Regreso de un paseo encabronado y bien abierto

Me aleje de él escocido, irritado y dolorido, camine hasta mi casa donde todos duermen, volví a la cama donde duerme mi mujer, aprovechando para comerle el coñito y continuar por follármela con tantas ansias, ¡como lo han hecho conmigo horas antes... uuuffff!!”.

Regreso de un paseo encabronado bien abierto y con ganas

Antes de nada, disculparme por mi retraso a la hora de publicar mis experiencias, todo retraso debo achacarlo a este confinamiento que me tiene demasiado atareado. Pero debo de agradecer tantos a aquellos que me leéis como los que me ponéis un comentario, ya sea al portal de www.todorelatos.com como a mí email personal, pues por vosotros me dais animo a continuar.

Bueno intentare no irme demasiado por las ramas, comenzare a contaros una de mis muchas experiencias, vale. Mirad, hace ya varios años de esto, lo que a continuación os voy a contar me ocurrió en plena vacaciones veraniegas, vacaciones que las solemos coger por el mes de agosto en Chipiona, municipio situado en la provincia de Cádiz. Bueno como os he dicho, pasábamos este mes de vacaciones, mes que, aunque íbamos a descansar de esto poco, pero bueno lo importante será que íbamos en familia. También era un poco para arreglar nuestra situación, pues llevábamos unos meses de pelea en pelea, no siendo otra que la discusión de cada día, no siendo otra que la de utilizarme solo para cuando ella quería, pues no deja de decirme eso de…

  • “Es que tú nunca te cansa”.

No siendo mi culpa, pues lo que me gusta a la hora de comenzar es los preliminares, cosa que a ella no tanto, pues entre caricias, besos, muerdos a lo largo de todo su cuerpo, especialmente en cuello o senos y finalizar en practicarle sexo oral… para entendernos en comerle el coñito. Cosa que se me da de miedo, pues siempre acaba con su orgasmo, pasando el turno a metérsela y cabalgar encima, debajo, detrás y como a ella se le ocurra, buscando ella mi orgasmo. Orgasmo que a veces viene y en otras tarda un poco más, pero cuando no me viene no es porque no me guste follar con mujeres, sino porque ella se muestra demasiado fría, cosa que en vez de excitarme me hace que se me prolongue.

Pero bueno, nuestra pelea no es solo por ese motivo u otras, sino que cuando duermo, soy de esos que ronco y a veces según mi mujer demasiado, cosa que en esos casos mi sueño es profundo. Os voy a contar lo que me hace según ella, pues en cierta ocasión en medio de una de nuestras tantas peleas, coge y me explica con todo detalle lo que hace, aunque luego se dio cuenta y me pidió disculpas, cosa que la verdad no la perdone. Bueno, os voy a relatar lo que ella me conto, según ella… yo roncaba como era habitual, cansada de darme patadas o ponerme almohadas sobre la cabeza, acabo por aprovecharse de la situación. Primero se cerciora que mi sueño es profundo, luego coge y tira de la sabana hacia abajo, continuando por bajarme el bóxer, toma mi miembro que tras masturbarlo un par de veces, coge y me la pone dura… uuummm!!.

Viendo que protesto y hago muecas de satisfacción y algo más… se detienes, continuando por inclinarse e introducírsela dentro de su boca, comenzando a chupármela durante un buen rato, aunque en otras ocasiones hace un 69, donde a pesar de dormir, coloca su coñito húmedo en mi rostro o sobre mi boca mientras me la come. Tras un rato se detiene, colocándose encima y tras tomar mi miembro, ella misma se la introduce hasta los mismos genitales, comenzando a cabalgar hasta que se viene, no deteniéndose y busca que me corra, cosa que según me dice que logra tras una mamada. Luego me limpia, me coloca los calzoncillos y se gira, quedándose dormida y según ella, mis ronquidos desaparecen. Pues precisamente a raíz de esta confesión, discutimos y aunque no deje de hablar de pensar sobre nuestra relación, cosa que ella no dejaba de decirme…

  • “No piense cosas raras, deja de valorar tonterías, sé que he hecho cosas mal, pero tú tienes la culpa, acabando por sugerirme al verme la cara… que me marchara a dar una vuelta”.

Cosa que hice y que, por su rostro, di por hecho que no se lo creía. Me vio como sustituía la vestimenta de estar en la casa por prendas para salir, colocándome pantalón corto, suéter y unos mocasines, luego simplemente me despedí. Mientras mi mujer me soltaba…

  • “En serio te marchas, pero tu as visto la hora que es”.

Respondiéndole…

  • “Vamos a ver, si he seguido tu consejo, salgo a que me de el aire, además no es muy tarde, no son más que las diez y media, no me digas que ahora te preocupo”.

Volviéndome a decir…

  • “Vamos José… no me seas crio, solo te lo dije para que te calmaras, no me seas tonto”.

No echándole cuenta… salí, salí sin dirección alguna, simplemente me marché a pasear, deseaba aclarar la mente tras lo sucedido, no deseaba quedarme y volver a discutir. Como he dicho, comencé a caminar calle abajo sin dirección alguna, no tenía en mente donde ir, ya que era andar por andar, pues como he dicho necesitaba poner mis pensamientos en orden y las ideas claras. De una de las calles salí al paseo, camine por este hasta llegar a Regla, deseaba continuar y apartarme del bullicio, continúe caminando hasta que llegue al Santuario y monasterio de Ntra. Sra. de Regla (lugar que fue en su tiempo un antiguo Castillo-fortaleza).

Continúe caminando hasta que el paseo llego a su fin, continuando por la pasarela de madera. En un momento dado presentí como si me siguieran, pensé en un momento dado que quizás fuera mi mujer, cosa que me gire a modo de cerciorarme, abandonando la idea al ver como a un par de metros caminaban una pareja, y tras de esta a un par de metros, caminaba un hombre. Hombre que llamo mi atención por su altura y que fumaba, hombre que fue el culpable que me volviera a girarme hasta en dos ocasiones más. Pues pensé…

  • “Porque coño está fumando este, si nos encontramos en una zona de vegetación y encima esta, está casi toda seca”.

Continúe caminando metido en mis pensamientos, bueno eso y contestando los WhatsApp de mi esposa, pues no dejaba de disculparse y de decirme que volviera, no dejando de decir que las cosas también podríamos resolverlo en la cama. Sugiriéndome el ponerse prendas atrevidas y la utilización de algún juguete, cosa que al ver mis negativas esta acababa por mandarme fotos con esas prendas puestas, e incluso videos de como jugaba con algún que otro consolador. Pero la verdad, yo no estaba para mucho, mi ánimo como mi moral estaban por los suelos, y como he dicho, no estaba para nada y menos para echar un polvo.

Pero estaba más atento del paisaje que otra cosa la verdad, disfrutaba del paseo y de la noche, cuyos cielos abiertos era una manta de estrellas, contemple el paisaje de maleza, pase por varios cruces de maderas que daba la posibilidad mediante puentes de madera llagar a la playa. Aun así, continúe, no importándome si a ese paso podría llegar a la playa de las Tres piedras, dándome cuenta por los letreros que me iba adentrar en una zona de protección del Dominio Público Marítimo-Terrestre. Seguí por las pasarelas, cuyo transito longitudinal desemboco en una estructura que está a mí parecer abandonada, estructura que es el Centro de Interpretación El Camaleón. Sigo y dejo esta atrás, divisando a no mucho otra estructura de madera, esta es más parecida a una parada de autobuses, pero con más mierda. Aunque no es muy aconsejable pararse, cogí y lo hice, encontrándome a un hombre que estaba echado sobre la barandilla, hombre de aspecto mayor que por sus pintas podría decir que es de la zona, este nada más verme llegar, llamó mi atención…

  • “Perdona que te moleste, pero tienes fuego”.

Cosa que tengo ya que mi mujer fuma y me gusta llevar mechero, tras hacerle saber que llevo, cogí y me acerque a darle lumbre a su cigarro. Cosa que tras encenderlo y este darle una calada, acabo por agradecérmelo e invitándome a un cigarro, tras denegar su ofrecimiento, fui a continuar con mi paseo, cuando este me dijo…

  • “No te vayas… espera, dame algo de compañía hasta que me termine el cigarro, además tienes cara de querer hablar, y ya que estamos te podría satisfacer yo”.

Lógicamente no estaba por segundas, pero acepte su ofrecimiento a quedarme allí con ese hombre, hombre de cerca de los sesenta y pocos años, cuya altura no pasaría el metro setenta, algo delgado e incluso encorvado y de piel entre tostada y rojiza. Comenzamos a hablar, preguntándome por mi presencia por aquellos parajes a esas horas, respondiéndole al principio con rodeas, pero al final y tras pedirle un cigarro. Momento en que paso ese otro hombre que caminaba tras la pareja de entonces, hombre muy alto y corpulento, cuyos cabellos me fijo ahora mejor y da la sensación que debe de ser militar, pero lógicamente por un corte de pelo no debemos de tomarlo todo. Este se detuvo a nuestra altura, nos miró y tras ver a ese abuelete fumar, cogió y nos pidió…

  • “¿Cuál de vosotros me podría dar un cigarro?, bueno y sino es mucho pedir… fuego también”.

Contestándole el hombre mayor…

  • “Cigarro puedo darte yo, pero este chico te puede dar fuego”.

Cosa que hicimos, dándole este el cigarro y yo claro este fuego. Momento que, al encenderlo, me vuelvo a fijar en él, como antes mente me pareció alto y el fijarme ahora, aprecie que debía de pasar del metro noventa. Como dije… era corpulento, pues su cuerpo aparenta pesado quizás diría más decir… fornido a pesar de su camisa holgada, cuerpo que quizás lo haya desarrollado por el trabajo en el campo o quizás militar, opción que no descarte. Hombre de cabellos canosos y abundante a pesar de su edad, edad que rondaría los cincuenta y tantos quizás, piel tostada por el sol que te hace pensar que hasta podría ser pescador. Mirad no quisiera ser descortés, pues, aunque uno de ellos se me presento por su nombre… Manu, cosa que yo me referiré a él como el abuelo, quizás más por sus rasgos, bueno y dicho esto, continuare. Precisamente cuando el abuelo, sacándome de mi trance, cogió y me soltó…

  • “Bueno chico, no me ibas a contar lo que te ha ocurrido con tu mujer”.

Comencé a contarle sin importarme que estos eran unos totales desconocidos, conté mis infortunios, mis frustraciones e incluso intimidades conté…

  • “Pues he salido a pasear solo cansado de discutir con mi mujer, pues no es por otra causa que, sobre nuestra relación sexual, donde solo me utiliza a su antojo, aprovechándose y utilizándome solo para el sexo, como si yo fuera un objeto que la satisfaga”.

Ellos se mantenían callados y me observaban, dándome cuenta como el cincuentón no dejaba de mirarme por detrás, sensación que me hizo ponerme nervioso, pero al mismo tiempo me imagine que podría ocurrir. Miradas que no cesaron y menos cuando se me acerco, tanto que note su brazo derecho pegado al mi izquierdo. Pero aquellas miradas se hicieron demasiado descaradas, miradas lasciva, transmitiendo lujuria, miradas lo decían todo. Fue en esos momentos en que estos hablaban de sus experiencias con sus conyugues, cuando me quede pensativo, cuyos pensamientos me hizo recordar aquellas experiencias, experiencias en las que predominaban sobre aquellas caminatas de la Playa de Punta Candor hacia Rota (Cádiz).

Cuya caminata caminas a lo largo de la orilla y la vista la pierde hacia las dunas, dunas que veo como algunas parejas y da igual el sexo sube por sus lomas, parejas que desaparecen tras llegar a lo alto. Desaparición que me hace pensar, pensamientos que se transforman en curiosidad… mi mayor temor, pues fue mi primera vez que subí a lo alto de esta, subí en busca de una pareja de chico y chica. Pareja que cuando llegue a la loma los perdí, pero fueron sus jadeos y gemidos los que me llevaron, gateando me acerque hasta la maleza que los cobijaba. Pareja desnudos amándose, pareja que lo que me enseñaron estaban mejor que cualquier revista porno, pude ver con claridad como desaparecía una polla en la boca de una mujer, cosa que no me era raro. El morbo y la situación, te hacen hacer cosas que no piensas, como el de bajarte el bañador para poderme masturbar mejor, momentos en que en pleno placer no presta atención, menos cuando se me acerca un maduro para poder ver también.

Pero bueno que se me va la cabeza a otra cosa, bueno como os he dicho las miradas de estos me hicieron excitarme, tanto que se me notaba incluso a mí mismo por la torpeza a la hora de hablar, o quizás fuera las caladas que di a uno de sus cigarros. Pero la verdad es que la situación lo decía todo, el lugar y las miradas, cuyo morbo iba en aumento, quizás más cuando comenzamos a hablar de sexo y de mujeres. Pero no deje de mirar sobre todo al cincuentón, no deje de mirarlo de reojo, quizás más cuando este cogió y tras intercambiar su cigarro de la mano derecha a la izquierda, cogió y me rodeo con su brazo derecho, quedándome callado… uuummm!!.

El abuelo nos miraba con descaro, mirada que note como cuando podía se magreaba su entrepierna, sintiendo como se iba elevando la temperatura corporal… uuuffff!!. Sentí como la mano derecha del cincuentón caía por mis hombros hacia mis nalgas, como iba deslizándose por mi espalda, transmitiéndome como un latigazo de escalofríos que me hizo estremecer… uuummm!!. Momentos en fui a moverme a modo de poderme apartar, pero mi movimiento solo hizo que este alojara su mano en mis nalgas, sensación que me hizo detenerme, quedándome inmóvil mientras este magreaba mis nalgas, deslizándola primero una y continuar por la otra… ooohhh!!, como si tal cosa no hubiera nadie… uuummm!!.

Cosa que el abuelo envalentonándose cogió y se puso derecho, aprovechando por dirigir su mano hacia mi entrepierna, apretando primero mi miembro y aunque no estaba dura, cosa que este noto. Comenzó a apretar mi miembro y magrear mis genitales, mientras con su otra mano acariciaba mi pecho… uuummm!!. Siendo el cincuentón quien, poniéndose derecho y dirigiéndose hacia mí, soltó…

  • “No es buen sitio quedarnos aquí, ¿Qué te parece si nos vamos a otro lugar?”.

No llegue a contestar cuando el cincuentón cogiéndome del brazo tiro de mí, dejando al abuelo con una cara de sorprendido que no esperaba, quizás menos yo. Tiró de mi como si yo fuera un chiquillo, diciéndome que caminara por la pasarela, caminata que caminamos al menos cinco metros no más, deteniéndome y tras hacerme inclinar, acabo por ayudarme a bajar de la pasarela hacia el terreno de arena. Me fije que habíamos salido a medio camino, pero antes de dejar atrás la pasarela mire por debajo de la barandilla hacia el apeadero, descubriendo a no muy lejos el abuelo caminar.

El cincuentón me indico unas malezas no muy lejos, me condujo a una zona donde a pesar de la vegetación, teníamos la iluminación de un cielo abierto y estrellado. Tras llegar a la maleza y caminar un par de pasos, este no perdió el tiempo, cogió y sin esperármelo tiro de mi suéter hasta sacármelo por la cabeza, tirándolo hacia un lado. Fueron segundos el tiempo que me soltó el cinturón, desabrocho el botón de mi pantalón y bajo la bragueta, tirando de mis pantalones y calzoncillos hacia abajo, descalzarme y sacarme las prendas por los pies. Estaba anonadado, no esperaba tan rapidez, no me dejo ni tan siquiera quitarle yo alguna prenda, me vi en menos de un par de minutos totalmente desnudo ante este desconocido, mientras este permanecía vestido.

Me entro miedo la verdad, no esperaba encontrarme de esta manera… al menos tan pronto, pensé en encontrarme algo, pero con algo de tacto o que se yo. Este me miro, cuya mueca sonriente mostraba en su cara lujuriosa, me miraba al tiempo que se me acercaba, mientras yo intentaba cubrirme con mis manos. No me preguntéis el motivo, quizás miedo.

Cogió el cincuentón y se quitó su camisa holgada, observando como de razón tenía al ver ese corpulento cuerpo, comenzando con sus grandes manos a magrear mi cuerpo, pellizcar mis tetillas que estaban duras, no eran para menos pues entre el miedo o la misma excitación. Cogió e intento besarme cosa que rehuí sus labios, viendo que no me gustaba, condujo sus labios hacia mis orejas, chupándomelas e introduciéndome su lengua por dentro de esta… uuummm!!. Momentos que no perdí el tiempo, pose mi mano sobre su miembro… uuuffff!!, aquello estaba duro como un mástil… uuummm!!, comencé a magrear su dura polla, llegando hasta el capullo y a pesar de la tela de su pantalón, deslice la yema de mi dedo gordo por su glande… ooohhh!!.

¡Mientras esté con sus manos magreaba tanto mis nalgas, miembro, pecho como espalda… uuummm!!, di por hecho que no debió de importarle que le hubiera rechazado el beso. Pero vi su venganza cuando dejo mis orejas más que limpias, deslizo sus labios hacia mi cuello… ooohhh!!, viendo como me estremecía sus besos, lamidas o muerdos… ooohhh!!. Soltando…

  • “Joder, mira cómo te enciendes, ¡ni que fueras una chica… uuummm!!”.

No dejo de besar cuello, descendiendo hacia mis hombros e incluso pecho, volviendo a ascender para volver a descender… uuuffff!!, pero no fue precisamente solo esto lo que me encendió, sino el sentir de esos gruesos dedos se deslizaban entre mis glúteos, e intentar penetrar mi orificio sin éxito… ooohhh!!. Fue mi mano dentro de su bragueta como tallaba su miembro lo que le hizo actuar, mano que tiro hasta sacarla de su bragueta, para que este sacará su polla del interior de su pantalón… uuummm!!. Miembro bastante grande pero no tan grueso, miembro que me dejo volver a cogerlo al tiempo que sacaba algo del interior de uno de los bolsillos de su pantalón.

Volví a sentir ese dedo deslizar por entre mis glúteos, dedo que uno en vez de dos presiono mi orificio, dedo que me arranco un grito ahogado de placer al entrar… ooohhh!!. Sintiendo como me follaba con ese dedo sin comprender el cómo, ¡dedo que entraba y salía hasta su nudillo… ooohhh!!, aprovechando este su oportunidad para besarme, labios que no rehusé y que entregue hasta mi lengua… uuuffff!!. Soltándome…

  • “Coño que apretado que estas, menuda follada que te voy a dar”.

Cuando fueron dos en vez de uno, me escuche a mí mismo sorprendido al decirle…

  • “Fóllame ya… fóllame, o déjame que te la coma”.

Fue cuando sus manos en mis hombros me presionan, obligándome a arrodillarme, momento que me dio por mirar hacia un lado y descubrir a ese abuelete, abuelo cuya polla tenía en mano y se masturbaba… uuummm!!. Volviendo yo a lo mío, tome el miembro del cincuentón, comenzando a masturbarlo lentamente ayudándome con mi otra mano en magrear sus genitales… ooohhh!!. Mirándome este y decirme…

  • “Tú de nuevo tienes poco… uuuffff!!”.

Arrodillado me lleve su glande a mi boca, glande que deslice como tanto me gusta por los labios, separando un poco estos y que su capullo entre lentamente, mientras este gemía y suspiraba… aaahhh!!. Trague su polla lentamente hasta sentir arcadas y sentirla en la campanilla, sacándola para dedicarme a sus genitales, lamerlos e intentar introducírmelos dentro de mi boca, pero estos eran del tamaño de una pelota de tenis o quizás algo más grande… uuummm!!. Polla que disfruté y que hice que este disfrutará… uuummm!!, deje sus genitales y volví por su grueso y venoso tronco hasta su glande… ooohhh!!. El cincuentón se dedicaba a pellizcar mis pezones y acariciar mis cabellos, acabando por oprimirme más de una vez mi cabeza a modo de tragármela por completo, cosa que me dejaba en este estado durante minutos… ooohhh!!.

Y con ganas de más cuando me aparto de mala manera, sacándose del interior del bolsillo de su pantalón un condón, tras colocárselo cogió y me indico que me pusiera que me iba a penetrar. Siendo yo quien me incline, sintiendo este como me sujetaba por la cintura al tiempo que su otra mano conducía su miembro. Notando su glande en mi orificio, presiono un poco y sentir como este me entro, ¡soltando al mismo tiempo gemidos y suspiros…

  • “Ooohhh!!... uuuffff!!”.

  • “Uuummm!!... ooohhh!!”

  • “Aprieta… joder aprieta... aaahhh!!”.

Fue lentamente entrando y saliendo, sintiendo cada centímetro dentro de mí, sintiendo como a veces intentaba buscar mi boca, no permitiéndome que me masturbara, pues me decía…

  • “No te toques… eso es para tu mujercita, ¡tienes que volver a casa cargadito para que no piense que has estado con otra… uuuffff!!”.

Y cuando comenzó a embestirme con fuerza… uuummm!!, una aparición hizo que aminorara las embestidas, aparición que no era otra que la del abuelo, persona que con cautela fue acercándose hasta que acabo por ponerme su gruesa polla en la boca… uuummm!!. Me vi insertado como un pinchito, cuyo pollon de no más de diecinueve centímetros me insertaba, mientras se la comía al abuelo, cuya edad mantenía aun dura esos dieciséis centímetros de pura carne… uuuffff!!. No dejaron ni un momento de soltarme lindezas, no dejaron de insultarme y de hacerme sentir como su puta sumisa… aaahhh!!.

Ignoraba la hora que era, sencillamente en esos momentos estaba disfrutando, viendo como ese semental corpulento me daba tales embestidas que me dolía la próstata. Y cuyos sonoros gritos nos hizo saber que se había corrido, tras sacarla fue el abuelo quien me la metió, ¡pollon que me dolió mas por el grosor… aaahhh!!. Abuelo que me follo a pelo por no tener condón, y que me hizo disfrutar mientras se la comía al cincuentón, notando que no iba a durar mucho más y decirme…

  • “Voy a correrme en nada… uuuffff!!, me dejas que te preñe… uuummm”.

Y cuando me escucho decirle que sí, fue este quien, tras unos minutos tras unas fuertes embestidas, comenzó a convulsionarse mientras descargar dentro de mí, quedándose este quieto… ooohhh!!.

Y aún recuerdo, como mientras este sacaba de mi interior su flácido miembro, levantaba la mirada y viendo sorprendido como ese cincuentón, me mostraba como estaba otra vez dispuesto. Mi negativa a ser penetrado de nuevo fue inútil, intenté zafarme apartándole y e intentándolo apartar, pero vez que es inútil cuando me coge y como un pelele me hace doblegarme. Tomándome nuevamente a malos modos me tomo, soltándole al otro…

  • “Coño con el mariconazo, mira como se le ha puesto… se ha empalmado… ja ja ja”.

  • “A este son de esos que le gusta que le zarande y que lo utilicen, esta putita seguro que es un poco sumisa”.

Mientras me embestía pude ver que había otros dos mirando, otros de edad similares e incluso podría jurar que uno de mi edad, aquel me penetraba con fuerza, como si llevara meses sin hacerlo y desquitarse conmigo… ooohhh!!. Volviéndome a soltar…

  • “Sé lo que quieres, pero por esta noche te contentaras con nosotros, ¡no vamos a dejar que más nadie te toque o te monte… uuuffff!!”.

  • “Sé que deseas que otros aprovechen la postura, sé que anhelas otras pollas en tu boca, o que ansías que se turnen para montarte, pero… no, no vamos a dejar”.

Y tras una serie de embestidas, acabo por sacarla de mi dolorido orificio, ¡sacándola con furia para insertármela en la boca y descargar… uuummm!!, acabando por tragar y limpiarle la polla… ooohhh!!. Una vez terminado, nos intentamos asear mediante su pañuelo y algo de saliva, nos vestimos y salimos juntos de allí. Me acompaño hasta el Santuario de Regla, caminata que no dejo de manosear y magrear mis nalgas en todo momento, y tras la despedida, acabo por soltarme…

  • “Te espero dentro de dos días y a la misma hora en el apartadero, vente preparado que quizás te folle a pelo y preñe, vale”.

Me aleje de él escocido, irritado y dolorido, camine por el paseo hasta mi vivienda, donde tras llegar lo primero que haces es ver si duermen, continuando por darme una ducha y limpiar cualquier evidencia de mi infidelidad. Volviendo a la cama donde duerme mi mujer, observándola mientras le despojo de sus braguitas, aprovechando que duerme para comerle primero el coñito… uuummm!!. Continuando por follármela con tantas ansias como lo han hecho horas antes, despertando para decirme medio dormida y con rostro de lujuria…

  • “Vengativo… uuuffff!! como vienes… aaahhh!!, voy a dejar que salgas más a menudo y que me cojas así… ooohhh!!... uuuffff!!”.

Bueno, no me enrollo más, espero que os haya gustado tanto como a mí recordarla, espero vuestros comentarios. Mi email es (claro está, todo junto)… jhosua 1974 @ gmail . com