Reencuentro con mi ex Parte 3

Solo puedo pensar en Joel, tengo que verlo de nuevo a toda costa

Habían pasado dos semanas de haber visto a Joel, me estaba volviendo loca con su silencio, todas las noches me tocaba pensando en él, las últimas veces que Diego me había cogido había tomado la costumbre de taparme el rostro con la almohada supongo que para imaginarse a su joven amante, pero estaba bien, así yo podía imaginar a Joel.

No quería escribirle porque no quería molestarlo sabía que cuando él quisiera verme me escribiría, pero le estaba tomando mucho tiempo y yo moría por verlo de nuevo. Cuando ya no podía más, me metía el condon que había usado conmigo a la boca recordando el sabor de su semen, recordando sus palabras “que bonita te ves así Andrea

Estaba obsesionándome con el recuerdo, todavía no había pasado tanto tiempo pero sentía que me volvía loca, lo busqué en Facebook, pero su perfil estaba en modo privado solo podía ver su foto de perfil saludando desde una calle en Nueva York, se veía tan guapo, no podía creer que ese hombre me prestara antencion, cuando éramos novios él era un vago sin trabajo y yo era más joven y atractiva, pero ahora él era un empresario muy existoso y yo había engordado. Sin embargo ahí tenía en mi boca la prueba de que yo era especial para él.

Pasando dos días más decidí escribirle, ya no podía soportar la espera, pero no sabía que escribirle, quería preguntarle si me extrañaba y cuando nos veríamos de nuevo, pero no sabía si le gustarían esas preguntas, tal vez si le mandaba una foto de mi desnuda podría motivarlo a querer verme, o tal vez le molestaría que le mandara algo que no me había pedido. Fue muy claro en que él me escribiría... Decidí comenzar con cautela para no molestarlo.

  • Hola Joel

A penas presioné enviar me arrepentí, seguro estaba ocupado en el trabajo o con otra chica y yo molestándolo, ya no iba a querer verme si no aprendía a esperar.

Pero unos segundos después me respondió.

Sentí que me daba vueltas el mundo.

  • Dónde estás?

En ese momento iba en un taxi camino a casa de mi madre que se había enfermado y a mi me tocaba cuidarla ese día. No pensé que me fuera a contestar tan rápido y menos que podría verme ese mismo día, pensé en mentirle pero no pude.

  • en un taxi, voy a cuidar a mi madre que está enferma.

  • Jaja! que mala escusa Andrea si ya no te interesa verme dímelo y ya, hay muchas chicas en la fila.

Su respuesta me pareció aterradora...

  • No Joel, de verdad, tiene sintiéndose muy mal varios días.

No hubo respuesta. Joel dejó de contestarme, ya habían pasado diez minutos, había visto mi último mensaje y estaba en línea, pero ya no me contestaba.

Empecé a sentir un miedo espantoso de que nunca más me respondiera, comencé a sudar de los nervios. Volví a escribir.

  • Joel, perdón mi mamá está muy mal, pero más tarde. O mañana. Haré lo que sea para compensarte.

Joel vio el mensaje y se desconectó. Yo sentía que no podía respirar, no podía perder mi oportunidad de ver a Joel, mi mamá tampoco estaba tan tan grave y seguro mi hermano podría cuidarla. Escribí de nuevo.

  • Joel! Si te quiero ver! Perdóname! Dime a dónde voy.

Joel se conectó de nuevo y vio el mensaje, comenzó a escribir.

  • no importa dónde estés, si te interesa tener algo conmigo siempre debes estar disponible, es la última vez que me dices que no.

  • claro Joel! Tienes razón! Lo siento!

  • si quieres que perdone la ofensa tendrás que aceptar un pequeño castigo.

  • claro Joel! Lo que digas.

Solo esperaba que el castiga no fuera dejar de verlo por más días porque ya no aguantaba las ganas de estar con él.

  • quítate la tanga y pídele al taxista que te tome una foto de cuerpo completo abriendo las piernas.

Uf... No dejaría de verme, de hecho quería verme en una foto... suspire aliviada.

  • Esta bien Joel

  • Ahora mismo Andrea!

El taxista era un señor de unos cincuenta y tantos años, con notable sobre peso, el volante tocaba su enorme y grasosa panza, el taxista de hecho tenía viéndome las piernas todo el camino. Sin Joel ahí me costaba mucho trabajo agarrar el valor de hacer algo así... las otras veces él había estado viéndome y me motivaba verlo ahí disfrutando, pero en ese taxi solo estábamos yo y ese viejo gordo. Si me quería hacer algo más no habría nadie para detenerlo. Pero acababa apenas de escribirle a Joel que nunca le diría que no...

No podía decepcionarlo de nuevo, me estaba dando otra oportunidad y tenía que tomarla. Me quite la tanga que tenía puesta y la guardé en mi bolsa, el taxista me veía desde el espejo retrovisor felizmente asombrado, pero no dijo nada, supongo que pensaba que no me daba cuenta que me miraba.

Active la cámara de mi celular y lo acerque al asiento del taxista.

  • ¿Quiere que se lo ponga a cargar señorita?

Me pregunto amablemente

  • no, quiero que me tome una foto, para mi novio.

El taxista se veía confundido, tomó el celular con las manos temblorosas.

  • Cla.. claaaro señorita...

El taxista orilló el taxi junto a un parque, y volteó nervioso al asiento de atrás para tomarme la fotografía. Cuando volteó me vio ahí, con las piernas abiertas mostrándole mi coño depilado. El taxista tragó saliva y tomó la foto. Se notaba que estaba muy exitado pero no sabía que hacer. Se quedó paralizado mirando la foto un minuto.

  • señorita, voy a borrar esta foto

Me dijo apenado. Yo no podía creer lo que me estaba diciendo, necesitaba esa foto, que se creía ese viejo estupido, no lo podía entender.

  • noooo!! Por favor no! ¿Porque?

  • señorita no puedo arriesgarme a que me acuse de acosarla o algo así, necesito mi trabajo y es obvio que este es mi taxi y que yo le tome la foto

  • nooo, no voy a acusarlo de nada! Solo quiero la foto para mi novio! Por favor no la borre.

El taxista se quedó mirando la fotografía unos segundos y suspiro agobiado.

  • mire, si me deja mandármela a mi celular por lo menos valdrá un poco el riesgo.

No me encantaba la idea de que un perfecto desconocido tuviera una foto de mi enseñando mi coño en un taxi, pero parecía un precio justo para no fallarle a Joel de nuevo.

  • si está bien, compártase la foto.

Dije resignada, el gordo taxista sonrió de oreja a oreja y se compartió mi fotografía. Mientras la veía me dijo

  • Que suerte tiene su novio de tener una puta tan sabrosa.

Su comentario me incómodo, la actitud respetuosa y amable del taxista había desaparecido pero al mismo tiempo me hizo sentir orgullosa, Joel no era mi novio, pero seguro si se sentiría muy feliz al recibir esa fotografía.

  • Muy bien! ¿Puede regresarme mi teléfono ya por favor?

El viejo gordo se veía mucho más seguro ahora, se había dado cuenta que él tenía el poder de la situación en ese momento.

  • quiero saber su nombre

  • claro que no! Ese no es su asunto, regréseme mi celular

  • si no me dice su nombre borro la foto.

No entendía porque carajos ese hombre quería saber mi nombre, parecía algo inofensivo pero me hacía sentir muy incómoda darle información mía. Le inventé otro nombre para que me dejara en paz.

  • soy Elisa

El taxista sonrió

  • a ver enséñeme su identificación

  • no sea estupido, ya regréseme mi celular señor no le voy a enseñar nada.

  • A ver pinche puta a mi no me vas a insultar, ya tengo tu foto en mi celular y puedo borrar esta, tu vas a salir perdiendo. No yo.

Joel estaba esperando mi foto y finalmente era un taxista sin importancia que seguro solo quería saber mi nombre para murmurarlo mientras se la jalaba entre viajes... saque molesta mi identificación de mi bolsa y se la mostré.

  • Si, tienes más cara de Andrea. Muchas gracias puta no era tan difícil ¿no?

El señor gordo me aventó mi celular a las piernas. Se desabrocho el pantalón y comenzó a masturbarse frente a mi. Me salí del taxi llena de asco y enojo. No quería que ese estupido gordo supiera mi nombre verdadero, pero ya no podía hacer nada. Comencé a caminar y me senté en una banca del parque para mandarle a Joel la foto. Le mande la foto a Joel y espere su respuesta.

  • aquí está mi castigo, disfrútalo! ¿A qué dirección voy a verte?

Joel se conectó y vio la foto y el mensaje pero no me contesto.

Seguro estaba ocupado en alguna junta, tenía que esperar un poco, ser paciente.

Pasaron 15 minutos y Joel seguía sin responder, se conectaba y desconectaba. Yo no quitaba los ojos del celular, no quitaba los ojos de su nombre viendo cada vez que se conectaba y por cuánto tiempo se conectaba.

Pasaron 40 minutos más, y nada, Joel no respondía, no entendía, había hecho exactamente lo que había pedido ¿Me estaría castigando porque tarde demasiado en enviar la foto? Todo por culpa de ese estupido y necio gordo...

Pasaron unos minutos más, yo maldecía en mi cabeza al taxista hasta que me di cuenta.

No...

No era culpa de ese señor... yo le había pedido algo a  él, y él lo hizo amablemente, era justo que le diera algo a cambio y en lugar de eso lo insulté, si tan solo no hubiera discutido con ese señor... habría mandado la foto el doble de rápido... era una tonta, tenía que aprender a hacer feliz a Joel... El tenía otras chicas si quería ganarme mi lugar tenía que ser mejor, ya le había fallado dos veces ese día. Tenía que hacer algo para compensarlo y sabía que él ya no me iba a pedir nada más, no lo merecía, tenía que poner yo de mi parte.

Guarde mi celular y voltee alrededor, del otro lado del parque vi que había un hombre calvo de piel morena barriendo las hojas de la banqueta. Me levante y camine hasta donde él estaba, el señor me echó una mirada y siguió haciendo su trabajo. Yo me puse a mirarlo trabajar, no le quitaba los ojos de encima, quería que notara que estaba interesada en él. El señor volteaba a verme discretamente, en una de esas veces que volteó en dirección a mí le guiñé un ojo coqueteando. El señor se veía confundido seguro no estaba acostumbrado a que una mujer como yo le prestara atención. Volteó a ver alrededor de él, buscando encontrar otra persona detrás de él a la que le pudiera haberle guiñado el ojo, pero no había nadie, era horario de oficina y el parque estaba bastante vacío. Me volteó a ver fijamente y le volví a guiñar el ojo. Apenado y con la mirada baja comenzó a caminar hacia mí arrastrando su vieja escoba y cojeando un poco.

  • hola señorita

Me saludo apenado.

  • hola guapo

Le dije mientras abría mis piernas para mostrarle mi coño. El señor se detuvo por un momento, no entendía lo que estaba pasando.

Pero tomó valor y siguió caminando, se acercó hasta estar frente a mi.

Yo no sabía bien que hacer, quería pedirle otra foto para Joel, pero me paralice... en el taxi me sentía mucho más segura, ahí estaba a su total alcance, sin asientos que funcionaran de barrera, completamente vulnerable.

El señor se agachó frente a mi y antes de que pudiera yo reaccionar me metió dos dedos sucios a la vagina. Cerré las piernas inmediatamente y lo empujé. Estaba aterrada no sabía que estaba haciendo, no podía creer que ese hombre me estaba tocando así sin decirme nada ni nada. Me levante rápido de la banca y comencé a caminar alejándome velozmente, el señor miro alrededor y al ver que no nos veía nadie comenzó a perseguirme.

  • pinche puta presumida! Que te crees! Calentando huevos en la calle! Te voy a violar por perra caliente! Es lo que quieres verdad perra!!

Estaba aterrada y comencé a correr, el hombre comenzó a correr detrás de mi, vi una tienda abierta a una cuadra y corrí con todas mis fuerzas hasta ella sin mirar atrás. Entré en la tienda. El hombre ya no me seguía. No podía creer que por poco me violaba un barrendero y además de nuevo decepcionaba a Joel, no había conseguido otra foto para él.

¿Que estaba haciendo? ¿Porque me estaba exponiendo tanto? Era una locura... y mi mamá me estaba esperando enferma en su casa y yo mostrándole mi coño a un barrendero en el parque para que mi ex novio me haga caso. Era patética, tenía que detenerme, tenía que ir con mi mamá a cuidarla y dejar de hacer estupideces. Tome mi celular para marcarle a mi mamá pero justo en ese momento me llegó un mensaje de Joel.

No lo pensé ni un segundo, abrí mis mensajes con una enorme sonrisa que no pude disimular.

  • te veo en el motel del otro día. En una hora. Dices mi nombre en la entrada.

Sentí mariposas en el estomago al ver su mensaje. Salí corriendo de la tienda sin importarme nada hasta que encontré un taxi.

Cuando llegue al motel ahí estaba en la entrada la misma señora gorda de la otra vez leyendo una revista, le dije que venia con Joel y me entregó una llave casi sin mirarme.

  • ¿Sabes que cuarto es?

Me preguntó sin voltearme a ver.

  • el que está al fondo ¿no?

  • Ese mero...

Camine emocionada hasta la habitación. Cuando entré vi que estaba vacío, Joel todavía no llegaba, la cama estaba distendida de nuevo, las sábanas y cobijas en el suelo y en el colchón había 4 condones usados, levante los condones y los puse sobre el buró acomodados cuidadosamente. Me desnudé porque sabía que así me querría ver en cuanto llegara y me puse a tender la cama como la última vez. Cuando termine de acomodar el cuarto me acosté en la cama, desnuda solo con los tacones puestos como a él le gustaba.

Estaba tan feliz de estar de vuelta en ese feo cuarto, de estar acostada en la cama donde Joel me había penetrado. Comencé a mojarme solo de recordar aquella tarde con Joel y lo especial me había sentido. Esas dos semanas habías sido una tortura al no saber nada de él, pensé que ya no querría verme, que se había dado cuenta de que yo no era tan especial. Pero no fue así, ahí estaba de nuevo. Tenia la vagina empapada solo de pensar en verlo entrar por esa puerta.

Paso una hora y Joel no llegaba, quería escribirle pero no podía presionarlo, llegaría pronto, o quizá no, tal vez llegaría más tarde, pero no importaba porque lo vería al fin.

Empecé a tocarme de lo emocionada que estaba de verlo, comencé a acariciar mis pezones un poco, luego les di pequeños pellizcos, baje mis manos hasta mi vagina húmeda y me metí los dedos, los saqué llenos de mi baba vaginal y los chupé recordando cuando él me había pedido que lo hiciera en su auto y recordado lo mucho que lo había exitado, me embarre el resto de mis babas en mi pechos y comencé a frotarme el clítoris despacio con una mano mientras me pellizcaba un pezon con la otra, me imaginaba el sabor de los huevos de Joel el mi boca y cómo me había jalado del cabello, recordaba cómo le había rogado porque me dejara chúpale sus enormes testículos, estaba muy exitada, frotando y frotando mi clítoris cada vez más rápido, estaba a punto de tener un orgasmo y a pesar de todo mi cuerpo me pedía a gritos que siguiera tocándome me detuve de la nada. No podía terminar, quería, de verdad quería pero tenía que guardar mis orgasmos para Joel, mi placer debía estar a su servicio, si llegaba mientras yo tenía un orgasmo seguramente nunca querría volverme a ver, era obvio que en ese cuarto solo podía tocarme si él me lo pedía. Me detuve a pesar de que moría de ganas de continuar.

Así estuve 2 horas más, comenzaba a tocarme para matar el tiempo y luego me detenía, tenía dos llamadas perdidas de mi madre y extrañamente eso me hacía sentir bien, pensaba lo buena chica que era para Joel dejando de lado algo tan importante por él. Claro que sentía culpa pero eso me hacia más especial porque a pesar de la culpa seguía ahí, esperándolo pacientemente.

Finalmente me llegó un mensaje de él. Tenía miedo de abrirlo, si me decía que no podría venir se me rompería el corazón.

  • Ponte en 4 patas y levanta el culo.

Eso quería decir que ya venía en camino, y que quería cojerme por el ano como la última vez, yo sabía que se avecinaba un dolor insoportable y aún así estaba muy emocionada, podría darle placer a Joel, de todos los culos que podía follarse se follaría el mío, era muy afortunada. Comencé a temblar de la emoción y me puse inmediatamente en la posición que me había indicado.

Estuve así con la cara en la cama y el culo levantado por 10 minutos hasta que finalmente escuché que se abría la puerta, no me moví ni un milímetro, mantuve mi rostro en el colchón y mi culo levantado listo para ser follada por Joel.

Segundos después de entrar se bajo el pantalón y me metió el pene violentamente en el ano, me dolió incluso más que la vez pasada, su pene se sentía un poco más hinchado, seguro lo había exitado mucho encontrarme en esa posición, grite de dolor. Gritaba  y gemía mientras le agradecía.

  • gracias !!! Aaaaaaah! Aaaah! Gracias! Gracias! Aaaaaaaaaaaaaah! Ya no podía esperar más! Aaaaaaah! Gracias por cojerme! Ay si si!!

Joel no decía nada solo seguía follandome el ano con fuerza, metiéndolo y sacándolo una y otra vez, dejaba que mi ano se cerrara y me lo volvía abrir embistiéndome con todas sus fuerzas, mis vagina chocaba contra sus huevos empapándolos de mi jugo que no dejaba de chorrear de lo exitada que estaba de ser follada por mi hermoso Joel! Cuando finalmente terminó me empujó contra la cama, me dejé caer de nuevo retorciéndome del dolor . Cuando abrí los ojos grité asustada!

  • ¡¡¡¿Quien eres?!!!

El hombre frente a mi no era Joel era un muchacho un poco más joven que él, tenía buen cuerpo y un pene grueso casi tan largo como el de Joel, pero su rostro era horrible, estaba lleno de acné y tenía una enorme y chueca nariz, sus ojos estaban muy separados y tenía unas enormes orejas.

El chico comenzó a reírse de mi

  • ¿no sabias que venía yo?  Jajajaja si Joel se entera de que no sabes reconocer su pene se va a enojar muchísimo jajajajja que estupida eres no lo puedo creer.

Traté de cubrirme con las sábanas... no entendía que estaba pasando, ni quien era ese sujeto que acababa destrozarme el ano. Vi que no tenía condon y que le escurría semen del pene. No sabía que decir me sentía muy humillada, violada y confundida, quería llorar pero estaba en tal estado de shock que no salían lágrimas de mis ojos.  Nunca había tenido sexo con un extraño y solo Joel y Diego me habían penetrado por atrás... y ahora tenía semen de ese chico escurriéndome del culo.

  • ¿Quieeen eeeres?

Le pregunté, a penas podía hablar del shock.

El chico seguía riéndose de mi a carcajadas.

  • Trabajo con Joel, soy uno de sus... supongo que podría decir “asistentes” me mando aquí para que te entregara esto y te diera indicaciones.

El chico apuntó a una mochila que había dejado en el suelo.

  • me dijo que si tú querías podía follarte por el ano y pues por la posición en que te encontré y todo lo que decías parecía que justo eso querías. Jajajaja ese Joel, como disfruta las bromas jaja

  • ¿Que clase de broma es esta? Él no... él no me dijo nada de ti, yo lo esperaba a él....

Le dije sollozando, había dejado sola a mi madre para que fuera a cojerme por el ano un desconocido.

El chico tomó la mochila del piso y la lanzó a la cama.

  • Ábrela! Joel te la manda.

Estaba temblando, del dolor en mi ano y del shock de lo que estaba pasando, me costó mucho trabajo abrir la mochila con las manos temblorosas. Dentro había varias cosas, algunos juguetes sexuales y unas prendas de ropa. También había una carta.

Tome la carta y la abrí, era la letra de Joel.

Andrea, desde que te conocí supe que eras una mujer única, hasta ahora parece que no me equivoqué al elegirte como una de mis mujeres. Todo el día pensé en ti, pero hoy tenia agendado una cita con Lorena, la modelo que te mostré el otro día. Igual quería que pudieras disfrutar un poco aunque yo no estuviera. Si José te entregó esto es porque te portaste bien con él. Estoy muy orgulloso de ti. Esta mochila tiene todo lo que le doy a mis mujeres cuando las acepto oficialmente como mías.

Mañana habrá una fiesta, el cumpleaños de un buen amigo, me encantaría verte. Mañana te escribo para darte indicaciones bonita. Antes de irte de nuestro cuarto, asegúrate de que José haya quedado satisfecho contigo por favor, ahora tú me representas y debes estar siempre a la altura.  Besos tu Joel.

Esa carta era lo mejor que me había pasado en esas dos semanas, al fin era una mujer de Joel. Y podría verlo al fin al día siguiente. Estaba tan contenta, después de todo, había valido la pena, me levante despacio de la cama y caminé con dificultad hasta el muchacho.

  • gracias por todo Jesús

Le dije sonriendo y casi llorando de felicidad.

  • ¿hay algo más que pueda hacer por ti?

El chico sonrió y se agarró el pene flácido manchado de semen y de mi culo.

  • creo que te corresponde dejarlo limpio, ya que tú me lo ensuciaste...

Asentí y me inque con dificultad ante él, comencé a chuparle el pene procurando retirar cualquier resto con mi lengua. El chico tomó su celular y comenzó a grabarme estuve a punto de quitarme pero me dijo que era para Joel que él se lo había pedido. Así que continúe limpiando con mi lengua procurando mirar la cámara del celular.

  • Esto es reglamentario, si lo ensucias lo limpias, ni si quiera deberías haber preguntado... pero bueno ya aprendiste ¿no?

Asentí con la cabeza sin dejar de chupar hasta que estuve segura que no le quedaba ni una molécula de suciedad entre los pellejos de su pene flácido.

Jesús se terminó de vestir y me dejó en el cuarto. Dónde me quedé un rato más leyendo y releyendo la carta de Joel. Ahora era una de sus mujeres, cada que leía esa frase se dibujaba una enrome sonrisa en mi rostro.