Reencuentro en el gym

Me encuentro una cara conocida en el gym, aunque no la recuerdo hasta verla llena de mi lefa.

Hace años empecé a ir al gimnasio porqué quería mejorar mi físico. Me apunté en uno con una migo pero no aguanté mucho meses. Había mucha gente y por horarios no podía ir mucho con mi amigo. Me desanimé un poco pero terminé por apuntarme en otro gym. Lo tenía cerca de casa, no era muy caro y estaba poco concurrido. Se ve que no tenía buena fama porque era viejo, pero yo me sentía cómodo.

Solía ir unas 3 o 4 mañanas a la semana, ya que estudiaba por la tarde, y hacía un poco de todo. Por aquél entonces, tenía 21 años, pesaba unos 72kg y medía 1,85cm. Tenía un cuerpo un poco definido, con los abdominales marcados pero muy poco brazo o pecho. Era un cuerpo bastante de twink, por lo que quería ponerme un poco fuerte.

Llevaba ya semanas yendo cuando una mañana me crucé con una mirada conocida. No sabía quién era, pero estaba seguro que lo conocía. Nunca se me ha dado bien recordar caras, así que tampoco me frustré. El chico era un poco más bajo que yo, ojos verdes como los míos y tenía bastante buen cuerpo. Se le veía hacer los ejercicios con mucha tranquilidad y cogiendo bastante más peso que yo. Al cabo de un rato, no lo vi más, por lo que pensé que había terminado y estaba en los vestuarios. Yo seguí a lo mío ya que aún me quedaba un rato de rutina, y en unos minutos lo vi salir de los vestuarios. Se dirigió a la salida pero cuando pasó cerca de donde estaba yo me saludo con un “hasta luego” y una sonrisa. Me quedé pensando otra vez en su cara e intentado ubicarlo en mi espacio-tiempo personal, pero sin éxito.

La semana siguiente volvimos a coincidir. Esta vez fui decidido a preguntarle si nos conocíamos, ya que era demasiado guapo para no recordarlo. Cuando nos cruzamos en la zona de máquinas de piernas, solo me salió un “hola”. Me quedé allí sin saber qué decir y me fui a otra máquina mientras me respondía con un “chao eh”. Era bastante tímido e hice un poco el ridículo  la verdad. Conseguí no fijarme mucho en él mientras hacía mis ejercicios aunque notaba que me miraba y sonreía. Cuando terminé mi rutina, me fui al vestuario.

Me quité la ropa y con una toalla me metí a la zona de duchas. No había nadie más así que me metí en el cubículo de la esquina. Las duchas estaban separadas por unas paredes pero sin puerta. No llevaba mucho rato cuando alguien más entró en la zona de duchas. El tío tenía como unas 10 duchas para elegir y se puso a un par de duchas de distancia. Mientras me enjabonaba veo que se acerca alguien a mi ducha. Era el chico con el que había intercambiado miradas y saludos los últimos días que, sin cortarse, me habló:

  • ¿Qué, tío? Nos volvemos a encontrar.

  • Emmm… Bueno, sí. Tampoco es que sea muy grande esto. Y más bien me sigues tú jajjaja.

  • Ya. ¿No te acuerdas de mí?

  • La verdad es que no mucho. Me suena tu cara pero no recuerdo donde nos hemos visto. ¿En la universidad?

  • No, tío.

  • Pues no sé.

Me metí bajo el agua para quitarme el jabón mientras él se quedaba allí mirándome. Cuando acabé u lo miré otra vez, vi que tenía la polla un poco dura el chaval. Lo miré bien y la verdad es que tenía un cuerpazo. Iba depilado pero se le veían los pelos que tenía por un pecho muy marcado y unas piernas musculosas. Sus abdominales resaltaban en ese cuerpo rasurado.

Me quedé un poco embobado mientras me lo miraba de arriba abajo. “Veo que te gusta lo que ves” me dijo con una sonrisa pícara señalando mi pene que empezaba a despertar. “No soy el único” conseguí decir mientras me sonrojaba y me giraba para que no viera la erección que tenía. Al instante de girarme y apretar otra vez el pulsador para que no dejara de caer agua, noté como me agarraba el culo. “Pero qué coño!?” solté antes que con su mano diestra me tapara la boca. “No te gusta que te toque el culo” me susurró al oído. Quitó la mano de mi boca para bajar por mi pecho y abdomen hasta llegar a mi polla. Estaba dura por completo: 20cm que pedían sexo a gritos. Me empezó a masturbar mientras con la mano me tocaba el culo y me daba algún azote flojo. Empecé a gemir y, al ver que me gustaba, aumento el ritmo de la paja. Me empujó un poco más con su cuerpo para ponerme contra la pared sin parar de pajearme. Al cabo de un rato de placer, me volteó con violencia contra la pared. Nos quedamos muy cerca cara a cara y me lancé a comerle la boca. Mientras nos fundíamos en un beso y nuestras lenguas se encontraban, aproveché para reseguir todo su torso con mis manos. Toqué su espalda y fui bajando hasta agarrar su culo con mis dos manos. Tenía un culo bien duro, con los pelos saliendo típicos de aquellos tíos que se depilan. No me dejó jugar mucho con su culo ni tocar su polla ya que se agachó en seguida. Se puso de rodillas y después de lanzarme una mirada lasciva se abalanzó a mi polla.

Solo pude cerrar los  ojos ante tanto placer. El chico me agarraba el culo con las dos manos para forzar a tragarse mis 20cm enteros. Le daba alguna arcada de vez en cuando pero parecía no importarle. Para mí no era necesario tanta violencia, pero disfruté mucho viendo como mi polla desaparecía por completo en su boca. Era una máquina de tragar polla. Cuando intenté cogerle la cabeza para guiar la mamada, me apartó las manos y siguió comiéndome el rabo con rabia y ansia. Me apoyé en la pared y me concentré en ver como esa boca se tragaba mi polla una vez tras otra sin apena descanso.

Me estaba dando bastante placer y hacía un par de días que no me hacía ninguna paja ni había follado, así que no tardaría en correrme. No sabía las intenciones de ese chico que tenía de rodillas comiéndome la boca así que le dije que parara que me corría si no. Él me miró pero siguió a la suyo. Intenté controlar mi orgasmo y mis gemidos pero fue en vano. Empecé a temblar y a los pocos segundos solté el primer trallazo de lefa. Noté como salía sin control mucho semen de mi polla mientras el chico intentaba aguantarla en la boca. Sacó mi rabo bien duro y lleno de semen de su garganta y pude contemplar como su boca y sus labios se manchaban de blanco con mi lefa.

La imagen de ese chico con mi semen en la boca fue el detonante para recordar su identidad. Sin tiempo para contárselo y aun con bajo los efectos de mi orgasmo, vi como el chico se limpiaba con una mano mientras no dejaba de masturbarse. Con sus dedos y lengua jugaba con mi semen cuando se levantó con claros gestos de que se corría. Me arrodillé ante su polla y cerré los ojos para que él decidiera. En seguida noté como un líquido caliente me salpicaba en la cara y el pecho. Era espeso y decidí limpiarme con la lengua el poco semen que había encontrado mis labios. No tenía un mal sabor, aunque tampoco era bueno. Muy excitante, eso sí. Me levanté con la cara llena de semen y el chico me besó con pasión. Nuestras lefas se encontraron dentro de nuestras bocas en un beso corto pero intenso. Me separé y dejé que el agua de la ducha se llevará todo el líquido blanco que cubría mi rostro y mi pecho.

Al parar el agua le dije:

  • Marco. Me ha venido al verte la cara manchada con mi lefa jajaja.

  • Ya veo que recuerdas que no es la primera vez que me trago tu semen.

  • Sí, pero en ese trío no estabas tan fuerte cabrón.

  • Tú también has ganado músculo, aunque ese rabo sigue siendo lo mejor que tienes.

Nos despedimos en las duchas ya que él se quedó allí mientras yo me secaba rápido y me vestía. Salí del vestuario con una sonrisa. Estaba contento de haber encontrado una motivación para ir al gym.