Reencuentro con mi Ex Parte 7

En una oscura y desolada carretera, me castigan unos policías para que Joel no pague multa.

El oficial que nos detuvo por exceso de velocidad se acercó a Joel.

  • Buenas noches licenciado ¿Sabe a qué velocidad iba su vehículo? ¿Porque tanta prisa?

Joel relajado se recargó sobre el auto y sacó su cartera.

  • La verdad no estaba poniendo tanta atención en el acelerador, me distraje un poco.

Joel señaló el interior del auto, dónde yo estaba sentada.

El policía alumbró el auto con una linterna, traté de cubrir mi cuerpo desnudo con mis manos, mis pechos no caben en mis manos, así que realmente cubrí muy poco de mi, entre mis dedos se escapaban mis anchos y rosados pezones. Yo no podía ver muy bien su rostro pues la luz me encandiló los ojos, pero me pareció que sonreía.

  • Wow jajaja que tremendo pedazo de carne traes en tu coche!

Dijo el policía exaltado, sorprendido y alegre, como felicitando a Joel.

Inmediatamente el policía se llevó la mano al pene. Sin quitarme los ojos de encima continúo hablando con Joel.

  • Hijole campeón, nomas que eso ya es otro crimen, además del exceso de velocidad... Digo... tremendo mujeron... te entiendo, pero pues mi trabajo es mantener el orden. Ya sabes.

El policía le puso una mano en el hombro a Joel. Joel se quitó sutilmente y comenzó a contar los billetes en su cartera.

  • ¿Cuánto quiere?

  • No me ofenda joven, yo soy un oficial recto! Miré que recto que soy! Jajajaja

Bromeó el policía mientras apuntaba hacia su erección. Joel no rió, buscó en su cartera y sacó varios billetes de 500 pesos, eran alrededor de 5000 pesos. El policía se veía bastante satisfecho con la suma, incluso un tanto sorprendido por la generosidad de Joel, la multa no saldría mucho más cara que el soborno. El oficial estiró el brazo para tomar el dinero, pero Joel lo alejó un poco de su alcance.

  • Pensándolo bien... tengo algo más valioso que ofrecerle... pero usted puede escoger.

El policía no entendía bien a qué se refería, lo miró confundido y levantó el mentón en señal de pregunta.

  • Un  tremendo pedazo de carne, como usted le llamó. Para usted y sus compañeros, así todos ganamos, que yo no me doy abasto para complacerla, si va y la toca seguro sigue muy húmeda.

Al policía se le dibujó una sonrisa inmensa en el rostro.

Por el otro lado del auto comenzó a acercarse otro policía, un hombre bajito, sin cuello, con rostro de sapo, caminaba hacia mi iluminanado con una pequeña linterna de bolsillo.

  • Mire lo que tenemos aquí comandante...

Dijo el oficial que acababa de llegar al otro policía.

  • Ya se compadre! ¿Filete del bueno no? Desde acá se ve como un 9 o 10 ¿De cerca qué tal?

El oficial cara de sapo tocó en mi ventana y sonriente me hizo señal de que bajara el vidrio,  bajé el vidrio un poco asustada y él metió sus brazos para manosearme, comenzó palpando mis cenos, presionándolos como si ordeñara una vaca, luego me tomó del rostro y lo giró de izquierda a derecha, metió su mano en mi boca para que la abriera y me iluminó con su linterna.

  • Pos si sta chula la muchacha!

El que al parecer era el comandante, miró a su subordinado con una sonrisa que parecía un secreto compartido.

  • Quiero una inspección detallada oficial.

El policía cara de sapo me miró y me ordenó con desdén como si fuera una vil delincuente.

  • A ver bájate del carro!

Sin decir ni una palabra y aterrada de todo lo que estaba pasando me bajé del coche. En cuanto me bajé el policía sapo me dió una fuerte nalgada seguida de un fuerte apretón en el culo.

  • No está firme, pero tiene buena forma, a ver abre las piernas.

Estaba temblando, hacía un poco de frío en la oscura carretera y saber que esos hombres además de ir armados tenían el respaldo de la ley me ponía muy nerviosa. Abrí mis piernas, el policía se agachó y me iluminó la concha con su linterna, con sus dedos ásperos abrió los labios de mí vagina, inspeccionando su interior. Yo seguía un poco mojada de la excitación que me había causado chupárselo a Joel. El policía se acercó hasta tener mi sexo a unos milímetros y olfateó, como si catara un vino.

  • Dulce, limpia, depilada y caliente. Muy bien, muy bien.

El policía se levantó y dio unos pasos atrás para mirarme completa.

  • A ver date una vuelta despacito.

Hice lo que me pidió, giré lentamente dejándolo ver mi cuerpo desnudo en su totalidad, mis piernas gruesas, mi pancita, mi culo, mis grandes pechos, los pezones duros por el frío.

  • Muy bien, ahora en cuclillas.

Me hinqué hasta quedar en cuclillas mostrando mi rosado coño abierto.

  • Perfecto, arriba pues.

Me levanté torpemente, tratando de no caerme por los tacones.

  • Está medio flácida jefe, pero bonita, tetona y obediente! Un 8 o 9!

Le gritó el policía sapo a su comandante.

  • Que buenas noticias oficial! Pues muy bien joven, por un filete con 8 de calidad le acepto la propuesta pero si no nos satisface, va a tener que pagar también con billetes.

El comandante estaba feliz, encantado, sabía que tenía el poder sobre una negociación en la que no tenía nada que perder, tenía una enorme confianza, hablaba de forma desfachatada, me recordaba a Pedro Infante en las películas que me ponía mi madre de niña, tenía un cierto encanto arrogante.

Por un momento me sentí un poco atraída a él, tenía algo cautivador. Pero en el fondo sabía que lo que estaba a punto de pasar difícilmente iba a ser divertido para mi.

El policía sapo me tomó de la nuca y me condujo hasta donde estaba su jefe.

El comandante estiró la mano para estrechar la de Joel, cerrando el trato. Joel no se veía muy contento de tocarlo, pero igual la estrechó.

Joel me dió un beso en la mejilla y me susurró al oído.

  • Es tú momento de brillar, muéstrame lo que vales, si no quedan satisfechos me va a salir muy caro...

Joel se metió a su auto y cerró las ventanas, comenzó a escucharse música electrónica.

El comandante me tomó del cabello y me jaló hasta dejarme de frente a él.

  • Tremendo filete, que bueno que mis hombres tienen hambre para que te disfruten como se debe.

El comandante me lamió la cara y luego me escupió sobre una teta.

  • A partir de este momento, solo quiero escucharte decir “si oficial” cualquier otra palabra la tomaremos como que nos das permiso de golpearte ¿Entendido?

  • Si oficial...

  • Muy bien... Eres una buena mujer, entiendes quien manda y entiendes tu lugar. Vamos te voy a presentar a mis hombres.

  • Si oficial.

La actitud del comandante me recordaba algo a la actitud de Joel, la forma tan segura en la que se comunicaba conmigo, me hacía sentir extrañamente cómoda y protegida, esa autoridad era envolvente. Sin embargo era más relajado, sus movimientos no eran calculados, era muy transparente.

Lo seguí hasta la otra patrulla que estaba estacionada detrás, una sonrisa quería esbozarse en mi rostro, pero me esforcé en esconderla, yo estaba ahí para complacerlos, no al revés, si se daban cuenta de que lo deseaba quizá les arruinaría la diversión.

Seguí caminando, con la mirada en el suelo, finalmente nos detuvimos frente a la otra patrulla.

Los dos policías que esperaban dentro de la

Pick up, abrieron los ojos ampliamente, confundidos, quizá pensaban que me estaban rescatando de un secuestro, porque se veían más consternados que otra cosa.

El comandante comenzó a carcajearse al darse cuenta de la confusión y susto de la pareja de policías, en ese momento me pellizcó un pezon para calmar a sus subordinados.

Yo gemí de placer, sí sentí placer, pero exageré el gemido tratando de aportar a la muestra del comandante. El comandante me miró muy complacido con mis ruidos.

  • A ver, báilanos un poquito, para motivar a los muchachos.

  • Si oficial.

Los dos policías ya comenzaban a sonreír un poco, se veían nerviosos pero más tranquilos que al principio.

Uno era un joven muy alto y delgado, el otro era un señor promedio cualquiera con barba y rostro bonachón.

Yo no era para nada una bailarina, siempre había sido insegura y me sentía tonta bailando, pero traté de menear mis caderas un poco, esperando que eso fuera suficiente, moviendo mi culo y meneando mis pechos de un lado a otro.

Al comandante le causó gracia y comenzó a aplaudir tratando de hacer un ritmo que yo pudiera seguir, el cara de sapo le siguió el ritmo golpeando el cofre de la patrulla como si fuera un tambor, el viejo bonachón empezó a vocalizar con el ritmo - ea ea ea, epa, epa, ea, bien, dale - yo seguía bailando, desnuda meneando mi cuerpo iluminado por las luces de la patrulla en medio de la nada. Cada vez me animaba a moverme más libremente, levante los brazos y agita la cadera con más fuerza, baje mis brazos y acaricié mi cuerpo, me mordí un labio y les guiñé un ojo, en su música y sus risas me dejé llevar, comencé a bailar tan sexy como pude, tomé mis pechos en mis manos y los hice botar de arriba a bajo, daba pequeñas vueltas y me agachaba mostrando mi culo, giraba de nuevo y seguía meneándome, ellos seguían cantando y aplaudiendo, yo cerré mis ojos y seguí bailando para ellos, me sentía increíble, seduciendo a esos hombres uniformados, cuando volví a abrir los ojos, ya todos se habían bajado los pantalones, los calzones y estaban frotándose sus erecciones.

El comandante dejó de aplaudir y caminó hacia mi, me tomó de brazo y me jaló hasta ponerme contra el cofre de la camioneta.

  • ¡Ya estuvo bueno! Vengase con su papi

Me metió su pene erecto por la vagina y comenzó a follarme delicioso, me metía y sacaba el pene tomándose su tiempo de sentirme toda, me besaba el cuello llenándome de baba, me metía la lengua a la oreja y con una mano frotaba suave mi clitoris mientras con la otra rozaba uno de mis pezones, entre las lamidas en mi oído me susurraba - que rica estás mi reina, eres una diosa, ay que ricas tus chichis y tus nalgas, estás bien sabrosa - yo me mojaba y mojaba más y más, estaba tan mojada que cuando aceleró y me penetro más rápido se escuchaba claramente el chocar contra mis nalgas empapadas, yo estaba gimiendo mientras el comandante me follaba y sus oficiales nos miraban tocándose. El pene del comandante no era tan largo pero era grueso y sabía usarlo, lo sentía en toda mi vagina y la forma en la que me tocaba me estaba llenando de un placer que no sabía que podía sentir - si oficial! Si oficial! Aaaaaaa, si, si, si oficial! Siga, siga!!! - El comandante me lleno de su semen la vagina, y yo llegué al orgasmo al mismo tiempo, lo sentí terminar y como su pene palpitaba dentro de mi después de acabar, yo a penas podía respirar, ese hombre acababa de tocarme como si pudiera leer mi mente... poco después de terminar me besó en el cuello y en la mejilla. Se dejó caer sobre mi contra la patrulla, aplastándome un poco, yo me sentía complacida y cómoda con ese hombre sobre mi cuerpo. Se quedó así hasta que recobró algo energía y se quitó, en ese momento me jaló del pelo y me soltó una fuerte cachetada.

  • Yo se que soy irresistible, pero teníamos un trato!

  • Si oficial!

Una lágrima brotó de mis ojos, la cachetada me había sorprendido y me ardía mucho en la cara.

  • Bueno señores, es toda suya, se las dejé calientita y humectada.

El comandante sacó un cigarro de sus bolsillos y se puso a fumar mientras observaba.

El oficial sapo fue el primero en acercarse tomó su porra de metal y me la metió la boca.

  • Chúpala como si fuera el pene más rico que has chupado.

Con la porra en la boca balbucee difícilmente - Si oficial - y comencé a chuparlo como si lo deseara, metiéndolo y sacándolo de mi boca suavemente y apretando mis labios.

  • Uf muy bien perra, si fuera mi verga ya estaría chorreando.

El sapo comenzó a besarme los pezones aparentando mis pechos al mismo tiempo, entonces se acercó el oficial alto y delgado y me metió su pene por la vagina, comenzó a meter y sacar su pene con fuerza mientras el sapo me besaba las tetas, finalmente se acercó el viejo bonachón y me jaló para que le chupara la pija, su pene era relativamente pequeño, un poco difícil de chupar porque no había mucho espacio para ponerse creativo, traté de succionar y lamer, él parecía disfrutar, tomaba mi cabeza con sus manos y la empujaba contra su pelvis y su panza caída.

En ese momento el sapo me ordenó que me pusiera en 4, obedecí aunque era muy incómodo pues mis manos y rodillas desnudas cargaban mi peso contra el concreto y la graba de la carretera, entonces el sapo le pidió al joven que me montara un poco más de arriba para el hincarce detrás de mí.

  • Súbete más flaco! Tu metecelo por el culo, yo por la concha!

Así lo hicieron, el alto se trepó, estaba arriba de mí metiéndome su largo pene en mi ano mientras el sapo me penetraba por la cocha y el viejo por la boca. Era muy incómodo, sentir todos mis agujeros ocupados al mismo tiempo, sin poder respirar bien pues el viejo presionaba mi rostro contra su grasa, mi peso caía sobre la graba que se encajaba en mis rodillas, además me dolía la vagina que ya había sido utilizada por el comandante, y tras el fuerte orgasmo mi clítoris y pezones estaban demasiado sensibles. El viejo de pene pequeño seguía usando mi boca mientras me pellizcaba los pezones.

  • Esta zorra no sabe mamar!

Dijo frustrado mientras me cacheteaba.

Yo definitivamente no sabía chupar un pene tan pequeño y se me estaba cansando la boca, el viejo se dio la vuelta y me puso el culo frente a la cara separándose las nalgas con una mano mientras se jalaba el pene con la otra.

  • Chúpame el ano zorra ya que no sirves para otra cosa.

  • Si ofici...

No termine de hablar cuando me había pegado el culo a la boca interrumpiéndome, comencé a meterle mi lengua en el ano tan rápido y profundo cómo podía, impulsada por las embestidas de los policías que me penetraban, por el ano y la vagina. Yo gemía de dolor en mis orificios y en mis rodillas pero no paraba de chupar y chupar su oloroso y peludo ano, el viejo puso su mano sobre mi cabeza empujando mi rostro en lo más profundo de su flácido culo.

  • No pares puta! Si sigue así sigue!!

El joven delgado, me embestía cada vez con más fuerza y velocidad lastimándome el ano, hasta que terminó en un grito largo y triunfal, yo solo podía pensar que ya quería que todo terminara, entonces el sapo se levantó y me la metió por el ano también.

  • Yo también quiero su cola!

Comenzó a embestirme en mi ya adolorido ano, una y otra vez jalando y empujando mi cuerpo que tenía tomado de las caderas, mientras yo lamia y lamia el culo del viejo, finalmente el sapo terminó también en mi ano, que ya al igual que mi vagina escurrían semen.

Los tres policías que ya habían eyaculado me miraban relajados mientras yo seguía en cuatro patas en el concreto lamiendo profundamente el ano del viejo.

  • No pares puta! No pares! Si paras te lleva la chingada! Chupa, chupa pinche puta!

Yo no paraba, seguía gimiendo por el dolor en mis rodillas mientras movía frenéticamente mi lengua o en el ano del viejo tratando de darle suficiente placer para que ya me dejara.

El viejo seguía masturbandose y pidiéndome que chupara.

El comandante no pudo evitar reír un poco, pues parecía que el viejo no iba a terminar nunca.

El viejo se estaba desesperando y más le costaba ahora con la risa del comandante.

  • Maldita puta...

El viejo se giro y me escupió en la cara, su escupitajo cayó en mi ojo.

  • acuéstate!

Me levante con mucho trabajo pues mis rodillas casi se habían encajado a la textura del pavimento y me recosté en el suelo.

El viejo se montó sobre mi trasero y comenzó a frotar su pene contra mis nalgas mientras me metía dos dedos en el culo.

  • A ver puta quiero que me digas cuanto quieres mi leche en tu cola!

  • Si oficial!

El viejo me metió el pene en el ano y comenzó a frotarse sobre mí metiendo y sacándolo tanto como podía.

  • Dímelo puta!

  • Si oficial!

El viejo estaba cerca de venirse pero estaba claramente molesto de que sus compañeros vieran lo mucho que le costaba coger con una mujer. Me jalaba el cabello y me ahorcaba con sus manos, me arañaba la espalda y me empujaba la cabeza contra el sucio suelo mientras frotaba su pene contra mi ano.

  • Dimelooo!

No sabía que hacer, el comandante me había dado una orden, pero el viejo ya casi iba a terminar y necesitaba motivación, yo ya no podía aguantar mucho más...

  • Si oficial! Quiero su leche en mi cuerpo oficial! Lléneme de su leche oficial! Hágame suya!

El viejo comenzó a frotarse más rápido contra mi cuerpo y terminó llenando mi ano de semen que recibía su tercera dosis esa noche.

  • Aaaaaaaaah siiiii! Puta caliente! Teeen mi leche! Llénate de mi leche!

El viejo se dejó caer exhausto sobre mi cuerpo, aplastándome contra la graba. Mientras jadeaba, aún con su pene en mi ano.

Unos minutos después se levantó, pero a mí ya no me quedaban energías para levantarme, me dolía todo, los pechos, la boca, el culo, la concha, la piel... Sentía escurrir el semen de esos hombres que me habían utilizado sin piedad como a un trozo de carne. Me quedé en el suelo. Los hombres conversaban entre ellos sobre lo maravillosa que había sido la cogida mientras yo los veía desde el suelo.

Entonces el comandante se acercó y se agachó.

  • Mira, lo hablamos y, estuviste bien, pero pudiste hacerlo mejor, a nuestro compañero Felipe le costó mucho trabajo acabar... dice que no querías chuparle bien la verga... y no cumpliste la orden de no hablar, pero igual todavía puedes hacer algo para sumar puntos.

Levanté un poco el rostro, el comandante era tan encantador...

  • Si oficial.

  • Ponte de cuclillas.

Con trabajo me levante, el comandante me dió la mano para que me apoyara, adopté la posición ordenada.

  • Ahora pon tus manos abajo ente tus piernas.

Hice exactamente lo que me pidió.

  • Muy bien! Ahora puja un poco, quiero que todo nuestro semen que traes guardadito caiga en tus manitas y nos lo enseñes.

Aunque me daba mucha vergüenza ya era lo último, tenía que hacerlo para que ya me dejaran ir. Comencé a pujar y se escuchaba como el aire escapaba con semen haciendo burbujitas en mi ano, puje un poco más fuerte hasta que logré que saliera todo el semen, escurriendo de mi vagina y mi ano hasta mis manos.

Me levante con cuidado y fui a mostrárselos, los policías reían de mi por la patética y sucia imagen que acababa de presentarles. Llegue hasta ellos y mostré en mis manos el charco de semen.

  • Comételo!

Dijo el comandante sonriendo. En ese momento acerque mis labios a mis manos y comencé a sorber como si fuera una sopa caliente. Los hombres reían encantados.

  • Muy bien, muy bien señorita! Excelente!

La mezcla de líquidos viscosos tenía un sabor muy fuerte un poco ácido, sabía también a mi culo, pero debía complacerlos, poco a poco succioné con mis labios todo el semen que tenía en mis manos, y luego chupe con la lengua todos los restos que me habían quedado.

  • Perfecto! Maravilloso! Lo hiciste muy bien!

Dijo el comandante mientras sus subordinados reían y me llamaban sucia cerda y otros insultos.

El comandante me dio una nalgada como premiando a un perrito y me cargó entre sus brazos, supongo que se dio cuenta que no tenía nada de energía y se apiadó de mi.

Me llevo hasta dónde estaba el auto de Joel.

La música electrónica de Joel se silenció y él salió del auto.

  • ¿Y bien oficial? ¿Sarisfecho?

El oficial me dejó frente a Joel, yo me quedé ahí parada viendo al suelo, me temblaban las piernas, tenía todo el cuerpo lleno de babas y sudor de los hombres, además de suciedad del suelo, sentía vergüenza porque mi placer era de Joel y yo acababa de tener un orgasmo maravilloso con otro hombre.

  • Si estuvo rico, yo me divertí y casi todos mis hombres lo disfrutaron, nomas el viejo Felipe creo que ya necesita viagra.

  • Me da gusto que hayan disfrutado oficial, entonces nosotros ya nos retiramos.

  • Fue un placer hacer negocios con usted caballero.

Joel le entregó su tarjeta de negocios al comandante, estrecharon manos y se metió al auto, yo lo seguí, me senté en el asiento de copiloto. Joel me miró con sospecha.

  • ¿Te divertiste?

No sabía que contestar, no sabía que quería escuchar Joel, era mi castigo por masturbarme sin su permiso y fantasear con otros hombres, así que supongo que no debía divertirme... Pero tampoco creo que quisiera escucharme quejándome.

  • Hice lo que me pediste, los complací.

  • ¿Y tu? ¿Lo disfrutaste? Tratas de engañarme... vi cómo mirabas al comandante que te trajo en brazos.

  • Todo lo hice por ti Joel, pensando en ti Joel

  • ¿Entonces te corriste? ¿Si o no?

No quería contestar esa pregunta, estaba muy cansada, no quería más cachetadas, no quería más jalones de cabello. Pero tampoco pensaba mentirle a mi amo.

  • Si Joel

Joel se veía genuinamente molesto, pero vi en su rostro que trataba de controlar su enojo.

  • Que puta que eres...

Se veía que Joel tenía ganas de golpearme pero no lo hizo, se veía en sus ojos que pensaba si castigarme o no.

  • A ver ¿Cuánto dinero traes en tu cartera Andrea?

Yo tomé velozmente mi cartera y me puse a buscar dinero. Tenía 400 pesos en total.

  • Solo tengo dos billetes de 200... ¿Porque?

  • Sal, corriendo antes de que se vayan los policías y dale eso, la mitad al que no complaciste y la otra mitad al que te hizo terminar.

Salí del carro, corriendo, las patrullas ya habían encendido motores y estaban a punto de irse. El comandante sonrió al verme acercarme.

  • ¿Qué pasó? ¿Vienes por más?

Llegue hasta su ventana y le di los 400 pesos al comandante.

  • Son 200 para Felipe por haber chupado su pene tan mal.

  • ¿Y los otros?

  • Para usted... Por el orgasmo que me dio, gracias.

El comandante se rió y tomó los billetes...

  • ¿Que no haría yo con una zorrita Yam guapa como tú? Ni modo... tienes dueño.

  • Si oficial.

Le guiñé un ojo al comandante y me regrese al carro de Joel.