Reformas en mi culo III
Cuando consideró que la tuvo bien lubricada me puso de pie, contra la pared y me penetró de golpe, enterrando su pollón hasta el fondo de mi culo, provocándome uno de los mayores placeres de mi vida.
Empecé entonces el rito de provocación. Mientras iba caminando de espaldas al balcón de enfrente, me quité la camiseta quedando solo con mi tanga de hilo blanco. Me doblé para viera bien mis nalgas pero cuando me levanté el pintor no estaba mirando. Cómo podía ser? Seguí provocándole durante todo el día, poniendo la lavadora, agachándome para introducir la ropa dentro de la máquina y exponiendo bien mi culo, saliendo al balcón semi desnudo con la única excusa que me viera, pasando varias veces por delante de sus morros, pero nada de nada, el tío no miraba. Sería uno de los pocos heteros que no quieren probar a un tío?. Tenía que intentarlo todo. En una de esas salí al balcón disimulando que hablaba por teléfono mientras observaba a mi pintor. Él estaba subido a una escalera pintando el techo por lo que tenía los brazos levantados y hacía que su camiseta se subiera un poco, mostrando un abdomen fuerte con un poco de vello. Tenía una de sus piernas levantadas por lo que dejaba bien marcado su bulto, el cual me pareció enorme. Me quedé tan embobado que acabó pillándome como le miraba. Me saludó, se rio y siguió currando. Por lo menos no se había enfadado. Seguí en el balcón provocando al macho, me giré y le di la espalda, mejor dicho le di el culo, mientras fingía que hablaba por teléfono.
- No te vayas a enamorar Cristian, jajajajaja
Me giré y me encontré al compañero riendo y mirándome. Mi pintor Cristian, también reía y le decía que no. Lejos de morirme de vergüenza me vine arriba y les vacilé yo. Me chupé bien dos dedos, volví a darles la espalda, puse una pierna encima de la branda del balcón, retiré el hilo del tanga y me metí dos dedos en el culo. Cuando me giré a mirarles ya no reían, sino que estaban boquiabiertos y rojos como un tomate. Entonces fui yo quien rio, dejándolos allí pasmados. Cuando ya pensé que todo había quedado en nada con mis pintores, vi como se cambiaban de ropa. Cristian se bajó el pantalón dejando a la vista sus boxer de mercadillo de color rojo marcando un buen bultazo. Se vistieron y se fueron. Y al rato, salí al balcón y al mirar hacia la calle estaba Cristian, el macho pintor apoyado en la pared de la calle fumando y mirando hacia mi balcón. Le saludé y él me saludó. Le hice un gesto para que viniera y no se lo pensó.
- Te gusta provocar? – me preguntó mientras me tenía acorralado contra la pared y manoseaba mis tetas.
- Me encanta provocar a los machos como tú.
- Y eres de los que completan o solo eres una guarra calienta pollas?
- Verás de lo que soy capaz – le dije mientras restregaba mi culo en su bulto.
Cristian empezó a suspirar mientras aflojaba sus manos de mis pechos. Me di la vuelta y le besé. Mientras morreábamos nuestras lenguas agarré fuerte su bulto el cual estaba duro como una piedra. Metí mi mano por dentro de calzoncillo y restregué bien su rabo. Por lo que toqué noté que tenía un pollón. Saqué mi mano de su pantalón y la olí. Un olor a polla y huevos inundó mi nariz.
- Me encanta como huele un hombre después de currar.
Me agaché, le bajé el pantalón y calzoncillo de golpe y su rabazo saltó ante mí. No me lo pensé y empecé a lamer como una loca. Qué rico sabía. Chupé con muchas ganas mientras le pajeaba. Intenté metérmela toda en la boca pero casi lo consigo. No estuve mucho rato mamando cuando Cristian me avisó que se corría.
- Ya ya, me vengo…chupa chupa… - me pedía mientras notaba como su polla descargaba leche en mi boca como una fuente. Instintivamente me tragué toda la lefa. Sabía fuerte pero me gustaba.
- Hostia puta que mamada – me dijo.
- Pero si no me has durado nada. No has tenido tiempo de saberlo.
- Me corro rápido pero me repongo más rápido – me guiñó el ojo y me cogió en brazos. Me estiró encima de la mesa, me espatarró y empezó a jugar con mi ano. Separó el hilo del tanga, se ensalivó dos dedos y me los metió por el culo.
- Buah que caliente estás! Tu culo está pidiendo polla… - me dijo. Sin dejar de meter y sacar sus dedos de mi culo se ensalivó la polla y seguidamente apuntó a mi agujero. Fue metiéndola sin goma pero no me quejé. Me tenía tan caliente que me dejé hacer. Enterró toda la polla en mi culo y la dejó quieta, provocando un gemido de mi boca, mientras se adaptaba a mi cavidad anal. Empezó un mete saca lento mientras abría más mis piernas.
- Te gusta zorrita?
- Mucho, no pares, eres un buen macho con una buena polla.
Empezó a follarme con ganas, notaba como su rabo abría bien mi culo. Cada vez me daba más gusto, ese tío sabía lo hacía y no era el primer culo que se follaba.
- Dame dame más fuerte!
- Te voy a destrozar – me cogió en brazos y me folló durante un rato mientras me sujetaba de pie. Me sentía tan a gusto, como en el cielo en brazos de mi Dios! Al rato se cansó de sujetarme y me puso de rodillas a mamarle el rabo. Sabía bien a culo. Cuando consideró que la tuvo bien lubricada me puso de pie, contra la pared y me penetró de golpe, enterrando su pollón hasta el fondo de mi culo, provocándome uno de los mayores placeres de mi vida. Empezó a joderme fuerte mientras agarraba mi cintura. Parecía que me iba a romper cuando me avisó que se corría. Salió de mi culo, me hizo agachar y tragarme de nuevo su lefa. No fue mucho menos que antes, creo que en realidad fue más cantidad y más sabrosa. Cuando le hube limpiando el rabo se fue al baño a mear. Yo le seguí y le pedí que me meara. Se sorprendió cuando vio que me metía en la bañera de espaldas a él, abriendo bien mis nalgas, le dije que apuntara su orín en mi culo. Y así lo hizo. Su chorro caliente fue mojando mis nalgas y mi ano, hasta que eché hacia atrás mi culo, haciendo que su polla meona entrara por mi agujero, depositando el resto del meado.
- Bufff, que gusto – me dijo.
- Si, mola mucho – le contesté.
Cuando hubo terminado de mear en mi culo, sacó su polla y sacudió las ultimas gotas.
- Menuda guarra estás hecha – me dijo. Yo me agaché y empecé a limpiársela mientras mi culo expulsaba toda su meada. Se le puso dura de nuevo. Le pedí que me follara. Entró en la bañera conmigo, me enjabonó el culo y me la metió.
- Quieres más? – me preguntó.
- Hasta que te quedes seco – le dije. Se corrió mientras me follaba en la bañera y aun se recuperó para follarme una vez más. Esta vez fue más lejos y me sacó al balcón. De un tirón me rompió el tanga. Yo grité.
- Qué pasa puta? No te gusta provocar? Pues vamos a provocar a la gente – se escupió en la mano y se mojó la polla para después metérmela de golpe hasta el fondo de mi culo.
- Aaaaaaaaaaaaah – me quejé. La calle estaba oscura pero aun paseaba gente. Algunos miraron otro disimularon pero todos supieron que en ese balcón un macho estaba destrozando a una zorra. Me dejó bien estucado de semen en el balcón, caliente y pajeándome mientras metía mis dedos en mi culo comprobando me había dejado también abierto.