Regreso a casa (capítulo 5: Encuentros)
Seguimos avanzando en la historia de este pueblo, donde Rafa pretende encontrarse a sí mismo, porque la vida se compone de eso: de muchos encuentros... Y desencuentros
La discoteca estaba ese día particularmente llena, debido a una fiesta de una conocida bebida que daba regalos por distintos retos a realizar entre participantes. De todas formas, teniendo en cuenta que era la única discoteca en diez kilómetros a la redonda, no debía de hacer mucha promoción para congregar cada fin de semana a una cantidad ingente de personas agolpada en cada una de las zonas de baile.
La zona disco de verano era la más transitada en esta época, tanto por el calor, como por el espacio ajardinada que permitía a las parejas escabullirse de las miradas curiosas… A Verónica y a Maite les gustaba esta zona, sobre todo, porque podían bailar tranquilamente sin el agobio de la gente que había en la zona interior y podían disfrutar de un mojito, su bebida preferida, en el chiringuito que había en el exterior.
En ese momento, las dos estaban en la barra pidiendo su bebida, mientra sonaba una canción de Rihanna por los altavoces; los chicos de la pandilla preferían estar dentro donde sonaba potente música dumbstep y pendientes de las pruebas para conseguir los regalos promocionales.
- Oye, nena, al final no me has contado bien lo de tu primo.- dijo Maite alejándose un poco del ruido cercano a una de las gigantescas columnas de sonido.
- ¿Qué tengo que contarte?- preguntó Verónica que no sabía por donde iban los tiros.
Maite hizo el gesto relativo al tamaño de la polla de Rafa que unas horas antes había hecho Vero.
- Jajaja… Pues ¿que más quieres que te diga? Sólo lo vi un momento desnudo; tampoco era cuestión de que me pillara allí mirando.- relató Vero chupando de la pajita que había en su mojito.
- ¡Pues es lo que le faltaba! Tiene morbo, es guapo, simpático y. además, va bien armado, jaja…
- ¿Simpático? ¿Y tú que sabes? Si has hablado dos minutos con él…- dijo riendo Verónica.
- ¡Mira la petarda! O sea que de lo de “morbo” y “guapo” no dices nada, ¿no?
Verónica sonrió al ver que había sido pillada por su amiga, por un momento pensó en la descripción que había hecho su amiga de su primo Rafa… Morbo tenía, era verdad; guapo, no se podía negar que fuera y esas pintas de desaliñado con clase que le daban un atractivo especial. Pero lo que más había llamado la atención de la descripción que Maite había hecho era lo de “simpático”: esa era una cualidad que no describía con exactitud lo que Rafa le ofrecía… Tan pronto era atento con ella y tremendamente cariñoso, como después se mostraba distante al no aceptar sus invitaciones para ir con ella a algún sitio.
La posibilidad de que se estuviera montando la historia ella solita la aterraba; en su vida, sólo había vivido una relación con Tomás y, aunque fue muy adulador con ella hasta que la consiguió, no mostraba las mismas formas que Rafa.
- ¡Nena, despierta!- la zarandeó Maite para volverla a la realidad.- Y respira, hija, que te has bebido el mojito de un solo sorbo…
- Maite, ¿tú crees que me estoy equivocando?- dijo con cara de preocupación.
- ¿Equivocando? ¿En qué?- dijo Maite arqueando las cejas.
- Con Rafa… No sé, su actitud me tiene acojonada…
- Pero nena, ¿qué pretendes? ¿Qué un tío como tu primo caiga rendido a tus pies? Además, ¿qué actitud? ¿hay algo que no me has contado?
Verónica creyó que lo mejor era sincerarse con su amiga; ¿en quien más podía confiar en un caso así? Maite, viendo la expresión de la cara de su amiga, intuyó que sí había algo importante que no le había contado; así que, cogió a su amiga de la mano y la llevó a la zona ajardinada de la terraza de verano donde había algunos bancos para sentarse.
- ¿Y bien?- rompió el hielo la amiga de Verónica.
- Es que no sé muy bien que pensar, tía…- trató de ordenar sus ideas Vero, antes de empezar a hablar.- Me confunde un montón su actitud conmigo; tan pronto parece que me está tirando los tejos, como de repente se aleja como si le quemara estar conmigo…
- Pues hija, si no me explicas las situaciones, tengo que decirte que la única que parece tirarle los tejos eres tú…
- ¿Yo? Pero, ¿qué dices?- dijo algo molesta la prima de Rafa.
- A ver, ¿empezamos? El otro día, ¿Quién fue a casa de tu abuela para recoger el pan?
- Yo, pero tía, ¿eso que tiene que ver con mi primo?
- ¡Coño, Vero! Que siempre te haces la remolona en la cama para no tener que ir, o me llamas para no ir sola…- aclaró Maite riendo.- Y está vez te plantaste allí sola, curiosamente el día que tu primo estaba allí…
- Pero no fue por eso, fue por…
- No digo que lo hicieras solo por él, pero fue un aliciente…
Verónica guardó silencio mirando a los ojos a su amiga; aquel día en particular no pensaba en buscar a su primo, pero puede ser que Maite tuviera algo de razón.
- ¿Seguimos?- rió muy segura de sus argumentos, Maite.-¿Quién lo insistió en que viniera a los billares con nosotros, cuando él se negó?
Nuevo mutis de Vero, que esta vez no tenía ninguna excusa: había sido ella la que, acobardada en un primer momento por la actitud de Tomás al conocer a Rafa, había reculado para luego decirle a su primo que le “encantaría que la acompañara”.
- Y espera guapa, que hay más…- añadió Maite, muy metida en su papel de inquisidora.- Después te plantas, otra vez, en casa de tu abuela porque le habías dicho que irías a verlo y, tras verlo desnudo en la ducha, le insistes en que venga al parque a verte…
- Bueno, no fue exactamente así…- dijo Verónica dispuesta a sincerarse del todo.
- ¿Ah no?- preguntó incrédula, Maite.
- No se lo dije; le dejé una nota encima de su cama diciéndole que íbamos a estar en la discoteca, aunque sabía que no le gustaba, pero que antes estaríamos en el parque por si quería que nos viéramos.
- Espera… Espera un momento… ¿Le dejaste una nota en su cama?- dijo sorprendida Maite mientras posaba su mano en la rodilla de su amiga.
- Sí…- dijo avergonzada Vero, que sabía que ese matiz no hacía sino reforzar la teoría de su amiga.
- O sea, que le ha quedado claro que, aún sabiendo que lo podías pillar durmiendo en la cama, subiste para hablar con él, ¿no?- rió Maite que disfrutaba viendo la cara de su amiga.
Maite abrazó a Vero, porque veía que a ésta la situación le estaba superando a cada momento; cogió su cara con ambas manos y le dio un beso en la nariz, como solían hacerse entre ellas para darse ánimos.
- Mira, nena… Relájate… No pienses en lo que pueda o deba pasar; está claro que te gusta tu primo y, si no es muy tonto, se habrá dado cuenta hasta él… También tienes miedo de que un día te levantes y ya no esté en el pueblo…
Esa idea no se iba de la idea de la cabeza de Vero; ¿estaba dispuesta a entregar su corazón, sin saber si era correspondida y sabiendo que en cualquier momento se marcharía de su lado?
- Sólo te digo, que hace tiempo que no te veía tan ilusionada con nadie y me alegro de que Rafa esté aquí, para sacarte de tanta tonterías… Y si además te echa un polvo, que falta te va haciendo, pues mejor…
- ¡Pero serás cerda!
- Oye, guapa, que la que ha hablado del tamaño de su rabo, no he sido yo, ¿eh?
- Jajaja… Anda, vamos a pedir otro mojito…
- Sí, y como tu primo no ha querido venir que le den, Vero… Vamos a pasarlo bien que hay miles de tíos deseando de pasar un rato con nosotras.
- ¡Síiiiiii!- gritó Verónica levantándose y bailando con Maite mientras se dirigían a la barra de la zona de terraza.
Mientras las chicas se acercaban al camarero, sonaba por los altavoces la canción “Born This Way” de Lady Gaga :
It doesn't matter if you love him, or capital H-I-M/
Just put your paws up/
'Cause you were born this way, baby
(No importa si lo amas, o si es tu prioridad/
Sólo pon tus garras arriba/
Porque naciste así, cariño)
- ¿Cómo va esto? ¿Cuánto más bebas más regalos te llevas?- preguntó Oscar al portero, al que conocía mirando el cartel que anunciaba la fiesta a la entrada de la discoteca.
- Algo así… Hay pruebas y ese rollo pero, básicamente, quien más beba más posibilidades tiene…
- Joder, Rafa… Yo bebo, tú juegas…- sonrió Oscar mientras daba un codazo a su amigo que se estaba liando un cigarro en la puerta.
- A mi no me líes, jajaja…
Los dos chicos estuvieron viendo el ambiente que había en la puerta de la discoteca; muchos coches aparcados con música a un volumen que rivalizaba con el de la propia discoteca, y algunos grupos de gente haciendo botellón allí. Rafa oteó el ambiente para ver si, a simple vista, podía encontrar a su prima Vero:
- Tranquilo, tío, no está aquí.- dijo Oscar que pareció adivinar lo que Rafa buscaba.- Ellos suelen entrar directamente: Tomás y sus amigos les mola lo de ver tías y beber con la música a toda hostia…
Rafa sonrío y asintió complacido por la explicación de su amigo, que estiró su mano para que le pasara el cigarro.
- Dame el cigarro, que entremos ya tío, que quiero una copa…
- Vale, vale, jaja…
Entraron a la disco, una vez apagado el cigarro, y la música ensordecedora hizo que Oscar tuviera que subir el tono para que Rafa lo escuchara:
- Primero pedimos la copa y, luego, si quieres buscamos a tu prima…
- No, no… Hemos venido a tomar unas copas, y si nos encontramos a Verónica bien, y si no pues no pasa nada…- dijo Rafa acercándose al oído de su amigo para no tener que gritar.
- Jajaja… ¡Eres el tío más raro y pasota que he visto en mi vida! ¿Hemos venido hasta aquí para que pases de ella?
- No voy a pasar de ella, Oscar… Pero las cosas llevan su tiempo; yo no he venido a lanzarme a ella. Está con sus amigos y no quiero incomodarla.
- Vamos, que pasas de ella…- rió el amigo de Rafa, haciendo señales para que fueran hacía la barra para pedir algo…
- Oye, tío… Sólo te pido que no se te ocurra decir nada de lo que te he contado respecto a mi prima…
- ¡Tío! ¿Crees que soy gilipollas? Eso es cosa tuya, yo me limitaré a mirar…- dijo Oscar que se giró para la barra, pidiendo dos copas de la bebida patrocinada sin consultarle a Rafa.
Oscar cogió las dos copas, ofreciéndole una de ellas a Rafa que la recogió riendo al ver el extraño color que tenía la bebida que le habían echado al whisky.
- Tú sabes que algo que tiene el mismo color que la bilis que potas, no puede ser bueno, ¿verdad?- dijo Rafa enseñando a trasluz el color de su bebida.
- No sé, pero nos dan esto, que para algo servirá, jaja…- contestó su amigo enseñándole dos tarjetas de un estridente color rojo.
Rafa cogió una de ellas para leerla; era un especie de vale para participar en alguna de las actividades, con opción a conseguir premios promocionales.
- Joder, esto parece una feria en vez de una discoteca…- dijo Rafa devolviéndole la tarjeta a Oscar.
- Bueno, da igual… Nosotros vamos a tomarnos una copa, que ya se ve que lo nuestro no es lo de bailar.- dijo su amigo guardándolas en su bolsillo.- Oye, hablando de bailar, ¿qué coño hacías hablando con Brenda?
- Bueno, estuvimos charlando un rato: me preguntó que de donde era, que qué hacía por aquí…
- No me jodas, ¿si?- dijo sorprendido Oscar.
- Sí, no es mala tía, sólo hay que saber tratarla…
- ¿Saber tratarla? ¡Que es puta, Rafa! ¡pu-ta!- deletreó Oscar riendo.
- No es puta; es bailarina erótica… ¿Tú la has visto subir con algún cliente?
Oscar negó con la cabeza, un poco abochornado; quizás uno de sus mayores defectos estaba en prejuzgar a las personas.
- Además, sólo estaba hablando con ella… No me importa si es prostituta o no.
- Ya, ya… Pero echa para atrás por su actitud; es un poco borde…
- Bueno, el problema que tiene es que su trabajo hace que los tíos la traten como un trozo de carne…
- Normal también, ¿no? Te recuerdo que baila desnuda en una barra americana, jaja
- Sí, sí, eso no ayuda nada, jaja…- rió Rafa con el matiz de Oscar.
Oscar pidió otras dos copas de ese extraño brebaje, aguantando las protestas de Rafa, y entre risas se guardó las fichas en un bolsillo.
- Oye, Rafa… Hablando de trozos de carne… Mira quien hay ahí…- dijo su amigo señalando al fondo de la sala donde entre un montón de gente aplaudiendo.
Rafa miró hacia donde le indicó Oscar; se podía escuchar, a duras penas debido a la música de la sala, un murmullo y aplausos… Entre todo ese follón identificó a Tomás que alzaba las manos riendo, mientras sus amigos lo abrazaban.
- Vamos, esto no me lo pierdo…- dijo Oscar avanzando hacía el lugar dejando atrás a Rafa.
Cuando llegaron se dieron cuenta que era una de las pruebas del concurso de promoción; la actividad era un concurso de pulsos y Tomás acababa de ganar a otro de sus contrincantes… Al acercarse lo suficiente y meterse entre el grupo de personas que rodeaban la actividad podían observar una mesa preparada donde se sentaban los contendientes.
En ese momento, Tomás se sentaba en su sitio mientras su rival ya lo esperaba… “Joder, un concurso de pulsos en una discoteca…” pensó Rafa con una sonrisa en los labios. Tomás cogió el brazo del otro corpulento chico y, a la señal del speaker, empezaron el pulso mientras los decibelios de los gritos de la gente subían.
Oscar entre el griterío dio unos golpecitos con el codo a Rafa que lo miró; señalándole con la barbilla al otro extremo del circulo de espectadores… Allí estaba su prima Verónica con su amiga Maite viendo el enfrentamiento. Por un momento, vio como Vero miraba el pulso, sin haberse percatado de que él estaba allí. Sonrió al sentirse de nuevo encandilado por el gesto alegre que tenía aquella chica; las dos cogidas del brazo saltaban animando a Tomás, aunque quien parecía llevar la voz cantante era Maite, con su prima acompañándola pero con una mirada un poco pasota sobre lo que hacía su ¿novio?
Distraído como estaba observando a su prima Verónica, se asustó al escuchar al juez gritar el fin del pulso, habiendo ganado Tomás de nuevo. Sus amigos volvían a abrazarlo mientras el speaker le entregaba otro regalo promocional, en este caso una camiseta.
“Última ronda y último regalo disponible: un MP4 para escuchar tu música favorita”- anunció el speaker por el micrófono- “ya sabéis: dos participantes, tres vales, y un premio… ¿Quién juega?”
Los amigos de Tomás le entregaron, enseguida, tres fichas que el chico entregó al speaker, anunciando que ya había un candidato… Oscar de nuevo golpeó con el codo el costado de Rafa que lo miró sabiendo lo que pretendía. Su amigo tenía tres fichas en la mano y una sonrisa en la boca.
- Es el destino, tío, jajajaja…- rió Oscar mientras Rafa negaba con la cabeza.
“¿Nadie es capaz de participar? Parece que puedes llevarte el regalo sin tener que enfrentarte a nadie…” -decía el speaker hablando a través del micrófono con Tomás, que reía con aires de autosuficiencia y sus amigos lo animaban.
Rafa miraba a su prima que intentaba esconderse tras Maite para evitar las dedicatorias de Tomás; el chico levantaba la manga de su camiseta hasta el hombro para enseñar su bíceps y lo besaba, provocando las risas de sus amigos.
Nuevo codazo de Oscar que seguía con las fichas en la mano, esperando respuesta de su amigo.
- No tienes huevos…- le susurró su amigo al oído para que lo escuchara sobre el bullicio de los espectadores.
Rafa volvió a mirar a su prima; después miró a Tomás que seguía con sus gestos grandilocuentes… Respiró hondo, se recogió las rastas en una coleta y estirando la mano abierta hacia Oscar:
- Vale, dame esas putas fichas…
A Verónica no le gustaba estar dentro y la razón era, sobre todo, que odiaba las aglomeraciones de gente; pero Maite había insistido en entrar cuando Raúl, uno de los amigos de Tomás, les dijo que éste estaba participando en el concurso de pulsos.
No puede decir que no le hicieran gracia las demostraciones de testosterona de su ex, porque era una forma graciosa de pasar el rato; como el macho que marca el territorio frente a su hembra… Y lo que más odiaba es que siempre solía ganar, lo que lo hacía más creído. Allí estaba pensando en sus cosas, sabiendo que volvería hacerlo: ganar y sentirse el centro de atención.
- ¡Madre mía! Vero, ¡te vas a morir!- la zarandeó Maite para volverla a la realidad de lo que pasaba en aquella mesa rodeaba de personas.
En ese instante en la silla de contrincante de Tomás se estaba sentando su primo Rafa; por un momento, le pareció que el corazón le latía tan rápido que iba a darle algo.
- ¡Hostia! ¡Hostia!- no paraba de repetir Maite emocionada por lo que se avecinaba.
“Ya tenemos los dos rivales: Tomás Gimeno y Rafa Guzmán… Es la hora de la verdad; aguanten la respiración, amigos…” -gritaba el speaker provocando a la gente a chillar más todavía, por un estúpido concurso.
- Hombre, primito , ¿tú por aquí?- dijo Tomás con aires chulescos al reconocer a Rafa.
- ¿Qué tal tío?- contestó Rafa estrechando su mano de forma afable lo que rompió los esquemas del provocador de Tomás.
Verónica, aunque no podía escuchar las palabras entre ellos, sonrió al ver como la actitud calmada de su primo contrastaba con Tomás; Rafa trataba del mismo modo a todos y eso hacía que se sintiera más atraída por él.
- Nena, se te cae la baba…- rió Maite mirando a su amiga.
- Cállate, tía…- dijo riendo Vero, sabiendo que era verdad.
“Bueno, vamos a empezar… ¿Están preparados los dos contendientes?” -preguntó el speaker cuando ya estaban los dos sentados en sus sillas.
Tomás hacía gestos de estiramientos y gritaba dirigiéndose a sus amigos, mientras Rafa se limitaba a poner el codo sobre la mesa, en la posición inicial del pulso… Por un momento, miró a la zona donde estaba su prima y sus ojos se encontraron: Rafa sonrió y le guiñó un ojo, dejando a Verónica con cara de alucinada.
- Nena, lo retiro… Tu primo te está tirando los tejos…- dijo Maite tan alucinada como su amiga.
El speaker empezó a relatar: “En posición…¿Preparados?... 3…2…1…y… ¡YAAA!
Fueron menos de dos segundos lo que el dorso de la mano Tomás tocó de un golpe seco con el tablero ante el empuje de Rafa; en dos simples segundos, Rafa le había ganado el pulso y Tomás no se lo podía creer.
Los amigos de Tomás guardaron silencio pero el resto de la gente chilló por la sorpresa de un pulso que había durado centésimas de segundo. Rafa le levantó de la mesa y se acercó al speaker:
“¡Ya tenemos ganador del MP4! Ahora pedimos un abrazo entre los contrincantes, por favor”
Rafa se acercó a Tomás que, levantándose de la mesa y ante la sorpresa de Maite y Verónica, chocó la mano de su contrincante con una sonrisa en la boca.
- Enhorabuena, tío… Joder que fuerza tienes…
- Ha sido suerte y que tú estabas cansado de los otros pulsos.- se justificó Rafa, sabiendo que a los tíos como Tomás le vienen mejor los elogios que a él.
“Y aquí tienes tu premio…” -dijo el speaker entregándole el MP4 con un colgante a Rafa, mientras alguna gente aplaudía y Oscar se acercaba a él para abrazarlo.
Rafa cogió el colgante y dándose la vuelta se dirigió a su prima Verónica que lo observaba aún alucinada.
- Buenas noches, primita…- dijo Rafa sonriendo y poniéndole el colgante con el MP4 a su prima alrededor del cuello.- Esto es para ti…
- Gra…Gracias…- tartamudeó Vero, en cuyos oídos se repetía la frase de su amiga: “Tu primo te está tirando los tejos”
- Bueno vamos fuera a tomarnos algo, ¿no?- interrumpió Oscar tirando del brazo de Rafa.- ¿Os venís?
- ¡Claro que sí!- dijo Maite en voz alta y tirando también del brazo de Vero que no era capaz de apartar los ojos de su primo.
- Nos tomamos otra copa…- dijo Rafa dirigiéndose a su amigo Oscar.- Pero, ni de coña, otra de esa mierda…
- Joder, encima que le regalan un MP4 a tu prima… Jajaja.- dijo acelerando el paso con Rafa detrás
Un poco apartadas pero detrás de ellos se quedaron las dos amigas, que iban en silencio hasta que los chicos se alejaron lo suficiente.
- Nena, quita esa cara de tonta que te falta nada más el cartel de “encoñada”
Verónica sonrió y cambiando su cara, cogió de la cintura a su hiperactiva amiga.
- ¿Nos tomamos una copa con ellos?- dijo Vero, sorprendiendo a la propia Maite.
- ¡Esa es mi niña!
Después de tomar dos copas, Verónica estaba más desinhibida que de costumbre y era capaz de mostrarse mucho más cariñosa de lo normal tanto con Maite como con su primo Rafa; éste la observaba tratando de guardar las distancias para no llegar a hacer nada de lo que pudiera arrepentirse si no estaba bajo los efectos del alcohol.
Además estaba el tema de Tomás; Rafa no sabía si entre su prima y ese chaval había alguna relación y no quería jugársela delante de sus amigos. No era cuestión de fidelidad masculina, sino de no provocar un altercado en aquella discoteca.
- Hay algo que todavía no entiendo… ¿Sabías que le ibas a ganar a ese tío?- dijo Oscar que seguía pensando en el concurso.
- No, no lo sabía…- dijo Rafa con su sonrisa y mirando como Maite y su prima bailaban de forma provocativa a unos metros de ellos.
- ¿Y si llegas a perder?- espetó sorprendido su amigo.
- Pues se hubiera llevado un MP4, ¿no?
- ¡Vete a la mierda! ¡Claro que sabías que ibas a ganar! Menuda cara de gilipollas se le ha quedado, jaja.
- No sé, pues en el fondo no me parece mal tío…
- Sí, en el fondo… En el fondo de un pozo, puede…
- Jajaja, que bruto eres…- rió Rafa que no perdía de vista a su prima.
Mientras, Maite y Verónica dejaron de bailar para ir a pedir otro copa; al pasar junto a los chicos, Vero, sin cortarse un pelo se puso de puntillas para besar a su primo en la mejilla, en un gesto locuaz que sorprendió a todos. Y, sin esperar, a ninguna reacción por parte de nadie, cogió del brazo a Maite para seguir su camino hacía la barra.
- Joder, nena, que lanzada vas, ¿no?- dijo Maite, que se había visto superada por el gesto de su amiga.
- Bueno… Es mi primo, ¿no?- rió Vero.- Y me ha regalado un MP4…
- Sí, claro, jajaja…- asintió con ironía Maite.- Pero, debes de ir despacio, nena; él es mucho más templado que tú… No lo vayas a asustar.
- Mira, Maite, por primera vez en mucho tiempo tengo ganas de sentir, de dejarme llevar, sin importarme las consecuencias…
- Pues deben importarte; por dejarte llevar, ya viste como te fue la otra vez… Se un poco machista en esto, deja que sea él quien haga el trabajo.
Verónica miró a su amiga analizando cada uno de sus consejos; como siempre, Maite parecía una experta en cuestiones de parejas y eso que no le había conocido nunca una pareja estable.
Entonces, Tomás se acercó a donde estaban Rafa y Oscar, haciendo que Verónica se pusiera tensa; no quería que las cosas se torcieran ahora, después de cómo había empezado la noche para ella… Lo que menos necesitaba era un enfrentamiento entre Tomás y su primo. Hizo el ademán de acercarse a donde estaban ellos, sin saber muy bien lo que ella podía hacer, pero Maite la retuvo del brazo:
- ¿Dónde crees que vas? Déjalos, no va a pasar nada…
- Pero ¿y si pasa?
- Mantente al margen, nena… Que te acerques lo único que hará es que Tomás se envalentone para sorprenderte.
Verónica miró como Tomás y su amigo Raúl charlaban y reían con Oscar y Rafa, sin ningún mal gesto, lo que la tranquilizó un poco…
- Anda, vamos al baño y déjalos en paz…- dijo Maite tirando del brazo de Vero.
La chica siguió a su amiga pero sin poder evitar echar un vistazo atrás, para ver como estaba la situación… Sabía que no tenía nada de lo que preocuparse; su mirada se encontró de nuevo con la de Rafa, que al ver el gesto de preocupación de su prima, le sacó la lengua sin que Tomás lo viera. Ese simple gesto, hizo que Verónica suspirara aliviada: ahora sí sabía que no tenía nada que temer.
- Ya repetiremos algún día ese pulso…- dijo Tomás mientras daba un simpático golpe en el hombro a Rafa.
- Vale, ya lo haremos… Ya te he dicho que estabas cansado.- contestó Rafa que seguía tratando de no polemizar con aquel chico.
- Llevábamos mucho tiempo sin verte, Oscar…- dijo Tomás dirigiéndose al amigo de Rafa en esta ocasión.
- Sí, no me gustan mucho estos sitios; pero Rafa insistió en venir para ver a su prima…- soltó Oscar con media sonrisa, sabiendo que era mentira y que ponía en un aprieto a Rafa.
Tomás miró sorprendido a Rafa que no desvió en ningún momento la mirada para no hacerle creer que había algún motivo oculto, que sí lo había, en su deseo de ver a Verónica.
- ¿Nos tomamos algo juntos?- dijo Rafa para romper el incomodo silencio que había provocado la afirmación de Oscar.
- ¡Claro! ¿unos chupitos?- consintió Tomás.- pero tú invitas, que me lo debes: casi me partes el brazo.
Tomás y su amigo Raúl se adelantaron un poco hacía la barra, para ir pidiendo las bebidas, mientras Rafa se retrasaba un poco, agarrando del codo a Oscar:
- ¿Por qué coño has dicho eso?
- ¿El qué?- dijo divertido, Oscar que sabía perfectamente a que se refería su amigo.
- Lo de que quería venir a ver a mi prima…
- Es verdad, siento haber mentido…- dijo, sonriendo con ironía, Oscar.
- Sea verdad o mentira, no tenías que haber dicho nada.
- Mira tío, las cosas no son tan obvias; es lógico que quieras quedar con tu prima si llevas poco tiempo en el pueblo… No por eso van a creer que te gusta Vero…
A veces, Oscar sorprendía a Rafa con sus razonamientos; tan bruto como era para otras cosas y tenía momentos de lucidez que hacían alucinar al primo de Verónica.
De hecho ya te he dicho que no tengo ningún problema con Tomás, es buen tío… Otra cosa es que sea reprochable su actitud con las tías, pero eso no quita para que para lo demás sea mala persona.
Perfecto, pero procura no hacer más referencias a mi prima; no quiero llamar su atención.
Estás llamando más la atención cogiéndome del codo y hablando conmigo que yo con cualquier frase…
Rafa miró como Oscar le sonreía con una expresión que parecía decir: “sabes que llevo razón”; y lo peor de todo es que, efectivamente, llevaba razón.
- Que hijo de puta estás hecho…- le dijo Rafa, dándose por vencido ante la evidencia del discurso de su amigo.
- Ahora por chulo me vas a invitar a mí también al chupito… Y otro consejo de sabio de pueblo: si quieres averiguar cosas sobre la relación de tu prima y Tomás… Solo hay dos personas que te lo pueden contar: o Verónica o Tomás. Tú decides.- dijo Oscar mientras llegaban ya a la barra donde Raúl y Tomás los esperaban con la primera ronda de chupitos.
Dos rondas de chupitos y conversaciones intrascendentes dieron lugar a una cordialidad entre los cuatro chicos, que no hacían sino reafirmarle a Rafa, la opinión de Oscar de que Tomás no era un mal tío, fuera del gran aprecio que sentía por sí mismo.
- Tomás, ¿te puedo preguntar una cosa?- soltó Rafa que llevaba un rato dándole vueltas a la pregunta en su cabeza.
- Bueno, si no es muy difícil…- rió el chico mientras daba un sorbo a la copa que habían pedido ahora.
- ¿Qué hay entre mi prima y tú?
¡Zas! La pregunta sonó como una carga de profundidad, haciendo que Tomás tosiera al irse el sorbo por otro lado por la impresión. Oscar abrió los ojos como platos, porque no creía que Rafa fuera a ser tan directo: este tío cada vez lo sorprendía más.
- Bueno… No… O sea…- empezó nervioso el chico, recuperando la compostura.
- Tranquilo, Tomás… Sólo es una pregunta, por si eres novio de mi prima, saberlo…- dijo echando el brazo sobre el hombro del chico.
- No, no, no lo soy… Tío, tu prima está muy buena y, en su momento, tuve algo con ella… Pero nunca fue mi intención putearla, ni hacerle daño.
A Oscar se le escapó un amago de carcajada, que llamó la atención de los otros tres muchachos. Tomás lo miró con rencor, por si esa carcajada pudiera provocar una reacción en Rafa.
- Tío, no me jodas… Un poco cabroncete si fuiste, ¿a que sí, Raúl?- dijo Oscar refiriéndose a Tomás.
El amigo de Tomás asintió con media sonrisa.
- Joder, gracias por la ayuda, cabrones…- dijo Tomás que seguía un poco nervioso por el rumbo de la conversación.
- No pasa nada… Lo pasado, pasado está; supongo que cuando una relación no sale bien es por algo…- dijo Rafa que trataba de calmar a Tomás, una vez conseguida la información que quería.
En ese momento, llegaron a la barra junto a ellos Verónica y Maite; Maite riendo y enganchándose del brazo de Oscar, al que pareció no sorprenderle. Verónica, sin embargo, un poco a la defensiva ante la cara que tenía Tomás, bastante cortado.
- Hola primita…- le dijo Rafa cogiéndola de la cintura, y provocándole ese calor que no quería que la delatara delante de Tomás y sus amigos.
- ¡Oye! Mucho primita, pero sólo invitas a este tío y sus amigos… ¿Qué tenemos que hacer para que nos invitéis a nosotras?- dijo Maite, sin soltarse de Oscar, y sabiendo las connotaciones que tenía su pregunta.
- A mí se me ocurren un par de cosas…- dijo Tomás que aprovechó la frase de Maite, para salir del paso y volver a su actitud chulesca.
- Más quisieras, chaval… Sabes que estando aquí mi gordito, sólo tengo ojos para él.- dijo Maite refiriéndose a Oscar, lo que hizo que Rafa abriera los ojos como platos.
- ¿Hay algo que no me has contado, Oscar?- dijo Rafa, provocando la carcajada de todos y el sonrojo de su amigo.
- Bueno ¿y si mejor vamos a bailar un poco?- dijo Vero, que no estaba muy cómoda en esa situación, por mucho que Maite tratará de desviar la atención.
- Sí, Vero… Vámonos tú y yo a bailar y dejas a Rafa invitando a Maite.
La propuesta sorprendió a Verónica, no por no tener confianza con Oscar como para ir a bailar con él, sino por sugerir dejar a solas a su amiga con Rafa… ¿Le habría pedido su primo a Oscar que la quitara de en medio para estar con Maite? Lo peor, de todo es que no podía negarse, porque hacerlo la dejaría en evidencia ante su primo y, sobre todo, ante Tomás y su amigo.
- Bueno, nosotros nos vamos que nuestros colegas estarán preguntando por nosotros…- dijo Raúl, en su segunda intervención, y tirando del brazo de Tomás.
- Pues vámonos nosotros también, Oscar; a ver si en este tiempo has aprendido a bailar…- dijo Vero, tratando de aparentar normalidad y llevándose a Oscar.
En pocos segundos, Maite y Rafa estaban solos en la barra, mientras el camarero le servía otros dos chupitos que el chico había pedido con un gesto.
- Al fin solos… Estaba deseando de estar así contigo…- dijo Maite acercándose de forma provocadora a Rafa, que no hizo ningún gesto de desprecio.
- Bueno, tampoco nos hemos visto demasiado desde que he llegado…- dijo Rafa cogiéndola de la cintura.
- ¿Pero de qué coño vas, tío?- se retiró muy enfadada Maite.
Rafa se echó a reír lo que desconcertó más aún a la amiga de Verónica; ella se había enfadado al comprobar que Rafa no la rechazaba en ningún momento. Lo estaba poniendo a prueba y aquel chico había entrado al trapo; y no es que Maite le hubiera hecho ascos en otras circunstancias, pero ese chico le gustaba a su mejor amiga…
- Maite, no te enfades, pero se te veía venir…- dijo Rafa, acariciando la mejilla de la amiga de su prima.
Maite sonrió más calmada, viendo que aquel chico era bastante más listo de lo que creía; con él, su teoría de que para que el hombre no pasara frio en el cerebro, se abrochaba la bragueta, no servía.
- Bueno, vale… No has caído, pero aún así, ¿de qué coño vas?- dijo Maite cogiéndose del brazo de Rafa, como si hubiera una gran confianza entre ellos.- Media discoteca se ha dado cuenta de que le estás tirando los tejos a tu prima…
- ¿Tú crees?- dijo arqueando las cejas, sabiendo que era una aseveración un tanto exagerada por parte de Maite.
- Bueno, yo me he dado cuenta… Con eso vale, ¿no?
- No debería de valer… Prefiero que se de cuenta ella…
- O sea, ¡qué es verdad!- dijo tapándose la boca por la sorpresa.- ¡Te gusta tu prima!
- Bueno, Verónica es muy guapa…
- Cariño… ¡Yo soy guapa! Y a mí no me miras con esos ojos.- bromeó Maite.- Pero lo que te quiero decir es que qué coño haces, Rafa…
- No te entiendo…
- ¿Qué pretendes? Mira supongo que algo sabrás por Oscar.- empezó Maite.- Tú prima pasó un mal trago con Tomás y es una chica muy dada a volcarse con el tío que le guste: y ese tío eres tú…
Maite soltó eso tratando de provocar alguna reacción en Rafa; una reacción que no llegó, lo que molestó un poco a la amiga de Verónica.
- ¿Te ha mandado ella?- dijo Rafa sin dejar de mirarla a los ojos y con gesto serio.
- A lo mejor no me crees, pero no… Ella no sabe nada, de hecho seguramente creerá que me estás tirando los tejos.- dijo sorprendiendo, ésta vez sí, a Rafa.
- Mira, no se la opinión que te habré causado desde que llegué pero, ni soy un tío que le guste jugar a destrozar tías, ni mucho menos lo haría con Verónica.
- ¿Pero te gusta?- insistió un poco nerviosa, Maite.
Rafa volvió a guardar silencio mirando a Maite; porque, a veces, un silencio dice más que mil palabras… Éste era uno de esos casos.
- Vale… Creo que ya me lo has dicho.- rió Maite cogiéndose, de nuevo, del brazo del primo de Verónica.
- Maite, no sé si hago bien contándote esto pero, por supuesto, que me gusta mi prima; pero es difícil… Somos familia, no sé el tiempo que voy a estar aquí… Tenemos el problema de que, si no funciona, ¿cómo nos trataremos a partir de entonces?
- No sé… La verdad no había pensado en eso…
- Por eso no quiero dar el paso… Todavía.
- ¿Todavía?- sonrió Maite.
- Despacio, Maite, despacio… No le digas nada, no le des esperanzas que ni yo mismo sé si podré cumplir… Por favor.
- ¿Sabes? Me has caído bien… Creo que eres el único tío del pueblo con el que se puede hablar así.- dijo mientras tiraba de él hacia la pista de baile.
- Pues ya podías haber hablado con Tomás, en su momento…
- Y lo intenté…
Rafa la miró como esperando a que le dijera algo sobre esa conversación, porque seguía sin saber lo que Tomás le había hecho a su prima. Pero, ¿quería saberlo?
- Y acabó follándome…
- Bueno, yo no te he follado…
- Eso quisieras tú, chaval.- bromeó Maite mientras le guiñaba un ojo.
Rafa rió cogiendo por los hombros a aquella chica; en el fondo de la pista, ya sentados, los esperaban Oscar y Verónica, que hablaban animosamente.
Verónica no había insistido demasiado, cuando Oscar le dijo que prefería dejar de bailar y tomar una copa… Estaba demasiado pendiente de lo que pasaba en la otra barra, entre Rafa y su amiga Maite. Desde el sitio donde se sentaron, podía observar lo que pasaba sin llamar la atención de nadie… O eso suponía, porque Oscar era perfectamente consciente de adonde se dirigían las miradas de su amiga.
- Oscar, ¿no me has pedido nada a mí?- dijo Vero, tratando de desviar la mirada de los otros dos, justo en el momento en el que Maite se había enganchado del brazo de Rafa.
- ¿No crees que ya has bebido bastante?
- ¿Ya estás otra vez haciendo de mi padre?- soltó Vero, que inmediatamente se dio cuenta que a Oscar no le había gustado esa frase.- Lo… Lo siento, Oscar.
- No pasa nada… Quizás tienes razón, no debo meterme en tu vida.
Los dos guardaron un incómodo silencio; Oscar con tristeza por lo que Vero le había dicho. Y ella por sentirse culpable, por tratar así a su antiguo amigo. No tenía derecho a hablarle así: Oscar era un chico que siempre se había preocupado por ella, hasta el punto que llegó a creer que le gustaba, pero él le aclaró que no era así.
Recuerda como le pidió que la dejara en paz, cuando todo empezó con Tomás, a pesar de que el chico la advirtió sobre la forma de ser de su “novio”… Verónica lo tomó por celos y, poco menos, que lo mandó a la mierda.
- Oye, Oscar…- dijo cogiéndose del brazo de su amigo.- Siento como me porté contigo… Fui una estúpida por no hacerte caso…
- No pasa nada, Vero… Era normal que no me hicieras caso; de hecho me arrepiento de haberte dicho nada, porque jodió nuestra amistad.
- Pues estamos a tiempo de arreglarlo, ¿no?- sonrió Verónica.- Quiero tener en mi vida a mi “hermano mayor”, otra vez…
En ese momento, alguien tocó en el hombro de Oscar, que se giró para ver quien podía ser, quien interrumpía su conversación. Al volverse, se quedó sin habla: allí estaba Brenda, la chica del club…
- Hola, tu eres el amigo de Rafa, ¿verdad?- dijo la despampanante chica, que vestía un vaquero que parecía una segunda piel y una camisa abierta que mostraba un generoso escote.
- Sí… Sí…- contestó Oscar viendo de reojo la reacción de Vero, que se ponía pálida como una vela.
- ¿No está él aquí?- siguió Brenda con una sonrisa.
- No… Bueno, sí… Pero no sé donde está ahora mismo…- mintió Oscar que no sabía como salir del embrollo.
- Bueno, dile que he venido con unas amigas, por si queréis tomaros algo, estaremos por aquí.
- Va… Vale…- tartamudeó Oscar, mientras la chica se marchaba con otras dos que la estaban esperando.
Oscar suspiró sin atreverse a girarse para enfrentarse a Verónica; porque si una cosa se le daba mal, era mentir…
- ¿Quién era esa, Oscar?- preguntó Verónica frunciendo el entrecejo.
- Nadie…
- ¿Es una amiga de Rafa?- siguió con el interrogatorio Verónica, buscando en los ojos de Oscar algún gesto, sabiendo que su amigo no sabía inventarse nada.
Justo en ese instante, Rafa y Maite llegaron a donde estaban ellos; la cara de verónica era un poema y la de Oscar, casi un calco de la de ella.
- ¿No estabais bailando?- dijo Maite que venía sonriendo
- Rafa, ha estado aquí Brenda buscándote…- soltó Vero, dejando sorprendido a Rafa.- Vámonos, Maite… Quiero bailar…
Mientras las chicas se iban, con Vero bastante molesta tirando de Maite que miraba hacía Rafa sn entender nada, Rafa miraba a Oscar sin entender tampoco como se le había ido todo de las manos.
- Te juro, por dios, que yo no he dicho ni hecho nada…
(CONTINUARA)