Regalo no me quiere
De cómo me las ingenié para llevar poco a poco a mi esposo que es todo seriote y rígido de principioshacia, hacia el conocimienmto directo y en vivio de la zoofilia hasta que resultó regalandome un labrador con cual no he logrado nada, ¿Por qué?.
¿Te ha ocurrido alguna vez que tienes un secreto que te presiona tenazmente, tanto que por momentos sientes que no puedes con él, que te pica por dentro y quieres comunicarlo, pero la persona específica a quien quieres comunicarlo es precisamente aquella a quien menos debes recurrir con este propósito?. Si así es me comprenderás.
Desde mi primera experiencia zoo no pude con el secreto y recurrí a internet para contarlo y aliviarme de esa extraña necesidad, pero aunque me gustó compartirlo, no sentí el desahogo completo como esperaba. Después de aquella fiesta en que me inicié, he tenido otras aunque escasas experiencias y cada una de ellas iba incrementando mi morbosa necesidad de contárselo a mi esposo, hasta hacerse, esta necesidad inaguantable; Muchas lectoras pensarán: "Debería contárselo abiertamente, sin rodeos", pero si conocieran a mi esposo entenderían mis dificultades.
Mi esposo es un hombre serio y muy correcto en todas sus actuaciones, me ama sinceramente y compartimos este lindo sentimiento. Él es Geólogo y su trabajo lo lleva fuera de la ciudad con frecuencia, a veces por temporadas largas, esta circunstancia ha favorecido que yo haya descubierto la zoofilia. Tenemos una excelente relación y esto junto con su seriedad me empujaba a ese conflicto de querer ansiosamente contárselo y sentir un miedo tremendo de hacerlo. El solo pensar en hablarle de mis aventuras me ponía caliente.
Un día, en sus recientes vacaciones, después de hacer el amor apasionadamente, en esa calma siguiente charlábamos sobre sexo, saltando de un tema a otro y entonces le solté un comentario aparentemente sin importancia, le conté que hace poco fui a visitar a nuestra amiga Katty para luego salir a caminar, mientras ella se arreglaba para salir yo me senté en el recibidor y me llamó la atención que Anubis, su perro, comenzó a olisquearme y sacando la punta de su miembro se me encaramó tratando de taladrarme las rodillas y que a pesar de que yo lo retiraba bruscamente, insistía en hacerle el amor a mis piernas. Mientras le hablaba lo observaba como descuidadamente pero sin perderme detalle de su reacción y noté que el tema, nuevo entre los dos, suscitaba su atención.
Me contó cosas que, según él, comentaban acerca de relaciones sexuales con perros, practicadas por algunas mujeres, unas conocidas por él, otras anónimas; me platicó de algunos chismes relativos al tema que había oído en esta u otra ciudad a donde ha ido por su trabajo. La charla fluía y Yo le conté una historia ficticia en la que había sorprendido a nuestra vecina y amiga Katty haciéndolo con su perro en su departamento le dije que casualmente yo tenía una llave que ella me había dado el día anterior para ir a buscar mi bolsito que se había quedado allá y hasta ahora iba a por el, entonces fue cuando la sorprendí en esos placeres. Alonso, mi esposo se entusiasmó con mi relato y me apremiaba a describirle detalles, finalmente me preguntó que había sentido yo ante esa visión y le dije que aunque me daba un poco de asco me había excitado, le referí también que Katty, lejos de sorprenderse y sentir turbación, continuó haciéndolo ahora más excitada y que luego me contó que lo hacía desde los 17 años. Alonso estuvo en silencio algunos minutos con el ceño fruncido y en tanto yo, sentía crecer mi preocupación, desde luego lo que le había contado era mentira en parte y ahora comenzaba a arrepentirme de haberme ido de la lengua, temía que censurara mi amistad con Katty. De pronto me preguntó si veía posible que Katty, creyéndome sola, accediera a traer a Anubis a nuestro piso y tener una relación. ¡Oh Alegría!, la cosa iba tomando su buen rumbo; le respondí que era probable, pero tendría que darle la seguridad de que estoy sola. Alonso se calló nuevamente, yo lo observaba y vi que su pene se había puesto erguido e invitador. ¡Que poco conocía yo a Alonso!
Mi esposo hizo su plan y me propuso invitar a Katty con su perro a nuestro piso, dijo que se le hacía difícil creer que esas cosas se dieran y solo se convencería si lo viera personalmente, agregó que permanecería oculto en la alcoba de visitas y desde allí podría observar sin ser visto, siempre y cuando la escena se realizara en nuestra salita. Yo no me esperaba esta reacción y me apresuré a prometerle que traería a Katty, que sabiendo que él estaba presente me sentiría mejor observando la acción. Luego hicimos el amor con mayor energía y pasión.
Hablé con Katty y le referí lo que acabo de relatar, ella accedió alegremente a hacer una demostración para mi esposo, fingiendo creer que él no estaba, agregó que sería más emocionante sabiéndose observada no solo por mi sino también por mi esposo y me felicitó por haber logrado preparar el terreno para revelarle mi secreto.
Siguiendo el plan Alonso llamó a Katty para contarle que estaría fuera una semana, despedirse y pedirle como siempre que cuidara de mi como lo venía haciendo, etc.... Llegó el día de la demostración y Katty llamó para anunciarme su visita, mi esposo dispuso su observatorio y cuando llamaron a la puerta se refugió en el. En efecto era Katty que venía acompañada de Anubis, un cariñoso y juguetón Labrador. Nos acomodamos en el recibidor y fingimos charlar descuidadamente pero la tensión se iba haciendo tan sólida que podría contarse con cuchillo, La situación era nueva para los cuatro, para cada cual a su modo, Katty estaba nerviosa y excitadísima y yo a su altura al sabe que mi esposo compartiría conmigo lo que se avecinaba, él tendría ya su miembro en la mano y hasta el perro se notaba inquieto y echado sobre la alfombra dejaba ver la punta roja de su resbaloso miembro.
De pronto Katty lo llamó y el perro como si esperara la señal vino hacia ella recostando su cabeza en sus piernas y gimiendo complacidamente ante las caricias que su bella ama le prodigaba, como pude le indiqué a mi amiga que se cambiara de puesto para que Alonso pudiese apreciar mejor la escena, ella comprendió, se levantó pretextando ir al WC y al volver ocupó el puesto indicado, en tanto se había pasado los dedos por su ya húmeda concha y luego frotó con ellos el hocico de Anubis; éste reacciono como movido por un resorte, comenzó a gemir y trataba de atacar sus piernas, Ella lo tomó de la cabeza y llevó su nariz a su concha bajo la falda, el perro se impacientó más, entonces Katty se sacó sus panties y quedó expuesta a la lengua del can; éste comenzó a lamer con fruición y excitación, se puso más inquieto, arqueaba el espinazo y ya lamía, ora se retiraba y miraba atentamente a Katty como rogándole que se diera la vuelta. Ella jugó con él un poco más y luego se sacó completamente el vestido quedando desnuda, Anubis saltó sobre ella sin darle tiempo a agacharse y trataba de clavarle una pierna, mi amiga se colocó en posición y el can, bien entrenado encontró pronto la rajita húmeda e hinchada que lo esperaba, el perro sintiéndose en camino empujó a fondo arrancándonos un gemido, luego aceleró su mete y saca durando en ese vaivén unos minutos en los que Katty excitadísima alcanzó un orgasmo pleno, luego por acomodarse mejor levantó las nalgas haciendo que el instrumento del can se saliera, entonces muy solícita tomé ese miembro para acomodarlo nuevamente en la entrada y en mi excitación creí oír un entrecortado suspiro procedente del cuarto de las visitas.
El animal captó el calor de la concha de su amante y arremetió de nuevo con más vigor ganando velocidad de pronto se detuvo, se balanceó en sus patas buscando apoyo firme y empujo con fuerza metiendo su ya crecida bola, Katty dio un gritito de dolor y placer, se echó hacia delante por la fuerza del envión pero ya lo tenía todo adentro, entonces el can renovó sus embestidas alcanzando cada vez mayor velocidad y en el momento en que Katty aullaba de tan intensa y larga corrida, se detuvo, arqueó el cuerpo y penetró aún más quedándose quietecito en esa posición mientras llenaba de semen la vagina de mi amiga, en tanto yo, superexcitada me masajeaba a gran velocidad el clítoris asegurándome de que mi esposo me viera, el pobre debía estar como un volcán a punto de erupción.
Anubis solamente se veía mover por lo agitado de su respiración, con su lengua afuera goteaba sudor sobre el piso y su caja toráxica parecía presa de convulsiones, yo sabía que seguía eyaculando dentro de mi amiga, llenándola mientras con su enorme bola adentro tapaba la salida para que no se escapara ni gota, su mirada era borrosa y si creen que la cara de un perro no tiene expresión les diré que si la tiene, anubis parecía transportado, extasiado, su placer se reflejaba en su cara. Después de unos cinco minutos pasó una pierna sobre las nalgas de su amante y se volteó quedando cola con cola bien abotonados, yo, que ya había tenido un explosivo y duradero orgasmo, tomé la cola del perro y la aparté para que mi esposo pudiera apreciar mejor esta increíble abotonada luego los dejé así y entré a la alcoba donde estaba Alonso, lo encontré tembloroso, con el pene en la mano a punto de reventar, sin mediar palabra lo tomé en mis manos, me arrodillé, lo introduje en mi boca y en menos de treinta segundos, crispando todos sus músculos me soltó con fuerza toda su carga, ¡Qué corrida! Nunca le había durado tanto ni había soltado tanta cantidad.
Me limpié un poco y fui a asistir a los amantes que continuaban atorados, Katty estaba a punto de llegar nuevamente, tenía su concha inflamadísima y abombada hacia afuera por la presión de la bola que se había tragado, su clítoris presionado desde adentro se proyectaba inusualmente, no pude resistir tocárselo y al presionarlo entre mis dedos mi amiga empezó a temblar y a moverse un poquito con lo cual la bola lo empujaba más y en pocos segundos, dando un alarido se abandonó a un nuevo, profundo y sostenido orgasmo, sacudía la cabeza arriba y abajo y se mordía el labio inferior mascullando algo ininteligible. Pasada la tormenta continuaron pegados unos 10 minutos más mientras el bulbo reducía su tamaño y finalmente el perro de un tirón se soltó al tiempo que chorros de semen salían a gran presión de la gruta de Katty, (que enorme conjunto formaba ese órgano, su longitud era fenomenal y que decir del bulbo, era inmenso y pensar que estaba mucho mas gordo dentro de Katty; siempre me ha asombrado a pesar de que lo conozco muy bien). Ella se tiró al suelo temblorosa y sin ánimos para levantarse, goterones de semen seguían saliendo formando charco en el piso mientras la concha retornaba lentamente a su tamaño normal.
Mientras Katty se duchaba yo limpié el piso y ordené la salita, el perro se desinflamó y pudo guardar su aparato dentro de su funda, entonces Katty, fingiendo recordar algo urgente se despidió y se marchó con su mascota y yo retorné al lado de mi esposo e hicimos el amor salvajemente. Durante el resto de sus vacaciones no volvimos a hablar del asusnto, se le veía pensativo, como en una confrontación interior, yo me arrepentí de haberlo inducido a ir contra sus principios. A los pocos días recibió una llamada urgente donde le informaban del estado de avance de la prospección que estaba realizando en el norte y como en la etapa final tenía que estar personalmente al frente de los trabajos, se marchó sin hablar mas del asunto dejándome desconcertada y arrepentida. Pero esto no duró mucho, tres semanas después regresó para el fin de semana y ¡Oh sorpresa! Me traía como regalo un Labrador dorado de unos diez meses de edad, no me platicó nada sobre ese regalo o sus intenciones y el lunes muy temprano regresó a su trabajo dejándome aun más desconcertada y expectante.
Desde hace dos semanas me he dedicado con exclusividad a regalo como he llamado a mi Labrador poro no he logrado nada, con paciencia y algunos trucos he hecho que me de unos lengüetazos pero nada más, parece que no le intereso, le doy masajes, lo trato de pajear pero solo asoma la punta roja por momentos y la vuelve a enfundar, he recurrido a Katty pero ella no sabe como entrenarlo pues su anubis se lo regaló una señora que ocupó su pisito antes de que ella se trasladara allí y ya sabía que se esperaba de él. He consultado en internet pero los consejos que he encontrado no dan resultado, en tanto mis ansia aumentan, quiero triunfar sobre él, esto se ha convertido en un obsesión ¿Qué debo hacer?, si alguien sabe realmente como amaestrarlo para esto, por favor instrúyeme, envíenme sus consejos a: Zoraida@hotmail.com . Los espero con verdaderas ansias.