Reencuentro (I)
Después de un tiempo sin verse, unos amigos se reencuentran a sabiendas de lo que iba a pasar. Ambos descubrieron juntos el placer de la dominación, y aquí se relatan una de sus primeras escaramuzas...
Todavía seguíamos sin creernos lo sucedido. Ya llevábamos un tiempo conociéndonos, y la verdad es que habíamos aprovechado bastante esa temporada para conocernos bien a fondo, pero todavía no era capaz de asimilar todo lo que estaba cambiando mi vida desde que te descubrí. Sé que suena totalmente a tópico, pero cualquier persona de mí alrededor sería capaz de corroborar que llevo sin apagar la sonrisa desde hace un tiempo.
Pero ese no es el tema que nos compete ahora, esto no se trata de una descripción de todos los pequeños detalles que te hacen brillar para alegrarme un poco el día. Se trata de recordar aquella vez volviste a venir a mí, siendo ahora plenamente conscientes de lo que iba a suceder. En cierto modo, el hecho de que esta vez no nos pillase por sorpresa era algo que siempre creí haría perder la magia; pero por otra parte pudimos compensarlo con un interminable listado de cosas que habíamos imaginado juntos que poder compartir en esos días. Al parecer, contigo, la inspiración nunca deja de fluir y siempre se me ocurren un centenar de cosas que querer probar... pero, obviamente, eso tampoco es un tema que nos compete ahora.
Yo llevaba un par de días nervioso esperando a que llegase tu avión. Realmente no tenía miedo de que saliesen mal las cosas porque ya me habías demostrado que si simplemente nos dejamos fluir, solemos quedarnos con un buen sabor de boca. Lo provocaba el ansia de tenerte de nuevo cerca, de poder volver a olerte, de querer exprimir cada segundo a tu lado hasta que tuvieras que volver a abandonarme.
Y, qué cojones, también influía el trato que habíamos hecho de que no pudiera tranquilizarme a mí mismo en esos días. Lo habías dejado bien clarito: 'quiero que estés muerto de ganas al verme, y ver lo desesperado que puedes llegar a ser'. Normalmente jugábamos a que son mis caprichos los que se cumplen, así que cuando te atreves a pedir algo tú suele encantarme concedértelo como recompensa. Y, siendo sinceros, me vuelve loco darme cuenta del puntito de perversión que puede llegar a tener tu cabeza, y me pone muchísimo creer que soy yo el que lo provoca.
Respirando hondo cogí las llaves del coche y empecé a mentalizarme que en menos de una hora ya te volvería a tener entre mis brazos. Me resulta muy divertido cuando me descubro mirándome como una niña coqueta al espejo para intentar rematar los detalles antes de verte, aunque malgasté ese tiempo en darme cuenta que la erección era bastante obvia por lo que tendría que ir rápido dentro del coche.
No tiene sentido que estuviera así cuando ni siquiera había oído tu voz todavía... iba a ser un puente realmente movidito, aunque se me haría corto. Una vez dentro hice los preparativos: cogí la música pensando más en cuando tú te montaras que en lo que quisiera oír en ese momento, guardé la bolsa en la guantera y acomodé el asiento donde irías tú. Realmente te necesitaba ya dentro de mi coche, así que aceleré creyendo que cuánto antes llegara, antes te vería.
La espera mientras estaba aparcado fue incluso peor, y me resultaba incluso más largo que el resto de días que andaba esperándote... pero por fin te vi. Estabas despistada buscando el móvil para tratar de localizarme, con una maleta desproporcionadamente grande para los días que te ibas a quedar y con una sonrisa de oreja a oreja debajo de esas gafas de sol. Estabas espectacular. Habíamos quedado en que si te hacía de taxista tenías que traer falda, y habías elegido una ceñida negra que me encantaba cómo se adaptaba a tu cintura. Estabas preciosa.
Yo salí del coche y me hice el remolón acercándome dando un rodeo aprovechando que eres incapaz de ver tan lejos, mientras sentía mi móvil vibrar por la llamada. Te giraste un momento para controlar la maleta y fue la ocasión perfecta para acercarme de un salto hasta tu oreja y susurrarte '¿Me echaste de menos, princesita?'. Me hizo gracia que, en vez de sorprenderte como lo habría hecho cualquier persona, giraste la cara para mirarme con ternura mientras te quitabas las gafas. Joder con esos labios... cada vez que vuelvo a verlos me recuerda los acojonantes que son. Yo creo que por eso mi cabeza se olvida de vez en cuando que son espectaculares, para disfrutar del momento de volverlos a descubrir tan brillantes, carnosos... ni siquiera te hacía falta maquillarlos para volverlos jodidamente apetecibles.
Optaste por contestarme apoyando tus labios humedecidos sobre los míos, y yo entendí todo lo que esa respuesta quería decir. Por fin podía volver a recorrer con mis dedos tu mejilla y estaba disfrutando más de lo que imaginaba con ese momento, al cuál le siguió el típico juego de contarnos qué tal estos días como si nada hubiera pasado. Es divertido que sepamos acumular las ganas que tenemos el uno del otro para desfogarla en los momentos idóneos. Y eso es lo que hicimos.
Tú reías con mis comentarios estúpidos y yo buscaba con cualquier excusa esa risa fácil. Me encanta que sean tan animada, aunque lo que me enloquece es que en los momentos que nos dejamos llevar conviertes todas las risas que normalmente regalas en unas sonrisas picaronas que... uff.
Y sí, exacto, una de esas pusiste en el momento de meterte en el coche. Hace tiempo que empecé a contabilizar mi vida por la cantidad de sonrisas que te provoco así. Son mis puntos de logro, mi meta. 'Bueno, ya soy toda tuya, ¿dónde me llevas?', me retaste con la mirada. 'Hasta donde te ganes la carrera... ¿o pensabas que sería gratis?', respondí dejando claro que el juego ya había comenzado.
Y realmente no se demoró mucho más, ya que tras terminar la frase nos lanzamos a devorarnos la boca. Uno de los placeres de besarte es que, al tener tanto pelo, acercarme a esa distancia es entrar en una burbuja donde sólo huele a ti y es un olor que me provoca los instintos más básicos. Soy tu monito que al notar tus feromonas entra en un celo del que no es capaz de controlarse. Por eso tuve que morderte el lóbulo y bajar a tu cuello. Por eso fui incapaz de contenerme y tuve que recorrer con una lengua tu clavícula hasta bajando por el pecho. 'Nos están mirando todos', susurraste cuando escondí ni nariz entre tu escote y clavé los dientes en una de tus tetas. Incorporándome con una sonrisa te regalé otro besito y arranqué el coche. Esperando a que todos se apartasen ahora que el espectáculo había terminado, salimos del aparcamiento y me metí con prisa en la autopista.
El juego nos había encendido a ambos, y a ti te gustaba abusar de tu posición privilegiada. Yo pasaba más tiempo con mi mano en tu pierna que en el volante, y tú jugabas a abrir un poquito más las piernas dejando esa falda ajustada a una altura realmente peligrosa. Al principio trataba de concentrar mi vista en la carretera a pesar de usar mis manos para darle la bienvenida a tu muslo; pero cuando comenzó a alcanzar la línea de tu ropa interior no podía controlarme y de reojo asaltaba tus piernas desesperado por poder ver algo. Y parecía que eso te volvía realmente loca ya que lo delataba tu respiración agitada.
Realmente estabas llegando al mismo nivel que yo, ya que tu mano había comenzado a acariciar también la cara interna de tu muslo izquierdo y se acercaba a tu sexo incluso más rápido que la mía. No habíamos dicho nada, pero yo opté por bajar la música porque quería sentirte respirar a mi lado. 'Enséñamelas ya, golfa. Que acabaremos teniendo un accidente por hacerme estarte mirando todo el rato', dije casi de un gruñido agarrando con fuerza tu muslo, ya muy lejos de tu rodilla.
'Ah... ¿quieres ver mis braguitas? ¿Ahora? ¿Ni siquiera esperarás a casa?Pero si deberías estar conduciendo... serás guarro', contestaste burlona mientras las abrías un poco más pero todavía sin permitirme disfrutarlas. Suspiré hondo. 'Que me las enseñes ya, puta', te dije mientras te clavaba tanto la mirada como mi mano en tu coñito ya empapado sobre la tela. Lo cogí con fuerza, con ansia.
'Te quejarás de mí pero tú estás chorreando, so golfa. Y encima te pone que te trate así', tú ya habías comenzado a gemir con timidez mientras yo restregaba mis manos sobre tu ropa interior. 'Pero no pienso tocarte aquí. De hecho, si quieres ganarte que te toque cuando lleguemos, ya puedes darme un buen espectáculo', continúe mientras separaba mis manos arrastrando con ellas las braguitas un poco hacia abajo y provocando un ligero chapoteo. Clavé mi vista en ellas. Rojas. Ufff... 'Buena elección', dije, 'pero las he visto, así que ya te sobran. Quítatelas y empieza a ganarte el viaje en taxi'. Concluí con un tierno beso y una mirada buscando tu visto bueno, tú te mordiste el labio y yo entendí cuál era la respuesta.
Dándote una palmada final en el sexo me separé para volver a coger el volante mientras de reojo veía como no te demorabas en tu tarea. Realmente debías estar muy cachonda porque en seguida tenías tu mano dentro de las braguitas y se oía cómo gozabas. Se notaba que estabas buscando el placer por medio del espectáculo, porque estabas montando más escandalera de la necesaria y eso me estaba volviendo jodidamente loco. Yo volvía a arañar tu pierna mientras tú me susurrabas guarradas con mi nombre que me provocaban escalofríos.
'No entiendo para qué quieres un escote como el tuyo si luego las tapas', dije tratando de tirar hacia abajo tu camiseta en una posición muy incómoda. Realmente no estaba consiguiendo nada, así que subí mis dedos a tu boca, 'anda mójamelos un poco, que así te hago relevo allí abajo mientras tú liberas las tetas'. Al apoyar mis dedos en tus labios te abalanzaste sobre ellos para devorarlos, cogiendo mi muñeca con ambas manos como si realmente estuvieras devorando la parte de mi anatomía en la que estabas clavando la mirada.
Joder te estabas esmerando muchísimo en comportarte de verdad como una golfa, y yo me veía incapaz de controlarme hasta llegar para follarte. Después de recrearme unos segundos metiendo y sacando los dedos, cuando ya sentía chorrear mi mano entera, bajé rápidamente y te metí con nada más llegar. Joder, tú sí que estabas chorreando. Me daba miedo hasta la tapicería del coche. Te los clavé todo lo hondo que pude antes de decirte: 'enséñalas bien, quiero que todos me envidien por la puta que me estoy llevando a casa'.
Con un vistazo rápido corroboré que habías cumplido cuando las dos estaban totalmente fuera botando por los espasmos que dabas al ritmo de mi mano. Aprovechaste que era yo quién te masturbaba para acercarte melosa a mi oreja, 'me saben a poquito tus dedos... ¿no puedo coger algo más grande?', y me lamías el cuello mientras tu mano se aferraba a mi paquete. 'Ya sabía yo que ibas a ser tan golfa', respondía con altivez disfrutando de las atenciones después de tanto tiempo.
'¿Por qué te crees que sino lo traje?'. Giré el rostro para clavarte un beso mientras golpeaba la guantera buscando que se abriera. Sabías perfectamente qué escondía, pero se te iluminó la cara igualmente cunado viste un juguete caer al abrirse. 'Hasta que no te corras dos veces', te susurré, 'no vamos a bajarnos de este coche. Así que ya le puedes dar vida porque quiero llevarte ya a mi cama y follarte como Dios manda. Disfrútalo, mi putita', y finalicé regalándole a tu mejilla otro tierno beso, antes de darle una última palmada más sonora que dolorosa sobre tu sexo desnudo la cuál contestaste con un maullido.
Realmente me dolía perderme el espectáculo visual que me estabas regalando, pero lo compensabas exagerando sobremanera el acústico. Yo estaba soportando esa tortura de sentir tus genitales reventando un apretado pantalón vaquero, pero sabiendo que la espera merecerá la pena. Entonces noté cómo te arqueabas entre espasmos alcanzando tu primera meta, y yo decidí besarte rápidamente en el cuello como agradecimiento mientras acariciaba con la yema de los dedos tu muslo esperando que te recuperases.
Subí un poquito más la música porque la canción que había escogido lo merecía, y sabía que te ayudaría a volver en ti. 'Creo que nunca podría comprar un perfume mejor para mi coche', susurré mientras inspiraba tu pelo alborotado y mantenía la vista en la carretera. 'Pero no te molesto más, disfruta de la canción'.
Los casi cuatro minutos de relax te sirvieron para recuperar el aliento, así que decidí volver a la carga 'recuerda que son dos lo que tienes que alcanzar', te susurré al sentir que volvías a acariciarte cogiendo ritmo. 'Piensa que si terminas... esto cada vez se está acumulando más, imagínate cómo va a llegar a explotar'. Me contestabas con una sonrisa mientras yo optaba por ayudarte acercando mis dedos.
Parecías una niña realmente desesperada con las braguitas casi a la altura de la rodilla y con un juguete de plástico con la cabeza apoyada en tu entrada. 'Eres una golosa', te susurraba mientras la cogía por el mango, 'acabas de correrte y mira cómo tu cuerpo devora cualquier cosa que le pongas en la entrada', mientras sentías como se iba abriendo camino entre tus paredes empapadas.
'Fóllame ya', susurraste en ese éxtasis que se alcanza cuando se está excitada y de un golpe te regalé la sensación de sentirse llena. Tuvimos muchísima suerte de que no nos diese un susto la carretera porque realmente estaba centrando todos y cada uno de mis sentidos en provocar un nuevo gemido más, cosa que al parecer estaba logrando. No sé si fue fruto de mi mano manejando el aparato, de mi voz susurrándote lo excitante que me parecía esa sensación o que sintieras que incluso yo estaba jadeando yo. Pero lo logré. Y tu garganta volvió a desgarrarse marcando un sonido que era imposible no hubiesen notado el resto de coches...
'Gracias', susurraste cuando fuiste capaz de articular palabras mientras estabas tirada rendida sobre el asiento. 'No me las des, princesa', contestaba mientras miraba a la carretera, 'y recupérate. Te voy a necesitar con fuerzas dentro de poco... así que descansa, te lo has ganado'. Calmé tus labios apoyando los míos con ternura y volví a subir el volumen de la música para conseguir que dejases llevar tu cuello con su ritmo. Seguías sin taparte pero, aun así dabas una imagen realmente tierna. La verdad es que siempre eres un espectáculo que mirar.
No dudéis en decir si os ha gustado y/u os gustaría que lo continuase. Muchas gracias por leer!