Regalo perverso para mi mujer 2
El regalo sigue dando sus frutos, no ha llegado a lo máximos pero la degradación no es por ello menor...
Ya conocéis el regalo que hice a mi mujer, antes de que optara por el divorcio y una vida de desenfrenos sexuales que me dejarían en mal lugar, opté por tomar la iniciativa y fichar a la joven rusa prostituta llamada Liliana dispuesta a invertir la situación y permitirme contemplar a mi esposa en la mayor degradación que jamás hubiera imaginado. También sabéis que el primer día de efectividad del regalo, Liliana optó por sacar su lado exhibicionista y la fue haciendo aparecer como nunca la había visto, dio igual que fueran un grupo de chavales como un local de nigerianos, su cuerpo era de dominio público y también su capacidad para excitarse con ello; fue excitada por los chavales y su cuerpo quedo marcado con números de teléfonos en unos baños públicos de una parada de camioneros. Pensaba que todos habíamos caídos rendidos después del día tan intenso que tuvimos, yo tome posesión de mi dormitorio matrimonial, ya que Liliana se quedó con Carmen a dormir en otra habitación; carcelera y presa en la misma celda pensé, pero pronto comencé a quedarme plenamente dormido. Me levantaron los gemidos de Carmen, era todavía demasiado pronto para que de motu propio se hubiera levantado, pero la curiosidad me pudo y cuando entre al cuarto de ellas, vi como Carmen estaba abierta de piernas en el suelo recibiendo el masaje de un masajeador de clítorix que la estaba produciendo unos espasmos tremendos, mientras su cara enrojecida por la excitación miraba a Liliana para advertir su aprobación, sus genitales daban cuenta de que debía llevar un buen rato. Liliana la ordenó parar y desde la cama me dijo que hoy no tenía previsto que Carmen se corriera con nada de lo que teníamos preparado, por lo que había decidido anular sus apetencias sexuales para el resto del día; con mi gesto todavía legañoso de recién levantado lo aprobé, me volví a tirar a la cama hasta que me llamaron para empezar una nueva jornada. Como el otro día no tuvo derecho a desayunar, tenía prohibido ingerir sólidos para garantizar su zona anal en perfecto estado, tan solo nos servía el desayuno; nada más acabar Liliana me dijo que hoy volveríamos a salir, que bajara a preparar el coche mientras ellas bajaban un poco más tarde; ya abajo mientras estaba aparcado, vi como salían las dos del portal, hoy Carmen no iba tan ligera de ropa, minifalda y camisa la hacían sexy pero no semi-desnuda como ayer. Bajo la indicación de Liliana me dirigí al mismo barrio de ayer, debió sentirse cómoda ayer dominándola en ese entorno; cuando íbamos andando, hoy con mas gente por la calle, me resultaba raro que no la llevara de ninguna manera o lleváramos algo para someterla; nadie la prestaba atención, ella iba más tranquila que ayer, sin tener de momento que agachar la mirada, pero fue doblar una esquina y su cara sí que se palideció e intentó ocultarse, allí estaba el grupo de chavales que tan bien la trataron excitándola en medio de un banco público; cuando mire a Liliana supe que esa situación era la buscada o, que si no, no la venía mal para sus planes. Los chavales se lanzaron a saludarnos, perdón, a saludar a Carmen, a sobarla mientras recordaban el tacto de sus partes el día anterior, a buscar en ella una actitud que les permitiera soñar con repetir lo de ayer; Liliana les invitó a acompañarnos, y mientras seguíamos juntos por las calles de ese barrio, Liliana empezó a desvelar por donde irían hoy los tiros. Todo fue a raíz de una pregunta de un chaval que nos dijo si queríamos ir a desayunar algo a un bar que había cerca, Liliana le respondío que nosotros habíamos desayunado ya y que Carmen no podía, a lo que ante la pregunta de ellos de porque tuvo que aclararles su regla sobre la exclusividad de los líquidos; pero mientras ellos pensaban en lo que eso implicaba y para lo que podía servir, Liliana dijo que los fluidos a una guarra siempre le vienen bien para demostrar sus aptitudes. Fui yo solo quien entendí todo lo que eso implicaba, hoy sería un día de fluidos y que esos chavales no sabían que el bar no proporcionaba esa clase de bebida... Tras dar uno ellos un papel con una lista de la compra y un poco dinero y pedirle que nos hiciera el favor de comprar eso, mientras nos metíamos a un parque cercano y que nos lo acercara allí, nos adentramos en él pese a que a esas horas no había mucho ambiente, pero a Liliana no le importaba , directamente nos llevó a una zona que debía recordar; había una caseta en una esquina, que nada más acercarnos los chavales nos advirtieron que eran unos servicios que no funcionaban, a lo que Liliana respondió,: no os preocupéis que hoy seguro que van a funcionar, pero seguían sin enterarse de por donde iban los tiros. Fue entonces cuando entraron donde Liliana, les dijo a las claras: ayer os dije que esta guarra estaba aprendiendo a no ser tan estrecha, pues hoy vais a descubrir como va a aprender una habilidad nueva, saber que su nivel de degradación implica ser atenta con todas las necesidades del hombre, incluida recibir ciertos líquidos. Todos quedaron impactados, y solo uno se atrevió a preguntar: tragar nuestra leche o te refieres a otra cosa; Liliana le respondió que la leche ya sabe tragarla; empezaron a flipar los chavales, para ellos eso era como entrar en otra dimensión, y en parte, aprender ellos también. Entramos en esa caseta, había una puerta con un wc y fuera un lavabo, todo sucio por la dejadez de estar inutilizado y la falta de limpieza; no era muy grande pero si estábamos todos dentro sin muchas estrecheces, cuando de repente alguien entro gritando por nuestra presencia allí; era el guarda del parque, pero al vernos a nosotros y no solo unos chavales con malas intenciones, bajo su voz y nos preguntó ya con cierta educación que que hacíamo allí; Liliana fue quien tomo la iniciativa de poner orden, le dijo que nos movían fines sociales, señalando a Carmen y aclarando que iba a limpiarlo en señal de buena cuidadana y así que se pudiera usar; el guarda desconcertado no se opuso y optó por dejarnos hacerlo, justo cuando aparecía el chaval con las bolsas de la compra con el encargo; aparición que aprovechó Liliana para mostrar los productos de limpieza que dentro había. Una vez nos quedamos sólitos allí, Liliana comenzó a desplegar su plan, de las bolsas sacó detergente y lejía para que limpiase con unas bayetas el antro y la dijo que tenía una hora para dejarlo impoluto; luego sacó una cadena y un collar, me ordenó fija la cadena con una candado a un saliente de hierro de la pared y luego la fijó al collar para ponérsela en el cuello a Carmen; una vez que terminó la dijo que así no tendríamos que preocuparnos de que se marchase; dejo una bolsa de plástico con cosas apartada en una esquina y le dijo a los chavales que la desnudaran. Cuando ella estaba ya completamente desnuda después de sufrir los tirones de todos los chavales, Liliana ordenó que salieramos y la dejaramos allí cumpliendo su cometido, no sin antes dejar la puerta encallada para no levantar sospechas. Nos desplazamos a una tienda cercana donde me pidió que comprase unas cuantas litronas de cerveza para invitar a nuestros acompañantes; rápido entendí que ella no se preocupaba de ellos sino de sus vejigas; ellos no desaprovecharon la ocasión y bebieron como cerdos pese a las horas que eran. Pasó un buen rato hasta que volvimos al antro, nada más cruzar la puerta vimos otro sitio distinto, una vez que la mierda de las paredes y todo había quedado más que limpio; Carmen estaba allí en medio desnuda esperando la aprobación de Liliana, sabía que de ella dependía todo y en concreto de lo que la ocurriera el resto del día. Liliana, seria, nos mandó salir a todos de allí para quedarse con ella; fuera, los chavales me comentaban lo nerviosos que estaban por saber que iba a pasar, yo les dije que la cosa prometía pero que no se hicieran grandes ilusiones. Al rato nos abrió la puerta para entrar y poder ver como Carmen había quedado amarrada con la cadena a la taza del water, por lo que más allá de dos metros no podía alejarse de él; sus manos estaban amordazadas detrás y su cuerpo había quedado amarrado en forma de cuclillas por una cuerda, tan solo debajo había una especie de fuente de plástico. Liliana cogió al chaval del recado y le dijo que por haberlo realizado de forma tan diligente, ahora sería el primero en ayudar a Carmen a descubrir su lado de wc; tras las explicaciones previas en el oido del chaval por Liliana, este se bajo la cremallera y saco su polla, se acercó a Carmen por un lado, la agarró un pezón con fuerza para que una vez abriera la boca por el dolor producido la dijera que tenía prohibido cerrarla y comenzar a mear en ella. Ocurrió que nada más llevar un poco, se atragantó y comenzó a escupir lo que tenía en la boca y obligar al chaval a dejar de mear; éste cabreado la dió un bofetón, por lo que Liliana le felicitó diciendo que eso pasaba por no tragar sino por retener en la boca y que el chaval había cumplido acudiendo a la compra y ella se lo agradecía así; entonces le dijo al chaval que recurriera al otro plan que le había comentado, éste le insertó su polla en la boca y comenzó a mear mientras sujetaba su cabeza para que no hubiera incidente alguno. Carmen lo paso mal, tragó a la fuerza y su cara se enrojeció por la falta de oxigeno y la sensación de ahogamiento que producía en la epiglotis la orina, pero cuando la sacó el chaval con respirar un poco logró volver en sí rápido; pero para entonces ya estaba otro, que empezó desde fuera y comprobó como había aprendido la lección y ya no tenía problemas para tragar, pese a lo que iba rebosando y caía al recipiente. Uno a uno pasaron, alguno le costaba por los nervios comenzar, pero una vez que lo hacían el único problema era evitar que su miembro se excitase demasiado por la situación y con la erección dirigiesen su chorro a la cara, por eso ella tenía mientras los ojos cerrados. Cuando acabó el último, Liliana apartó la fuente con los restos de orina y para sorpresa de todos y mía, comenzó a desnudarse; quedó desnuda completamente y se situó encima de lilina que de cuclillas supo interpretar su acción y abrió bien la boca para recibir la orina ahora de la propia Liliana; nada más terminar, Liliana cogió la fuente y vertió e contenido en un vaso de plástico para dárselo a un chaval y decirle que se lo diera a Carmen, ya que tenía las manos atadas. La verdad es que Carmen tragaba sin problemas, su cara cuando acabó fue de satisfacción por cumplir el reto; me acerqué a tocarla el estómago, tenía la tripa hinchada de tanto líquido y pero su cara no reflejaba mucho sufrimiento, hasta incluso los chavales dijeron que la lección la había aprendido bien. Liliana fue a buscar al guarda para pedirle las llaves con la excusa de que no habían terminado y que para dejar dentro los utensilios con tranquilidad de que no los robaran mientras íbamos a comer la permitiera llevarse la llave; sobra decir que el utensilio que dejamos dentro fue a Carmen y quedamos con los chavales a última hora de la tarde para que pudieran aliviar sus vejigas con una guarra que tendría toda la tarde para pensar en como lo haría para recibir otra oleada de fluidos corporales en su cuerpo. Pasé la tarde con Liliana descansando en casa, tenía la sensación que mientras yo no podía quitarme de la cabeza a Carmen allí tirada sin ropa y en esas condiciones, Liliana tenía las escamas suficientes para dejar aparacado el tema un buen rato y desconectar su encargo; fue a media tarde cuando me sugirió volver. Sobra decir que cuando llegamos no estábamos solos, allí estaban los chavales, para probar por segunda vez una lluvia dorada como quizás nunca volvieran a vivir. Antes de esta segunda sesión, Liliana optó por advertir a Carmen que ahora la tocaba cambiar de actitud, que una guarra como ella no debía solo esperar a que decidieran regalarle a una buena meada sino que debía encargarse de motivar a los hombres a lo que lo hicieran; para mejorar su situación allí la quitó la cadena que la sujetaba al wc, le estaba dando una nueva oportunidad para hacer las cosas por si misma y demostrar que no era ya necesario forzarla. Una vez quedo libre, se acercó a los chavales que ya no mostraban el mismo interés por ella, sabían que dispondrían de ella sin necesidad de tirarse como hienas a su presa, todo había cambiado y ella de rodillas comenzó a mendigar por obtener un su liquido y poder quedar en buen lugar; pero ellos creciditos empezaron a reírse de ella, el verla en esa tesitura ya les excitaba, ellos mismos también habían subido de nivel y no la iban a mostrar sus pollas con tanta alegría; la situación había cambiado y Carmen cada vez estaba más salida buscando que alguno diera el paso, como tenía las manos atadas detrás, su boca buscaba los paquetes pero rápidamente de un golpe era apartada, yo empezaba a sentir una excitación especial viéndola solicitar una degradación así; pensé entonces que muchos se habrían pajeado en su casa al mediodía y ahora eran capaces de controlar la situación y, por tanto, lo que me aterraba era que me vieran a mi ahora excitado, demostrando una inferioridad similiar a la de mi esposa. Liliana no podía mas de la satisfacción de lo que estaba viendo y oyendo, todo era puro placer y deleite para sus ojos y oidos, verla como una guarra en celo ofreciéndose y suplicando por algo que hace unos días no hubiera intentado por todo el oro del mundo; cuando se cansó de verla así, me dijo que la pusiera encima del lavabo, pero no sentada sino boca abajo, para que su cabeza quedara caída en el borde y así quedar su boquita expuesta recibir de otra manera su segunda ración de flujos... Para los chavales fue ver la opción de follarla la boca mientras la meaban y prueba de ello fue que todos iban muy erectos, con lo que le insertaban bien a dentro a Carmen su pollas, además Liliana les dijo el truco de que retorcieran el pezón que les viniera más a mano y que por la postura quedaban justo en frente para forzarla a abrir más aun su boquita. Fue tremendo, ya que al principio el solo efecto de aplastar sus capullos en el interior de su boca la producían una asfixia, que con los meados la hacían retorcerse en búsqueda de un poco oxigeno y alivio; por la postura, la verdad, sufría pero tragaba poco líquido, su cara parecía una fuente por donde se derramaban los meados, con los ojos cerrados su boca permanecía plenamente abierta para evacuar todo lo que entraba y que tenía que salir. El resultado fue brutal, su cara reflejaba la tragedia de haber sufrido en diez minutos más que en todo el día, no tenía oxigeno y la postura la hacía mostrar en toda su indefensión; además llevaba dos días sin probar nada sólido y sus fuerzas comenzaban a flaquear, estaba a expensas de nosotros. Liliana se acercó a su cara y la colocó un poco el pelo calada de meados que tenía en la frente en un gesto de compasión y la dijo: quiero que me señales al que más te ha gustado; Carmen señalo a uno, lo hizo yo creo por incercia, por el ángulo que tenía, pero la verdad es que cuando Liliana le dijo al chaval que se bajara los pantalones, pensó que quizás hubiera sido mejor hacerlo con más criterio. Liliana le bajo el slip y puso su culo terso sobre la cara de Carmen, resultaba obvio que ahora le iba tocar hacerle un beso negro que rápido hizo que el miembro del chaval se pusiera erecto, a lo que el resto respondío con una sonada carcajada, que no gustó a Liliana, que les expuso que si tanta gracia les hacía sería él único que lo iba a probar. Cuando el chaval hizo por acercar su mano a su polla para masturbarse y aliviar la tensión que la lengua de Carmen producía en los nervios de su esfinter, Liliana se acercó y comenzó a hacerlo ella, entonces la cara el chaval de quedo blanca del placer que la situación le estaba produciendo; cuando parecía que no podía aguantar más, Liliana le reubicó para que soltase todo en la boca de Carmen y cual fue nuestra sorpresa que el chaval soltó más leche de la esperada, hasta tal punto que el pobre le dió reparo y pidió perdón porque él era demasiado lechero. Liliana le acercó un rotulador y dijo que esa cualidad no era un problema, sino que era la llave para que entrara en la lista de contactos de Carmen y que apuntara su móvil junto al de los camioneros que tenía a un lado de la espalda; mientas por la postura Carmen retenía el liquido en su boca e intuía que si lo escupía al suelo Liliana se lo haría volver a tragar. La levantamos y tras limpiarle Liliana la cara y pelo con una botella de agua, la vistió para volver a salir a la calle, casi no se tenía en pie, tanto que se balanceo para un lado y la tuve que sujetar; en parte me dio pena y una parte de mi me pedía darla ánimos, pero sabía que eso dinamitaría todo y me haría paracer el cornudo que había evitado acabar siendo. Según salimos de la caseta notamos como Carmen estaba muy débil debería ingerir algo, pero Liliana volvió a demostrar su diligencia habiéndolo previsto; Liliana nos dirigió a un hueco apartado del parque, que al estar ya todo oscuro, tambíen ella debía de conocer de antes; se acercó a mi y me bajó el pantalón y comenzó delante de todos a mamar mi polla que estaba ya casi erecta, cuando completó su misión, sacó un bote de sirope y lo roció en ella; tras permitir a Carmen cenar de esa manera, se lanzó como una desesperada y comenzó a lamer a dos manos con tales ganas que no pude resistirme a correrme; se mezcló todo, pero para ella eso no era un problema, cumplia su encargo sin problema aparente. Poco a poco Liliana iba echando sirope en mi miembro, para saciar las necesidades de Carmen. Cuando vió que mi polla no resistía más erección, les dijo a los chavales que pusieran las manos, fue vertiendo en ellas un poco de sirope de arce para que en unos segundos nos deleitaramos viendo como literalmente ella comía de la mano de los chavales, mientras ellos jugaban introduciendo sus dedos en su boca para que su lengua se tuviera que esmerar en encontrar un poco de alimento. Mientras terminaba de lamer, Liliana comenzó a notar que algo que nadie intuiamos estaba dando efecto, el sirope de arce tomado en ayunas es un potente limpiador de instestino y te fuerza a evacuar; rápidamente ella comenzó a necesitar un baño y Liliana le indicó que su última evacuación era de dominion público que queríamos verla y, por ello, al lado de un arbol con grandes dolores eliminó los restos de la cena de navidad que llevaba dentro. Liliana comentó a todos que esa situación abrí muchas posibilidades para sacar su mejor lado, que nada más llegar a casa con un buen enema estaría lista para seguir con su curso de aprendizaje. Cuando abandonamos el parque, entre todos había la sensación de haber hecho bien las cosas, pero solo yo reparé de nuevo en que Liliana no había devuelto las llaves al guarda, es decir, posiblemente nos tocaría volver por ahí... Posdata: gracias a los que habéis escrito al mail nuestro sandrayjavix@yahoo.es o habéis escrito comentarios o proposiciones... sois geniales, esto seguirá con vuestro impulso y perversiones, os esperamos de nuevo... pronto pasaremos por otras lecciones, entrará nueva gente y vuestras aportaciones nos son super útiles...