Reencuentro con mi hermana

Con mi hermana.

Reencuentro con mi hermana . Mis padres se divorciaron cuando yo tenía once años, y desde entonces yo he vivido con mi padre. Mi hermana Alicia en cambio se quedó con mamá. Alicia y yo somos mellizos y siempre estuvimos muy unidos. Pero el divorcio nos separó del todo ya que mi padre y yo nos fuimos a vivir a Córdoba, mientras mamá y Alicia se quedaron en Zaragoza. Además el divorcio fue muy duro y mis padres nunca más quisieron volver a verse, lo que supuso que Alicia y yo también nos separamos definitivamente.

Pero el verano pasado Alicia y yo volvimos a vernos. Fue por casualidad. Yo tenía diecisiete años (por supuesto, ella también, como ya he dicho somos mellizos) y habían pasado seis años desde la última vez que nos habíamos visto. Todo ocurrió el pasado verano. Ese año había terminado mis estudios en el instituto y toda la clase fuimos de vacaciones de fin de curso a Lloret de Mar. Allí nos hospedamos en un hotel donde había un montón de gente joven, de todas partes de España, que había ido a pasarlo bien.

Nada más llegar a Lloret, mis amigos y yo nos pusimos el bañador y fuimos a la playa. Estuve un buen rato tomando el sol, hasta que decidí meterme en al agua. Mientras nadaba me di cuenta que a mi lado había una chica con unas enormes tetas que no paraba de mirarme. Era una tía impresionante. Muy guapa, rubia, de pelo largo, y con un cuerpo asombroso. La verdad es que su cara se me hacía algo familiar, pero no sabía por qué. Ella insistía mirándome. Así que yo, pensando que estaba toqueteando conmigo me acerqué. No podía desaprovechar aquella oportunidad. Cuando llegué hasta ella ocurrió lo que seguro que ya sospecháis.

Efectivamente, era mi hermana Alicia. Ella me había reconocido enseguida, por eso me miraba alucinada. La verdad es que fue un encuentro muy bonito. Nos abrazamos, reímos, lloramos... fue un momento muy especial. Ella también estaba allí con el viaje de fin de curso de su instituto de Zaragoza. No nos podíamos creer la suerte que habíamos tenido al coincidir allí. ¡Hace seis años que no nos veíamos!

Nos despedimos y quedamos para después cenar. Teníamos tantas cosas que contarnos... Pero esa tarde mientras me duchaba en el hotel antes de salir a cenar, pensé en el inesperado encuentro de la playa. Pensé en lo bella que me pareció mi hermana, en su pelo mojado sobre los hombros, en sus grandes y perfectas tetas, en sus puntiagudos pezones... y no pude evitar una increíble erección. Mi polla se puso durísima, y acabé haciéndome una maravillosa paja bajo la ducha.

Habíamos quedado a medianoche, en un chiringuito de la playa. Yo ya llevaba un buen rato esperando y ella aún no había llegado. La verdad es que estaba bastante nervioso. Por una parte, reencontrarme con Alicia después de seis años había sido algo muy emocionante, pero también me inquietaba lo mucho que me había excitado estar junto a ella. No me parecía nada normal masturbarme pensando en mi hermana. Estaba hecho un lió.

De repente la ví, y me quedé con la boca abierta. Estaba guapísima. Vestía con un ceñidísimo top blanco y unos tejanos súper ajustados. Se adivinaban todas las curvas de su cuerpo como si estuviera desnuda. Muy sonriente, me dio dos besos, y cuando sentí el roce de sus pechos volví a tener una erección. Mi hermana parecía una de esas diosas de las que solo ves en el Playboy. Era demasiado para mi.

Alicia propuso dar un paseo por la orilla del mar, y así lo hicimos. Yo estaba confuso. No conseguía ver a Alicia como una hermana, y sólo pensaba en su culo, sus labios, sus tetas,... No podía apartar los ojos de las tetas que se sugerían bajo aquel top mientras ella no paraba de hablar de su vida con mamá en Zaragoza. Mi entrepierna estaba a punto de estallar y no entendía como ella aún no se había dado cuenta.

De repente se agachó para descalzarse y poder mojar sus pies en el agua. Y al agacharse, como ella llevaba unos tejanos con el tiro muy bajo, pude ver toda la parte superior de su tanga, que apenas era un hilo de tela. La verdad es que aquello me excitó muchísimo, y me quedé como pasmado. Y claro, ella se dio cuenta. Sonrió y me miró complacida. Aquello me desconcertó aún más.

-No has parado de mirarme así desde me viste en la playa.

-Yo... Alicia perdona ...

-Y ese paquete lleva así de grande un buen rato. Habrá que hacer algo, sino te van a doler mucho los huevos.

Me puse blanco. Entonces se pudo de rodillas, me desabrochó el pantalón y liberó mi polla que estaba ya a punto de explotar.

-¿Joder hermanito, menuda verga!

Empezó a lamerme la polla despacio, empezando por el capullo y bajando hasta los huevos. Sus lametazos me volvían loco. Después empezó a metérsela en la boca, poco a poco, dándome un inmenso placer, hasta tragárselo del todo. No me lo podía ni creer. ¡Se la estaba tragando entera! Era una chupapollas de campeonato. Se la metía y sacaba de su boca muy despacito y aquello me volvía loco. Yo ya no podía más, la cadencia con que me la mamaba era genial. Parecía que supiera exactamente como hacerlo para ponerme a cien. Ya no pude más y me corrí en su boca. Lo más alucinante fue que ella ni se inmutó. No se sacó mi polla de su boca ni un solo momento, y siguió mamando hasta tragarse todo mi semen. Alicia sonrió satisfecha.

-¿Te has quedado a gusto hermanito?

Yo caí rendido en la arena. La chupapollas de mi hermana me había vaciado del todo.

No creas que hemos terminado guapo, ahora me toca a mi.

Como podéis imaginar aquello continuó. Y no solo esa noche, sino el resto de las vacaciones. Pero eso os lo contaré en siguientes ocasiones. No os lo perdáis. Entre Alicia y yo ocurrieron cosas que ni podéis imaginar.

Me gustaría estar en contacto con mujeres que hayan tenido una experiencia de incesto o que deseen platicar sobre ello, mi email es: alvaromontes58@hotmail.com