Reestreno

El día en que mi primo sació sus ganas en mi

EL REESTRENO

Después de un tiempo de vivir en esa ciudad costera frecuentaba cada vez más a mi primo en la ciudad vecina y con los constantes viajes de su esposa nos quedábamos solos algunos fines de semana pero era mayor nuestra comunicación por celular. Entre pláticas de "hombre a hombre" me platicaba que ya estaba desesperado porque las cosas no iban muy bien con ella, que tenía ya algunos meses sin estar con ella en la intimidad, que tenía planeado conquistar alguna chica de por ahí para tener con quién desahogarse, en mi interior me moría de ganas de que esa chica fuera yo. En una ocasión me llamó al celular para decirme que tenía ganas de salir de fiesta, casualmente yo estaba libre y acababa de hacer unas "adquisiciones" nuevas, los cambios físicos por las hormonas se empezaban a evidenciar: el cabello me había crecido más, la voz se me estaba agudizando, los pechos y las caderas aumentaban de tamaño, eso además del ejercicio riguroso que hacía casi a diario habían logrado que mi cuerpo fuera el de una sexy adolescente, casi una mujercita, lo disimulaba bien usando ropa holgada. Era un viernes por la mañana cuando me llamó, me reporté enfermo en el trabajo para poder salir antes y de esa manera poder acudir con mis "vecinas" para que me ayudaran a quedar listísima. Mis vecinas eran dos "chicas" que ya habían terminado su tratamiento y se habían transformado en dos rubias de muy buen ver, tenían un pequeño spa en el que ofrecían servicios de estética también, depilado y todas esas cosas que necesitamos las mujeres para estar más apetitosas para nuestros hombres. La verdad nunca había platicado con ellas respecto a mis gustos pero nos llevábamos bien, nos saludábamos y una de ellas me coqueteaba algunas veces. Entré al local con mucha pena y con el corazón latiéndome mil veces por minuto, confieso que era una situación excitante. Le dije a Andrea que quería pedirle un favor muy especial, afortunadamente por la hora no tenía ningún cliente, platicamos por varios minutos, me dijo que le daba la pinta pero no estaba segura de mis inclinaciones y que no me había dicho nada por temor a equivocarse y que yo me fuera a enojar. Después de esa plática nos tomamos más confianza y me hizo un trabajito maravilloso: me depiló completamente, me hizo un pedicure francés, me dio consejos para maquillarme y se me vieran los rasgos más femeninos, de hecho me hizo una clase de "prueba de maquillaje" y al verme en el espejo después de terminar no lo podía creer, estaba irreconocible, era una linda chica había borrado por completo mis pocos rasgos masculinos. Me desmaquilló para que pudiera estar en la calle sin problemas, le agradecí, nos dimos un abrazo y me hizo prometer que la acompañaría a algunas de las fiestas que realizaba con amigas de la comunidad, además de que le contara los pormenores de mi fin de semana.

Los nervios continuaban mientras preparaba mi maletita, puse un par de mudas de ropa de hombre y varios conjuntitos, tangas, lencería, uno que otro juguetito, el lubricante, dos pares de zapatillas (mis favoritas), mi maquillaje y uno que otro accesorio (unos anillitos para los dedos de los pies, el piercing de ombligo, un perfume muy femenino y el tatuaje temporal que me iba a poner en la espalda baja). Ya estaba todo listo para mi aventura, mi respiración estaba muy agitada, planeaba todo a detalle para que salieran las cosas como yo quería y de esa forma pudiera ser esa misma noche de mi macho, al que por tantos años había sido el objeto de mi deseo y a quien quería entregarle la virginidad de mi colita. Por lo poco que recordaba estaba bastante bien dotado, con un miembro grueso, largo, lleno de venas y con su cabecita (cabezota) desnuda, en aquellos años era un enorme garrote entre mis manitas, ahora quería ver si ya siendo casi una mujercita le podría dar batalla de verdad jiji.

Eran casi las 6 de la tarde cuando llegué a su casa después de los 45 minutos de viaje de la ciudad en la que vivo a la suya, aún estaba indecisa que ropa me iba a poner (por el tamaño más bien me iba a quitar jijiji). Toqué el timbre y me hizo pasar con el automático. Me asignó como siempre el cuarto de las visitas en donde coloqué cuidadosamente todas mis cosas para que no las fuera a ver sino hasta el momento indicado. Cenamos algo ligero, yo me había practicado unas lavativas para tener limpio todo (saben a lo que me refiero) así que le dije que con un jugo de manzana estaría bien. Platicamos un buen rato sobre varias cosas banales, jugamos algunos videojuegos y como a las 9 me dijo: "Listo primo?, vamos a comprar algo de tomar y te voy a invitar a conocer los mejores puteros de la ciudad" fingiendo entusiasmo le dije que sí, que tenía muchas ganas de ir…la verdad me parecía una buena idea ir para que lo calentaran las bailarinas y yo pudiera hacer lo propio a nuestro regreso y ya con los efectos del alcohol. Fuimos a varios antros, las chicas eran realmente guapas, nos bailaron muchas de ellas, tomamos bastante, pasamos un momento bastante agradable. Como a las 3 de la mañana me dijo que ya se sentía un poco mareado, que estaba cansado porque el trabajo había estado muy intenso ese día y que yo manejara de regreso a su casa. En ese momento temí que lo venciera el sueño y que mis planes se vinieran abajo, yo estaba super excitada al ver la forma en la que veía y tocaba a las bailarinas, deseaba ser yo quien estuviera entre sus manos, que me viera con ese mismo deseo de gozarlas.

Llegamos a su casa, subimos a nuestras habitaciones, para mi buena suerte me dijo: "primito eres a todo dar, vamos a tomarnos otras cervecitas y vemos que hay en la tele, quiero seguir tomando pero el ruido ya me tenía muy aturdido" me brillaron los ojos porque era la oportunidad que estaba esperando. Se metió al baño a cambiarse la ropa por algo más cómodo, no es muy atractivo pero es muy varonil, es un macho en toda la extensión de la palabra. Mientras estaba en el baño fui rápidamente por unas cervezas al refrigerador y puse la televisión en un canal para adultos, estaban dando una peli donde unas bellísimas güeras estaban en una fiesta y hacían de todo con varios hombres: sexo oral algunas, otras en un trío, era una verdadera orgía, justamente entonces salió del baño con un pantalón de pijama algo ceñido en el que se le marcaba un miembro bastante apetitoso y una camiseta a juego, se veía suculento. Me dijo que había sido una excelente elección lo de la película, en ese momento le dije que me iba a bañar porque había sudado mucho en la noche y durante el viaje, que era más cómodo para mí dormir limpio.

Entré a toda prisa a mi habitación, me bañé rapidísimo me puse una tanguita blanca atada a los costados por listones, un vestidito blanco pegado al cuerpo en la parte de las nalgas apenas cubriéndolas, muy cortito y con un escote bien profundo al frente, completamente desnudo por la espalda, unas zapatillas con dos tiras al frente, que se amarraba con unas tiritas hasta debajo de la rodilla y de tacón de 12 cms todas blancas, prácticamente me vestí como las bailarinas que habíamos visto hace unos momentos, lo remataban un anillo para el dedo medio de cada pie en forma de florecita, el piercing del ombligo, el tatoo en la espalda baja y un maquillaje discreto en colores tierra. Me peiné con un listón rosa y el cabello hacia atrás, me puse en todo el cuerpo una crema que a la luz mostraba algunos brillos de colores, me vi en el espejo y era toda una actriz porno, mis poros destilaban sensualidad, por último me puse un poco del perfume tan femenino que traía. Estaba lista para todo, era mi gran noche como se dice por ahí. Mientras me bañaba me dilataba un poco el ano con un juguetito sexual que se dejaba puesto, era como un chuponcito de silicón duro, prácticamente durante todo el baño estuve con ese instrumento dentro de mí así que podrán imaginarse que eso había aumentado mi calentura. Cuando estaba arreglándome podía oír en la habitación de al lado los gemidos de placer de las chicas que eran penetradas de todas las formas habidas, el sonido de sus bocas mientras se la chupaban a sus parejas, me ponía muy cachonda pensar que en unos momentos esos gemidos se iban a confundir con los míos y los de mi hombre.

De verdad me veía divina, super sensual, como la hembra en celo que era. Abril había llegado y estaba preparada para su renacimiento.

Aproveché la oscuridad del corredor que separaba nuestras habitaciones para espiarlo, estaba muy concentrado en la película, su paquete había tomado unas dimensiones apetitosas, aprovechando ese momento abrí la puerta e hice mi presentación. Entonces me dijo:

  • ¿Qué te pasa güey?
  • Tu primo ya se fue, yo soy su amiguita Abril y me encargó mucho que te cuidara estos días porque estabas solito

En ese momento su gesto inicial de sorpresa cambió a complicidad

  • ¿En serio? Pues no sabía que mi primo tuviera amiguitas tan guapas, ven acércate, ¿te ofrezco algo de beber?

Sabía que mi plan había surtido efecto, caminé hacia él muy lentamente, eran unos 3 metros de distancia pero me recorrió con mirada lasciva de arriba a abajo, jamás me había sentido deseada hasta ese momento, es algo inexplicable, excitante. Trataba de contonearme cadenciosamente para que disfrutara más de la vista, me senté en la cama junto a él, crucé la pierna y le pedí una copa de vino tinto. Le sugerí que trajera dos copas y la botella porque iba a ser una noche muy larga.

Se apresuró a traer lo necesario, nos tomamos la primera copa mientras nuestra plática era la de un hombre conquistando a su chica, era muy agradable. Me platicó que hace algunos años había aleccionado a una nena en el arte del sexo oral y que se había vuelto una experta en eso pero que se había quedado con ganas de hacerla mujercita. Su comentario hizo que mis latidos se aceleraran, se acordaba de nuestras "aventuras" en la infancia y además me confirmaba que le había gustado lo que le había hecho. Estaba a punto de reventar pero llevar las cosas con calma era más excitante.

Por momentos veíamos la película hasta que tomé la iniciativa y le pregunté si tenía alguna cámara de video para ver si podíamos lograr algunas de las cosas que veíamos en la televisión. La idea le agradó y de inmediato sacó su cámara, la colocó de tal forma que se viera por completo su cama, que iba a ser el lugar en el que me iba a entregar a él.

Ya todo preparado le comencé a tocar su miembro que estaba por explotar, lo puse de pie y me hinqué bajándole el pantalón, no llevaba ropa interior y su delicioso falo salió casi disparado en cuanto bajó el resorte de su pijama, él se quitó la camiseta para quedar completamente desnudo. Yo aún no me quitaba nada, él me decía que me veía muy cachonda, como una putita y me preguntó si tenía mucha experiencia con los hombres. Antes de contestarle lo tomé de los muslos y atrapé hábilmente la cabeza de su pene con los labios, me la metí a la boca despacio una y otra vez, solamente la cabecita. No pudo hacer más preguntas porque eso le puso los ojos en blanco y le entrecortó la respiración. Me la saqué de la boca, la sujeté con la mano hacia arriba para pasarle la lengua desde los huevitos hasta la punta, de arriba para abajo en varias ocasiones, la empuñé apuntando hacia mí, era increíble ese tolete ya que con las dos manos juntas lo podía agarrar y le sobraba otro poco y la cabeza, de verdad mis recuerdos no me traicionaban….estaba super dotado. Escupí en la punta de su glande y esa misma saliva la repartí por toda su longitud, me entraba casi por completo, sentía que me iba a ahogar con ese trozo de carne en mi garganta pero mi calentura y algunos consejos leídos en varias páginas de sexología me hacían la labor más fácil, al sacarla por completo se me pegó en la punta de la lengua algo del juguito que les sale a los hombres cuando están muy excitados, era una línea que al separarme no se me despegó, tenía un sabor saladito, era delicioso y como se me quedó pegado en los labios me la volví a meter en la boca logrando mayor lubricación. Movía la cabeza de atrás para adelante con avidez mientras miraba a los ojos a mi hombre, quien por ratos me veía y por ratos volteaba hacia arriba en señal de gran placer. Me la dejé hasta la garganta, aprisionándola con los labios y succionándola, con esto lo hice gemir y doblarse del placer, yo podía sentir sus venas palpitando una y otra vez. Estaba extasiada, continué dándole esa rica felación por espacio de 15 minutos, en ocasiones me detenía la cabeza en señal de que estaba por venirse y no quería hacerlo. Le faltaba corresponderme el favorcito.

Me separé de su delicioso instrumento y le ordené que me despojara de mi vestidito. Me lo desamarró del cuello y al ser lo único con que se me sujetaba cayó instantáneamente al suelo.

Me puso de rodillas, me hizo a un lado la tanguita y empezó a comerme la cola de una forma riquísima, metiéndome un dedito, luego dos hasta que fueron tres los dedos que hacían el mete y saca. Me dijo entonces:

  • Nena ¿estás segura de que quieres que te haga mujercita?
  • Por supuesto papito, lo he deseado desde hace años.

Sin más contemplaciones se puso bastante lubricante en su falo, colocó la punta gruesa en la entrada de mi ano que al contacto se frunció un poco pero poco a poco se fue relajando hasta que comencé a sentir que entraba su delicioso glande. Lo hizo con mucho cuidado pues sabía que era la primera vez que un trozo de carne de hombre se introducía en mis entrañas. Cada centímetro que me regalaba hacía que mi temperatura y mi agitación aumentara, lo metió hasta que sentí en mis nalgas su pubis. En ese momento dejaba de ser niña para volverme su mujer, al fin era mi dueño y yo estaba completamente entregada y sumisa a mi amo, sólo pude emitir un gritito de "ay", tímido e interrumpido por una bocanada de aire que tuve que tomar. Se quedó ahí sin moverse unos cuantos segundos que para mí fueron siglos de gozo. Otra vez sentía su palpitar pero ahora en mi estrenado culito. Lo retiró con lentitud haciéndome disfrutar nuevamente y extrañar cada centímetro que me sacaba, la volvió a insertar más rápido y aumentando la velocidad. Yo estaba a punto de colapsar de tanto disfrute. Luego me penetraba con la cabecita únicamente tres o cuatro veces para después meterla toda de un solo y delicioso golpe. Yo le correspondía apretando todos los músculos de mi interior tratando de estrangular su pija, cada que yo hacía eso él gemía de lo rico que sentía. Cuando estaba por venirse me la sacaba y se controlaba. Cambiamos de posición, él se sentó al borde de la cama y yo le abrí las piernas dejando a mi merced su salchichón en el cual me senté hasta sentir sus huevos, estaba totalmente atravesada, ni siquiera me pude mover al principio, poco a poco fui sacándomela y metiéndomela hasta que ya eran auténticos sentones los que me daba en su miembro, jamás imaginé que tanta carne me pudiera caber en el culito. Luego me movía en círculos como queriéndole arrancar el pito y llevármelo puesto jiji. Su excitación llegó al clímax y me avisó que se iba a correr. Por supuesto que no iba a desaprovechar la primera lechita que le estaba sacando a mi hombre entonces me di la vuelta quedando hincada frente a él. Metí su fierro en mi boquita y se lo succioné hasta que se vino abundantemente en mi lengua, yo se la seguía limpiando jugueteando con su néctar en mi boca, quemaba y era entre saladito y ácido pero era un delicioso jugo para mí, lo sacaba como enseñándoselo y al ver que no salía más me lo tragué todo hasta la última gota sin apartar mi vista de él como para que supiera que era suya, que al haberme hecho mujer me iba a tener siempre dispuesta a complacerlo. Esta fue la primera filmación de la noche, del primero de tres días así que como se imaginarán tengo mucho por contar. Hasta pronto.