Regreso y a la vez sorpresa inesperada
Una joven disfruta de un fin de semana apoteósico.
Regreso inesperado
Se acercaba la hora de la cita, ya estaban totalmente arreglados y dispuestos para deslumbrar, era la pareja más guapa que iba a tener la cena, según su hija, ellos estaban muy orgullosos de su hija y la querían con locura, pensaban cada momento si no sería mejor quedarse con su hija en lugar de dejarla la noche del sábado y el domingo a solas, aunque también pensaban que a sus 18 años ya sabría defenderse en los asuntos caseros, tenía un poco de miedo a salir sola a la calle, además de que el lunes tenía un examen de matemáticas.
La joven siempre les decía lo mismo, que ya "era mayorcita" y que Troll, su gran danés, la protegería en caso de que algo fuera de lo normal ocurriera. De eso estaban seguro los padres, el perro era muy cariñoso con su hija, constantemente la seguía para todos los sitios donde se encontrara, también pensaban hacerle un día un gran favor al animal, porque asomaba con bastante frecuencia la punta de su pene, con forma de salchicha rojiza.
Llegada la hora, se perfumaron lo justo y necesario, con un par de besos se despidieron de su querida niña ya casi mujer.
Su hija les dio un efusivo abrazo a ambos, celebrando con un baile del vientre la marcha de sus progenitores cuando salieron por la puerta, corrió hacia la ventana para volver a despedirse con la mano, cuando cruzaron la esquina para ir hacia el garaje de su auto, ya estaban lo suficientemente lejos volvió a cerrar la ventana, amenazaba lluvia, se metió para su habitación y rápidamente conectó su equipo de música, puso como fondo sonoro para ambientarse música con melodía erótica.
Mientras oía la música se acercó a la cocina y tomó un tarro de miel del anaquel. Este iba a ser el mejor fin de semana, estaba dispuesta a darse el gran lote, Troll no dejaba de perseguirla allá por donde iba y sus pezones estaban duros, como si hubiera salido de una ducha fría.
Así que, preparada como estaba y lo tenía todo bajo control, se iba desprendiendo de sus prendas lentamente hasta quedarse desnuda, al perro no le hacían falta muchas instrucciones, simplemente se abrió de piernas y con los dedos se embadurnó todo su sexo por fuera y por dentro, abriendo los labios y llenándose entera la vagina hasta donde sus dedos se lo permitían, mientras con la otra mano se acariciaba el clítoris, lo pellizcaba suavemente y lo volvía a acariciar, así hasta que llegó su primer orgasmo de la noche, entre los espasmos que daban sus piernas, pensando en el miembro que iba a hacerla mujer ese mismo fin de semana.
En otro punto de la ciudad, los padres estaban tratando de poner en marcha el auto, algo ocurría que no terminaban de poner el contacto.
Tras la primera corrida proporcionada por sus propios dedos, se echó a descansar un rato, así con las piernas abiertas, a punto de quedarse adormilada de puro gusto, de repente baja de su nube, porque siente algo caliente en su entrepierna, son los lametones que está dándole Troll en todo el centro de su coño, sabía muy bien cual era su cometido, al estar la cama alta, lo tenía enseñado a que lo máximo que podría hacerle era pasarle la lengua por su vagina, ella había presenciado como montan los machos perros a sus hembras, y conocía muy bien el tamaño de la polla de Troll, la tenía bien palpada, pues hacía meses que le daba buenas mamadas a ese miembro animal y se le había corrido en la boca en varias ocasiones, siempre lo hacía vestida, no quería que nada más allá ocurriese, excepto hoy.
Se relajó y ayudó a su perro a que acomodase bien adentro la lengua, abriéndose los labios vaginales con ambas manos para que el mojado miembro bucal del perro entrase y tomase cada rincón de su chocho, así el perro podía lamer desde su culo, que también le gustaba, hasta el pimpollo de su clítoris, que la enloquecía, y como Troll le obedecía cuando quería, ella le aplicaba su dedo en dicho puntito, hasta llegar nuevamente al climax con las lamidas del animal, hoy era un buen festín el que se iba a dar, así que señaló al perro su clítoris de tal manera que no terminaba de correrse una vez, cuando sentía próxima la siguiente corrida, así que se corrió en múltiples ocasiones en pocos minutos.
Sus gemidos ya se empezaban a escuchar más fuerte que su música ambiental.
Los padres continuaban en su intento de poner en marcha el coche, ya con la chaqueta quitada, estaba el padre intentando ver si le ocurría algo al motor, pero parecía que todo iba bien, volvía a intentarlo de nuevo sin cejar en su intento...
Después de sus varias corridas, pensó que ya era hora de darle de nuevo un premio a su Troll que tantas satisfacciones le había dado en sus últimos meses, y sobre todo, en estos últimos minutos, que se había corrido más que nunca.
Preparada como estaba, se incorporó de la cama agachándose, tomó la funda del pene de su perro y comenzó a hacerle una paja en condiciones, de esas a las que ya tenía acostumbrado a Troll, en poco tiempo, la pequeña salchicha rojiza se convirtió en una dura barra, del tamaño de un antebrazo y comenzó a darle mamadas desde la base hasta la punta, durante el tratamiento que le daba a la polla de Troll, notaba que pequeños chorritos le salían del mismo extremo del miembro animal, hacía tiempo creyó que es que se corría constantemente y al principio lo dejaba a medio terminar, hasta que llegó el día que el tratamiento fue largo y expulsó largos chorros blanquecinos, y ese era su propósito de hoy, hacer que el perro le diera esos chorros... pero... en el mismo fondo de su boca.
Despacio recorría el largo miembro, y despacio se lo fue introduciendo en su boca, con lamidas lentas y algunas rápidas, sentía que el perro hacía movimientos de follar, en ese agujero que le estaba proporcionando tanto placer, a veces, no tenía que moverse, el perro lo hacía todo, después de varios minutos en los que sacaba la lengua, se le saltaban las lágrimas, en alguna ocasión de esa mamada tuvo una arcada, en otra sintió que el pene le traspasaba la campanilla, después de varios minutos mamando, sintió el brotar de la leche del perro en su misma garganta, fueron cinco largos chorros los que llenaron al final su estómago, no pudo hacer gran cosa, el peso de Troll se lo impedía, algunas gotas se le salieron por los agujeros de la nariz.
Los padres, en el garaje, estaban a punto de volver a casa, estaban desesperados, pero concluyeron con que llamarían a un amigo a que viniese a recogerlos, así fue, todo volvía a la normalidad. Cuando pasaron bajo la ventana de su casa, vieron luces y también sombras en la casa de la vecina, por lo que pensaron, menudo festín se va a pegar la putona de la vecina hoy, seguro que ha subido a más de tres con los que follar sin parar.
En ese instante la que estaba descansando del festín era la hija con Troll, ella saboreando las últimas gotas de semen perruno y el perro lamiéndose todo su miembro mientras se le escondía en su funda.
A continuación se volvió a la postura inicial de cuando el perro le lamió la vez primera de hoy y Troll volvió de nuevo a las andadas, no le hacía falta miel ni nada dulce para el manjar que estaba dispuesto a probar por vez segunda. Ella volvió a abrirse de par en par las piernas, estaba dispuesta a disfrutarlo entero y nuevamente llegaron las lamidas y las entradas de lengua y las múltiples corridas, al lamerle los labios y el clítoris.
Al poco tiempo, relajada como estaba disfrutando de su perro y su lengua, comenzó a escuchar los aullidos de la loba de su vecina, cuando estaba follando siempre hacía lo mismo, gemir a gritos, en ese instante la estaban haciendo disfrutar, pues no paraba, eso calentó a la solitaria joven, que escuchaba a través de la pared, "¡...métemela... y que... se quede dentro... como hacen los perros..., sin sacarla durante... un buen rato...!", eso despertó su instinto animal, que estaba a punto de poner en marcha la gran idea que tenía para hoy.
No dudó un minuto, desnuda como estaba, tomó un poco de aceite corporal y se lo untó en todo su sexo, tomó a Troll y comenzó a hacerle una buena paja de nuevo, cuando el pene del perro recuperó la textura que a ella le gustaba, se puso en posición, y esperó a ver qué ocurría, iba a ser su primera vez, pero todo lo tenía estudiado, aunque desconocía por completo la fuerza de Troll y que cuando comenzara, no iba a dejarla así como así, sino hasta el final.
El perro, que sabía muy bien este cometido también, levantó sus patas delanteras pasándolas por la cintura de Aixa, se acercó a su entrepierna y después de varios intentos, comenzó a meter la punta en el sexo de la joven, cada embite que le daba le gustaba más, hasta que cambió un poco la postura abriendo las piernas, agachó el trasero y de un fuerte golpe le partió el himen que casi lo tenía partido de tantas veces como se había masturbado, en principio le sorprendió el dolor, se quedó casi sin respiración y las lágrimas les chorrearon por la cara, pero cuanto más se movía Troll, estaba más encantada de lo que sentía, entre gemidos y casi gritos, se miró a sus bajos y vio que unos chorros de sangre habían fluido de su vagina, era su virginidad rota, le había caido por las piernas, también vio un bulto que no había visto antes en su perro.
El perro no dejaba de moverse y ella estaba loca de contenta con tantas veces como se había corrido, ya estaba empezando a cansarse tras tantas corridas cuando siente más duro el miembro de su perro en su interior, sabía que eso le ocurría siempre que se iba a correr, así que se preparó para sentir el líquido caliente en sus entrañas, lo que no esperaba era que en breve el perro le iba a meter la gran bola que se le pone en la base, y así fue, en breves segundos, de un embite más fuerte, el perro le destrozó por completo el chocho al pasarle con la bola sus labios, dio un grito, al mismo tiempo de dolor y de placer, sentía los cálidos chorros de su perro llenándola, tras unos segundos inmóvil, el perro se dio la vuelta continuando pegado a su sexo, ella pensó que por fin se le iba a despegar, aunque seguía sintiendo los chorros de semen, aunque más flojitos.
Intentó dar un par de pasos pero se dio cuenta que no podía despegarse de Troll, que estaba encantado con tener una perra tan buena, comenzó a preocuparse, no sabía lo que eso iba a durar, tras estar pegados durante aproximadamente veinte minutos, empezó a aflojarse el miembro de Troll y salió con cierta calma del coño de su amante humana.
Así pasó la noche durmiendo como hacía mucho que no lo hacía, no sintió ninguno de los polvos que su vecina se echó con sus tres acompañantes.
Comenzó a despuntar el alba, había dormido tan plácidamente que despertó temprano, no conseguía volver a dormir, al poco tiempo escuchó a su vecina gemir, de nuevo follaba con alguno, o con los tres al mismo tiempo, de sus amigos.
Escuchar a vecina tan prometedora la calentó sobremanera y empezó a caminar por la casa para que la siguiera Troll, a ver si quería también darle un poco de alegría a su cuerpo animal.
Como los instintos no se pueden evitar, Troll, al verla desnuda acercó su hocico a la entrepierna y sus respiraciones terminaron de despertarle el calentamiento que ya empezaba a sentir. Tenían todo el día por delante, y como ya sabía lo que pasaba si el perro la follaba, no quería arriesgarse y pensó que lo mejor sería dejarse follar por la mañana, así los padres no sospecharían nada ni habrían imprevistos.
Tomó de nuevo su miel, su aceite corporal, jugaron juntos y se untó el aceite bien para que el perro pudiera entrar sin piedad en su suave y resbaloso coño.
De mientras, los padres decidieron volver antes a casa para intentar arreglar el coche y asistir al día siguiente al trabajo con su vehículo, el mismo compañero que los trajo a la fiesta, los volvió a llevar a su garaje.
Para ese momento, se había colocado en posición de perra caliente, y Troll comenzó a follarla sin conseguir atinar las primeras ocasiones, hasta que por fin acertó del todo, de un buen empujón el pene volvió a atravesar las puertas de la vagina de la perra-mujer, por lo que dio un primer grito de sorpresa, después gemía cada vez más alto de placer, el perro se movía, algunas veces lentamente, otras veces muy rápido, a menudo se le salía el miembro y debía volverlo a meter.
Así durante un rato largo y varias corridas por parte de ella, el perro metía cada vez más miembro en su interior, sentía como recorría su vientre la punta, desde sus labios hasta lo más cerca de sus ovarios, recreaba en su mente por donde iba tan largo miembro, llegado el momento, de un fuerte empujón, el perro hundió nuevamente su bulto, esta vez le hizo el nudo mejor que la primera vez, se escuchó un sonido como si descorchara una botella de champán, no dejó nada de aire dentro del coño de su perruna mujer.
En el garaje, por fin, el padre consiguió poner en marcha el auto y volvieron para casa a descansar de la fiesta que habían tenido la noche anterior. Subiendo las escaleras escuchaban los gemidos de su hija mientras era follada por su perro, pero no sospecharon lo más mínimo, simplemente pensaron en la libertina de su vecina, que algunos fines de semana no paraba de hacer el amor con varios.
Mientras tanto su hija estaba encantada de sentir los chorros de semen llenándola por dentro, no dejaba de gemir de placer, sabiendo que no se despegaría de su macho todavía en varios minutos.
Al poco tiempo, un sonido le hace callarse, pero parece que no es nada, se calmó un poco y esperó a que el perro aflojara el nudo que le había hecho, al rato notaba que el perro no aflojaba su nudo, empezó a preocuparse, ya llevaban más de veinte minutos pegados, comenzó a tirar y nada, no había manera, de mientras, los padres estaban observando el espectáculo en silencio, alguna vez habían sospechado y al fin la habían descubierto, su hija era tan querida por su perro puesto que le daba cariños demasiados fogosos.
En postura tan comprometedora no pudo hacer gran cosa cuando se dio cuenta de que tenían espectadores, y se puso a llorar, el perro no se despegaba ni por asomo, así que la calmaron, después de llamarla varias cosas subidas de tono y le intentaron ayudar calmando a Troll para que se relajara.
Cuando por fin se desabotonaron, la madre vio el miembro del perro, y la puso a cien, sacaron al animal de la habitación y trataron de calmar a la joven, la limpiaron bien por las piernas, aún le quedaba un pequeño reguero de sangre, muestra de la pérdida de la virginidad y encontraron el resto de gotas en algún punto cerca de la cama, con mucho semen perruno.
Ese día la perdonaron, esa noche, los padres, follaron como locos, teniendo pensamientos... muy bestiales.