Reencuentro con mi Ex Parte 5

Obedeceré lo que Joel me pida sin importar que me arruine la vida.

Desperté en el baño de servicio de la fiesta, apestaba asqueroso a orina seca todavía había charquitos de pipí a mi alrededor, me ardía un poco la piel y tenía su sabor en mi boca, me levanté con trabajo, me dolía la cabeza de todo lo que había tomado la noche anterior, cuando logré levantarme me vi en el espejo, con un pecho descubierto y el short sin botón para cerrarlo, mi cabello estaba revuelto  y tieso de toda la orina, tenia todo el maquillaje corrido sobre el rostro y una de las pestañas que me había puesto estaba pegada en mi cachete, a penas podía recordar lo que había pasado la noche anterior...

No podía creer lo que había hecho, era una verdadera cerda, era una vergüenza ¿Como había permitido ser tratada de esa forma? manoseada y orinada por extraños, vestida de forma tan vulgar en una fiesta elegante, ignorada por el hombre por quien estaba haciendo todo eso, permitiendo que golpearan al hombre que amaba para irme a ser humillada de tal forma, me vi en el espejo y sentí asco de mi misma ¿En que me estaba convirtiendo? ¿Porque? Y lo peor de todo, recordar cómo se burlaban de mi mientras me llenaban la boca de orina no se sentía tan terrible como recordar a Joel mirándome como si no me conociera. Dejaría que me orinarán todas las veces que fuera con tal de volver a sentir los labios de Joel. Pero tal vez eso nunca pasaría. Salí del baño y caminé hasta el cuarto más cercano que era la cocina, dos cocineras uniformadas estaban preparando el desayuno, cuando entré se taparon la nariz por mi peste y me miraron molestas.

  • ya se despertó la puta Jesús!!! Llévatela de aquí apesta a meados!!!

Grito la cocinera que se veía más mayor, Jesús entro a la cocina y me tomó del brazo guiándome hasta la cochera.

  • a ver espérate aquí

Me dijo mientras caminaba por una manguera, yo no me moví, solo esperé. Jesús me roció agua con la manguera para “bañarme” el agua estaba helada. Jesús me lanzo un pequeño bote de shampoo para perros. Me enjaboné por encima de la ropa tallándome mientras Jesús continuaba mojándome con la manguera. Después de varios manguerazos cerró la llave y me aventó una toalla.

Los manguerazos además de quitarme la orina lograron despabilarme un poco, y me di cuenta que el Audi negro de Joel estaba ahí en la cochera.

  • ¿Joel está aquí?

  • Lo primero que dices en horas es Joel... si que le funcionan sus tácticas... Claro, estás en su casa.

  • ¿Dónde está? ¿Puedo verlo?

  • Está desayunando con Lorena, pero en un rato lo verás.

Sentía que debía emocionarme de estar en casa de Joel, él me había dicho que no traía aquí a cualquiera, debía emocionarme de saber que estaba por ahí, pero después de anoche, de como me ignoró, francamente estaba desilusionada, sentía un vacío terrible y nada podía animarme, no veía el caso de esperar algo que parecía que nunca sucedería.

Jesús abrió la cochera y me dijo que lo siguiera, afuera estaba su carro, abrió la puerta del asiento trasero y me indicó que entrara.

  • Llevaremos a Joel a una junta y luego te dejaré en tu casa.

Me subí al carro y esperé pacientemente sin creerle una palabra a Jesús. Unos 20 minutos después entró Joel y se sentó a mi lado, todo el cuerpo me comenzó a temblar, mi corazón latía a a toda velocidad, de verdad era él ahí a mi lado, se veía más guapo que nunca.

Joel me miraba sin decir nada, yo no podía moverme no quería hacer nada que le disgustara, no encontraba las palabras perfectas y no quería arruinar el momento, así pasamos unos minutos, solo mirándonos, finalmente Jesús encendió el coche y comenzó a avanzar y en ese momento Joel me soltó una fuerte cachetada.

  • No recuerdo que me hayas pedido permiso para emborracharte anoche.

Claro... Joel estaba molesto, la noche anterior había hecho el ridículo en su fiesta, seguro estaba asqueado con mi comportamiento delante de sus invitados. Tenía la esperanza de que eso sólo significara unos cuantos castigos pero temía que prefiriera nunca volver a verme, temí lo peor, esta podía ser nuestra despedida.

  • Perdón Joel

  • Jesús me dijo que trataste de irte sin avisar.

Joel me soltó otra cachetada y me tomó con fuerza del mentón apretando mis mejillas.

Acercó su rostro a mí mientras me agarraba con fuerza lastimándome.

  • Pero también me dijo que te portaste muy bien en el baño con mis invitados. Y el cumpleañero me dijo que disfrutó mucho tu espectáculo dorado.

Joel me plantó un beso, nos besamos apasionadamente, me besaba con dulzura, luego me mordía los labios y me volvía a besar con dulzura. Al fin... estaba con Joel sintiéndolo, drogandome de él, todo estaba bien, todo era perfecto. Cuando terminó de besarme por varios minutos me dio un beso en la frente y me tomó de la mano. Estuvimos todo el camino tomados de la mano. Y yo estaba en el paraíso.

Llegamos a un edificio muy alto y moderno en la zona empresarial de la ciudad, Jesús se estacionó casi frente a la puerta. Joel me soltó la mano y volvió a tomarme el rostro apretando mi mandíbula con fuerza y mirándome a los ojos.

  • Tienes que disculparte con Diego Andrea, tienes que lograr que te perdone, esta noche quiero que le ruegues que te perdone y le des un beso negro. ¿Lo has hecho antes?

  • No... ¿Que es?

Joel comenzó a reír y me plantó otro beso.

  • Investígalo bonita, quiero que lo hagas y lo hagas por largo rato mientras lo masturbas. Cuando vaya a terminar...

Joel se acercó a mi oído y me susurró el final de su petición. Después me dió otro beso y se bajo del auto.

  • Nos vemos pronto Andrea, lo está haciendo bien.

Joel se bajó y caminó hacia el enorme edificio, saludando a todos a su alrededor. Mientras lo veía alejarse me di cuenta que no podía pensar en nada que no haría por él. Sin importar qué tan pequeña o grande fuera mi parte en su vida el simple hecho de ser parte de ella le daba valor a mi existencia.

Jesús arrancó el auto y comenzó a andar camino a mi departamento.

  • ya casi no apestas, menos mal porque sería difícil de explicarle a tu novio ¿no?

Miré a Jesús con molestia y preferí ignorarlo.

  • ¿Crees que si te huele sepa que te tragaste mis meados? ¿La orina del hombre que lo dejó en el piso de un puñetazo? Jajaja Vaya perdedor, con razón lo dejaste ahí... pero bueno que se podía esperar de un hombre que decidió vivir con una puta como tú jajaja

Así como Joel sabía como volverme loca de pasión por él, Jesús sabía cómo volverme loca de rabia por él.

  • A mi hazme lo que quieras, pero deja de  meterte con Diego, él no tiene culpa de nada.

Jesús me miró con asombro.

  • uuuuuuy la puta tiene carácter, no pues si has de querer a ese idiota porque hasta ahora nunca te había escuchado enojada. Eso lo hace mucho mejor jajajaj

  • ya te dije... deja de hablar de él.

  • ándale pues, acepto tu oferta ¿A ti te hago lo que quiera?

No le contesté, a pesar de que Joel también disfrutaba de lastimarme y humillarme había algo en Jesús que me daba miedo, no quería darle más poder sobre mi del que ya tenía.

  • interpretó tu silencio como un sí, cerdita

Jesús se estacionó  a una cuadra y se bajó del auto, caminó hasta un gran bote de basura y se puso a urgar en ella, estuvo buscando un par de minutos hasta que tomó algo y regreso al auto tapándose la nariz con la otra mano. Cuando entró al auto lo acompañó un fuerte olor a podrido que inundó velozmente el auto. Comencé a toser del asco y a hacer arcadas  involuntariamente.

  • ¿Que mierda traes ahí?

Le pregunté, Jesús me sonrió con una mirada llena de oscuridad que me estremeció, mientras me mostraba lo que había agarrado.

  • Mira que suerte tienes! Encontré un pepino! Creo que es justo del tamaño del pene de Joel, lo vas a disfrutar mucho ¿no? Jajaja digo ya está un poco blando, si lo hubiéramos encontrado hace unos días te la hubieras pasado mejor.

  • Estás loco! No me voy a comer esa basura!

Jesús comenzó a reír a carcajadas

  • jajjajaja serás glotona, pensé que eras puta pero eres todavía más gorda que puta! Es para tu concha no para tu boca.

  • No lo voy a hacer Jesús, no y no.

  • Esas son malas noticias, para tu novio perdedor y para Joel cuando se enteré que no has aprendido a obedecer.

Maldita sea... ¿porque me había tenido que dejar Joel a solas con Jesús? Estaba enfermo... pero... Diego no tenía la culpa y Joel... Joel no me pediría algo así de asqueroso... pero Jesús podía inventarle cualquier cosa y le creería a él no a mí... podía lavarme en cuanto llegara a mi casa... no podía permitir que golpeara más a Diego.

Me bajé el shot hasta las rodillas y abrí las piernas, acerque mi mano al pepino podrido que tenía Jesús en la mano y lo tomé. Comencé a acercarlo lentamente hacia mi vagina quería vomitar del olor nauseabundo, estaba a punto de meterme un pepino podrido en la vagina...

  • wow jajajajajja ya, ya, no seas pendeja dame eso.

Jesús me lo quitó de la mano y lo tiro por la ventana, también tosiendo por el olor asqueroso.

  • que cerdita obediente que eres... ya veo que ve Joel en ti jajaja que asco no puedo creer lo fácil que fue convencerte ¿De verdad crees que me arriesgaría a infectarle la concha al juguete favorito de mi jefe? Pocas neuronas te funcionan ¿no? Además no voy a golpear a tu novio, aquí estaba yo cuando Joel te dijo que le comieras el culo... Chichona, sumisa y de pendeja... vaya paquete que eres jajaja

Jesús continuó insultándome y burlándose de mi estupidez mientras manejaba hacia mi departamento pero yo había dejado de escucharlo, si... si... era muy asqueroso y humillante lo que casi había hecho pero... eso que importaba, después de escuchar a Jesús decir que esto yo era el juguete favorito de Joel. Yo era el juguete favorito de Joel. YO.

Cuando llegamos a mi departamento me bajé casi saltando del auto, Jesús me gritó mas insultos de despedida mientras me bajaba, pero mi cabeza solo escuchaba un loop armonioso “juguete favorito de Joel”

Mientras subía las escaleras hacia mi departamento la felicidad comenzó a diluirse un poco... ¿Como podría perdonarme Diego? yo quería que me perdonara y Joel quería que me perdonara, pero ¿Como?

Entré al departamento y ahí estaba Diego sentado en el sillón mirando su celular, junto a la puerta estaban 3 maletas, mis maletas.

  • No quiero explicaciones Andrea, ahí están tus maletas. No te quiero volver a ver.

Comencé a quitarme la ropa sin decir nada.

  • ¿Que chingados haces Andrea, crees que puedes arreglar esto con sexo? Me dejaste tirado mientras te ibas con otro vestida de puta... nunca te voy a perdonar.

Seguí quitándome la ropa hasta quedar desnuda.

  • Estaba muy dolida Diego, se de tu amante, y se que no me veo como ella y me he sentido miserable, me confundí... perdóname, pero soy tuya.

Comencé a llorar, por una parte había algo verdad en lo que estaba diciendo cuando me enteré si me lastimó mucho lo de su infidelidad, pero por otra parte era una gran mentira, no era de él, desdé hace dos semanas era completamente de Joel.

Me hinqué en el suelo y me puse a llorar como loca, me sentía una mierda de persona, rogándole a Diego con mentiras y aunque quería que me perdonara, me odiaba porque en el fondo mi mayor razón era que Joel me lo había pedido.

Me arrastre hasta sus pies y comencé a besar sus zapatos.

  • Por favor mi amor... entiéndeme, pensé que ya no me amabas, estaba muy dolida! Pero eres mi vida.

Comencé a lamer sus zapatos. Él me veía muy extrañado, jamás me había visto hacer algo así. Ni llorar como desquiciada. Creo que mi actitud le dió lástima, trató de ayudarme a levantarme, sentía vergüenza de verme tan vulnerable y humillada.

  • ¿Sabes de Maria?

Me preguntó con algo de culpa mientras trataba de ayudarme a levantar el rostro.

  • Si mi amor! Pero no me importa, lo entiendo! Ella es más bonita, no te culpo, te puedo compartir, solo quiero seguir contigo...

Comencé a desabrochar su pantalón y bajárselo. Creo que sólo me dejó hacerlo porque sentía culpa y no me quería humillar más rechazándome ya me veía bastante patética. Una vez quitándole los pantalones comencé a chuparle su flácido pene, poco a poco comenzó a ponerse duro, dejé de chuparlo y comencé a masturbarlo con las manos mientras lamía sus huevos frenéticamente recordando en mi cabeza los huevos de Joel, Diego cerró los ojos y puso su mano en mi cabeza, estaba disfrutando, nunca le había dado sexo oral tanta pasión.

  • Uffff que rico Andrea, si sigue así, sigue...

Comencé a bajar mi lengua de sus huevos a su ano, metiendo mi cabeza entre sus nalgas llenas de pelos.

  • quee... que... haces Andrea, no tienes que hacer eso, para... esta sucio.

Me detuve un segundo para mirarlo extasiado.

  • quiero hacerlo Diego, para que me perdones, yo te limpio.

Su ano no estaba sucio en si pero si sabía a culo sudado y ligeramente a mierda, nunca lo había hecho, me sentía sucia y extraña, pero si Joel lo había sugerido seguro le gustaba, no me vendría mal practicar con Diego. Mientras le lamía el ano seguía masturbandolo con mi mano, lo escuchaba hacer ruidos, estaba disfrutando muchísimo. Pronto iba a venirse, tenía que terminar con lo que Joel me había pedido, pero... no quería hacerlo, arruinaría todo con Diego y de todas formas Joel no se enteraría si no lo hacía, no había testigos, podía dejar terminar a Diego y que me perdonara... e inventarle a Joel que había hecho lo que me pidió.

Pero no, no, no podía, tenía una orden de Joel...

  • uuff si Andrea sigue sigue ay... que rico amor... siii

  • ¿Te gusta como te chupo? (Lamía y lamía) ¿te gusta amor? (Lamía y lamia) me encanta tu ano amor, me encanta chuparte el ano Joel...

Diego terminó, de su pene salió un chorro de semen que le cayó en el estómago, se levantó inmediatamente, furioso.

  • ¿Como me dijiste?

Diego me soltó una cachetada tan fuerte que sentí que casi me tira un diente, caí al suelo de la fuerza de la cachetada.

  • ¿Joel? ¿Cómo el imbecil de tu ex?

Me quedé tirada en el piso, había hecho lo que Joel quería y ahora pagaría el precio por hacerlo feliz.

  • Perdón, me confundí...

  • Aaaaaa! No me digas pendeja! ¿Me estás poniendo el cuerno con ese psicopata imbecil que te trataba como mierda?

No dije nada. Diego estaba furioso...

  • Todavía vienes a manipularme con lo de Maria, eres una maldita perra, si me la cogia a veces pero a ti te amaba...

Diego me dio una patada en el estómago que me sacó el aire. Me puse a toser y tratar de jalar algo de aire. Mientras seguía en el piso esforzándome por respirar me escupió en la cara.

  • Ya no eres bienvenida en esta casa, me voy a ir 2 horas y cuando regrese te quiero fuera a ti y tus cosas, si dejas algo lo tiraré o se lo regalaré a Maria, no vuélvas a buscarme si no quieres que te reviente la cara.

Diego salió del departamento azotando la puerta detrás de si.

Acaba de arruinar mi relación con el único hombre que me había tratado bien en toda mi vida. Merecía estar en el piso, merecía el dolor. Realmente merecía que me hubiera golpeado, merecía que me hubiera golpeado más fuerte, porque no me arrepentía ni un poco de lo que había hecho, de haberlo lastimado, era lo mejor para Diego, era lo mejor para los dos, yo me estaba adentrando a un mundo que parecía peligroso, de esa forma lo podía proteger. Estaba orgullosa, había hecho lo correcto, cada día aprendía más a obedecer, por eso, por esto, era el juguete favorito de Joel.