Reencuentro fogoso con mi ex

Estaba en Grindr cuando aparece el perfil de mi ahora expareja. Comenzamos a hablar y nos reencontramos en una noche de sexo sin control.

Dicen que las cosas en la vida pasan por algo, y esta vez tengo que darle la razón. Era una tarde de jueves, estaba en la biblioteca de la Facultad aburrido y me puse a ojear Grindr. Entre lo común, salió el perfil de una persona que me sonaba mucho, porque esa foto la había visto antes, a pesar de que estaba recortada y no dejaba ver la cara ni casi el fondo de la misma.

Antes de seguir, recordaros que tengo 22 años, alto, un cuerpo normal, ojos claros y un pelo castaño muy claro, y buen rabo. La persona en cuestión estaba algo más gorda que yo, pero no en exceso, depilado completamente, con un buen culo y buenos brazos. Después descubrí su pelo castaño un poco rizado, ojos marrones, sin nada de barba.

Siguiendo con lo ocurrido, escribí al perfil en cuestión, y después de lo típico de hola, que tal, le pedí una foto. La sorpresa fue cuando vi quién era: mi expareja, con el que lo había dejado hace un par de años. No acabamos para nada mal, pero es cierto que la relación estaba perdida y casi no hablábamos, salvo los cumpleaños y cosas puntuales. Le dije quién era, le envié una foto y ambos nos sorprendimos, ya que él no vivía en Madrid ciudad, pero estaba visitando a un amigo.

Dijimos de aprovechar la ocasión, vernos y tomar algo. Quedamos un par de horas después para cenar en el centro, en un sitio tranquilo. La verdad es que me gustó mucho verle, y no se si será por el tiempo que llevaba sin verle, pero le veía muchísimo más guapo y buenorro (y se lo dije). Él me lanzó varios piropos también cuando me vio.

Estuvimos cenando, poniéndonos al día de nuestras vidas como si fuéramos dos amigos de toda la vida que llevábamos mucho tiempo sin vernos. Él tomó pasta, yo carne, y ambos acompañamos la cena con vino. Al final de la cena, nos habíamos tomado una botella los dos solos, y eso se notaba un poco ya en mi cabeza. Pagamos y nos fuimos a pasear por la Gran Vía de Madrid.

Ya era algo tarde y le dije que me tenía que ir, a lo que me insistió que me quedara un poco más, pero si pasaba una hora, no tenía transporte para volver a casa, pero accedí a quedarme un poco más, a pesar de que sabía que luego me tocaría correr. El paseo se nos alargó, y cuando quise darme cuenta de la hora, ya no me daba tiempo a llegar. Me dijo que me quedara a dormir con él en el hotel, que no habría ningún problema.

Nos fuimos allí, pero de camino propuso comprar otra botella de vino y tomárnosla tranquilamente en la habitación, y debió ser que estaba en un punto en el que me daba igual todo, así que accedí. Llegamos, había cogido una habitación inmensa, cosa que me sorprendió, dado que valía mucho dinero, a lo que me dijo que estaba trabajando y cobraba bien y se lo podía permitir.

Nos tumbamos en la cama, sacó dos copas de un mueble de la habitación, y comenzamos a beber. El alcohol hizo que nuestras defensas bajaran, por lo que comenzamos a hablar de sexo, y recordando nuestros polvos como pareja, entre risas. Me estaba ya entrando el sueño, así que le dije que me iba a ir a dormir, pero antes iría al baño. Cuando volví a la habitación, me le encontré cambiándose, poniéndose el pijama. Estaba únicamente en boxers, tenía un cuerpazo (y eso que en la foto de Grindr tenía una antigua que no le hacía justicia), y se lo dije. Se me acercó de repente y comenzó a besarme de forma muy intensa, a lo que se dice 'comerme bien la boca', cosa que yo seguí, porque de verle así me puse a mil (y lo notó, porque nuestros paquetes estaban bien abultados).

De repente, paró en seco y me dijo:

  • Desde que te he visto en Grindr, me han entrado unas ganas bestiales de echar un polvazo contigo, porque me encantaba follar contigo.

Le respondí comiéndole la boca, pero esta vez, cogiéndole de la cintura y pegándole bien a mi (y manoseándole el culo). No opuso resistencia, de hecho, se me pegaba más, para que el roce fuera mayor.

Me quitó la camieta de una forma algo bruta, casi me la rompe, y los pantalones igual, dejándome en sus mismas condiciones.

  • ¿Te acuerdas cuando jugábamos a el poli y el caco? - Me dijo al oído.

  • Claro que sí, y el cómo lo gozábamos, le respondí.

Abrió el armario que tenía detrás de mi, sacó una bolsa con unas cuerdas. Me ató mientras me seguía besando de forma muy bestia (y me encantaba). Una vez atado, me cogió de la cadera y me tiró a la cama, cayendo boca arriba.

  • Siempre me has atado tu, pero esta vez me toca dominar a mi, y te pienso devolver todo lo que me hiciste.

Me bajó los boxers hasta los tobillos y se metió mi rabo entero en la boca y empezó a comérmela bien. Una buena garganta profunda. Le pedí que parara si no quería que me corriera, pero hizo caso omiso, de hecho, cogió una camiseta que tenía y me tapó la boca. Acabé corriéndome en su garganta, pero el tío no paró, de hecho me la siguió mamando, tragándose toda la leche.

Cuando se cansó, se quitó los boxers, se subió encima de mi pecho, me quitó la camiseta de la boca, y me metió su polla entera (medía unos 17cm). Comenzó a follarme la boca, hasta que se corrió en ella también. No me dio opción a escupirla, porque se puso a besarme y jugamos con ella un rato, hasta que nos la terminamos tragando. Pero la cosa no terminó ahí.

Una vez vio que su polla estaba limpia, se sentó en mi cara, sujetando con sus manos mi cuerpo, para que le comiera bien el culo, algo que sabía que le gustaba un montón como se lo hacía. Y así fue, de hecho, creo que sus gemidos se pudieron escuchar desde cualquier habitación del hotel. Cuando le pareció que su culo estaba demasiado babeado y abierto, sacó un consolador que guardaba en la misma bolsa que las cuerdas, escupió en la superficie, colocó la base en mi pecho, y se lo introdujo de golpe, señal de que tenía el culo bien dilatado. El muy cabrón hacía eso a escasos centrímetros de mi cara.

Cuando lo tenía bien abierto, se lo sacó, lo tiró por el suelo y me preguntó que si me había hecho análisis de ETS y si estaba bien, a lo que le respondí que sí. No tardó mucho en sentarse encima de mi polla y metérsela entera. Recordemos que yo seguía atado. Empezó a cabalgarme bien fuerte, y en alguna ocasión me dolía el rabo, pero lo gozaba que daba gusto.

Cuando quiso cambiar de posición, me dijo que yo seguiría atado. Me puso de rodillas, y él a 4 patas, y me dijo que me le follara a lo bestia. Y así lo hice (o intenté), ya que el tener las manos atacas en la espalda me limitaba mucho, pero le di buenas embestidas. Repetimos la misma acción, pero él boca abajo en la cama y yo encima.

Después de estar un buen rato así, me dijo que me iba a soltar para que nos corriéramos a gusto. Fue al baño a por papel, pero cuando volvió, le hice pagar lo que me había hecho. Según entró en la habitación, le estampé contra la pared y se la metí de golpe.

  • Este es mi chico, como sabía que lo harías...

Eso me puso más cachondo, a lo que aceleré el ritmo, y sus piernas empezaban a  temblar. Le tiré al suelo, y sujetándole la cabeza y pegándola boca abajo a la superficie de la habitación, le hice una muy buena follada. Después, repetí lo mismo pero boca arriba. Cuando iba a sacarla para correrme, me sujetó de la cintura y me pidió que me corriera dentro. Le di unas cuantas emestidas bien fuertes, y llené su culo bien abierto de la leche que me quedaba. A la vez, él se corrió sobre su pecho, corrida que no tardó en recoger con su dedo y metérsela en la boca (y algún dedo acabó en la mía). Acabamos sudando, algo pegajosos, pero muy relajados. Nos duchamos juntos, nos dimos unos cuantos besos y caricias, y nos fuimos a dormir.

A la mañana siguiente nos despedimos, hasta la próxima.


Podéis escribirme a

a.universitariomadrid@hotmail.com para hacerme llegar vuestros comentarios. A veces puede que tarde un poco, que estoy empezando a estudiar para los exámenes y trabajos. Un saludo y hasta la próxima.