Regalo de cumpleaños

Éste relato es parte de un regalo para la protagonista del mismo.

La conocí hace un tiempo por ser la amiga de una amiga de una amiga con la que coincidíamos.

Ella es jóven, morena y muy deportista; aunque ha tenido novio, nunca ha tenido nada mas allá de inocentes besos.

Yo soy mayor que ella, moreno, alto y en contraposición a ella, he tenido muchas vivencias de índole sexual, muchas de las cuales, desconoce a día de hoy.

Debido al uso de las nuevas tecnologías, fuimos adquiriendo confianza el uno con el otro y, aunque no era siempre el mismo tema, nos gustaba indagar en todo lo relativo a las experiencias vividas por ambas partes.

Tímidamente, me preguntaba sobre cuestiones como qué zonas resultan más erógenas para un chico, a la par que se intercalaba con preguntas por mi parte acerca de las suyas.

Muchas de las preguntas que yo le hacía, sabía que no iban a poder ser respondidas fehacientemente debido a su aún virginal estado físico, pero su mente iba más allá y no dejaba de elucubrar opciones.

Tras muchos días de conversación, observé que es una chica con ganas de descubrir el sexo, probando para poder elegir las cosas que le gustan y las que no. Inicialmente asevera ser heterosexual. Lleva el pelo púbico corto, aunque sin llegar a depilarselo completamente.

Lleva bastante tiempo estresada por los exámenes y en cierta ocasión le aseveré que sí el día de su cumpleaños no había tenido su primera experiencia sexual, yo mismo a modo regalo, haría lo posible para que fuese viviendo algunas experiencias.

Llegado el día de su cumpleaños, coincidimos en un local de la zona. Ella sabe que me gusta que se vista muy sensual, por lo que trae un vestido corto junto a unas sandalias. Bajo lo apretado de su vestido, no se marcan las gomas de ninguna braga/culotte, por lo que imagino que llevará tanga o lo mismo, en un ataque de valentía, quizá nada...

Tras las felicitaciones de rigor y las frases con doble sentido respecto a su regalo de cumpleaños, nos quedamos a solas durante un momento y aprovecho para preguntarle que sí lleva el tanga puesto. Me mira lujuriosamente y me responde con que es algo que tendré que comprobar. Hago que se acerque hacia donde estoy y disimuladamente, meto mi mano por debajo de su vestido y compruebo que lleva tanga el cual está completamente empapada. Le hago una broma respecto a su estado y me dice que es debido a que lleva todo el día pensando en el regalo de cumpleaños que le prometí.

Le pregunto que sí realmente está decidida a recibir su regalo y me dice “así es, pero nada de niñerías, quiero vivirlo a tu manera” mientras que una sonrisa maliciosa y un brillo en sus ojos que delata su estado de excitación.

Ella sabe que me encanta jugar y le digo que para empezar, vaya al baño, se quite el tanga y me lo traiga.

Se queda un poco sorprendida, pero enseguida comprende el juego y se va sonriendo dirección al baño. Regresa con el puño bien cerrado y me entrega su tanga empapado y lo guardo en el bolsillo de mi pantalón.

Su estado deja ver una mezcla entre nerviosismo, excitación y ganas de seguir recibiendo su regalo, pero justo en ese momento llegan sus amigos a decirle que tiene que jugar al billar de nuevo para la revancha de la partida anterior. Me mira preguntándome mentalmente qué hacer, a lo cual con un gesto de aprobación, le doy permiso para que juegue.

La partida de billar trascurre con normalidad para todo el mundo excepto para ella, que evita a toda costa tener que reclinarse para evitar que la gente del local vea su desnudez, y para mi, que disfruto viendo cómo por culpa de la situación, cada vez falla mas, alargando así la partida.

Termina perdiendo irremediablemente y haciendo gala de sus buenos modales, se excusa alegando que tiene que ir al baño. La gente no le da mas importancia, pero ella vuela literalmente para secar un par de gotas que le bajaban por la entrepierna y que se acercaban peligrosamente al limite que tapa su falda.

Ésta es la primera parte de una historia que se irá publicando semanalmente.

Un saludo y feliz cumpleaños ;)