Reencuentro con Tony
Mi tío Armando me deja caliente, Arturo no me satisface y uso a Tony para tener placer
Estaba lavando los platos, cuando llegó Arturo, me dio una nalgada.
-Que buenas nalgas tienes mujer.
-Y sabes que son solo para ti, todo mi cuerpo es para ti.
Lo bese, el me apretaba el culo, cuando sonó mi celular.
-Perdona amor, déjame contestar.
Camine hacía donde estaba el celular, Arturo me dio una nalgada.
-Cómo te quiero Pam.
Contesté
-Bueno.
-Hola Pam.
Era mi tío Armando, solo me hablaba cuando quería coger. Me fui al jardín, mientras salía le dije a Arturo que era mi tío Armando.
-Que le pides permiso al cornudo para hablar conmigo o qué.
-No tío.
-Oye tengo muchas ganas de tenerte, invéntate algo y nos vemos en el Monarca.
-¿Cuándo?
-Ahorita.
-No puedo tío, creo que Arturo ya tiene muchas sospechas de que soy una puta.
-Y qué hago me la jalo o qué.
-Pues tío eso ya es cosa tuya.
-Pues excítame mientras me masturbo.
Cuando no podía ver a mis amantes, les gustaba que les dijera cosas calientes por el teléfono para que se la jalaran. Le dije con mi voz más caliente
-Tío que vergota tienes, métemela.
-Sigue.
-Nadie la tiene como tú, sientes como llenas a la puta de tu sobrina.
-Aaaahhh.
-Tío nunca me la saques, sigue así, rápido dámela rápido.
-Aaahhh.
-Me tienes muy caliente, que rico me lo haces.
-Me vengo puta, me vengo.
-Bueno tío te dejo que me quede caliente, tendré que estar con él cornudo para sacarme las ganas.
Entre a la casa, Arturo me preguntó:
-¿Todo bien?
-Sí Arturo lo que pasa es que te veo y me pongo bien caliente.
Saltó sobre mí, me arrancó la ropa y en la sala me clavo su pene, no era algo enorme pero tampoco era pequeño, él era bueno en el sexo, pero yo siempre quiero más.
Sobre el sillón me tenía con las piernas abiertas, metía y sacaba su pene de mi vagina infiel.
El bufaba, y es que se volvía loco cuando le decía que él me ponía caliente.
-Más Arturo, dame más.
Lo tome por las nalgas para que me clavara más. Empezó a venirse, no me hizo terminar pero me bajo un poco la calentura.
-Que rico coges Arturo.
El reía de la emoción, me besó.
-Pam, eres la mejor, mi amada y fiel esposa.
-Mi amor, como no serte fiel, si con una máquina de sexo como tú no necesito a nadie más.
Me pare y me fui a bañar, mientras me bañaba me reía de lo que le dije a mi esposo, recordé a muchísimos de los amantes que he tenido.
Sabía que Arturo empezaba a sospechar de lo que hacía con otros hombres, pero lo que pasó con mi tío por teléfono me había dejado muy caliente, y como siempre mi marido no pudo quitarme las ganas.
Era la tarde, necesitaba estar con alguien que no fuera mi marido ese día, pensé en varias opciones, quería que alguien me hiciera el culo. Me asome vi que mi esposo no estaba cerca y llamé a Tony, él era un madurito que conocí en unas vacaciones en Cancún. Tony tiene 66 años, aunque aparenta más, pero es un maestro en la cama. Quedamos de vernos en el Monarca.
Llegué al hotel, le dije a doña Rosa que vendría a buscarme Tony, se lo describí, ella río, me dijo que a ver si no le daba un paro cardiaco.
Estaba en la habitación, me masturbaba, cuando llamaron a la puerta, era Tony, venía muy arreglado, con un ramo de flores. Siempre ha sido muy atento conmigo, él está casado, su esposa es una señora como 5 años mayor que él, y gorda como pocas.
-Tú sabes cómo tratarme.
-Pues es lo mínimo que se puede hacer con una mujer como tú.
-Gracias cariño, desnúdate que ya no aguanto las ganas de chupártela.
Se desnudó, se la agarre y me la lleve a la boca, que rico sabía, se la masturbe con la boca, le baje el prepucio, me metía la cabecita y le pasaba la lengua, me encanta hacer eso. El me veía desde arriba, yo arrodillada enfrente de el con su cabeza en mi boca una chica joven con un hombre mayor. Debía se ser una escena riquísima. Yo seguía pasando mi lengua por su cabeza, pero no veía ninguna intención de que esa hermosa cabeza me escupiera su deliciosa leche.
-Enculame, te quiero dentro de mi ano.
Le di un bote con lubricante, me puse en cuatro, abrí mis nalgas, el metió su lengua en mi ano.
-Aaaaahhhh que rico.
Después me metió un dedo con lubricante, así siguió hasta que ya me había metido 4 dedos, apunto su pito a mi ano, y de un golpe me la metió. Se quedó quieto, yo empecé a moverme, necesitaba ser sodomizada.
-Dame verga cabrón.
Empezó a moverse, a metérmela y sacármela.
-Sí así, mi macho dame verga.
Me nalgueó, azotaba fuertemente mi culo, yo pedía más.
-Aaaaaaahhhhh, más.
Apretaba mi ano, para darle todo el placer posible, me tomo de la cadera y me atraía hacia él, se escuchaba el golpeteo de nuestros cuerpos chocando, me jalo del cabello, me hacía sentirme dominada, se cansó de estar de rodillas. Se acostó y me hizo sentarme en él, yo le daba la espalda mientras mi culo se seguía tragando aquella verga.
Mientras me la clavaba, yo me metía un dedo en el coño, yo brincaba sobre su pito, el gemía, la cama hacia mucho ruido, no aguanto y se vino en mi ano.
-Aaaaaahhhhhh Pamela, Pamela.
-Lléname Tony, dame toda tu leche.
Terminó de echármelo todo, me zafé, fui al baño a limpiarme el ano, traté de sacarme todo aquel semen. Cuando regresé, el descansaba, me sonrió y me dijo:
-Ahora le toca a tu concha, pero ya sabes que este pito no da para más de un palo, así que te voy a dar lengua.
-Que rico.
Me hizo un sexo oral delicioso, me hizo acabar 2 veces.