Reencuentro con mi Ex parte 1

Primera parte de cómo descubrí que soy sumisa.

Hace un mes me enteré de que mi novio me ponía los cuernos, y no sabía que hacer, había dejado su celular junto a la cama mientras se bañaba y entonces le llegó un mensaje, no pude evitar la curiosidad, lo tomé y vi el mensaje era una foto de una chica desnuda, cuando la vi sentí que se iba el aire... mi corazón se aceleró, me sentía mareada, teníamos una semana hablando de la posibilidad de casarnos ese año. Quería llorar de la tristeza. Yo no soy fea, tengo pechos grandes y cara bonita pero no soy una modelo tampoco, tengo pancita y mis pechos no son tan firmes, pero la mujer de la foto, además de ser hermosa se veía muy joven, máximo tendría 20 años, yo estoy por cumplir 30, y sus pechos eran perfectos, grandes, firmes, con unos pequeños pezones rositas parados, además era rubia, yo sabía que su debilidad eran las rubias.

Cuando escuché que cerró las llaves de la ducha dejé rápido su celular donde estaba y me seque las lagrimas, no sabía que hacer así que pretendí que dormía, cuando mi novio llegó tomo su celular, lo vi sonreír, se acarició el pene mientras veía su celular, su pene se puso erecto, se veía incluso más grande de lo normal, se acosto junto a mi y me sacudió para despertarme

  • Andrea, mira cómo la tengo, metetela a la boca

Yo no estaba lista para hablar de lo que acababa de pasar así que decidí chuparle el pene, pero estaba tan confundida que a penas movía mi boca, esto lo desespero, así que saco su pene de mi boca y me penetro, su pene se sentía muy duro, pero yo no estaba mojada, por lo que me dolía bastante de pronto me tapo la cara con una almohada, me estaba costando tanto trabajo sonreír que lo permití, empezó a cojerme súper fuerte y yo gemía pero de dolor no de placer, escuché que tomo su celular mientras me penetraba frenéticamente, seguro la estaba viendo a ella, justo antes de acabar saco su pene para venirse afuera, llenándome la panza de su semen. Cuando terminó se acosto al lado y se puso a contestar sus mensajes.

Yo me paré para limpiarme en el baño, cuando me vi en el espejo con las tetas ligeramente caídas y mi pansa imperfecta llena de semen, me sentí tan poca cosa. Me limpié y fui a dormir pensando en si debía confrontarlo o no, después de todo lo amaba y ningún hombre es perfecto, probablemente era mi culpa, debía ir al gimnasio si quería mantener a mi hombre satisfecho.

Al día siguiente no podía dejar de pensar en lo que había sucedido esa noche. Me sentía muy triste de pensar que mi novio me estaba engañando, pero estaba segura que no quería dejarlo, no sabía que hacer para sentirme tranquila, y entonces pensé qué tal vez si yo me acostaba con alguien más podría sentir que era justo, que estábamos parejos, que podía perdonarlo y que no era para tanto, la idea era extraña pero tenía sentido y solo pensarlo me hacía sentir más tranquila.

Le mande un mensaje a mi ex novio Joel, él de vez en cuando me escribía y me invitaba a salir pero siempre le daba largas porque pensaba que era incorrecto. Con él había salido por 3 años, había sido mi primera vez y nos quisimos mucho, aunque ya habían pasado 8 años de eso. Terminamos porque se había obsesionado con el sexo anal, yo aceptaba hacerlo de vez en cuando pero siempre que lo hacíamos me dolía bastante así que le dije que ya no podía, se molestó y me dejó. Es un chico muy guapo, mide 1.90 y tiene cuerpo de gimnasio, la verdad es que pensar en su cuerpo me hacía temblar.

Le escribí que quería verlo, me respondió inmediatamente y quedamos de ir a un bar en el centro de la ciudad, era una cantina un poco fea pero estaba segura de que nadie nos vería ahí, me fui con una mini falda negra, tacones y una blusa roja de botones, dejé los primeros botones desabrochados, tría puesto un push up bra de encaje que hacía ver mis pechos increíbles. Cuando llegue a la cantina había solo dos mesas con hombres viejos ya algo ebrios, todos me voltearon a ver al entrar, sin disimular sus lasivas miradas, uno me mando un beso y los demás rieron, los ignore y seguí caminando, al fondo en la barra estaba mi ex novio vestido de traje, parecía que venía de alguna junta de negocios, se veía muy bien, cuando me vio me examinó toda, detuvo su mirada en mis pechos y ahí la dejó, clavada, me acerque y lo saludé con un beso en la mejilla él no dejaba de verme los pechos descaradamente.

  • Te ves bien buena

Me sonroje

  • gracias tú te ves muy elegante

Frente a él habían dos cervezas abiertas, la suya ya estaba a la mitad, me entregó la otra

Conversamos un rato de cómo iban nuestras vidas, a él le iba muy bien, ganaba mucho dinero en su nuevo trabajo, le pregunté si tenía novia y me dijo que no, que salía con varias chicas pero había descubierto que las novias no le interesaban, tomamos varias cervezas, yo me sentía ya muy tomada cuando me pregunto por mi relación, le conté que pensaba que Diego me estaba poniendo el cuerno, le dije lo que había pasado y que quería ponerme a mano con él. Joel río y me puso una mano en la pierna.

  • Tendrás que convencerme, no soy un chico tan fácil

Dijo mientras me miraba a los pechos, un poco apenada entendí lo que sugería, me abrí un poco más la blusa para que viera mejor mis pechos.

Joel sonrió

  • convencido?

Le pregunté

  • tendrás qué esforzarte un poco más

Recordé que a Joel le excitaba un poco exhibirme cuando éramos novios le gustaba manosearme en los taxis. Así que me abrí la blusa un poco más y saqué un cigarro de mi bolsa, caminé hasta la mesa llena de viejos en la cantina y les pregunté si tenían un encendedor, todos me miraban los pechos, uno de ellos sacó uno de sus bolsillos y encendió el fuego para que me acercara con mi cigarro, me incliné frente a ellos para encender mi cigarrillo, los cuatro veían mis pechos que estaban a nada de salir de mi brasiere. Todos hacían ruidos aprobatorios como reaccionando a un jugoso filete. Uuufff, mmmm, sssssssss.

  • Que tetas tan ricas tienes niña

Me dijo finalmente uno de los viejos, le sonreí y volví caminando hasta la barra donde estaba Joel apretándose el bulto duro que tenía debajo del pantalón.

  • Convencido?

Le pregunté sonriendo, sonrió de vuelta y pidió la cuenta

Ahora si me vas a dejar metértela por atrás tan fuerte como quiera?

Le dijo que sí, aunque la verdad no estaba segura, recordaba lo mucho que me dolía cuando lo hacíamos y me puse un poco nerviosa.

  • Nos la vamos a pasar muy bien.

Dijo mientras pedía la cuenta.

Me miro a los ojos lleno de deseo y me besó, fue un beso tan apasionado que sentí cómo se me aflojaban las piernas, no recordaba el poder que tenía ese hombre sobre mi cuerpo, me sentía embriagada no solo de las cervezas sino de él, de su seguridad, de su fuerza, del bulto duro que tenía debajo de los pantalones.

Cuando dejo de besarme me pregunto si estaba mojada, asentí.

  • a ver, quítate la tanga

Me sentí un poco avergonzada pero no había vuelta atrás, sabía que quería acostarme con él y haría lo que sea para excitarlo. Me quite cuidadosamente mi tanguita de encaje que estaba empapada de mi jugo vaginal y se la ofrecí.

  • bueno, vámonos a que te coja guapa, pero antes de salir del bar, quiero que le regales tu tanga mojada al viejo cerdo ese que te dijo cosas cuando fuiste a su mesa.

Asentí de nuevo, me sentía tan cómoda recibiendo sus órdenes, me hacía sentir, especial, me hacía sentir protegida, recordaba porque lo había amado tanto, en su mundo todo era posible, él era un rey y yo su reino.

Nos levantamos y caminamos hacia la puerta, él me tenia abrazada de la cintura, cuando llegamos a la mesa, me dio una pequeña nalgada.

  • Dale su regalo al caballero bonita, se lo ganó.

Me acerqué a la mesa los viejos me miraban curiosos, exitados y risueños. Le acerqué mi tanga mojada al viejo que había alabado mis tetas y las puse sobre la mesa frente a él.

El viejo las tomó y las mostró a los demás viejos victorioso luego las acercó a su nariz y las olió profundamente.

  • están empapadas niña

Me dijo con una sonrisa gigantesca, los demás hombres reían encantados con la situación.

Volte a ver a Joel que me veía orgulloso, como quien le acaba de enseñar un truco nuevo a su perro. Voltee a ver de nuevo al viejo.

  • Son para usted, por sus lindas palabras.

Todos en la mesa rompieron en carcajadas e hicieron comentarios al mismo tiempo, vaya zorra, que mujer, yo también quiero, estás bien rica, chúpamela.

En ese momento Joel se acercó, me tomo de la cintura de nuevo y siguió caminando hacia la puerta.

  • Lo hiciste muy bien guapa, nos la vamos a pasar muy bien.

Dijo de nuevo mientras salíamos del bar.