Refollada gustosamente por los dos viejos hermanos
Un pase por la zapatería se convirtió en una mañana de mete y saca donde aquellos dos sementales casi ahogan mi conejito.
Fui a los dos días de mi último encuentro con el viejo zapatero, a recoger mis zapatos pues el día de autos con la fogosidad del momento me los deje allí sin reparar.
Llegue y me lo encontré en la puerta con su hermano Luis, camino del bar a tomar un café, pero al verme llegar se pararon y dejaron que aparcara el coche para invitarme.
Me baje y me saludaron ambos efusivamente, pero fue Manuel el que agarrándome sin ningún tapujo mi trasero, me acerco hacia él, para darme un beso en la boca.
Su hermano Luis, picaronamente dijo- veo esto lleva buen camino y este bombón de mujer va a ser mi nueva cuñado.
Yo le agradecí el cumplido con una sonrisa pero le hice ver que era algo complicado pues aquella relación pasaba por ser pintoresca más que otra cosa.
Quedo algo aturdido por mis palabras e intuí su hermano no le había contado nada, por lo que tras una charla en la cafetería le pusimos al día.
Quedo perplejo cuando le contamos que era casada y habíamos tenido un trio con mi marido, aunque al final reconoció que la situación no era tan mala, pues sin ataduras para nadie, todos disfrutábamos de buen sexo y su hermano volvía a renacer tras aquellos años de sequía tras la muerte de su mujer.
Durante la estancia en el bar, Manuel no dejo de acariciar mis muslos e incluso con disimulo paso su mano más adentro para testar mi gazapo, detalle que su hermano disimuladamente no perdía de vista, llegando incluso tras la confianza que aquella conversación le había dado, a ofrecerse si su hermano algún día no daba la talla.
Yo picaronamente, le dije que todo era posible aunque viendo cómo se las gastaba Manuel, allí había barra de chorizo para rato, pero que una no se cerraba a nada y todo podía suceder.
Resoplo Luis como un miura, ante mis atrevidas palabras, a la vez que me dijo: Te garantizo no quedaras defraudada, pues aunque soy dos años mayor que este carcamán, estoy más estrenado y en forma que él, pues con mi señora parecemos estamos en la segunda juventud, y no pasa el día que tenga algún roce con ella.
Seguimos con la picara charla un buen rato hasta que regresamos a la zapatería para recoger y llevarme mi zapato de tacón ya reparado.
Ya allí, Luis intuyo que su hermano le apetecía darme un repaso, por lo que muy educadamente nos dijo: bueno par de tortolitos veo que molesto un poco, pues parece ustedes tienen ganas de estar solos, les dejare y así calman sus deseos en la intimidad.
No te preocupes Luis, le dije yo rápidamente, no te vayas que solo venía a esto.
Manuel salto como un resorte y dijo: como que solo a esto, y esto quien lo baja, a la vez que se echaba mano al paquete, que desde que te vio está animado, así que hermano, toma puerta que el aquí presente va a tender a esta dama como se merece.
No eches a tu hermano así le dije yo medio en risa, ni que fuera un bicho, y además ponle hielo a ese y que se baje que como te digo me tengo que ir.
Me agarro la mano y llevándosela a su paquete, dijo: ¿tú crees que esto se baja con hielo?
Se me encendieron todas las alarmas al agarrar aquel rabo tremendamente duro y aprisionado por el pantalón, quedándome dudando unos segundos, que aprovecho aquel viejo pícaro para besarme si soltarme la mano que sujetaba su dura y tiesa escopeta.
Luis volvió a decir, me voy ya nos vemos pareja, pero no sé cómo ni porque, soltándome de la boca de mi viejo zapatero, le dije—no te vayas quédate.
Bueno si ustedes lo quieren me quedo dijo con tono pícaro, pero no solo voy a mirar ehh..
En un par de minutos me vi envuelta entre aquel par de viejos sementales que habían conseguido desnudarme entre besos y caricias y me tenían a su disposición ya en la alcoba de Manuel.
Vi cómo se desnudaba Luis mientras su hermano agachado devoraba mi rasurado conejo, y lo cierto es que aquel abuelo no desmerecía nada comparado con su Manuel, pues aunque algo menos velludo que este, su también fuerte cuerpo albergaba un rabo de similares características, e incluso diría que más largo, aunque en ese momento estaba péndulon y con la cabeza colgando.
Se me acerco por atrás y besándome por la nuca y cuello, restregó todo su arsenal por mi trasero mientras su hermano seguía bebiendo los jugos que manaban de mi supurante conejo.
Me sentía tremendamente excitada en medio de aquellos hermanos y más con la tranquilidad que ellos se lo tomaban, pues pausaban los besos y caricias de tal forma que me tenían atolondrada.
Cuando uno soltaba mi boca esta pasaba a la del otro que dulcemente acometía besándome cariñosamente y lujuriosamente con su lengua.
Sentía ya a Luis, empalmado y duro detrás de mí, pues los roces con mi trasero le habían hecho despertar y de qué manera a aquel dragón.
Me agache agarrando ambas pollas cada una con una mano, y mirándoles lujuriosamente a ambos a la cara, comencé a rozarles las cabezas entre si mientras mis labios las besaban a las dos allí juntas.
Luis decía: esto no me lo sabe hacer mi mujer así, que maravilla, que diva, que diosas del sexo eres Tere…
Los tenia a los dos a mi merced pues sus respiraciones eran aceleradas, lanzándome acto seguido sin soltar aquellos mástiles a comer y chupar las enormes pelotas de aquel nuevo invitado.
Ahora sí que resoplo, y sus piernas parecían doblarse cuando acometí con deseo y pasión una serie de lametones y chupones a su duro cabezón, a la vez que restregaba en mis mejillas la cabeza del rabo de su hermano.
Solté una mano y le acaricie el trasero atrayéndolo hacia mí, mientras me introducía medio pollon en la boca, pues la longitud de aquel bicho hacía imposible me lo tragara entero.
Tomo las riendas Manuel, y levantándome en brazos me llevo a la cama, para lanzarse a comer mi conejo.
Este exploto al instante en mi primer gran orgasmo de ese día, acercando su hermano Luis nuevamente su arsenal a mi boca para que siguiera degustándolo.
Ahora Manuel tomándome por la cadera, la levanto y subiendo mis piernas a sus hombros, acerco su enorme pollon a mi abierto y hambriento gazapo ante la mirada atenta de su hermano, que miraba fijamente como me la iba introduciendo, a la vez que yo suspiraba con la punta de su rabo en el fondo mi garganta.
Dos minutos y nuevamente me corrí como una colegiala, pasando Luis ahora a pedir paso y pidiéndole cortésmente a su hermano relevo , me volteo sobre la cama poniéndome a cuatro patas mientras que él de rodillas por atrás me ensarto sin miramientos.
Fue una colosal estocada hasta el fondo de mis entrañas, continuando con una armoniosa sesión que hacia aflojaran mis brazos y mi cara se pegara al colchón pidiendo ayuda.
Estaba con los ojos cerrados recibiendo carne y más carne dentro de mí, cuando paro un segundo para acomodarse ambos junto a una.
Ahora se había deslizado Manuel debajo de mí y con tacto y cuidado me ensarto por mi chochito, pegando mi cuerpo a su fuerte y velludo pectoral, a la vez se dirigió a su hermano diciéndole—por atrás Luis, por atrás, que le gusta estar taponada por ambos agujeros.
Fui a decir algo y oponer algo de resistencia, pero agarrándome la cara fuertemente Manuel y mirándome a los ojos, me beso lujuriosamente, esperando la acometida de su hermano en mi trasero.
Vio en primer plano como mis ojos se desencaban y quedaban nublados ante la lenta y profunda estocada de Luis, que ahora con su cuerpo sobre el mío, subía y bajaba su cadera pera marcar las pausas de aquella rica penetración.
Estaba ensartada por los dos viejos hermanos, que armoniosamente me estaban dando una sesión de buen sexo, perdiendo la cuenta en ese momento una de los numerosos micro orgasmos estaba sufriendo.
Pues estos eran cortos pero intensos y muy seguidos, era como si tuviera uno largo con pequeñas pausas, haciendo que mi cuerpo fuere perdiendo fuerzas y dominio de la situación.
Oí ente susurros a Luis, preguntarme si me gustaba, a la vez que decía que era la primera mujer que follaba por atrás, viendo una que había sido una buena esparrin para iniciar a aquellos dos viejos en el arte del sexo por la puerta trasera.
Note la respiración de Luis muy agitada a la vez que acelero un poco el ritmo, como preludio a la corrida que ya estaba depositando en mi trasero, pues unos golpes secos y fuertes sin ningún miramiento ahora sobre mí y su hermano que estaba debajo, lo delato.
Parecía no se iba a acabar, pues tuvo una larga y gustosa corrida, retirándose nada más acabar a un lado de la cama , liberándonos a ambos para que ahora Manuel me girara manteniéndome ensartada, y manteniendo ahora él la posición sobre mí, comenzó a follarme con ahínco y desespero.
Yo entre gemidos le pedía que parara, que ya no podía más, que estaba rendida, pero aquella locomotora esta lanzada y sin frenos.
Resoplaba sobre mí como un miura, subiendo y bajando su cadera fuertemente sobre mi conejo que aguantaba estoicamente las acometidas de aquel duro rabo, haciéndome estremecer de placer y gusto.
Hasta su hermano viendo el ímpetu que ponía, le pido que aflojara que me destrozaba.
No cejo ni un ápice en la intensidad hasta que besándome fuertemente con tanta fuerza que casi me corta la respiración, comenzó a soltar su rica y pastosa nata en mi castigado conejo.
Finalizo regado en sudor, quedándose una en medio de la cama entre ambos, temblando y sin fuelle ni aliento.
No podía abrir los ojos y mi respiración era agónica, pues me habían dejado entre ambos, tan fundida, que no era capaz de mover ni un musculo ni articular palabra.
Luis al verme así, me pregunto medio asustado como me encontraba, calmándolo su hermano que le dijo; déjala que se recupere que a la pobre entre los dos le hemos dado una buena sesión.
Tranquilo que está bien no te preocupes le volvió a decir a la vez que yo le agarraba la mano en señal de confirmación.
Casi una hora quede allí tendida con mi agujero aun lleno de jugosa nata, hasta que desperté de aquella pequeña siesta para pasar al baño a asearme, notando que ellos ya hacía rato lo habían hecho y estaban ambos ya vestidos preparándome en la cocina un reconstituyente café con leche.
Como estas me dijo Luis nada más verme entrar---mejor un poco mejor ya le dije entre una pequeña sonrisa.. No esperaba esto así tan intensa esta mañana y me dejaron fundida, les dije.
Ciertamente respondió Manuel,-- no esperabas que dos viejos hermanos te dieran tal repaso, Mario cuanto te vea se va aquedar atónito, y espero no tenga ganas de follar hoy porque tu no estas para más trotes.
Bueno, tú no sabes lo pronto que se recupera una, le dije- te sorprenderías, mientras riendo picaronamente le volví a decir- Y no me provoques no sea te ponga en un compromiso y te pida me vuelvas a montar y ahora con tu hermano de testigo no des la talla.
Huy huy, acabas de meterte en un lio, pues aquí el viejo este te va a rematar aquí mismo en la cocina y delante de mi hermano que como se anime también, te veo te vas hoy en una ambulancia.
Se dirigió a mí, pensando una que era en broma, y tras meterme la mano y volver a tocar mi conejo ya aseado, me bajo las bragas sin miramiento a la vez que con sus muslos abría mis piernas.
Lo deje pensando estaba jugando, cuando note que el bulto que rozaba contra mí no era de broma.
Me sujeto contra la encimera junto a su hermano que miraba la escena con una pequeña sonrisa, y besándome fuertemente impidió le dijera parara, pues soltó su pantalón y dejándolo caer junto a los slip, me penetro sin miramientos.
Fue una estocada seca y casi dolorosa, pero tras varias acometidas, mi conejo comenzó a supurar y las hizo más agradable, manteniendo ahora el un ritmo endiablado como queriendo demostrar lo macho que era y lo que aguantaba.
Me estaba haciendo daño en mi espalda con el filo la encimera por la fuerza de sus impulsos, y dándose cuenta de ello, se desengancho y dijo--perdona, gírate.
Me volteo, apoyándome contra su hermano y la barra de la cocina, medio agachada con mi trasero en pompa y poniéndose por atrás, ensarto otra vez su duro rabo en mi conejo, comenzando nuevamente a follarme con energía y pasión.
Me pego un polvo de los que hacen época, pues lo que duro y la intensidad que tuvo fue colosal, dejándome ya tras otra copiosa corrida, fundida y con piernas sin poder aguantarme de pies.
Mi orgullo de mujer estaba tocado y las fuerzas eran ya poca, por lo que mirando aquel viejo que me tenía loca y colada, le dije—Tu hermano no va a ser menos así que el final de fiesta es para él, comenzando una suculenta mamada en aquella vieja tranca a la que libere no sin algo de trabajo, pues su dureza le hizo salir con dificulta por la portichuela de aquel pantalón.
Se la pajee con mi mano mientras su cabeza era la delicia de mi lengua, y tras unos largos minutos, aquel monstruo cabezón, casi me ahora, pues no esperaba que en segundas soltara tremenda corrida.
Dimos por finalizado aquel encuentro, costándome un poco recuperarme ya nuevamente, pero tras otro fuerte café, me despedí de ambos subiéndome en el coche y dirigiéndome a casa, si bien a medio camino, me sonó el móvil.. Conteste y era Manuel que me decía me había vuelto a dejar los zapatos en su casa, riéndonos ambos por aquella situación.
Parece se tendré que volver otro día, le dije, o bien me los traes tu a casa.
Y así fue como …..
Ya para el próximo que no quiero cansarlos con mis calientes vivencias.