espera. Trae consigo una vara. Nunca ha utilizado nada parecido conmigo. Me estremezco sólo de pensar en ella. Noto como un escalofrío recorre mi piel y el corazón me empieza a ir a mil. Se acerca a mi y comienza a dar vueltas a mi alrededor.

-          No sé por donde empezar, perrita. Quiero que sea un momento que no lo olvides con facilidad.

Trago saliva y cierro los ojos. Respiro de forma agitada. Siento como sigue dando vueltas a mi alrededor. De pronto siento un varazo en mi pecho derecho. Me arranca un grito de dolor desgarrador.

-          Ni se te ocurra gritar, esto te lo tienes merecido.

Comienzo a respirar por la nariz y mi cuerpo se tensa esperando el siguiente varazo. No se hace tardar y vuelve a golpearme el mismo seno, esta vez en el pezón. Noto como un dolor sordo se va instalando en él y comienzo a llorar. Empiezo a gemir y al cabo de unos momentos me doy cuenta de que a lo mejor tampoco lo puedo hacer, pero mi Amo no me dice nada. De repente, siento otro varazo en el pezón izquierdo. Comienzo a dar pequeños botes y a gimotear realmente como una perra. Mis lágrimas están por toda mi cara. Pero intento no abrir los ojos porque estoy aterrada. A continuación siento una serie de varazos fuertes y rápidos en mis nalgas que van haciendo que el dolor se vaya acrecentando de forma insoportable. Intento no moverme del sitio pero me resulta muy difícil, al igual que el no chillar. Cuando termina en esa zona, me deja unos momentos, creo que es para que me recree en el dolor de mis tetas y culo. Siento que me arden. De repente, otra vez me azota las tetas, alternando una cada vez y de vez en cuando le da a los pezones. Gimo y lloro tanto que creo que me va a castigar más por ello. Al cabo de un rato vuelve a hacer una pausa. Siento el escozor y el dolor en mi piel tan fuerte que creo que me han prendido fuego en ella.

-          Abre las piernas. Y la próxima vez que te toques o te corras sin mi permiso te acordarás de este momento.

No, no, por favor. Tardo un poco en reaccionar pero abro las piernas y en seguida recibo un varazo en mi coño. Me inclino hacia adelante debido al golpe y vuelvo a gimotear mordiéndome los labios tan fuerte que creo que debo de haberme hecho sangre para no gritar. Vuelve a darme otros cinco varazos en mi raja y para. Siento todas mis zonas como si estuvieran en carne viva. Sigo con los ojos cerrados, llorando y respirando rápidamente.

-          Esta es la primera parte de tu castigo. El sábado por la noche recibirás lo que queda y espero que en el futuro recuerdes quien es tu Amo y quien controla todo de ti.

Hoy es el temido sábado. Aunque vivimos juntos, desde el lunes mi Amo no me ha tocado ni me ha dejado que le toque. Únicamente me ha dejado que le hiciera las tareas de casa. No pensaba que le iba a enfadar tanto lo que hice y menos me podía imaginar su reacción. Llevo toda la semana temiendo lo que va a pasar hoy.

Mi Amo me ha ordenado que lleve puesto mi conjunto de lencería favorito, compuesto por sujetador y culotte morado y negro. Además, debo llevar unos vaqueros ceñidos y una camiseta sin mangas blanca que esteriliza mi cuerpo y resalta más si cabe mis tetas. Para terminar me ha pedido que lleve unas botas altas de tacón de aguja. Llevo mi melena suelta y voy muy maquillada, sobre todo mis ojos de color verde que los he pintado con una gruesa linea negra alrededor y mucho rimel haciendo que destaquen, tal como me ha pedido mi Amo. Estoy esperando en la puerta de casa a que salga mi Amo de la habitación y termine de cambiarse para irnos. Yo ya me he arreglado porque no quiero darle más motivos de enfado y estoy esperándole desde hace un tiempo. Cuando sale, como siempre, no puedo evitar sentirme impresionada por él, con sus ojos negros tan profundos, su pelo negro mojado tras la ducha, sus labios tentadores que me hacen volverme loca y en general su atractivo cuerpo, delgado y esbelto. Viste con unos vaqueros y una camisa negra, como a mí me gusta. Me mira con el ceño fruncido, sabe que no me gusta nada verle así pero no cambia su expresión que es totalmente adusta y distante.

-          Esta noche caminarás detrás de mi, sin levantar la cabeza y no hables con nadie a no ser que yo te deje hacerlo. No quiero que titubees ni un momento y tampoco quiero que apartes la mirada ni una décima de segundo en cuanto sepas que puedes hacerlo. El otro día disfrutaste tú y hoy me toca a mí.

Me siento muy nerviosa, casi no soy consciente de que trago saliva y que mis manos tiemblan visiblemente. Le miro por última vez a esos ojos negros tan profundos y bajo la mirada. Abre la puerta de casa y yo le sigo un paso por detrás sin levantar la cabeza. Nos dirigimos al coche y subo en el asiento del copiloto. Cuando llegamos a la ciudad nos adentramos en sus calles. Sigue sin dirigirme la palabra en ningún momento y me siento tan mal por su indiferencia y por lo que esta por llegar que comienzo a sentir náuseas. Tras unos veinte minutos en coche una vez entramos en la capital, nos introducidos en una urbanización privada y tras varias calles aparcamos delante de una preciosa casa de ladrillos y piedra. No se donde nos encontramos pero tiene pinta de que todo el lugar en sí pertenece a gente de mucho dinero. De repente siento sus ojos clavados en mí y me doy cuenta de que estoy embobada mirando la casa.

-          Ya estas desobedeciendo de nuevo, ten por seguro de que esta noche me acordaré de todo y te lo haré pagar.

Bajo la cabeza rápidamente y miro los zapatos de mi Amo. Cierro los ojos por un momento, respiro profundamente e intento calmarme. Cuando los abro veo que me lleva cierta ventaja y corro hasta ponerme detrás de él. Llama a la puerta de la casa y no puedo evitarlo, lanzo una fugaz mirada y veo que la abre una mujer muy guapa vestida de doncella, con su vestidito negro por encima de la rodilla, su cinturón, bordados y cofia blancos, medias negras y unos zapatos negros de tacón de aguja impresionantes. Es morena y de ojos negros y tiene un cuerpo de infarto. Vuelvo a bajar la vista. Nos hace pasar y le dice a mi Amo:

-          Por aquí, Señor. – lo pronuncia con una dulce voz. - Tú espera aquí – su voz es aspera cuando se dirige a mí, por lo que me quedo paralizada.

Mi Amo sin dirigirme la palabra y no sé si ni siquiera mirarme ya que no puedo levantar la cabeza, se aleja con la criada hacia un pasillo de un lateral, dejándome sola en medio del gran recibidor. Escucho como el sonido de sus pasos se van perdiendo poco a poco. No me atrevo a mirar a ningún lado. No escucho nada en absoluto durante unos minutos hasta que de nuevo vuelvo a oír pasos acercándose. Intuyo que será la criada porque parece el mismo sonido de antes con sus zapatos de tacón. Cuando llegan a mi lado siguen de largo y me ignoran totalmente. No se si sentirme aliviada o no. Pasan una serie de minutos más, no se cuantos y comienzo a escuchar pasos más rápidos y fuertes dirigiéndose a mi por el corredor por donde se perdieron los anteriores. Cuando llegan a mi descubro que son de dos hombres, lo sé por sus zapatos, aunque no les veo la cara.

-          Andando, puta.

Siento un empujón en mi espalda que me toma por sorpresa y me desestabiliza pero en seguida comienzo a andar detrás de uno de los hombres. El otro se queda a mi espalda. Creo que vamos por el corredor por donde antes había desaparecido mi Amo. Es una casa grande y después de recorrer un par de pasillos más me hacen bajar unas escaleras, supongo que hacia el sótano. Estoy aterrorizada, no sé que me espera, debería confiar en mi Amo, pero nunca se había comportado así y hace que tenga tanto miedo que las nauseas que sentía vuelven de tal forma que creo que voy a vomitar. Cuando llegamos al final de las escaleras escucho un rumor de personas que se callan en ese momento y estoy segura que es porque he aparecido. Siento otro empujón para que siga andando y me dirijo detrás del hombre que tengo delante a lo que me parece una tarima ya que sobresale del suelo unos cuatro escalones. Cuando estoy arriba vuelvo a escuchar el rumor de las personas.

-          Esta es la puta desobediente. – Escucho a uno de los hombres que me escoltaban hablar en voz alta.- Su Amo hoy le va a dar una lección para que aprenda de una vez por todas que es posesión única de él y que no puede hacer nada sin que se lo ordene.

Silencio, no escucho nada. Pero el hombre que tengo a mi espalda me habla tras mi oído poniéndome la piel de gallina.

-          Ahora lo que no podrás hacer bajo ningún concepto es no mirar, levanta la cabeza y como dejes de observar algo el castigo será mucho peor, no lo dudes.

Siento que mi corazón empieza a bombear rápidamente y lentamente levanto la cabeza. Lo que veo me deja sin palabras. Estoy como en una especie de escenario en medio de un espacio amplio. Debe ser un gran sótano que han habilitado como pequeño teatro. Veo sentadas como unas veinte personas todas pendientes de mi. Más o menos son la mitad mujeres y la otra mitad hombres. No me da tiempo a mirarles bien ya que siento como el hombre que tengo detrás me gira hacia él pero no soy capaz de mirarle a la cara. Me quita la camiseta con fuerza tirando de mi pelo y creo que arrancando algo de él. Luego se inclina y me quita los pantalones vaqueros con la misma rudeza. Me deja en ropa interior y con las botas altas de tacón. Luego me vuelve a girar hacia el público y comienza a magrearme las tetas y el coño por detrás, lo que hace que vea en la cara de las personas que están sentadas que comienzan a surgir algunas sonrisas. No esta mucho así, y yo no he podido excitarme debido a los nervios. Todo como me agarra el pelo y me hace una coleta de forma dolorosa. A continuación me coge del brazo y me dirige unos pasos hacia atrás donde me hace arrodillar con las piernas abiertas. Luego me ata las manos en la espalda. Noto que se retira de mi unos momentos y cuando regresa lo hace con unas tijeras. Corta un poco por delante de mi sujetador preferido y lo termina rompiendo con las manos, repitiendo la misma operación con el culotte. Se que es una tontería entristecerse por un conjunto de lencería pero el simbolismo que ello conlleva casi hace que surjan en mis ojos las primeras lágrimas de la noche. Cuando me quedo desnuda delante de todo el mundo las sonrisas son más apreciables.

Los dos hombres se retiran del pequeño teatro y me dejan sola, esperando. No se hace tardar y por el otro lado veo como la preciosa morena vestida de doncella aparece con otra bonita chica de cuerpo descomunal. Tiene el pelo pelirrojo muy corto  y unos ojos azules que impactan. También lleva el mismo conjunto de doncella con unos vertiginosos tacones de aguja. Se acercan contorneándose a mí y las dos a la vez comienzan a besarme. Me quedo impactada pero me da tanto miedo moverme que permito que las tres bocas se mezclen. No sé si comienzo a sentir algún tipo de excitación ya que rápidamente me abandonan y vuelven al centro del escenario. Las dos comienzan a besarse delante del público y a tocarse por todos los lados. Se aprietan las grandes tetas por encima de la ropa y veo como se acarician, arañan con las uñas y pellizcan los pezones. De vez en cuando se meten las manos en el coño la una a la otra, con esto hacen que se les suba la falda y se vea que llevan las medias a medio muslo con un liguero y sin nada más, ni bragas ni tangas. Nunca hubiera pensado el presenciar algo así y si hubiera estado entre el público y no delante de él seguramente me hubiera excitado pero ahora no puedo. Veo que muchos de los presentes no las miran a ellas sino a mi, comienzo a comprender que soy yo la principal atracción.

Después de un rato de magreos, mi corazón se desborda al ver aparecer a mi Amo por el mismo lado que llegaron las mujeres. Me olvido del público. Veo como mi Amo se acerca a ellas y entremezcla su boca a las de ellas que están besándose. Comienzan a besarse apasionadamente los tres. Las dos mujeres se lanzan a acariciar a mi Amo. En ese momento, mis lágrimas empiezan a empañar mis ojos. Yo creía que mi Amo es sólo mio. Pero me está dando a entender que yo le pertenezco en cuerpo y alma pero él a mi no. Inspiro profundamente intentando no derramar ni una lágrima, pero tengo la impresión de que va a ser imposible a lo largo de la noche.

Veo como le acarician la cara, el cuello, el pecho, se dirigen a su entrepierna y se demoran las dos allí. Mi Amo se queda de pie y las dos a la vez se ponen de rodillas, le bajan la cremallera del pantalón y le sacan su gran y hermosa polla. La morena esta de cara a mi, me mira con ojos de venganza y se la mete entera en la boca. Empieza a comer la polla de mi Amo con gran ansia, mientras la pelirroja comienza a lamerle los huevos. Se empiezan a turnar para meterse su polla o los huevos en la boca y de vez en cuando le miran a él para decirle con los ojos lo felices que están por hacerle esto. Comienzo a llorar, no lo puedo evitar, y mientras lo hago vuelvo mi cara al público y veo sus sonrisas mirándome a mi y no a la escena que tienen delante. Realmente soy yo la distracción, no ellos. Y entonces lloro todavía más. Recuerdo las palabras del hombre, que no podía dejar de mirar y vuelvo la cabeza hacia la escena que tengo en frente. Las dos mujeres sigue comiéndose la polla de mi Amo con ganas mientras, como pueden, están intentando quitarse los trajes de doncellas que llevan. Cuando los dejan caer en las rodillas dobladas mi Amo las hace levantarse, lo que aprovechan para apartar la vestimenta. Quedan las dos con unos sujetadores de media copa, un liguero, medias hasta la mitad del muslo sujetas con el liguero y los zapatos de tacón alto. Reconozco que están preciosas y son cuerpos de exposición. Tetas grandes y erguidas, culos pequeños y bien puestos, piernas esbeltas, cinturas estrechas...

Comienzan a desvestir a mi Amo y cuando terminan aparece los dos hombres de antes con dos potros con ruedas que ponen cerca de mi, recogen las ropas tiradas por el improvisado escenario y se vuelven a ir. Mi Amo coge a cada una de las mujeres y las hace ponerse boca abajo cada una en un potro con la cabeza en mi dirección. También veo la cara de mi Amo pero todavía no se ha dignado en mirarme desde que esta allí. En la parte de abajo de cada potro hay unas esposas donde mi Amo ata a cada una de ellas de las manos y los pies. Quedando sus culos y coños para lo que quiera mi Amo. No me había dado cuenta de una caja negra que había en el fondo del escenario, hacia la cual mi Amo se acerca después de esposarlas y saca dos consoladores. Se acerca a las mujeres y comienza con la pelirroja a comerle el coño y el culo, la saborea y la moja. Veo como la pelirroja comienza a tener cara de querer correrse, de lujuria. Mi Amo esta así un rato hasta que le mete uno de los consoladores en forma de polla y lo enciende. Luego repite el mismo proceso con la morena. Tras esto, se acerca a sus cabezas y empieza otra vez a meter su polla en sus bocas, alternando una vez en una, y otra vez en otra. Se que las mujeres comienzan a tener orgasmos lo que hacen que quieran comerle todavía con más ansias la polla a mi Amo. Yo comienzo a llorar de nuevo, noto como las lágrimas me resbalan por la cara y caen por mis tetas, bajo la mirada un segundo y veo que todo el rimel y la pintura se me ha corrido porque las lágrimas son negras en mis pechos. Debo tener un estado lamentable. Vuelvo a mirar al público y veo como algunos se están masturbando y casi todos mirándome a mi. No puedo dejar de llorar.

Cuando vuelvo la cabeza veo a mi Amo como se agarra la polla y descarga su rica leche en la cara y la boca de la morena, la cual cuando termina me mira y me sonríe. Siento como se me esta rompiendo el corazón. En lugar de rabia u odio hacia las dos mujeres sólo siento soledad y vacío en mi interior.

La morena le limpia la polla a mi Amo con la boca tras lo cual él se dirige hacia sus sexos para  quitarles el consolador. Los vuelve a dejar en la mesa y esta vez coge unas pinzas que les va poniendo en los pechos, los cuales caen por los laterales del potro. Luego coge otras pinzas y se las pone en los labios mayores de los coños. A continuación, coge una pala de la caja y comienza a azotarlas, pero no como castigo, sino como camino para alcanzar el éxtasis. Tengo delante las caras de las dos preciosas muchachas y están desencajadas por la lujuria. Yo sigo llorando, es lo único que puedo hacer. Después de un largo rato, mi Amo deja la pala. Ya tiene la polla tiesa de nuevo y empieza a meterle no se si por el culo o por el coño, su polla a la morena. La cara de ella esta desencajada y veo como al poco alcanza un gran orgasmo entre gritos. Luego veo que mi Amo se vuelve hacia la pelirroja y empieza a metérsela también, esta vez creo que por el culo por la expresión de ella. Pero mi Amo se la mete toda y al rato la chica comienza a gritar igual que la pelirroja. Mi Amo entonces la saca y empieza a meterla y sacarla por los distintos agujeros de las dos mujeres. Entonces coje el culo de la pelirroja lo agarra con fuerza y empieza a embestirla rápidamente, con saña, y en ese momento es cuando me mira, lo veo entre lágrimas. Sus ojos me traspasan, veo su lujuria y su deseo en su mirada. Sigue embistiéndola con fuerza sin dejar de mirarme hasta que se corre y entonces si cierra los ojos e inclina hacia atrás la cabeza recreándose del momento.  Yo sigo sin parar de llorar. Cuando termina, la saca y se la da a la morena para que se la limpie. Después las desata y las da un beso a cada una, como hace conmigo siempre, eso me duele en el alma.

Aparecen los dos hombres de antes para recoger los potros y tanto ellos como las chicas se van del escenario. Mi Amo se acerca a mi, yo sigo arrodillada, con las manos a la espalda. Debo tener toda la cara negra de mis lágrimas porque mis tetas están muy sucias del maquillaje. Se que no puedo desviar mi mirada de la suya. Entonces, comienza a mearme delante de todos los espectadores. Agacho la cabeza y cierro los ojos y siento su líquido caliente por mi cabeza, cara y tetas.

-          Levanta la cabeza, abre la boca y bébetelo.

Lo hago, levanto la cabeza y cuando abro mi boca noto como el chorro de orina salpica dentro de ella y comienzo a tragarlo. Es caliente y amargo. Para terminar vuelve a dirigir el chorro a mi cara. Me siento humillada, vacía, devastada por dentro. Siento que no soy nada sin el reconocimiento de mi Amo.

Cuando termina se agacha y me dice al oído:

-          Lo has hecho muy bien, preciosa. Estoy muy orgulloso de tí, de mi sumisa. Pero prepárate, mi perrita, porque la próxima vez vas a participar.

Y no puedo evitarlo, sonrío.

Xana{A_m}