Regalo de cumpleaños

Dos amigas se adelantan al regalo del cumpleañoero. (cortito pero intenso)

Perdón por no escribir últimamente, el motivo es que estoy a punto de entrar al maravilloso club de los parados de España y no agarro el momento de ponerme a escribir pero os dejaré esta pequeñita historia que me pasó con 19 añitos.

El fin de semana íbamos a celebrar el cumpleaños de Antonio, uno de los chicos de la urbanización. íbamos a celebrarlo por todo lo alto y se iba a llenar de gente de otras urbanizaciones que también lo conocían. Como la fecha exacta era entre semana, nos fuimos de noche  a la playa para tomar unas copitas entre nosotros, para hacer un pequeño adelanto entre risas solo los amigos del grupito de confianza.

Éramos seis, dos chicas y 4 chicos. Yo y Andrés, éramos los mayores, los demás tenían 18 y meses. Teníamos un rinconcito en la playa, detrás de un hotel que había donde estaba más resguardado donde siempre hacíamos nuestras tonterías. Esa noche habían llevado dos botellas de ron y una de vodka para jugar a un juego tonto que teníamos para beber. El juego consistía en lanzar una moneda al aire, no muy alto, pero lo suficiente para darle la dificultad de que cayera en el dorso de la mano sin que la moneda acabara en el suelo. Si caía bebías, si no, pasaba al siguiente.

Así estuvimos jugando hasta bebernos en poco tiempo las de ron y media de vodka. Yo y Judith íbamos considerablemente borrachas y los chicos propusieron jugar al juego de la botella. Como todos íbamos bastante más que contentos, el juego de "niños" nos pareció gracioso y accedimos a jugar. No sé como lo hacían pero siempre caía chico con chica, a pesar que éramos dos solamente, Judtih y yo nos besamos con todos, incluso también entre nosotras.

Como los chicos vieron que accedíamos a todo tipo de proposiciones, incrementaron el morbo del juego añadiéndole tocamientos en cada emparejamiento, es decir, cada pareja que tocara besarse, podía tocar del otro lo que quisiera, siempre y cuando la otra persona accediese a ser tocada en el lugar elegido.  Como niñas tontas, caíamos en sus trampas inexplicablemente, emparejándonos todo el tiempo chico con chica, y así pudieron sobarnos cuanto quisieron, tetas, culo e incluso coño, porque con la borrachera del primer juego ya todo nos parecía gracioso y con el de la botella aún seguíamos bebiendo a los que nos tocaba y como siempre tocaba una chica en cada emparejamiento, pues más ciegas nos poníamos.

Así volvieron a cambiar las reglas del juego y pasamos a jugar al juego de beso, atrevimiento o verdad. Para quien no lo conozca, es un juego para adolescentes, el cual consiste en que por turnos, cada jugador elige a otro participante para que realice una de las tres pruebas, besar a alguien que esa persona elija, mandar hacer una prueba atrevida o admitir una verdad. Si la persona elegida para dicha prueba no acepta las condiciones exigidas a realizar, debe quitarse una prenda como multa y como aún quedaba vodka, pues de paso bebía.

Como podéis imaginar, de nuevo volvíamos a emparejar continuamente chico con chica. Como el ambiente estaba más que caldeado a esas alturas y las pruebas que nos ponían eran bastante salidas de tono, al principio solo nos quitábamos prendas hasta el momento en que a Judith y a mí nos quedaron únicamente la tanguita y el sujetador, lo cual provocaron las primeras reacciones en las entrepiernas de los chicos, lo cual nos produjo una continua risa picarona.

Llegó el momento de realizar otra prueba que tampoco quise cumplir, lo cual tuve que pagar como prenda mi sujetador, dejando al aire mis pechos bien desarrollados por aquella época y eso provocó los silbidos y aplausos de los chicos que estaban muy venidos arriba por la situación, pues ninguno quitaba ojo a mis pechos, los cuales me daba igual que miraran por la borrachera que llevaba. Es más, para ser sincera, me gustaba que las miraran.

Cuando le tocó el turno a Judith, le pidieron como prueba masturbar la polla del cumpleañero a modo de regalo. Judith, a pesar de lo que yo pensé que sería únicamente un juego de erotismo, accedió a cumplir lo exigido para sorpresa de todos. Antonio, ni corto ni perezoso, sacó su polla excitada delante de todos para que ella pudiera masturbarla sin ninguna incomodidad. Y así hizo. Judith masturbaba aquella polla con una sonrisa en la cara mientras por unos instantes me miró intensamente queriéndome decir algo que adiviné al segundo; estaba cachonda y quería guerra.

Entonces supuse que los chicos ya los tenían todo premeditado porque que nos llamaran sólo a nosotras dos, las botellas de alcohol y llevarnos de noche al lugar "secreto", creo que eran suficientes indicios como para haberse dado cuenta antes del oculto propósito  que éstos llevaban, pero también había que decir que Judith y yo éramos lo que se dice "las guarrillas de la urbanización", pues a nuestra edad ya nos habíamos chupado unas cuantas pollas de allí y nos habíamos follado a algunos mayores de la "urba" y claro, como bien sabéis, los chicos esas cosas no saben callárselo, es más, les gusta alardear de ello, así que nuestros nombres por aquel entonces ya eran conocidos entre los chicos.

Antonio tenía la polla en su máximo esplendor disfrutando de la paja que Judith le estaba haciendo mientras se dejaba sobar el culo por las manos de éste ante las miradas golosas de los demás chicos. Mario propuso seguir con el juego y le pidió a Antonio que pidiera su siguiente exigencia, así que pidió a Judith otra prueba de atrevimiento, la cual, como era de prever,  consistía en chuparle la polla hasta correrse.

Judith se agachó entre risitas, se puso de rodillas y le empezó a chupar la polla dura hasta tragarla entera. Mientras, los demás chicos llevados por el cúmulo de acontecimientos que en nuestro rincón secreto se estaban dando, bajaron sus calzoncillos dejando también sus pollas al viento mientras me miraban con ojos de fieras hambrientas…

-Venga Pili, ahora te toca a ti pasar la siguiente prueba, así que ya sabes que hacer zorra… -dijo Ángel mientras el juego gracioso y divertido daba un giro de 360 grados pasando a tomar tintes más que pornográficos en un tono algo agresivo.

¿Qué podía hacer? Estaba borracha como una cuba, cachonda hasta la médula por culpa de la guarra de Judith y rodeada de cuatro chicos con las pollas duras y gordas como mástiles. Además los chicos sólo querían pasar un buen rato abusando de nosotras y eso era una buena excusa para dejarnos hacer. En el fondo las dos lo deseábamos.

Me arrodillé junto a Judith y agarré las pollas de Mario y Andrés para pajearlas y comencé a mamar la de Ángel. Ya tenía cierta experiencia en hacer algún trío que otro así que me desenvolvía con cierta soltura. Pajeaba con intensidad las pollas de los chicos e intermitentemente iba cambiando de boca para mamar al siguiente que más acercaba su polla a mi cara.

Miraba de reojo a Judith, que gemía debido a la follada de boca que Antonio le estaba propinando, no tenía ningún tipo de reparo en incrustarle la polla hasta la garganta mientras la agarraba fuerte de los pelos. Abusaba de ella en todo su esplendor y disfrutaba mirándola babear y atragantarse a cada rato mientras sus huevos golpeaban en su barbilla como una campana en hora punta.

Mario y Andrés se pusieron detrás nuestra para quitarnos los tangas y poder así jodernos mientras mamábamos a sus amigos pero yo tenía la regla y no pudieron follarme así que me tocó hacer de chupapollas mientras se iban turnando para follarse a la puta de mi amiga.

Seguí de rodillas mamando cada polla que me metían en la boca mientras que a Judith la ponían de pie elevándola de una pierna colocándose uno de frente para follarla por el coño mientras otro la sujetaba por detrás y se la metía por el culo. Era delicioso poder mirar como la follaban sin compasión, esos cabrones eran bien espabilados a su edad y se notaba que el verano los había puesto a tono para nosotras.

Mientras gozaba del espectáculo me obligaron a mamar sus huevos, lamer sus culos y tragar sus pollas hasta provocarme arcadas que por suerte sólo quedaron en eso. Ellos se turnaban para follarla mientras yo les preparaba las pijas chupándolas con gran deseo, algo forzada muchas veces pero con gran dedicación para que pudieran tener buena lubricación a la hora de metérsela en el culo a Judith.

Cuando llegó la hora de echar sus corridas no dudaron ni un momento en pensar en mí. Judith era la muñeca hinchable pero sin duda yo era el pañuelo desechable donde iban a ir todas sus corridas. Inmediatamente después de meterla en su coño, venían a mi carita, a mi boca o a mis tetas  a correrse, a lo que yo, muy gustosamente, chupaba y lamía sus falos mojados con su rico líquido espeso para tragar con la mejor de mis sonrisas.

Agarrando del pelo a la puta de Judith la obligaron a arrodillarse para saborear de mi boca sus corridas y lamer por mi carita los restos, algo que les parecía muy morboso, pues como buenas putas que nos consideraban, vieron pertinente no dejarnos con las ganas.

Una vez acabado el juego nos vestimos y nos fuimos cada cual a su casita para esperar ansiosos al deseado fin de semana. Sin duda para Antonio y sus amigos aquella noche sería el mejor regalo de cumpleaños que nunca le hubieran hecho a un amigo.

Cuando llegamos a la urbanización le propuse a Judith que se quedara en mi casa a dormir, pues con las ganas que me había quedado de follar debido a mi menstruación, me había quedado jodida y muy caliente y tenía ganas de restregarme con ella y que me contara como había sentido de rico sus pollas mientras me masturbaría el culito con sus dedos en mi cama.

FIN.