Reencuentro Inesperado

La historia de cómo volví a hablarme con mi mejor amiga.

Éste es mi primer relato, me gustaría que me dierais vuestras opiniones, si queréis podeis mandarme un correo a

huellasenelcamino@outlook.es

Espero que lo disfruteis:

Hacía meses que no hablaba con Nuria, sin duda esa última discusión rompió por completo nuestra amistad. Ella volvió al pueblo, y yo me quedé en la ciudad, estudiando, esos meses en los que ella no estuvo debo reconocer que la eché de menos. Supe por amigos que teníamos en común, que ella había preguntado por mí, y que no le iba mal en los estudios. Aun así, seguía muy resentido con ella, y no me sentía con fuerzas de perdonarla.

Nuria era una chica de 19 años, no muy guapa, pero con un cuerpazo de miedo, unos pechos enormes, y un culo de escándalo. Más de una vez vino a clase con escotes que me ponían malísimo, o con esos shorts que llevan las chicas, y sí, también tenía unas piernas de escándalo. No voy a negar que más de una vez me había masturbado pensando en ella, incluso me había contado todas sus experiencias sexuales, con quien lo hacía, las posturas, lo que le gustaba en la cama. Vamos, que, sin haberla catado, sabía todo lo que le gustaba en la cama.

Así que me sorprendió mucho su mensaje diciéndome que estaba en la ciudad y que quería verme para hablar. Yo pensé que ya había pasado mucho tiempo desde la discusión y que podía por lo menos escuchar lo que tenía que decirme, así que le dije que acepté.

Le pregunté dónde quería quedar y me dijo que, en mi casa, lo cual me extrañó, ya que supuse que querría tomar un café o ir al cine. Aun así, acepté. La verdad que ese día era muy caluroso, aunque bueno, que se puede esperar de un día de junio a las 6 de la tarde.

Estaba ansioso por verla, por preguntarle como le había ido, por hacer las paces con ella. Enseguida sonó el timbre, era muy puntual, abrí la puerta y apareció una chica morena, de ojos verdes, con los labios pintados, un vestido rojo escotado y unos tacones negros. Mis ojos no daban crédito a lo que estaba viendo, no podía ser que la que fuera mi amiga, se hubiera convertido en una mujer tan atractiva en tan solo unos meses.

Nos dimos dos besos y la invité a pasar, nada más cerrar la puerta me preguntó si estaban mis compañeros de piso, a lo que le respondí que no.

Acto seguido, sin dejarme decir nada, se quitó su vestido dejándolo resbalar por su cuerpo, mostrándome un espectáculo que me provocó una erección impresionante. Sus pechos, eran justo como me los había imaginado, enormes, morenos, erectos, tenía unos preciosos pezones color café.

No sabía ni qué decir ni hacer, mi amiga, con la cual no hablaba desde hacía 3 meses, estaba delante de mí con tan solo un tanga negro que apenas tapaba su intimidad.

Nuria, al ver que no reaccionaba, se acercó y me besó, nuestras lenguas se retorcieron mientras ella tocaba mi paquete. Estuvimos cerca de 2 minutos, al terminar, se separó de mí, y me dijo:

- “No sabes las ganas que tenía de hacer esto” -.

Cuando por fin pude reaccionar la llevé hasta mi cuarto en brazos, la dejé sobre la cama, y le quité el tanga. Tenía el pubis completamente depilado, lo que me hizo excitarme todavía más. Sin hacerla esperar mucho acerque mi boca hacia su sexo, y suavemente pase la lengua por encima de sus labios vaginales, con los dedos, lo abrí lentamente, y metí la lengua de golpe, lo que provocó en Nuria una serie de espasmos que me indicaron su disfrute. Empecé a mover la lengua intentando llegar a todos los rincones de su experimentada vagina, la estaba haciendo gemir de placer, Nuria me agarró la cabeza con las dos manos y la atrajo con todas sus fuerzas hacia su sexo, nada más hacerlo comenzó a convulsionar a la par que de su vagina emergían fluidos salados que provocaron en mí aún más deseos de poseerla.

Ella cayó rendida en la cama, me acerqué muy lentamente a su rostro, y cuando estuve a la altura de su boca, le metí la lengua hasta la garganta durante unos segundos, después me acerqué a su oído y le susurré:

- “ahora me toca a mí”-.

Nuria entendió perfectamente mi mensaje, sin pensárselo ni un segundo se levantó, me desabrochó el cinturón y con un movimiento seco me bajo los pantalones dejando mi miembro erecto apuntando a su cara.

La cara que tenía, era similar a la de un niño cuando ve una piruleta. Cogió mi pene con delicadeza y se lo metió en la boca, no podría describir con palabras en inmenso placer que sentí, empezó a jugar con su lengua, en mi glande mientras que con las manos me hacía una paja. Sin duda era una de las mejores experiencias de mi vida, viendo a mi mejor amiga comiéndome la polla con tantas ganas que más de una vez se le salió de la boca.

Después de un rato, no podía más, la cogí y la tiré contra la cama, la puse a cuatro patas, y empecé a meter mi polla provocando en Nuria una serie de gritos similares a los de una tortura, cada embestida que le daba era más fuerte, y cuanto más fuerte era, más gritaba Nuria, estaba disfrutando como una auténtica zorra. Poco a poco fui aumentando el ritmo a lo que Nuria respondió con una serie de jadeos alternados con gemidos, gritos y llamadas a Dios lo cual, pasados unos minutos, provocó en ella un orgasmo inmenso, de tal manera que cayó rendida en la cama jadeando como si hubiera corrido una maratón.

Sin dejarla recuperar fuerzas, la coloqué boca arriba, cogí cada una de sus piernas y las situé en mis hombros, y volví a penetrarla de manera mucho más fuerte y rápido que la vez anterior, lo que volvió a provocar en ella gemidos y gritos de suplicas a Dios.

Estuvimos cerca de media hora follando como si no hubiera mañana. Noté que me faltaba poco, y aumenté todavía más el ritmo, Nuria supo rápido que estaba a punto de correrme, con lo que separó las piernas y las colocó en mis costados, apretó fuertemente lo cual hizo que entrara más dentro de ella, y me besó metiéndome la lengua. Todo esto me puso más cachondo todavía a lo que respondí con una inmensa corrida que le llenó la vagina de semen.

Me tumbé a su lado, jadeando, y nos quedamos dormidos hasta la noche. Cuando me desperté, Nuria no estaba, había una nota que decía:

“Me lo he pasado en grande contigo, espero que podamos repetirlo de nuevo, dentro de poco. Te quiero.”

Y esa es toda la historia de cómo la persona que dejo de ser mi amiga, paso a ser mi amante durante un tiempo.