Regalo de Año Nuevo
La historia de Roxane, una chica tímida que encuentra el príncipe azul de su vida y el cumpliento de su sueño de ser mujer.
Regalo de Año Nuevo.
¡Ya no aguantaba más! Desde hacia años que quería gritar al mundo que yo debía ser mujer, pero no podía, por miedo a mis padres más que nada. Tenía unos 7 años cuando a escondidas me ponía la ropa de mi hermana mayor, claro que nadie se daba cuenta. Cuando cumplí 14 años, mis padres me compraron una computadora para la escuela y ahí fue cuando comencé a navegar por internet y a darme cuenta que no era la única. No era solo yo, sino miles y miles de chicas como yo, atrapadas en un cuerpo de hombre. Así me sentía todos los días.
En secreto comencé a aprender a maquillarme y a vestirme. A veces me ponía ropa de mi mamá, pero decidí usar mejor ropa de mi hermana pues era más jovenil y me quedaba mejor. Me tomaba fotos y videos que luego borraba para que nadie se diera cuenta. En internet vi que existían unas mujeres muy hermosas con pene, a las cuales llamaban shemale, me fascinaba ver los cuerpos de éstas hermosuras, pero debo de admitir que no las veía con morbo, sino con admiración. Veía chicos guapos en internet, y me excitaba mucho, aunque odiaba tener un pene que se me paraba, pero al fin y al cabo era lo único que podía usar para darme placer. Aunque también me metía tubitos (de esos que usan para infecciones vaginales) en mi ano, y me gustaba soñar que un chico guapo me hacía el amor como toda una mujercita.
Pasaron los años y cada día sentía que me moría por dentro. Pensé que solo estaba confundida y que necesitaba tener una novia para darme cuenta de lo que quería. Aunduve con una chica a mis 16 años, ella tenía los pechos enormes, y lo único que recuerdo es que cada vez que la veía deseaba ser como ella, así terminó esa relación. Finalmente, después de tantos años en la obscuridad, me armé de valor y decidí entrar al internet para conocer a alguien que me ayudara a ser mujer. Ya tenía casi 18 años.
Entre a una página de anuncios gay o hombre para hombre y pusé algo así:
"Tímida TV de closet busca chico tierno y amoroso que me ayude a convertirme en una mujer. Soy delgada, piel blanca, mido 1.66mts, peso 50kg, y tengo bonitas piernas. Ayúdame a ser tu chica! Roxane"
Para ese entonces ya había chateado con algunos chicos pero no me convencian. Por eso decidí mejor poner un anuncio en los clasificados para hombres. Grande fue mi sorpresa, que un día llegado a mi casa de la escuela, revisé mi correo de Roxane y me encontré con más de 25 emails. Me sentí muy excitada, dado que apenas pusé el anuncio unas 24 horas antes. Me sentí como una princesita y soñaba que en uno de esos emails mi príncipe azul saldría al rescate de mi miserable vida.
Hubo de todas clases de emails. Algunos buenos, algunos no tan buenos. Después de haber contactado a varios, me conquistó un hombre maduro, de unos 40 y tantos años de edad. Desde el principio me supo tratar como una reina, y me sentí super platicando con él. Él era casado pero no me importó. Le dije que quería ser una chica con todo mi corazón, y que estaría dispuesta a todo para conseguirlo. Él amablemente me invitó a conocerlo en persona y a hablar con el cara a cara de lo que deseaba. Así que tuvimos algo así como una cita.
Quedamos en que me iba a recoger cuando saliera de la escuela, le dije como iba a estar vestida (como chico) y que de ahí podríamos ir a platicar a algún lugar. Y así fue, él fue por mí y me subí a su carro. Debo de confesar que tenía mucho miedo y que estaba muy nerviosa. No sabía en que me podía meter, aunque era joven tenía sentido común, pero creo que por la emoción de ser mujer simplemente acepté ir con él. No creo que lo vuelva a hacer en mi vida, pero en ese momento sentí que estaba haciendo lo correcto, emocionada pero con miedo y niervos a la vez.
Al subirme a su carro me presenté como "Roxane," y él me dijo, "yo me llamo Enrique, mucho gusto conocerte." Así que me llevó en su carro a como unos 20 minutos de mi escuela. Él era un hombre serio, de 43 años, no platicaba mucho, no era muy alto, moreno, de bigote, se veía muy varonil, era muy respetuoso e inspiraba confianza. Me dijo que tenía un lugar donde podríamos platicar a solas, así que llevó como a una pequeña casa. El lugar era de una recámara y un baño, una sala y una cocineta, nada más, pero limpio y cómodo.
Al entrar me dijo: "Tengo una sopresa para ti en la cama..." Así que caminé a la recámara y encontré sobre la cama, ropita de mujer, maquillaje, una peluca y algunos accesorios.
Enrique agregó: "Esta ropita es tuya, sé que no tienes ropa propia, así que te compré ésta, pontéla para ver como te sientes..." Así que mientras él me observaba me quité mi ropita de hombre y me pusé aquella bonita ropa interior blanca, unas tanguitas y un bra, una faldita negra y una blusa morada, también me pusé una peluca de pelo largo cabello color negro, y me maquillé un poco. No me había conseguido zapatillas, pero yo creía que me veía bien.
Al terminar, me dirigí hacía donde estaba Enrique sentado, y le dije: "¿Qué te parece? ¿Te gusta?"
Inmediatamente él se pusó de pie y me dijo: "Te ves toda una mujer, una linda jovencita Roxy" mientras que tomándome de la mano, me invitó a dar una vuelta para él, y con la otra acariciaba mi cuerpecito recién transformado en chica. Luego se acercó para darme un besito en mis labios, y me invitó a sentarme con él en la cama.
Yo todavía estaba muy nerviosa, casi temblando, Enrique como buen hombre notó eso y me dijo que no me preocupara de nada, que solo ibamos a platicar, pero que poco a poco me iba a ir ayudando para convertirme en la linda chica que en verdad era. Me pareció muy lindo de su parte. Enrique pidió una pizza y comimos viendo TV sobre la cama, la pasamos bien durante un buen tiempo. Me dio una llave del lugar y me dijo que ese sería mi lugar y que podía ir cuando quisiera ir a vestirme e ir juntando más ropa de chica. Le agradecí con un besito en los labios y me cambié otra vez de chico para regresar a casa.
No todos los días podía ver a Enrique por su trabajo y familia. Pero le prometí que iría a esa casa a practicar mi feminidad cinco veces por semana. Él me dejaba dinero para comprar ropa de chica y accesorios, así que a veces iba a la tienda a comprar zapatos, bolsas, maquillaje y otras cosas para verme como una princesa para Enrique. Me tomaba fotos y videos ya una vez transformada, y se las dejaba en la cama a Enrique para que pudiera ver mi progreso como chica. Así pasaron unas semanas, y aunque solo veía a Enrique una vez a la semana, sentía que cada vez más me transformaba en una mujer bella para él.
Enrique tuvo que salir un mes de la ciudad por trabajo, me dejó mucho dinero para que hiciera lo que quisiera en ese mes. En ese tiempo me dediqué en cuerpo y alma en ser una mujer bellísima para cuando él volviera. Fui y tomé clases de maquillaje con una chica que se dedicaba a eso, ensayé incontablemente mi voz para que sonará super femenina, practiqué muchas horas el como caminar con zapatillas y comportarme como chica. Desde antes de ese tiempo ya había hecho ejercicios para mantener unas pompitas paraditas y bonitas, además de tener unas bonitas piernas torneadas y antojables.
Lo único que me fallaba era tener pechos, pero encontré en internet una forma de hacerme unos falsos con medias o pantimedias de mujer del color de mi piel rellenas de semillas para pájaros o arroz. Me metía esos rellenos en mi bra, deseaba tener unos pechos gigantes así que me los ponía muy grandes, aunque me daba cuenta que estaban muy pesados, pero debo admitir que al caminar el moviento de los rellenos se veía muy natural. Sentía como que cada día me acercaba un paso más a mi meta.
Enrique me habló y me dijo que vendría ya al día siguiente. Yo le quisé prepar una sorpresa, así que me compré un vestido rojo corto muy sexy que dejaba ver mis bonitas piernas, también conseguí ropa interior de encaje, muy linda y roja también, ocultando mi pene claro y rellenando unos pechos de buen tamaño. Me maquillé como toda una princesa además de ponerme una peluca rubia de pelo largo y ondulado. Conseguí unas zapatillas doradas y una bolsa de igual color. Como toqué final me puse pupilentes de color azul cual quedaban bien con mi piel blanca y el pelo rubio. Al verme al espejo quería llorar de tan bella que me veía, era toda una barbie. Estando lista, me dispusé a esperar a mi príncipe, para ir al cine o a cenar, o al parque, o a lo que él quisiera, estaba dispuesta a todo, y esa noche quería ser suya.
Sin embargo parece que a mi príncipe se le olvido que estaba esperándolo. Pasó media hora después de que me dijo que vendría y no llegó, pasó la hora, y luego las dos horas. Eran ya casi las 8pm cuando pensé que ya Enrique no vendría por trabajo o familia, así que no me desanimé sino que decidí salir sola a la calle como mujer. Ya había salido como chica unas dos o tres veces antes en ese mes, pero solo salía a la esquina y me regresaba con miedo. Pero esa noche me llené de valor y para agarrar más confianza y práctica me dispusé a salir como la princesita que era, nunca había salido tan espectacular como en esa noche.
Recordé que Enrique me dijo que había un bar gay en la ciudad, aunque nunca había ido, tomé un taxi a la esquina de la casita de Enrique y le dije al taxista con mi nueva voz femenina (quien se quedo boquiabierto al verme) que me llevará a ese lugar. Pensé "Ya que Enrique no vendrá, voy a seguir practicando como chica para sentirme más natural" Parece ser que era toda una sensación, ya que los chicos que me veían sentada en el taxi desde otros carros no me quitaban la vista y se quedaban tan pasmados, que no podía articular una oración o piropo para decirme algo. No pensé que podía causar tanta conmoción, pero al parecer toda la gente creía que era una linda y sexy rubia. Eso me hacía sentir muy bien, me hacía sentir como una princesa.
Finalmente llegamos al lugar y el taxista dijo que no me iba a cobrar nada por el viaje, pero que tenía que darle mi número de teléfono. Sonreí, y le di en un papel mi email, jaja. Entré en aquel bar y me di cuenta que había una multitud de chicas como yo, pero claro, al estar vestida yo de rojo, bellas piernas y andando de rubia, fui la que gané las miradas de todos y todas que estaban ahí presentes. Un chico me invitó a sentarme en la barra con él, así que accedí.
Él me invitó un trago, y yo acepté, mientras platicábamos me preguntó porque una chica como yo estaba en un bar gay, le dije que era trravesti y que era mi primera vez, él dijo, "no juegues conmigo tú eres una chica de verdad, no puedes ser travesti," le seguí insistiendo, y él seguía sin creerme. De repente, para mi sorpresa levanté mi vista y vi a Enrique sentado solo en una mesa, pensé, "¡mira que lindo! me vio salir de la casa y me vino a seguir hasta acá" Me fue acercando sin que él me viera, con una gran sonrisa y con gran felicidad de verlo otra vez, cuando de repente, un chico lo tomó de la espalda y le dio un beso en el oído y luego un largo beso en la boca. Me quedé pretificada y confundida. Ellos se abrazaron y se sentaron a platicar. No sabía que hacer, digo, sabía que Enrique era casado, pero pensé que yo era la única otra persona a quién el veía, o iba a ver, luego pensé que a lo mejor lo estaba confundiendo con otro, así que mejor me acerqué.
-"¡Enrique!" dije estando casi al lado de la mesa donde él estaba.
Él me volteó a ver sin reconocerme, luego de verme fijamente y después de unos segundos finalmente se acordó de mí... "¿¡Roxane!?"
-"Sí, soy yo..." Enrique se quedó pasamado y boquiabierto, sin palabras, creo que no se imaginaría que podría verme tan hermosa como esa noche.
-"Te estuve esperando" continué diciéndole.
-"Perdón, Roxy, tuve un contratiempo..., mira él es mi amigo Luis" Me dijo con una voz nerviosa y temblorosa.
Sin ni siquiera voltear a ver al tal Luis, le reclamé otra vez a Enrique "Te estuve esperando Enrique, me dijiste que vendrías por mí y yo te tenía esta sorpresa..."
Él pretendió que no me escuchó, agachando la cabeza. No le dije más, solamente salí de aquel lugar, tomé otro taxi y me fui de nuevo a la casita de muñequtas en la cual Enrique me tenía. Estaba muy confundida, triste, y con ganas de llorar. Al dejarme en la casa de nuevo, tomé todas mis cosas, y le deje las llaves de la casa sobre la cama, dispuesta a salir y nunca regresar. No lloré, aunque moría de ganas por hacerlo, aunque no sé porque quería llorar, quizá porque me ilusioné con un hombre infiel, y pensé que sería mi gran amor, a lo mejor porque fue la primera persona que me tendió la mano y me sentí apoyada y querida. No sé que pasaba en mi corazón, pero sé que estaba muy triste y enojada.
Salí de nuevo la calle para tomar otro taxi para irme a mi casa (aunque no sabía que iba a hacer cuando mis papás me vieran como chica), eran ya como las 10pm. Mi papás pensaban que estaba estudiando en casa de unos amigos. No traía ya dinero así que me fui a esperar el transporte público (bus o camión) para regresarme. De repente, vi que un carro venía muy despacio por la calle, pensé que a lo mejor era Enrique, y creo que hasta deseaba que fuera él y que me pidera perdón. El carro se detuvo enfrente de mí, escuché que se abrió la puerta, y alguien se bajó. ¡Era el chico del bar!
-"¡Hola! ¿Estás bien?" me preguntó preocupado. "Vi lo que pasó y te seguí en mi carro hasta acá para ver si estabas bien..."
Yo le dije secamente, "gracias, estoy bien..."
-"¿Necesitas ayuda?" me insistió.
-"No gracias, estoy bien" le contesté indiferentemente.
-"Mira, yo he vivido por situaciones similares a la tuya, y sé como se siente, solo quiero decirte que vine aquí para apoyarte, en el poco tiempo que platicamos me di cuenta que no solo eres una chica hermosa, pero también eres una buena, honesta, y grandiosa persona, y que me gustaría conocerte mejor" agregó el chico.
"No nos hemos presentado, me llamo Adolfo" continuó él, sentándose junto a mí en la parada del bus.
-"Me llamo Roxane, pero puedes llamarme Roxy" le contesté y enseguida me pusé a llorar. Él enseguida me abrazo y me invitó a ir a otro lugar, también me dijo que no valía la pena llorar por nadie.
Me subí a su carro y en el camino le conté todo de mí. Le dije "Sé que no me crees pero soy un chico que quiere ser chica y Enrique, aquel hombre que encontré en el bar, me estaba ayudando..." Adolfo todavía no podía creer que era en verdad un chico, pero me aceptó y me dijo que si me veía así solamente vestida de chica no se podía imaginar la preciosura y hermosura de mujer que sería yo al tener una transformación completa. Le comenté que eso era imposible porque mis papás nunca lo aceptarían. Adolfo me consoló diciendo que a lo mejor solo necesitan tiempo.
Llegamos a la casa de Adolfo, él era alto, rubio, de ojos cafés, se veía fornido y fuerte, era muy amable y sincero. Entrando a su casa dije que me tenía que cambiar para irme a mi casa, que mis papás no debían saber que me visto de chica. Él me dijo que me llevaría a casa y que se haría pasar por un amigo por si mis papás preguntaban quien era yo. Le contesté que estaba bien y el me invitó a sentarme en la mesa para comer algo, yo no tenía hambre, pero me dijo que él era chef y que le gustaría hacerme algo de comer, me seguí negando, pero luego dijo:
-"Cuando menos terminemos el trago del bar, ¿si estas de acuerdo? luego te llevaré a tu casa..." sugirió Adolfo. Acepté, pero antes me metí al baño para retocar mi maquillaje un poco, no quería verme fea.
Me senté con él en su sofá y tomamos un ruso blanco. Adolfo pusó música romántica y platicamos un poco más de nuestras vidas y debo admitir que me sentí muy bien. Después de unas risas y de pasarla bien, Adolfo se sincero conmigo y me dijo:
-"Eres la mujer más bellísima que he visto en mi vida, y me encantaría estar contigo por siempre"
-"Dices eso porque estas borracho" le contesté yo con una risa nerviosa.
-"No estoy borracho, ¿cómo crees? solo he tomado un poco, te lo digo de corazón, era la chica de mi sueños" continuó Adolfo.
-"Eres muy tierno y amable" le dije.
En eso Adolfo pasó su brazo sobre mi hombro, y acercándose poco a poco a mí, viendo mis labios rojos, mis ojos azules, y tocando mi pelo rubio, me dio un tierno beso, al cual yo respondí. Poco a poco las cosas fueron subiendo de tono, y me recosté en el sofá, mientras que Adolfo se pusó sobre mí acariciando mi cuerpo de chica y besándome el cuello. Esto me fue excitando mucho, pero no quería que Adolfo tocará mis pechos falsos y postizos, así que me levanté y le dije que se sentará. Le dije que me tuviera paciencia, porque era mi primera vez, Adolfo me dijo que no me preocupara. Le abrí el pantalón y le bajé sus boxers, dejando a su pene medio erecto frente a mi cara, no era un gran pene, era algo chico diría yo, pero lo comencé a besar y a chupar. Adolfo me dijo que usara mi lengua nada más porque lo estaba mordiendo, "perdón..." le dije miedosamente, y me esforcé por hacerlo mejor. El pene de Adolfo se fue parando hasta agarrar tamaño, mientras que lo metía y sacaba de mi boca.
Adolfo se fue excitando demasiado, al ver una linda chica como yo, rubia, metiendo en su boquita su pene, era algo tan rico y excitante para él y para mí, ya que siempre soñe con ese momento cuando finalmente tendrái sexo oral. Continué haciéndolo hasta que el se vino en mi boca, y me lo trague todo. "Mmmm, que rico...." le dije con una sonrisa traviesa. A lo que él contestó, "tú eres la ricura mi amor, lo hiciste delicioso..." Me invitó a quedarme a dormir allí, pero le dije que tenía que ir a casa, así que me cambié rápido de nuevo a chico, pero no quería que Adolfo me viera como hombre, así que me tapé la cara, le di las gracias y me dejó en mi casa.
Pasaron las semanas y Adolfo y yo seguimos platicando por chat y por teléfono, pero no nos podíamos ver. Era ya casi fin de año y continuamos nuestra relación así. Cada día me gustaba platicar con él y deseaba ya verlo. Pero como no tenía lugar donde vestirme de chica y como no quería decirle a Adolfo eso decidí esperar hasta el año nuevo para planear dónde y cómo podíamos vernos. Pasé Navidad con mi familia y luego llegó el año nuevo. En las vísperas del año nuevo es costumbre comer doce uvas o doce pasas al sonar las últimas campanadas del año viejo para recibir al nuevo año, al comer esas doce uvas se pidé un deseo por cada una de ellas. Pueden adivinar que pedí en esos doce deseos: "Quiero ser mujer, quiero ser una linda chica, quiero ser una mujer de verdad, quiero ser una preciosa princesa..." y así hasta que completé las doce uvas, claro que nadie supo que pedí esos deseos porque los dije en sliencio. Pero deseaba que alguien, no sé quién, me escuchara y cumpliera mis deseos.
Al llegar el año nuevo Adolfo me habló para desearme un feliz año y me dijo que me quería ver. Le dije que no podía, que sabía que no quería que me viera como hombre. Después de mucha labor de convencimiento accedí el verlo. Me dio una dirección, a la cual fui como chico, me di cuenta que era un lugar muy raro para ver alguien, eran como unas oficinas, pero suposé que Adolfo quería ser discreto. Entre al lugar que él me dijo, era una oficina pequeña, me recibió una señorita que estaba sentada en un escritorio,
-"¿Tiene cita para ver al Doctor?" me preguntó.
-"No, yo vine para ver a alguien, perdón a lo mejor que equivoqué de lugar" le dije, algo consternada.
-"¿Adolfo? ¿Viene por Adolfo?" continuó preguntando la señorita.
-"Sí, ¿está aquí?" le inquirí.
-"Espera un momento aquí en un momento sigues" me comentó.
-"Esta bien," aún sin saber que pasaba, me senté esperando en aquel lugar. Después de un rato la señorita me invitó a pasar a una oficina, ahí estaba un doctor que me dio la bienvenida, y me pidió que me sentara. Muy amablemente el doctor me dijo que era cirujano plástico y que sabía de mi caso y que quería ayudarme en transformarme en mujer.
-"¿Cómo sabe usted eso?" le pregunté algo asustada.
-"Adolfo es amigo mío, me ha contado todo y también dijo que él pagaría por todo, si tú estás dispuesta yo ayudaría a que físicamente te transformes, y con la ayuda de otros doctores empezaríamos a darte un tratamiento hormonal y...."
-"¿Adolfo le dijo eso?" Le interrumpí su explicación estando un poco emocionada, pero nerviosa y asustada a la vez.
-"Sí, él me dijo, ¿en verdad quieres ser mujer?" me insistió él.
-"Con todo mi corazón doctor, eso lo he soñado toda mi vida" le confesé.
-"Pues bien, este va a ser tu regalo de año nuevo, te vas a convertir en una bella mujer...."
Esta fue la historia de mi amiga Roxane, no se les olvide compartir sus comentarios o escribirme.... besos.... Cary