Reencuentro con Paula 3

Sábado por la tarde; Carolina y Claudia van a mi casa a examinar a Paula, y, Beatriz, una abogada compañera del bufete, me consulta unas dudas...

Recomiendo la lectura de los dos primeros capítulos, para entender toda esta historia; el capítulo 2, se encuentra en grandes relatos porque, por error, lo envié a esa sección, pero estoy intentando cambiarlo a la sección que le corresponde.

En los próximos días iré subiendo más partes del relato, estad atentos.


Al acabar de ver el apartamento en el que, Paula, comenzaría a recibir clientes en cuanto que, ambos, estuvieran en condiciones de hacerlo (Paula, ya operada y recuperada y, el apartamento, reformado), salimos a la calle, dejando todo apagado en el apartamento, para evitar problemas, y fuimos a buscar un restaurante para comer.

Fuimos, Sara y yo, a un restaurante de comida peruana, donde pudimos comer platos picantes, algo que, a Sara, le gusta mucho, pero, a mí, no tanto, al menos, no en grandes cantidades, por suerte, no era para tanto, porque hay algunas comidas que son tan picantes, que, al comerlas, se te sale un zapato.

En un momento en el que, Sara, se fue al baño, me llamó mi padre, que quería saber si iba a ir a comer con ellos, con mis padres, al día siguiente, en la comida tradicional de los domingos en la casa familiar de Somosaguas.

Le tuve que decir a mi padre que, en principio, no iba a poder ir, porque tenía otro compromiso, preferí no darle detalles de la comida en la casa de los padres de Paula, para no darle falsas esperanzas, por lo que pudiera pasar; si la cosa con Paula, iba bien, ya habría tiempo de sentarme con mis padres, y hablarles con calma del asunto.

Terminamos de comer, habíamos bebido casi una botella de vino entre los dos, salimos del restaurante y agarramos un taxi, que nos llevó a nuestras casas, con la intención de pasar la tarde, con suerte, follando con Paula, y con quien fuera posible. (Yo tenía en mente que, Carolina, también pudiera caer).

Llegamos a la puerta del edificio en el que vivimos, Sara, de nuevo y al igual que había pasado en el restaurante, pagó la carrera del taxi (Cuando voy a comer con alguna mujer a la que domino, le hago pagar a ella la cuenta de lo que vayamos a consumir); Paula nos estaba esperando, estaba algo nerviosa, llevaba la misma ropa que cuando la dejé allí mismo, para irme con Sara a ver el apartamento.

Sara me sugirió, en el taxi de camino a la casa, que subiera con Paula a mi casa, y que se fuera ella desnudando, mientras, Sara, iba a un supermercado, a comprar algunas cosas para pasar la tarde lo mejor posible; Sara no me dijo de qué se trataba, prefirió que fuera una sorpresa.

Subí con Paula en el ascensor, al llegar al piso en el que se encuentran nuestras casas, se abrió la puerta de la casa de Sara, y, Pilar, la asistenta/sumisa de Sara, me dijo que, Sara, le había pedido que me ayudara con Paula, en lo que pudiera necesitar, al menos hasta que, Sara, regresara del supermercado.


Breve descripción de Pilar:

Morena, 29 años, pecas en la zona de la nariz, cuerpo natural, tetas de tamaño mediano, tapadas por un sujetador de castidad.

Era compañera de clase de Sara (De las populares, incluso), por motivos que desconozco, al final, acabaron viviendo juntas, Pilar se encargaba de limpiar la casa, cocinar y cosas así, tenía prohibido salir de casa salvo por motivos de urgencia o algo que fuera inexcusable, y llevaba un cinturón de castidad, del que, Sara, guardaba la llave, que siempre llevaba colgada al cuello.

Aunque en alguna ocasión le pedí a Sara que me dejara follarme a Pilar, Sara, me dijo que, eso, solo sería posible el día del cumpleaños de Pilar, y, para eso,

aún

faltaban meses.


Dejé pasar a mi casa a Paula y a Pilar, que iba desnuda salvo por el cinturón y el sujetador de castidad que llevaba siempre puesto, y unas botas de bastante tacón, que llevaba como calzado.

Le pedí a Pilar, que fuera desnudando a Paula, mientras yo, me ponía cómodo y me preparaba un café y tomaba un trozo de chocolate, todo ello, acompañado del primer cigarrillo de la tarde, que me encendí nada más llegar a mi casa.

Fui a la cocina, dejé la chaqueta de cuero colgada de una silla del comedor, accesible por si tenía que salir con prisa de la casa, y me preparé un café de cápsulas y agarré un trozo de chocolate puro 99% del frigorífico (Ya sé que no es el mejor lugar para guardarlo, pero, me gusta tomarlo así).

Regresé al salón, donde, Paula, estaba ya casi desnuda, pude ver su coño, libre de pelos, Paula me dijo, muy contenta y excitada al recordar la sensación del momento, que, Sara, le había tenido que pasar la maquina por su coño, debido a la gran cantidad de pelo que había allí. (Sara sabía que me gustan los coños sin un solo pelo).

Le pedí a Pilar, que le metiera 1 dedo por el coño a Paula, y, Pilar, obedeció al instante, sin decir nada, debido a su timidez, que, acentuada con sus pecas, le daban un cierto toque infantil, cuanto menos, morboso.

Paula emitió un gemido, y comenzó a ponerse un poco nerviosa, me pidió ir al baño a mear, porque llevaba desde por la mañana sin poder ir, no había pasado por su casa, ni había podido ir a ningún baño público, tampoco en la comida, porque había comido un sándwich comprado en un supermercado, junto con un refresco para acompañar.

Decidí que era mejor probar su aguante con el pis, y no dejé que fuera al baño; en ese momento, sonó el timbre, le pedí a Paula que fuera a abrir, tal y como estaba, desnuda por completo, y calzada solo con las botas, que se había dejado puestas.

Paula abrió la puerta y apareció Sara, cargada con dos bolsas de compra bastante abundantes, le pidió a Pilar, que la ayudara a guardar las cosas en mi frigorífico y en mi cocina.

Pilar obedeció, y, ambas, fueron a mi cocina, yo les pedí que me dejaran todo bien organizado, pues me considero un maniático del orden, en especial, en la cocina, porque es la mejor forma de encontrar lo que busco en el menor tiempo posible.

Antes de guardar la compra, Sara, sacó un

Burn

(Una bebida energética), de una de las bolsas, la lata, estaba fría, y se la dio a Paula, le ordenó que se la fuera bebiendo, a sorbos, poco a poco.

Me quedé a solas ya con Paula, mientras, Sara y Pilar, guardaban la compra, le pedí a Paula que, mientras bebía el

Burn

, me empezara a hacer una felación, que me la chupara, y, si se portaba bien y daba tiempo, quizás, me la follaría por primera vez.

Paula tardó menos de 1 segundo en empezar a bajarme el pantalón vaquero y el calzoncillo que llevaba, me agarró la polla, que ya estaba lista para ser chupada, y me la comenzó a chupar.

Apenas pudo estar así un par de minutos, porque, eran ya las 16:55, sonó el timbre, sin duda, eran Carolina y Claudia, que llegaban justo a tiempo para hacer la revisión médica a Paula.

Pilar fue a abrir la puerta, tal y como estaba, en efecto, se trataba de las dos chicas.

Carolina, iba vestida con ropa deportiva negra, un pantalón muy corto, y un top, que tapaba un poco las tetas, aunque, los pezones, se intuían; sus preciosos abdominales, los llevaba al aire, y yo, me quedé embobado mirándolos; llevaba unas botas planas de estilo militar como calzado y, llevaba también una maleta enorme, con material médico.

Claudia, llevaba una camiseta negra, y un pantalón de baloncesto, algo más largo que el de Carolina, y deportivas como calzado, también llevaba una maleta idéntica a la de Carolina, con más cosas médicas.

Pilar regresó a la cocina, aunque, antes, preguntó a Claudia y a Carolina, a quienes se quedó mirando con ganas de follar, si querían tomar algo; ambas pidieron solo agua.

Carolina y Claudia, se sentaron en uno de los sofás del salón de mi casa, y estuvimos hablando unos minutos, (Yo me encendí un puro, y, aunque les ofrecí a Carolina y a Claudia, rehusaron mi invitación), de cosas intrascendentes, y haciendo planes para la tarde, en principio, la idea de Carolina era que, una vez que se hubiera hecho el examen médico a Paula, Sara y Claudia, acompañarían a Paula de compras y, yo, me quedaría con Carolina, para follar con ella, algo que, Carolina, me dejó muy claro, desde que se sentó en el sofá, que era la causa principal, más allá de las cirugías de Paula, de haber acudido en sábado a mi casa.

Pasados unos minutos, Sara acabó de guardarme la compra, y regresó al salón, Pilar, se puso de rodillas, y esperó así, a recibir alguna orden, con la cabeza agachada y en silencio.

Ya estábamos todos, así que, Sara, que sí aceptó la invitación de fumarse un puro conmigo, porque ya lo había hecho en otras ocasiones, le empezó a contar a Carolina, lo que quería que le hiciera a Paula, las cirugías, sin dejar, en ningún momento, opinar a Paula, que se limitaba a asentir con la cabeza, o a negar, las preguntas que, Carolina, le iba formulando, sobre su estado de salud y sobre sus preferencias en las cirugías.

Carolina y Claudia, le realizaron un examen preliminar, viendo sus tetas, tal y como estaban en ese momento, le metieron los dedos por su coño y por su culo, (Sacando por unos instantes el

plug

anal que llevaba, (aunque, en cuanto que acabaron con esa parte, se lo volvieron a introducir a Paula, que volvió a gemir de placer; se lo metieron después de pasárselo a Pilar por sus pecas y de que, ésta, también lo limpiara con su lengua e, incluso, se relamiera de gusto y agradeciera a Carolina el gesto, ya sin los restos de caca de Paula)) incluso masturbaron un poco a Paula, que solo gemía, y se movía, por las ganas que tenía de mear, acentuadas por el

Burn

, que empezaba a hacer su efecto.

Carolina acabó el examen de Paula, y nos dio los resultados, había cosas muy buenas, pero, también, un par de cosas que se podían mejorar.

Lo positivo era que, en general, la salud de Paula, a priori, parecía buena, habría que hacer análisis de sangre y demás cosas de preoperatorio, pero, no habría problema en operar a Paula, el martes, de las tetas, para aumentar un par de tallas y ponerle, de paso, los piercings allí y en el coño, de la nariz (Sugerencia de Claudia), y ponerle los abdominales.

Sin embargo, había dos cosas por mejorar, la postura, Carolina había observado algo en la postura de Paula que no le acababa de convencer, por lo que nos dijo a Sara y a mí que, el lunes, al hacer el preoperatorio, llamaría a Almudena, una neurocirujana experta en temas de espalda, que examinaría a Paula y le daría un tratamiento, posiblemente, algún collarín, para mejorar la situación.

Carolina también había notado que, para su gusto, el culo de Paula, podía ser mejorado con cirugía, por lo que nos propuso, a Sara y a mí, colocar a Paula una prótesis en el culo, para hacerlo mejor; aunque, eso sí, iba a suponer tener que retrasar un poco el comienzo en la prostitución de Paula, debido a la recuperación necesaria de esa cirugía.

Apenas había acabado Carolina de hablar cuando, Paula, con voz temblorosa, dijo que necesitaba con urgencia ir a mear, porque, de no hacerlo, se mearía directamente en el suelo del salón, así que, Sara, la tomó de la mano, y la llevó, despacio, al baño de la planta baja, para que, Paula, pudiera descargar.

Noté en Pilar, las ganas de haber sido ella el WC humano que hubiera acogido el pis de Paula, pero, no se atrevió a pedirlo, por miedo a que, Sara, se enfadara con ella, y fuera castigada por ello.

Paula y Sara regresaron al salón, Paula ya estaba más sonriente, aliviada tras haber podido mear, pero, apenas si estuvieron sentadas en el salón un par de minutos más, lo suficiente como para planificar lo que quedaba de tarde.

Eran las 18:15 cuando se fueron, Claudia, Sara y Paula, de compras a La Vaguada, donde también tenían pensado cenar algo, así que, Carolina y yo, nos quedamos a solas, pero, con cena en la nevera, algo de lo que, Sara, se había encargado.

Pilar, regresó al apartamento de Sara, con toda la caca de Paula que había sido restregada por su cara y sin la posibilidad de ducharse, pues Sara se lo prohibió, y se quedó allí, en el apartamento de Sara, leyendo tranquilamente, pues al no poder salir a la calle para nada que no fuera esencial, era lo que le tocaba.

Cuando nos quedamos a solas, Carolina, me preguntó, si me importaba que se quedara desnuda, según me dijo, iba así por su casa cuando estaba en confianza; por supuesto, le dije que no había problema.

Al quedarse completamente desnuda, salvo por las botas, que prefirió dejarse puestas, porque, según me dijo, eran uno de sus fetiches, pude ver el cuerpo casi perfecto de Carolina, que, pese a ser natural, era espectacular, me dieron ganas de empezar a lamerle las tetas, pero, preferí esperarme un poco, además, ocurrió algo que impidió disfrutar del cuerpo de Carolina durante cerca de una hora.

Beatriz, una abogada, experta en Contabilidad, que trabaja en el mismo bufete que yo, y que es muy pesada e insistente, y que no descansa del trabajo ni siquiera en fin de semana, me llamó al móvil; había estado revisando una contabilidad de una empresa, y había detectado algunos fallos, así que, durante cerca de una hora, tuve que meterme en mi despacho, y atender la llamada de Beatriz; por supuesto, para calmarme por las ganas que tenía de regresar al salón, y seguir follándome a Carolina, estuve fumando un cigarrillo tras otro, durante el tiempo de la llamada telefónica.

Había dejado a Carolina, en el salón, viendo un programa de marujeo de la TV, cuando regresé, la pillé masturbándose, según me dijo, estaba pensando en mí, por lo que decidí que era buena idea, comenzar a besarla, y ver si se dejaba hacer algo, pues parecía dispuesta a hacer muchas cosas de índole sexual conmigo.

Comencé a besar en los labios a Carolina, y, ella, siguió besándome, me pidió al oído, que me la follase allí mismo, y tal cual estaba, sin ninguna protección porque llevaba el mismo dispositivo que Sara, en su cuerpo, que le imposibilitaba quedarse embarazada.

Sin pensarlo dos veces, comenzamos a follar salvajemente, en el salón, con Carolina sentada en el sofá y yo, encima de ella, metiendo y sacando mi polla, hasta que, pasados unos minutos, me corrí dentro de su coño, tal y como, Carolina, me había pedido.

Cuando acabamos, Carolina, que tenía ganas de más, me pidió que hiciera lo mismo, con su culo, que estaba deseando saber si le cabía o no mi polla en él, así que, de nuevo, comencé a realizar sus peticiones, antes de que se echara para atrás.

Estaba en plena embestida en el culo de Carolina, metiendo y sacando mi polla de allí, cuando, otra vez, me sonó el móvil del trabajo, era Beatriz quien me llamaba, me pidió pasarse por mi casa, para ver si podíamos solucionar el problema de la contabilidad.

No me quedó más remedio que aceptar, Beatriz ya había estado en mi casa en más ocasiones, siempre por temas de trabajo, no sabía nada de mis gustos sexuales, nunca me la había follado, y, tampoco es que fuera de las mujeres que más me atraían, aunque no estaba mal físicamente, pero, su carácter, era lo que me echaba para atrás, a la hora de sugerirle follar con ella.

Beatriz vivía a apenas 15 minutos caminando de mi casa, por lo que no tardaría en llegar, además, ya estaba casi de camino cuando me llamó, así que, le tuve que pedir a Carolina, que se vistiera, para no dar mala imagen cuando llegara Beatriz.

Carolina aceptó a regañadientes, aunque, según me dijo, le excitaba la idea de recibir a Beatriz desnuda, y ver en lo que podía acabar esa visita.

A los 10 minutos de haber colgado la segunda llamada con Beatriz, ella llamó al timbre y fui a abrir la puerta, se quedó un poco turbada al encontrarse a Carolina allí, evidentemente, no se lo esperaba, pero, lejos de disculparse por la intromisión, me pidió que pasáramos al despacho, a ver el asunto laboral.


Breve descripción física de Beatriz:

Muy parecida a Pilar, morena y con pecas, aunque más marcadas que las de Pilar y no lleva bien el hecho de tenerlas, le gusta vestir de manera bastante conservadora, aunque sexy a su modo, cuerpo completamente natural y tetas no muy grandes.


Aunque la cosa no era para tanto, Beatriz me tuvo hasta las 21:15, con el dichoso problema contable, pude dar alguna solución, e, incluso, alguna teoría del origen del problema, y, al final, lo dejamos en vías de solución; durante todo el rato en el despacho, de nuevo, fueron cayeron los cigarrillos, uno tras otro, pese a que, Beatriz, odiaba el humo y se sentía molesta.

En torno a las 21:15, Beatriz, se despidió de Carolina, con cierta indiferencia, y de mí, y quedamos en que nos veríamos el lunes en la oficina, en el bufete.

Cuando Beatriz se fue, Carolina, me pidió que la acompañara a mi cocina, a preparar la cena que, Sara, nos había dejado, y que, mientras cocinábamos, había algo de lo que quería hablar conmigo; antes de pasar a la cocina, de nuevo, Carolina, se quedó desnuda por completo.

Ya en la cocina, sacamos del frigorífico, la cena, de primer plato, unas gulas, y, de segundo, unos lenguados, para hacer a la plancha.

Mientras Carolina se encargaba del lenguado, y yo, de las gulas, me encendí otro cigarrillo, y,

escuché

a Carolina, que me dijo que, se había dado cuenta de algo importante y es que, al parecer, y siempre según la opinión de Carolina, a Beatriz, le gustaba yo, o le excitaba yo, y no sabía cómo decírmelo.

Yo tenía mis dudas sobre eso, pero, Carolina, estaba muy segura, así que, me sugirió que, para comprobarlo, lo mejor era hacerse la encontradiza con Beatriz, en algún bar, por ejemplo, y tratar de tomar un café con ella, como si fueran dos amigas que hablan, y tratar de sonsacarle a Beatriz información sobre sus sentimientos hacia mí.

Me pareció una buena idea, pero, tuvimos que dejar ahí la conversación, por el momento, porque, Sara, cargada con algunas bolsas de las tiendas que habían visitado a lo largo de la tarde, llamó al timbre, y pasó al salón, porque nos tenía que contar novedades importantes sobre cómo había ido la tarde de compras.

Sara nos explicó que, había dejado a Paula ya en su coche, para irse a su casa, y que, Claudia, había hecho lo propio hacia la suya (Que, por cierto, compartía con Carolina, algo de lo que me enteré más tarde).

En La Vaguada, habían ido a una tienda de lencería, entre otras, y, en el probador, a Sara, se le ocurrió poner a prueba a Paula, le pidió que le chupara el coño a Claudia, y que hiciera que, Claudia, se corriera.

Paula se sintió un poco violenta por la situación, pero, decidió aceptar, no le quedaba otra, y comenzó a hacer lo que le había pedido Sara.

Sin embargo, Paula, no logró que, Claudia, se corriera, es más, Claudia, apenas sí disfrutó del sexo oral de Paula, pues no le gustó apenas, cómo lo hacía.

Carolina, interrumpió a Sara, y nos dijo que, ella, tenía una amiga, llamada Ama Marta, que podría entrenar a Paula, y enseñarle a practicar sexo oral, Ama Marta, era muy exigente y dura, según nos explicó Carolina, a Sara y a mí, pero, muy didáctica, en poco tiempo, Paula, sería una experta en lamer coños, si nos fiábamos de ella.

Tras decir esto, Carolina, agarró su móvil y llamó a Marta, quedó con ella, en que nos veríamos, Paula, Carolina, Marta y yo, en la mazmorra de Ama Marta, situada en Aravaca, al día siguiente, por la mañana, sobre las 10:00.

Después, me tocó a mí llamar a Paula, la cité en mi casa, sobre las 9:00, para poder ir con calma hasta Aravaca, y, antes de ir, que me pudiera hacer una felación, a modo de calentamiento.

Sara se quedó con nosotros hasta las 23:00, (Sara y yo, fumamos bastante aquella noche y, Sara, se metió una raya de cocaína, porque le apetecía acabar bien el día tan intenso que habíamos tenido) nos dijo que no nos iba a poder acompañar a ver a Ama Marta, porque tenía que atender un cliente especial, al día siguiente, e iba a pasar la mañana ocupada con asuntos de trabajo.

En torno a las 23:00, cuando ya nos quedamos a solas de nuevo, Carolina y yo, e íbamos a retomar el tema de follarme su culo, me interrumpió de nuevo el teléfono, en esta ocasión, la llamada, era de mi madre, que estaba algo molesta por el hecho de que no pudiera acudir a la comida dominical en la casa familiar.

No me quedó más remedio que prometer que, al menos, me pasaría por allí por la tarde, cuando acabara de hacer lo que tenía pendiente, ya se sabe, una madre, es una madre y no se le puede decir que no.

Llegó el momento de seguir follando el culo de Carolina, antes de reanudar la sesión de sexo, Carolina, me preguntó si tenía algún antifaz para taparle los ojos, porque le excitaba más hacerlo sin poder ver, de algún modo, disfrutaba más al centrarse en escuchar las embestidas de mi polla.

Le dije que tenía uno en mi sala de juegos BDSM (Una de las habitaciones de la casa, de la planta superior, cerrada con llave, y que usaba en ocasiones especiales), pero, que prefería no tener que subir, por ahora, hasta allí, era mejor follármela allí mismo, en el salón.

Carolina me dijo que, entonces, podría ella misma improvisar un vendaje para sus ojos, fue hasta la maleta con cosas médicas, sacó una venda de crepé y un poco de esparadrapo, y comenzó a colocarse la venda sobre los ojos, y me pidió que la sujetase bien con el esparadrapo, con tiras de ese material, para cerrar bien el vendaje y que no entrara nada de luz.

Ya con Carolina sin poder ver nada, algo que tuve que comprobar poniendo dedos delante de sus ojos tapados, para corroborar que no veía nada, llegó el momento que estábamos esperando ambos.

Puse a Carolina con su culo en pompa, a cuatro patas, y comencé a meter mi polla, que estaba dura, pensando en lo que iba a pasar, en el culo de Carolina, que, al principio, chilló un poco por el dolor que le estaba produciendo que le metiera mi polla en su culo, pero, poco a poco, los chillidos, se fueron transformando en gemidos de placer, estaba disfrutando, y estaba desconectando de todo, al tener los ojos tapados y no poder ver.

Me corrí en el interior de su culo, dejando a Carolina, con ganas de más sexo, me pidió hacerme una mamada, para limpiarme los restos de caca que habían quedado al meterle mi polla en su culo.

Eso era algo que, Carolina, no tenía más remedio que hacer, pues me gusta que, cuando follo con alguna mujer, me dejen bien limpio, por si no puedo ducharme después para quitarme los restos de haber follado.

Carolina fue palpando, hasta dar con mi polla, y se la metió en la boca, comenzó a limpiar bien los restos que había allí, y consiguió que volviera a correrme, la muy guarra, dejando toda su cara llena de mi semen.

Miré la hora en el reloj, eran las 00:15, el día había sido intenso, y, lo que me esperaba al día siguiente, también prometía serlo, así que, sin quitarle el vendaje de los ojos a Carolina, que acostumbraba a dormir, según me dijo, con antifaz en los ojos, por un problema de insomnio relacionado con los turnos en la clínica en la que trabajaba, tomé de la mano a Carolina, y subimos por la escalera, hasta mi habitación, dejé a Carolina sobre la cama, la arropé, y me metí en mi cama, donde los dos nos quedamos dormidos con cierta rapidez; antes de subir, Carolina, me pidió un vaso de whisky, que le ayudaría, según me dijo, a conciliar mejor el sueño, y que era otro de los rituales que, Carolina, llevaba a cabo, antes de dormir.

Todo iba más o menos bien durmiendo hasta que en torno a las 02:30, nos despertó el sonido del móvil de Carolina, la llamada, era de Claudia, que no podía dormir, y quería hablar un rato con Carolina, para ver si, así, lograba conciliar el sueño.

Durante cerca de una hora, estuvimos haciendo una videollamada con Claudia, como Carolina no podía ver, tuve que sujetar su teléfono, para que, en todo momento, la videollamada, pudiera tener lugar sin problemas; en algunos momentos, decidí meter mano a Carolina, y la estuve masturbando, delante de Claudia, que, desde la pantalla, miraba con ganas, y se tocaba también ella misma.

A las 03:30, ya nos pudimos volver a dormir, aunque, antes de eso, tuve que acompañar al baño a Carolina, que quería mear, porque llevaba ya tiempo sin hacerlo, y yo, también aproveché para vaciar el depósito, porque también llevaba algo de tiempo sin mear.