Reflexiones y confesiones de un macho beta 2

Después de la recepción positiva del anterior relato he decidido ahondar un poco más en varios aspectos del papel del macho beta en la sociedad actual y nos afecta a mí y a otros hombres como yo

Trato a las mujeres por el macho alfa y el macho beta

Una de las quejas más habituales de los machos beta respecto al comportamiento de las mujeres es que estas se sienten atraídas por los hombres que las tratan mal. Es cierto que ellas suelen sentir menor deseo por quienes les ofrecen cuidados y atenciones que por aquellos que se comportan de manera más egoísta, pero no es ese el motivo.

Si un macho beta quiere acceder al sexo con una mujer, no va a conseguirlo a las primeras de cambio. Lo más habitual es que tenga que iniciar un periodo de cortejo en el que poco a poco le vaya seduciendo y ofreciendo afectos y atenciones. Tras un tiempo en esta situación, puede que la mujer responda positivamente y acceda a una relación que vaya madurando poco a poco hasta que acabe existiendo el sexo.

Incluso cuando se haya consolidado la relación, el macho beta no tendrá acceso al sexo con su pareja siempre que se le antoje. Tendrá que prestarle afecto y atenciones de forma continua si quiere que la relación no termine y mantener el sexo de forma regular.

Por tanto, la mujer ofrece el sexo al macho beta como un premio a este buen comportamiento, y no lo tendrá con él si no existen estos pasos previos. E incluso existiendo tal esfuerzo, en muchas ocasiones no considerará tener una relación por considerarlo únicamente un amigo.

En cambio, el macho alfa suele disponer de múltiples mujeres entre las que escoger para conseguir sexo sin demasiado esfuerzo emocional. Debido a la gran cantidad de pretendientas podrá permitirse rechazar a aquellas que le exijan un periodo de cortejo previo ya que tendrá otras compitiendo por él.

Para la mujer, el sexo no es un premio que ofrezca al hombre por todo el afecto recibido como con el macho beta. Ahora, el premio es el macho alfa y ella es quien debe conseguirlo.

Es ella quien siente la necesidad de esforzarse para acceder al sexo. Mostrarle sus atributos, acceder a prácticas que él desee aunque a ella no le agraden demasiado, renunciar a exigir exclusividad... Tolerará hasta el punto que esté dispuesta a tolerar las demandas del macho alfa para acceder al sexo con él.

Por tanto, no es que las mujeres prefieran a los que las tratan mal antes que a los que les tratan bien. Lo que ocurre es que unos hombres pueden tratarlas mal y aún así las seguirán atrayendo, y otros necesitan tratarlas bien para intentar tener alguna oportunidad con ellas.

Como macho beta, he pasado mucho tiempo de mi vida viviendo esta situación en la que las mujeres se iban siempre a por el chico malo y al bueno le daban calabazas hasta que el primero las dejaban tiradas y necesitaban apoyo emocional. Pero tras muchas reflexiones veo que lo más razonable es aceptar las cartas que tengo en mi mano y jugar con ellas lo mejor que pueda.

No todo está perdido para el macho beta

El macho beta no debe pensar que lo tenga todo perdido con las mujeres por no poder competir con el macho alfa. Puede atraer a las mujeres, por supuesto, pero menos. Para explicarlo, me valdré de una analogía.

En muchas fiestas de cumpleaños de niños hay varias mesas con muchos tipos de comida para picar: ganchitos, patatas, risketos... A los niños les gusta todo lo que hay, aunque unas cosas más que otras. Lo más habitual es que al final del cumpleaños haya muchos cuencos y platos terminados, pero todavía queden casi intactas las patatas fritas con sal.

Estas patatas, no las de sabor de jamón, campesinas u otras combinaciones, son las grandes marginadas en los cumpleaños. Pero no porque no les guste a los niños, sino porque ante la gran variedad que hay, prefieren otras opciones. Si al día siguiente le ofreces esas mismas patatas a alguno de los niños probablemente las comerá encantado porque le gustan, y ahora no existe otra opción que sea preferente.

El macho beta es esa bolsa de patatas con sal, que no tiene nada exótico que le dé valor frente a otras opciones, y que puede generar atracción pero difícilmente competirá frente a otros.

Utilizando otra analogía, el macho beta es como una galleta integral. No es la comida más apetecible del mundo, y no se le cae la baba a nadie por tomarlo de desayuno, pero su sabor es bueno sin llegar a delicioso, y además es sano.

A todo el mundo le es más apetecible un bollo de crema, unos churros con chocolate o cualquier dulce con mucho azúcar y seguramente malo para la salud, pero sobre todo a partir de cierta edad sabemos que no nos conviene comer eso, o al menos abusar de ello. Igual que el macho alfa.

El deseo de una mujer será el macho alfa que le hace disfrutar al máximo, aunque no le convenga acudir a él muy a menudo, y para una relación estable la razón le dicta que busque a un macho beta con el que pueda estar satisfecha en el día a día. Como la galleta integral, tiene un buen sabor sin ser espectacular y le conviene tenerlo.

¿Qué saco yo de aquí? Mi conclusión es que no por ser yo un macho beta estoy destinado a recibir el rechazo de las mujeres. Puedo ser querido, pero a un nivel distinto que con el macho alfa. No voy a crear un deseo intenso pero puedo hacer a una mujer feliz a mi lado día a día.

Lo más complicado quizá sea normalizar este sentimiento dual de la mujer. Tras todas estas reflexiones he de confesar que si consigo una pareja asumiría que deseara sexualmente a otros hombres, y creo que incluso no solo aceptaría sino que me sentiría orgulloso si ella satisficiera sus instintos con un macho alfa al que todas aspiren pero solo unas pocas son seleccionadas.

Relación del macho beta con las mujeres

El macho beta tiene ciertas aptitudes muy bien valoradas por las mujeres. Es atento, cariñoso, sabe escuchar... Son necesidades que las mujeres tienen en ciertos momentos. El macho beta disfruta incluso de la compañía de una mujer sin que necesariamente exista un objetivo sexual. Obviamente estaría encantado si lo hubiese, pero también estaría satisfecho si no existiese esa posibilidad.

Un macho beta no ve la relación con una mujer como algo principalmente sexual. Incluso aunque su deseo sea llegar al sexo en algún momento, primero atravesará algunos pasos intermedios hasta llegar allí: citas, aficiones comunes... Y además disfrutará de ellos, no las hará solo como una obligación previa.

En muchas ocasiones la mujer no estará interesada en nada más que la amistad con el macho beta, y este le habrá brindado todo tipo de atenciones en vano. Entonces hay dos opciones que seguir: cortar toda relación con ella y olvidarla o aceptar que solo te quiere como amigo y disfrutar de este tipo de relación. En mi caso he experimentado ambas opciones en distintos momentos, y creo que olvidar mi orgullo y elegir la segunda es la más gratificante.

Las veces que he cortado relación con amigas al darme cuenta de que no querían nada más han sido tiempos de odio, rencor y encerrarme en mí mismo, momentos perjudiciales para mí. Sin embargo, cuando me he tragado mi orgullo y he continuado la amistad con la mujer que deseaba, la experiencia ha sido mucho más bonita y gratificante.

He de confesar que en muchos momentos he sentido que la mujer se aprovecha de mí y de mi fascinación por ella para usarme en sus propósitos. Sin embargo, esto me produce una inexplicable sensación de placer, el sentirme utilizado por ella, y además verme realizado como macho beta.

Entrega de la sexualidad del macho beta

Uno de los aspectos de la sexualidad del macho beta que me llaman la atención es que después del orgasmo nos quedamos cansados y desmotivados para cualquier nueva tarea. Después de correrse el macho beta se vuelve egoísta.

Más de una vez he escuchado un consejo para antes de tener una cita con una mujer: hacerse una paja, y si se sigue teniendo ganas de quedar, esa es la indicada para casarse con ella. Yo no he tenido ocasión de llevar a la práctica este consejo por no haber estado nunca en una cita, pero sí le veo la lógica. Después de masturbarse, el hombre se siente satisfecho y tenderá a no perseguir otros objetivos.

Yo como macho beta he tenido épocas en mi vida en las que he recurrido al onanismo con mucha frecuencia, como forma fácil de recibir una satisfacción inmediata, lo que a la larga es perjudicial al dejarme sin energía ni ganas de buscar realizarme a través de otros aspectos como el trabajo, el deporte o las relaciones con otras personas. Es por ello que considero importante en mi vida, y en la de cualquier macho beta, llevar un control de la castidad.

Los machos beta tenemos una fuerza de voluntad limitada, y llevar un control de nuestra castidad por nuestra cuenta sin caer es difícil. Si tenemos una pareja sentimental, es oportuno que ella lleve la batuta en este aspecto y le ayude a mantener la castidad. Si no, puede hacerlo alguna amiga de mucha confianza.

Con mantener la castidad puede venir a la cabeza un hombre con el pene encerrado en una jaula o cinturón de castidad de forma permanente, y la portadora de la llave torturándolo, pero no se trata de llegar a ese punto. La castidad del macho beta es algo que debe basarse en el cariño y la confianza mutua.

La persona encargada de controlar la castidad, que también podría denominarse guardiana, debería ser la pareja del macho beta en caso de que la tenga. Si no la tiene, podría hacerlo alguna amiga de buena confianza, con quien ya haya asumido su rol de macho beta. Otra opción, que no me convence demasiado como ya explicaré, es que lo haga otro hombre.

La tarea de la guardiana de la castidad será principalmente motivar al macho beta a mantenerse fuerte en el deseo de estar en castidad. Que le dé ánimos, le agradezca su entrega y le reconozca los frutos de su castidad como ser más productivo o más atento con ella. Sentirse realizado es algo que animará al hombre a continuar en castidad.

La guardiana tiene que ser alguien que desee el mayor bienestar del macho beta. Guardar la castidad no debe ser una forma de aprovecharse del estado de sumisión del hombre para explotarle, sino una demostración de cariño hacia él, tratando de que saque lo mejor de sí mismo por medio de la castidad.

Esta tarea requiere cierto esfuerzo: prestarle atención para evaluar su nivel de excitación, estar pendiente de sus posibles momentos de debilidad para evitar que intente romper la castidad, reconocer sus méritos y hacerle ver los frutos para animarle a seguir... No es tarea fácil, por lo que tiene que ser alguien que verdaderamente esté dispuesta a llevarla a cabo por cariño al macho beta.

Por supuesto, también tiene sus recompensas para la guardiana. El hombre en castidad estará más atento con ella y pendiente de complacerla, usará sus energías extra en ser un hombre más servicial y menos egoísta.

Creo que en este punto es importante hablar de las jaulas de castidad. Son instrumentos que impiden la erección de quien la lleva y suelen llevar un candado que se abre con una llave. Es interesante usarla como un complemento, pero nunca como el elemento principal para guardar la castidad.

No es recomendable llevarla durante muchas horas seguidas, y siempre debe haber posibilidad de liberarse por si ocurre alguna emergencia. Lo más adecuado es que, en caso de usarse, sea en intervalos de soledad del macho beta en los que la tentación pueda ser mayor, o en casos en los que estén los dos juntos y pueda aumentar su excitación.

Personalmente, como macho beta, he tratado de vivir en castidad por mi cuenta en varios periodos de mi vida, y he visto ciertos resultados en mi energía y afán por lograr nuevas metas. Sin embargo, debido a la elevada excitación que acabo sintiendo termino cayendo en la masturbación, y cuanto más aguanto más fuerte es la caída.

No he tenido hasta ahora el valor de plantearle a nadie la posibilidad de llevar el control de mi castidad. Tendría que ser alguien de absoluta confianza, pero nadie a mi alrededor conoce esta faceta mía, por vergüenza a que la descubran. Asumo que tendré que resignarme a intentar llevarla yo mismo hasta encontrar a la mujer adecuada.


Espero que os haya gustado esta continuación de mis reflexiones y confesiones y os haya parecido interesante. Mi idea es dejarlo aquí y continuar escribiendo otros relatos, pero cualquier impresión, crítica constructiva o aportación que tengáis será muy bien recibida, ya sea la sección de comentarios o en mi correo

joseperezjop@hotmail.com