Reencuentro (II) Encontrando por fin una cama.
No es necesaria la lectura de la primera parte, pero sí aconsejable. Aún así, todos los relatos son fantasías sexuales completas en sí mismas. Los protagonistas llegan a casa tras un agotador trayecto en coche de treinta minutos...¿seguirán con fuerzas? Dominación suave.
No es necesaria la lectura de la primera parte, pero sí aconsejable para seguir la historia de los personajes así como para apreciar referencias entre ellas. Aún así, todos los relatos son fantasías sexuales completas en sí mismas. Se puede leer la primera parte en: http://www.todorelatos.com/relato/94537/ .
Realmente no sé si clasificarlo como Hetero: General o Dominación, ya que son matices muy suaves de dominación. Si preferís que cambie el lugar, avisadme. Si la siguiente parte va en aumento la parte dura, optaré pro colocarlo en Dominación. Disfrutadlo. Empezaré con las últimas estrofas del anterior relato.
'Fóllame ya', susurraste en ese éxtasis que se alcanza cuando se está excitada y de un golpe te regalé la sensación de sentirse llena. Tuvimos muchísima suerte de que no nos diese un susto la carretera porque realmente estaba centrando todos y cada uno de mis sentidos en provocar un nuevo gemido más, cosa que al parecer estaba logrando. No sé si fue fruto de mi mano manejando el aparato, de mi voz susurrándote lo excitante que me parecía esa sensación o que sintieras que incluso yo estaba jadeando yo. Pero lo logré. Y tu garganta volvió a desgarrarse marcando un sonido que era imposible no hubiesen notado el resto de coches...
'Gracias', susurraste cuando fuiste capaz de articular palabras mientras estabas tirada rendida sobre el asiento. 'No me las des, princesa', contestaba mientras miraba a la carretera, 'y recupérate. Te voy a necesitar con fuerzas dentro de poco... así que descansa, te lo has ganado'. Calmé tus labios apoyando los míos con ternura y volví a subir el volumen de la música para conseguir que dejases llevar tu cuello con su ritmo. Seguías sin taparte pero, aun así dabas una imagen realmente tierna. La verdad es que siempre eres un espectáculo que mirar.
Y hora es cuando empieza lo nuevo...
Realmente creo que hubo un instante en el que caíste dormida, pero que yo te acariciase la pierna y te diese un beso en la frente fueron motivos suficientes para desvelarte. 'Pareces un angelito', te susurré cuando noté que abrías los ojos. Entonces ambos miramos el resto de tu atuendo: las bragas seguías por las rodillas aunque esta vez las piernas estaban cerradas; el pecho todavía fuera de la camiseta y el pelo absolutamente alborotado. 'Vale, un angelito de una serie Hentai, pero un angelito a fin de cuentas'. Con una sonrisa te acercaste a mí para darme un tierno beso.
Ya nos encontrábamos dentro de la ciudad así que, muy a mi pesar, decidimos que taparte sería la mejor opción. Realmente seguía con una erección de infarto, pero el hecho de sentirte tan bonita en esos momentos había logrado que te permitiese esa tregua para recuperar fuerzas. Las ibas a necesitar. Cuando aparcamos recogimos nuestro juguete, cogimos tu maleta y subimos a mi casa.
En la calle, aunque sólo fueran unos segundos, nos sigue gustando jugar a comportarnos como una amistad ejemplar, pero sólo una amistad. Yo continuaba bromeando mientras trataba de disimular mi turgencia mientras tú sonreías risueña aún siendo consciente de lo que te esperaba al entrar. Una vez ya en el portal cambiamos el chip, te avisé que mis padres estarían así que decidimos aprovechar esos instantes para darnos un buen abrazo mientras esperábamos el ascensor. 'Hueles tanto a... ti', susurré con un claro doble sentido. Tú me golpeaste con ternura, '¡tú también hueles a mí!' te vengaste cogiendo mi mano. Sí, es cierto, y lo mío era mucho menos justificable.
Cuando entramos, tras los saludos de rigor, fuimos a dejar tus cosas en mi habitación, lugar donde aproveché para jugar un poco con el trasero que por fin me podía fijar en él. Es una gozada porque parece que se adapta a mi mano, y que cuando presiono un poco se hunden lo justo para sentir que te atrapo. Y he de reconocer que esa falda era, sin duda, una muy buena elección. 'Cuidado tontorrón, que sigo con ganas', me susurrabas mientras yo aprovechaba para magrearlo sin pudor.
'¿Que tú sigues con ganas? Yo ni siquiera me he saciado un poquito', te respondí aprovechando que apoyabas tu mano en mi pecho para cogerla y deslizarla hasta que me notases lo desesperado que estaba. 'Todo los minutos que pasen sin saciarme', te susurraba acercándome cada vez un poquito más, 'te lo pagaré después en minutos en los que serás absolutamente mía'. Acabé casi a la altura de tus labios, y me respondiste con una pícara sonrisa. 'A ver si es verdad', susurraste mientras la agarrabas rápidamente sobre el pantalón.
Fuiste al baño y yo aproveché para hablar un momento con mis padres. Realmente me hubiera gustado poder ver la reacción que tuviste al oírlo, pero mis padres se despidieron en alto anunciando que iban a comer a casa de mis tíos, que nos habían dejado comida preparada en el horno. Lo siguiente que escuchaste fue el portazo cuando salieron. A los pocos segundos saliste del baño llamándome por mi nombre, pero no encontraste respuesta. Te acercaste a mi habitación y entraste poco a poco cunado me viste sentado en mi cama jugando con una soga.
Levanté la vista y te clavé la mirada lo más profundo que fui capaz, y pude ver cómo te estremecías al sentirlo. No era la mirada tierna típica con la que me suelo dirigir a ti, ni siquiera la pícara con la que te incito en los juegos. Realmente había fuerza en esa mirada. Simplemente estaba dejando fluir todo mi deseo contenido y te estaba devorando con los ojos, te estaba dominando, te estaba necesitando y dejando claro que te iba a tomar. Aquí y ahora. A mi manera. Y no iba a aceptar ninguna clase de no. Y por eso te estremecías. Porque sabías que no estaba en tu mano pararme en ese momento... pero tampoco querías hacerlo.
Con cierto temor en tu mirada te acercaste dibujando una sonrisa, comenzando el ritual en el que te me ibas entregando por fin después de tanto tiempo. Cuando estabas a mi altura yo me incorporé tomándote de la mano y me acerqué a tus labios antes de moverme con brusquedad para colocarme en tu espalda. Todavía tenía mi mano en tu muñeca, y la cuerda se había quedado apoyada sobre la colcha.
'Ahora es cuando te das cuenta que no eran bromas esos comentarios que te soltaba antes', te susurraba cambiando de oreja, muy pegado a ti y cogiéndote primero de las muñecas, luego de la cadera, luego en las costillas... 'esta vez no va a ser un recital de guarradas que total, como estás a cientos de kilómetros, sabes que no vas a cumplir. He ido memorizando todas esas cosas que me dijiste, zorrita. Y lo vas a pagar ahora. Pienso hacer que rindas cuentas por cada una de ellas'. Estaba tan pegado a ti que podías sentir perfectamente mi erección clavándose entre tus nalgas. Yo aproveché que ladeaste la cara tratando de dirigirme la mirada para hincarte los dientes en el cuello que habías dejado libre.
'Desde este momento vas a ser mi puta de verdad, no sólo de palabra. Y lo serás hasta que me sacie, o me agote. Y créeme que he acumulado suficientes ganas como para aguantar lo suficiente. Voy a conseguir que te arrepientas de todo lo que me prometiste. Se te van a quitar esas ganas de perrear, de jugar calentándome, de presumir que te gusta que te traten como una cerda.
Eres muy guarrilla, pero todavía no me has demostrado que eres suficiente para ser mi puta. Hoy será la prueba'. Mientras continuaba el discurso te iba magreando a mi antojo. Había subido hacia el pecho y jugaba a apretar la una contra la otra, luego había vuelto a bajar por tu costado, había clavado mis uñas en tus nalgas y ahora estaba subiendo poco a poco la falda y disfrutando con el espectáculo. 'Ya estoy harto que me hagas imaginar una zorra cunado luego te comportas como otra chica más'.
'Abre las piernas', te ordené mientras empujaba tu espalda para que te apoyases sobre la cama. 'Quiero observarte antes de dedicirme si mereces que te folle o no', sentencié mientras me alejaba unos pasos para ver como la falda apenas contenía tu trasero y se podía ver la ropa interior desde esa posición. En ese momento sentiste cómo una mano caía con fuerza entre tu nalga y tu muslo, acabando el dedo gordo realmente cerca de tu sexo. Estaba empapado, se veía claro.
'Pero si la perrita está ansiosa de que la trate mal, incluso parece que lo vas a disfrutar', te decía con burla mientras apoyaba una mano en tu entrepierna y la apretaba con ansia, 'no te preocupes, puede que lo disfrutes, pero no lo vas a gozar ni la mitad que yo. Joder cómo voy a disfrutar tu cuerpo. Pero ya basta de juegos, que yo llevo cachondo desde que me pediste que acumulase estos días. Te vas a hartar a tragar al final, por glotona...', y concluí la frase arrastrando de un tirón tus bragas hasta los tobillos provocándote un gemido con la brusquedad.
'Así estás mucho más guapa', y el siguiente azote fue entre tus nalgas, cayendo mis dedos sobre tus labios mayores ya mojados y sonando un chapoteo realmente excitante. 'Un día me entretendré haciendo música con tu coñito, que parece que nunca se apaga. Hoy tengo cosas mejores que hacer'. La verdad es que me estaba sorprendiendo lo sumisa que te estabas comportando y te lo estaba agradeciendo a unos límites que te imaginas. No podía demostrártelo, porque no era mi papel. Pero si estoy escribiendo esto es porque realmente quiero agradecerte que lo hicieras. Y nunca será suficientes gracias. Por eso intento compensarlo regalándote, una vez más, otro de esos orgasmos que te dejan exhausta al terminar...
Tras disfrutar un poco con tu rajita empapada, clavé mis manos en tu cadera para voltearte y ponerte frente a mí. 'Esto no es lo que habíamos hablado', te susurré antes de acercarme a tus labios, 'se supone que ibas a compensármelo con la boquita, como tantas veces me has insinuado que te encantaría. A ver si de verdad te portas tan bien como amenazabas', decía mientras me desabrochaba el botón. Realmente estabas interpretando tu papel porque ni siquiera moviste las manos, sólo me clavabas la mirada mientras te mordías el labio. Y lo agradecía porque si realmente hubieras participado, no hubiera tenido cuerpo para detenerte. Me puedes demasiado. Pero era divertido continuar con el juego.
Solo tuve que apoyar mis manos en tu cadera y hacer una ligera presión para que tú automáticamente te dejases caer de rodillas. Nada más llegar a la altura te chocaste con una erección que parecía rabiosa, pocas veces en tu vida me la has visto tan a punto de estallar... cuando ni siquiera te habías acercado. No hizo falta órdenes para que comenzaras a tomarme rodeándome con los labios, y yo te lo agradecí con palabras de ánimos como si realmente fueras mi perrita.
Otro tema fue cuando intentaste usar las manos como apoyo, ya que sentiste cómo te agarraba las muñecas con brusquedad clavando tus dedos en mis nalgas. 'Una buena zorrita sabe hacerlo sin apoyo', te contesté disfrutando del espectáculo que ofrecías tratando de manejarte sin manos. No eran tan ágiles, pero el morbo que estuvieras aceptando todos mis caprichos sin rechistar la convertía en una de las mejores mamadas que me habías regalado nunca.
'Parece que necesitas un poco de ayuda', comentaba con sorna, y tú intuías perfectamente qué es lo que pasaría ahora. Tampoco hiciste ninguna objeción en ese momento, y que intentases aumentar el ritmo me dio el visto bueno para apoyar ambas manos tras tu cabellera y comenzar a marcarlo. 'Tienes que ser un poco constante... así... así... a media altura... joder si ni siquiera suenan arcadas, serás golfa'. Dios cómo la estaba disfrutando. Pero quería probar una cosa nueva y...
'¡Para para para para!', te grité alterado, y tú te separaste con miedo pensando que me estabas haciendo daño. 'Así será como se la chuparás al resto, perrita. Pero yo no quiero que me la chupes. Llevas poniéndomela dura horas... pero sigues sin ganarte que use tu coñito. Así que te voy a follar la boquita. Y para eso voy a necesitar que la abras bien... un poco más...', tú, después de unos segundos dudando, la abriste sacando la lengua como si realmente fueras una profesional. Me estabas sorprendiendo demasiado. 'Así... ahora vamos a apoyar la cabeza en la lengua y... así... entrando poco a poco. Recuerda que tienes que usar bien la lengua, porque como no me guste lo suficiente trataré de meterla bien hasta el fondo. Y no sé si tendrás en la boca el mismo aguante que allí abajo...'.
Continué susurrándote las primeras burradas que se me ocurrían mientras iba disfrutando de la orquesta que ofrecía tu lengua chapoteando al entrar. 'Joder si es que ni siquiera estás teniendo arcadas. Te tendrías que dedicar a esto golfa... si parece que tu boca está hecha para follarse. ¿Ya tienes el coñito mojado?', te pregunté sabiendo perfectamente la respuesta.
Tú levantaste el rostro para mirarme mientras intentaste articular un 'sí' con media polla en la boca. Esta vez cayó la mano en tu moflete, y realmente fue una sensación particular sentir el golpe con mi polla dentro de tu boca. Fue más sonoro que sentido pero... 'si no te la he sacado de la boca es porque ahora tu trabajo es chupármela, no hablarme golfa. Sé perfectamente que tu coño está chorreando. De hecho sé una niña buena y empápate dos dedos, que quiero probarlo'. Dicho, y hecho.
'Dios, esto es lo que necesitaba. Qué rica estás, joder. Ya me has convencido. Te voy a reventar ese coñito', te confesaba mientras no dejaba de usar tu nuca como si fuera casi mi mano masturbándome. Era una sensación increíble sentirte tan a mi servicio. 'Ahora, cuando consigas que me corra y me limpies bien, te tomaré por ahí abajo. Así que venga, un último esfuerzo... que a mí también me apetece'. En ese momento eras tú la que te movías casi por inercia, entrando hasta un límite que no te hubiera creído capaz. Solté la mano para que fueras consciente de que eras realmente tú la golfa, que yo no necesitaba ni darte un empujoncito; y te estuve instando a que siguieses así. 'Joder qué bien se porta mi putita... si se va a acabar mereciendo un premio y todo'.
Entonces me di cuenta que tu mano todavía continuaba hurgando en tus entrañas y golpeé su hombro. '¿No tuviste suficiente en el coche, o qué?', te pregunté esperando que me respondieses para poder castigarte. Tú simplemente paraste de masturbarte, seguiste moviendo el cuello y aprendiste la lección. 'Quiero ese coñito chorreante y ansioso para cuando me apetezca a mí, no quiero que eee....... eeeesté..... ¡DIOS JODER PUTA NO PARES AHORA!'.
Apoyé mi mano más que para darte impulso, para no caerme yo, ya que me devorabas ansiosa buscando lo que ibas a encontrar de un momento a otro. Yo me encontraba en un debate entre terminar en ese momento como estaba ahora, con la mitad del mástil dentro de ti o... '¡sal, sal!', te grité, y tú obedeciste mirándome con la cara de un perro que piensa no haber hecho nada malo. Y realmente no lo habías hecho. Con una mano cogí tu mandíbula para indicarte que la mantuvieras abierta, y con la otra continué el trabajo. 'Joder… pero si está chorreando de tus babas. Va a ser de verdad que eres una perra', te susurraba mientras escuchaba chapotear mis manos subiendo y bajando.
Realmente no tardó en llegar, y lo hice clavando mi vista en tus ojos. Lo ansiabas. Joder... lo estabas deseando incluso más que yo. Contra eso no puedo competir. Y simplemente.... 'Me... me....'. No pienso enumerar donde cayeron cada uno de los disparos porque no quiero extenderme demasiado. Sólo diré que esa camiseta tuvimos problemas para lavarla, que el pelo se tuvo que duchar después, que tus mejillas...