Regalo de los dioses
Al conocer a su familia, Verónica se encuentra a si misma. En el compartir , está el premio.
REGALO DE LOS DIOSES..
Memorias eróticas de Verónica 7. Puede leerse independiente de los capítulos anteriores.
Desnuda frente al enorme ventanal , miro el mar que comienza a estar iluminado por el amanecer, apenas unas pocas barcas de pescadores rompen su movible monotonía.
Manuel, mi esposo duerme en el lecho nupcial de recién casados, sin taparse. Junto a él , la mancha del himen roto con su descomunal verga, que saciada, descansa.
Casarme virgen ha sido un regalo de mi familia turca al español. Ha valido la pena. Los veinte días de ayuno sexual antes de la boda, en los que me rehicieron el virgo, han servido para esta noche de pasión en Punta del Este.
Mi vida cambió en Estambul , después de la tarde en los baños y coger como unos ansiosos hasta que mi novio dijo que no podía más. Una nueva sensualidad surgía en mí.
Al día siguiente, cuando abrí el mail, me encontré con una dirección, un nombre y un apellido. La casa y las referencias de mi abuelo que en Argentina las había españolizado. Elsa, mi guía en placer, que iba a acompañarnos en la excursión en barco por el Bósforo, se ofreció a buscar mis raíces, mientras nosotros navegábamos.
A nuestra vuelta, nos esperaba su mensaje en el hotel. Había encontrado a mis parientes, que nos invitaban a almorzar al día siguiente.
Me dio una alegría , Manuel la telefoneó para fijar la hora en que vendría a buscarnos. Yo necesitaba coger, quería subir a la habitación.
Durante la travesía, los hombres me devoraban con la vista, yo llevaba una pollera azul que se abría al andar o al sentarme , dejando la mitad de los muslos al aire. La brisa marina me endurecía los pezones , que se marcaban bajo mi remera rosa. El saberme deseada siempre me ha excitado, y estaba caliente como una perra en celo.
Manuel, dueño de la presa deseada, también quería tomar posesión de su hembra, que había levantado la lujuria en un barco.
Se lanzó sobre mí apenas entramos, pero le frené.
" Espera , quiero jugar, demostrarte lo puta que puede ser una mujer turca"
" Ayer casi muero, hoy qué quieres hacer."
" Prepárame una copa y pide algo para picar en la habitación"
Fui al baño, me duché y perfumé, me pinté los labios y los pezones de rojo intenso. Después me metí en el corsé de cuero negro que me habían regalado mis amigas españolas. Unas medias negras abrochadas a las tiras del corsé y unos botines de taco enorme. Me miré en el espejo, estaba espectacular.
Cuando oí que se marchaba el camarero, salí.
" Me cago en la leche, ¡ qué buena estás!"- fue todo lo que alcanzó a decir mi novio.
" Sirve una copa de champagne a tu señora, esclavo. Os he comprado en el mercado y quiero ver tu valía."
Manolo entendió el juego, y obediente me acercó la bebida. La tomé de un trago.
" Desnúdate y no tires la ropa al suelo"
Era un placer verle desnudarse y cuidadosamente dejar su vestimenta en una silla. Parado, con una erección descomunal, me miraba ansioso.
"Para ser un esclavo de las Españas no estás mal armado." Y le di una palmada en la verga, que apenas se movió.
"Trae unos canapés y más bebida. Vos podés comer y tomar algo, no quiero que te mueras de hambre y sed, te necesito fuerte para el trabajo."
Manolo me sirvió y le dejé comer y beber. Saqué el cinturón de sus pantalones y le ordené que se parara ante mí.
" Tienes que aprender a obedecer a tu ama"
Le di cinco latigazos, dos en la espalda y tres en las nalgas, no muy fuertes, era un juego, pero sí capaces de ponerle colorada la carne y que sintiera un ligero quemazón.
"¿ Vas a ser bueno?"
" Sí , mi señora"
Me puse frente a él , su monstruosa verga parecía querer estallar, sus ojos me devoraban. Yo sentía el flujo de mi vagina empando mi vulva.
" Sin moverte"- le ordené mientras iba al baño por el cordón de un albornoz.
"Las manos"- las extendió y las até . Rocé su glande en la operación, estaba mojado.
" He dicho que no te muevas"
" No lo he hecho, mi sultana"
Pasé mi índice por la cabezota de su falo . " Esto por qué me ha tocado el vientre. Te volveré a castigar"
Le di en el pecho y las nalgas, quizás un poco más fuerte porque estaba tan excitada que me era difícil controlarme.
" A la cama"- se tumbó polla arriba, y le até las manos al cabecero. Después me abalancé sobre él. Le mordí, le arañe, estaba poseída, Manolo gemía de placer ante su hembra viciosa.
Me di cuenta que sin haberle tocado la pija se iba a venir. Fui al placard y saqué un pañuelo de seda, lo arrollé en la base de su arma y lo até apretando fuerte.
En una verga normal aquella atadura no dejaría apenas el glande fuera, en mi novio sobraba el tamaño de un pene erecto, pero mucho más grueso.
Me arrodillé sobre él y me fui empalando gozosa. Elegí mis ritmos, después de un buen rato, saqué de la mesilla el pequeño vibrador y me lo apliqué en el clítoris mientras seguía montándole. Me vine varias veces, él respiraba con angustia, yo súper dilatada, solté el pañuelo y me dejé caer hasta sentirla dentro y ahí estalló.
Le desaté, me abrazó , me besó, lleno de ternura.
" Tengo que decirte una cosa, mi perversa compañera"- y tumbados , mimosos, me contó lo que yo ya sabía, la propuesta de orgía con sus amigos y mujeres , como paso previo a ser socios en una empresa que yo había diseñado.
" Entre los dos les matamos"- fue mi comentario- " me da miedo que las destroces a esas putitas españolas"
" Me jode ver que te folle otro, pero se van a morir de envidia de lo maravillosa que es mi chica"
Si llega aponer pegas, lo hubiera asesinado, era una oportunidad única de hacernos ricos de verdad, y por unos cuentos polvos no estaba dispuesta a perderlos.
" Mañana, antes de ir a ver a tu familia les envío un mail, para que nos vayan a recoger al aeropuerto".
Lo de mi familia es una historia de no creer, y paciente lector no tienes porque hacerlo, aunque ocurrió, como un cuento de las mil y una noches.
Ahora casi mes y medio después me parece que fue un sueño y que llevo entre nubes desde entonces.
Elsa nos vino a buscar, me besó en la boca y en la mejilla a mi novio. Conmigo había tenido más intimidad. Un taxi nos llevó al otro lado del estrecho y nos dejó en una casa grande, en la que la parte baja eran unas oficinas de exportación- importación, trámites aduaneros y oficina de viajes. Los otros tres pisos tenían las pocas ventanas cubiertas por celosías.
Entramos por una puerta apenas visible y dentro me sorprendió el lujo de la vivienda. Mosaicos, fuentes, jardines , todo en un patio cubierto por unas lonas, que paraban el sol, pero dejaban circular el aire. Y allí esperando mis parientes. Eran dos mujeres.
Elsa hizo las presentaciones y nos fundimos en un abrazo.
Una , Jane , era mi tía, hija de la hermana de mi abuelo, la otra Edurne era mi prima. Me chocaron sus nombres, y más cuando me dijeron que faltaba Elke, la hija de Edurne que estaba en Berlín con su padre. Luego vería a la abuela, Akama, que se levantaba más tarde.
Vestían a lo occidental , con blusa y pantalón, y comenzó una charla en una mezcla de inglés, turco y español.
Primero preguntaron ellas, narré lo que conocía de la historia de mi abuelo. De Estambul marchó a Nápoles, allí conoció a una mujer , mi abuela, y con una hija , mi madre, emigraron a Argentina.
Pusieron una pequeña tienda de ropa, les fue bien. Poco a poco montaron un taller y crearon una cadena de boutiques que todavía explotaban mis padres.
Era un hombre tranquilo, nunca se enfadaba, y la alegría reinaba a su alrededor hasta que murió de un infarto, una tarde de fiesta: el cumpleaños de mi otra abuela.
Les tocó su turno, el marido de la abuela , un inglés, de ahí el nombre de Jane, había montado una empresa de confección para vender en Europa. Jane se había casado con un vasco, de ahí el nombre de Edurne, era naviero , no muy grande , pero lo suficiente para cooperar en el sistema de exportaciones e importaciones. Edurne se había casado con un alemán, de ahí el nombre Elke, que trabajaba en turismo.
Cada hombre había aportado algo al negocio familiar, que controlaban las mujeres.
La mañana transcurría tranquila, el café , los dulces, el agua que se oía en el patio, las confidencias de gustos, las historias de Argentina y Turquía, sus viajes por Europa, iban creando un clima de tranquilidad , fue entonces cuando surgió la pregunta:
" ¿ Es verdad que tu prometido tiene un falo enorme?. Elsa nos ha comentado que en la casa de baños había causado sensación"
Manuel se ruborizó, toda su vida , como me había confesado, estaba marcada por el tamaño de su miembro, siempre con problemas en sus relaciones con las mujeres hasta conocerme, era algo que lo atormentaba.
Dije que sí, que era muy grande, pero que a mí me gustaba.
Fue entonces cuando Elsa expuso la parte de historia que faltaba en el cuento de la verga majestuosa. La que tenía un molde en la casa de baños que habíamos ido dos días antes era de mi abuelo, por eso cuando di su nombre, se puso como loca a buscar a mi familia. Y les contó quien era yo, y como era mi novio.
" Somos una familia que no debe tener secretos. Venid con nosotras"- dijo Jane, llevándonos a un salón contiguo cuya puerta abrió con una llave que colgaba de su cuello.
Era una habitación iluminada con la escasa luz que se filtraba por las celosías y veintiocho velas con forma de falo alrededor de un pequeño altar donde cuatro reproducciones de una verga enorme , como la de mi Manuel, se alzaban orgullosas de su poderío.
" Son nuestro homenaje a un regalo de los dioses. Las usamos para gozar en un ritual de placer. Ese de mármol es de mi madre, el de ébano mío, el de ónice de mi hija, y ese de látex es para la pequeña que todavía no se ha iniciado."
No salía de mi asombro. Todas adoraban la polla de mi abuelo. Miré de reojo al poseedor de la réplica en vivo, Manuel tenía un extraña sonrisa, lo que siempre había sido un problema, había mujeres que lo consideraban un don de los cielos.
Edurne se acercó a un armario de madera muy trabajada, y sacó una bandeja donde puso una botella con cinco copas. Se acercó a los semilechos en los que reposábamos. No sé la palabra que los define, me recordaban donde se sientan los emperadores en las películas romanos. Sirvió las copas, nos las ofreció y brindó: " Por nuestro placer y nuestra salud"
Cuando lo bebió de un trago , todos la imitamos. Era un bebida un poco dulce , no empalagosa, que apenas la tomé sentí un calor especial por todo el cuerpo.
Sirvió otra copa, Jane salió del salón y en unos minutos volvió con una bandeja de dulces . Nos quedamos semitumbados bebiendo y paladeando los pastelitos.
Tenía la sensación de estar en una nube, relajada, abierta, feliz, tranquila, sensual.
" Verónica, ¿ cómo murió el abuelo?. Cuenta los detalles"
Había fallecido el día de cumpleaños de mi abuela Filomena, no su esposa, después del asado se había retirado a descansar. Filo le acompañó a un dormitorio, estábamos en su casa, dijo que estaba bien. Su mujer pasó al rato para comprobarlo. Descansaba sin problemas, al rato mi mamá apareció llorando, balbuceaba : "Se me ha muerto, mi papá está muerto". Así eran mis recuerdos de aquel día, yo tenía once años.
Jane me oía sin perder una palabra, procesando lo que yo le contaba.
" Se han acabado los dulces y la bebida. Os propongo que os pongáis más cómodos, mientras voy a por más y mamá trae a la abuela. Seguro que ya se ha despertado. Manuel acompáñame , aquí no hay ropa de hombre , y vosotras tenéis en esa habitación para vestiros más ligeras"
Tomando a mi novio de la mano, Edurne y su madre salieron. Elsa y yo entramos en el pequeño vestidor, mi guía se rió: "Eso de ligeras ya lo entiendo, mira lo que hay." Sólo había chalecos, corpiños y unas faldas traslúcidas con lentejuelas que se ataban a la cintura, pero que o dejaban una pierna al aire, o si la girabas exponías la concha o el culo. Vamos una ropita de exhibicionista.
Nos quitamos lo que llevábamos, el espacio era pequeño. La bebida y la desnudez de nuestros cuerpos que se rozaban , me excitaba . No pude evitarlo, me paré frente a Elsa y la besé, fue un beso largo apasionado, donde las pieles se contagiaron el calor. Mis pechos grandes, los suyos pequeños, jugaron a frotar nuestros pezones erguidos. Sin soltarnos, las manos buscaron nuestras vulvas empapadas, nos acariciamos sin dejar de besarnos, hasta que estallamos. Paradas, abrazadas, en escasos minutos nos habíamos masturbado la una a la otra.
"Habrá que vestirse"- dije en un susurro. Nos pusimos dos chalecos y dos faldas, yo elegí el azul y blanco de la bandera de mi país, Elsa el rosa.
El salón estaba vacío, habían puesto platos de fruta, los dulces de antes y botellas y vasos nuevos. Un humidificador soltaba su vapor , cargando de una extraña fragancia el ambiente.
"Parece incienso"-
" Vero, con algo más. Creo que marihuana. Nos va a dar un colocón"
La puerta principal se abrió y entró Manuel del brazo de una anciana, acompañados por Edurne y Jane. Los cuatro vestían túnicas verdes manzana, que tenían múltiples lazos cerrándolas por delante.
" Sobrina, ven y abrázame"- Cuando lo hice me apretó con fuerza. Me besó mil veces, repitiendo " mi niña, mi niña".
" Eres hermosa y se te ve feliz"- yo estaba prácticamente desnuda, el chaleco que llevaba se había soltado y mis lolas estaban a la vista. Su mano huesuda las acarició, con nostalgia. " así las tenía yo, grandes y erguidas"
La conversación se desarrollaba en inglés. Idioma en el que todos con mayor o menor dificultad podíamos expresarnos.
Nos sentamos, yo junto a Akama, mi tía abuela, y comimos fruta, dulces y seguimos bebiendo aquella bebida afrodisíaca.
" Creo que ahora que estamos todos, y aunque Elsa no es del familia, os ha traído y merece saber la verdad familiar"
" Yusef , el abuelo era el amante de su hermana desde la adolescencia. Fue su primer hombre y el único amor de su vida. Para su boda la rehicieron el himen, algo común en nuestra cultura. Tras la boda, siguió haciendo el amor con su hermano durante los viajes de su marido. Cuando se quedó embarazada, él decidió que no podía seguir aquí. Y se marchó. El inglés tenía una gran fortuna y la necesitábamos. Así llegó a Argentina. Pero fue ella la que hizo el primer falo . Nos contaba del placer de sentirse llena, de tener un monstruo adorable en el interior más íntimo, y a mediada que nos hacíamos mayores construimos los nuestros. Los usamos en rituales de sexo una vez a la semana"
La abuela habló en turco, entendí algo sobre que yo tenía que saber TODO, mientras me abrazaba.
" Sí, mamá. Ahora le cuento lo que creo haber descubierto"- le contestó Jane besándonos a las dos con una maravillosa ternura.
Y empezó una larga narración.
La verga de mi abuelo era considerada en la familia un regalo de la naturaleza o de los dioses, debía ser aprovechada por las mujeres. Así desde que pudo empezar a tener relaciones sexuales había complacido a las hembras de su entorno: su madre, sus abuelas y por último a su hermana. Estaba segura que en Argentina había seguido el mismo , es decir que además de a su mujer se habría encargado de satisfacer a mi otra abuela y a su hija, es decir mi madre. Era posible que ella, Jane y yo fuéramos hermanas.
Estaba atónita, pero algo en mi interior me decía que lo que me habían contado era verdad. Me surgían visiones, recuerdos en los las mujeres le atendían , que desaparecían con él durante un tiempo, y volvían radiantes. No discutían entre ellas lo compartían en secreto.
Manuel sonreía en una nube, creo que la bebida y los vapores que respirábamos, unido a que lo que para él siempre había sido un problema: el tamaño de su polla y ahora lo pregonaban como regalo de los dioses, fuerza de la naturaleza, le hacía totalmente feliz.
" Las mujeres se han asustado y me han dejado por el tamaño de mi polla. Con Vero es la primera vez que no me ocurre. Y lo que decís vosotras es como un sueño para mí"
" Si cabe un niño para salir, cabrá un falo para entrar. Tu glande es grande pero no mayor que la cabeza de una criatura."
Aquello de la cabeza de un niño me llevó a mi infancia. A mi abuelo le gustaba que yo jugara a caballito en su pierna. Me tenía cabalgando y saltando sobre su muslo largo tiempo. A mi me encantaba , su al paso, al trote , al galope. Y como si fuera entonces, recordé la doble pierna , el muslo mas la verga pegada a él, y como mamá le dijo un día que iba en shorts : " papá que se te sale la cabeza" y yo vi como una gran pelota le salía del pantalón a la altura de la rodilla y pensé en la cabeza de un niño mojado.
El viejo aprovechaba jugar conmigo para masturbarse entre mis muslitos. Y yo , que he sido de pajita temprana, cuando estaba sola, me tocaba pensando en el gusto que me daban los golpes en mi rajita.
El ruego de Edurne me sacó de mis pensamientos: " ¿ Nos dejas a Manuel?. Mamá y yo nunca lo hemos visto al natural"
Marlon Brando en el Padrino diciendo aquello de LA FAMILIA fue lo surgió en la mente, como una broma en la que yo era la protagonista.
" Si Manuel no tiene inconveniente , yo creo que como me habéis contado los regalos de los dioses son para compartir en familia"
Mi novio se había abierto la túnica y su arma poderosa se erguía presumida y valorada.
Edurne y Jane se arrodillaron ante él, y comenzaron a tocársela con mimo, con adoración. Después sus lenguas recorrieron toda su longitud , llenándola de saliva , y atacaron como si fuera un enorme helado sus glande con lengüetazos lentos al principio, rápidos después.
Miré a Akama , la vieja se había desabrochado la túnica y se masturbaba. Elsa también, así que decidí unirme al coro de la autosatisfacción.
" Mamá , tú primero"- ofreció Edurne , mientras se desnudaban. Éramos familia. Piernas largas, tetas muy grandes, caderotas pero no culonas, vientres lisos, como yo.
Manuel se tumbó en el suelo esperando. Jane se paró con un pie a cada lado de su cuerpo y acariciándose la concha fue bajando hasta que engulló la verga. Me impresionó verla desaparecer en el túnel de la mujer.
Gemía al comenzar a subir y bajar , pero luego gritó como una posesa. Se tocaba los senos, se mordía los pezones, lloraba, estaba en éxtasis, hasta que un aullido interminable indicó que había llegado a un orgasmo salvaje.
Al levantarse , Edurne se lanzó a la polla todavía erguida y comenzó a lamerla limpiando cualquier resto de semen. Elsa se acercó a Jane, que estaba tumbada como en tránsito y la lamió la concha, mi hermana tía volvió a gemir. La vieja y yo nos masturbábamos con el espectáculo.
Edurne repitió la operación de su madre, empalándose en la verga de mi novio, y cabalgando desde el paso al galope más raudo.
Jane separó a Elsa y le pidió que atendiera a su madre. Mi guía no lo dudó, se arrodilló entre los muslos de mi tía- abuela y le comió sin miramientos el sexo.
Jane vino hacia mí, me besó , murmuró un GRACIAS HERMANA, me volvió a besar pero buscando con su lengua el interior de mi boca, mientras sus manos acariciaban mi cuerpo. Me dejé hacer, yo estaba muy caliente, había hecho el amor con Elsa, me había masturbado y ahora mi hermana- tía me volvía a lanzar en los caminos del placer.
Los gritos de Edurne indicaban que había acabado más de una vez , quedó tumbada sobre el pecho de mi novio, destrozada, cansada de tanto placer.
" Por favor, levántate. Déjame que haga lo que debo hacer"- la voz de Manuel sonó tranquila, ronca , emocionada.
" Chicas, ayudar a Akama a que se ponga cómoda a lo perro"
No salía de mi asombro, mi chico se iba a coger a una mujer de mas de 80 años. Colocaron a la anciana con el cuerpo apoyado en el sofá, con unos cojines bajo las rodillas. Y mi novio se acercó a ella con su enorme verga dura, en alto , orgullosa, la apoyó en los labios de la vagina y empujó despacio.
El suspiro de la mujer es lo más emocionante que he oído en mi vida.
" Mi Yusuf, mi Yusuf, mi amor has vuelto"
Y yo comprendí a mi prometido, y me llené de ternura, de amor , dándome cuenta que de verdad era un regalo de los dioses, no por el tamaño de su polla, sino por el de su corazón.
El sol apenas ha salido y permite ver los barcos que vuelven al puerto tras la noche de pesca. En mi cabeza salta una canción de Serrat, el Nano dice que las historias de piratas nunca tienen un final feliz, me sonrío al pensar que el de las chicas un poco putas, sí.
Los otros dos días que pasamos en Estambul fueron una exaltación a la verga de mi actual marido. Se cogió a toda mi familia y a Elsa que pidió por favor gozar aquella maravilla.
Yo me realicé con placeres lésbicos, a mi novio lo dejaban agotado. Edurne, Elsa y Jane me satisfacían mientras Manuel lo hacía con ellas.
Antes de marcharnos nos preguntaron si queríamos tener hijos, ante nuestra respuesta afirmativa, y cuando supieron que yo usaba el DIU, me prometieron que cuando me lo fuera a quitar antes de la boda , me proporcionarían una ginecóloga que me reharía el virgo, como regalo de bodas para la noche nupcial. Lo han hecho, y hoy me han desvirgado de nuevo.
Lo del Grupo español fue un juego de niños comparado con lo pasado en familia. Manuel destrozó a las chicas y presumió de novia salvaje. Lo de coger con tres hombres a la vez es interesante pero incomodo, apenas te puedes mover.
Mi familia turca vino a mi boda, felices , con dinero para los emprendimientos en el Cono Sur, y con la noticia del fallecimiento de mi tía abuela Akama. Cuando nos fuimos, se había atiborrado de hachís y tomando el enorme falo de marmol se había masturbado hasta morir de un infarto. Sus últimas palabras fueron : " mi amor , ahora que has vuelto , voy en tu busca"
Miro a mi marido dormido, su verga en descanso le llega casi a la rodilla, gruesa, hermosa. A la encantadora anciana se lo hizo cuatro veces en dos días, y aunque ronca relajado, me doy cuenta que es un REGALO DE LOS DIOSES.
Este es el séptimo y último episodio( por ahora) de las memorias eróticas de Verónica. Los anteriores:
" Un pedazo de jaca" , " El debut de Verónica", " Me piden la mano y doy el ", "Macizorra con cerebro" , " Una maquina sexual" y " Alma de harem" están publicados en TR.