Regreso a clases
Lo que puede pasar cuando nos encontramos a una bella dama en la puerta de la escuela.
La primera vez que la vi fue en San Cosme, llevaba una falda algo corta que dejaba ver sus perfectas piernas, que nacían de una cadera amplia y de nalgas bien paradas, además no llevaba medias, lo que dejaba ver el color dorado de su piel, sus pechos eran pequeños pero bajo esa blusa blanca se antojaba besarlos y morderlos, no es muy bonita pero con la estatura que tiene es más que suficiente (yo mido 1.73 y ella 1.70 mts.).
Estábamos en las compras de uniformes para nuestros hijos y la plática empezó casi sin querer, - Que relajo se hace en estas fechas, ¿verdad? - hice este comentario como para mi solo - Cierto, sobre todo cuando los niños cambian de escuela, como el mío - respondió hacia mí con una leve sonrisa, por mi parte le comenté - a mi hija la acabo de cambiar a la escuela... - (no pongo el nombre por razones obvias) - ¡qué casualidad!, a mi hijo también lo inscribí ahí, es buena escuela, ¿no? - me respondió con entusiasmo, se notaba que no conocía a nadie que tuviera a sus hijos ahí - es bastante buena, por eso me decidí a inscribirla ahí, me dicen que hay buen nivel académico y bastante disciplina - seguí con mi comentario - así que espero que salgan con buenas calificaciones los 2 - traté de darle confianza incluyendo a su hijo para ver si conseguía más datos acerca de ella - eso espero, lo apunté ahí porque me queda cerca y me la recomendaron bastante, así que por eso tomé esa decisión - empezaba a conseguir datos vagos, así que decidí ir directamente al grano - ¿por dónde vives? - inmediatamente me respondió - aquí en la calle de... en el número... tienes tu casa - rápidamente memoricé la dirección y le di la mía, además le di mi tarjeta de presentación y le dije que me podía llamar al celular a cualquier hora, se despidió de mí con una gran sonrisa y me prometió llamar pronto, me quedé viendo como se iba y pensé en que si pudiera tener ese hermoso cuerpo en mis manos, la haría gozar como nunca.
Cuándo había perdido las esperanzas de que me llamara porque ya habían pasado 3 días, sonó el celular y escuché su voz - ¡Hola!, ¿A que no sabes quien habla? - fingí no reconocerla - la verdad no sé, ¿quieres decirme tu nombre? - la voz se notó un poco enfadada - pues habla Yolanda, nos conocimos en los uniformes, ¿ya te acordaste? - no pude seguir con la broma y le dije riendo - claro que me acuerdo, eres de las pocas personas que nunca se olvidan, ¿cómo estás? - se notó el cambio en la voz, ahora era alegre - muy bien, gracias, te llamo para ver si me puedes acompañar a comprar la liste de útiles, si no es molestia - terminó en tono de súplica - para ti tengo todo el tiempo del mundo, ¿en dónde nos vemos? - pensé que si llevaba falda podría ver esas fabulosas piernas de nuevo - estoy en mi casa - no la dejé terminar - paso por ti en 15 minutos, ¿de acuerdo? - la voz sonó ahora alegre - te espero en la puerta, no tardes.
Salí como loco en mi carro, no quería que se me escapara esa oportunidad, llegué en menos de lo que habíamos acordado, ella ya me estaba esperando, y para mi decepción traía puesto un pantalón de mezclilla, eso sí, muy ajustado y hacía resaltar aquel par de columnas que la sostenían, bajé del auto y le abrí la puerta caballerosamente, subí por el lado del volante y pregunté - ¿hacia dónde nos dirigimos? - con voz de travesura me dijo - hacia donde sea, ¿en donde están los libros? - como de rayo contesté - hay una librería en la que dan descuentos a los alumnos de la escuela, además ahí puedes encontrar todos, ¿quieres ir ahí? - ella sonrió y dijo - mientras más rápido los compre, más tiempo tenemos para platicar, decide... - no quise perder más tiempo, tomé por el camino más corto y llegamos en pocos minutos.
De nuevo en el auto, al terminar las compras, seguimos platicando como si fuéramos amigos de toda la vida, Yolanda estaba feliz porque su lista estaba completa, así que me invitó a tomar algo a su casa - has sido muy atento conmigo, nunca pensé hallar a alguien así - me dijo sonriendo al tiempo que me hacía una caricia en la mano - no me des las gracias, lo hago con gusto - continuó con las caricias - es que desde que mi marido se fugó con otra hace poco más de 2 años, he tenido que luchar yo sola para salir adelante - este era el dato que me faltaba, ¡no tiene marido en casa!. Me lancé a fondo - pues estoy a tus órdenes, en cualquier cosa que necesites, lo que sea - ella se apenó un poco y maliciosamente dijo - ¿lo que sea? - sin pensarlo mucho puse mi mano derecha en sus piernas y las empecé a acariciar - espero poder darte todo lo que te haga falta: compañía, apoyo, caricias, besos... - no me dejó continuar, dándose vuelta hacia mí, me besó en la boca aprovechando el alto del semáforo, su lengua sabía moverse dentro de mi boca - ya sé que es lo que necesito, apúrate a llegar a casa - dijo con algo de excitación en la voz.
Al entrar a su casa, me puso de espaldas a la pared y me plantó otro beso, solo que éste era más apasionado, al mismo tiempo pegaba su cuerpo al mío, empecé a mover mis manos por aquellas hermosas nalgas, las sentí bastante firmes, se notaba que le gustaba mantenerse en forma, la pegué a mi miembro y ella correspondió con unos leves jadeos que me hacían excitar, ella pasó sus manos hacia mi pantalón y comenzó a abrirlo rápidamente, sin detenerse sacó mi pene y lo chupó de una forma exquisita, se notaba que no había hecho el amor en mucho tiempo, continuó chupando hasta mis bolas y bajó el pantalón hasta mis tobillos, le quité la blusa y el brasierre, dejando al descubierto esos pechos pequeños pero antojables, hice que se levantara para poder besarlos con placer y sentí que eran tersos y bastante firmes, sus pezones comenzaban a crecer por mis caricias y los empecé a morder, primero suavemente y después con fuerza, al grado de marcar mis dientes en su piel, Yolanda continuaba con mi caramelo en las manos y no daba señas de soltarlo, su excitación estaba llegando al máximo y sin soltarlo, con la otra mano se quitó la poca ropa que faltaba, volvió a mamarlo y dijo con la voz entrecortada por el placer - ¡hazme tuya! Quiero sentirte dentro de mí - la llevé a la sala y la puse en la orilla de un sillón, se la empecé a meter muy despacio, quería que sintiera cada milímetro de mi macana, que ya estaba parada a toda su extensión, Yola movía su oso peludo hacia delante, para recibirme dentro de ella, cuando sintió que mis bolas tocaban sus nalgas, comenzó a moverse frenéticamente, alternando los movimientos rotatorios con los de adelante y atrás, siguió así hasta que sentí su orgasmo, el cual me lubricó mucha más el pene, sentí un placer enorme cuando ella se puso en la posición de perrito, casi gritando dijo - ¡Métemela de un solo golpe en mi culo!. ¡Destrózame toda!, ¡Soy tuya! - sin perder tiempo me puse un condón y la complací, le enterré toda la reata hasta el fondo, Yola se retorcía entre el placer y el dolor pero no quiso que se la sacara, seguí montándola por varios minutos más hasta que logré que se viniera por segunda vez, cuando sintió que mi explosión de placer estaba cerca, me dijo - quiero que me eches toda tu leche en mi osito, solo por encima, no quiero nada adentro, luego me lo mamas y me besas - terminó casi sin aliento. Como no pude aguantar por más tiempo, saqué mi miembro de aquella apretada y caliente cueva, al sentir que me salía, Yola me sacó el condón y se acostó boca arriba para recibir el torrente de semen en su triángulo negro, me dio unas leves mamadas y me masturbó, y cuando sintió que mi cuerpo se tensaba, puso el pene en la dirección correcta, me vine como nunca sobre ella, la leche cubrió todo su sexo y sin dejar que la calentura se me bajara, le mamé toda su cueva, cupé sin descanso hasta que se vino nuevamente, después ella me acercó a su boca y compartimos el sabor de nuestra pasión hasta que no quedó nada.
Cuándo desperté era la entrada la tarde, Yolanda seguía acurrucada junto a mí, me despedí de ella con un tierno beso en la boca y le dije - espero que ahora si tengas alguien en quién confiar - me interrumpió poniendo su mano sobre mis labios y dijo - no solo confío en ti, desde ahora quiero ser solo para ti, y lo digo en serio, ¡solo tuya! - continuó - me hiciste vibrar como no lo hacía desde hace mucho, eres la pareja que necesito, por favor no me dejes, quiero tenerte aunque sea en forma compartida - quería decir que me sentía igual que ella pero no me dejó hablar - no quiero que cambie esa forma de ser que tienes, me gusta como me tratas, me encanta como haces el amor y llenas plenamente esta mujer hambrienta de amor y placer, voy a hacer todo lo que me digas y te obedeceré ciegamente en lo que sea, tienes en mi una esclava - concluyó, para saber hasta dónde estaba dispuesta a llegar le pregunté - ¿te gustaría hacerlo en trío - ella respondió con el rostro lleno de felicidad - es lo que más anhelo, explorar sobre la sexualidad y conocer lo que me enseñes - vi que estaba dispuesta a todo, así que en mi próximo relato se los describiré ampliamente.
Don Pato
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